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Por la debilidad de la carne, nadie pudo cumplir la ley, entonces Jesús vino y la cumplió, para que la justicia de la ley se cumpliese, en los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. La ley no afecta a los que no andan conforme a la carne, pero sigue afectando a los que andan conforme a la carne.
Hay mucha duda y mucha contradicción, entre los que enseñan la palabra
de Dios, con respecto a la vigencia de la ley de Moisés. Algunos opinan que
está vigente, otros que fue abolida. ¿Cuál será la verdad? Buscaremos la
respuesta en la misma palabra de Dios:
Mateo 5:17 No penséis que he
venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para
cumplir. 5:18 Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la
tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya
cumplido.
Fundamentados en las anteriores palabras de Jesús, algunas
denominaciones cristianas, afirman, que Jesús “no abrogó” la ley, solamente la cumplió y debe ser obligatoria para
todos.
En los tiempos de Jesús, lo que se conocía como “La ley” eran los libros del Pentateuco: génesis,
éxodo, levítico, números y deuteronomio. Todas las prohibiciones y mandamientos establecidos en esos cinco libros,
eran la ley. Lo que se conocía como “Los
profetas”, eran los libros de Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel, y el
resto de profetas.
Lo que Jesús quiso decir es: “no he venido a abrogar el pentateuco ni lo
dicho por los profetas, para lo que he venido, es para cumplir todo lo que allí está escrito”.
Lucas 16:16 La ley y los
profetas eran hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos
se esfuerzan por entrar en él.
En este versículo, Jesús dice, que la ley y los profetas “eran” hasta
Juan el bautista. “Eran” significa que ya no son. Algo tomó su lugar. Ese algo es
el reino
de Dios, ese algo es la gracia, ese algo es el Nuevo
Pacto.
Hebreos 8:13 Al decir: Nuevo
pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece,
está próximo a desaparecer.
El Viejo Pacto no son los diez mandamientos sino el Pentateuco. Si lo ha dado por viejo,
es porque está en desuso, está desactualizado y próximo a desaparecer. En
nuestros tiempos diríamos, que hay una nueva
versión actualizada.
No es, que la ley del Viejo Pacto ha sido eliminada. Simplemente hay una
nueva versión mejorada, que se llama
el Nuevo Pacto, que ha quitado algunas cosas y le ha agregado otras para
mejorarla.
La palabra “abrogar” o “abolir”, que usó Jesús en Mateo 5,
viene del verbo griego kataluo, que literalmente significa:
“derribar”.
Se usaba en relación con las instituciones y leyes, para transmitir la idea de
“invalidar.”
Note usted, que en Mateo 5, Jesús
usa la palabra “abrogar”, como lo
opuesto a “cumplir”. Jesús dijo que
“no vino a incumplir, sino a cumplir ley. El objetivo de Jesús,
no era evitar el cumplimiento de la ley, sino más bien, el cumplirla. Y Jesús
la cumplió en todos sus términos, para establecer así el Nuevo Pacto,
con todas sus mejoras.
Juan 1:17 Pues la ley por
medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de
Jesucristo.
La ley vino por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad,
vinieron por medio de Jesús. La ley, en este caso, se refiere, tanto a los diez mandamientos,
como a todo el Pentateuco. A Moisés le fue revelada la ley en su totalidad. Los
diez mandamientos fueron una añadidura al Pentateuco y todo en conjunto es la ley.
Gálatas 3:19 Entonces, ¿para
qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese
la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles
en mano de un mediador.
En este versículo, Pablo no está
hablando de los diez mandamientos, sino también de las leyes establecidas
en Levítico. Las leyes fueran añadidas, para tipificar los pecados y que nos
diéramos cuenta de lo pecadores que éramos. Esos mandamientos fueron dados, hasta
que viniese la simiente (Jesús), que los cumpliría en su totalidad,
para que nosotros fuésemos justificados.
En innumerables pasajes del Nuevo Testamento, se menciona la “Ley” y se puede
estar refiriendo tanto a los diez mandamientos, como a Levítico o a Deuteronomio. Los
diez mandamientos solamente son parte de la ley, no son la ley. Veamos un ejemplo:
Gálatas 3:13 Cristo nos
redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está
escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), 3:14 para que en Cristo
Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe
recibiésemos la promesa del Espíritu.
Cristo nos redimió de la ley. ¿De cuál ley? ¿De los diez mandamientos?
Claro que no. Está hablando de Deuteronomio
21:22-23 que dice:
Si alguno hubiere cometido
algún crimen digno de muerte, y lo hiciereis morir, y lo colgareis en un
madero, no dejaréis que su cuerpo pase la noche sobre el madero; sin falta lo
enterrarás el mismo día, porque maldito por Dios es el colgado; y no
contaminarás tu tierra que Jehová tu Dios te da por heredad.
En Gálatas, Pablo estaba hablando de Deuteronomio. Así como los diez
mandamientos son parte de la ley, Deuteronomio también lo es. Nos debe quedar
claro, que cuando se habla de la ley, no se habla necesariamente de los diez mandamientos, sino de toda la
ley.
Gálatas 5:3 Y otra vez
testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la
ley.
En este otro caso, Pablo dice que el que se circuncida, debe guardar
toda la ley. ¿En qué parte de la ley se ordenaba circuncidarse?
Génesis 17:11 Circuncidaréis,
pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y
vosotros. 17:12 Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre
vosotros por vuestras generaciones; el nacido en casa, y el comprado por dinero
a cualquier extranjero, que no fuere de tu linaje.
La circuncisión es un mandamiento que se encuentra en Génesis, no forma
parte de los diez mandamientos. En el Viejo Testamento, si alguien quería ser
parte del pueblo de Dios y poder ser perdonado, debía estar circuncidado.
LAS OBRAS DE LA LEY
Efesios 2:8 Porque por gracia
sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 2:9
no por obras, para que nadie se gloríe.
La gracia, es lo que Jesús hizo por nosotros. Lo único, que nos exige la gracia, es fe. Y la fe, es creer en lo que hizo Jesús.
¿Qué fue lo que Jesús hizo? Si vamos al
Éxodo, podemos aclarar las cosas. Allí se nos cuenta, que Dios le dio la
ley a Moisés. La ley tiene que ver con “el no
hacer”: “No adulteres, no mates,
no digas falso testimonio, no tengas otros dioses, no comas esto o aquello, no
te acuestes con tus hermanas, no veas la desnudez de tu padre, no te acuestes
con un animal ni con mujer menstruosa y cosas semejantes”. Esto es lo que se conoce como la ley moral.
Como Dios sabía, que no cumplirían la ley moral, y tendrían que morir (porque la paga del pecado es muerte:
Romanos 6:23); entonces, además de la ley moral, Dios les dijo lo que
tenían que hacer. Dios les dio
el sacerdocio. Dios encargó a la
tribu de Leví, para que ejercieran el sacerdocio. Seguidamente, le ordenó a Moisés edificar un tabernáculo.
El tabernáculo estaba compuesto de tres partes: el atrio, el lugar santo y el
lugar santísimo. Al lugar santísimo, entraría el sacerdote una
vez al año para encontrarse con Dios, con el fin de que Dios perdonara todos
los pecados del pueblo. Allí debía ofrecer sacrificios de sangre, de corderos
sin mancha, que morirían por los pecados del pueblo. Además, el pueblo, debía
ofrendar y dar diezmos para mantener a los sacerdotes.
El sacerdocio, el tabernáculo, los sacrificios, y cosas anexas, son los mandamientos que fueron
agregados a la ley. Este conjunto de mandamientos, es lo que se conoce como la
ley ceremonial.
La ley moral, contiene los mandamientos de lo que no hay que hacer, y la
ley ceremonial, contiene los mandamientos, de lo que había que hacer, para
ser justificados de los pecados. Esos mandamientos de hacer, son las OBRAS
DE LA LEY.
Hebreos 9:11 Pero estando ya
presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y
más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, 9:12
y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre,
entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna
redención. 9:13 Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las
cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación
de la carne, 9:14 ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu
eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias
de obras muertas para que sirváis al Dios vivo? 9:15 Así que, por eso es
mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de
las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la
promesa de la herencia eterna.
Jesús, sumo sacerdote de los bienes venideros, entró al tabernáculo
celestial, al lugar Santísimo, en donde mora el Padre. No entró varias veces
como hacían los sacerdotes terrenales. Entro una vez y para siempre. Y
no entró a ofrecerle la sangre de los animales, sino su preciosa sangre y con
ello, nos perdonó para siempre los pecados que estaban tipificados
bajo la ley moral, para que de esa manera podamos recibir la promesa de la vida
eterna. Jesús cumplió en su
persona con las obras de la ley.
Gálatas 2:21 No desecho la
gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió
Cristo.
Si tuviéramos que ir donde un sacerdote, y llevarle un animal, para que
lo sacrifique por el perdón de nuestros pecados, estaríamos desechando la gracia, y por demás
murió Cristo. Su obra habría sido en vano.
Efesios 2:15 aboliendo en su
carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas,
para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz.
Este otro pasaje afirma, que Jesús abolió en su carne la ley de los
mandamientos expresados en ordenanzas. Entonces, algunos se confunden. Ellos
dicen: Si en Mateo 5.17, Jesús dijo
que no
vino a abrogar la ley y Efesios
2 dice que la abolió. Entonces hay una contradicción. No existe
ninguna contradicción. Lo que Jesús abolió, fueron únicamente los
mandamientos que tenían que ver con “el hacer de la ley”; los que
formaban parte de la ley ceremonial.
Pongamos de ejemplo nuestro ordenamiento jurídico. Tenemos un Código Penal, que tipifica todos los
delitos. Nos dice lo que no debemos hacer. Esa es como la ley moral de Moisés.
Luego, tenemos un Código Procesal
Penal, que nos dice lo que debemos hacer para condenar o
declarar inocente a una persona. Esa es como la ley Ceremonial de Moisés.
Suponga por un momento, que nuestro Código Procesal Penal diga que
tenemos que acudir donde un sacerdote, llevarle el mejor animal, para que lo
sacrifique, y de esa manera, paguemos nuestra condena. Pero, de pronto, alguien decide morir por los
delitos de todas las personas. Entonces la Asamblea Legislativa viene y deja
sin efecto el Código Procesal Penal ¿Por qué? Porque ya alguien pagó por los
delitos de todas las personas. Eso fue lo que sucedió con Jesús.
En el capítulo 7 del libro de Hebreos
se nos enseña, que el sacerdocio de
Leví llegó a su fin. Se dice de manera clara, que ya no son necesarios los
sacerdotes, ni los sacrificios. Que Jesús, es el único sacerdote para
siempre, no según la orden de Leví, sino según la orden de Melquisedec.
Hebreos 7:18 Queda, pues,
abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia.
¿Cuál mandamiento queda abrogado? El que tiene que ver con el tabernáculo,
con el sacerdocio y con los sacrificios. En otras palabras, queda
abrogada la ley ceremonial.
Si revisamos otros pasajes del
Nuevo Testamento podemos confirmarlo. Ya
no hay que guardar días de reposo ni fiestas sagradas (Gálatas. 4:9-10); ya no hay que
hacer sacrificios, ofrendas, y holocaustos ni expiaciones por el pecado (Hebreos 10:8-9, 15-18). Se nos dice de
manera clara, que ya no están vigentes los aspectos ceremoniales
y rituales de la Ley. Tampoco está vigente el requisito de circuncidarse (Gálatas 5:3), el cual ha sido cambiado
por el requisito de bautizarse (Colosenses
2:11-12).
Mateo 5:17 No penséis que he
venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para
cumplir. 5:18 Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la
tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.
5:19 De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy
pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de
los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande
en el reino de los cielos
Jesús dijo: “no he venido a
abrogar la ley, he venido a cumplirla”. Jesús fue claro, él no vino a
quitar la ley moral. El vino a cumplirla. La ley moral sigue allí, tan vigente
como al principio. Jesús dijo de manera clara que cualquiera que quebrante el más pequeño de esos mandamientos y así
lo enseñe, así de pequeño será llamado
en el reino de los cielos, y el que los cumpliere y así los enseñe, será llamado grande en el reino de los cielos”.
La ley sigue tan vigente que puede ser quebrantada. Jesús no dijo
que el que quebrante un mandamiento de la ley moral, no entrará en el reino de
los cielos. Lo que dijo es que será llamado pequeño. La ley moral sigue
vigente, y el que la incumpla será llamado pequeño en el reino de los cielos,
pero podrá ingresar, si está en Cristo, porque Cristo cumplió la ley por
él.
Juan 1:15 Juan dio testimonio
de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí,
es antes de mí; porque era primero que yo. 1:16 Porque de su plenitud tomamos
todos, y gracia sobre gracia. 1:17 Pues la ley por medio de Moisés fue dada,
pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
Había una ley hasta Juan el Bautista. Esa ley que nos condenaba, con
toda su fuerza. ¿Qué sigue después de Juan el Bautista? Lo que sigue es Jesús. Jesús
trajo la gracia para sustituir la ley ceremonial.
Romanos 8:1 Ahora, pues,
ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan
conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Ya no hay ninguna condenación para los que están en Cristo Jesús,
los que no andan conforme a la carne. Para los que andan conforme a la
carne, sigue habiendo condenación. Si la
ley Moral hubiese sido abolida no habría condenación para nadie:
Romanos 4:15 Pues la ley
produce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión.
Si no hay, ley no hay transgresión. Si no hay transgresión, no hay
condenación. Pero, si sigue habiendo condenación,
esto implica que la ley moral es eterna y está totalmente vigente.
Romanos 8:3 Porque lo que era
imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su
Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en
la carne; 8:4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no
andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Por la debilidad de la carne, nadie pudo cumplir la ley, entonces Jesús vino y la cumplió, para que la justicia de la ley se cumpliese, en los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. La ley no afecta a los que no andan conforme a la carne, pero sigue afectando a los que andan conforme a la carne.
LOS QUE NO ANDAN CONFORME A LA
CARNE
La ley sigue vigente para los que no andan conforme a la carne. ¿Y quiénes
son estos? La escritura nos dice que son aquellos que están en Cristo Jesús. Aquellos
que han
sido sepultados en el bautismo (Romanos
6:3-5) con Cristo Jesús. ¿Por qué no andan conforme a la carne? Porque están muertos.
Romanos 6:7 Porque el que ha
muerto, ha sido justificado del pecado.
El que ha muerto ha sido justificado del pecado. ¿Cómo se muere estando
vivo? En el bautismo. Suponga por un momento, que yo mato a alguien. Entonces
la ley vendrá por mí, para condenarme. Pero si luego de matar a alguien, yo
también me mato, la ley no puede hacerme nada, porque estoy muerto para la ley.
Nunca, un juez ha condenado a un muerto.
Gálatas 2:19 Porque yo por la ley
soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios.
De igual manera funcionan las leyes de los cielos. Si mediante el
bautismo estoy muerto para la Ley, ésta no puede condenarme. La ley está
vigente, la ley está allí, para condenarme, pero estoy muerto para la ley y
ésta no tiene ningún efecto en mí.
Gálatas 2:20 Con Cristo estoy
juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora
vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se
entregó a sí mismo por mí. 2:21 No desecho la gracia de Dios; pues si por la
ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.
Si estamos bautizados, estamos crucificados con Cristo. Ya no vivimos
pues estamos muertos. El que vive ahora es Cristo en nosotros. Él está en
nosotros y nosotros estamos en él.
Andar en la carne, es tratar de cumplir con los
requerimientos, tanto de hacer como de no hacer de la ley, para ser justificados.
Eso es desechar la gracia de Dios. Andar conforme al Espíritu, es
olvidarse de buscar ser justificado de manera alguna, y tener por un hecho, que
ya Cristo nos justificó en todo.
Efesios 6:2 Honra a tu padre y
a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; 6:3 para que te vaya
bien, y seas de larga vida sobre la tierra.
Los legalistas, se aferran a versículos como estos, para decir que “debemos cumplir con todos los requerimientos
de la ley, que si debemos amar a padre y madre como ordena el quinto mandamiento,
entonces debemos cumplir con todos los demás mandamientos”.
Decir eso es tener una pésima lectura de las escrituras. Usted no
encuentra en esos versículos nada que diga que no debemos hacer. Tampoco
encuentra nada que diga que debemos hacer para ser justificados.
Claro que debemos honrar a nuestros padres. Claro que debemos hacer el bien.
Pero nada de eso que hagamos es para ser justificados. Dios no me va a perdonar
los pecados porque yo honre a mis padres. Me va a bendecir, eso es otra cosa.
No todo lo que consideremos “obras”, son las obras de la ley.
Efesios 2: 8 Porque por gracia
sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 2:9
no por obras, para que nadie se gloríe. 2:10 Porque somos hechura suya, creados
en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que
anduviésemos en ellas.
El verso 9 dice, que no hay que hacer obras, porque nadie se salva por
obras. Se refiere a las obras de justicia, a las obras de la ley: “sacerdocio, sacrificios, circuncidarse, cosas
de ese tipo”.
En el verso 10 dice que hemos sido creados en Cristo, para
buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano. Estas no son las
obras de la ley, estas no son obras de justicia, no tienen nada que ver con circuncidarse, sacerdocio, sacrificios ni
cosas de esas; no son obras de justicia,
son obras de amor. Tienen que
ver con “darle de comer al hambriento,
con darle de beber al sediento, con visitar a los enfermos y a los que están en
las cárceles y cosas así” (Mateo
25:35-40). Y sobre todo, tiene que ver “con
hacer la voluntad de Dios, de que todos sean salvos, llevando la verdad del
evangelio”, a toda persona posible (1
Timoteo 2:3-4).
RESUMEN:
Podemos concluir, que la ley está vigente en todo lo que concierne a su
parte moral. Sin embargo, los que hemos sido sepultados en el bautismo, estamos
muertos para ella, y la misma, no nos alcanza ni nos condena. Pero, sí alcanza
y sí condena a los que no han sido sepultados en el bautismo.
La parte sacrificial o aquella que nos exige algo para ser justificados
de nuestros pecados, ha sido totalmente abolida. No te dejes engañar por los
legalistas, ellos son los enemigos de la gracia:
Gálatas 5:4 De Cristo os
desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído
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