miércoles, 20 de julio de 2016

HABLEMOS DE DINERO: los diezmos

Descargar pdf


 ¿Debemos diezmar para no ser maldecidos? Eso es lo que enseñan en una gran mayoría de denominaciones religiosas para llevar dinero a sus arcas. “Si no diezman le están robando a Dios y vendrán maldiciones sobre sus familias”, es lo que dice su campaña de recolección. De hecho, quienes están robando son los líderes de esas denominaciones, y es sobre ellos que vendrá a su tiempo la ira de Dios. Tal vez te impacte lo que voy a decir, pero no puedo callarlo: “el cobro del diezmo es una mentira” para la iglesia de nuestro tiempo.
Las denominaciones cristianas más poderosas a nivel económico en el mundo son aquellas que captan el 10% de los ingresos brutos de sus fieles usando la mentira del diezmo. Los Testigos de Jehová, Los Mormones,  la Iglesia de Dios y los Asambleístas de Dios han liderado el mercado por mucho tiempo.
Los fieles diezman por ignorancia, lo hacen porque no estudian la palabra de Dios, tienen pereza espiritual y sus líderes se aprovechan de esa ignorancia para robarles.
El diezmo era una obligación exclusiva para los judíos. Como no existe un solo versículo en el Nuevo Testamento que obligue a diezmar, entonces los líderes religiosos han tomado porciones del Viejo Testamento para enseñar sobre los diezmos, como veremos a continuación:

EL ORIGEN DEL DIEZMO

Malaquías 3:8 ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. 3:9 Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado.

Este pasaje es el más usado por los “cobradores” del diezmo. En el mismo Dios decreta una maldición sobre “aquellos ladrones” que “no diezman ni ofrendan”.

Malaquías 3:10 Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. 3:11 Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos.

Seguidamente Dios dice que lo prueben, a ver si no abre los cielos y derrama bendición sobre abundante en los que diezmen. También promete reprender  al devorador (al diablo) para que no destruya el fruto de la tierra.
Queda claro, salido de la boca de Dios, que no diezmar le abre la puerta al diablo, pero diezmar le cierra la puerta al diablo y abre la puerta de los cielos. La pregunta que debemos hacernos es si ese decreto divino incluye a todas las personas.  La respuesta es no, ese decreto divino es “para una nación” en especial (vea el verso 9). ¿Cuál es esa nación?  Devolvámonos tres versículos y lo averiguamos:

Malaquías 3:6 Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.

Dios está decretando maldición sobre los hijos de Jacob, Dios está decretando maldición sobre la nación de Israel, no sobre el resto de las naciones gentiles ni sobre la iglesia.

Números 1:47 Pero los levitas, según la tribu de sus padres, no fueron contados entre ellos; 1:48 porque habló Jehová a Moisés, diciendo: 1:49 Solamente no contarás la tribu de Leví, ni tomarás la cuenta de ellos entre los hijos de Israel, 1:50 sino que pondrás a los levitas en el tabernáculo del testimonio, y sobre todos sus utensilios, y sobre todas las cosas que le pertenecen; ellos llevarán el tabernáculo y todos sus enseres, y ellos servirán en él, y acamparán alrededor del tabernáculo.

Para entender el origen del diezmo tenemos que remontarnos a la Israel que había sido liberada de la esclavitud de Egipto y que caminaba por el desierto hacia la tierra prometida.
Estando en ese desierto, Dios le dio la Ley a través de Moisés y sabedor de que no la cumpliría, ordenó el sacerdocio. Los sacerdotes debían intermediar ante Dios por el perdón del pecado del pueblo y Dios escogió a la tribu de Leví para ese servicio santo.

Números 18:20 Y Jehová dijo a Aarón: De la tierra de ellos no tendrás heredad, ni entre ellos tendrás parte. Yo soy tu parte y tu heredad en medio de los hijos de Israel. 18:21 Y he aquí yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos  en Israel por heredad, por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión.

Posteriormente Dios le dijo a Aarón, hermano de Moisés y primer sumo sacerdote levítico, que ellos no tendrían heredad en la tierra prometida sino que su heredad serían los diezmos. Es decir, las tierras que le corresponderían a los levitas serían repartidas entre las otras once tribus de Israel, con la condición de que esas once tribus trabajarían las tierras,  las explotarían y en justa compensación darían el diezmo de la producción a la tribu sacerdotal de Leví para su manutención.
Esto es como si yo le donara a usted un edificio de apartamentos, con la condición que usted debe darme el diez por ciento de los alquileres.  Si usted no me da ese diez por ciento me estaría robando.
Eso fue lo que sucedió con las tribus de Israel, estaban explotando las tierras pero no estaban dando el diez por ciento de su producción a la tribu sacerdotal de Leví tal y como Dios lo había acordado. Por eso Dios dice que le están robando y que va a maldecirlos, a menos que cambien su condición y comiencen a diezmar.
Pero usted, mi querido hermano, no es judío, no ha recibido ninguna tierra para explotarla. Además, ya no hay sacerdotes levitas que mantener porque el sacerdocio levítico fue abolido como  veremos a continuación:

Hebreos 5:1 Pues todo sumo sacerdote que es tomado de entre los hombres es constituido para servicio a favor de los hombres delante de Dios, para que ofrezca ofrendas y sacrificios por los pecados.

Los sumos sacerdotes levitas debían sacrificar un animal y ofrecer su sangre para el perdón de los pecados. Como la paga del pecado es muerte (Romanos 6:23), los hombres debían morir por sus pecados, pero Dios ideó que algunos animales murieran en sustitución del hombre. El sumo sacerdote entraba una vez al año al lugar santísimo para encontrarse con Dios y le presentaba la sangre del animal sacrificado para que Dios otorgara el perdón, todo eso sucedía bajo el Viejo Pacto.

Hebreos 9:11 Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, 9:12 y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.

El perdón que los sumos sacerdotes conseguían era momentáneo, por eso tenían que estar haciendo sacrificios todos los años.  Pero nuestro Señor Jesús entró al lugar santísimo del tabernáculo celestial y ofreció su propia sangre por el perdón de los pecados y obtuvo eterna redención. De allí en adelante ya no se necesitan sacrificios ni sacerdotes porque el perdón otorgado por Jesús fue eterno.

Hebreos 10:17 añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. 10:18 Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado.

La sangre de Jesús perdonó todos los pecados de la humanidad y ya no hay sacrificio que ofrecer.

1 Timoteo 2:5 Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, 2:6 el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo.

Y como ya no hay sacrificios que ofrecer, no se necesitan sacerdotes o intermediarios terrenales. Solamente hay un intermediario y éste es Cristo Jesús.

Hebreos 7:11 Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico (porque bajo él recibió el pueblo la ley), ¿qué necesidad habría aún de que se levantase otro sacerdote, según el orden de Melquisedec, y que no fuese llamado según el orden de Aarón? 7:12 Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley;

El sacerdocio levítico no conseguía la justificación eterna. Por tal motivo Dios debió levantar un nuevo sacerdocio, ese nuevo sacerdocio es de la orden de Melquisedec, no es no de la orden de Leví. El sacerdocio levítico fue cambiado por el sacerdocio de Melquisedec ¿Y quiénes pueden ser sacerdotes en esta nueva orden sacerdotal? Únicamente Jesús:

Hebreos 7:13 y aquel de quien se dice esto, es de otra tribu, de la cual nadie sirvió al altar. 7:14 Porque manifiesto es que nuestro Señor vino de la tribu de Judá, de la cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio. 7:15 Y esto es aun más manifiesto, si a semejanza de Melquisedec se levanta un sacerdote distinto, 7:16 no constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de la descendencia, sino según el poder de una vida indestructible. 7:17 Pues se da testimonio de él: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec. 7:18 Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia.

El sacerdocio levítico quedó abrogado por causa de su debilidad e ineficacia. Ya no hay sacerdotes de la tribu de Leví. Jesús que no procede  de la tribu de Leví es el único sacerdote según la nueva orden de Melquisedec. Su sacerdocio no es terrenal, es un sacerdocio celestial, divino y eterno. ¿Quién es Melquisedec?

Hebreos 7:1 Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, 7:2 a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz; 7:3 sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.

La Biblia no nos dice quién es Melquisedec. Lo que nos dice es que se le apareció a Abraham, nos dice  que  es Rey de Justicia, Rey de Paz, no tiene  principio ni fin, lo que nos sugiere que Melquisedec es el mismo Jesús.

Hebreos 7:23 Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar; 7:24 mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; 7:25 por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. 7:26 Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; 7:27 que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.

Los sacerdotes terrenales fueron muchos porque morían y otros debían tomar su lugar. Pero el sacerdocio de Jesús es perpetuo porque Jesús es eterno. Y nos conviene porque Jesús es santo, sin mancha, inocente, sin pecado y no hay necesidad de seguir ofreciendo sacrificios de animales, porque Jesús ofreció su sangre preciosa y ese sacrificio fue suficiente y para siempre.  
El asunto es claro, con Jesús, el sacerdocio levítico fue abolido, y al ser abolido el sacerdocio, también fue abolido el pago obligatorio del diezmo.  De tal manera que la enseñanza del pago del diezmo basada en Malaquías llegó a su final con Jesús y no tiene ninguna vigencia.

EL DIEZMO DE ABRAHAM

Sin embargo, los defensores del diezmo no se dan por vencidos, no quieren que sus ingresos decrezcan, razón por la cual argumentan que el diezmo fue establecido antes del sacerdocio  levítico y que es para toda la humanidad. Nuevamente toman una porción aislada de las escrituras para sus propósitos:

Génesis 14:17 Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con él estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el Valle del Rey. 14:18 Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; 14:19 y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; 14:20 y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo.

En este pasaje se dice que Abraham dio los diezmos, lo que le sirve a los defensores del pago del diezmo para argumentar que esa obligación es anterior al establecimiento del sacerdocio levítico.
La historia completa es, que unos reyes saquearon la ciudad de Sodoma y se llevaron a sus habitantes para utilizarlos como esclavos. Como Lot el sobrino de Abraham vivía en Sodoma, al saber la noticia, Abraham fue en su auxilio. Derrotó a esos reyes saqueadores, liberó a las personas y recuperó todos los bienes.
De regresó se encontró con el rey de Sodoma y con Melquisedec, quien se dice es el rey de Salen (Jerusalén) y sacerdote del Dios altísimo. Ya mencionamos que todo hace indicar que Melquisedec es el mismo Jesús,  su aparición en ese pasaje es lo que se conoce como una “Cristofanía”.
Lo cierto es que Melquisedec sacó pan y vino (símbolo de Jesús) y bendijo a Abraham. Y Abraham le dio los diezmos de todo lo recuperado ¿Por qué Abraham hizo eso? No hay ninguna explicación en el Viejo Testamento y tampoco se menciona a Melquisedec nunca más en esa parte de la Biblia. Tampoco existe otro pasaje en donde se diga que Abraham volvió a dar diezmos. Solamente existe una explicación y esa explicación nos la da el apóstol Pablo en el Nuevo Testamento:

Hebreos 7:6 Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas. 7:7 Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor. 7:8 Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí, uno de quien se da testimonio de que vive. 7:9 Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe los diezmos; 7:10 porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro.

Lo que nos dice Pablo es que Abraham pagó a Melquisedec los diezmos en nombre de Leví.  Leví no había nacido, el sacerdocio no había sido establecido, sin embargo Abraham hizo un pago en nombre de los sacerdotes levitas que habrían de venir. Y ese pago fue al sacerdote mayor, fue a Cristo Jesús.
Lo que Pablo está diciendo es que los sacerdotes levitas, así como recibían el diezmo, de ese diezmo también debían dar el diezmo a un sacerdote superior, ese sacerdote superior es Cristo y Abraham hizo ese pago por adelantado, a nombre de Leví, antes de que éste naciera. Abraham nunca más dio un diezmo a nadie, ese fue el único diezmo y no era algo que había salido de sus ahorros, era lo que había recuperado de lo que se habían robado de Sodoma:

Génesis 14:21 Entonces el rey de Sodoma dijo a Abram: Dame las personas, y toma para ti los bienes. 14:22 Y respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado mi mano a Jehová Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra, 14:23 que desde un hilo hasta una correa de calzado, nada tomaré de todo lo que es tuyo, para que no digas: Yo enriquecí a Abram;

Abraham le devolvió todo al rey de Sodoma, con excepción de los diezmos que le dio a Melquisedec. El rey de Sodoma le dijo que se dejara los bienes y le devolviera las personas. Pero Abraham le dijo: “no tomaré nada para que no digas que me enriqueciste”. Es todo lo contrario a lo que hacen los líderes religiosos del diezmo, ellos se enriquecen  con el dinero de sus fieles.
Es claro entonces que el pago del diezmo no existió antes del sacerdocio levítico, que lo de Abraham fue un pago adelantado de ese sacerdocio levitico a nuestro Señor Jesús.

EL DIEZMO DE JACOB

Génesis 28:20 E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, 28:21 y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. 28:22 Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti.

Los defensores del diezmo, también utilizan la anterior porción del viejo Testamento para justificar el cobro del diezmo. Se relata que Jacob  hizo un voto a Dios, diciéndole que si lo  guardaba en el viaje y lo llevaba con bien a su destino, él le daría los diezmos y haría de Dios su dios. Jacob condiciona a Dios, es decir si Dios no lo guardaba en su viaje y él no llegaba bien a su destino, entonces no le daría los diezmos. En este caso el pago del diezmo sería un pago únicamente por favores recibidos.
El hecho de que Jacob le haya  ofrecido el diez por ciento a Dios,  es casualidad, le pudo ofrecer un quince o un veinte por ciento. Lo cierto, es que nadie puede pactar con Dios, es Dios quien pacta con el hombre, ese pacto no tenía ninguna validez y de eso hablaremos en la siguiente entrega.
El pasaje no dice si Jacob pagó los diezmos, y no debemos pasar por alto que la misma Biblia nos cuenta que Jacob era un tramposo, de tal manera que es posible que no los pagara. Jacob le robó la primogenitura a su hermano y engañó a su padre que era ciego, haciéndose pasar por su hermano para que lo bendijera. No era ningún santo, y creía que todo se podía negociar, inclusive la gracia, como lo creen los que enseñan “el evangelio de la prosperidad”. Ahora devolvámonos cinco versículos para que tengamos el panorama completo:

Génesis 28:15 He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho

De acuerdo con este pasaje, Dios protegió a Jacob y lo llevó con bien, porque ya le había prometido bendecirlo a cambio de nada. La promesa de Dios fue anterior al voto de Jacob, está cinco versos antes. Dios cumplió su promesa porque así lo había prometido, no por el voto de  Jacob, el cual ignoró. Una vez más vemos que los argumentos de los defensores del diezmo son débiles, no se ajustan a la realidad bíblica, sino que la manipulan.

EL DIEZMO DE JESÚS

Mateo 23:23 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.

El otro argumento que usan los defensores del diezmo, es que Jesús  dijo que no había que dejar de diezmar. Como el pasaje pertenece al Nuevo Testamento, entonces afirman que el pago del diezmo está vigente para la iglesia de hoy.
 Este argumento muestra o una total ignorancia de la palabra de Dios o una implícita mala fe en los “comerciantes del evangelio” para usar este versículo aislado como caballo de batalla. 

Mateo 26:3 Entonces los principales sacerdotes, los escribas, y los ancianos del pueblo se reunieron en el patio del sumo sacerdote llamado Caifás, 26:4 y tuvieron consejo para prender con engaño a Jesús, y matarle.

Note usted que Caifás, sumo sacerdote levítico fue el que planificó la aprehensión y muerte de Jesús. Tome en cuenta que en la época de Jesús aún existía el sacerdocio y por lo tanto también existía la obligación de diezmar, todos los judíos incluyendo a Jesús debían pagar el diezmo.
El sacerdocio y el diezmo quedaron abolidos con la muerte y resurrección de Jesús, no antes. Mientras Jesús estuvo vivo, el diezmo estuvo vigente, no hay más que decir.

Hemos estudiado cada uno de los pasajes que utilizan los defensores del diezmo para demostrar con base en esos mismos pasajes, que el pago del mismo no está vigente ni es obligatorio.
La misma palabra de Dios nos ha aclarado las cosas, nos ha hecho ver que el diezmo era exclusivo para el pueblo judío y que fuimos absueltos de esa obligación desde el momento mismo en que el sacerdocio Levítico fue sustituido por el Sacerdocio de Melquisedec.
No tenemos que pagar diezmos porque no hay sacerdotes levíticos, el único sacerdote actual es nuestro Señor Jesús, lo es según la orden de Melquisedec. Por su parte, ya Abraham le pagó los diezmos que los levitas debían pagarle.
Si tu pastor te dice que debes pagar el diezmo, dígale que se estudie con cuidado la epístola de Pablo a los Hebreos para que se le aclare la mente ¿Quiénes son los Hebreos? Son los descendientes de Abraham, son los mismos judíos. Pablo les escribe esa epístola para hacerles ver que la ley de Moisés fue sustituida por la gracia, que el sacerdocio de Leví fue sustituido por el sacerdocio de Cristo y por lo tanto el sacerdocio levítico y el diezmo fueron abolidos.

Gálatas 3:13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), 3:14 para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.

Por último, quiero que te quede claro que ninguna maldición puede caer sobre los que estamos en Cristo Jesús, porque Jesús nos redimió de las maldiciones de la ley.
Jesús se hizo maldito, para que nosotros fuésemos alcanzados por las bendiciones de Abraham. Las maldiciones de Dios en Malaquías no tienen efecto alguno sobre los que están en Cristo Jesús.
Efesios 1:3 dice que Dios nos bendijo con toda bendición espiritual y nos sentó en lugares celestiales con Cristo Jesús. O somos bendecidos o somos maldecidos, no podemos ser bendecidos y maldecidos a la vez por Dios.
La obligación de los creyentes del Nuevo Pacto no es diezmar, la única obligación es ofrendar para ayudar en la edificación del cuerpo de Cristo. Si ofrendas tendrás tu recompensa, si no lo haces, no la tendrás, pero de eso ya hablamos en la anterior entrega.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario