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Leemos en Romanos 8:28: “Y sabemos que
a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que
conforme a su propósito son llamados”. ¿Significa esto que Dios
transformará las circunstancias negativas en circunstancias positivas?
Eso es lo que muchos creen,
pero no es lo que dice el versículo, lo que dice es que todas las cosas que les
sucedan a los que aman a Dios, ya sean buenas o malas, les ayudan a bien, y son parte del propósito de Dios. Veamos algunos
ejemplos de la Biblia para entenderlo mejor.
EL CASO DE JOSE
José era el hijo de menor de
Jacob. Sus hermanos le tenían envidia y lo vendieron como un esclavo a unos
ismaelitas. Luego los ismaelitas lo vendieron a Potifar, un oficial del Faraón.
Dios hizo que Potifar
progresara por causa de José, y éste nombró a José mayordomo de su casa y
entregó en su poder todo lo tenía. Dios hizo que las circunstancias malas que
le ocurrieron a José ayudaran para bien.
Pero la esposa de Potifar se
enamoró de José y como José no quiso dormir con ella, entonces lo acusó de
violarla, y José terminó en la cárcel (Génesis
39:5-20).
Nuevamente todo se volvió
oscuro para José. Estando en la cárcel, José conoció al copero del Rey que
había tenido un sueño. Dios le reveló el sueño a José para que se lo comunicara
al copero. Poco tiempo después el copero fue liberado y regresó a su puesto. En
eso el rey tuvo un sueño que ningún sabio del reino le pudo revelar. Entonces
el copero se acordó de José y le habló al rey de él, e inmediatamente lo mandó
a llamar. José le pidió a Dios que le revelara el sueño y Dios se lo reveló y
vea usted lo que sucedió:
Génesis 41:38 y dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro
hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios? 41:39 Y dijo Faraón a
José: Pues que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay entendido ni sabio como
tú.41:40 Tú estarás sobre mi casa, y por
tu palabra se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que
tú. 41:41 Dijo además Faraón a José: He aquí yo te he puesto sobre toda la
tierra de Egipto.
Como vemos, Dios hizo que las circunstancias negativas
que le acontecieron a José, fueran para bien, de tal manera que José terminó convertido en gobernador de Egipto.
Ahora, debemos tomar en cuenta,
que Dios permitió que todo eso malo y bueno le sucediera a José para poder
salvar a Jacob y a sus doce hijos del hambre, porque en ellos se cumpliría la
promesa hecha a Abraham de bendecir en su simiente a todos los pueblos de la
tierra. Recordemos que los hermanos de José vinieron a Egipto a conseguir
alimentos (Génesis 42:10) porque no
había alimentos en su tierra:
Génesis 45:5 Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme
vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de
vosotros. 45:6 Pues ya ha habido dos años de hambre en medio de la tierra, y
aún quedan cinco años en los cuales ni habrá arada ni siega. 45:7 Y Dios me
envió delante de vosotros, para preservaros posteridad sobre la tierra, y para
daros vida por medio de gran liberación.
Cuando José se revela a sus
hermanos, les dice que no se entristezcan por haberlo vendido, porque para preservación de vida lo envió Dios a Egipto. Lo que les
dice es que Dios permitió todas esas circunstancias malas y buenas con un solo
propósito: la preservación de Israel.
EL CASO DE PABLO
2 de Corintios 12:7 Y para que la grandeza de las revelaciones no me
exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de
Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; 12:8 respecto a
lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. 12:9 Y me ha dicho:
Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto,
de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí
el poder de Cristo. 12:10 Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las
debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias;
porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
Pablo fue arrebatado al tercer
cielo donde le fue revelado el evangelio de Cristo. Y para que la grandeza de
esas revelaciones no lo exaltase desmedidamente, Dios permitió que Satanás lo
hiciera caer en una debilidad.
No sabemos cuál era esa
debilidad, lo que sabemos es que esa debilidad le recordaba a Pablo que era un
ser humano que no estaba exento de pecado, que no estaba exento de fallos ni de
circunstancias negativas.
Como vemos, en este caso Dios no lo libró de la debilidad, pero
usó la debilidad para el bien de Pablo y para su propio propósito.
A Pablo, esa debilidad le
producía sufrimiento, pero gracias a esa debilidad, Pablo era cada vez más
fuerte (espiritualmente hablando). Por eso Pablo dice: “ahora me gozo en las debilidades, en las afrentas, en las necesidades,
en las persecuciones, en las angustias, porque al ser débil (en la carne) soy más fuerte (en el espíritu)”.
¿Cómo entenderlo? Suponga que
usted es rico, y puede decir que tiene mucha fe, pero esa fe no es la misma si usted no tuviera
dinero. Para que su fe sea verdadera, a veces es necesario que Dios lo
empobrezca.
Santiago 2:5 Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres
de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido
a los que le aman?
Santiago dice que Dios eligió
a los pobres para que sean ricos en fe y herederos del reino. Esto es así
porque ellos dependen totalmente de Dios para sus necesidades. Su fe es más
grande que la de cualquier rico, de hecho la palabra de Dios dice que muy pocos
ricos entrarán en el Reino de Dios (Lucas
18:25) porque su fe está puesta en su cuenta bancaria y no en Dios.
Esa es la razón por la cual
Jesús le dijo al joven rico que si
quería seguirlo debía despojarse de sus bienes, para que dependiera totalmente
de la fe.
Las necesidades, las persecuciones
y las tensiones son las oportunidades a través de las cuales podemos aumentar
nuestra fe, Dios no las produce, tampoco las elimina totalmente, pero las usa
para nuestro bien espiritual.
Posiblemente Pablo se preguntaba
¿Por qué Dios no me libra de esta debilidad? Pero Dios no lo libraba porque
necesitaba esa necesidad para el bien de Pablo. Dios no transformó las
circunstancias negativas de Pablo en circunstancias positivas, simplemente usó esas circunstancias negativas para sus
propósitos.
Así que no debemos mal
entender Romanos 8:28, creyendo que
Dios transformará todas las cosas negativas en cosas positivas. Lo que Dios
hace es usar esas cosas negativas para nuestro bien y conforme a sus propósitos.
Filipenses 1:12 Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han
sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio, 1:13 de tal
manera que mis prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio, y
a todos los demás. 1:14 Y la mayoría de los hermanos, cobrando ánimo en el
Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor. 1:15
Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda; pero otros de
buena voluntad. 1:16 Los unos anuncian a Cristo por contención, no
sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones; 1:17 pero los otros
por amor, sabiendo que estoy puesto para la defensa del evangelio. 1:18 ¿Qué,
pues? Que no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es
anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún.
En este pasaje el apóstol
Pablo dice que todas las cosas negativas que le han sucedido, han redundado
para el progreso del evangelio. A eso se refiere Romanos 8:28, todo lo que le sucede al que ama a Dios, como es su
caso, es para bien, sí, para bien del propósito de Dios.
EL CASO DE JOB
El caso de Job que es muy
usado por los maestros del evangelio para justificar Romanos 8:28 es muy diferente.
En el libro de Job vemos que
el diablo le pidió permiso a Dios para probar la fidelidad del millonario y
justo Job. El diablo le quitó todo lo que tenía, provocó la muerte de todos sus
hijos y el desprecio de su mujer. Luego enfermó a Job con una llaga que lo
cubrió desde la coronilla de la cabeza hasta la punta de los pies ¿Qué hizo Job? En medio de eso infierno,
su fe no decayó, solamente dijo: “Yo sé que mi Redentor vive, y me levantará
del polvo” (Job 19:25).
Por esa inmensa fe, Job fue
restablecido, Dios lo impulsó hacia lo alto, lo sanó totalmente, le duplicó sus
bienes y le dio una nueva familia.
En este caso, Dios no uso los
males que le vinieron a Job para su bien, sino para probarle al Diablo que Job
le era fiel. Eso fue un problema entre Dios y el diablo y Job sirvió únicamente como campo de batalla. Lógicamente que Dios
reparó el daño porque Job no lo merecía.
LA DISCIPLINA DE DIOS
Hebreos 12:5 y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os
dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni
desmayes cuando eres reprendido por él; 12:6 Porque el Señor al que ama,
disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo. 12:7 Si soportáis la
disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el
padre no disciplina? 12:8 Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos
han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos.
Dios también puede permitir
que las circunstancias nos sean adversas, y esto lo hace con el propósito de disciplinar a sus hijos que ama.
Suponga que usted cae en adulterio, Dios puede entregarlo a Satanás para la destrucción de
su carne a fin de que su espíritu sea salvo (1 Corintios 5:5). Es decir,
Dios le quita su protección y lo deja expensas del diablo para su bien espiritual y para llevar a
cabo su propósito.
Si tu amas a Dios, no debes
temer ningún mal que te aseche, no debes temer lo que venga, solamente confía
en Dios y al igual que Job clama: “yo sé
que mi redentor vive”.
Ahora, debemos tomar en cuenta
que Romanos 8:28 dice que los que aman a Dios, todas las cosas son
para bien, pero eso es únicamente para los que aman a Dios. ¿Amas
a Dios realmente?
Juan 14:23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra
guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.
El que ama a Dios es aquel que
“guarda su palabra”, y Dios también lo
ama y hace morada con él. A Dios no se le ama de la boca para afuera, a Dios se
le ama obedeciendo su palabra. Si
guardamos su palabra, entonces seremos
amados por el Padre y por el Hijo y ellos usarán las circunstancias
negativas para nuestro bien y para su propósito.
Gálatas 5:14 Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a
tu prójimo como a ti mismo.
Únicamente aman a Dios los que
guardan su palabra. No se trata solamente de creer en Dios y en Cristo, los
demonios también creen. Se trata de hacer la voluntad de Dios y esa voluntad se
resume en dar amor.
1 Juan 14:20 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es
mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a
Dios a quien no ha visto? 4:21 Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El
que ama a Dios, ame también a su hermano.
Si no tenemos amor por nuestro
prójimo, al que podemos ver ¿Cómo podemos decir que amamos a Dios, al que no
vemos?
Santiago 2:18 Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras.
Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. 2:19 Tú
crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. 2:20
¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?
El apóstol Santiago lo resume
de una manera muy clara, él dice que mostremos nuestra fe a través de las obras de amor:
Santiago 2:15 Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen
necesidad del mantenimiento de cada día, 2:16 y alguno de vosotros les dice: Id
en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para
el cuerpo, ¿de qué aprovecha?
Hay personas que no tienen que
comer y en las congregaciones les dicen: “el
Señor te supla, el Señor te bendiga”, pero nadie mete la mano a la bolsa
para sacar un poco de dinero para darles ¿Dónde está su amor?
A Dios le demostramos nuestro
amor haciendo su voluntad, la cual se resume en la ayuda hacia el prójimo, pero
no solamente la ayuda material, sino también a través de la ayuda espiritual. La voluntad del Padre es que todos los
hombres sean salvos llegando al conocimiento de la verdad (1 Timoteo 2:4).
2 Corintios 5:15 y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan
para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
Jesús murió por nosotros, para que nosotros vivamos para él, es
decir, para que participemos en la edificación del cuerpo de Cristo. Si no
participamos activamente en esa edificación, aunque salvos, seremos pasados como por fuego (1 Corintios 3:15), lo que quiere decir que nos vendrán
circunstancias negativas de las cuales no podremos escapar.
Hay una minoría que no sacan
tiempo o no tienen tiempo por causa de sus trabajos para la enseñanza del
evangelio, pero ofrendan alegremente,
no con tristeza, ni por necesidad (2
Corintios 9:7), sino por amor a Cristo. Su colaboración desinteresada hace
que otros puedan dedicarse de lleno a la enseñanza del evangelio. Esas ofrendas
con para Dios como el oro, la plata y las
piedras preciosas.
Y hay una mayoría que ni
cortan leña ni prestan el hacha, es decir, no sacan tiempo para la enseñanza
del evangelio, ya sea por pereza o por sus trabajos, pero tampoco ofrendan,
sino que dan limosnas, y esas limosnas son para Dios como la madera, el heno y la hojarasca porque no contribuyen a ninguna
edificación ¿Dónde está su amor?
Corintios 9:4 ¿Acaso no tenemos derecho de comer y beber? 9:5 ¿No
tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer como también los
otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas? 9:6 ¿O sólo yo y Bernabé no
tenemos derecho de no trabajar?
Te has puesto a pensar ¿Cómo
se mantienen los que se dedican de lleno a la enseñanza del evangelio? Tiene
que ser a través de las ofrendas. Observe la pregunta que Pablo hace: ¿No
tenemos derecho de tener esposa, como los demás? Eso es lo que piensan muchos
creyentes, que los que se dedican al evangelio no tienen derecho a tener una
familia y a llevar una vida digna.
Por culpa de la avaricia de
los creyentes, muchos pastores han tenido que abandonar su labor de
edificación. Otros han comenzado a enseñar falsas doctrinas como la doctrina de
pactos, con la cual puedan captar dineros a sus arcas.
Ese pecado de avaricia no
quedará sin castigo, de pronto perdemos el trabajo, las circunstancias se ponen
negativas y nos preguntamos ¿Por qué Señor? Ya sabes la respuesta.
Gálatas 6:6 El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda
cosa buena al que lo instruye.
La palabra de Dios nos manda a
hacer partícipes de toda cosa buena al que nos instruye. Eso es un mandato
divino, no es algo opcional ¿Cumplimos
con ese mandato?
Por la desobediencia o por la
falta de fe, atraemos el mal hacia nosotros, mal que servirá para nuestro bien
espiritual porque nos hará reaccionar.
No te preguntes por qué sigues
desempleado, o porqué sigues solo, o por qué no has sido sanado, o porqué te
pasó eso o aquello, solamente clama “yo
se que mi redentor vive y él me
levantará del polvo”.
Lo que ahora podemos
considerar como aflicción, es quizás necesario para nuestro bien y para el
propósito de Dios a que fuimos llamados. Puede que consideres que algunas de
esas cosas son un “mal” pero ayudan para bien.
Jeremías 29:11 Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de
vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que
esperáis.”
En la mente de Dios no hay
pensamientos malos hacia nosotros, es nuestra falta de fe y de amor hacia Dios
lo que ocasiona nuestras aflicciones. También sufriremos angustias y
persecuciones cuando vivimos para Cristo, pero Todo será para bien.
Romanos 8:18 Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo
presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de
manifestarse.
El problema de los creyentes
es que vivimos pensando en las cosas de la carne y no en las cosas del
espíritu. Se nos olvida que aquí estamos de paso y que las aflicciones del
tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que habrá de
manifestarse.
Necesitamos confiar en Dios y
someternos a Él completamente. No es
necesario que se haga nuestra voluntad, lo que es necesario es que se haga su
voluntad.
Pablo escribió a los
filipenses desde la cárcel. Podríamos pensar que su tiempo ahí sería improductivo
para el evangelio. Pero vemos que dice: “Quiero
que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien
para el progreso del evangelio, de tal manera que mis prisiones se han hecho
patentes en Cristo en todo el pretorio, y a todos los demás” (Filipenses 1:12-13).
Las cadenas de Pablo no fueron
un obstáculo para el evangelio sino que sirvieron para el establecimiento del
evangelio. Se volvieron el poder para la valiente proclamación de la Palabra de
Dios para los otros hermanos. Puede que parezca negativo que Pablo haya estado
en prisión pero no lo era. De lo contrario, tuvo efectos positivos para la
causa de Dios.
En Hechos 16:22-25 leemos: “Y se
agolpó el pueblo contra ellos; y los magistrados, rasgándoles las ropas, ordenaron
azotarles con varas. Después de haberles azotado mucho, los echaron en la
cárcel, mandando al carcelero que los guardase con seguridad. El cual, recibido
este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies
en el cepo. Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y
los presos los oían.”
Pablo y Silas no se
lamentaron, no le reprocharon nada a Dios, luego de ser azotados y
encarcelados, sino que se dedicaron a orar y a cantar alabanzas. Veamos lo que
sucedió:
Hechos 16:26 Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal
manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron
todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron. 16:27 Despertando el
carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba
a matar, pensando que los presos habían huido. 16:28 Mas Pablo clamó a gran
voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí. 16:29 El
entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies
de Pablo y de Silas; 16:30 y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer
para ser salvo? 16:31 Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás
salvo, tú y tu casa. 16:32 Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los
que estaban en su casa. 16:33 Y él, tomándolos en aquella misma hora de la
noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos.
16:34 Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con toda su casa
de haber creído a Dios.
El carcelero y su familia
fueron salvos gracias a que Pablo y Silas terminaron en la cárcel. A eso se
refiere Romanos 8:28 cuando dice que los que aman a Dios todas
las cosas son para bien ¿Quién podría decir que tiene algo bueno ir a la
cárcel? Solamente Dios.
De todo lo anterior, podemos
concluir que si amamos a Dios, cualquier cosa que suceda en nuestras vidas,
agradable o desagradable, ayuda para bien,
es decir para los propósitos de Dios. Muchos se decepcionan u ofenden
cuando la tribulación o persecución los alcanza ¿Pero que dice la palabra de
Dios?
2 de Corintios 4:17 Porque esta leve tribulación momentánea produce en
nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; 4:18 no mirando
nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se
ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
Las tribulaciones producen en
nosotros cada vez más un excelente peso de gloria, no mirando las cosas
temporales o de este mundo, sino la vida eterna que nos espera.
Las aflicciones obran para
nosotros, nos acercan más a Dios y aumentan nuestra fe, a eso se refiere la
palabra de Dios cuando dice “a los que
aman a Dios, todas las cosas les ayudan para bien” ¡Benditas sean las
tribulaciones! Alaba a Dios cuando estés atribulado, sabiendo que todo ello
ayuda para bien,
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