miércoles, 18 de abril de 2018

DILE A TU PASTOR QUE TRABAJE



DILE A TU PASTOR QUE TRABAJE
_____________________________

Una persona me compartió un post de Facebook con muchos likes”, y me pidió mi opinión al respecto. El post dice: “no tienes por qué ofrendar, dile a tu pastor que trabaje. Mejor toma ese dinero y ve a dárselo a alguien que lo necesite”.

Leyendo la publicación podemos ver claramente que el posteó tal cosa cree que: 1) pastorear una congregación “no es un trabajo” y que 2) ofrendar es “darle dinero a quien no lo necesita” ¿Tiene razón?

También he escuchado a otros decir que el pastor les ha enseñado que “ese dinero es para Dios” pero no le creen porque “Dios no necesita que le den dinero, ni recibe nada de lo ofrendado, dile a tu pastor que trabaje” ¿Interesante no?

Si bien es cierto que en muchas congregaciones se abusan y se exceden en pedir dinero, también es cierto que la ofrenda es algo establecido por Dios, y no podemos ignorarlo.

1.     TODO ES DE DIOS

Lo que sucede es que llegamos a creer que somos inteligentes, talentosos, que todo lo que logramos y tenemos es por nosotros mismos. Pero no es así, todo lo que tienes es de Dios, tu casa, tu coche, tu familia, tu dinero y tu vida.

De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan. Porque él la fundó sobre los mares, Y la afirmó sobre los ríos”. (Salmo 24:1-2)

Pero Él es tan generoso, que deja que llames “mío” todo lo que es de él. Y no te engañes, tendrás que “darle cuentas” de todo lo que te ha dado.

Cuando llegues a la presencia del Señor, podrás escuchar que te diga: “buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (Mateo 25:21), o podrás escuchar “siervo malo y negligente, échenlo en las tinieblas de afuera donde es el lloro y el crujir de dientes” (Mateo 25:28-30).

Lo cierto es que cuando ofrendamos, lo  que estamos haciendo es pagándole unos pocos intereses al Señor de lo mucho que Él nos da. Él no recibe ese dinero, lo recibe el pastor y lo usa para la edificación del “Edificio de Dios”.

Cuando no ofrendas, le pones bozal al buey que trilla, porque digno es el obrero de su trabajo (1 Timoteo 5:18). Si le pones bozal al buey, éste no podrá comer y si no come no podrá trabajar.

De igual manera, el pastor es un obrero al servicio de Dios que dedica su tiempo para enseñar el evangelio. Si no tiene qué comer, entonces deberá trabajar en otra cosa y la edificación del Edificio de Dios se quedará en suspenso porque no ofrendas. El apóstol Pablo escribió:

Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal al buey que trilla. ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes, o lo dice enteramente por nosotros? Pues por nosotros se escribió; porque con esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con esperanza de recibir del fruto.  Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿es gran cosa si segáremos de vosotros lo material? Si otros participan de este derecho sobre vosotros, ¿cuánto más nosotros? Pero no hemos usado de este derecho, sino que lo soportamos todo, por no poner ningún obstáculo al evangelio de Cristo.  ¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar participan?  Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio” (1 Corintios 9:9-14)

Dios quiere personas que dediquen su tiempo a anunciar el evangelio y es justo que los que trabajan anunciando el evangelio, que vivan del evangelio, ha escrito el apóstol Pablo ¿Te gustaría trabajar y que no te paguen?

En el Viejo Testamento Dios estableció que los judíos dieran el diezmo para la manutención de los sacerdotes levitas. En el nuevo Testamento no hay que diezmar para los sacerdotes levitas porque el sacerdocio de Leví fue abrogado, pero sí tenemos que ofrendar para la manutención de los que anuncian el evangelio.



2.   ES UN ASUNTO DEL CORAZÓN

Mateo 6:21 6:21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

Nuestras ofrendas expresan las prioridades de nuestro corazón. Usamos el dinero en aquello que nos interesa, aquello que amamos, o creemos que es importante. ¿En qué inviertes tu dinero? ¿Libros, pasatiempos, deporte, dulces, ropa? ¿Qué prioridad tienen las cosas del Señor en tu vida? ¿Hay algo para el Reino de Dios en tu presupuesto mensual? ¿Qué tienes en tu corazón?

Debemos ofrendar “de acuerdo a nuestro corazón, no con tristeza ni por necesidad, por Dios ama al dador alegre” (2 Corintios 9:7).

No ofrendes con tristeza creyendo que es una obligación, hazlo porque así te lo demanda tu corazón. Tampoco lo hagas por necesidad porque nada vas a recibir, esto nos lleva al siguiente punto:

3.   NO ES DAR PARA RECIBIR

El mal llamado “evangelio de la prosperidad” presenta el ofrendar como una forma de “pactar con Dios”, para recibir sus bendiciones.

Pero, eso no es cierto, porque hoy estamos bajo el nuevo pacto, y los que estamos bajo el nuevo pacto “hemos sido bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” (Efesios 1:3).

4.   ES AGRADECIMIENTO AL SEÑOR

No debemos ofrendar “para que Dios nos bendiga” porque ya él no ha bendecido ¿Tienes sustento y abrigo? ¿Dios provee para ti cada día? Nuestras ofrendas no son para “negociar” con Dios, más bien son una muestra de nuestra gratitud y devoción por su bondad y generosidad para con nosotros.

En las iglesias debería haber un buzón en un lugar privado para que las personas, sin que nadie los vea (solo Dios), y habiendo “meditado”, depositen su ofrenda.

Las ofrendas siempre han sido desde tiempos antiquísimos parte de la adoración al Señor como una “acción de gracias”. Eso quiere decir que si no ofrendamos es porque no estamos agradecidos con el Señor.

5.    ES UN PRIVILEGIO

Hay causas muy nobles en las cuales vale la pena invertir dinero, pero no hay causa más excelente que ofrendar para la edificación del Edificio de Dios.

Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios” (1 Corintios 3:9).  El que ha encontrado el tesoro escondido, ya no tiene el mismo apego a las cosas terrenales.

Si Dios entregó lo más precioso, su Hijo, y el Hijo entregó lo más precioso, su vida, el cristiano es por naturaleza alguien que da generosamente porque ha sido objeto de la generosidad de Dios y desea que muchos más escuchen de la salvación.

6.   ES UNA RESPONSABILIDAD

1 Corintios 3:17 Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.

El templo de Dios es el cuerpo de Cristo, es la iglesia, es el edificio de Dios. Cuando no colaboramos en su edificación, estamos colaborando en su destrucción, esa es una gran responsabilidad que no podemos obviar.

Hay congregaciones que no crecen y terminan cerrándose porque sus miembros fueron avaros, piensa en eso.

Las ofrendas son para sostener a los pastores y para construir los edificios que servirán de cabida a la congregación. Cada miembro de la congregación es responsable ante Dios del futuro de la misma.  Nunca olvides esta responsabilidad para con tu iglesia.

7.    DAD CON GENEROSIDAD

No se trata de debatir si hemos de dar el diez por ciento, o más, o menos. No hay imposición, es un asunto del corazón.  En el Nuevo Pacto la ofrenda obedece a principios espirituales, y debe ser generosa, en amor, y con gozo, porque la ofrenda brota de la actitud de adoración de un corazón agradecido, y está expresando nuestra dependencia de Dios (Lucas 21:3-4).

8.   ES UNA INVERSIÓN

No es que Dios nos va a devolver 100 dólares por cada dólar, como mal enseña el Pastor Kenneth Coopeland; lo que sí sucederá es que “Dios hará que abunde en nosotros toda gracia, a fin de que teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, nos abunde para toda buena obra” (2 Corintios 9:8), es decir, nunca nos faltará nada de lo que necesitemos, más bien, siempre nos sobrará un poco para compartir con otros.

No veamos las ofrendas como dinero perdido, sino como dinero invertido en una causa con implicaciones eternas.

9.   DIOS AMA AL DADOR ALEGRE

No ofrendes con tristeza, ofrenda con gozo, porque “Dios ama al dador alegre” (2 Corintios 9:7). El dador alegre es aquel que siente un gozo en su corazón al ofrendar, sin esperar recibir nada a cambio.

No solamente no le faltará nada al dador alegre, sino que será amado por el Señor ¿Qué mayor recompensa que esa? ¿Acaso cantas u oras con tristeza? Pues tampoco ofrendes con tristeza.

Que aquello que decidas ofrendar sea con alegría y gratitud, muéstrale al Señor tu corazón y él te amará como lo hizo con su siervo David que era conforme a su corazón.

10.                     PRESUPUESTA LA OFRENDA

La ofrenda no se debe improvisar el domingo, rascando en el bolsillo a ver qué encuentras. Cuando el dinero llegue a tus manos, ya sea el salario, o un regalo, o una herencia, debes apartar una parte para el Señor, recuerda que tienes que pagarle los intereses.

Así como en tu presupuesto está el pago de la casa y de los recibos, lo mismo que la compra de la comida, de igual manera debe estar el pago de las ofrendas.

Nunca digas “no ofrendo, que el pastor trabaje”,  porque el pastor trabaja, y su trabajo es el más digno de todos los trabajos: salvar almas a través de la predicación del evangelio. 

Él ha renunciado a sus estudios, él ha renunciado a sus otros trabajos, él ha renunciado a muchas cosas por la causa del evangelio y depende totalmente de  las ofrendas para seguir adelante.

Lo que él haga con el dinero que usted ofrenda, eso no es tu problema, tú solamente ofrenda porque es tu responsabilidad, y ofrenda si es que tu corazón te constriñe (2 Corintios 5:15).



No hay comentarios.:

Publicar un comentario