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Hay personas con diferentes
vicios, que se convirtieron en hijos de Dios, pero recayeron una y otra vez.
Entonces se sienten despreciables, indignos y traidores de Dios. Lo más grave,
es que los demás miembros de su congregación los señalan, los condenan y los
hacen a un lado, como si ellos nunca le fallaran a Dios. Tanto para los que caen, como para los que los
critican, está escrita una historia en la Biblia, en la cual Dios le dijo al profeta Oseas: “Ve,
tómate una mujer adúltera” por esposa.
Oseas 1:1 Palabra de Jehová que vino a Oseas hijo de Beeri, en días de
Uzías, Jotam, Acazy Ezequías, reyes de Judá, y en días de Jeroboam hijo de
Joás, rey de Israel. 1:2 El principio de la palabra de Jehová por medio de
Oseas. Dijo Jehová a Oseas: Ve, tómate una mujer fornicaria, e hijos de
fornicación; porque la tierra fornica apartándose de Jehová.
Dios quería que Oseas experimentara
en carne propia lo que él sentía. Oseas predicaba en una nación cuyos ciudadanos
adoraban otros dioses, pero creían que hacían lo correcto, como sucede
actualmente.
Oseas se sentía desanimado por la reacción de su pueblo
ante su mensaje, entonces acudió a Dios
quien le dijo: “quiero que te cases”. Oseas debió de animarse al oír eso, porque era solterón.
Y Dios agregó: “debe ser una adúltera porque
la nación es adúltera”, en otras palabras, me traiciona con otros dioses, y
quiero que tu matrimonio sirva de ejemplo.
Existen millones de
personas en el mundo que dicen amar a Dios, pero tienen otros dioses ¿Qué es un
dios? Un ser todopoderoso que puede
concederte milagros y por lo tanto es objeto de culto. Millones de personas
se inclinan ante la imagen de la virgen María y ante cientos de santos
católicos y les dan honra como si fuesen verdaderos dioses. Creen que eso
agrada a Dios, pero lo que eso hace es traer la ira de Dios, porque Dios ha
dicho claramente:
Éxodo 20:3 No tendrás dioses ajenos delante de mí. 20:4 No te harás
imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la
tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. 20:5 No te inclinarás a ellas, ni
las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la
maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de
los que me aborrecen.
En lugar de traer
bendición, lo que eso trae es el castigo
de Dios a ellos y a sus generaciones, porque Dios considera que en lugar de
amarlo lo aborrecen.
Hay un momento en que
tenemos que quitarnos la venda, despojarnos de todo fanatismo religioso y
aceptar que somos adúlteros en sentido espiritual y que aunque Dios nos ama, él
aborrece esa idolatría, la cual impide
que alcancemos la salvación.
Lo cierto es que Oseas conoció
a una mujer adúltera, una mujer que tenía varios amantes, era una mujer muy hermosa;
esa mujer era Gomer, a la cual Oseas
le ofreció matrimonio.
Oseas 1:3 Fue, pues, y tomó a Gomer hija de Diblaim, la cual concibió y
le dio a luz un hijo.
Oseas sacó a aquella
mujer del lodo en que se revolcaba, le dio un nombre, ahora Gomer era la esposa
de un profeta respetado y se convirtió en una señora digna.
Colosenses 2:13 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la
incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos
los pecados.
Eso es lo que Dios
hace con nosotros, nos saca de la inmundicia en que vivimos, nos perdona
nuestro pasado cargado de adulterio espiritual y de muchos otros pecados y nos
reviste de Cristo (Gálatas 3:27), nos reviste con ropas teñidas en sangre que simbolizan
la salvación.
Todo eso “es por gracia, por medio de la fe; no es
algo que obtenemos por nuestro buen comportamiento, es lo que Dios nos da sin
merecimiento para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9), ¿Por qué te
glorías y ves a los demás con desprecio?
No te creas más que nadie, no critiques al que recae en un vicio, ni lances
piedras porque eres igual o peor que la mujer de Oseas.
Colosenses 2:16 2:16 Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o
en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo.
Dice la palabra
de Dios que no juzgues a nadie por lo que come o por lo que bebe, o por sus días
de fiestas, porque de no ser por la misericordia y la gracia de Dios, tú que te crees santo no saldrías absuelto.
Oseas 1:4 Y le dijo Jehová: Ponle por nombre Jezreel; porque de aquí a
poco yo castigaré a la casa de Jehú por causa de la sangre de Jezreel, y haré
cesar el reino de la casa de Israel. 1:5 Y en aquel día quebraré yo el arco de
Israel en el valle de Jezreel.
Oseas y Gomer tuvieron un primer hijo, y Dios le dijo a
Oseas que ese hijo debía llamarse Jezreel
¿De dónde salió ese nombre? Cuenta la palabra de Dios, que un
día Jezabel, la reina malvada
esposa de Acab, estaba mirando por la ventana, desde el piso alto, cuando Jehu, un general
del ejército que estaba en el patio, ordenó a los criados que la tirasen por la ventana,
cosa que hicieron.
Ella quedó muerta en el suelo y los perros se la comieron, y desde entonces
ese patio fue conocido con el nombre de Jeezrel (2ª Reyes 9:3037)
que significa “Dios esparce”
Y Jezreel fue
el nombre que escogió Dios para el primogénito
de Oseas, para que cada vez que Oseas llamase a su
hijo por su nombre, los que lo criticaban por haberse casado con una adúltera, recordaran
que ellos eran peores que Gomer, y que de no ser por la misericordia de Dios, serían esparcidos, muertos y comidos por
los perros.
Oseas 1:6 Concibió ella otra vez, y dio a luz una hija. Y le dijo Dios:
Ponle por nombre Lo-ruhama, porque no me compadeceré más de la casa de Israel,
sino que los quitaré del todo. 1:7 Mas de la casa de Judá tendré misericordia,
y los salvaré por Jehová su Dios; y no los salvaré con arco, ni con espada, ni
con batalla, ni con caballos ni jinetes.
Con el paso del tiempo le nació una hija a Oseas, a la que por
mandato divino le pusieron por nombre Lorujama que significa "sin
compasión e impaciente”.
Imagínese lo que es ponerle un nombre así a una hija suya. Y
es que a cada vez que llamaran a Lo-rujama por su nombre, Dios le estaría
recordando a su pueblo que ya “no tendría más compasión,
que se le estaba acabando la paciencia”.
Oseas 1:8 Después de haber destetado a Lo-ruhama, concibió y dio a luz
un hijo. 1:9 Y dijo Dios: Ponle por nombre Lo-ammi, porque vosotros no sois mi
pueblo, ni yo seré vuestro Dios. 1:10 Con todo, será el número de los hijos de
Israel como la arena del mar, que no se puede medir ni contar. Y en el lugar en
donde les fue dicho: Vosotros no sois pueblo mío, les será dicho: Sois hijos
del Dios viviente. 1:11 Y se congregarán los hijos de Judá y de Israel, y
nombrarán un solo jefe, y subirán de la tierra; porque el día de Jezreel será
grande.
Cuando la niñita fue destetada, Gomer concibió de nuevo y tuvo un tercer hijo a quien Dios le puso por nombre Loammi " que significa “no sois mi
pueblo”.
Eso era lo que Dios le
estaba diciendo a Israel: “ustedes ya no
son mi pueblo”, Dios estaba pronunciando juicio,
pero su gracia también se estaba poniendo
de manifiesto: “en el lugar donde fue dicho no sois mis hijos,
les será dicho sois hijos del Dios viviente y el día de Jezreel será grande”.
Y es que no importa cuántas veces recaigamos, si
levantamos los ojos hacia Dios, pidiendo misericordia, él nos levantará, nos
limpiará y nos dará un abrazo lleno de amor.
Gomer había renunciado a su vida pasada para
vivir para Oseas, eso es lo que hacemos o prometemos a Dios, cuando por gracia
llegamos a ser de Cristo, renunciamos a nuestra vida pasada para vivir
para Cristo (2 Corintios 5:15).
Pero pasado un tiempo, Gomer
quiso volver a vivir su propia vida. Un día Oseas llegó a su casa y se encontró una nota de Gomer
en donde le decía que había decidido volver
a la vida mundana que le gustaba.
Eso es lo que
hacen muchos creyentes, viven para Cristo, pero eso les dura muy poco, ya que regresan a sus vidas pasadas para hacer su voluntad y no la voluntad de Dios.
Oseas 2:4 Ni tendré misericordia de sus hijos, porque son hijos de
prostitución. 2:5 Porque su madre se prostituyó; la que los dio a luz se
deshonró, porque dijo: Iré tras mis amantes, que me dan mi pan y mi agua, mi
lana y mi lino, mi aceite y mi bebida. 2:6 Por tanto, he aquí yo rodearé de
espinos su camino, y la cercaré con seto, y no hallará sus caminos. 2:7 Seguirá
a sus amantes, y no los alcanzará; los buscará, y no los hallará. Entonces
dirá: Iré y me volveré a mi primer marido; porque mejor me iba entonces que
ahora. 2:8 Y ella no reconoció que yo le daba el trigo, el vino y el aceite, y
que le multipliqué la plata y el oro que ofrecían a Baal.
Gomer volvió a sus
amantes, que le daban cosas materiales y la complacían en los deseos de la
carne. Se olvidó que todo lo que tenía y había recibido venía del Señor,
haciendo mal uso de ello. Se olvidó que llegó a ser esposa de Oseas por gracia
y no por merecimiento.
Eso no es solo de Gomer,
eso es lo que hacen la gran mayoría de creyentes, se olvidan que todo lo que
tienen, tanto material como espiritual se los dio el Altísimo, no valoran el precio de la sangre de Jesús
y cuando van a la iglesia, lo que ofrendan son limosnas, como si Dios fuese un
limosnero.
Pero el amor y la misericordia de Dios es más grande
que su ira, aunque está molesto, quiere
de regreso a sus hijos adúlteros.
Dios “rodea
de espinos” el camino de Gomer para hacerla volver a su casa. Pero no
solo el camino de Gomer; Dios rodea de espinos el camino de todos sus hijos que quieren volver a su vida
pasada. Los “cerca con seto” para que no hallen sus caminos de vuelta al
reino de las tinieblas.
De pronto, todo se pone difícil,
las cosas no salen como esperaban, culpan al diablo, pero no es el diablo, es
el Dios y Padre Celestial el que está marcando el camino.
Llegará un momento en
que lo único que les queda es “levantar
nuevamente sus manos hacia el creador solicitando misericordia”.
Eso fue lo que sucedió
con Gomer, las cosas se pusieron difíciles, sus amantes ya no le compraban ropa
buena, sino que le traían “ropa americana”.
Ya no le daban lo suficiente para que comprara comida, y es posible que Dios hiciera
que sus encantos disminuyeran.
Si eres hijo de Dios, debes tomar muy en cuenta
que el Padre celestial no va a permitir
que regreses a la inmundicia en que vivías y te va a llevar por el camino del sufrimiento para que recapacites:
Hebreos 12:5 y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os
dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni
desmayes cuando eres reprendido por él; 12:6 Porque el Señor al que ama,
disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo. 12:7 Si soportáis la disciplina,
Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no
disciplina? 12:8 Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido
participantes, entonces sois bastardos, y no hijos.
Desde el mismo momento
en que nos convertimos en hijos de Dios, él nos va disciplinar para traernos de
regreso cuando le demos la espalda. Si no regresamos por bien, regresamos por mal, pero regresamos,
porque Dios nos ama y va a producir el hacer como el querer en nosotros, para
que volvamos a él.
Hebreos 5:8 Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la
obediencia; 5:9 y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna
salvación para todos los que le obedecen;
La palabra de Dios nos
revela que Cristo aprendió la obediencia por medio del sufrimiento. Si eso sucedió con Cristo, con mayor razón
sucederá con nosotros.
Habrá un día en que nada
sale bien, habrá un día en que la ruina nos cobija, o que una enfermedad nos
cubre. Tal vez perdamos el trabajo o los bienes que tenemos, cualquier cosa
puede pasar. Dios irá contra aquello que
esté ocupando su lugar, nos hará sufrir para
que al igual que el hijo pródigo nos volvamos a él.
Oseas 3:1 Me dijo otra vez Jehová: Ve, ama a una mujer amada de su
compañero, aunque adúltera, como el amor de Jehová para con los hijos de
Israel, los cuales miran a dioses ajenos, y aman tortas de pasas. 3:2 La compré
entonces para mí por quince siclos de plata
y un homer y medio de cebada.
No se dan los detalles
de lo que sucedió con Gomer y sus amantes, lo único que se nos hace saber es
que llegó un día en que Gomer fue venida por su amante como esclava. El profeta Oseas se entera de la situación de
Gomer, no sabe qué hacer al respecto, y con el corazón destrozado acudió a Dios llorando.
Entones Dios le dijo: "Oseas, yo se que amas a esa mujer
a pesar de lo que te ha hecho,
tal y como yo amo a mi pueblo, apúrate, muéstrale tu amor por ella de la misma manera que yo
le muestro el amor a mi pueblo.”
Entonces Oseas salió corriendo y fue a participar en la subasta. Se
quedó mirando a Gomer mientras la traían y la colocaban
en el banquillo y allí estaba aquella mujer, totalmente
desnuda ante la multitud. El subastador comenzó
la puja, alguien ofreció tres piezas de plata y Oseas subió a cinco. Alguien subió la oferta a ocho y Oseas a diez. Otra persona ofreció once y él ofreció doce. Entonces
Oseas ofreció quince piezas de plata y una medida de cebada, cayó el martillo del subastador y Oseas recuperó
a su mujer, se acercó a ella, la vistió y se la llevó de la mano a su casa.
Oseas 3:3 Y le dije: Tú serás mía durante muchos días; no fornicarás, ni
tomarás otro varón; lo mismo haré yo contigo.
El anterior es quizás
uno de los versículos más hermosos
de toda la Biblia. Oseas
vuelve a prometerle amor y fidelidad y fue todo cuanto pudo aceptar esta mujer, que había caído y se había arrastrado
en el pozo de la desgracia y de la vergüenza.
Pero el amor de este hombre quebrantó
su corazón. A partir de ese momento Gomer le fue fiel a Oseas y se convirtió en una esposa honesta, trabajadora y fiel.
Y eso es lo que Dios
espera de su pueblo, que aprenda la lección y decida por fin serle fiel y que
le corresponda amorosamente a tanto perdón.
Oseas 9:25 Como también en Oseas dice: Llamaré pueblo mío al que no era
mi pueblo, Y a la no amada, amada. 9:26 Y en el lugar donde se les dijo:
Vosotros no sois pueblo mío, Allí serán llamados hijos del Dios viviente.
Gracias a la infidelidad
de Israel, Dios nos llamó a los gentiles a ser también su pueblo. Así que esta
historia es para todos los creyentes que nos apropiamos de la promesa de
Salvación
Oseas 3:4 Porque muchos años estarán los hijos de Israel sin rey, ni gobernante, ni sacrificio, ni piedras rituales,
ni efod ni ídolos domésticos.
Esa profecía se cumplió
en Israel, ellos vivieron por muchos años, sin un lugar propio, sin un
gobernante. Desde la destrucción de Jerusalén en el año 70 A.D. a manos del General Tito de los ejércitos
romanos, Israel estuvo sin rey, y sin sacrificio
sacerdotal. Y todo por culpa de su
infidelidad al adorar dioses falsos.
Oseas 5:15 Andaré y volveré a mi lugar, hasta que reconozcan su pecado y
busquen mi rostro. En su angustia me buscarán.
La historia de Israel está
escrita como un gran ejemplo, está escrita para que entendamos la disciplina de
Dios para con los suyos. Si Israel tuvo que pasar tiempos tan duros ¿Cómo crees
que escaparás tú de la disciplina de Dios?
“Andaré y volveré a mi lugar hasta que reconozcan su pecado y busquen mi
rostro, y eso harán en su angustia”, ha dicho Dios. Que terco es el hombre,
tiene que sentir la mano de Dios para reaccionar.
Romanos 11:22 Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad
ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si
permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado.
Dios es bondadoso para
el que permanece en su gracia, pero es severo para el que la rechaza, tan
severo que podríamos hasta ser despojados de la salvación.
Oseas 6:1 Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará;
hirió, y nos vendará. 6:2 Nos dará vida después de dos días; en el tercer día
nos resucitará, y viviremos delante de él.
El ayer ya pasó, hoy
estamos viviendo la angustia de nuestro rechazo pero hay un tercer día de resurrección, siempre hay un tercer día con una
esperanza para el que vuelve arrepentido a las manos del Señor. Puedes caer una
y otra vez, pero en cuanto extiendas las manos al Señor, él las tomará y te
sacará nuevamente del fango.
Oseas 14:1 Vuelve, oh Israel, a Jehová tu Dios; porque por tu pecado has
caído. 14:2 Llevad con vosotros palabras de súplica, y volved a Jehová, y
decidle: Quita toda iniquidad, y acepta el bien, y te ofreceremos la ofrenda de
nuestros labios.
Nunca culpes a
Dios por lo que estás sufriendo, porque por
tu pecado has caído, Dios no tiene la culpa de nada. Él ha estado intentando conseguir
que comprendas la verdad y lo único que puede aliviar tu agonía
es regresar a él.
Dios no nos puede restaurar
hasta que no decidamos
regresar a él.
Por favor, vuelvan al
Señor y díganle “Quita toda iniquidad, y
acepta el bien, y te ofreceremos la ofrenda de nuestros labios”, o sea lo único que le podemos ofrecer que es
nuestra alabanza.
Oseas 14:3 …nunca más diremos a la obra de nuestras manos: Dioses
nuestros; porque en ti el huérfano alcanzará misericordia. 14:4 Yo sanaré su
rebelión, los amaré de pura gracia; porque mi ira se apartó de ellos.
Esto es para los que aún tienen imágenes
a las cuales les dan honra. Dice Dios que el sanará tu rebelión y te amará de
pura gracia (sin que lo merezcas), que su ira se apartará de ti cuando dejes de tratar como dioses a las obras de
las manos, o sea a las imágenes.
Y el profeta Oseas, luego
de vivir su historia, nos da el más hermoso de los consejos:
Oseas 14:9 14:9 ¿Quién es sabio para que entienda esto, y prudente para que
lo sepa? Porque los caminos de Jehová son rectos, y los justos andarán por
ellos; mas los rebeldes caerán en ellos.
¿Eres sabio y prudente
para entender mi historia? Dice Oseas. ¿Puedes
ver en mi historia los elementos del eterno triángulo?
A un Dios de amor, al corazón humano infiel y el engañoso
atractivo del mundo.
La historia de Gomer, es
tu historia y la mía, intentamos satisfacernos a nosotros mismos con ídolos engañosos,
no solamente con las imágenes sino con el amor al dinero y a las cosas de este
mundo.
Al igual que Gomer, intentamos huir de Dios para
vivir en los placeres vacíos, en la bebida, en el trabajo o en la vida social, pero tan pronto como creemos
haber escapado y haber ido suficientemente lejos, Dios se nos atraviesa para recordarnos que él es
nuestro verdadero amor y que si no volvemos por las buenas, volveremos por las
malas, depende de nosotros.
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