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Uno de los problemas más serios que afecta a
millones de creyentes en el mundo es el legalismo religioso, ya que además de
quitarles la paz y el gozo les puede
arrebatar la salvación.
El legalista cree que es “justificado” a través de su comportamiento, pero es todo lo
contrario. Si una persona trata de ser justificada por su comportamiento cae de
la gracia (Gálatas 5:4). Esto es
así, porque el legalismo es una “actitud
carnal que exalta al hombre”, negando con ello “la gracia” que Dios le
dio.
Efesios
2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros,
pues es don de Dios; 2:9 no por obras, para que nadie se gloríe.
La palabra de Dios dice que somos salvos por gracia, por medio de la fe. Que sea por gracia por medio de la fe,
significa que es un regalo de Dios para el
que cree en Cristo.
También dice que la salvación no es algo de nosotros, porque es
algo que Dios nos da, no es algo que podemos adquirir por nosotros mismos.
Además, la salvación no es por obras, para que
nadie
se gloríe. Las obras hacen referencia al “comportamiento humano”.
Nadie, absolutamente nadie puede alcanzar la
salvación por medio de su comportamiento porque no hay un solo justo, ni siquiera uno, no hay quien entienda ni busque
a Dios (Romanos 3:10-11), todos
pecaron y están destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23).
Si alguien pudiese alcanzar la salvación por
medio de su comportamiento se gloriaría
y Dios no quiere que nadie se gloríe, Él quiere toda la gloria para él y para su hijo
Jesucristo.
La “doctrina de la santificación” por
obras que se enseña en las iglesias legalistas es “apostasía” porque niega
la gracia de Dios.
1
Corintios 1:30 Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido
hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención;
Al tener un nuevo nacimiento, Dios nos pone en
Cristo y es en Cristo que somos
hechos sabios, justificados, santificados y redimidos, no es algo de nosotros.
La frase “tenemos que
imitar a Cristo”, muy usada en nuestros tiempos, ha sido mal
interpretada y podría desviar a muchos al legalismo religioso. Nadie,
absolutamente nadie puede ser como Cristo. Cristo es santo y puro, sin pecado
alguno, fuera de Cristo no somos nada ni
nadie.
“Imitar a Cristo” significa mantenerse
firme y con gozo en la verdad del evangelio, a pesar de las pruebas (1 Tesalonicenses 1:6). “Imitar a
Cristo” es cargar la cruz como él lo
hizo y seguir sus pasos (Mateo 10:38-39), lo que se traduce en renunciar
a nuestras vidas para vivir para Cristo (2 Corintios 5:15).
No trates de imitar a Cristo “con tus esfuerzos en la carne” porque
podrías caer de la gracia. Recuerda que Pablo tenía una debilidad y cuando le
pidió a Dios que se la quitara, Dios le
dijo que se bastara a su gracia, porque
su poder se perfeccionaba en la debilidad. Si Dios libraba a Pablo de esa
debilidad, Pablo se hubiese gloriado y Dios no quería que eso sucediera para
que no se perdiera. Si tienes alguna
debilidad, debes gloriarte en ella para que repose en ti el poder de Cristo
(2 Corintios 12:9). Eso es el
evangelio.
Los creyentes que Dios más usa no son aquellos
que se glorían en sus fortalezas, sino los que reconocen sus debilidades porque
cuando son débiles, entonces Dios los hace fuertes (2 Corintios 12:10).
La “imitación
mal interpretada de Cristo” es legalismo
puro porque incita a que los imitadores se gloríen a través de su
comportamiento.
Yo conocí a un pastor que se gloriaba de tener
quince años sin pecar. Con esa afirmación delataba su legalismo. Cuando conocí
sus enseñanzas, eso quedó comprobado. “Dime
de que te jactas y te diré que eres un legalista puro y de cepa”.
1 Samuel
16:7 Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su
estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre;
pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el
corazón.
David era un hombre pecador, tal vez más pecador
que usted y que yo, sin embargo Dios lo amaba, porque Dios no veía lo externo
de David, Dios veía su corazón y ese corazón era conforme a su corazón (Hechos 13:22), era un corazón dispuesto a servirle al Señor.
El hombre
espiritual
no es el que menos peca, el hombre espiritual es el que tiene más revelación y
si tiene más revelación es porque tiene un corazón dispuesto para servirle al
Señor. No te dejes llevar por las
apariencias externas.
Ese
pastor que se jactaba de no pecar y que presentaba cara de yo no fui, mezclaba
la gracia con la ley, lo que demostraba que no tenía ninguna revelación,
solamente enseñaba lo que le habían enseñado.
Cuando le dije que era legalista me dijo: “muéstreme
cuál mandamiento de la Ley he enseñado que guarden y te doy la razón”. Ese es el argumento
de su defensa, creen por su falta de revelación que el legalismo es “únicamente guardar la Ley de Moisés”,
pero el legalismo es mucho más que eso, el legalismo busca la justificación de
Dios a través del comportamiento carnal, negando de esa manera la gracia de
Dios:
Gálatas
2:21 No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia,
entonces por demás murió Cristo.
Si tenemos que hacer algo para ser justificados
o para mantenernos justificados, entonces por demás murió Cristo.
El pastor de que venimos hablando creía que éramos
salvos por medio de la fe, pero también creía que había que hacer algo para mantenernos salvos, desechando totalmente
la gracia de Dios.
Ese algo consistía en asistir al culto, ofrendar,
entre otras cosas, y por supuesto no pecar nunca. Para ese pastor, si usted no
ofrendaba, faltaba algún día al culto o cometía un solo pecado, eso era suficiente
para perder la salvación.
Desdichadamente son miles de pastores en miles
de congregaciones que creen y enseñan lo mismo y esa enseñanza va de generación
en generación y carcome como gangrena (2
Timoteo 2:17).
Gálatas
2:20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo
en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el
cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Debemos recordar que hemos sido crucificados con
Cristo en el bautismo (Romanos 6:3-5),
que ya no vivimos sino que es Cristo en la persona del Espíritu Santo el que
vive por nosotros. Un muerto no hace
nada, así que no tenemos que hacer absolutamente nada en cuanto a nuestro
comportamiento, de eso se encarga Cristo. Lo que vives en la carne, vívelo por
fe en el hijo de Dios, vive confiando que Jesús hará los cambios que tenga que
hacer en ti.
Romanos 8:1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para
los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino
conforme al Espíritu. 8:2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me
ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
Deja de preocuparte, entiende que ya no hay
ninguna condenación para los que están en Cristo Jesús. Los que verdaderamente están en Cristo no procuran nada en la carne,
sino que todo lo dejan en las manos del Espíritu Santo.
La antigua ley de Moisés nos acusaba y nos
condenaba a la muerte, pero la nueva ley
en Cristo Jesús no nos acusa ni nos condena, sino que nos libra del pecado y de
la muerte. Vive la libertad que Jesús te ha otorgado!
Hebreos
10:8 Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el
pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley),
10:9 y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad;
quita lo primero, para establecer esto último. 10:10 En esa voluntad somos
santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para
siempre.
Los sacrificios, ofrendas, holocaustos y
expiaciones de la ley no le agradaron a Dios, así que Dios las quitó para establecer la justicia y el perdón a través del
sacrificio de Cristo, hecho una vez para siempre.
Hebreos
10:14 porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los
santificados.
Con esa única ofrenda de la sangre preciosa de
Jesús, hemos sido hechos perfectos y santificados para siempre, esto es por toda la eternidad. No tenemos que
santificarnos ya Jesús nos santificó para siempre. Si creemos que nos tenemos que
santificar a través del comportamiento carnal, entonces por demás murió Cristo.
Gálatas
5:4 De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia
habéis caído.
El hombre piensa que es justificado a través de
su comportamiento, pero es todo lo contrario, si el hombre trata de ser justificado por su comportamiento cae de la
gracia. En eso consiste el legalismo, en
toda actitud carnal que exalta al
hombre y le roba la gracia que Jesús le dio. Eso es el evangelio.
Hebreos
10:16 Este es el pacto que haré con ellos Después de aquellos días, dice el
Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré, 10:17
añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. 10:18 Pues
donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado.
Nosotros no estamos bajo el Viejo Pacto, estamos
bajo el Nuevo Pacto que tiene tres características especiales: la primera es que ya no hay leyes escritas en piedra que cumplir.
Bajo el nuevo Pacto Dios pone sus leyes en nuestros corazones y las escribe en nuestra mente.
Es la obra que hace el Espíritu
Santo dentro de nosotros, no es nuestra
obra. Usted pecará cada vez menos y será obediente a Dios, no por su
esfuerzo carnal, sino por la obra interna que hace el Espíritu Santo.
La segunda
característica del Nuevo Pacto es que Dios
no se acordará nunca más de nuestros pecados, nunca más significa “por toda la eternidad”. Dios padece
de amnesia
espiritual para los que están en Cristo Jesús.
Y la tercera
gran característica, es que no tenemos nada que ofrendar, es decir no tenemos
nada que ofrecerle a Dios por el pago de
nuestros pecados, porque la sangre de Cristo fue ofrenda suficiente para lavar
los pecados de toda la humanidad.
Si tenemos
que hacer algo
para que Dios nos perdone o nos justifique, entonces estaríamos teniendo por inmunda la sangre de Cristo en la cual fuimos santificados (Hebreos 10:29).
Si tenemos que hacer algo, estaríamos negando la
obra del Espíritu Santo en nosotros, estaríamos blasfemando contra el Espíritu
y cometiendo el único pecado imperdonable (Mateo
12:31).
Entonces ya no habrá más perdón, lo que nos
esperaría es una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego (Hebreos 10:26-27). Eso es exactamente lo que quiere
el diablo y para ello hace uso del legalismo.
Los esfuerzos legalistas de la carne, son en el
mejor de los casos, falsificaciones, falsas apariencias que no pueden jamás sustituir
la santificación efectuada por Cristo en
la cruz.
Ya dijimos que la espiritualidad de una persona se mide en la revelación que ha recibido de Dios, no en el comportamiento externo.
Los legalistas demuestran que no hay revelación alguna en ellos porque no
comprenden el evangelio ni los alcances de la gracia.
Gálatas 5:1 Estad, pues, firmes en la libertad con que
Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.
La epístola a los Gálatas es la carta magna de
la emancipación de la ley, está escrita como un llamado para hacerle un alto el
legalismo que ellos impulsaban. “Cristo
nos hizo libres, manténgase firmes en esa libertad, no se sujeten otra vez al
yugo de esclavitud del legalismo” les dice el apóstol Pablo.
“Un poco de levadura leuda toda la masa”
(Gálatas 5:9), si en tu congregación
hay vicios de legalismo, huye de allí, para que no te contamines.
Colosenses
2:20 Pues si habéis muerto con Cristo en
cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os
sometéis a preceptos 2:21 tales como: No manejes, ni gustes, ni aun toques 2:22
(en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres), cosas que todas se
destruyen con el uso? 2:23 Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de
sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no
tienen valor alguno contra los apetitos de la carne.
Pablo nos recuerda que fuimos crucificados con
Cristo en el bautismo (Romanos 6:3-5)
y por lo tanto no estamos sujetos a ninguna ley ni mandamiento de hombre. Dice
que ese esfuerzo carnal no tiene ningún valor contra los apetitos de la carne,
tarde o temprano volverán a caer los que se esfuerzan en la carne.
Para los legalistas todo es pecado, “no tomes, no te pongas aretes, no veas
televisión, no escuches música del mundo”: para ellos no existe la palabra
sí, únicamente existe la palabra “NO”
y tienen un rótulo en la frente que dice “prohibido
divertirse”.
El estilo de vida de los legalistas es rígido,
duro, inflexible, severo, carente de gozo, no viven ni dejan vivir.
Para un creyente liberado, su vida está llena de
sorpresas y alegrías, también de riesgos, caminando no por vista sino por fe,
lleno de expectación, positivismo y optimismo. ¿Qué le dice Pablo a los gálatas
en cuanto a esto?
Gálatas
3:1 ¡Oh gálatas insensatos! ¿Quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a
vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros
como crucificado? 3:2 Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el
Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? 3:3 ¿Tan necios sois?
¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne? 3:4
¿Tantas cosas habéis padecido en vano? si es que realmente fue en vano. 3:5
Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros,
¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?
¿Quién los fascina para no obedecer la verdad? pregunta Pablo. ¿Será que Jesucristo no fue
crucificado por ustedes? ¿Será que no han sido santificados? ¿Será que
recibieron el Espíritu Santo por las obras? Que necios son, dice el apóstol.
Gálatas
5:7 Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó para no obedecer a la verdad?
La respuesta a esta pregunta es: los legalistas religiosos que no
entienden el evangelio de Cristo o que son ministros del diablo. quienes
estorban para no obedecer a la verdad.
Gálatas
5:6 porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión,
sino la fe que obra por el amor.
En Cristo, nada
que hagamos en la carne tiene valor alguno. Cristo nos liberó del
cumplimiento de la ley y nos redimió de las maldiciones de la misma.
Cuando nacimos de nuevo, el amor de Dios fue derramado en nuestros corazones (Romanos 5:5). No hacemos el mal porque ese
amor nos motiva a lo contrario, no es algo de nosotros, todo es gracia, gracia,
bendita gracia.
1 Corintios
6:12 Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me
son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna.
1 Corintios
10:23 Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.
Los anteriores versículos nos dicen que somos libres
de hacer lo que queramos, es una afirmación de libertad cristiana que algunos confunden
con el libertinaje o con un permiso para
pecar.
Aunque tenemos libertad, no debemos dejarnos dominar de ningún vicio ni nada que ponga en
riesgo nuestra relación con Dios. Si no nos dejamos dominar, es porque el
Espíritu Santo nos da ese poder, es porque el Espíritu Santo nos hace ver lo
que conviene o no conviene, lo que edifica o no edifica. Los límites los pondrá el Espíritu Santo, para eso
fue enviado, para ayudarnos.
En muchas congregaciones enseñan un evangelio
basado en el comportamiento personal, lleno de amenazas, temores y
condenaciones, pero ese no es el
evangelio.
Juan 3:17
Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que
el mundo sea salvo por él.
Cristo no fue enviado para condenar al mundo,
sino para que el mundo sea salvo por él. Teníamos que morir por el pecado y Cristo
tomó nuestro lugar, para que tuviéramos entrada en la gracia y en la gloria de
Dios.
Jesús pagó por todos nuestros pecados, no por
algunos sino por todos, para librarnos de la condenación; nos libró de la ley
del pecado y de la muerte, nos dio el Espíritu Santo para que pudiéramos ser
santificados y hacedores de buenas obras; condenó al pecado en la carne y sacrificó nuestra carne pecaminosa, eso es el evangelio.
Estos son
hechos que no se pueden negar, son realidades, que el cristiano mal
enseñado, cegado por el legalismo religioso no puede ver.
En las iglesias legalistas se enseña que el
pecado condena, que la santificación depende del hombre, que cantar con música
es un pecado, que a una mujer le está prohibido orar y muchas cosas que
contradicen totalmente la palabra de Dios. Enseñan un evangelio mezclado con legalismo, son iglesias tibias como la de
Laodicea (Apocalipsis 3:16).
¿Por qué los israelitas no alcanzaron la
salvación? Porque la buscaron por obras de justicia. Pablo dice que
ellos “Ignoraron la justicia de Dios y procuraron establecer
la justicia de ellos, sin sujetarse a la
justicia de Dios” (Romanos 10:3).
Cuando procuramos la justicia a través de
nuestro comportamiento, renunciamos a la justicia divina que es por fe, por eso
caemos de la gracia, ese es el principio satánico del legalismo.
Romanos
11:6 Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es
gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra.
¿Qué más claro que esto? Si hay obras no hay
gracia y si hay gracia no hay obras. Si hacemos algo para obtener la gracia, sucederá
todo lo contrario, caeremos de
ella.
Gálatas
2:11 Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de
condenar. 2:12 Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con
los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía
miedo de los de la circuncisión. 2:13 Y en su simulación participaban también
los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la
hipocresía de ellos. 2:14 Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a
la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío,
vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a
judaizar?
El legalismo está cargado de hipocresía, en la mayoría de iglesias
en las cuales hay alguna cuota de legalismo están esperando a saber algo tuyo
para destruirte. En esas iglesias no te ven de frente sino de medio lado.
En el anterior pasaje podemos ver que el apóstol
Pablo enfrentó al apóstol Pedro, a uno de los pilares de la iglesia porque
estaba mezclando la ley con la gracia.
¿Qué estaba sucediendo con Pedro? En primer
lugar estaba obligando a los judíos a
circuncidarse como si estuvieran bajo la ley. En segundo lugar no comía con los
gentiles cuando había judíos, porque bajo el viejo pacto no era permitido que un judío comiera con un
gentil.
Pedro sabía que no debía circuncidar a los
gentiles pero lo hacía para agradar a los judíos legalistas. Y cuando los
judíos no estaban presentes, entonces sí comía con los gentiles. No lo hacía
cuando ellos estaban para no desagradarlos.
En esa hipocresía estaba mezclando la ley con la
gracia. Y esa hipocresía la vemos todos los días en miles de cristianos. Actúan
de una manera cuando los ves y de otra cuando no los ves.
Los asesinos de la gracia no pueden ser
simplemente ignorados o tolerados con la bondad que es notoria en los
creyentes. Es perjudicial y más que ello anti bíblico permitir que el legalismo
continúe su obra destructiva, es como permitir que una enfermedad infecciosa
enferme y mate, teniendo a mano la vacuna.
Tenemos que actuar como Pablo y enfrentar a
cualquiera de los nuevos apóstoles o profetas que se creen Pedros. Debemos
hacerlo con la Palabra de Dios. Luchemos
por la libertad, los invito a unirse, no para defender la gracia de Cristo,
porque la gracia no necesita defensa, sino para desenmascarar los instrumentos
del legalismo.
Gálatas
1:10 Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de
agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo
de Cristo.
No quede bien con los hombres sino con Dios.
Renuncie a vivir esclavizado, y no trate
de “tener una apariencia espiritual"
porque es la revelación que ha recibido
de Dios la que lo va a calificar como tal, no su apariencia.
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