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Al toque de seis
trompetas del Apocalipsis calamidades impensables para la humanidad se
llevarán a cabo. Luego hay una pausa que
nos habla de una visita especial del cielo. Hecha la pausa, se tocará la sétima
trompeta y sucederá algo sumamente extraordinario que solamente los que conocen
la palabra de Dios podrán entenderlo:
LOS DOS
TESTIGOS
Apocalipsis
11:1 Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo:
Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él. 11:2
Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo
midas, porque ha
sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta
y dos meses.
Antes de que se toque la sétima trompeta se le pide
al apóstol Juan que mida el templo, que mida el altar y que mida los que adoran
en él. ¿Por qué? Bueno, cuando usted va
a construir algo, primero hace las medidas ¿No es cierto? Es tan cierto, que a
Juan se le pide que mida el templo porque llegó
el momento que el Templo de Salomón sea reconstruido para que los judíos
celebren sus sacrificios sacerdotales.
Esa reconstrucción será al final de la sexta trompeta y antes del toque de la sétima. Note usted que la parte de afuera del templo
no será medida porque será tomada por el
anticristo y los gentiles, quienes hollarán Jerusalén durante 42 meses.
Hemos dicho, que los judíos esperan que aparezca el Mesías para
que: 1) consiga la paz, 2) para que
reconstruya el templo y 3) para que se reinicien los sacrificios.
Recordemos que los siete años del apocalipsis se
inician con la firma del tratado de paz. Al toque de seis trompetas ya ha
pasado un tiempo de que el tratado de paz se firmó. El anticristo o príncipe
que ha de venir fue el mediador para que eso sucediera. Por su parte, los demonios que fueron
liberados levantaron a través de los líderes religiosos toda una campaña a
favor de la única y nueva religión que señala al anticristo como el salvador
del mundo.
Los judíos están con la duda de si ese señor será
o no será el Mesías, pero de pronto el
anticristo sirve de mediador para que
se ordene la reconstrucción del templo, lo que los termina de convencer que
ese hombre verdaderamente es el Mesías, ganando su admiración, respeto y con
ello el apoyo para que tome el control del “nuevo orden mundial”.
Apocalipsis
11:3 Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días,
vestidos de cilicio.
El anticristo está a punto de tomar el poder, y
este señor no va a permitir que se predique el evangelio de Cristo porque él se
hará pasar por el Mesías.
Todos tienen que adorarlo a él, se iniciará una
persecución contra los creyentes y ya nadie podrá predicar el evangelio de
Cristo porque eso contradice lo que se ha estado predique será arrestado y
ejecutado.
Pero Dios no se queda quieto, Dios prepara su
estrategia y envía dos testigos
especiales para que cumplan esa misión. Son embajadores plenipotenciarios
del Reino de Dios, se les llama testigos porque darán testimonio de Cristo ante
la oposición del anticristo. Ellos van a
predicar
durante 1.260
días, es decir durante los tres años
y medio en que el anticristo gobierne el mundo.
Estos dos embajadores aparecen vestidos de cilicio, o sea con ropas ásperas,
de color negro, como una expresión de
duelo, de dolor y sufrimiento (Génesis
37:34, Lamentaciones 2:10, 1 Reyes 21:25-29) por todo lo que ha estado
sucediendo y por lo que se avecina.
Apocalipsis
11:4 Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie
delante del Dios de la tierra.
El apóstol dice que son “dos olivos” y a la vez “dos
candeleros” que están delante del Dios de la tierra. Son candeleros porque alumbrarán en medio de la oscuridad espiritual
de la humanidad en ese momento (Salmo
119:105). Y son dos olivos porque están ungidos con el Espíritu Santo, eso
es lo que representa el aceite de oliva (Éxodo
30:24).
Apocalipsis
11:5 Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos, y devora a sus enemigos; y si alguno
quiere hacerles daño, debe morir él de la misma manera. 11:6 Estos tienen poder
para cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía; y
tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la
tierra con toda plaga, cuantas veces quieran.
El anticristo los verá predicar porque no puede hacer
nada para evitarlo ya que Dios les da un
poder sobrenatural a los testigos. De
sus bocas saldrá fuego para eliminar a
todo el que quiera hacerles daño. Además tienen el poder para que no llueva, para convertir
las aguas en sangre y para herir a la tierra con todo tipo de plagas como
sucedió cuando Moisés sacó a los israelitas de Egipto ¿Quiénes son esos
testigos?
Malaquías
4:5 He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová,
grande y terrible. 4:6 El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos,
y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la
tierra con maldición.
Malaquías profetizó acerca de uno de ellos, dijo
que Elías vendría antes del día grande y terrible de Jehová (la gran
tribulación). Recordemos que Elías fue arrebatado (2 de Reyes 2:11) hace muchos siglos.
Algunos estudiosos afirman que el otro testigo
es Enoc, porque Enoc tampoco murió sino
que fue arrebatado (Génesis 5:24), sin
embargo, el apóstol Pedro nos revela en 2
Pedro 1:16-18 lo siguiente:
“Porque
no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo
siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios
ojos su majestad. Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue
enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en
el cual tengo complacencia. Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando
estábamos con él en el monte santo.”
Pedro dice que él no enseñó la venida de nuestro
Señor siguiendo fábulas, sino porque estuvo presente cuando Jesús se transfiguró
(Mateo 17:1-5) y da a entender que
esa transfiguración es una imagen de la
segunda venida de Jesús.
En esa imagen aparecen Moisés y Elías con Jesús, lo que parece sugerir que ellos son los
dos testigos. Y el cuerpo de Moisés no
sufrió corrupción porque Dios se lo llevó cuando el diablo lo quería para él (Judas 9). Posiblemente Dios lo resucitó
inmediatamente y lo ascendió a los cielos. Además las plagas que se mencionan nos recuerdan al Moisés de Egipto. Y
que deje de llover nos recuerda a Elías que oraba para que no lloviera y dejaba
de llover.
Lo más acertado es que los testigos sean Moisés
y Elías, porque además, Elías simboliza la profecía y Moisés simboliza la Ley:
los dos fundamentos del Viejo Pacto, mientras que Jesús simboliza el Nuevo
Pacto. Y eso fue lo que Pedro vio y entendió el día de la transfiguración.
Apocalipsis
11:7 Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará
guerra contra ellos, y los vencerá y los matará. 11:8 Y sus cadáveres estarán
en la plaza de la grande ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y
Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado. 11:9 Y los de los pueblos,
tribus, lenguas y naciones verán sus cadáveres por tres días y medio, y no permitirán
que sean sepultados. 11:10 Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre
ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos unos a otros; porque estos dos
profetas habían atormentado a los moradores de la tierra.
Una vez que los dos testigos hayan cumplido con
su labor, la bestia (el anticristo) los aniquilará. Sorprendentemente, eso se
convierte en motivo de una gran celebración. Los hombres se negarán a enterrar a estos dos testigos,
jactándose de su muerte y colocando sus cadáveres donde todo el mundo los pueda
ver.
Esto parece ser una anticipación de lo que nos
ofrece la tecnología de la televisión vía satélite, porque toda nación, tribu,
lengua y pueblo contemplará los cadáveres de estos dos testigos.
Los testigos serán muertos en Jerusalén, en donde crucificaron a
Jesús, ciudad que es comparada con Sodoma por la “corrupción” y con Egipto por la “persecución” a que ha sido sometida en el pasado y lo será en esos
días.
Apocalipsis
11:11 Pero después de tres días y medio entró en ellos el espíritu de vida
enviado por Dios, y se levantaron sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los
que los vieron. 11:12 Y oyeron una gran
voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube; y sus
enemigos los vieron. 11:13 En aquella hora hubo un gran terremoto, y la
décima parte de la ciudad se
derrumbó, y por el terremoto murieron en
número de siete mil hombres; y los demás
se aterrorizaron, y dieron gloria
al Dios del cielo. 11:14 El segundo ay pasó; he aquí,
el tercer ay viene pronto.
Pero, al igual que sucedió con Jesús, estos dos
testigos, serán resucitados al tercer día y ascenderán al cielo ante los ojos
de la multitud asombrada.
Se nos dice en dos ocasiones que las personas tiemblan de miedo, pues
sienten el frío de su propia derrota ante lo que ven.
Seguidamente se produce un terremoto masivo, igual que sucedió, cuando fue crucificado Jesús.
Una décima parte de la ciudad se
colapsará y morirán 7.000 personas. De inmediato el séptimo ángel hace sonar su
trompeta y eso nos sitúa en el fin de la serie de las trompetas.
LA SÉTIMA
TROMPETA
Apocalipsis
11:15 El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que
decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo;
y él reinará por los siglos de los siglos. 11:16 Y los veinticuatro ancianos
que estaban sentados delante de Dios en
sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios, 11:17
diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y
que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado. 11:18 Y se
airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que
temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que
destruyen la tierra. 11:19 Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el
arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un
terremoto y grande granizo.
Dios anuncia el reino milenario de Cristo, anuncia
que ha llegado el tiempo de juzgar a “los muertos en Cristo”, no para
castigarlos, sino para darles galardones.
Ha llegado el momento de dar galardón a los que
temen a Dios y de destruir a los que no lo hacen.
El templo
de Dios se abre para que se vea el arca del pacto y el altar del
sacrificio. Relámpagos, voces, truenos,
un terremoto y grande granizo es tan solo el anuncio de lo que se avecina.
1 Corintios
15:51 He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos
transformados, 15:52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final
trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados
incorruptibles, y nosotros seremos transformados. 15:53 Porque es necesario que
esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de
inmortalidad. 15:54 Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción,
y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra
que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.
Pablo nos dice, de manera clara, que el arrebato
se llevará a cabo a la “final trompeta”, ni antes ni
después. Al tocar la sétima trompeta, los creyentes serán arrebatados y salvos de la ira de Dios.
1
Tesalonicenses 4:16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de
arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo
resucitarán primero.
Al tocar la sétima trompeta, los cuerpos de los “muertos en Cristo” resucitarán con
un cuerpo inmortal.
1
Tesalonicenses 4:17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado,
seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en
el aire, y así estaremos siempre con el Señor.
Los vivos que “están en Cristo” también recibirán un cuerpo inmortal y unos y
otros serán arrebatados hacia las nubes, donde el Señor Jesucristo los espera;
allí se reunirán y estarán siempre con El. ¿Quiénes son los que están en Cristo? Los que creyeron y se bautizaron (Marcos 16:16).
Podemos resumir entonces, que el día del
arrebato, los que estén en Cristo, vivos o muertos, serán arrebatados. Los cuerpos de los muertos que “no están en
Cristo” continuarán en las tumbas. Los vivos
que no “estén en Cristo”, continuarán en la tierra y tendrán que vivir la
gran tribulación, con el derrame de las
siete copas de la ira.
Algunos líderes religiosos afirman que el rapto
de la iglesia puede darse en cualquier momento, que podría ser hoy o mañana, lo
que es totalmente falso. El rapto sucederá hasta el “sonar la sétima trompeta”. Pero, antes
de ese sonar, hay algo más que nos servirá de señal:
2 de
Tesalonicenses 2:1 Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y
nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, 2:2 que no os dejéis mover
fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por
palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del
Señor está cerca. 2:3 Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin
que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de
perdición,
Que nadie los engañe dice el apóstol Pablo, el
arrebato no sucederá sin que antes venga la
apostasía y se manifieste el hombre de pecado (el anticristo). Esa es la señal, el rapto no puede suceder hoy o
mañana, porque el jinete del caballo
blanco no se ha manifestado. Una vez que este señor aparezca públicamente y
se confirme la paz con Israel, se
activarán los sellos, luego se tocarán las trompetas y los salvos se irán al sonido de la sétima trompeta.
En el momento en que el Anticristo asuma el poder,
a la mitad de la de los siete años del apocalipsis, en ese momento, los que
estemos en Cristo estaremos partiendo hacia
las nubes en el viaje maravilloso del rapto y un tiempito antes, los dos
testigos estarán llegando a la tierra; no sucederá antes sino hasta en ese
momento.
Después del arrebato, los que se queden,
estarán sorprendidos, maravillados de la desaparición de millones de personas y
creerán que fueron raptados por extraterrestres. Millones de personas,
incluyendo a todos los niños, desaparecerán
sin aviso alguno.
Se sucederán miles de accidentes en todo el
mundo en un mismo instante, cuando los aviones se queden sin pilotos y los
vehículos sin conductores. Pero, los que se queden y sobrevivan, no solo se
maravillarán, sino que dará inicio para ellos una experiencia de dolor, terror y muerte inimaginables.
LA MUJER Y
EL DRAGON
Apocalipsis
12:1 Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus
pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. 12:2 Y estando encinta,
clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento. 12:3 También
apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía
siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas; 12:4 y su cola
arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la
tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin
de devorar a su hijo tan pronto como naciese. 12:5 Y ella dio a luz un hijo
varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue
arrebatado para Dios y para su trono. 12:6 Y la mujer huyó al desierto, donde
tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos
sesenta días. 12:7 Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus
ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; 12:8
pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. 12:9 Y fue lanzado fuera el gran
dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al
mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.
Al llegar a este punto, se nos
presenta una escena maravillosa, Dios nos pasa una
película, es la historia de la iglesia.
Aparece una mujer, que está a punto de
dar a luz un hijo varón por un lado y por el otro un dragón que está esperando a que el niño nazca para devorarlo.
El hijo por nacer
es Jesús,
porque se nos dice, que "ha de guiar
a todas las naciones con vara de hierro” (Salmo 2:6-9).
El dragón, que está esperando que
el niño nazca para devorarlo es Satanás,
la serpiente antigua, que utilizó a
Herodes para matar a todos los niños menores de dos años y aniquilar así a
Jesús, pero no logró su cometido.
El relato continúa diciendo, que el “hijo fue arrebatado para Dios y para
su trono” con el propósito
de escapar del dragón.
Sin embargo, la ascensión de Cristo no se
produjo con ese propósito, de tal manera que el hijo ya no es Cristo, sino su cuerpo, que es la iglesia (Efesios 1:22-23)
la cual será arrebatada y que se identifica con Cristo mismo (Hechos 9:3-5).
Lo que se nos presenta es el nacimiento de Jesús
y luego se nos lleva al futuro y se nos presenta el arrebato del cuerpo de
Cristo que es la iglesia. Se dice que la mujer que dio a luz huyó al desierto.
¿Quién es esta mujer?
Algunos afirman, que es la virgen María ya que fue ella quien dio a luz a
Jesús; pero el problema de esa teoría es que María "no huyó al desierto ni vivió allí 1.260 días”. Además estos 1.260
días se refieren a los tres años y medio de gobierno del anticristo, se
refieren a un suceso futuro. Otros
afirman que la mujer simboliza a la iglesia,
pero es imposible que esta mujer represente a la iglesia porque la iglesia no dio origen a Jesús
sino que Jesús dio origen a la iglesia.
Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que la mujer simboliza al pueblo de Israel, ya que Jesús nació en esa
nación (Miqueas 5:2-3) y las 12 estrellas son las doce tribus que le dieron origen a ese
país. Israel deberá huir al desierto durante los últimos tres años y medio del
gobierno del anticristo por causa de la persecución que será objeto.
Apocalipsis
12:10 Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la
salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo;
porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los
acusaba delante de nuestro Dios día y noche. 12:11 Y ellos le han vencido por
medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y
menospreciaron sus vidas hasta la muerte. 12:12 Por lo cual alegraos, cielos, y
los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el
diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.
Se nos dice entonces que Satanás será expulsado
del cielo y pensamos que eso ya sucedió, que Satanás fue expulsado hace miles
de años. Y es cierto, pero a Satanás aún
se le permite la entrada al cielo (Job
1:6). Pero, una vez arrebatada la iglesia, es ésta la que expulsará a Satanás del cielo de manera
definitiva y ya nunca más se le permitirá la entrada.
Los vencedores harán que Satanás sea expulsado.
Ellos le vencerán: 1) al aceptar la sangre de Jesús para el perdón de sus pecados, 2) al dar testimonio, lo que significa que contarán de su experiencia de salvación, llevando de
esa manera el evangelio a los demás, y 3) porque menospreciaron sus vidas hasta el día de su muerte, para vivirla para Cristo (2 Corintios 5:15).
Entonces Satanás vendrá a hacerle la guerra a
los escogidos que se han quedado en la gran tribulación.
“Las
estrellas” que el dragón arrastra con su cola, son los ángeles que apoyaron
a Satanás en su rebelión y que fueron expulsados con él.
Apocalipsis
12:13 Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a
la mujer que había dado a luz al hijo varón. 12:14 Y se le dieron a la mujer
las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al
desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad
de un tiempo.
Se nos dice que a la mujer se le darán “alas de águila”. Esa es, precisamente,
la misma frase que usó Dios cuando sacó de la esclavitud a Israel (Éxodo 19:4), lo que indica que lo hará
nuevamente de manera milagrosa
y nadie podrá impedirlo.
Como Satanás no puede hacerle daño a Israel,
entonces se vendrá a hacerle la vida imposible a los creyentes gentiles. Por ello, y para evitar esto debemos estar en
Cristo para ser tomados en cuenta en el arrebato. Los detalles de lo que sigue se los
daremos en la siguiente entrega.
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