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Muchas veces le hacemos una petición a Dios,
pero no recibimos nada de él, y creemos que quizás esa no era la voluntad de
Dios, pero no es eso, lo que sucede es que estamos viviendo una vida natural y mientras vivamos esa vida no
vamos a recibir ningún milagro. Para que se den los milagros necesitamos vivir
una vida sobrenatural.
Juan 4:13
Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea
glorificado en el Hijo. 14:14 Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.
Mateo
21:22 Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.
Si Jesús dijo que recibiríamos todo lo que
pidiéramos al Padre en su nombre, para que el Padre sea glorificado, esto nos
muestra que la voluntad del Padre es contestar nuestras peticiones.
Dios no es hombre para que mienta ni hijo de
hombre para que se arrepienta (Números
23:19-20). Si Dios dijo que lo
hará entonces lo hará, todas
las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la
gloria de Dios (2
Corintios 1:20). Eso nos da a entender que el problema no está en Dios sino en nosotros.
Romanos
4:21 plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que
había prometido.
La escritura dice que Abraham, estaba plenamente
convencido de que Dios era poderoso para darle un hijo a su esposa estéril
porque así lo había prometido. Abraham estaba naturalmente convencido de que él era un anciano y su esposa era
una anciana estéril que no podía tener hijos,
pero también estaba plenamente convencido
que había un Dios sobrenatural que le había prometido un hijo y ese Dios podía
hacer que lo natural fuera sobrenatural.
Él tenía un convencimiento exterior de su
realidad natural, pero también tenía un convencimiento
interior de la palabra de Dios y ese convencimiento interior se llama fe.
Hebreos
11:1 Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no
se ve.
No es suficiente entender la palabra de Dios, sino
tener una certeza interna de que lo que Dios promete se cumple aunque no
tengamos ninguna prueba visible al respecto.
Jesús dijo que no necesitábamos una gran fe, lo
que dijo es que si tan solo tuviéramos la
fe del tamaño de un grano de mostaza, podríamos decirle a una higuera que
se desarraigue y se plante en el mar y la higuera obedecería (Lucas 17:6).
Marcos 11:23
Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y
échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que
dice, lo que diga le será hecho.
También un monte puede ser enviado al mar por
nuestra fe, es decir puede suceder algo sobrenatural, pero necesitamos estar plenamente convencidos de lo sobrenatural.
“Si
no dudares en tu corazón, lo que
digas en oración (verso 24) será hecho”, dijo Jesús.
Veamos un ejemplo:
Supongamos que una persona tiene un cáncer, entonces le pide sanidad a Dios,
pero continúa con un tratamiento por mientras llega el milagro. Entonces el
milagro no llega porque hay un pero. Ese “pero”
es tratar de mezclar la vida natural con la vida sobrenatural.
Tal vez usted me diga que Dios puede utilizar el
tratamiento para la sanidad; entonces que no le pida un milagro de sanidad a
Dios, sino que le pida que le de sabiduría a los médicos o que haga que el
tratamiento sea efectivo.
Si pedimos el milagro y hacemos el tratamiento,
estamos tratando de ayudar a Dios como lo hizo Abraham al
concebir un hijo con la criada. Eso lo que hizo fue atrasar el milagro por diez
años. Ismael, el hijo de la criada fue un hijo según la carne y no el hijo de
la promesa. Si le ayudamos a Dios,
entonces no hay milagro. El
milagro es lo que Dios nos da por gracia,
lo que significa, sin ninguna intervención de nuestra parte.
Gálatas
4:30 Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no
heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre. 4:31 De manera,
hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.
Abraham tuvo que deshacerse del hijo según la
carne, para darle campo al hijo según la fe. La carne y la fe son dos
líneas paralelas que no pueden juntarse. En el caso del
ejemplo, si la persona sigue con el tratamiento, puede que se sane, pero lo más
seguro es que el diablo lo mate, porque dentro de él existe alguna medida de incredulidad y esa medida de incredulidad le abre la puerta
al enemigo.
Mientras haya carne de por medio no hay milagro. Debemos despojarnos de
toda carne para que ocurra el milagro.
Supongamos que una persona le debe un dinero y
no se lo quiere pagar. Usted le pide a
Dios que le haga el milagro que le paguen, pero a la vez acude donde un
abogado para que demande al deudor. Allí está mezclando lo natural con lo
sobrenatural. Si recupera el dinero legalmente, entonces no hay milagro. El milagro es que Dios le devuelva ese dinero
de una manera sobrenatural que usted no espera sin ayuda de un abogado.
1
Corintios 2:14 Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu
de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de
discernir espiritualmente.
El hombre natural no percibe las cosas de Dios y
no las puede entender porque para él son locura ya que son sobrenaturales. El
natural te dice: “está bien que confíes en Dios, pero tómate las pastillas,
no hay nada que perder”. El natural
no cree en lo sobrenatural, es aquel que lee la palabra de Dios y
la entiende, pero no está convencido en su corazón de que suceda algo sobrenatural.
Romanos
8:1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús,
los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
El apóstol Pablo dijo que no había ninguna
condenación para los que están en Cristo, aquellos que no andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu, es
decir, aquellos que no tienen una vida natural, aquellos que no confían en la carne,
sino que tienen una vida sobrenatural
y confían en el Espíritu Santo.
Si un creyente no está plenamente convencido de
su salvación, entonces continúa bajo condenación. Y si no está plenamente
convencido del milagro no recibirá nada de Dios. La única manera de recibir el
milagro es andar conforme al Espíritu,
o sea, viviendo una vida sobrenatural.
Sabemos que Dios puede y sabemos que Dios lo
hará, pero tenemos que deshacernos de la carne y estar dispuestos a
confiar en Dios para que algo suceda.
Cuando la Palabra haya comenzado a hacer su obra
dentro de nosotros producirá convencimiento.
Si usted no tiene el convencimiento, entonces métase en la Palabra un poco más.
Juan 17:17
Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.
Lo que nos santifica es la lectura de la palabra
de Dios, ella es el alimento espiritual que necesitamos. Ser santificados no
significa que ya no pecamos, significa que hemos sido apartados para Dios,
que sus leyes espirituales nos cubren, y por lo tanto podemos
tener una vida sobrenatural.
Si nos alimentamos diariamente de la palabra de
Dios, el tiempo llegará cuando tendremos que actuar conforme a ella. Si no
podemos conseguir las cosas pequeñas por medio de la fe, nunca podremos
conseguir las grandes. Dios empieza por probarnos con cosas tan pequeñas como
el ofrendar.
2
Corintios 9:6 Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará
escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.
Dios dice que el que siembra generosamente,
generosamente segará ¿Por qué no ofrendamos generosamente? Porque hay alguna medida de incredulidad en nosotros que
nos dice que no segaremos generosamente.
Si no pasamos una prueba tan pequeña
como esta ¿Cómo pretendemos esperar milagros de Dios?
Mateo 6:31
No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué
vestiremos? 6:32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro
Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. 6:33 Mas buscad
primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán
añadidas. 6:34 Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de
mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.
En cuanto a la comida y el vestido y nuestras
necesidades diarias. Dios quiere que vivamos el día a día,
porque quiere que vivamos por fe, o sea de manera sobrenatural. Para ello debemos deshacernos de los afanes de la carne, confiar en él y él suplirá. Mientras existan los afanes, Dios no puede
hacer el milagro de proporcionarnos lo que necesitamos día a día porque
estaríamos viviendo una vida natural y no sobrenatural.
Si no creemos que Dios nos puede proveer la
comida diaria, ¿cómo podemos recibir los diez millones de colones que
necesitamos para iniciar nuestro negocio? Si no creemos que Dios nos puede quitar un
dolor en la pierna o en la espalda, ¿cómo podremos creer que nos va a sanar
de un cáncer?
Tenemos que empezar a aprender con cosas
pequeñas. Empiece confiando para que sean sanados tus dolores de piernas.
Entonces podrás creer en Dios para recibir cosas más grandes.
Romanos
4:18 El creyó en esperanza contra esperanza, para legar a ser padre de muchas
gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia.
Dios le prometió a Abraham, darle un hijo y a
través de su hijo multiplicar su descendencia (Génesis 17:19) y bendecir al mundo. A pesar de tener 100 años
Abraham le creyó a Dios en esperanza
contra esperanza.
La expresión “esperanza contra esperanza”
significa que Abraham no tenía ninguna esperanza, pero creyó contra toda
esperanza. Esa es la actitud que Dios espera de nosotros: creer contra toda
esperanza.
Jeremías
1:12 Y me dijo Jehová: Bien has visto; porque yo apresuro mi palabra para
ponerla por obra.
Dios no solamente nos da su palabra sino que él
se apresura a poner por obra lo que promete en su palabra.
Isaías 55:11 así será mi palabra que sale de mi
boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada
en aquello para que la envié.
Dios dice que su palabra no volverá vacía,
sino que hará lo que él quiere que haga y será prosperada en aquello
para que la envió. No importa lo que piensen los demás, la palabra de Dios hará
lo que él quiere que haga.
La palabra de Dios no son simples palabras como
las de cualquier libro, es palabra
viva y eficaz, que
produce lo que dice. Si dice que sanará, entonces sanará.
Abraham no pasó la primera prueba, le creyó a Dios, pero
cuando pasó un tiempo y el hijo de la promesa no había nacido, entonces la carne entró en acción. La carne le
dijo que ese hijo prometido era el que debía tener con su criada. Abraham le
hizo caso a la carne, quiso ayudar a Dios y el milagro se atrasó por
mucho tiempo. Luego tuvo que vivir el sufrimiento de echar al hijo según
la carne de su casa. Entonces Dios le puso una segunda prueba:
Génesis 22:1
Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham.
Y él respondió: Heme aquí. 22:2 Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a
quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno
de los montes que yo te diré.
Hebreos
11:17 Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había
recibido las promesas ofrecía su unigénito, 11:18 habiéndosele dicho: En Isaac
te será llamada descendencia; 11:19 pensando que Dios es poderoso para levantar
aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a
recibir.
Abraham había aprendido a vivir sobrenaturalmente,
y estuvo dispuesto a sacrificar a Isaac cuando Dios se lo pidió, porque sabía
que Dios lo podía levantar de entre los muertos.
Abraham sabía que Dios le había prometido
extender su descendencia a través de Isaac y si le estaba pidiendo que lo
sacrificara era porque luego lo iba resucitar. Abraham sabía que Dios era lo suficientemente
poderoso para resucitarlo. Ya la había hecho un milagro, así que podía confiar
ciegamente en un segundo.
Esas son las razones que Dios espera que
tengamos claras en nuestros corazones. Que
el cumple sus promesas y que es
hacedor de milagros, porque lo que es imposible para el hombre,
es posible para Dios (Lucas
18:27). Si esas razones no estás arraigadas en nuestros corazones, no habrá
milagro.
Romanos
4:19 Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como
muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. 4:20
Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció
en fe, dando gloria a Dios.
Abraham ignoró su vida natural, ignoró que
estaba como muerto y que Sara era estéril. Simplemente le creyó a Dios y le
dijo no a la duda. No se dejó llevar por lo que sus sentidos le indicaban, no
miró las circunstancias, no caminó por vista, sino por fe.
Pienso que si Abraham le contó a un amigo que
Dios le iba a dar un hijo con su esposa estéril y siendo él de casi cien años, éste le dijo: “eres tonto, eres ridículo,
es imposible, no puede suceder así."
Sin embargo, Abraham no vaciló en su opinión, se
fijó en su cuerpo y dijo, “Yo se que naturalmente no puedo procrear, Sara
tampoco puede, pero Dios sí puede hacer que todo suceda sobrenaturalmente, así
que prefiero dudar de la realidad de mi cuerpo que dudar de Dios”.
Abraham no se sometió al cuestionamiento, no se
sometió a suposiciones, no se sometió a probabilidades, no vaciló en creerle
a Dios.
Si queremos milagros, al igual que Abraham,
tenemos que desechar la duda. Debemos ignorar las circunstancias y
simplemente creer en la palabra de Dios. Cuando uno empieza a creer en Dios, el
diablo empieza a sembrar la duda, de tal manera que debemos ignorar al diablo, porque
si le ponemos atención no habrá milagro.
La duda es como el hambre, así que cuando tenga dudas, vaya y se alimenta
de la palabra de Dios porque el hambre se quita comiendo.
Santiago
1:6 Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la
onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. 1:7
No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor.
La palabra de Dios dice que debemos rechazar la
duda. La duda puede venir, pero podemos aceptarla o rechazarla. No podemos evitar que las aves vuelen sobre
nosotros, pero no tenemos que permitirles que hagan un nido sobre nuestras
cabezas. Tampoco podemos evitar que el
diablo nos envíe dudas, pero si podemos rechazarlas y no pensar en
ellas. Si dudamos, no recibiremos nada
de Dios.
Marcos
16:15 Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
16:16 El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será
condenado.16:17 Y estas señales seguirán a los que
creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; 16:18
tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará
daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
Muchos creyentes creen en los versos 15 y 6 del
anterior pasaje, pero no creen en los versos 17 y 18. Si no creen están
tildando a Dios de mentiroso. Si Dios
ha mentido acerca de los milagros, entonces es posible que ha mentido acerca de
nuestra salvación y toda la biblia sería una farsa. Pero como Dios no
miente, tenemos que creerle pero de
manera total, tenemos que creer que Dios nos salva al creer y
bautizarnos, pero también debemos creer que sanará a los enfermos en los cuales
pongamos las manos y que segará lo que sembremos mediante las ofrendas. Si no
creemos toda la Biblia entonces somos creyentes
incrédulos que hacemos a Dios mentiroso y en cuanto dudemos algo de él no
recibiremos nada.
El fundamento
de una vida sobrenatural, el estar plenamente convencidos que Dios
hará todo de lo que ha prometido, no parte de lo prometido.
¿Cómo es que Abraham llegó al punto de estar plenamente
convencido y vivir así una vida sobrenatural? Primeramente, tenía un fundamento
correcto que es la palabra de Dios.
Si usted necesita una sanidad, debe
fundamentarse en la Palabra de Dios donde dice que Jesús llevó nuestras
enfermedades e iniquidades. Entonces tendrá el fundamento sobre el
cual puede pararse firmemente y todo el infierno pasará antes que pase la
Palabra de Dios.
Para cualquier necesidad que tenga, apóyese en
la palabra de Dios. No importa el tipo de necesidad, no importa el tamaño de la
misma, la palabra de Dios es más grande que cualquier necesidad y no volverá
vacía.
Mateo
17:20 Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si
tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí
allá, y se pasará; y nada os será imposible.
Un monte es cualquier circunstancia, cualquier
problema, cualquier enfermedad. Como ya dijimos, no necesitamos una gran fe,
sino una fe tan pequeña como un grano de mostaza que nos haga vivir una vida
sobrenatural.
Romanos
8:5 Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los
que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.
Los que son de la carne viven una vida natural,
solo piensan en lo que pueden ver y tocar, pero los que son del Espíritu no
caminan en la misma dirección.
Hay una vida natural
y una vida sobrenatural, y si nuestra vida sobrenatural no tiene dominio sobre
la vida natural, entonces ¿cómo dejaremos de pecar, cómo seremos
resucitados, cómo seremos arrebatados o cómo seremos transformados?
En la vida natural, es una verdad que pecamos,
pero también es una verdad en la vida sobrenatural que la sangre de Jesús nos limpia de todo pecado (1
Juan 1:7) y que no hay ninguna
condenación para el que vive esa vida sobrenatural (Romanos 8:1).
En la vida natural hay una ley del pecado y de la muerte, una ley natural por la cual pecamos,
morimos y nuestros cuerpos se volverán carroña. Pero en la vida sobrenatural hay
una ley que nos libera de la ley del pecado y de la muerte, es una ley que nos
resucitará y transformará nuestros
cuerpos en inmortales (1 Corintios
15:52-54) es la ley del Espíritu de
vida en Cristo Jesús, (Romanos 8:2)
¿Cómo la ve?
Romanos
4:19 Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como
muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara.
La palabra "considerar" significa "tomar en cuenta".
Abraham contempló cuidadosamente que no podía producir vida. Esto es lo que
significa la palabra considerar. Sin embargo, él tomó en cuenta eso y lo
reconoció, pero eso no lo limitó porque sabía que Dios tiene leyes sobrenaturales
que están por encima de las leyes naturales.
¿En que se fijan la mayoría de las personas?
En sus cuerpos. La Palabra dice "estás sanado" pero el cuerpo
dice "estás enfermo".
¿Que considera la mayoría de la gente en
relación al dinero? Se fijan en sus carteras o billeteras y lo que miran en
la cuenta bancaria. Alguien dijo que la mayoría de las personas tienen la fe
del tamaño de su billetera o de su cuenta bancaria.
Si usted no ve las leyes sobrenaturales que
están por encima de las naturales, usted se va fijar en su billetera o en su
cuenta bancaria. Pero si usted ve las leyes sobrenaturales va a caminar de acuerdo con la
Palabra de Dios y la Palabra de Dios hará que su billetera y su cuenta nunca
estén en cero.
Y Abraham
no se debilitó en la fe. Esto quiere decir que algunos se debilitan. No
quiere decir que no tienen fe; pero todavía las leyes naturales dominan su
vida.
Cada creyente tiene una medida de fe (Romanos 12:3). La única diferencia entre unos y otros es que
algunos ven las circunstancias y se debilitan. Otros ignoran las circunstancias
y le dan prioridad a lo sobrenatural. Esos son los que practican la fe
en cosas pequeñas, luego en más grandes y llegan a tener una fe inquebrantable
como la de Abraham.
Hebreos
11:6 Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se
acerca a Dios crea que le hay y que es galardonador de los que le buscan.
Dios se agrada del hombre que cree en sus
promesas y lo premia con milagros, pero sin fe es imposible agradar a Dios.
Su billetera indica que no tiene dinero, pero la
ley sobrenatural de Dios dice que no te faltará nada. Las circunstancias
dicen que es duro pero la ley sobrenatural te dice que “en todas estas cosas
somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”. (Romanos 8:37)
Usted tiene que decidir a quién le va a creer: a
las circunstancias o a Dios. Abraham llegó creerle más a Dios que a su cuerpo.
Supongamos que él no le hubiera creído más a la Palabra de Dios que a su
cuerpo. ¿Que piense usted hubiera recibido? No hubiera recibido nada,
porque eso no es fe. Pero por el hecho de que estuvo dispuesto a creer la
Palabra de Dios por encima de sus sentidos o circunstancias Dios le dio
concedió el milagro.
Estoy seguro que si hubieran habido médicos en
aquel día y si ellos lo hubieran examinado, le hubieran dicho: "Bueno Abraham, no hay posibilidades, vaya y
adopte un niño, esa es la única manera como conseguirá uno" Pero Abraham
hubiese dicho "Yo le creo a Dios."
Eso es ser un hombre plenamente convencido,
eso es ser un hombre que vive una vida sobrenatural.
Para el mundo es estupidez, pero a nosotros no
deben importarnos las opiniones del mundo, sino lo que le dice Dios. Cuando
tomamos la Palabra de Dios y nos paramos sobre ella y la obedecemos, entonces la Palabra anulará todas las leyes
naturales del hombre y todas las leyes naturales del mundo y el poder de
Dios será introducido en nuestras vidas.
Pueda que usted esté enfermo ahora mismo. Puede
escoger fijarse en su cuerpo y los dolores que siente y quedarse enfermo o
puede fijarse en la palabra de Dios y creerla y así recibir su sanidad.
El creyente a diferencia del incrédulo tiene dos
opciones: lo natural y lo sobrenatural, entonces debe tomar una
decisión, le cree al cuerpo, le cree a la mente, le cree a la billetera, le
cree a las circunstancias o le cree a Dios por encima de todo lo que percibe.
Romanos
8:6 Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es
vida y paz.
¿Qué significa, ocuparse del Espíritu? Significa
creerle más a la Palabra de Dios que a su cuerpo, significa creerle más a la
Palabra de Dios que a lo que ve en su billetera, significa vivir una vida sobrenatural.
La Biblia es un libro
sobrenatural que fue dictado por el creador del Universo, por eso ha
sobrevivido en el tiempo y contra todas
las circunstancias.
Todos los otros libros que tenemos provienen de los hombres, son libros naturales,
pero la Biblia proviene de Dios y es un libro sobrenatural que produce vida eterna. Pero debe comenzar a poner la fe en acción.
Milagros pequeños al principio, luego experimentará milagros increíbles.
Hebreos
12:2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe…
La Biblia nos dice que pongamos los ojos en
Jesús, no en las circunstancias.
1
Corintios 1:18 Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden;
pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.
Por creer en lo sobrenatural muchos te tildarán
de loco, y está bien que lo hagan, pero los locos son los que te tildan porque la
palabra de Dios es locura para los que se pierden, pero para el creyente es
poder de Dios. Entonces que viva la locura de la predicación. Ah, y no
lo olvides, debes estar plenamente convencido de esa locura y vivir una vida sobrenatural para que tu vida
sea siempre una vida de milagros.
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