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Según
el encuestador George Gallup, Estados
Unidos es una nación bíblicamente
analfabeta. Si
esto sucede en una nación en donde la mayoría de sus habitantes son cristianos
evangélicos ¿Cómo será en otras naciones? La respuesta es una: Todas las naciones son bíblicamente analfabetas.
Esto lo podemos ver, en primer lugar, por la
adoración a las imágenes que se da en absolutamente todos los países del
mundo.
En
algunos países adoran las imágenes de Buda, en otros las imágenes de Mahoma, en otros adoran la imagen de
una calavera a la que le llaman muerte,
en otros adoran las imágenes de santos católicos y hasta las imágenes
de doctores fallecidos, como sucede en nuestro país con el doctor Moreno Cañas.
La
adoración o veneración de imágenes es la primera señal de que hay analfabetismo, ya que una persona que
conoce la palabra de Dios jamás le rezaría a una imagen, jamás le haría
peticiones ni le prendería velas como si fuera un dios.
Romanos 1:21 Pues habiendo conocido a Dios, no le
glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus
razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. 1:22 Profesando ser
sabios, se hicieron necios, 1:23 y cambiaron la gloria del Dios incorruptible
en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de
reptiles.
Si las
personas no fueran analfabetas, se darían cuenta que Dios considera necios y no sabios a todos aquellos que le dan gloria a las
imágenes en lugar de dársela al creador.
Si
no fueran analfabetas, se darían cuenta que Dios considera que eso es maldad y
castiga esa maldad hasta en cuatro generaciones (Éxodo 20:4-5).
Si
no fueran analfabetas, se darían cuenta que solamente hay un mediador entre Dios y los hombres y ese
intermediario no es Buda, no es Mahoma, no es la Virgen María, que ese único
mediador es Nuestro Señor Jesucristo.
Lo de las imágenes e la primera señal de que una
persona padece de analfabetismo
espiritual, pero hay muchas otras señales.
Si
no fueran analfabetas, se darían cuenta que la
salvación no se logra a través del
comportamiento personal, se darían cuenta que “somos salvos por gracia, por medio de la fe; y esto no es algo que podemos lograr, es un regalo de Dios, no por
obras, para que nadie se gloríe” (Efesios
2:8-9).
Si
no fueran analfabetas, se darían cuenta que nadie
puede considerarse salvo por tan solo creer en Cristo; que además de creer
en Cristo, debe ser sepultado con Cristo
en el bautismo para ser perdonado de
sus pecados y deshacerse de su naturaleza pecaminosa (Marcos 16:16, Romanos 6:3-5, Hechos 2:38, Colosenses 2:11-12).
Si
no fueran analfabetas se darían cuenta que
no todos los creyentes bautizados serán parte del arrebato de la iglesia,
sino solamente aquellos que viven para Cristo (2 Corintios 5:15), aquellos en que Cristo es su primer amor (Apocalipsis 2:4). Se darían cuenta que
aquellos que no producen fruto serán pasados por fuego (1 Corintios 3:15), es decir se quedarán a la gran tribulación.
Si
no fueran analfabetas, no pertenecerían a ninguna religión
o denominación religiosa, porque toda religión lejos de acercarnos a Dios nos
desvía.
Si
no fueran analfabetas, se darían cuenta que Jesús no edificó ninguna religión, que lo que Jesús edificó fue su
iglesia y la iglesia no es una religión ni tampoco un templo; la iglesia es el cuerpo de Cristo (Efesios 4:12) y el cuerpo de Cristo son todos los creyentes salvos.
Si
no fueran analfabetas se darían cuenta que el evangelio de la prosperidad es una estafa de los mercaderes de la
religión, se darían cuenta que Jesús nos mandó a hacer riquezas en el cielo, no a hacer riquezas en la tierra (Mateo 6:19-20), se darían cuenta que el
mandato divino es que estemos conformes
con sustento y abrigo (1 Timoteo 6:8).
Si
no fueran analfabetas, se darían cuenta que
para bautizarnos no necesitamos
pertenecer a ninguna religión ni llevar ningún curso especial ¡que lo diga el etíope eunuco¡ (Hechos
8:26-40).
Pero
sí, es muy triste reconocerlo, hay analfabetismo espiritual o bíblico a nivel
mundial. La razón: las personas no estudian la palabra de Dios, sino
que se dejan llevar por lo que les enseñan sus líderes espirituales, sin
comprobar si lo que les enseñan es una verdad, una media verdad o una mentira.
Hace poco una persona escribió en el Facebook: “soy católico, seguiré católico y moriré católico, así que sepan que no
recibo a los de ninguna otra religión”, en otras palabras heredó una
religión y morirá con ella sin investigar si esa religión es falsa o verdadera.
Lo mismo ocurre con los protestantes: “soy bautista y nadie me saca de allí”, o
“soy mormón y nadie me hará cambiar de idea”.
No
se han dado cuenta que lo que está en juego es la salvación. Yo puedo seguir a
un equipo de futbol, a un equipo de baloncesto o de cualquier deporte y eso no
va a afectar mi salvación, pero si estoy siguiendo una enseñanza equivocada en
cuanto a mi salvación, eso sí es peligroso, no solamente para mí, sino para
aquellos que van a heredar mi religión.
Millones
de personas van al infierno luego de
dejar esta vida, porque su orgullo
religioso les impidió abrir los ojos a la verdad. Pero no sucedía así con los de Berea:
Hechos 17:10 Inmediatamente, los hermanos enviaron
de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en
la sinagoga de los judíos. 17:11 Y éstos eran más nobles que los que estaban en
Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada
día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.
Todos deberíamos ser como
los de Berea; en este pasaje se dice que
Pablo y Silas llegaron a Berea a predicar el evangelio en la sinagoga de los
judíos. Y los presentes recibieron la palabra con toda solicitud, no
sin antes escrudiñar las escrituras para ver si lo que les enseñaban
era la verdad.
El capítulo 17 de los
Hechos comienza narrando la llegada del apóstol Pablo y Silas a Tesalónica,
donde como era de costumbre, Pablo entró en la sinagoga y estuvo discutiendo con ellos.
Algunos judíos que no
creían (y no creían porque eran analfabetas espirituales), causaron un alboroto y acusaron a Pablo y a los discípulos, de trastornar al mundo (Hechos
17:6).
Es importante notar que
cuando llevamos el evangelio a algún lugar, los analfabetas espirituales nos
van a acusar de trastornar el mundo, porque el evangelio se opone a sus tradiciones y
malas enseñanzas.
Es muy recurrente, que los
que siguen las mentiras y tradiciones de los hombres van a acusar a los que
siguen la verdad.
Por ejemplo, cuando el profeta Elías se encontró con el impío
y asesino rey Acab, éste le preguntó:
“¿Eres tú el que le está causando problemas a Israel?” La respuesta de
Elías fue: “No soy yo quien le está causando problemas a Israel. Quienes se
los causan son tú y tu familia, porque han abandonado los mandamientos del
Señor y se han ido tras los baales” (1ª
Reyes 18:17-18). El analfabeta espiritual de Acab acusó a Elías.
Le sucedió a Jesús, fue crucificado por enseñar la
verdad, los analfabetas espirituales lo acusaron de trastornar el mundo, lo
acusaron de mentiroso, cuando eran ellos los que portaban las mentiras.
En nuestros días, los
analfabetas espirituales nos va a acusar, nos van a señalar, se van a molestar
cuando les decimos la verdad, esa es la estrategia
para ocultar su ignorancia y defender su orgullo religioso.
Hechos 7:12 Así
que creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de distinción, y no pocos
hombres.
Si volvemos a los de Berea,
nos damos cuenta que ellos no aceptaron ni tampoco rechazaron el mensaje del
apóstol Pablo a primera vista, sino que, luego de escucharlo, se aseguraron de que lo que les enseñaba
estaba escrito en la palabra de Dios. Eso produjo que muchos hombres y
muchas mujeres griegas de distinción creyeran el evangelio.
1ª Pedro 3:15 santificad a Dios el Señor en vuestros
corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y
reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en
vosotros;
Todo aquel que se diga
cristiano, debería ser como los de Berea, escrudiñando las escrituras todos los
días, para poder defender el evangelio.
Juan 5:39
Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la
vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;
Debemos escrudiñar las
escrituras porque en ellas está la vida eterna y ellas dan testimonio de
Cristo. No es el sacerdote o el pastor los que nos van a enseñar la verdad que
da la vida eterna, sino las santas escrituras.
Mateo 15:7
Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: 15:8 Este pueblo de
labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí. 15:9 Pues en vano me honran,
Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.
Jesús acusó a los fariseos
de enseñar mandamientos de hombres como doctrinas, y sustituyendo con ellos la palabra de Dios.
Pero eso no era solamente en la época de Cristo.
En la actualidad, la religión católica romana enseña
mandamientos de hombres en lugar de la verdadera palabra de Dios, y los
católicos la aceptan porque no escrudiñan las escrituras.
Eso mismo hacen los budistas, los testigos de Jehová, los
mormones, los islamitas, los pentecostales y todos los que pertenecen a las
denominaciones religiosas. Y desdichadamente los fieles toman esas malas
enseñanzas como ciertas porque tampoco escrudiñan las escrituras.
Jesús le dijo a los
fariseos que eran ciegos, guías de ciegos
(Mateo 23:16) porque las tradiciones
y los mandamientos de hombres les impedían ver la verdad que estaba en las
Santas Escrituras. Eso se repite hoy en día en todas las denominaciones
religiosas.
2 Timoteo 2:15
Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de
qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.
El creyente debe procurar
presentarse a DIOS como un obrero aprobado que no tiene de que avergonzarse,
que usa bien la palabra de verdad ¿Es usted un obrero aprobado que puede
defender la verdad de Dios con autoridad? ¿Es usted como los de Berea o es un
analfabeto más?
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