martes, 24 de mayo de 2016

ANALFABETAS ESPIRITUALES

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Según el encuestador  George Gallup, Estados Unidos es una  nación bíblicamente analfabeta. Si esto sucede en una nación en donde la mayoría de sus habitantes son cristianos evangélicos ¿Cómo será en otras naciones? La respuesta es una: Todas las naciones son bíblicamente analfabetas. Esto lo podemos ver, en primer lugar, por la adoración a las imágenes que se da en absolutamente todos los países del mundo.
En algunos países  adoran las imágenes de Buda, en otros las imágenes de Mahoma, en otros adoran la imagen de una calavera a la que le llaman muerte, en otros  adoran las imágenes de santos católicos y hasta las imágenes de doctores fallecidos, como sucede en nuestro país con el doctor Moreno Cañas.
La adoración o veneración de imágenes es la primera señal de que hay analfabetismo, ya que una persona que conoce la palabra de Dios jamás le rezaría a una imagen, jamás le haría peticiones ni le prendería velas como si fuera un dios.

Romanos 1:21 Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. 1:22 Profesando ser sabios, se hicieron necios, 1:23 y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.

Si las personas no fueran analfabetas, se darían cuenta que Dios considera necios y no sabios  a todos aquellos que le dan gloria a las imágenes en lugar de dársela al creador.
Si no fueran analfabetas, se darían cuenta que Dios considera que eso es maldad y castiga esa maldad hasta en cuatro generaciones (Éxodo 20:4-5).
Si no fueran analfabetas, se darían cuenta que solamente hay un mediador entre Dios y los hombres y ese intermediario no es Buda, no es Mahoma, no es la Virgen María, que ese único mediador es Nuestro Señor Jesucristo.
Lo de las imágenes e la primera señal de que una persona padece de analfabetismo espiritual, pero hay muchas otras señales.
Si no fueran analfabetas, se darían cuenta que la salvación no se logra a  través del comportamiento personal, se darían cuenta que “somos salvos por gracia, por medio de la fe; y esto no es algo que  podemos lograr, es un regalo de Dios, no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9).
Si no fueran analfabetas, se darían cuenta que nadie puede considerarse salvo por tan solo creer en Cristo; que además de creer en Cristo, debe ser sepultado con Cristo en el bautismo para  ser perdonado de sus pecados y deshacerse de su naturaleza pecaminosa (Marcos 16:16, Romanos 6:3-5, Hechos 2:38, Colosenses 2:11-12).
Si no fueran analfabetas se darían cuenta que no todos los creyentes bautizados serán parte del arrebato de la iglesia, sino solamente aquellos que viven para Cristo (2 Corintios 5:15), aquellos en que Cristo es su primer amor (Apocalipsis 2:4). Se darían cuenta que aquellos que no producen fruto serán pasados por fuego (1 Corintios 3:15), es decir se quedarán a la gran tribulación.
Si no fueran analfabetas, no pertenecerían a ninguna religión o denominación religiosa, porque toda religión lejos de acercarnos a Dios nos desvía.
Si no fueran analfabetas, se darían cuenta que Jesús no edificó ninguna religión, que lo que Jesús edificó fue su iglesia y la iglesia no es una religión ni tampoco un templo; la iglesia es el cuerpo de Cristo (Efesios 4:12) y el cuerpo de Cristo son todos los creyentes salvos.
Si no fueran analfabetas se darían cuenta que el evangelio de la prosperidad es una estafa de los mercaderes de la religión, se darían cuenta que Jesús nos mandó a hacer riquezas en el cielo, no a hacer riquezas en la tierra (Mateo 6:19-20), se darían cuenta que el mandato divino es que estemos conformes con sustento y abrigo (1 Timoteo 6:8).
Si no fueran analfabetas, se darían cuenta que para bautizarnos no necesitamos pertenecer a ninguna religión ni llevar ningún curso especial ¡que lo diga el etíope eunuco¡ (Hechos 8:26-40).
Pero sí, es muy triste reconocerlo, hay analfabetismo espiritual o bíblico a nivel mundial. La razón: las personas no estudian la palabra de Dios, sino que se dejan llevar por lo que les enseñan sus líderes espirituales, sin comprobar si lo que les enseñan es una verdad, una media verdad o una mentira. Hace poco una persona escribió en el Facebook: “soy católico, seguiré católico y moriré católico, así que sepan que no recibo a los de ninguna otra religión”, en otras palabras heredó una religión y morirá con ella sin investigar si esa religión es falsa o verdadera. Lo mismo ocurre con los protestantes: “soy bautista y nadie me saca de allí”, o “soy mormón y nadie me hará cambiar de idea”.
No se han dado cuenta que lo que está en juego es la salvación. Yo puedo seguir a un equipo de futbol, a un equipo de baloncesto o de cualquier deporte y eso no va a afectar mi salvación, pero si estoy siguiendo una enseñanza equivocada en cuanto a mi salvación, eso sí es peligroso, no solamente para mí, sino para aquellos que van a heredar mi religión.
Millones de personas van al infierno luego de dejar esta vida, porque su orgullo religioso les impidió abrir los ojos a la verdad.  Pero no sucedía así con los de Berea:

Hechos 17:10 Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. 17:11 Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.

Todos deberíamos ser como los de  Berea; en este pasaje se dice que Pablo y Silas llegaron a Berea a predicar el evangelio en la sinagoga de los judíos. Y los presentes recibieron la palabra con toda solicitud, no sin antes escrudiñar las escrituras para ver si lo que les enseñaban era la verdad.
El capítulo 17 de los Hechos comienza narrando la llegada del apóstol Pablo y Silas a Tesalónica, donde como era de costumbre, Pablo entró en la sinagoga y  estuvo discutiendo con ellos.
Algunos judíos que no creían (y no creían porque eran analfabetas espirituales),  causaron un alboroto y acusaron a Pablo y a los discípulos, de trastornar al mundo (Hechos 17:6).
Es importante notar que cuando llevamos el evangelio a algún lugar, los analfabetas espirituales nos van a acusar de trastornar el mundo, porque  el evangelio se opone a sus tradiciones y malas enseñanzas.
Es muy recurrente, que los que siguen las mentiras y tradiciones de los hombres van a acusar a los que siguen la verdad.
Por ejemplo, cuando el profeta Elías se encontró con el impío y asesino rey Acab, éste le preguntó: “¿Eres tú el que le está causando problemas a Israel?” La respuesta de Elías fue: “No soy yo quien le está causando problemas a Israel. Quienes se los causan son tú y tu familia, porque han abandonado los mandamientos del Señor y se han ido tras los baales” (1ª Reyes 18:17-18). El analfabeta espiritual de Acab acusó a Elías.
Le sucedió a Jesús, fue crucificado por enseñar la verdad, los analfabetas espirituales lo acusaron de trastornar el mundo, lo acusaron de mentiroso, cuando eran ellos los que portaban las mentiras.
En nuestros días, los analfabetas espirituales nos va a acusar, nos van a señalar, se van a molestar cuando les decimos la verdad, esa es la estrategia para ocultar su ignorancia y defender su orgullo religioso.

Hechos 7:12 Así que creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de distinción, y no pocos hombres.

Si volvemos a los de Berea, nos damos cuenta que ellos no aceptaron ni tampoco rechazaron el mensaje del apóstol Pablo a primera vista, sino que, luego de escucharlo, se aseguraron de que lo que les enseñaba estaba escrito en la palabra de Dios. Eso produjo que muchos hombres y muchas mujeres griegas de distinción creyeran el evangelio.

1ª Pedro 3:15 santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;

Todo aquel que se diga cristiano, debería ser como los de Berea, escrudiñando las escrituras todos los días, para poder defender el evangelio.

Juan 5:39 Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;

Debemos escrudiñar las escrituras porque en ellas está la vida eterna y ellas dan testimonio de Cristo. No es el sacerdote o el pastor los que nos van a enseñar la verdad que da la vida eterna, sino las santas escrituras.

Mateo 15:7 Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: 15:8 Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí. 15:9 Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.

Jesús acusó a los fariseos de enseñar mandamientos de hombres como doctrinas,  y sustituyendo con ellos la palabra de Dios. Pero eso no era solamente en la época de Cristo.
En la actualidad, la religión católica romana enseña mandamientos de hombres en lugar de la verdadera palabra de Dios, y los católicos la aceptan porque no escrudiñan las escrituras.
Eso mismo hacen los budistas, los testigos de Jehová, los mormones, los islamitas, los pentecostales y todos los que pertenecen a las denominaciones religiosas. Y desdichadamente los fieles toman esas malas enseñanzas como ciertas porque tampoco escrudiñan las escrituras.
Jesús le dijo a los fariseos que eran  ciegos, guías de ciegos (Mateo 23:16) porque las tradiciones y los mandamientos de hombres les impedían ver la verdad que estaba en las Santas Escrituras. Eso se repite hoy en día en todas las denominaciones religiosas.

2 Timoteo 2:15 Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.


El creyente debe procurar presentarse a DIOS como un obrero aprobado que no tiene de que avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad ¿Es usted un obrero aprobado que puede defender la verdad de Dios con autoridad? ¿Es usted como los de Berea o es un analfabeto más?

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