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¿Debemos diezmar para no ser maldecidos? Eso es lo que enseñan en una
gran mayoría de denominaciones religiosas para llevar dinero a sus arcas. “Si no diezman le están robando a Dios y vendrán
maldiciones sobre sus familias”, es lo que dice su campaña de recolección. De
hecho, quienes están robando son los líderes de esas denominaciones, y es sobre
ellos que vendrá a su tiempo la ira de Dios. Tal vez te impacte lo que voy a
decir, pero no puedo callarlo: “el
cobro del diezmo es una mentira” para la iglesia de nuestro tiempo.
Las denominaciones cristianas más poderosas a nivel económico en el mundo
son aquellas que captan el 10% de los ingresos brutos de sus fieles usando la
mentira del diezmo. Los Testigos de Jehová, Los Mormones, la Iglesia de Dios y los Asambleístas
de Dios han liderado el mercado por mucho tiempo.
Los fieles diezman por ignorancia, lo hacen porque no estudian la palabra
de Dios, tienen pereza espiritual y sus líderes se aprovechan de esa ignorancia
para robarles.
El diezmo era una obligación
exclusiva para los judíos. Como no existe un solo versículo en el Nuevo Testamento
que obligue a diezmar, entonces los líderes religiosos han tomado porciones del Viejo Testamento para
enseñar sobre los diezmos, como veremos a continuación:
EL ORIGEN DEL DIEZMO
Malaquías 3:8 ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado.
Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. 3:9
Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado.
Este pasaje es el más usado por los “cobradores”
del diezmo. En el mismo Dios decreta una maldición sobre “aquellos ladrones” que “no
diezman ni ofrendan”.
Malaquías 3:10 Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi
casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré
las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que
sobreabunde. 3:11 Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os
destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice
Jehová de los ejércitos.
Seguidamente Dios dice que lo prueben, a ver si no abre los cielos y
derrama bendición sobre abundante en los que diezmen. También promete
reprender al devorador (al diablo) para
que no destruya el fruto de la tierra.
Queda claro, salido de la boca de Dios, que no diezmar le abre la puerta
al diablo, pero diezmar le cierra la puerta al diablo y abre la puerta de los
cielos. La pregunta que debemos hacernos es si ese decreto divino incluye a
todas las personas. La respuesta es no,
ese decreto divino es “para una nación”
en especial (vea el verso 9). ¿Cuál es esa nación? Devolvámonos tres versículos y lo averiguamos:
Malaquías 3:6 Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no
habéis sido consumidos.
Dios está decretando maldición sobre los hijos de Jacob, Dios está
decretando maldición sobre la nación de Israel, no sobre el resto de las
naciones gentiles ni sobre la iglesia.
Números 1:47 Pero los levitas, según la tribu de sus padres, no fueron
contados entre ellos; 1:48 porque habló Jehová a Moisés, diciendo: 1:49
Solamente no contarás la tribu de Leví, ni tomarás la cuenta de ellos entre los
hijos de Israel, 1:50 sino que pondrás a los levitas en el tabernáculo del
testimonio, y sobre todos sus utensilios, y sobre todas las cosas que le pertenecen;
ellos llevarán el tabernáculo y todos sus enseres, y ellos servirán en él, y
acamparán alrededor del tabernáculo.
Para entender el origen del diezmo tenemos que remontarnos a la
Israel que había sido liberada de la esclavitud de Egipto y que caminaba por el
desierto hacia la tierra prometida.
Estando en ese desierto, Dios le dio la Ley a través de Moisés y sabedor
de que no la cumpliría, ordenó el sacerdocio. Los sacerdotes debían
intermediar ante Dios por el perdón del pecado del pueblo y Dios escogió a la tribu
de Leví para ese servicio santo.
Números 18:20 Y Jehová dijo a Aarón: De la tierra de ellos no tendrás
heredad, ni entre ellos tendrás parte. Yo soy tu parte y tu heredad en medio de
los hijos de Israel. 18:21 Y he aquí yo he dado a los hijos de Leví todos los
diezmos en Israel por heredad, por su
ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de
reunión.
Posteriormente Dios le dijo a Aarón, hermano de Moisés y primer sumo
sacerdote levítico, que ellos no tendrían heredad en la tierra prometida sino
que su heredad serían los diezmos.
Es decir, las tierras que le corresponderían a los levitas serían repartidas
entre las otras once tribus de Israel, con la condición de que esas once tribus
trabajarían las tierras, las explotarían
y en justa compensación darían el diezmo de la producción a la tribu sacerdotal
de Leví para su manutención.
Esto es como si yo le donara a usted un edificio de apartamentos, con la
condición que usted debe darme el diez por ciento de los alquileres. Si usted no me da ese diez por ciento me estaría robando.
Eso fue lo que sucedió con las tribus de Israel, estaban explotando las
tierras pero no estaban dando el diez por ciento de su producción a la tribu
sacerdotal de Leví tal y como Dios lo había acordado. Por eso Dios dice que le están robando y que va a maldecirlos,
a menos que cambien su condición y comiencen a diezmar.
Pero usted, mi querido hermano, no es judío, no ha recibido ninguna
tierra para explotarla. Además, ya no hay sacerdotes levitas que
mantener porque el sacerdocio levítico
fue abolido como veremos a
continuación:
Hebreos 5:1 Pues todo sumo sacerdote que es tomado de entre los hombres
es constituido para servicio a favor de los hombres delante de Dios, para que
ofrezca ofrendas y sacrificios por los pecados.
Los sumos sacerdotes levitas debían sacrificar un animal y ofrecer su
sangre para el perdón de los pecados. Como la
paga del pecado es muerte (Romanos 6:23), los hombres debían morir
por sus pecados, pero Dios ideó que algunos animales murieran en sustitución
del hombre. El sumo sacerdote entraba una vez al año al lugar santísimo para
encontrarse con Dios y le presentaba la sangre del animal sacrificado para que
Dios otorgara el perdón, todo eso sucedía bajo el Viejo Pacto.
Hebreos 9:11 Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los
bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de
manos, es decir, no de esta creación, 9:12 y no por sangre de machos cabríos ni
de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar
Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.
El perdón que los sumos sacerdotes conseguían era momentáneo, por eso
tenían que estar haciendo sacrificios todos los años. Pero nuestro Señor Jesús entró al lugar
santísimo del tabernáculo celestial y ofreció su propia sangre por el perdón de
los pecados y obtuvo eterna redención. De allí en adelante ya no se necesitan sacrificios ni sacerdotes
porque el perdón otorgado por Jesús fue eterno.
Hebreos 10:17 añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y
transgresiones. 10:18 Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por
el pecado.
La sangre de Jesús perdonó todos los pecados de la humanidad y ya no hay
sacrificio que ofrecer.
1 Timoteo 2:5 Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y
los hombres, Jesucristo hombre, 2:6 el cual se dio a sí mismo en rescate por
todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo.
Y como ya no hay sacrificios que ofrecer, no se necesitan sacerdotes o
intermediarios terrenales. Solamente hay un intermediario y éste es Cristo
Jesús.
Hebreos 7:11 Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico
(porque bajo él recibió el pueblo la ley), ¿qué necesidad habría aún de que se
levantase otro sacerdote, según el orden de Melquisedec, y que no fuese llamado
según el orden de Aarón? 7:12 Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que
haya también cambio de ley;
El sacerdocio levítico no conseguía la justificación eterna. Por tal
motivo Dios debió levantar un nuevo sacerdocio, ese nuevo sacerdocio es de la orden
de Melquisedec, no es no de la orden de Leví. El sacerdocio levítico fue cambiado por el sacerdocio de
Melquisedec ¿Y quiénes pueden ser sacerdotes en esta nueva orden sacerdotal? Únicamente
Jesús:
Hebreos 7:13 y aquel de quien se dice esto, es de otra tribu, de la cual
nadie sirvió al altar. 7:14 Porque manifiesto es que nuestro Señor vino de la
tribu de Judá, de la cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio. 7:15 Y esto
es aun más manifiesto, si a semejanza de Melquisedec se levanta un sacerdote distinto,
7:16 no constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de la
descendencia, sino según el poder de una vida indestructible. 7:17 Pues se da
testimonio de él: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de
Melquisedec. 7:18 Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su
debilidad e ineficacia.
El sacerdocio levítico quedó
abrogado por causa de su debilidad e ineficacia. Ya no hay sacerdotes de la tribu de Leví. Jesús que no
procede de la tribu de Leví es el único
sacerdote según la nueva orden de Melquisedec. Su sacerdocio no es
terrenal, es un sacerdocio celestial, divino y eterno. ¿Quién es
Melquisedec?
Hebreos 7:1 Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios
Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes,
y le bendijo, 7:2 a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre
significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de
paz; 7:3 sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días,
ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para
siempre.
La Biblia no nos dice quién es Melquisedec. Lo que nos dice es que se le
apareció a Abraham, nos dice que es Rey de Justicia, Rey de Paz, no tiene principio ni fin, lo que nos sugiere que Melquisedec
es el mismo Jesús.
Hebreos 7:23 Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que
por la muerte no podían continuar; 7:24 mas éste, por cuanto permanece para
siempre, tiene un sacerdocio inmutable; 7:25 por lo cual puede también salvar
perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para
interceder por ellos. 7:26 Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo,
inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los
cielos; 7:27 que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes,
de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del
pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.
Los sacerdotes terrenales fueron muchos porque morían y otros debían
tomar su lugar. Pero el sacerdocio de
Jesús es perpetuo porque Jesús es eterno. Y nos conviene porque Jesús es santo, sin mancha, inocente, sin
pecado y no hay necesidad de seguir ofreciendo sacrificios de animales, porque
Jesús ofreció su sangre preciosa y ese
sacrificio fue suficiente y para siempre.
El asunto es claro, con Jesús, el sacerdocio levítico fue abolido,
y al ser abolido el sacerdocio, también fue abolido el
pago obligatorio del diezmo. De
tal manera que la enseñanza del pago del
diezmo basada en Malaquías llegó a su final con Jesús y no tiene ninguna
vigencia.
EL DIEZMO DE ABRAHAM
Sin embargo, los defensores del diezmo no se dan por vencidos, no quieren
que sus ingresos decrezcan, razón por la cual argumentan que el diezmo fue establecido antes del
sacerdocio levítico y que es para
toda la humanidad. Nuevamente toman una porción aislada de las escrituras para
sus propósitos:
Génesis 14:17 Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes
que con él estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es
el Valle del Rey. 14:18 Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios
Altísimo, sacó pan y vino; 14:19 y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del
Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; 14:20 y bendito sea el
Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos
de todo.
En este pasaje se dice que Abraham dio los diezmos, lo que le sirve a los
defensores del pago del diezmo para argumentar que esa obligación es anterior
al establecimiento del sacerdocio levítico.
La historia completa es, que unos reyes saquearon la ciudad de Sodoma y
se llevaron a sus habitantes para utilizarlos como esclavos. Como Lot el
sobrino de Abraham vivía en Sodoma, al saber la noticia, Abraham fue en su
auxilio. Derrotó a esos reyes saqueadores, liberó a las personas y recuperó
todos los bienes.
De regresó se encontró con el rey de Sodoma y con Melquisedec, quien se
dice es el rey de Salen (Jerusalén) y sacerdote del Dios altísimo. Ya
mencionamos que todo hace indicar que Melquisedec es el mismo Jesús, su aparición en ese pasaje es lo que se
conoce como una “Cristofanía”.
Lo cierto es que Melquisedec sacó pan y vino (símbolo de Jesús) y bendijo
a Abraham. Y Abraham le dio los diezmos de todo lo recuperado ¿Por qué
Abraham hizo eso? No hay ninguna explicación en el Viejo Testamento y tampoco
se menciona a Melquisedec nunca más en esa parte de la Biblia. Tampoco existe
otro pasaje en donde se diga que Abraham volvió a dar diezmos. Solamente existe
una explicación y esa explicación nos la da el apóstol Pablo en el Nuevo
Testamento:
Hebreos 7:6 Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos,
tomó de Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas. 7:7 Y sin
discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor. 7:8 Y aquí ciertamente
reciben los diezmos hombres mortales; pero allí, uno de quien se da testimonio
de que vive. 7:9 Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que
recibe los diezmos; 7:10 porque aún estaba en los lomos de su padre cuando
Melquisedec le salió al encuentro.
Lo que nos dice Pablo es que Abraham
pagó a Melquisedec los diezmos en nombre de Leví. Leví no había nacido, el sacerdocio no había
sido establecido, sin embargo Abraham
hizo un pago en nombre de los sacerdotes levitas que habrían de venir. Y
ese pago fue al sacerdote mayor, fue a Cristo Jesús.
Lo que Pablo está diciendo es que los sacerdotes levitas, así como
recibían el diezmo, de ese diezmo también debían dar el diezmo a un sacerdote
superior, ese sacerdote superior es Cristo y Abraham hizo ese pago por adelantado, a nombre de Leví, antes de
que éste naciera. Abraham nunca más dio un diezmo a nadie, ese fue el único diezmo
y no era algo que había salido de sus ahorros, era lo que había recuperado de
lo que se habían robado de Sodoma:
Génesis 14:21 Entonces el rey de Sodoma dijo a Abram: Dame las personas,
y toma para ti los bienes. 14:22 Y respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado
mi mano a Jehová Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra, 14:23 que
desde un hilo hasta una correa de calzado, nada tomaré de todo lo que es tuyo,
para que no digas: Yo enriquecí a Abram;
Abraham le devolvió todo al rey de Sodoma, con excepción de los diezmos
que le dio a Melquisedec. El rey de Sodoma le dijo que se dejara los bienes y
le devolviera las personas. Pero Abraham le dijo: “no tomaré nada para que no digas que me enriqueciste”. Es todo lo
contrario a lo que hacen los líderes religiosos del diezmo, ellos se enriquecen con el
dinero de sus fieles.
Es claro entonces que el pago del diezmo no existió antes del sacerdocio
levítico, que lo de Abraham fue un pago adelantado de ese sacerdocio levitico a
nuestro Señor Jesús.
EL DIEZMO DE JACOB
Génesis 28:20 E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me
guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para
vestir, 28:21 y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. 28:22
Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me
dieres, el diezmo apartaré para ti.
Los defensores del diezmo, también utilizan la anterior porción del viejo
Testamento para justificar el cobro del diezmo. Se relata que Jacob hizo un voto a Dios, diciéndole que si lo guardaba en el viaje y lo llevaba con bien
a su destino, él le daría los diezmos
y haría de Dios su dios. Jacob condiciona
a Dios, es decir si Dios no lo guardaba en su viaje y él no llegaba bien a
su destino, entonces no le daría los diezmos. En este caso el pago del diezmo
sería un pago únicamente por favores recibidos.
El hecho de que Jacob le haya
ofrecido el diez por ciento a Dios,
es casualidad, le pudo ofrecer un quince o un veinte por ciento. Lo
cierto, es que nadie puede pactar con
Dios, es Dios quien pacta con el hombre, ese pacto no tenía ninguna validez y
de eso hablaremos en la siguiente entrega.
El pasaje no dice si Jacob pagó los diezmos, y no debemos pasar
por alto que la misma Biblia nos cuenta que Jacob era un tramposo, de tal
manera que es posible que no los pagara. Jacob le robó la primogenitura a su
hermano y engañó a su padre que era ciego, haciéndose pasar por su hermano para
que lo bendijera. No era ningún santo, y creía que todo se podía negociar,
inclusive la gracia, como lo creen los que enseñan “el evangelio de la prosperidad”. Ahora devolvámonos cinco versículos para que tengamos el panorama
completo:
Génesis 28:15 He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera
que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que
haya hecho lo que te he dicho
De acuerdo con este pasaje, Dios protegió a Jacob y lo llevó con bien,
porque ya le había prometido bendecirlo
a cambio de nada. La promesa de Dios fue anterior al voto de
Jacob, está cinco versos antes. Dios cumplió su promesa porque así lo había
prometido, no por el voto de Jacob, el
cual ignoró. Una vez más vemos que los argumentos de los defensores del diezmo son
débiles, no se ajustan a la realidad bíblica, sino que la manipulan.
EL DIEZMO DE JESÚS
Mateo 23:23 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque
diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la
ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar
de hacer aquello.
El otro argumento que usan los defensores del diezmo, es que Jesús dijo que no había que dejar de diezmar. Como el pasaje pertenece al
Nuevo Testamento, entonces afirman que el pago del diezmo está vigente para la
iglesia de hoy.
Este argumento muestra o una
total ignorancia de la palabra de Dios o una implícita mala fe en los “comerciantes del
evangelio” para usar este versículo aislado como caballo de batalla.
Mateo 26:3 Entonces los principales sacerdotes, los escribas, y los
ancianos del pueblo se reunieron en el patio del sumo sacerdote llamado Caifás,
26:4 y tuvieron consejo para prender con engaño a Jesús, y matarle.
Note usted que Caifás, sumo
sacerdote levítico fue el que planificó la aprehensión y muerte de Jesús. Tome
en cuenta que en la época de Jesús aún
existía el sacerdocio y por lo tanto también existía la obligación de diezmar, todos los judíos incluyendo a
Jesús debían pagar el diezmo.
El sacerdocio y el diezmo quedaron abolidos con la muerte y resurrección
de Jesús, no antes. Mientras Jesús estuvo
vivo, el diezmo estuvo vigente, no hay más que decir.
Hemos estudiado cada uno de los pasajes que utilizan los defensores del
diezmo para demostrar con base en esos mismos pasajes, que el pago del mismo no
está vigente ni es obligatorio.
La misma palabra de Dios nos ha aclarado las cosas, nos ha hecho ver que
el diezmo era exclusivo para el pueblo judío y que fuimos absueltos de esa
obligación desde el momento mismo en que el sacerdocio Levítico fue sustituido
por el Sacerdocio de Melquisedec.
No tenemos que pagar diezmos porque no hay sacerdotes levíticos, el único
sacerdote actual es nuestro Señor Jesús, lo es según la orden de Melquisedec.
Por su parte, ya Abraham le pagó los diezmos que los levitas debían pagarle.
Si tu pastor te dice que debes pagar el diezmo, dígale que se estudie con
cuidado la epístola de Pablo a los Hebreos para que se le aclare
la mente ¿Quiénes son los Hebreos? Son los descendientes de Abraham, son los mismos
judíos. Pablo les escribe esa epístola para hacerles ver que la ley de Moisés
fue sustituida por la gracia, que el sacerdocio de Leví fue sustituido por el
sacerdocio de Cristo y por lo tanto el sacerdocio levítico y el diezmo
fueron abolidos.
Gálatas 3:13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por
nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un
madero), 3:14 para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los
gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.
Por último, quiero que te quede claro que ninguna maldición puede caer
sobre los que estamos en Cristo Jesús, porque Jesús nos redimió de las
maldiciones de la ley.
Jesús se hizo maldito, para que nosotros fuésemos alcanzados por las
bendiciones de Abraham. Las maldiciones de Dios en Malaquías no tienen efecto
alguno sobre los que están en Cristo Jesús.
Efesios 1:3 dice
que Dios nos bendijo con toda bendición espiritual y nos sentó en
lugares celestiales con Cristo Jesús. O somos bendecidos o somos maldecidos, no
podemos ser bendecidos y maldecidos a la vez por Dios.
La obligación de los creyentes del Nuevo Pacto no es diezmar, la
única obligación es ofrendar para ayudar en la edificación del cuerpo de
Cristo. Si ofrendas tendrás tu recompensa, si no lo haces, no la tendrás, pero de
eso ya hablamos en la anterior entrega.
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