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Daniel 9:25 Sabe, pues, y entiende, que desde la
salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías
Príncipe, habrá siete semanas, y
sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos
angustiosos.
A esos 49
años del primer periodo le sumamos los 434 años del segundo periodo y tenemos
un total de 483 años (69 semanas). Tomemos
en cuenta que en aquella época los años eran años lunares de 360 días. Si
multiplicamos esos 483 años por 360 días
que tiene un año, el resultado es de 173.880 días. De acuerdo con los
científicos, esto nos lleva al día 30 de
marzo del año 33 d.C. ¿Qué sucedió ese día? Ese día, nuestro señor
Jesucristo, entró a Jerusalén, montado sobre un asno y los judíos lo aclamaron
como el Mesías (Juan 12:12-16).
Daniel 9:26 Y después de las sesenta y dos
semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe
que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con
inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.
Se
inició con 6 países y luego se unieron
otros países hasta llegar a 10
países en el año 1981. Con el tiempo, se han ido uniendo más países, hasta
sumar 28, y hoy en día hay otros países tratando de unirse a este gran imperio.
En la actualidad
la Unión Europea abarca el
territorio que ocupaba el antiguo imperio romano y un poco más.
La unión
Europea pretende que todos los habitantes del planeta vuelvan a tener una sola lengua, es la lengua
espiritual, una sola religión, el
ecumenismo religioso que el papa Francisco promueve con todas sus fuerzas. Ese
ecumenismo es la torre falsa que pretende llevarnos al cielo.
El APOCALIPSIS
La revelación
____________________________
El Apocalipsis es un libro profético escrito por
el apóstol Juan mientras estuvo encarcelado en la isla de Patmos. Su nombre
procede del término griego “apokálypsis”,
que en realidad significa “revelación”.
Este título es muy adecuado, pues lo que el apóstol hace es transcribir lo que “le fue revelado” por Cristo en una
visión acerca de los acontecimientos del final de los tiempos. A Juan le fue
dicho: “Escribe las cosas que has visto,
y las que son, y las que han de ser después de estas” (Apocalipsis 1:19)
A medida que
se abran siete sellos, se toquen siete trompetas y se derramen siete
copas, se irán sucediendo catástrofes que terminarán con la vida de casi todos los habitantes del planeta,
lo que estudiaremos detalle a detalle.
En realidad, el apocalipsis había sido revelado 400 años antes al profeta Daniel; de tal
manera que necesitamos entrelazar ambas revelaciones para tener el panorama
completo y entender los tiempos.
Todo comenzó hace 2.500 años; los romanos habían
invadido Israel, habían destruido la
ciudad santa de Jerusalén y el templo, y sus pobladores fueron tomados como
esclavos. Fue entonces que el profeta Daniel le pidió a Dios en oración que le “revelara el futuro de su pueblo”. Daniel recibió su respuesta, Dios le envió al
arcángel Gabriel, el cual le dio la siguiente profecía:
Daniel
9:24 Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa
ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la
iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía,
y ungir al Santo de los santos.
El arcángel le comunicó a Daniel, que en “70
semanas” se resolvería el futuro del pueblo de Israel y de la ciudad de
Jerusalén; que al final de ese periodo de tiempo terminaría la prevaricación,
se pondría fin al pecado, se expiaría la iniquidad, se traería la justicia
perdurable, se sellaría la visión, también la profecía y sería ungido nuestro
Señor Jesucristo.
Sin embargo, pasaron 70 semanas y no se terminó
la prevaricación, no se puso fin al pecado, no
se expió la iniquidad ni se trajo la justicia perdurable, y tampoco se ungió
al Santo de los santos.
¿Falló la profecía? Claro que no, lo que sucede
es que hay dos cosas que debemos
saber y entender: la primera de
ellas es que Dios no estaba hablando de semanas de siete días, sino de semanas de años. Cada semana serían 7 años, de tal manera que
70 semanas serían 490 años. Bueno,
pero ya pasaron 490 años y tampoco ha sucedido lo prometido; eso es
precisamente lo segundo que tenemos
que saber y entender:
Daniel
9:25 Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y
edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y
dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos.
9:26 Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas
no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el
santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán
las devastaciones. 9:27 Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la
mitad de la semana hará cesar el sacrificio
y la ofrenda.
Después con la
muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y
lo que está determinado se derrame sobre el desolador.
La
profecía dice “sabe, pues,
y entiende” ¿Qué es lo que
hay que saber y entender? Que la profecía está dividida en “tres periodos: Un primer periodo de 7 semanas (49 años) que se describe en el versículo 25, un segundo periodo de 62 semanas (434 años) que también se describe en el versículo 25 y un tercer periodo de 1 semana (7 años) que se describe en el
versículo 27. El versículo 26 nos relata lo que sucederá entre el segundo y el tercer periodo “sin especificar
un tiempo”, y allí está el
detalle:
EL PRIMER PERIODO
El primer periodo de 7 semanas daría inició cuando saliera una orden
para restaurar y edificar la ciudad santa de Jerusalén que había sido destruida.
Ese decreto lo emitió Artarjerjes (Nehemías 2:1-8) en el año 444 A.C., en
el mes de Nisán, que es el primer mes en el calendario Judío y equivale a Marzo/Abril.
Según los entendidos, el decreto se dio el 5 de marzo del año 444 A.C. La
reconstrucción se inició unos días después de emitido el decreto y duró 49 años que equivalen a siete semanas de años, cumpliéndose el
primer periodo de la profecía con toda exactitud.
De acuerdo con esa profecía, inmediatamente después
que se terminara la reconstrucción de Jerusalén, se iniciaría el segundo
periodo de 62 semanas (434 años) que
culminarían con el Mesías Príncipe.
Esto nos dice que “Hasta el Mesías príncipe”,
de la profecía, no apuntaba ni al nacimiento ni a la muerte de Jesús, sino al
día en que nuestro Señor fue aclamado por los judíos como su Mesías. Como podemos ver, el segundo periodo de la profecía se cumplió ese día de manera exacta
e inequívoca.
El versículo 26 nos habla de lo que sucedería entre el segundo y el tercer periodo de
la profecía. No especifica un tiempo,
solamente relata lo que sucedería entre esos dos periodos. Dice que después de finalizado el segundo
periodo se sucederían dos eventos
importantes: 1) se le quitaría la vida al Mesías y 2) y
la ciudad y el santuario serían nuevamente destruidos por el pueblo de un príncipe que ha de venir.
A Jesús le quitaron la vida, el 3 de abril del año 33 D.C, cuatro días
después de que fue aclamado como el Mesías. Mientras tanto, Jerusalén y el
templo fueron destruidos en el año 70
D.C. La profecía se va completando,
lo que estaba profetizado que sucederían entre el segundo y tercer periodo de
la profecía se cumplió al pie de la letra.
Y hay un pequeño detallito, la profecía dice que
esa destrucción sería ocasionada por el pueblo de “un príncipe que ha de venir”;
y si ha de venir, es un suceso futuro. Lo cierto es que Jerusalén y el
santuario fueron destruidos por los
romanos, lo que nos dice que ese
príncipe futuro tiene sangre romana, príncipe que por cierto “tendrá un fin con inundación” y “hasta el fin de la guerra durarán sus
devastaciones”. Lo que nos está revelando la profecía es que en un futuro
aparecerá un gobernante romano devastador, que también será devastado.
Daniel
9:27 Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana
hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las
abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que
está determinado se derrame sobre el desolador.
La aparición de ese gobernante romano es lo que dará inicio al tercer y último periodo de
la profecía, periodo que es de una
semana ( 7 años) y es de lo que habla con detalle el apóstol Juan en el
libro de Apocalipsis. De acuerdo a la profecía “ese príncipe” intermediará para que los enemigos de Israel confirmen
un pacto de siete años de paz con ese país. Ese pacto permitirá que Israel
reconstruya el templo e inicie los sacrificios sacerdotales. Sin embargo, dice la profecía que a la mitad de esa semana este príncipe
romperá el pacto y hará cesar el sacrificio. Y serán muchas las abominaciones
que plantará hasta que él mismo sea desolado.
Tenga en cuenta que el último periodo de la profecía
no podía cumplirse, porque la profecía es sobre Israel, y este pueblo había dejado de existir como nación en el año
70 después de Cristo, año en que sus habitantes fueron esparcidos por el mundo.
No fue sino hasta el 18 de mayo
de 1948, luego del
holocausto nazi, que las Naciones Unidas declararon a Israel como
nación y le otorgaron parte de Palestina como territorio.
En ese instante renació Israel y a partir de ese
momento es que el tercer periodo de la profecía podría dar inicio,
específicamente “cuando se firme ese anunciado pacto de paz” ¿Qué lo detiene? Israel ya existe,
pero se necesita al príncipe intermediario, y para que exista el príncipe, se
necesita un imperio para ese príncipe. El imperio también existe, es el imperio romano renovado, que no se hace llamar imperio pero lo es de manera
solapada, no se le llama imperio romano, se le llama “nuevo
orden mundial”.
Este imperio
tiene dos historias: 1) La historia pasada que hace referencia al
imperio romano que gobernó el mundo del año 100 antes de Cristo al año 476 después
de Cristo, el mismo que destruyó la ciudad santa y el santuario en
el año 70 después de Cristo. Y 2) La
historia futura, que hace referencia
al resurgimiento de este imperio a partir del año 1957.
Recordemos que imperio romano abarcó muchos
países pero su domicilio fue Roma.
De igual manera, este imperio renovado, aunque esté compuesto de muchos países,
tiene su origen en Roma. Como ya lo mencionamos, en el año 1957. Fue mediante el “tratado
de Roma” que emergió este nuevo imperio y lo hizo bajo el nombre de “la Unión Europea” ¿Le parece casual que se
llame “tratado de Roma”?
Para confirmar las cosas, la Biblia también nos
cuenta que el Rey Nabucodonosor tuvo
un sueño y que fue precisamente el
profeta Daniel el único
en todo el imperio babilónico que pudo descifrar el
sueño porque Dios se lo reveló.
Este rey vio una gran estatua con la imagen de un hombre, cuya cabeza era de oro; sus brazos y pecho de
plata; su vientre y muslos de bronce; sus piernas, de hierro y una parte de sus
pies de hierro y la otra de barro.
Mientras la imagen seguía en pie, se desprendió
una piedra de un monte e hirió a la imagen en los pies, entonces la imagen se
desmenuzó y se la llevó el viento. Entonces, la piedra que hirió a la imagen se
hizo un gran monte que llenó toda la tierra. (Daniel 2:31-35). Daniel explica el significado del sueño de la
siguiente manera:
Daniel
2:37 Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino,
poder, fuerza y majestad. 2:38 Y dondequiera que habitan hijos de hombres,
bestias del campo y aves del cielo, él los ha entregado en tu mano, y te ha
dado el dominio sobre todo; tú eres aquella cabeza de oro.
Daniel explica que la gran imagen simboliza a cuatro
imperios. El primer imperio está representado
por la cabeza de oro es el imperio babilónico de Nabucodonosor.
Daniel le dice “tú eres esa cabeza”. Debemos subrayar que no es casualidad que la
cabeza sea de oro, porque este imperio se destacó por cobrar los impuestos en oro.
Daniel
2:39 Y después de ti se levantará otro reino inferior al tuyo; y luego un
tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la tierra.
Según relata la historia, el segundo imperio, el
de la plata, fue el imperio medo persa que siguió al de
Nabucodonosor. Cabe notar que este imperio se destacó por cobrar los tributos en plata y no en oro como
en el imperio babilónico, de allí que sea simbolizado por la plata.
El tercer
imperio, el de bronce, fue el imperio griego de Alejandro Magno. Este
imperio es simbolizado por el bronce,
porque este fue el material por excelencia, que emplearon los griegos. De
bronce eran sus instrumentos musicales, sus carruajes, sus vasijas, sus
herramientas de trabajo, las puertas, sus armas de guerra, las estatuas, los
utensilios de cocina, las armaduras, los muebles y accesorios.
Daniel
2:40 Y el cuarto reino será fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y rompe
todas las cosas, desmenuzará y quebrantará todo.
El cuarto
imperio, el de hierro, fue el imperio
romano. Ningún imperio se mantuvo tanto en el poder como el romano.
Todos sucumbían a sus tropas y su fuerza fue temida en buena
parte de Asia y Europa durante cientos de años. Este férreo imperio que fuera
considerado invencible durante tantos siglos es identificado con la durabilidad
del hierro.
Además del hierro, no es coincidencia que sean las
piernas de la estatua la que lo representen, porque el ejército romano fue
famoso por sus caminatas, es el
imperio que más caminatas ha
realizado en toda la historia.
Además, en el año 395 D.C. el emperador Teodosio
decidió repartir el imperio entre sus dos hijos, Arcadio y Honorio, razón por
la cual el Imperio Romano se dividió en
dos partes: El Imperio Romano de Oriente y el Imperio Romano de Occidente: las dos piernas de la imagen.
Daniel
2:41 Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de
alfarero y en parte de hierro, será un reino dividido; mas habrá en él algo de
la fuerza del hierro, así como viste hierro mezclado con barro cocido. 2:42 Y
por ser los dedos de los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido, el
reino será en parte fuerte, y en parte frágil. 2:43 Así como viste el hierro
mezclado con barro, se mezclarán por medio de alianzas humanas; pero no se
unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro. 2:44 Y en
los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás
destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a
todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre.
Seguidamente, la profecía habla de los pies de la estatua. Si bien es cierto, las piernas hacen referencia a la historia pasada del imperio romano, los
pies se refieren a la historia futura de
ese imperio. Mientras que las piernas son de puro hierro, los pies son una mezcla de barro cocido y de hierro.
El hierro
simboliza lo fuerte, simboliza a Roma,
mientras que el barro cocido
simboliza a países débiles, que se mezclaron con Roma. Esa debilidad hizo que
el imperio se dividiera. Esto sucedió en el año 476 D.C. En ese entonces, los bárbaros atacaron el imperio romano
hasta dividirlo en diez partes o reinos:
1) los alemanes (Alemania), 2) los francos (Francia),
3) los burgundios (Suiza), 4) los suevos (Portugal),
5) los vándalos (África), 6) los visigodos (España),
7) los sajones (Gran Bretaña), 8) los lombardos (Italia), 9) los
ostrogodos (Italia) y 10) los hérulos (Italia). Diez pueblos como
diez dedos son los dedos de los pies.
Daniel
7:23 Dijo así: La cuarta bestia será un cuarto reino en la tierra, el cual será
diferente de todos los otros reinos, y a toda la tierra devorará, trillará y
despedazará. 7:24 Y los diez cuernos significan que de aquel reino se
levantarán diez reyes; y tras ellos se levantará otro, el cual será diferente
de los primeros, y a tres reyes derribará.
Daniel tuvo otro sueño, soñó con cuatro bestias
que simbolizan también los cuatro imperios de la estatua del sueño de
Nabucodonosor. La cuarta bestia es
el imperio romano. Este imperio renace de los 10 “cuernos” o reinos en
que antiguamente fue dividido el
imperio romano.
Se nos dice que uno de esos diez reinos derriba
a tres para ser uno. Esto ya sucedió:
el emperador Justiniano se unió al Papa,
dando origen a un nuevo poder, que era diferente de los otros reinos; era el
"cesaro papista". De esta
manera, el ejército de Justiniano, en cooperación con el papa, vencieron
primero a los Hérulos, en 439 D.C.,
luego a los Vándalos en 533-534
D.C., y finalmente a los Ostrogodos,
en 538 D.C. para convertirse en un solo reino: la Italia de hoy.
La profecía nos revela, que estos antiguos 10
reinos, hoy convertidos en 7 países, se aliarían para tener un imperio
dominante. Eso ya sucedió, esos siete países se mezclaron para conformar la unión europea.
Daniel
2:44 Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será
jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá
a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre.
En el sueño de Nabucodonosor, se menciona un último reino, que jamás será destruido, un reino que
permanecerá para siempre. Es el reino de
nuestro Señor Jesús, quien vendrá por segunda vez a la tierra, ya no como
un humilde hombre que fue humillado y crucificado, sino como el Rey de reyes, el hijo de Dios
todopoderoso que vendrá a gobernar la tierra para siempre. Este reino dará inicio luego de finalizada la
última semana de la profecía, es la
piedra que cortó la imagen por los pies.
Tomemos en cuenta, que la unión europea tiene un
congreso, un tribunal propio, una burocracia y una estructura de control sobre
todos los estados miembros. El Euro
se convirtió en moneda oficial el 1 de enero de 2002 y el Franco francés, el
marco alemán y otras divisas desaparecieron de la historia. Hay un pasaporte único en esta unión europea,
que ya tiene su propio ejército. Además tiene su parlamento en Francia,
Estrasburgo y el edificio del parlamento
es una semejanza de la antigua torre de
babel.
Recordemos que los babilónicos tenían una sola
lengua y quisieron tener un control sobre
toda la población existente y quisieron hacer una torre para llegar al cielo.
Debido a eso, Dios confundió sus lenguas para acabar con esa unión.
Y en la Unión Europea no esconden su propósito, el
edificio de su parlamento nos dice claramente que pretenden dominar el mundo entero. Lo dicen en la forma de su
edificio y lo dicen en sus logos, en los cuales han puesto la imagen antigua de la torre de Babel y le
han agregado una grúa, indicando con ello, que lo que quedó pendiente en
Babel, se terminará con la Unión Europea.
Este Nuevo Orden Mundial afirma la existencia de
un plan diseñado con el fin de imponer un
gobierno único, con una única
religión, controlado por sectores elitistas y plutocráticos a nivel
mundial. Como vimos, se inició con 6 países, pero los demás países de la ONU se
la han ido uniendo, algunos públicamente y otros lo han hecho de manera
solapada sin que los ciudadanos lo sepan, firmando compromisos de adhesión. Los
gobiernos han sido obligados a unirse, porque si no lo hacen, no se les
concederán créditos a través del banco mundial.
El rompecabezas está casi completo, tenemos a Israel y tenemos el imperio romano renovado ¿Qué nos
falta? Nos falta
el príncipe: pero no tardará en aparecer, la crisis económica mundial
y el crecimiento de armas nucleares, hacen necesario la aparición de este líder
para que logre estabilizar la economía mundial, el desarme y la unión religiosa
o ecumenismo que divide a los pueblos.
Este líder mundial es que se conoce como el ANTICRISTO y no necesita haber nacido en
Roma, lo que necesita es que él o sus
ascendientes hayan nacido en uno de los países
que formaron el Imperio romano de los
tiempos de Jesús.
Según los historiadores, los países que formaron
el imperio romano fueron Portugal, España, Francia, Bélgica, Países bajos,
Alemania, Suiza, Inglaterra, Gales, Italia, Austria, antigua Yugoslavia,
Grecia, Bulgaria, Rumanía, Turquía, Irak, Líbano, Siria, Israel, Jordania,
Egipto, Libia, Túnez, Argelia y Marruecos.
Algunos dicen que es Obama, otros que es el Papa
Francisco, otros que es el Príncipe de Gales. Lo cierto es que no lo sabremos
hasta que se firme el pacto de paz con Israel y en ello trabajan a toda prisa tanto el Papa Francisco
como Barak Obama.
Ahora, tome en cuenta, que en julio del 2013,
mediante la mediación de Obama, se inició el acuerdo de paz con Israel, el
cual, según los términos de Obama, debe ratificarse pronto, con la amenaza a
Israel de que si no firma el tratado, USA quitará su apoyo y permitirá que sus
enemigos lo ataquen. Recordemos que durante casi todo el 2014, Israel estuvo en
guerra con Palestina, pero de pronto se llegó a la calma. Esto es así porque
hay un pre acuerdo de paz que fue conseguido por la intervención de Obama y el
Papa Francisco.
Así como en diciembre 2014 nos sorprendieron con
la reanudación de relaciones entre USA y
Cuba, algo que nadie sabía que se estaba gestando, así seremos sorprendidos con
la firma pública de paz entre Israel y sus enemigos. Es algo que ya está conversado,
que ya está gestado, solamente falta la
confirmación, se está trabajando en
los ajustes.
Israel debe ceder en algunos puntos y Palestina
en otros, es todo lo que falta. Recordemos además, en el mes de octubre del
2011, Palestina fue reconocida como Estado, por la UNICEF, organismo
internacional de ayuda humanitaria. Al darse este reconocimiento, el señor
Obama dijo, que al menos que Palestina
firme el tratado de paz con Israel, USA no la reconocerá como estado y
quitó la ayuda que daba a ese organismo, como presión para que esto se suceda.
Desde el 2011, el señor Obama se ha dedicado a
visitar Europa y Asia, en busca del apoyo necesario, para la firma del tratado
de paz, lo que se ha convertido en lo primero de su agenda internacional y toda
una obsesión personal. El presidente de Palestina ya aceptó que quiere la paz,
que todo depende de Israel.
Por su parte, el papa Francisco se ha convertido
en un pilar de mediación enorme. El papa visitó Jerusalén y visitó Palestina en
mayo 2014 en busca de la anhelada paz. Y en un encuentro histórico, el papa
Francisco recibió el 10 de junio 2014 en el Vaticano al presidente de Israel
Shimon Peres y al líder palestino Mahmoud Abbas y, tras realizar una oración
por la paz en el Medio Oriente, instó a "derribar los muros de enemistad y tomar el
camino del diálogo".
Es posible, que el pacto permita a Israel
reconstruir el Templo de Salomón, a cambio de un desarme nuclear, porque la
profecía dice que a la mitad de la semana de siete años (Daniel 9:27), el anticristo romperá el
pacto y pondrá fin al culto y al sacrificio que se habrá reiniciado en el
Templo por los judíos.
Lo que viene después, es un periodo de horror
y destrucción sin precedentes en la
historia de la humanidad, es lo que se
conoce como la gran tribulación, que
finalizaría con la segunda venida de Cristo, lo que está muy bien detallado en
el libro del Apocalipsis. De eso
hablaremos en las siguientes entregas.
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