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Solamente al que le han diagnosticado cáncer
terminal, conoce el valor de un día. Solamente el que ha perdido un vuelo,
conoce el valor de una hora. Solamente
el que se ha salvado de un accidente, conoce el valor de un minuto. Solamente
el que ha sido rescatado de ser ahogado conoce el valor de un segundo.
Solamente el que ha obtenido la medalla de plata en lugar de la medalla de oro conoce
el valor de una milésima de segundo.
Hay personas que durante toda su vida ignoran a
Dios, y cuando están en el lecho de muerte claman a él en espera de su
salvación. Han sido engañados por la
religión de que si se arrepienten en el último minuto de vida, entonces
serán salvos. Cuando estén en el
infierno se darán cuenta de lo que fue malgastar el tiempo mientras estuvieron
en la tierra.
La palabra de Dios dice: “Mirad, pues, con diligencia
cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo,
porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de
cuál sea la voluntad del Señor.” (Efesios en Efesios 5:15-17).
De acuerdo a la palabra de Dios, aquel que no
sabe aprovechar el tiempo es un necio y a la vez es un insensato que
no entiende su voluntad.
De acuerdo al diccionario un “necio” es aquella “persona
tonta o torpe que hace cosas que carecen de lógica o de razón”. Por su
parte un “insensato”, es
aquel que “no muestra buen juicio o madurez en sus actos”.
Debemos preguntarnos si somos sabios o si somos
necios. Si somos sabios, haremos la voluntad
de Dios, aprovechando bien el tiempo. Si somos necios, no haremos la voluntad
de Dios y desaprovecharemos el tiempo utilizándolo en cosas vanas ¿Cuál es la
voluntad de Dios?
1 Timoteo 2:3
Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, 2:4 el cual
quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.
La voluntad de Dios es que todos los hombres
sean salvos llegando al conocimiento de la verdad. Si no somos salvos, debemos
apresurarnos a conocer la verdad para alcanzar la salvación. Si somos salvos,
es nuestro deber hacer que otros lleguen al conocimiento de la verdad.
¿Y Cuál es esa verdad? Las últimas palabras de Jesús antes de
ascender a los cielos indican claramente cuál es la voluntad del Padre y cuál
es la verdad.
Marcos 16:15
Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. 16:16
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será
condenado.
Jesús les dijo a los apóstoles que debían ir a predicar el evangelio a toda criatura,
esa es la voluntad del Padre. El que no creyere el evangelio sería condenado,
pero el que creyere debía bautizarse para ser salvo ¿Qué es el evangelio? El evangelio hace referencia a la vida, crucifixión,
sepultura, muerte y resurrección del Señor Jesús. En otras palabras, que Jesús es el hijo de Dios se hizo hombre y
vino a dar su vida por la salvación de toda la humanidad.
“Así que, como por la transgresión de uno
(Adán) vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la
justicia de uno (Jesús) vino a
todos los hombres la justificación de vida” (Romanos 5:18). Si crees el evangelio pero no te bautizas, de nada te servirá creer.
En la mayoría de las iglesias evangélicas
enseñan que con tan solo creer, las personas son salvas pero esa es una media
verdad que se convierte en mentira, porque les impide a las personas alcanzar
la salvación.
Jesús no dijo: “el que creyere será salvo”, lo
que dijo fue: “el que creyere y se
bautizare será salvo”. Yo le creo a Jesús ¿Usted a quién le cree?
Hechos
2:38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre
de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu
Santo. 2:39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para
todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.
El apóstol Pedro confirma las palabras de Jesús.
Él dijo que los que se bautizan recibirán el perdón de pecados y el don del
Espíritu Santo y serán salvos. Lógicamente, los que no se bautizan no recibirán
ni el perdón de pecados ni el Espíritu Santo ni serán salvos.
Algunos necios
enseñan que el Espíritu Santo y el perdón de pecados se reciben con tan solo creer
el evangelio, pero eso no es cierto, mira lo que le dijo Ananías a Pablo: “Ahora, pues, ¿por qué te detienes?
Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre” (Hechos 22:16).
“Bautízate para que laves tus pecados” le
dijo Ananías a Pablo. Solo un necio puede enseñar que no se necesita el
bautismo para recibir el perdón de pecados y con ello el Espíritu Santo, porque
solamente un necio puede ignorar la palabra de Dios. Y solamente un necio no saca tiempo para
bautizarse.
Si no te has bautizado, hazlo inmediatamente,
esa es la voluntad de Dios para tu vida. Una de las frases más usadas entre los
creyentes es que “todo sucede en el tiempo de Dios” y dejan todo para el
mañana. Sin embargo, el apóstol Santiago nos enseña que no podemos gloriarnos
del mañana porque la vida es como neblina que se desvanece (Santiago 4:14), el tiempo de Dios es hoy:
2
Corintios 6:1 Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos
también a que no recibáis en vano la gracia de Dios. 6:2 Porque dice: En tiempo
aceptable te he oído, Y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el
tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.
Dice el apóstol Pablo que debemos exhortar a las
personas para que no reciban en vano la gracia de Dios, porque el día de salvación es ahora, el día de
salvación es hoy, no es mañana.
Un accidente de tránsito, un asalto, un
terremoto o un paro cardiaco podrían acaban en un segundo con nuestra vida aquí
en la tierra. En un abrir y cerrar de ojos podríamos estar ante el Padre
Celestial rindiendo cuentas.
El cielo está lleno de sabios mientras que el
infierno está lleno de necios que no quisieron escuchar la palabra de Dios ni
hacer su voluntad. Si ya estás bautizado
¿Qué debes hacer? Usar parte de tu tiempo para llevar el mensaje de salvación a
los demás.
2
Corintios 5:14 Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si
uno murió por todos, luego todos murieron; 5:15 y por todos murió, para que los
que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
Dice la escritura que el amor de Cristo nos
constriñe, es decir, nos presiona para
que entendamos que Cristo murió para que vivamos, y los que vivimos, ya no
vivamos para nosotros mismos sino para Cristo ¿Qué es vivir para Cristo? Es ganar almas para él, esa debe ser
nuestra prioridad. Nuestros propósitos deben pasar a ocupar un segundo lugar.
1 Corintios
3:9 Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de
Dios, edificio de Dios. 3:10 Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada,
yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada
uno mire cómo sobreedifica. 3:11 Porque nadie puede poner otro fundamento que
el que está puesto, el cual es Jesucristo.
Todos los creyentes somos colaboradores de Dios,
labranza de Dios y edificio de Dios. Cada uno de nosotros es un ladrillo en el
edificio de Dios que es la iglesia y que se fundamenta en Cristo, que es la
piedra angular.
Podemos ser sabios
y sobreedificar o ser necios y dejarle el trabajo a otros hermanos. Eso sí,
cada uno debe saber cómo sobreedifica. Algunos edificaran con oro, plata, piedras preciosas,
materiales que no se queman con el fuego, y simbolizan la verdad absoluta de Dios. Otros edificarán con madera, heno, hojarasca, materiales que
se queman con el fuego y que simbolizan la
verdad relativa del hombre (1
Corintios 3:12).
Si permaneciere la obra de alguno que
sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá
pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego (1 Corintios 3:13-14).
Si edificas como lo hacen la mayoría de los
pastores, con su propia verdad y no la verdad absoluta de Dios, sufrirás
pérdida, y si bien serás salvo, serás pasado por fuego. Es posible que tu
ministerio se derrumbe y no seas parte del arrebato de la iglesia. El fuego habla de pruebas. Deberás
quedarte a vivir la gran tribulación de los últimos tiempos, que por cierto
está muy cercana. Y si no edificas,
te sucederá lo mismo, no te irás en el
rapto y pasarás por muchas pruebas.
Si vamos a actuar, que sea ya, toma en cuenta
que muchos morirán hoy sin que les hayamos llevado el mensaje de salvación. No
seamos necios sino sabios que entendemos la voluntad de Dios.
Santiago
4:16 Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es
mala; 4:17 y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.
Dice Santiago que nos jactamos en nuestra
soberbia. Planificamos un viaje, tal vez la
compra de una casa o de un carro, todos nuestros pensamientos giran en torno a nuestro bienestar, giran en hacer nuestra
voluntad y nos olvidamos de hacer la voluntad de Dios.
No solamente somos necios sino que somos pecadores, porque no hacemos lo
bueno que sabemos hacer y cuando dejamos dejar de hacer lo bueno que sabemos
hacer, estamos viviendo en pecado.
Nos
jactamos en nuestra soberbia y por esa soberbia seremos pasados por fuego,
no crea que usted puede esconderse de Dios.
Lo que sucede es que hay creyentes que creen que
asistir una vez a la semana al culto y dar una limosna es cumplir con la obra
que le corresponde dentro de la edificación del cuerpo de Cristo. En el cuerpo de Cristo no hay observadores,
todos tienen que ser actores. Nadie puede levantar una construcción con solo
observar, los observadores son siervos inútiles que serán echados fuera.
Efesios
5:14 Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos,
Y te alumbrará Cristo. 5:15 Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como
necios sino como sabios, 5:16 aprovechando bien el tiempo, porque los días son
malos. 5:17 Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la
voluntad del Señor.
Para Dios, muchos creyentes están dormidos, más
que dormidos están muertos en vida. “Levántense de los muertos para que los
alumbre Cristo”, es el consejo divino.
“Dejen de andar como necios, comiencen a
andar como sabios, aprovechando bien el tiempo porque los días son malos”.
Los días son malos porque el mundo está gobernado por el maligno. “Dejen de
ser insensatos, sean entendidos en cuanto a la voluntad del Señor”, nos
dice la palabra de Dios.
Efesios
5:18 No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed
llenos del Espíritu,
Las personas se embriagan con vino, en lo cual
hay disolución. Embriagarse es llenarse hasta desbordarse, es decir, hasta que
el vino se les salga por las orejas. Lo que deberían hacer es embriagarse del
Espíritu Santo.
Dios no nos prohíbe divertirnos, el problema es
que estamos tan ocupados divirtiéndonos que no tenemos tiempo de hacer ni
siquiera lo que debemos hacer para Cristo.
Constantemente nos encontramos con la sensación
de que necesitamos más tiempo, pero no lo hay. A cada uno de nosotros se nos
han dado veinticuatro horas al día y no hay manera alguna de extender el número
de horas, por más que nos esforcemos, lo que tenemos que hacer es aprender a
administrar el tiempo.
1 Juan
2:16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de
los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
2:17 Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios
permanece para siempre.
Lo que nos roba el tiempo para Dios son tres
cosas: los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la
vida. Eso no viene de Dios sino que viene del mundo que está gobernado por
su príncipe satanás.
Dios les dijo a Adán y a Eva que no debían comer
del árbol de la ciencia del bien y del mal, para que no murieran. Pero el
diablo disfrazado de serpiente se le apareció a Eva y le dijo que no moriría,
sino que más bien sería igual a Dios.
Génesis
3:6 Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los
ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y
comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.
Note usted que Eva vio que el árbol era bueno
para comer y que era agradable a los ojos y además codiciable para alcanzar
sabiduría. Lo que el maligno hizo con Eva lo hace hoy mismo con usted y
conmigo, nos despierta los deseos y la
vanagloria.
Los deseos de la carne, los deseos de los ojos y
la vanagloria de la vida definen al
mundo, todas esas cosas excitan en nosotros la ambición desmedida y despiertan
el orgullo o el encanto de la vida. Esas cosas forman el mundo o sistema
satánico que nos va a tentar en esas tres áreas.
Mateo 6:31
No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué
vestiremos? 6:32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro
Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. 6:33 Mas buscad
primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán
añadidas.
Las personas pierden su tiempo haciendo dinero
para adquirir las cosas materiales y los
placeres que el mundo les ofrece. También pone en las personas el deseo de poder y el de hacerse un nombre
en la tierra, robándoles el tiempo que debe ser bien aprovechado para el reino
de Dios ¿Qué dice Dios? Que no nos afanemos por las cosas del mundo, que él
conoce nuestras necesidades y que nos va a suplir si ocupamos nuestro tiempo
en el reino de Dios.
1 Timoteo
6:7 porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. 6:8
Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.
Nada hemos traído al mundo y nada nos
llevaremos. La voluntad de Dios es que estemos contentos con sustento y abrigo.
Al estar contentos con esas cosas no ocupamos el tiempo en las cosas del mundo.
Desgraciadamente, los creyentes no están contentos con sustento y abrigo,
demostrando con ello su falta de
sabiduría. Entonces desperdician el tiempo en busca de riquezas o de una
mejor vida aquí en la tierra, despreciando la vida que les espera después de la
muerte.
1 Timoteo
6:9 Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas
codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición;
Además, los que quieren enriquecerse caen en
tentación y terminan destruidos y en la perdición. Podemos definir el mundo como todo aquello que nos aleja
de los propósitos de Dios.
1 Juan
2:15 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al
mundo, el amor del Padre no está en él.
Lo que nos hace improductivos para Dios es el
amor al mundo. Aquí mundo no se refiere a las personas, porque debemos amar a
las personas, se refiere al sistema del mundo que es impuesto por Satanás.
El apóstol Juan afirma que si amamos al
mundo, el amor del Padre no está en nosotros. O amamos a Dios o amamos al mundo, no hay término medio, nadie
puede servir a dos señores.
Si el amor del Padre no está en nosotros es
porque no somos salvos, porque cuando somos salvos el amor de Dios es derramado en nuestros corazones por el Espíritu que
nos fue dado (Romanos 5:5). Y es
el amor del Padre el que nos hace amar a los semejantes y llevarles el mensaje
de salvación.
Cuando el amor de Cristo ha sido derramado en
nuestros corazones, nos constriñe, pensando que si Cristo murió por nosotros
fue con el propósito de que vivamos para él llevando el conocimiento de la
verdad a nuestros semejantes.
2
Corintios 5:19 que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no
tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la
palabra de la reconciliación.
Dios estuvo en Cristo reconciliando al mundo, no
tomando en cuenta los pecados de los hombres. Pero, Cristo está ahora en los
cielos y la responsabilidad de reconciliar a los hombres con Dios es de todos
los que están en Cristo.
2
Corintios 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas
viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
Para los que estamos en Cristo las cosas viejas
pasaron ¿cuáles cosas? Aquellas cosas que nos ocupaban el tiempo, las cosas del
mundo: los deseos de los ojos, los deseos de la carne y la vanagloria de la
vida.
Si estamos en Cristo somos nuevas criaturas que
aunque vivimos en el mundo, no vivimos de acuerdo a su sistema, ahora vivimos
para Cristo y ahora los deseos de Cristo son nuestros deseos, y la gloria de
Cristo es nuestra gloria.
Escuche usted a los hombres hablar, ellos se
enorgullecen del éxito humano, pero
la Biblia tilda a todo lo que produce esa sensación como algo del mundo.
No es que debemos ser unos fracasados, lo que
significa es que el propósito final de lo que emprendamos debe ser para darle
la gloria a Dios. Éxito es ganar almas
para Cristo.
Si en
nuestros propósitos no cabe Dios es porque el Espíritu de Dios no está en
nosotros o no lo estamos escuchando.
1
Corintios 10:31 Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo
para la gloria de Dios.
Estando en Cristo, todo lo que hagamos debe ser
para la gloria de Dios. Nuestros sueños, nuestras ideas, lo que hagamos debe
incluir un propósito divino para la gloria de Dios. Debemos tomar en cuenta que
no hay éxito mayor que el recibir la sabiduría de Dios y compartirla con el
mundo ¿De qué sirven las riquezas y los títulos si al dejar este mundo viajamos
al infierno?
2
Corintios 5:20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios
rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con
Dios.
Los que estamos en Cristo somos embajadores del
Reino de Dios, es como si Dios nos rogase que hagamos nuestro trabajo en nombre
de Cristo. Estas no son simples palabras, son palabras que salen de la boca de
Dios ¿Vas a ignorarlas como un verdadero necio?
2
Corintios 5:21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que
nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
Cristo no vino a pasear a la tierra, el vino a
tomar tu lugar de pecador para que tú fueses justificado de todos tus pecados.
Para ello tuvo que sufrir el aprobio, la vergüenza y la humillación pública, y
derramar su sangre divina en la cruz ¿No significa eso nada para ti?
Un sabio piensa en lo que vendrá después de la
muerte y aprovecha su tiempo. Un necio solo piensa en esta vida y desaprovecha
su tiempo.
Un año contiene 8.640 horas ¿Cuántas horas del
último año ocupaste para servirle a Cristo. No se cuántos años tienes de estar
en Cristo, pero quiero preguntarte ¿Cuántas personas has ganado para Cristo?
¿Eres un sabio o eres un necio que lo que te entra por un oído te sale por el
otro?
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