Hay algunos creyentes que son un impedimento
para que otros se conviertan a Cristo; también son la causa por la que muchos
otros no quieran asistir a las iglesias. Son los “fariseos
modernos”, aquellos que se creen más santos que los demás, y que están dispuestos a lapidarlos como si ellos
estuvieran libres de pecado. Ellos no han entendido lo que significa “bástate
a mi gracia”.
Los fariseos eran religiosos que se consideraban a sí mismos justos,
exaltándose por creerse más buenos, más santos, y más sabios que los demás. Jesús
les llamó hipócritas porque “aparentaban”
ser justos, pero su corazón estaba lleno de maldad.
Desdichadamente, las congregaciones evangélicas
están llenas de estos fariseos modernos con caras de “yo no fui”, que tratarán
de acabar con aquellos que no ocultan su
realidad.
Ellos enseñan que el creyente no se enoja, no se estresa, no desea la mujer ajena, no dice
malas palabras, tampoco baila, fuma ni bebe, aunque no practican lo que
enseñan.
Por culpa de estos fariseos, los creyentes, como una estrategia de defensa, tratan de proyectar
una falsa imagen de su realidad, con
la esperanza de ser aceptados o ser “buenos
testimonios” dentro de la comunidad religiosa. Además, sienten que no puede servirle a Dios,
que son indignos porque no alcanzan el status de “santos” que se les exige.
Pero eso no es lo que enseña la Biblia, ella no
nos da esa versión editada y mejorada de los grandes hombres de Dios, sino que
los muestra tal y como son, llenos de debilidades.
En la Biblia encontramos a un Pablo que perseguía cristianos para
matarlos; a un David que mandó matar
a un hombre para quedarse con su mujer; a un Pedro que en un momento tiene revelación divina (Mateo 16:17) y casi inmediatamente es
usado por Satanás (Mateo 16:23), y
aunque Jesús le da la llaves del reino (Mateo
16:19), él termina negándolo tres veces. Si estás padeciendo señalamientos
por los fariseos de tu congregación o te están convirtiendo en uno de ellos, este mensaje es para ti.
Santiago
5:17 Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró
fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años
y seis meses. 5:18 Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo
su fruto.
Fíjate que Elías era un hombre sujeto a
pasiones, sin embargo Dios lo convirtió en el más grande profeta de todos los
tiempos, y es que Dios usa personas
reales y no versiones editadas.
Un hombre sujeto
a pasiones es un ser humano que se
ríe, que se enoja, que se alegra, que se deprime, que peca, es decir, es un
hombre lleno de debilidades como cualquier ser
humano.
Mateo
23:13 Mas ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque cerráis el
reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis
entrar a los que están entrando.
Mateo
23:15 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y
tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo
del infierno que vosotros.
Satanás está detrás de estos fariseos modernos, su
presencia presagia peligro pues como dijo Jesús ni entran al reino de los
cielos ni dejan entrar a los demás. Y si logran un prosélito, lo hacen dos
veces más hijo del infierno que ellos.
Lucas 1:46
Y él dijo: ¡Ay de vosotros también, intérpretes de la ley! porque cargáis a los
hombres con cargas que no pueden llevar, pero vosotros ni aun con un dedo las
tocáis.
Los fariseos imponen cargas que ni ellos pueden
llevar, invitan a los fieles a ser tan santos como Cristo y les impiden
disfrutar la vida plenamente, con sus tantos señalamientos.
Lucas 12:1
En esto, juntándose por millares la multitud, tanto que unos a otros se
atropellaban, comenzó a decir a sus discípulos, primeramente: Guardaos de la
levadura de los fariseos, que es la hipocresía. 12:2 Porque nada hay
encubierto, que no haya de descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse. 12:3
Por tanto, todo lo que habéis dicho en tinieblas, a la luz se oirá; y lo que habéis
hablado al oído en los aposentos, se proclamará en las azoteas.
El cuerpo de Cristo no puede cargar con el peso
de los fariseos a cuestas, éstos tienen que ser expuestos, es lo que estamos
haciendo, porque toda obra oculta dentro de la iglesia debe salir a la luz y
todo lo que se hable en tinieblas, debe proclamarse en las azoteas.
Jesús dijo que la levadura de los fariseos era la hipocresía. Como es sabido, la levadura es un hongo microscópico
que tiene una importante capacidad para realizar la descomposición mediante
fermentación de diversos cuerpos orgánicos, produciendo distintas sustancias.
Por ejemplo, el uso de la levadura en el pan,
hace que éste aumente considerablemente su tamaño. Para ello, sólo es necesario
guardar un poco de masa fermentada del día anterior y agregarla a la nueva.
Lo que Jesús nos estaba diciendo es que la
hipocresía de los fariseos era como la levadura, que se extiende por toda la iglesia, cambiando
la naturaleza del evangelio.
Desde los inicios de la iglesia primitiva, los
fariseos cristianos comenzaron a corromper el evangelio (Gálatas 1:6-7), convirtiendo el evangelio de la gracia en un evangelio legalista.
Gálatas
2:21 No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia,
entonces por demás murió Cristo.
El verdadero evangelio no necesita de la ayuda
del hombre, no necesita que el creyente se justifique porque fue justificado en Cristo. No necesita que el
creyente se santifique porque fue santificado en Cristo. Si tenemos que
justificarnos o santificarnos, por demás
murió Cristo.
Jesús dijo que “bienaventurados los pobres en
espíritu porque de ellos es el reino delos cielos” (Mateo 5:3) ¿quiénes son los pobres en
espíritu? El Señor Jesús lo explicó con una parábola:
Lucas 18:9
A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros,
dijo también esta parábola: 18:10 Dos hombres subieron al templo a orar: uno
era fariseo, y el otro publicano. 18:11 El fariseo, puesto en pie, oraba
consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros
hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; 18:12 ayuno
dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. 18:13 Mas el publicano,
estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba
el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. 18:14 Os digo que éste
descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se
enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.
Los pobres
en espíritu
son aquellos que aceptan que son pecadores y entienden que solamente por la
gracia de Dios pueden ser perdonados. Los ricos
en espíritu son aquellos que creen que son justificados porque dan diezmos,
porque asisten una vez a la semana al culto y porque dejaron de beber o de
fumar. Se creen inmaculados y libres de pecado, razón por la cual viven tirando
piedras a los demás. Pero Dios, justifica
únicamente a los pobres en espíritu,
no así a los que se creen justos por sí mismos.
Los fariseos ven el pecado y la tentación en
todo lo que los rodea. De hecho, sus hijos se ven limitados, no pueden
compartir con los amigos ni vivir una vida normal y terminan revelándose y
hasta aborreciendo todo lo que se llama cristianismo.
Los fariseos modernos demuestran con su aptitud
dos cosas: 1) que el Espíritu Santo no se ha
forjado en ellos y 2) una total ignorancia acerca del evangelio
de Cristo porque el legalismo que los fermenta no les permite ver la verdad.
Efesios
2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros,
pues es don de Dios; 2:9 no por obras, para que nadie se gloríe.
Mientras que los fariseos enseñan que debemos ganarnos el cielo a través de nuestro
comportamiento, la palabra de Dios revela todo lo contrario, que somos salvos por gracia, que no es algo
que podemos obtener por medio de nuestro comportamiento, que es lo que Dios nos
da de manera gratuita e inmerecida a
través de la fe, para que nadie se gloríe en su presencia.
Romanos
11:6 Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es
gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra.
Todo en la vida cristiana funciona de la misma
manera, funciona por gracia que se
obtiene por fe, para que nadie se gloríe. Si tenemos que hacer algo,
entonces ya no es gracia.
Ezequiel
36:27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis
estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.
No es nuestro esfuerzo lo que nos convierte en
mejores personas, nuestro crecimiento
espiritual no depende de nosotros, depende del Espíritu Santo. Dios pone su
Espíritu en nuestro espíritu para que podamos andar en sus estatutos, guardar
sus preceptos y ponerlos por obra.
Por nosotros mismos jamás podríamos andar en los
estatutos de Dios, guardar sus preceptos y ponerlos por obra. Si intentamos
hacerlo por nosotros mismos, Dios hará que caigamos una y otra y otra y otra
vez.
2º
Corintios 13:4 Porque aunque fue crucificado en debilidad, vive por el poder de
Dios. Pues también nosotros somos débiles en él, pero viviremos con él por el
poder de Dios para con vosotros.
Nosotros somos débiles en Cristo, pero vivimos
con él por el poder de Dios para con nosotros; entiende esto de una vez por
todas. Lo que tenemos que hacer es entregarle nuestros cuerpos al Señor en
sacrificio vivo para que tome el control de ellos (Romanos 12:1), eso es todo.
Pablo tenía un aguijón en la carne, algunos creen que era una enfermedad, otros opinan
que era algún pecadillo o alguna tentación. Lo cierto es que era una debilidad, podría ser el mal
carácter, una limitación emocional, un trauma, un complejo de inferioridad o
superioridad, podría ser cualquier cosa.
Entonces Pablo le pidió a Dios que le quitara
esa debilidad, pero Dios le contestó que
no se la quitaría para que no se exaltara o gloriara sobremanera (2 Corintios 12:7-8).
2º
Corintios 12:9 Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona
en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis
debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.
Dios le dijo a Pablo: Bástate a mi gracia, porque mi poder se perfecciona en tu debilidad. Si pudiésemos vencer el pecado y la
tentación, entonces nos gloriaríamos y le quitaríamos toda gloria al Señor,
por eso él nos quiere débiles para que
repose sobre nosotros el poder de Cristo. Él ha dicho: bástate a mi gracia.
Solemos negar nuestras debilidades, las
defendemos, las excusamos, las ocultamos y las resentimos, lo que le impide a Dios usarlas de la manera que
desea hacerlo.
Isaías
55:8 Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos
mis caminos, dijo Jehová. 55:9 Como son más altos los cielos que la tierra, así
son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que
vuestros pensamientos. 55:10 Porque como desciende de los cielos la lluvia y la
nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y
producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, 55:11 así será mi
palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo
quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.
Creemos que Dios piensa como nosotros, pero no
es así, Dios tiene una perspectiva diferente de las cosas, él actúa de una
manera opuesta a lo que nosotros esperamos.
Pensamos que Dios quiere usar nuestras fortalezas, pero lo que
quiere es usar nuestras debilidades para su gloria. Dios es atraído a los
débiles y considera el reconocimiento de nuestras necesidades como un atributo de los “pobres
de espíritu”, para hacer su obra en nosotros.
En Mateo
9:13 Jesús dijo que el no vino a
llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento, porque el poder de
Dios se perfecciona en los débiles.
1
Corintios 1:25 Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo
débil de Dios es más fuerte que los hombres. 1:26 Pues mirad, hermanos, vuestra
vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni
muchos nobles; 1:27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a
los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte;
1:28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para
deshacer lo que es, 1:29 a fin de que nadie se jacte en su presencia.
Dios usa a los débiles, a los pecadores como
usted y yo, porque no quiere que nadie se jacte en su presencia. La Biblia está
llena de ejemplos de cómo Dios ama y usa a los imperfectos, a las personas
ordinarias para hacer cosas extraordinarias a pesar de sus debilidades. Si Dios
usara los perfectos, nada sería hecho, porque ninguno de nosotros es perfecto.
1
Corintios 1:30 Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido
hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; 1:31 para
que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.
Estamos en
Cristo
por la gracia de Dios, y es en Cristo, no en nosotros, que Dios
nos ha hecho sabios, justos, santos y redimidos, para que el que se quiera
gloriar, que lo haga en Cristo.
Cuando pensamos en nuestras debilidades, somos
tentados a creer que Dios no puede
usarnos, pero a Dios no lo detienen nuestras limitaciones. De hecho, Él
disfruta poner su poder en envases comunes. La Biblia dice en 2 Corintios 4:7 que “tenemos
este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y
no de nosotros”.
Al igual que la artesanía común, somos frágiles,
defectuosos y fáciles de quebrar. Pero Dios nos usará si le permitimos trabajar
por medio de nuestras debilidades. Para que esto ocurra debemos reconocer esas
debilidades y entregárselas a Dios, que es lo que no hacen los fariseos.
Alegrémonos de ser débiles, de tener necesidades
y dificultades, porque lo que nos hace fuertes es el reconocer esas
debilidades; son ellas las que nos hacen depender de Dios. Él ha dicho, bástate a mi gracia.
Pablo no se gloriaba en sus fortalezas, sino en
sus debilidades, porque es en las debilidades que reposa el poder divino.
Dios usa nuestras debilidades como un regulador que nos previene de no ir muy
rápido ni el adelantarnos a Dios.
Dios mandó a Gedeón con 300 hombres a
enfrentarse con el ejército madianita compuesto por 135.000 hombres. Esto
pareció una fórmula para el desastre, sin embargo lo que Dios le estaba
diciendo era: bástate a mi gracia.
Dios quería
que Israel entendiera que no podía
vencer a los madianitas por sus propias fuerzas sino por la gracia de Dios.
Mientras que las fortalezas cultivan un espíritu
independiente y la persona puede decir: “Yo
no necesito de nadie”, nuestras debilidades
nos enseñan que necesitamos de Dios; nuestras debilidades aumentan nuestra sensibilidad espiritual.
Dios quiere que tengamos un ministerio parecido
al de Cristo en la tierra, lo que quiere decir que otras personas encuentren sanidad
en nuestras heridas.
Si no has sido drogadicto no puede ser consejero
para los drogadictos, porque lo que les dices sale de tu alma, no te tu
espíritu. Si no has sido alcohólico tampoco puede ser consejero de alcohólicos.
Hebreos
5:8 Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; 5:9 y
habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos
los que le obedecen;
La palabra de
Dios nos revela que Jesús, aunque era el hijo de Dios, aprendió a
obedecer y fue perfeccionado a través del
sufrimiento. Si Jesús necesitó pasar por esa experiencia para poder ser perfeccionado,
de igual manera, nosotros necesitamos la
experiencia del sufrimiento, de la vergüenza de fallarle a Dios una y otra vez por causa de nuestras
debilidades, para poder ser guías para otros.
Las cosas que más te apenan, las que más te
avergüenzan, y las que menos quieras compartir, son las herramientas que Dios
puede usar con más poder para sanar a otros.
Pablo nunca escondió sus
debilidades, él dijo: “Porque no hago el
bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago” (Romanos 7:19)”, “Y estuve
entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor” (1 Corintios 2:3).
Puedes tener miedo a bajar tus defensas y a
abrir tu vida a otros, porque cuando revelas tus fallas, tus sentimientos, tus
frustraciones y tus temores te arriesgas a ser rechazado. Pero es necesario para el crecimiento espiritual,
mientas vivas una vida falsa como la de
los fariseos, le impedirás a Jesús que se forme en ti.
Además, reconocer nuestras debilidades, nos
ayuda a liberarnos emocionalmente, nos alivia
el estrés, desactiva nuestros temores y es el primer paso para la libertad, mientras
más trasparente seas, más recibirás la gracia de Dios. Recuerda que él ha
dicho: bástate a mi gracia.
El orgullo
te impide crecer espiritualmente, mientras que el reconocimiento de tus
debilidades es el camino hacia la intimidad con Dios.
Si todo lo que los creyentes solo ven fortalezas
en los otros creyentes y en especial en sus líderes, se desalientan. Pero cuando
ven a Dios usándolos a pesar de tus debilidades, eso los consuela y les da
esperanza de ser utilizados por Dios. Las
fortalezas crean competencias, mientras que las debilidades producen comunión.
“Por tanto, de buena gana me gloriaré más
bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” (2
Corintios 12:9), dijo
Pablo. Al igual que Pablo, en vez de mostrarte santo e inmaculado, preséntate
como un trofeo de gracia.
Cuando Satanás apunte a tu debilidad, en lugar
de desanimarte, debes gloriarte para que
el poder de Cristo repose en ti.
Génesis
32:24 Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el
alba. 32:25 Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del
encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él
luchaba.32:26 Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te
dejaré, si no me bendices.32:27 Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él
respondió: Jacob. 32:28 Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob,
sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.
Algunas veces, Dios convierte una fortaleza en
debilidad para podernos usar. Jacob era un manipulador que todo lo hacía
en sus fuerzas. Una noche, mientras
luchaba con el ángel de Dios, dijo: “No
voy a dejarte hasta que me bendigas”. Dios le respondió: “Está bien”, pero entonces le agarró el
muslo a Jacob y se lo descoyuntó.
¿Qué significa eso? El muslo es el músculo más
fuerte del cuerpo. Dios dislocó el muslo de Jacob para quitarle la fuerza. Lo
que eso significa es que de ese día en adelante
Jacob no podía apoyarse en sí mismo, Dios transformó su fortaleza en
debilidad.
Jacob significa “suplantador”; “el que reina”. Dios le
cambió el nombre por Israel que significa “Dios reina”. Después de eso, Jacob quedó
renco para siempre y dejó de hacer las cosas por sí mismo, comenzó a apoyarse en Dios. Y
Dios pudo usar a Jacob, solamente después de que convirtiera su fortaleza en
debilidad.
1 Timoteo
1:15 Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al
mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.
En la primera carta a Timoteo, Pablo confiesa
ser el primero de los pecadores. En Romanos
7, versos 15 al 25 en adelante, vemos a un hombre que quiere hacer el bien, pero termina haciendo el mal, se
lamenta y se siente miserable. Esto es lo que le sucede a todos aquellos que no conocen la gracia, tratan y tratan y
no pueden lograr la victoria, van de derrota en derrota.
Entonces Dios le hace ver que no hay condenación alguna para el que
está en Cristo Jesús, el que no anda
conforme a la carne sino conforme al Espíritu (Romanos
8:1-2), en otras palabras el que acepta sus debilidades y reposa en Cristo para que Cristo venza
por él.
Veamos el caso de David, era un pecador que se lamentaba una y otra vez de sus
pecados, pero él no ocultaba esas debilidades, en muchos de los salmos las
reconoce y le pide a Dios misericordia. David dijo:
Salmo 32:1
Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.
32:2 Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad.
Eso somos nosotros. Dios nos ha perdonado todos
nuestros pecados y ha prometido nunca más acordarse de ellos (Hebreos 10:17). El problema del pecado
es un problema resuelto para el creyente que está en Cristo Jesús. Él no se
acordará de tus pecados porque Jesús pagó por todos ellos, y usará tus debilidades para perfeccionar
su poder en ti.
Gálatas
3:27 porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis
revestidos.
Dios no ve nuestra vestimenta pecaminosa, él nos
ve revestidos de Cristo, nos ve cubiertos con la santidad de Cristo. El pecado
es un asunto del viejo hombre, no es un asunto de la nueva criatura, la nueva
criatura no tiene pecado.
Fuimos crucificados con Cristo, el que vive ahora es Cristo en nosotros (Gálatas 2:20) y Cristo no tiene pecado.
Lo único que queda de nosotros es la carne (la habitación terrenal del
espíritu) y lo que vivimos en la carne lo debemos vivir por fe no por vista,
dejando que Cristo en la persona del Espíritu Santo tome el control.
No te dejes llevar por la levadura de los
fariseos, sé tú mismo, muéstrate tal como eres, sin hipocresías, sin careta y
el Señor hará la obra en ti. Recuerda que el
poder de Dios se perfecciona en tus debilidades, y él ha dicho: “bástate
a mi gracia”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario