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Muchas personas oran y
oran sin ver resultados. Si alabaran, más que orar, les garantizo que verían
los resultados. Si usted ha visto las películas de superman, recordará que su amigo Jimmy, usaba un aparato para que
él viniera en su ayuda. Nosotros tenemos a un Dios todopoderoso, muy superior a
superman, y tenemos un dispositivo para llamarlo y que venga en nuestro auxilio. Ese aparato no es
la oración, es la alabanza.
La mayoría de los hijos
buscan a sus padres para pedirles algo, pero, difícilmente lo buscan para
honrarlo. Y los padres se complacen más en los hijos que lo honran que en los
hijos que viven haciéndoles peticiones.
Así sucede con nuestro
Padre celestial, él sabe de qué cosas tenemos necesidad, y está presto a llenar
las necesidades de aquellos que lo honran y que conmueven su corazón; y no
tanto de aquellos que solamente lo buscan para ver que consiguen.
Salmo 119:164 Siete veces al día te alabo A causa de tus justos juicios.
El Rey David era tan
pecador como usted y yo, pero su prioridad era alabar al Padre y el Padre dio
testimonio de él diciendo que era conforme a su corazón (Hechos 13:22).
David sabía que tenía
que acudir al Padre para hacerle algunas peticiones, pero tenía que acudir
mayormente, para demostrarle su amor y agradecimiento a través de la alabanza.
Tal es así, que designó a algunos levitas para que tocaran salterios y arpas a
fin de exaltar, agradecer y alabar
a Jehová delante
del arca del pacto:
2 Crónicas 5:12 y los levitas cantores, todos los de Asaf, los de Hemán,
y los de Jedutún, juntamente con sus hijos y sus hermanos, vestidos de lino
fino, estaban con címbalos y salterios y arpas al oriente del altar; y con
ellos ciento veinte sacerdotes que tocaban trompetas: 5:13 Cuando sonaban,
pues, las trompetas, y cantaban todos a una, para alabar y dar gracias a
Jehová: y a medida que alzaban la voz con trompetas y címbalos y otros
instrumentos de música, y alababan a Jehová, diciendo: Porque él es bueno,
porque su misericordia es para siempre: entonces la casa se llenó de una nube,
la casa de Jehová. 5:14 Y no podían los sacerdotes estar allí para ministrar,
por causa de la nube; porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Dios.
Cierre sus
ojos e imagine
la escena anterior.
Las personas estaban
cantando alabanzas a Jehová y tocando instrumentos. De pronto una nube
llenó el templo y esa nube era la gloria de Jehová. Si queremos que la gloria
de Dios se haga presente y sucedan milagros, entonces alabemos al Señor. La
alabanza produce más resultados que la oración.
Es importante notar que
las personas decían en su alabanza: “porque Dios es bueno, porque su misericordia
es para siempre”. Este canto reconoce que Dios sigue siendo bueno y
misericordioso, por lo tanto, las circunstancias negativas de nuestras vidas no
son su culpa.
Si algo malo sucede con
nuestras vidas, no es culpa de Dios; lo malo puede ser ocasionado por decisiones equivocadas que nosotros
mismos tomamos, puede ser la consecuencia de
nuestros pecados, y lógicamente por el ataque del “enemigo”.
El diablo siempre va a
atacar a los creyentes, máxime cuando laboran para el reino de Dios. Pero Dios
jamás provoca cosas negativas en nuestra vida, porque su bondad y misericordia son para siempre.
Así que cuando las
circunstancias nos sean adversas, lo que tenemos que hacer es alabar al Señor, recordar que él es
bueno, que es misericordioso y él vendrá en nuestro auxilio.
Y hay algo que debemos
tomar en cuenta. No es lo mismo alabar de manera individual que alabar de
manera congregacional. Cuando alabamos individualmente, Dios envía sus ángeles,
pero cuando lo hacemos en la congregación, Jesús viene a hacerse presente personalmente. El ha dicho: “donde
están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”
(Mateo 18:20).
Efesios 5:18 No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución;
antes bien sed llenos del Espíritu, 5:19 hablando entre vosotros con salmos,
con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros
corazones; 5:20 dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de
nuestro Señor Jesucristo.
La palabra de Dios nos
enseña, que el camino para ser llenos del Espíritu Santo es a través de la alabanza. Ser lleno, significa que se
rebalse. La Biblia no prohíbe tomar vino o algún licor, lo que prohíbe es
embriagarse. Embriagarse es ser lleno hasta que rebalse. Los creyentes no
debemos llenarnos de vino sino del Espíritu Santo. El Espíritu Santo debería llenar
todo nuestro cuerpo hasta que nos embriaguemos de Dios. Lo que produce en
nosotros esa llenura es la alabanza. Eso sí, para ello, debemos estar vacíos.
Jesús hizo el milagro del vino cuando las tinajas estaban vacías. Debemos vaciarnos de aquellas cosas que
ocupan el lugar de Dios en nuestras vidas para que el Espíritu Santo nos llene.
Si el trabajo, el estudio, la familia o la diversión ocupan el primer lugar en
nuestras vidas, nunca seremos llenos del Espíritu Santo.
Usted tiene que vaciarse
del rencor para ser perdonado, de igual manera, si ama más al dinero o las
cosas de este mundo, El Espíritu no puede llenarte.
Lo cierto del caso, es
que la llenura del Espíritu se da cuando alabamos
y no cuando oramos. Y en la congregación hay una manifestación especial de
la gloria de Dios. Es en la congregación
que Dios reparte dones, es en la congregación que Dios nos llena de su gloria,
de allí la importancia de congregarnos.
Esto no quiere decir que
solamente debemos alabar en la congregación. Debemos alabar siempre y en todo
lugar como lo hacía David. Pero los efectos son mayores cuando la alabanza es
efectuada por el cuerpo de Cristo.
Hebreos 13:10 Tenemos un altar, del cual no tienen derecho de comer los
que sirven al tabernáculo. 13:11 Porque los cuerpos de aquellos animales cuya
sangre a causa del pecado es introducida en el santuario por el sumo sacerdote,
son quemados fuera del campamento. 13:12 Por lo cual también Jesús, para
santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta.
La palabra de Dios nos
enseña, que en el viejo Testamento, los sacerdotes hacían los sacrificios dentro del tabernáculo para el perdón
de los pecados. Solamente ellos estaban autorizados para hacer los sacrificios,
el pueblo aguardaba afuera y no tenía ninguna intervención. Pero Jesús, fue sacrificado afuera, para santificar a todo el pueblo mediante su
propia sangre. Y, Jesús fue sacrificado una sola vez para llevar la
culpa del pecado de todos nosotros (Hebreos 9:28). Con
ello, nos dijo
que ya no
eran necesarios los
sacrificios de los animales (Hebreos 10:9) porque su sangre los
cubrió todos y para siempre.
Con ellos nos dijo que
teníamos libertad para entrar al lugar santísimo (Hebreos 10:19) en la presencia del Padre, al igual que lo hacían
los sacerdotes, sin necesidad de ellos como intermediarios.
Hebreos 13:13 Salgamos, pues, a él, fuera del campamento, llevando su
vituperio; 13:14 porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la
por venir. 13:15 Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él,
sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.
En el nuevo Testamento,
la orden divina no es hacer sacrificios de animales dentro del tabernáculo,
sino salir afuera a hacer otro tipo
de sacrificios: sacrificios de alabanza.
Un sacrificio implica la muerte
de algo. ¿A qué le damos muerte cuando alabamos? Le damos muerte a nuestro yo. En la alabanza, nuestros
labios confiesan el nombre de Jehová y el nombre de Jesús, no nuestro nombre.
Al alabar, nos despojamos de toda gloria.
Obtuvimos un título, obtuvimos un trabajo, hicimos un gran partido de fútbol;
entonces, alabamos al Señor. Nuestros labios confiesan su nombre. Es un testimonio público de fe, No nos
importa quién nos vea o quién nos escuche. Lo que nos importa es aquel a quien
dirigimos nuestra alabanza.
Los salmos son libros de alabanza; en ellos podemos detectar 1) alabanzas de agradecimiento y 2)
alabanzas con sentimientos de dolor y de arrepentimiento.
No es lo mismo alabar a
Dios cuando estamos siendo bendecidos que alabarlo en las tribulaciones, esa
segunda alabanza es sumamente agradable
al Señor porque va impregnada de fe,
y la fe es lo único que agrada al
Señor (Hebreos 11:6).
Salmos 106:12 Entonces creyeron a sus palabras Y cantaron Su alabanza.
Los judíos alabaron a Dios después de que Dios los liberó de los egipcios, ellos creyeron en
lo que vieron, entonces cantaron su alabanza. Cuando estuvieron a salvo, al
otro lado del mar, alabaron al Señor. Eso está muy bien, esas eran alabanzas
por favores concedidos.
Pero, una cosa es creer y otra es tener fe.
Los judíos creyeron y alabaron porque vieron los
milagros que Dios efectuó; ellos vieron las plagas sobre Egipto; ellos fueron
liberados de la esclavitud y sus amos tuvieron que darles sus joyas. No
solamente fueron liberados sino que salieron enriquecidos; ellos vieron abrirse
el mar para que pasaran, y luego lo vieron cerrarse cuando los egipcios
intentaron pasar. ¿Cómo no iban a creer? ¿Y cómo no iban a alabar?
Sin embargo, cuando las
circunstancias fueron adversas no
alabaron, sino que se lamentaron y se
quejaron de su Dios. Se quejaron cuando les faltó agua, se quejaron cuando
les faltó comida, se quejaron cuando supieron que en la tierra prometida vivían
gigantes. Ellos creyeron en lo que vieron, pero
no tenían fe; y por esa falta de fe acabaron sepultados en el desierto.
Hebreos 11:1 Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la
convicción de lo que no se ve.
La fe no señala hacia el
pasado sino hacia el futuro. La definición de fe, en nuestras propias palabras
sería: creer en algo que va a suceder
aunque no tengamos ninguna prueba visible de que eso sucederá.
Los judíos no tuvieron
fe de que Dios vencería los gigantes que habitaban la tierra prometida. Los
judíos decían: “ellos
son gigantes y
nosotros enanos, no podemos vencerlos”. Solamente se veían ellos, no
veían a su Dios sentado en el trono.
Hebreos 12:2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe,
el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el
oprobio, y se sentó a la diestra del
trono de Dios.
Debemos alabar a Dios
por los favores concedidos. Pero ante todo, de vemos debemos alabar cuando las
circunstancias nos son negativas. Dios se agrada de estas
alabanzas, porque alabamos
con fe, creyendo que las
cosas van a cambiar aunque no
tengamos ninguna prueba visible de ello.
En esos momentos no
vemos hacia nosotros mismos, sino que ponemos los ojos en Jesús, lo vemos
sentado en su trono y alabamos y él está , esperando esa manifestación de fe
para utilizar las circunstancias negativas a nuestro favor (Romanos 8:28).
Solamente los que tienen
fe, alaban en esas circunstancias. La verdadera alabanza, es aquella en que renunciamos a nuestra realidad, y
alabamos al Señor, como si la realidad fuera otra. Es en ese momento, que la
alabanza se convierte en un sacrificio.
Mateo 6:31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? 6:32 Porque
los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que
tenéis necesidad de todas estas cosas. 6:33 Mas buscad primeramente el reino de
Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Mas buscad
primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán
añadidas.
Hay personas que se
levantan y lo primero que hacen es hacerle peticiones a Dios. Pero Dios
sabe de qué
cosas tienen necesidad.
Lo que él espera, es que
renuncien al yo y que en lugar de
hacerle peticiones, le alaben; entonces verán los milagros.
No me malinterpreten, no
he dicho que no debemos orar, claro que debemos orar. Lo que he dicho, es que la alabanza produce más resultados que la
oración, porque en la alabanza renunciamos al yo, mientras que nuestras
oraciones tienden a ser muy egocéntricas.
Usted no tiene que
hacerle peticiones a Dios, lo que tiene que hacer es alabarlo, entonces él
mandará sus ángeles y tapará las bocas de los que los calumnian. Mandará sus
ángeles para que hablen con su jefe y éste mejore su salario. Mandará sus
ángeles para que provean lo que usted necesita para pagar su deuda. Está en
problemas, alabe y verá llover las bendiciones.
2 Corintios 10:3 Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la
carne; 10:4 porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas
en Dios para la destrucción de fortalezas.
Si una persona le quiere
hacer un mal, no vaya a pelear contra esa persona. Si usted pelea, lo hace en
la carne y Dios queda fuera. Pero si usted no pelea, sino que alaba,
Dios peleará por usted. Dios
mandará sus ángeles para que obtengan la victoria que usted necesita. La
alabanza es un arma de guerra poderosísima.
2 Crónicas 20:20 Y cuando se levantaron por la mañana, salieron por el
desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat estando en pie, dijo:
Oidme, Judá y moradores de Jerusalén . Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis
seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados. 20:21 Y habido consejo con
el pueblo, puso a algunos que cantasen y alabasen a Jehová, vestidos de
ornamentos sagrados, mientras salía la gente armada, y que dijesen: Glorificad
a Jehová, porque su misericordia es para siempre. 20:22 Y cuando comenzaron a entonar
cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab, y del monte
de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron
los unos a los otros 20:23 Porque los hijos de Amón y Moab se levantaron contra
los del monte de Seir, para matarlos y destruirlos; y cuando hubieron acabado
con los del monte de Seir, cada cual ayudó a la destrucción de su compañero.
20:24 Y luego que vino Judá a la torre del desierto, miraron hacia la multitud;
y he aquí yacían ellos en tierra muertos, pues ninguno había escapado.
Esta es la descripción
de una batalla; los judíos estaban en desventaja, su derrota era inminente. Pero, Josafat
designó cantores para que entonaran alabanzas a Jehová. Les pidió que alabasen
diciendo: “Dad gracias a Jehová, porque su misericordia es para
siempre”. Y cuando comenzaron
a entonar las
alabanzas, en ese preciso
momento, Jehová puso emboscadas contra los hijos de Amón, de Moab y de
los del monte de Seir. Él respondió derribándolos a todos.
Debemos aprender a
vencer a Satanás por medio de nuestras alabanzas.
Muchas batallas se pierden debido a que nuestras alabanzas están ausentes.
Salmo 18:3 Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, Y seré
salvo de mis enemigos.
Si usted se enfrenta a
situaciones y problemas que lo desmoronan, entonces recuerde una cosa: “¿Por qué no alabar?” Si ofrece una
alabanza, Dios abrirá todas las puertas y romperá todas las cadenas. Invoque a
Jehová a través de la alabanza y será salvo de sus enemigos. Si Dios lo
prometió, Dios lo cumplirá.
Aprenda esto: cuando te quejas, la batalla es tuya y
Dios te dejará en manos del enemigo. Pero si
alabas, la batalla es de Jehová y la victoria es inminente.
Se enseña que debemos
orar y orar hasta que Dios nos quite la carga. Y que una vez quitada la carga,
entonces alabemos. Esta es una enseñanza equivocada. Si uno ora y ora por lo
mismo, es porque reconoce que el problema no ha desaparecido. El que esto hace
sigue atado al problema.
Pero si
oramos una sola
vez y después
de orar solamente
alabamos, las cadenas se
romperán, porque ya no pregonamos
el problema sino
que por fe anunciamos la victoria
de Dios sobre ese problema.
En el libro de los
Hechos leemos que Pablo le ordenó a un espíritu de adivinación que saliera de
una mujer. Esto molestó a los que la explotaban, quienes prendieron a Pablo y a
Silas y los entregaron a las autoridades. Los encarcelaron, los enviaron al
calabozo de más adentro y les pusieron grilletes en los pies. Veamos lo que
sucedió:
Hechos 16:23 Después de haberles azotado mucho, los echaron en la
cárcel, mandando al carcelero que los guardase con seguridad. 16:24 El cual,
recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró
los pies en el cepo. 16:25 Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban
himnos a Dios; y los presos los oían. 16:26 Entonces sobrevino de repente un
gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al
instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron.
Pablo y Silas no se quejaron, sino que a medianoche alabaron a Dios desde su celda. Aunque
las circunstancias les eran adversas, aunque sus cuerpos sentían dolor, ellos
veían a Dios en su trono y eso aseguraba su victoria, razón suficiente para
alabar.
Eso hizo, que Dios
produjera un terremoto y envió a sus ángeles a que les quitaran los grilletes y
abrieran todas las puertas de la cárcel, para que ellos salieran.
Como puedes ver, la alabanza abre puertas y rompe cualquier
cadena. El propósito de Dios no era que ellos estuvieran en la cárcel. Dios
no provocó nada. Pero, Dios aprovechó la estadía de Pablo y de Silas en la
cárcel, para obtener tremenda victoria sobre Satanás.
Satanás no quería que
ellos predicaran y por eso usó a los amos de la adivina para encarcelarlos. Sin
embargo, ese día, el carcelero y toda su
casa creyeron, se bautizaron y fueron salvos en medio de gran júbilo (Hechos 16:32-34). Ese día la alabanza
produjo una gran victoria sobre el infierno. Siempre recuerde, que el Señor
ha puesto en
nuestras manos el recurso de la alabanza
para darnos la victoria.
Mateo 6:9 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los
cielos, santificado sea tu nombre. 6:10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad,
como en el cielo, así también en la tierra. 6:11 El pan nuestro de cada día,
dánoslo hoy. 6:12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros
perdonamos a nuestros deudores. 6:13 Y
no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el
poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.
La oración que conocemos
como el “Padre Nuestro” es un
modelo. No es que debemos repetir esa oración una y otra vez, como hacen
algunas religiones. Lo que Jesús nos enseñó con el “Padre Nuestro”, es que toda
oración debe seguir ese modelo. Entonces nos enseñó, entre otras cosas, que las
oraciones se inician con alabanza.
Antes de cualquier petición, primero tenemos que alabar, esas alabanzas tienen
que salir de nuestro corazón. No se trata de decir frases aprendidas. Muchas
oraciones no son contestadas porque no contienen alabanza y otras porque esa
alabanza no sale del corazón.
Hay muchas
cosas por las
cuales alabar a
Dios. Lo podemos
alabar por su misericordia, por habernos escogido, por
haber enviado a su hijo a morir por nosotros y por todo lo que nos ha dado. Lo
podemos alabar por sus maravillas, por sus
prodigios, por su poder, para dar
gloriar a su
nombre y por supuesto,
para alegrar nuestros corazones en esos momentos de
angustia.
Esta alabanza inicial,
señala hacia el pasado. Además, la primera petición tiene que ver con el Reino de Dios. Dios espera que primero pidamos por sus
propósitos y luego y luego
por los nuestros. Jesús enseñó, que también, toda oración debe finalizar con alabanza.
El Padre nuestro se
inicia santificado el nombre de Dios. Y la oración se termina con una alabanza de fe, que señala hacia el
futuro.
Luego de hacerle las
peticiones a Dios, le pedimos
que no nos deje caer en manos del maligno, recordándole
con una alabanza que suyo es el poder, el reino y la gloria. Y si él está con nosotros quién contra
nosotros (Romanos 8:31). Esa es
una verdadera oración de fe.
Cuando usted alaba,
Satanás huye porque viene el que tiene el poder y la gloria. Cuando alabamos,
el diablo ya no puede seguir haciéndonos daño, ya no puede seguir robándonos,
ya no puede seguir enfermándonos, porque tiene que huir.
Salmos 50:23 El que sacrifica alabanza me honrará; Y al que ordenare su
camino, Le mostraré la salvación de Dios.
El Señor está esperando
que le honremos a través de la alabanza, para venir en nuestro auxilio. Ninguna
otra acción glorifica tanto a nuestro Dios como la alabanza. La profecía
pasará, la oración
pasará, pero la
alabanza perdurará por la
eternidad.
La Biblia nos muestra
algunos pasajes celestiales y en ellos, siempre encontramos adoradores
alrededor del trono. Cuando lleguemos a los cielos, no vamos a orar, no vamos a
profetizar, no vamos a echar fuera demonios, al cielo vamos a ir a alabar a nuestro Dios y a nuestro Señor
Jesucristo.
1 Corintios 13:12 Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces
veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui
conocido.
Ahora, podemos
vislumbrar algunas cosas, pero aún no podemos comprenderlo todo. Si algo nos
pasa, nos quejamos, no alabamos, por falta de conocimiento. En el cielo será
distinto, allí las alabanzas abundarán, porque tendremos pleno conocimiento de
todas las cosas.
Juan 4:23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos
adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre
tales adoradores busca que le adoren.
Jesús dijo que debíamos
adorar en espíritu y en verdad. ¿Qué
es lo que eso significa? Adorar en
verdad, significa que toda alabanza debe fundamentarse en la verdad
absoluta de la palabra de Dios. Hay muchas alabanzas que no se fundamentan en
la palabra de Dios. Son muchas, las que contienen errores en cuanto a la
doctrina de Cristo.
Cuando alabamos,
testimoniamos. Si cantamos alabanzas
que no se ajustan a la verdad, testimoniamos una mentira. Eso no va a honrar ni
agradar a Dios, lo que hará es
ocasionar su ira.
Por ejemplo, hay alabanzas que dicen que tenemos
dos naturalezas, una mala y una
buena y que ambas se pelean entre
sí. Esa alabanza no dice la verdad. Veamos lo que dice la palabra de Dios:
2 Pedro 1:4 por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas
promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza
divina.
El creyente salvo tiene
la naturaleza divina. Su naturaleza pecaminosa fue cambiada por la naturaleza
divina:
Colosenses 2:11 En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no
hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión
de Cristo; 2:12 sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también
resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los
muertos
En el bautismo somos
despojados de nuestro cuerpo pecaminoso carnal. Otras versiones de la Biblia
dicen que somos despojados de nuestra naturaleza pecaminosa; esa es la
traducción correcta.
Nadie tiene dos naturalezas, unos tienen una
naturaleza pecaminosa y otros una naturaleza divina. Cualquier alabanza que
diga que tenemos dos naturalezas, está diciendo una mentira y no debemos
utilizarla. Como esa, hay muchas alabanzas
que afirman cosas que no están en la palabra de Dios. Otras dicen medias
verdades, pero no verdades absolutas.
Cuando una persona
predica, debe hacerlo basado única y exclusivamente en la palabra de Dios. Lo
mismo debe ser cuando alabamos. Debemos recordar que al alabar testimoniamos y
no podemos testimoniar una mentira. Siempre que alabemos, debemos hacerlo,
basados en la verdad bíblica. Eso es ADORAR
EN VERDAD.
Ahora, cuando alabamos a
Dios, nuestro espíritu se debe remontar
por encima de las circunstancias. Eso es lo significa ADORAR EN ESPÍRITU. No alabamos por lo que ven
nuestros ojos, sino por lo que ve nuestro espíritu. En otras palabras, la alabanza tiene que hacernos percibir
alguna realidad espiritual.
Si la alabanza es de
agradecimiento, es porque podemos ver la realidad espiritual de nuestra
salvación y podemos percibir que toda bendición que hemos recibido, vino de
Dios.
Si estamos en medio de
la tormenta y alabamos, es porque podemos ver a Jesús en su trono, y por ello
proclamamos nuestra victoria, a través de la alabanza.
Al ver esas realidades
espirituales, es posible que lo más profundo de nuestro ser se vea afectado.
Nuestra alma es tocada y es posible que lloremos o que gritemos de júbilo.
Cuando eso sucede, nos damos cuenta de que estamos adorando en espíritu y en verdad.
No dejes de alabar,
porque la alabanza te dará la victoria, Dios enviará sus ángeles y quitará tus
cadenas, tómalo muy en cuenta. Espero que este estudio te sea de gran bendición.
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