DILE A TU PASTOR QUE TRABAJE
_____________________________
Una persona me compartió
un post de Facebook con muchos likes”,
y me pidió mi opinión al respecto. El post dice: “no tienes por qué ofrendar, dile a tu pastor que trabaje. Mejor toma ese dinero y ve a dárselo a
alguien que lo necesite”.
Leyendo la publicación
podemos ver claramente que el posteó tal cosa cree que: 1) pastorear una congregación “no
es un trabajo” y que 2) ofrendar
es “darle dinero a quien no lo necesita”
¿Tiene razón?
También he escuchado a
otros decir que el pastor les ha enseñado que “ese dinero es para Dios” pero no le creen porque “Dios no necesita que le den dinero, ni
recibe nada de lo ofrendado, dile a tu pastor que trabaje” ¿Interesante no?
Si bien es cierto que en
muchas congregaciones se abusan y se exceden en pedir dinero, también es cierto
que la ofrenda es algo establecido por
Dios, y no podemos ignorarlo.
1.
TODO
ES DE DIOS
Lo que sucede es que
llegamos a creer que somos inteligentes, talentosos, que todo lo que logramos y
tenemos es por nosotros mismos. Pero no es así, todo lo que tienes es de Dios,
tu casa, tu coche, tu familia, tu dinero y tu vida.
“De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él
habitan. Porque él la fundó sobre los mares, Y la afirmó sobre los ríos”. (Salmo 24:1-2)
Pero Él es tan generoso,
que deja que llames “mío” todo lo que
es de él. Y no te engañes, tendrás que “darle
cuentas” de todo lo que te ha dado.
Cuando llegues a la
presencia del Señor, podrás escuchar que te diga: “buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré;
entra en el gozo de tu señor” (Mateo
25:21), o podrás escuchar “siervo malo
y negligente, échenlo en las tinieblas de afuera donde es el lloro y el crujir
de dientes” (Mateo 25:28-30).
Lo cierto es que cuando
ofrendamos, lo que estamos haciendo es pagándole
unos pocos intereses al Señor de lo
mucho que Él nos da. Él no recibe ese dinero, lo recibe el pastor y lo usa para
la edificación del “Edificio de Dios”.
Cuando no ofrendas, le pones bozal al buey que trilla, porque
digno es el obrero de su trabajo (1
Timoteo 5:18). Si le pones bozal al buey, éste no podrá comer y si no come
no podrá trabajar.
De igual manera, el pastor es un obrero al servicio de Dios
que dedica su tiempo para enseñar el evangelio. Si no tiene qué comer, entonces
deberá trabajar en otra cosa y la edificación del Edificio de Dios se quedará
en suspenso porque no ofrendas. El apóstol Pablo escribió:
“Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal al buey que
trilla. ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes, o lo dice enteramente por nosotros?
Pues por nosotros se escribió; porque con esperanza debe arar el que ara, y el
que trilla, con esperanza de recibir del fruto.
Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿es gran cosa si
segáremos de vosotros lo material? Si otros participan de este derecho sobre
vosotros, ¿cuánto más nosotros? Pero no hemos usado de este derecho, sino que
lo soportamos todo, por no poner ningún obstáculo al evangelio de Cristo. ¿No sabéis que los que trabajan en las cosas
sagradas, comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar
participan? Así también ordenó el Señor
a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio” (1 Corintios 9:9-14)
Dios quiere personas que
dediquen su tiempo a anunciar el evangelio y es justo que los que trabajan
anunciando el evangelio, que vivan del evangelio, ha escrito el apóstol Pablo
¿Te gustaría trabajar y que no te paguen?
En el Viejo Testamento
Dios estableció que los judíos dieran el diezmo para la manutención de los
sacerdotes levitas. En el nuevo Testamento no hay que diezmar para los
sacerdotes levitas porque el sacerdocio de Leví fue abrogado, pero sí tenemos que ofrendar para la manutención de
los que anuncian el evangelio.
2.
ES
UN ASUNTO DEL CORAZÓN
Mateo 6:21 6:21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también
vuestro corazón.
Nuestras ofrendas expresan
las prioridades de nuestro corazón. Usamos el dinero en aquello que nos
interesa, aquello que amamos, o creemos que es importante. ¿En qué inviertes tu
dinero? ¿Libros, pasatiempos, deporte, dulces, ropa? ¿Qué prioridad tienen las
cosas del Señor en tu vida? ¿Hay algo para el Reino de Dios en tu presupuesto
mensual? ¿Qué tienes en tu corazón?
Debemos ofrendar “de acuerdo a nuestro corazón, no con
tristeza ni por necesidad, por Dios ama al dador alegre” (2 Corintios 9:7).
No ofrendes con tristeza creyendo que es una obligación, hazlo porque así te lo
demanda tu corazón. Tampoco lo hagas por
necesidad porque nada vas a recibir, esto nos lleva al siguiente punto:
3.
NO
ES DAR PARA RECIBIR
El mal llamado “evangelio de la prosperidad” presenta el
ofrendar como una forma de “pactar con
Dios”, para recibir sus bendiciones.
Pero, eso no es cierto,
porque hoy estamos bajo el nuevo pacto, y los que estamos bajo el nuevo pacto “hemos sido bendecidos con toda bendición
espiritual en los lugares celestiales en Cristo” (Efesios 1:3).
4.
ES
AGRADECIMIENTO AL SEÑOR
No debemos ofrendar “para que Dios nos bendiga” porque ya él
no ha bendecido ¿Tienes sustento y abrigo? ¿Dios provee para ti cada día?
Nuestras ofrendas no son para “negociar”
con Dios, más bien son una muestra de nuestra gratitud y devoción por su bondad y generosidad para con nosotros.
En las iglesias debería
haber un buzón en un lugar privado para que las personas, sin que nadie los vea
(solo Dios), y habiendo “meditado”,
depositen su ofrenda.
Las ofrendas siempre han
sido desde tiempos antiquísimos parte de la adoración al Señor como una “acción de gracias”. Eso quiere decir que
si no ofrendamos es porque no estamos
agradecidos con el Señor.
5.
ES
UN PRIVILEGIO
Hay causas muy nobles en
las cuales vale la pena invertir dinero, pero no hay causa más excelente que ofrendar
para la edificación del Edificio de Dios.
“Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza
de Dios, edificio de Dios” (1
Corintios 3:9). El que ha encontrado
el tesoro escondido, ya no tiene el mismo apego a las cosas terrenales.
Si Dios entregó lo más
precioso, su Hijo, y el Hijo entregó lo más precioso, su vida, el cristiano es por naturaleza alguien que da
generosamente porque ha sido objeto de la generosidad de Dios y desea que
muchos más escuchen de la salvación.
6.
ES
UNA RESPONSABILIDAD
1 Corintios 3:17 Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le
destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.
El templo de Dios es el
cuerpo de Cristo, es la iglesia, es el edificio de Dios. Cuando no colaboramos
en su edificación, estamos colaborando en su destrucción, esa es una gran
responsabilidad que no podemos obviar.
Hay congregaciones que
no crecen y terminan cerrándose porque sus miembros fueron avaros, piensa en
eso.
Las ofrendas son para
sostener a los pastores y para construir los edificios que servirán de cabida a
la congregación. Cada miembro de la congregación es responsable ante Dios del
futuro de la misma. Nunca olvides esta
responsabilidad para con tu iglesia.
7.
DAD
CON GENEROSIDAD
No se trata de debatir
si hemos de dar el diez por ciento, o más, o menos. No hay imposición, es un
asunto del corazón. En el Nuevo Pacto la
ofrenda obedece a principios espirituales, y debe ser generosa, en amor, y con
gozo, porque la ofrenda brota de la actitud de adoración de un corazón agradecido, y está expresando
nuestra dependencia de Dios (Lucas 21:3-4).
8.
ES
UNA INVERSIÓN
No es que Dios nos va a
devolver 100 dólares por cada dólar, como mal enseña el Pastor Kenneth
Coopeland; lo que sí sucederá es que “Dios
hará que abunde en nosotros toda gracia, a fin de que teniendo siempre en todas
las cosas todo lo suficiente, nos abunde para toda buena obra” (2 Corintios 9:8), es decir, nunca nos
faltará nada de lo que necesitemos, más bien, siempre nos sobrará un poco para
compartir con otros.
No veamos las ofrendas
como dinero perdido, sino como dinero invertido en una causa con implicaciones eternas.
9.
DIOS
AMA AL DADOR ALEGRE
No ofrendes con
tristeza, ofrenda con gozo, porque “Dios
ama al dador alegre” (2 Corintios
9:7). El dador alegre es aquel que siente un gozo en su corazón al
ofrendar, sin esperar recibir nada a
cambio.
No solamente no le
faltará nada al dador alegre, sino que será amado por el Señor ¿Qué mayor
recompensa que esa? ¿Acaso cantas u oras con tristeza? Pues tampoco ofrendes
con tristeza.
Que aquello que decidas
ofrendar sea con alegría y gratitud, muéstrale al Señor tu corazón y él te
amará como lo hizo con su siervo David que era conforme a su corazón.
10.
PRESUPUESTA
LA OFRENDA
La ofrenda no se debe
improvisar el domingo, rascando en el bolsillo a ver qué encuentras. Cuando el
dinero llegue a tus manos, ya sea el salario, o un regalo, o una herencia,
debes apartar una parte para el Señor, recuerda que tienes que pagarle los
intereses.
Así como en tu
presupuesto está el pago de la casa y de los recibos, lo mismo que la compra de
la comida, de igual manera debe estar el pago de las ofrendas.
Nunca digas “no ofrendo, que el pastor trabaje”, porque el pastor trabaja, y su trabajo es el
más digno de todos los trabajos: salvar
almas a través de la predicación del evangelio.
Él ha renunciado a sus
estudios, él ha renunciado a sus otros trabajos, él ha renunciado a muchas
cosas por la causa del evangelio y depende totalmente de las ofrendas para seguir adelante.
Lo que él haga con el
dinero que usted ofrenda, eso no es tu problema, tú solamente ofrenda porque es
tu responsabilidad, y ofrenda si es que
tu corazón te constriñe (2 Corintios
5:15).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario