¿ES EL DIEZMO PARA NUESTRO
TIEMPO
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Un creyente me ha consultado “¿Es cierto que si no diezmo Dios me va a
maldecir; pero si diezmo, Dios va a abrir las ventanas de los cielos para
llenarme de bendiciones?”
Son muchas las congregaciones donde se afirma
tal cosa. El fundamento para ello lo encontramos en el siguiente pasaje
bíblico:
Malaquías
3:8 ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En
qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. 3:9 Malditos sois con
maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. 3:10 Traed todos
los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto,
dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y
derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.
Lo primero que debemos tener en claro es: ¿Quiénes
le están robando a Dios? ¿Somos parte de ese grupo de personas? Para ello
debemos leer el contexto, así que retrocedamos en la lectura:
Malaquías
3:6 Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido
consumidos. 3:7 Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis
leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho
Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos?
Notemos que el mensaje está dirigido
exclusivamente “a los hijos de Jacob”, o sea a los israelitas, Dios trata
de ladrones a su “pueblo escogido”, no a los demás pueblos de la tierra; usted
y yo no tenemos vela en este entierro.
Si bien, los creyentes somos el
pueblo de Dios, tenemos que hacer una diferencia entre el Viejo y el Nuevo
testamento. En el viejo Testamento el pueblo de Dios eran únicamente los
judíos, y ellos estaban sometidos bajo la Ley de Moisés.
En el Nuevo testamento, el
pueblo de Dios somos todos los creyentes,
pero no estamos sometidos bajo ninguna ley, nosotros vivimos bajo la gracia y
no bajo la ley.
Cuando Dios les dio la Ley a los judíos, sabedor de que no la iban a cumplir, y que se iban a condenar; entonces, además de la ley, les dio el sacerdocio.
Los sacerdotes eran intermediarios ante Dios,
y debían ofrecer sacrificios por los
pecados de los judíos. Dios
estableció, que de las 12 tribus de Israel, la tribu de Leví sería consagrada para el sacerdocio.
Dios le dijo a Moisés que hiciera un censo de
los israelitas, para repartir la tierra prometida, pero le dijo, que no tomaran
en cuenta a los levitas, porque éstos estaban apartados para el sacerdocio (Números 1:48-51) ¿Y cómo subsistirían
sino tenían tierras para cultivar? Dios nos da la respuesta:
Jehová dijo a Aarón, quien era el sumo
sacerdote: “De la tierra de ellos no
tendrás heredad, ni entre ellos tendrás parte. Yo soy tu parte y tu heredad en
medio de los hijos de Israel. Y he aquí yo he dado a los hijos de Leví todos
los diezmos en Israel por heredad, por su ministerio, por cuanto ellos sirven
en el ministerio del tabernáculo de reunión” (Números 18:21).
Dios le dijo a Aarón que ni él ni ningún
levita tendrían la tierra prometida por heredad porque la parte de la tierra que
les correspondía sería repartida entre las otras 11 tribus de Israel; “su heredad serían los diezmos de Israel”.
Lo que Dios le estaba diciendo a Aarón es que
las otras tribus se quedarían con las tierras que les correspondían a ellos los
levitas, pero esas once tribus estaban en la obligación de darles a ellos “el diezmo de las cosechas” de esas
tierras, en justa compensación.
Suponga por un momento que su padre es dueño
de un edificio de apartamentos. Él muere y deja escrito en su testamento que
ese edificio le pertenece por partes iguales a tus hermanos, a ti te deja
fuera, no serás copropietario del edificio. Pero tu padre deja escrito que tus
hermanos, los copropietarios del edificio, como compensación por haberse
quedado con tu parte, deben darte la décima parte de los alquileres de ese
edificio.
Eso fue exactamente lo que sucedió con los
levitas y lo que dio origen al pago del diezmo. Si tus hermanos no te dan la
décima parte de los alquileres te estarían robando. Eso fue exactamente lo que
sucedió con el diezmo de los judíos.
Las once tribus le estaban robando a los
Levitas, y siendo ellos los
intermediarios humanos de Dios en la tierra, Dios dice que le están
robando a él.
Pero, los demás pueblos no le estaban robando
a los levitas ni a Dios porque ellos no habían recibido ninguna parte de la
tierra prometida.
Pues bien, ni usted ni yo le estamos robando a
los levitas ni a Dios porque no fuimos
parte de esa repartición de tierras.
Dios no nos
va a exigir a los creyentes que demos un diezmo, por dos razones: 1) no recibimos parte de la tierra prometida, y 2) ya no hay sacerdotes levitas que mantener.
El sacerdocio levítico fue abolido (Hebreos 7:18). Ahora existe un único
sacerdote, no según la orden de Leví, sino según la orden de Melquisedec y ese
sacerdote es Cristo Jesús (Hebreos
7:17):
“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador
entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí
mismo en rescate por todos” (1
Timoteo 2:5-6).
EL DIEZMO DE ABRAHAM
Los defensores del diezmo, argumentan que el
diezmo es “para todos”, pues Abraham le dio los diezmos a Melquisedec,
(Génesis 14:17-23) antes de que se estableciera
el sacerdocio levítico.
Posiblemente muchos se cuestionaron mucho
antes el por qué Abraham le dio los diezmos a Melquisedec y quién era ese
personaje. Entonces el apóstol Pablo, revelado por Dios, nos da la respuesta:
Hebreos
7:6 Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de Abraham
los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas. 7:7 Y sin discusión alguna,
el menor es bendecido por el mayor. 7:8 Y aquí ciertamente reciben los diezmos
hombres mortales; pero allí, uno de quien se da testimonio de que vive. 7:9 Y
por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe los
diezmos; 7:10 porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le
salió al encuentro.
El apóstol Pablo dice que Melquisedec no tiene principio ni tiene fin y permanece sacerdote para siempre ¿Quién
no tiene principio ni fin y es sacerdote para siempre. Ese es Cristo (Hebreos 7:3, 5:6, salmo 110:4), Melquisedec es Cristo que se le
apareció a Abraham en aquel tiempo.
Esas apariciones de Cristo en el Viejo
Testamento se conocen como Cristofanías, es cuando el hijo de Dios adoptaba una
forma humana antes de ser encarnado como Jesús.
Lo cierto del caso es que los sacerdotes
levitas también debían dar un diezmo a un sacerdote superior. Ese sacerdote
superior es Cristo Jesús.
Lo que hizo Abraham fue pagar los diezmos levitas por adelantado a ese sacerdote superior
que es Cristo Jesús o Melquisedec”
(Hebreos 7:9).
EL DIEZMO DE JACOB
Los defensores del pago del diezmo también
hacen alusión al siguiente pasaje bíblico para decir que Jacob también pagó los
diezmos antes de que existiera el sacerdocio levítico, por lo tanto “todos debemos pagarlo”:
Génesis
28:20 E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en
este viaje en que voy, y me diere pan
para comer y vestido para vestir, 28:21 y si volviere en paz a casa de mi
padre, Jehová será mi Dios. 28:22 Y esta piedra que he puesto por señal, será
casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti.
Los defensores del diezmo toman unos
versículos aislados de la Biblia para
manipular y engañar a las personas, y con ello obtener el beneficio del diezmo.
No te dejes engañar, Jacob hizo un voto unilateral
a Dios, diciéndole que si lo
guardaba en el viaje y lo llevaba con bien a su destino, él le daría los diezmos y Dios sería su dios.
Observe la manera del voto, si Dios lo
guardaba y lo llevaba con bien, Jacob haría de Dios su dios y le daría los
diezmos. Si Dios no lo guardaba, no lo haría su dios ni le daría los diezmos.
Un poco tonto el señor Jacob ¿No les parece?
Hay varios aspectos a tomar en cuenta en este
relato. El primero de ellos es el hecho de que Jacob le haya ofrecido el
diez por ciento a Dios es casualidad,
le pudo ofrecer un quince o un veinte por ciento.
Lo otro, es que nadie puede pactar con Dios,
es Dios quien pacta con el hombre, ese pacto de Jacob no tiene ninguna validez.
Lo tercero a tomar en cuenta es que la escritura
no dice si Jacob pagó los diezmos.
Pero hay algo más y es lo más importante, Dios
llevó a Jacob con bien porque Dios se lo había prometido antes de que
Jacob se lo pidiera.
Génesis
28:15 He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y
volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo
que te he dicho
Dios protegió a Jacob y lo llevó con bien
porque antes de que Jacob hiciera ese
voto con Dios, ya Dios le había
prometido bendecirlo por gracia,
a cambio de nada.
La promesa de Dios está en el verso 15 y el voto de Jacob en los
versos 20 a 22. Dios cumplió su
promesa, porque “las promesas de Dios siempre son en él sí y en él amén” (2 Corintios 1:20, ) no por lo que le ofreció
Jacob; no te dejes engañar.
EL DIEZMO DE JESUS
Mateo 23:23 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!
porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de
la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin
dejar de hacer aquello.
El otro argumento, que usan los defensores del
diezmo, es que Jesús les dijo a los escribas y fariseos que debían
hacer justicia, misericordia y fe, sin
dejar de diezmar, o sea que había que dar
el diezmo.
Pues claro que los escribas y fariseos debían
de dar el diezmo, lo mismo que Jesús, pues todos eran judíos y debían cumplir
con el pago del diezmo para mantener a los sacerdotes levitas, tal y como Dios
lo había establecido, de no hacerlo le
estarían robando.
PERO,
EL DIEZMO FUE ABOLIDO
Pero, hay pero, valga la redundancia. Ya no
hay sacerdotes levitas que mantener, el sacerdocio levítico fue abolido y sustituido
por el sacerdocio de Melquisedec, y el único sacerdote según la orden de
Melquisedec es Cristo Jesús:
Hebreos
7:17 Pues se da testimonio de él: Tú eres sacerdote para siempre, Según el
orden de Melquisedec. 7:18 Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a
causa de su debilidad e ineficacia.
Jesús es
el único sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec, su
sacerdocio es divino y no humano. Queda
pues abrogado el mandamiento anterior ¿Cuál mandamiento? El del sacerdocio
levítico.
En la era de la gracia en la cual nos encontramos, el pago del diezmo no existe como tal, porque tanto el sacerdocio levítico como el pago del diezmo fueron abolidos.
En el nuevo
Testamento no se nos exige un diezmo, ni se nos amenaza con maldición
alguna por no diezmar. Esto es así
porque además Jesús nos redimió de las maldiciones de la ley. Jesús se hizo
maldito, para que nosotros fuésemos alcanzados por las bendiciones de Abraham (Gálatas 3:13-14)
Efesios
1:3 dice que “fuimos bendecidos
con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo Jesús”.
No puede haber bendición y maldición a la vez,
o estamos bendecidos o estamos maldecidos.
La escritura no dice que hemos sido
maldecidos, lo que dice es que hemos sido bendecidos. Y dice que hemos sido
bendecidos en los lugares celestiales
en Cristo, lugares donde las maldiciones no pueden alcanzarnos.
Concluimos entonces que el diezmo era un pago
obligatorio para los judíos, no era para ti ni para mí que no somos judíos.
Pero además de ello, hoy en día ni siquiera los judíos deben pagar el diezmo
porque el sacerdocio levítico fue abolido y no hay sacerdotes levitas que
mantener.
A nuestros pastores no tenemos que darles el
diezmo, lo que debemos es darles una ofrenda
para que se dediquen por entero a la enseñanza del evangelio.
Dios espera que no demos por necesidad ni con tristeza porque el ama al dador alegre y
espera que des con el corazón (1
Corintios 9:7).
Si no das, le
estarías poniendo bozal al buey que trilla, porque digno es el obrero de su
salario (1 Corintios 5:18).
Dios no te va a maldecir si no ofrendas, pero
si ofrendas él va a hacer que abunde en ti toda gracia para que siempre tengas
suficiente y te abunde para toda buena obra (2 Corintios 9:8).
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