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"El dinero no es otra cosa sino vida
espiritual" (Rodolfo Font); “Dios se hizo pobre para que tú seas rico”
(Guillermo Maldonado); “ser
pobre es un pecado” (Robert Tilton);
"la pobreza es del diablo y Dios
quiere a todos los cristianos prósperos" (Benny Hinn); “tú das un dólar
a la causa del Evangelio y por cada dólar, obligatoriamente, Dios te debe dar
cien dólares” (Kennet Copeland).
Esta es una enseñanza sumamente atractiva, pero
¿Será cierta? ¿Es Dios un empresario cósmico con el que podemos hacer pactos
para obtener lo que queremos?
Lo primero
a tomar en cuenta acerca de esta enseñanza que se conoce como el “evangelio de la prosperidad”, es que cambia
el propósito del evangelio de
Cristo. ¿Por qué? Porque el evangelio de
Cristo enseña que “la voluntad de
Dios es que todos los hombres sean
salvos llegando al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:3-4); ese es un propósito
totalmente espiritual.
Recordemos que el reino de Dios no es comida ni bebida sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo (Romanos 14:17); en otras palabras, el Reino de Dios no lo componen
las cosas materiales que se pierden
o se descomponen con el tiempo, sino las cosas espirituales y eternas. Nuestro Señor Jesús lo dijo de esta manera:
Mateo 6:19
No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y
donde ladrones minan y hurtan; 6:20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni
la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.6:21
Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
El propósito
del evangelio es que hagamos tesoros en el cielo, no en la tierra, es un
propósito que señala al cielo y a la
eternidad. El evangelio de la prosperidad enfatiza que “la voluntad de Dios es que todos los hombres sean ricos”, dándole al evangelio un matiz totalmente material. Es un evangelio que no señala
al cielo, sino a la vida temporal aquí
en la tierra.
A este falso evangelio no se llega por el conocimiento
de la verdad, sino por el conocimiento de
la mentira de estos “mercaderes del
evangelio”.
El evangelio de la prosperidad es sumamente
atractivo, pero también es sumamente diabólico,
es lo segundo a tomar en cuenta ¿Por
qué? Porque quita a Dios del trono para poner al hombre en su lugar. De acuerdo
con este falso evangelio “la voluntad y
la soberanía de Dios” no tienen ningún valor, porque
Dios está obligado sí o sí, a
cumplir el pacto que el hombre le ofrece, le guste o no le guste, le plazca o
no le plazca.
De acuerdo con esta falsa enseñanza, Dios es
como el genio de la lámpara de Aladino,
genio que puede ser activado por medio de “los
pactos monetarios”, y está obligado
a obedecer y servirle al hombre como si fuera su amo en contra de su voluntad y
de su soberanía.
Uno de los propulsores de esta enseñanza es Benny Hinn quien ha reiterado una y
otra vez en sus campañas: "Nunca,
nunca, nunca vaya al Señor a decirle: Si es tu voluntad. No permita que estas
palabras destructoras de la fe salgan de su boca". ¿Qué dijo Jesús?
Mateo 7:21
No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino
el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 7:22 Muchos me
dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre
echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 7:23 Y entonces
les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
Jesús dijo que no todo el que le diga Señor, o
el que profetice, o haga milagros, o eche fuera demonios, fue enviado por él,
porque él no los conoce, son hacedores
de maldad. Esto lo dijo para estos falsos evangelistas que habrían de resurgir.
El Señor
conoce a los suyos
(2 Timoteo 2:19) y los suyos siempre hacen la voluntad del Padre. Las palabras de Hinn lo señalan como
un hacedor de maldad que no solamente “no hace la voluntad del Padre”, sino que
“recomienda no hacerla”.
La doctrina de la prosperidad, que se predica
por todo el mundo a través de ENLACE,
la cadena cristiana de Televisión latina, enseña que si alguien tiene
problemas, no solamente económicos, sino también de salud, familiar, de drogas
o de cualquier otro tipo, lo que tiene que hacer es un pacto con Dios y su problema será resuelto mediante un milagro.
El pacto consiste en dar una suma de dinero mensual a esa cadena de televisión o a la
denominación cristiana a que pertenece, y a cambio recibirá el milagro que
necesita.
“Tú das un
dólar a la causa del Evangelio y por cada dólar, obligatoriamente, Dios te debe
dar cien dólares” enseña
Kennet Copeland.
Esta enseñanza es una llamada a la codicia y a
la ambición, dejando de lado el
verdadero propósito del evangelio, como ya lo mencionamos. Si esta
enseñanza fuera verdadera no tendría que
haber pobres ni enfermos en las iglesias en que se practican estos pactos.
Sin embargo, los pobres siguen allí y los enfermos también.
¿Qué tienen que decir estos falsos maestros al
respecto? Que la culpa es de los fieles por su falta de fe o por no ser lo
suficientemente generosos.
Ese sentido de culpa personal, mezclado con la
codicia de sus corazones, los mantiene aferrados a las falsas promesas de esos falsos
evangelistas, como el jugador que vuelve al casino una y otra vez esperando que
algún día la suerte le sonría.
Copeland afirma que depende del
creyente decidir estar sano o no, decidir estar pobre o no. Si el creyente
sigue enfermo o pobre, solo tiene que
echarse la culpa a sí mismo.
Esos falsos evangelistas afirman que Dios está obligado a llenar las
necesidades de los creyentes a causa de Su Palabra: “Dios debe darle al creyente todo lo que necesita”. Es la doctrina
del “nómbralo y reclámalo”, la cual promete que todos absolutamente todos serán
ricos, si tienen el poder de la fe.
El apóstol Pablo
tenía un “aguijón en la carne”, que
Dios no se lo quiso quitar (2 Corintios
12:7-9), porque si lo quitaba, el propósito que tenía en Pablo no se
cumpliría ¿Qué le hubiera dicho Copeland a Pablo? Que no tenía suficiente fe
¿Qué le dijo Dios? “Bástate a mi gracia,
porque mi poder se perfecciona en la debilidad”.
No todos van a dejar de ser pobres ni todos van
a dejar de estar enfermos, porque la riqueza o la salud podrían dar al traste
con los propósitos divinos.
1 Timoteo
6:3 Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de
nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, 6:4 está
envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras,
de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, 6:5
disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad,
que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales.
El apóstol Pablo dijo que el que no se conforma
a las palabras de Jesús es un
envanecido, un corrupto de entendimiento, un privado de la verdad que toma la piedad como fuente de ganancia.
¿Qué es la piedad? Es el sentimiento de
compasión o misericordia que produce alguien que sufre sufrimiento. Los falsos
apóstoles de la prosperidad se aprovechan de la piedad para enriquecerse. ¿Por
qué podemos afirman que estos maestros no se conforman a las palabras de Jesús?
Porque Jesús dijo que debemos hacer tesoros en el cielo y no en la tierra.
Si en tu congregación enseñan el evangelio de la
prosperidad, apártate de esa
congregación y de su pastor, esa es la recomendación divina.
1 Timoteo
6:8 Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. 6:9 Porque
los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias
necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; 6:10
porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando
algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.
La palabra de Dios enseña que debemos estar
conformes con sustento y abrigo, para no caer en la tentación, en codicias
necias y dañosas que hunden a los hombres, porque la raíz de los males no es el dinero, sino el amor al dinero, amor que termina extraviando de la fe a muchos.
EL
FUNDAMENTO DE ESTA FALSA DOCTRINA
Génesis
28:20 E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este
viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, 28:21 y si
volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. 28:22 Y esta piedra
que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el
diezmo apartaré para ti.
Jacob le pidió a Dios que lo guardara en un
viaje de regreso a la casa de su padre, que durante el viaje le diera vestido y
comida y paz. A cambió, Jacob “le devolvería
a Dios los diezmos de todo” y lo “haría
su dios”.
Tome en cuenta que Jacob no dio ninguna suma
adelantada como lo exige la doctrina de la prosperidad. Jacob le
devolvería a Dios si Dios le daba, si Dios no le daba, Jacob no le devolvería
nada.
Esto no es lo que enseñan los maestros de la
doctrina de la prosperidad, ellos piden por adelantado el dinero antes de que
Dios prospere. Aquí notamos el primer
engaño.
El segundo
engaño lo podemos ver fácilmente en que esta falsa enseñanza menciona únicamente los versos 20 y 22 del Capítulo
28 del Génesis, pero no menciona
los versos 13 al 15 del mismo
capítulo, para conocer la historia completa. Veamos lo que dicen esos versos:
Génesis
28:13 Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová,
el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás
acostado te la daré a ti y a tu descendencia.
28:14 Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás
al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra
serán benditas en ti y en tu simiente.
28:15 He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que
fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya
hecho lo que te he dicho.
Podemos notar que Dios le promete a Jacob, la
tierra sobre la que está acostado. Además le dice que su descendencia será como
el polvo de la tierra y que todas las familias de la tierra, serán benditas en
él y en su simiente. Esta es una enorme promesa de Dios.
Luego le dice que estará con él por donde quiera
que vaya, y lo traerá de regreso a esa tierra, porque no lo dejará, hasta que haya hecho lo que le ha prometido.
Hasta este momento, Jacob no había hecho ningún pacto con Dios. Era Dios el que estaba pactando con Jacob, más bien estaba ratificando el pacto que había hecho con su padre Isaac y su
abuelo Abraham, pacto que cumpliría en Jacob.
Jacob fue bendecido, Dios lo guardó en el
camino, le dio vestido y comida, no porque Jacob le ofreciera un trato
comercial a Dios, sino porque por gracia y de previo Dios lo había prometido a sus
ascendientes
El pacto
de Dios está en los versos 13 al 15 y
el pacto que Jacob le ofrece a Dios está
posterior, en los versos 20 a 22.
¿Por qué Jacob quiso hacer un pacto para que Dios
lo bendijera, si de previo Dios le había
prometido bendecirlo? Porque Jacob creía que Dios cumpliría el pacto únicamente
si él le daba algo a cambio.
Jacob era un tramposo y un comerciante, había comprado la primogenitura por una
comida, había engañado a su padre
para robarle la bendición a su hermano. Jacob no creía en la gracia, para él,
todo se lograba sobre una base comercial o mediante el engaño.
Esa mentalidad de Jacob, es la misma que tienen
los maestros del evangelio de la prosperidad, creen que hay que darle un pago a Dios para recibir algo de él,
pero eso no es gracia.
Romanos
11:6 Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es
gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra.
La gracia es lo que Dios nos da de manera
gratuita e inmerecida a través de la fe (Efesios
2:8-9). Si tenemos que hacer algo o dar algo a cambio de la gracia, entonces
ya no es gracia. No podemos comprar a
Dios, solamente las mentes tramposas como la de Jacob, creen que la gracia
se puede negociar.
2
Corintios 1:20 porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén,
por medio de nosotros, para la gloria de Dios.
En Dios no hay mentira, Dios está obligado a
cumplir con todos sus pactos y promesas, pero una cosa son los pactos que Dios
ha hecho con el hombre y otra cosa son los pactos que el hombre le ofrece a
Dios.
Dios no
está obligado a someterse al hombre, ni a cumplir
con los pactos que las mentes carnales le ofrecen, dejando de lado su voluntad y su soberanía.
Dios es un
Dios de pactos, pero es Él quien propone los pactos, no el hombre. ¿Quién es
el hombre para pensar que puede someter a Dios? Debes tener muy claro, que toda bendición es por gracia y está sujeta a la voluntad y a la
soberanía de Dios.
Los maestros del evangelio de la prosperidad
enseñan que la “riqueza es un derecho
divino” del creyente y que la voluntad
de Dios es su prosperidad. Sin embargo, ya vimos que la voluntad de Dios es que estemos conformes con sustento y abrigo.
Efesios
1:3 enseña
que hemos sido bendecidos con toda
bendición espiritual, no dice que hemos sido bendecidos con toda bendición
material.
La riqueza
espiritual es lo que podríamos decir un
derecho divino que Dios nos otorga en el mismo momento en tenemos un nuevo nacimiento. Esa riqueza
espiritual consiste entre otras cosas en el perdón
de pecados, en la vida eterna, en
la adopción como hijos de Dios, en el don del Espíritu Santo ¿Qué más
riquezas que esas? ¿Quién puede comprar esas cosas por más dinero que tenga?
¿Es la
pobreza un pecado tal y como enseña Robert
Tilton? Claro que no, mira lo que dice la palabra de Dios:
Santiago
2:5 Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo,
para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le
aman?
La escritura dice que Dios ha elegido a los
pobres del mundo, no para enriquecerlos materialmente, sino para que sean ricos en la fe y herederos del
reino de Dios.
Si Dios los ha escogido, la pobreza no puede ser pecado, más bien es una circunstancia que ayuda a la fe. Cuando una persona tiene una gran cuenta
bancaria, no necesita acordarse de Dios día a día para que lo supla, de tal
manera que la riqueza lo aleja de Dios. Por eso Jesús dijo que era
difícil que un rico entrara en el reino de los cielos, no porque fuera
rico sino porque depositara su fe las riquezas y no en Dios como hizo el joven
rico. En cambio, los pobres deben acudir a Dios diariamente y a confiar en él,
lo que les aumenta su fe.
2
Corintios 12:10 Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en
afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy
débil, entonces soy fuerte.
La pobreza es una de las tantas circunstancias
que se nos presentan en la vida. No es pecado ser pobre; muchas de esas
circunstancias negativas son ocasionadas por el diablo, pero debemos gozarnos
en ellas, porque si el diablo trata de hacernos daño es porque le estamos
causando daño el reino de las tinieblas.
Mateo 6:31
No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué
vestiremos? 6:32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro
Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. 6:33 Mas buscad
primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán
añadidas. 6:34 Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de
mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.
Si estás padeciendo necesidades o angustias, no
hagas un falso pacto con Dios, no puedes ni debes hacerlo, búscalo con fe y él
no te dejará sin sustento ni abrigo. No te obsesiones con las riquezas,
confórmate con lo que Dios te da y agradece que tienes riqueza espiritual.
2
Corintios 8:9 Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por
amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza
fueseis enriquecidos.
Este es otro de los versículos preferidos de
estos falsos apóstoles. Aquí no se está
hablando de riqueza material sino espiritual. La palabra de Dios enseña que
Jesús, siendo en forma de Dios, no estimó
el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo,
tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la
condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la
muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y
le dio un nombre que es sobre todo nombre,
para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en
los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el
Señor, para gloria de Dios Padre (Filipenses2:5-11).
Note usted que no dice que Jesús se despojó de
sus riquezas materiales, sino de sus riquezas espirituales, renunció a ser como
Dios y que Dios le devolvió esas riquezas espirituales dándole un nombre sobre
todo nombre, para que toda rodilla se doble en su presencia. No se da un solo
énfasis a lo material sino a lo espiritual, porque lo material no tiene
importancia en el reino de Dios, lo importante es lo espiritual, como ya lo
hemos comentado.
LA
ESTRATEGIA DEL TEMOR
Los maestros del evangelio de la prosperidad
tienden a infundir temor religioso, para ello usan algunos versículos aislados:
Malaquías 3:8
¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué
te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. 3:9 Malditos sois con
maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado.
Toma en cuenta que las maldiciones forman parte
del Viejo Testamento y para aquellos que no están en Cristo. Cristo
nos redimió de la maldición de la
ley (Gálatas 3:13), los que
estamos en Cristo hemos sido bendecidos con toda bendición espiritual y no
podemos tener bendición y maldición al
mismo tiempo, o estamos maldecidos o estamos bendecidos. Si estamos bendecidos,
no estamos maldecidos.
En cuanto al diezmo, pago que enriquece a
millones de pastores en el mundo, es un engaño. El diezmo era para mantener el
sacerdocio y tanto el sacerdocio como
el diezmo fueron abolidos (Hebreos 7:18).
2
Corintios 9:6 Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente;
y el que siembra generosamente, generosamente también segará. 9:7 Cada uno dé
como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama
al dador alegre. 9:8 Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda
gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente,
abundéis para toda buena obra;
En cuanto a las ofrendas, éstas vigentes porque los pastores tienen que comer y los
pobres de la congregación tienen que ser ayudados. Pero no hay maldición alguna para el que no ofrende, sino que cada uno
segará conforme siembre, si no siembra no siega, eso es
todo.
Dios ama al dador alegre, aquel que da con
alegría, no con tristeza ni por necesidad, ni porque quiere enriquecerse,
sino porque siente en su corazón esa necesidad para con la edificación de la
iglesia.
Usted no lee que Dios lo enriquecerá, lo que lee
es que Dios le dará lo suficiente,
lo que necesita y punto; y un poco más para que haga buenas obras.
Romanos
13:1 Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay
autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.
13:2 De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios
resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos.
Este es el otro versículo del cual se aferran
los maestros del evangelio de la prosperidad para infundir temor a los fieles. Tanto Copeland como Hinn han dicho que oponerse a sus enseñanzas es oponerse a Dios
mismo; que muchas personas, que los han señalado murieron prematuramente o
están enfermos de cáncer; y que todos aquellos que no acepten su enseñanza, han
caído “en una mentira que viene directamente del foso del infierno”.
Yo diría que lo que viene del foso del infierno son sus enseñanzas, porque son
ellos los que se oponen a Dios con sus falsas enseñanzas, y nadie está
obligado a seguirlos ni a obedecerlos,
por el contrario, la recomendación divina es que nos apartemos de los tales,
que dejemos sus congregaciones para no compartir sus pecados.
Para terminar, debemos decir que el falso
evangelio de la prosperidad nació en los años 70, con el evangelista Kenneth Hagin (Fallecido en el 2003).
Su doctrina ha sido seguida y promovida por Copeland, Tilton, Hinn, Pat Robertson, Oral Roberts,
Frederick C. Price, Jonh Avanzini, Charles Capps, Jerry Savelle, Morris
Cerrullo, Paul Crounch, Joel Osteen, Paul "David" Yonggi Cho, Cash
Luna, Víctor Richards, Rodolfo Font, Alejandro Martínez y Aquiles Azar, entre otros.
El impacto provocado por esta herejía, ha sido
cruel para el evangelio santo de nuestro Señor Jesucristo, pues ha contribuido,
a que muchos escépticos e incrédulos reafirmen sus dudas y se alejen más de
Cristo.
En segundo lugar, ha provocado la ruina económica
de muchos creyentes, que sutilmente han sido engañados por estos lobos rapaces.
En tercer lugar, fomenta en el creyente un
estilo de vida materialista. Por
último, rebaja la fe de aquellos que siguen enfermos y de aquellos que no se
han enriquecido.
Voy a decirlo sin tapujos, el evangelio de la
prosperidad es un evangelio diabólico, es una "doctrina de demonios",
que debe ser rechazada por todos aquellos que creen que la Biblia contiene la
verdad absoluta de Dios. Debemos entender que Dios es soberano, que prospera y
sana, al que Él quiere y cuando quiere, sin necesidad de que pactemos con él. No pienses más allá de lo que está escrito
(1 Corintios 4:6), ni te sujetes a
un pastor que no se sujeta a Cristo.
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