Descargar pdf
¿Será cierto que
existe un lugar llamado purgatorio? ¿Qué dice la Biblia? La palabra purgatorio
ni siquiera existe en la Biblia, sino únicamente en el catecismo católico. Voy
a decirlo claro, lo del purgatorio es una estafa que ideó el Vaticano con el
único propósito de llenar sus arcas de dinero. Esa malévola idea la encontramos
en el catecismo católico el cual dice
literalmente:
“1030 Los que mueren en la
gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están
seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a
fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo.
1031 La Iglesia llama
Purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente
distinta del castigo de los condenados”
Lo que esta
doctrina dice es que hay personas que mueren en la gracia de Dios, es decir son
salvos pero murieron con algunos pecados sin perdonar, no están totalmente
santificados, razón por la cual deben ir a expiar esos pecados a un lugar que la iglesia católica
le llama purgatorio. Éste es un lugar distinto al que van los condenados, es
decir, es un lugar distinto al hades o infierno ¿De dónde sacaron esas
ideas?
Es posible que la
iglesia católica se refiera a casos de creyentes
que mueren sin confesar algunos pecados y por eso tienen que ir al mentado
purgatorio.
“Ahora,
pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados,
invocando su nombre” (Hechos 22:16),
le dijo Ananías a Pablo.
Si bien es cierto
que Jesús nos perdonó todos los pecados
en la Cruz hace más de dos mil años, la palabra de Dios nos enseña que ese
perdón se hace efectivo en el momento en que nos bautizamos (vea también Hechos 2:38), siendo ya
mayores y conscientes de lo que hacemos.
El día del bautismo
los creyentes pedimos perdón a Dios (no a un cura) por todos nuestros pecados
pasados, presentes y futuros y ese día quedan perdonados para siempre:
Hebreos 10:17 añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y
transgresiones. 10:18 Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por
el pecado.
Dios prometió no
acordarse nunca de nuestros pecados
pasados, presentes y futuros. Nunca significa
por toda la eternidad, Dios no nos
perdona por un tiempo, nos perdona por
siempre. Los pecados que usted vaya a cometer ya están perdonados.
En una ocasión un
creyente me dijo que Dios perdona todos los pecados que hemos cometido hasta el
día del bautismo, es decir los pecados
pasados, y que luego tenemos que estar pidiendo perdón por los pecados
futuros. Yo le pregunté: “¿Dónde estaba usted cuando Cristo fue
crucificado?” Me dijo que no había nacido. Entonces le dije: “Jesús no pudo perdonarte ningún pecado
pasado sino todos futuros porque no habías nacido” ¿No es cierto? Jesús nos
perdonó los pecados de este siglo y los del siglo venidero. Esa es la gracia
sobre gracia, o sea gracia por siempre.
1 Corintios 6:11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya
habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor
Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.
Ya habéis sido “santificados”, ya habéis sido lavados,
ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús y por el Espíritu
Santo, le dijo Pablo a los creyentes de Corinto. No tenían que confesar ningún
pecado ante ningún cura, tampoco irían a ningún purgatorio al morir, no tenían que santificarse ni lavarse ni justificarse
porque ya fueron lavados, santificados y justificados el día del bautismo.
Marcos 16:16 el que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que
no creyere, será condenado.
Jesús dijo que el
que creyere y fuere bautizado sería salvo porque en ese momento sería
justificado y santificado para siempre. El que no creyere seria condenado.
Note usted que el
Señor Jesús habló de “salvos”
y de “condenados”, no habló
de los “medio santificados”.
Jesús enseñó que
existían solamente dos opciones: 1) salvación y 2) condenación.
Jesús no habló de una tercera opción.
El que creyere y se
bautizaré, será salvo, y esa
salvación es eterna, esa es la
primera opción. El que no creyere será condenado, y esa condenación también es
eterna, esa es la segunda opción.
El Vaticano se
inventó una tercera opción: la purificación del purgatorio. Esa tercera opción
no sería eterna como la salvación y la condenación, sino que sería temporal. Es decir, te fuiste de este mundo, no estás condenado,
pero algunos pecados no están perdonados,
estás medio santificado, entonces necesitas estar un tiempo en el fuego
del purgatorio para que te pagues esos pecados, te santifiques totalmente y
luego puedas salir de allí.
Lo que están
diciendo esta doctrina es que Jesús no
pagó por todos tus pecados sino solamente por una parte de ellos. Y eso es tener por inmunda la sangre de Cristo en la
cual fuimos santificados (Hebreos 10:29).
Si tú vas donde un
cura a confesarte para que te perdone los pecados, estás dando por un hecho que
Jesús no te los perdonó todos los pecados el día del bautismo, estás diciendo
que su sangre es inmunda, que no es lo suficientemente pura y poderosa para limpiarte y con ello, en
lugar de salir perdonado, estás saliendo condenado, porque estarías cometiendo
el único pecado que no tiene perdón que consiste en blasfemar contra el Espíritu
Santo, haciéndolo mentiroso (Marcos 3:29).
Hebreos 10:15 Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque
después de haber dicho: 10:16 Este es el pacto que haré con ellos Después de
aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus
mentes las escribiré, 10:17 añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y
transgresiones. 10:18 Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por
el pecado.
Dice el texto que
el Espíritu Santo da testimonio de que Dios
ha pactado con el hombre en el sentido de que nunca más se acordará de sus pecados. Esto es, para los que creen y
se bautizan. Dios no se acordará de nuestros pecados, no puede hacerlo porque
Jesús pagó por todo ellos.
Eso es como si
usted tuviera una deuda con Juanito y su amigo Carlos le paga esa deuda a
Juanito. Juanito no te puede cobrar porque ya Carlos pagó. Los pecados fueron
remitidos, ya no están. Ya no hay pecados que pagar ni en este siglo, ni en
venidero, no hay que ir a ningún purgatorio porque Jesús pagó por absolutamente
todos nuestros pecados. Jesús no hizo un abono, él pagó la deuda completa.
Hebreos 10:29 ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que
pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual
fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?
Los que acuden a
confesar sus pecados ante un cura, están pisoteando al Hijo de Dios, están
teniendo por inmunda la sangre del Pacto en la cual fueron santificados el día
del bautismo y estarían blasfemando contra el Espíritu Santo, diciendo que es
un mentiroso, que Jesús no pagó por todos nuestros pecados.
La pregunta del
millón es ¿Por qué el Vaticano inventó lo del purgatorio? Para llenar sus arcas
de dinero. Conjuntamente con la doctrina del purgatorio, el Vaticano ofreció una promoción: las indulgencias ¿Cómo
funcionaban? Suponga que estabas muerto, El Vaticano le ofrecía a tus parientes
vivos que hicieran un pago, al Vaticano por supuesto, de una alta suma de
dinero y prometían que por ese pago Dios perdonaría esos supuestos pecados que
faltaban por perdonar. Entre más alta era la suma, más pecados se perdonaban ¿Linda
historia no?
Martín Lutero, un cura
católico se opuso a las indulgencias, dijo que la salvación y el perdón eran
otorgados por gracia, que no había nada que pagar. Que todo eso era un invento
del Vaticano para enriquecerse más de la cuenta. Como el Vaticano no tenía
argumentos para discutir con Lutero, lo más fácil fue ordenar su muerte. Eso
hizo con todos aquellos que se opusieron a sus mentiras. Se calcula que el
Vaticano ordenó matar a más de treinta millones de creyentes. Martín Lutero tuvo que huir a Francia en donde
fue protegido por un príncipe de ese país.
Efesios 2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto
no de vosotros, pues es don de Dios; 2:9 no por obras, para que nadie se
gloríe.
Como usted puede
leer, Lutero tenía toda la razón, la palabra de Dios dice que la salvación es por gracia, por medio de la fe, no es algo que nosotros
nos podemos ganar o comprar, es un regalo de Dios, no por obras (por nuestro comportamiento) para que nadie se gloríe.
Por la fe, Dios nos perdona todos los pecados, no nos perdona unos y otros no, nos perdona todos y ese perdón es
eterno.
Lucas 16:19 Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino
fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. 16:20 Había también un mendigo
llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, 16:21
y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los
perros venían y le lamían las llagas. 16:22 Aconteció que murió el mendigo, y
fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue
sepultado. 16:23 Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de
lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. 16:24 Entonces él, dando voces, dijo:
Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta
de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta
llama. 16:25 Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en
tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú
atormentado. 16:26 Además de todo esto, una gran sima está puesta entre
nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros,
no pueden, ni de allá pasar acá. 16:27 Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre,
que le envíes a la casa de mi padre, 16:28 porque tengo cinco hermanos, para
que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de
tormento. 16:29 Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos.
16:30 El entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de
entre los muertos, se arrepentirán. 16:31 Mas Abraham le dijo: Si no oyen a
Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de
los muertos.
El señor Jesús puso
de ejemplo la historia de dos personas que murieron. Uno era un rico llamado
Lázaro y el otro era un mendigo. Al morir, el mendigo fue llevado al paraíso
para ser consolado y Lázaro fue al hades o infierno para ser
atormentado. No se menciona una tercera opción.
El condenado fue
llevado al infierno y el salvo fue llevado al paraíso. Pero lo más importante a
resaltar, es que no se podía pasar
del infierno al paraíso ni viceversa.
El derecho para ir
al paraíso se obtiene en vida. Una vez que estemos en uno de esos lugares,
ya no se puede hacer nada. Ahora, vea lo que el catecismo católico continúa
diciendo:
“La Iglesia ha formulado la
doctrina de la fe relativa al Purgatorio sobre todo en los Concilios de
Florencia (cf. DS 1304) y de Trento (cf. DS 1820: 1580) La tradición de la
Iglesia, haciendo referencia a ciertos textos de la Escritura”.
Usted puede leer en
el mismo catecismo que la doctrina del purgatorio fue formulada por la iglesia católica en los Concilios de Florencia y
Trento, no es algo que se encuentra en la Biblia. Además indica que esa doctrina es una tradición religiosa que
data de los años 1820 y 1580 ¿Qué dice la palabra de Dios?
Colosenses 2:8 Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y
huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los
rudimentos del mundo, y no según Cristo.
La palabra de Dios
dice que no nos dejemos engañar por medio de las tradiciones de los hombres,
las cuales son filosofías y huecas sutilezas conforme a los rudimentos del
mundo.
La doctrina del
purgatorio es una de esas tradiciones de los hombres, es una hueca sutileza del
mundo, vacía por dentro, como vacíos están los que la inventaron. Si es una tradición no es bíblica y si es
bíblica no es una tradición. ¿Qué
más dice el catecismo católico?
“La tradición de la Iglesia,
haciendo referencia a ciertos textos de la Escritura… (por ejemplo 1 Co 3, 15;
1 P 1, 7) habla de un fuego purificador…”
Lo que podemos
entender en la ambigüedad de la redacción del texto anterior es que esa
tradición hace referencia “por ejemplo”
a los textos bíblicos de 1 Pedro 1:7
y a 1 Corintios 3:15. No dice que se fundamenta en esos textos,
sino que esos textos “por ejemplo” hablan de un fuego purificador que podría
ser el purgatorio ¿Qué dicen esos textos?
1 Corintios 3:15 Si la
obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo,
aunque así como por fuego.
El primer texto
dice que si la obra de alguno se quemare, el mismo será salvo, aunque
así como por fuego. ¿De qué está hablando? ¿Qué quiere decir? Veamos el texto completo:
1 Corintios 3:11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que
está puesto, el cual es Jesucristo. 3:12 Y si sobre este fundamento alguno
edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, 3:13 la obra
de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego
será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. 3:14 Si
permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. 3:15 Si
la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo,
aunque así como por fuego.
Pablo está hablando
de la edificación de la iglesia. Dice que la iglesia (no se refiere a la
iglesia católica, sino a congregación de los salvos), es como un edificio, cuyo
fundamento es Cristo. Nadie puede poner otro fundamento, pero sí puede
sobreedificar sobre ese mismo fundamento.
Edificar es
evangelizar para que el edificio llamado iglesia crezca. El
que edifica, escoge los materiales. Si usted hace una edificación con
materiales como “el oro, la plata o las piedras preciosas", su
edificación permanece para siempre. Eso sería edificar fundamentado
exclusivamente en la palabra de Dios.
Pero si usted
edifica con materiales como la “madera, el heno y la hojarasca”, su
edificación no pasará la prueba del fuego y se quemará. Eso sería edificar
basado en la palabra del hombre y en las tradiciones.
Imaginemos por un
momento a dos personas evangelizando. Una enseña que hay que creer en
Cristo y bautizarse. Esta es una verdad absoluta. Eso es edificar con
oro, plata y piedras preciosas. Si las personas creen y se bautizan, serán
salvas para siempre. No habrá nada que queme esa obra.
Veamos al otro
evangelizador. Éste enseña que con solo creer en Cristo serán salvas.
Esta es una media verdad o una verdad relativa que se convierte en mentira. Eso
es edificar con heno, madera y hojarasca. Las personas creen pero no se
bautizan y su salvación no se completa de tal manera que esa obra se quemará.
Ese es el fuego a que se refiere
este pasaje y nada tiene que ver con la
mentira del purgatorio.
Aunque el
evangelizador, mantenga su salvación, las personas que evangelizó no se
salvarán. Él sufrirá perdida porque el diablo le ganó la batalla y
perdió a sus hijos espirituales y no será recompensado sino avergonzado. El que
edificó correctamente, no sufrirá perdida, porque le ganó las almas al diablo,
para Cristo, éste será recompensado.
Veamos ahora el otro versículo:
1ª Pedro 1:6 En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco
de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, 1:7
para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, cual
aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra
cuando sea manifestado Jesucristo.
Lo que el texto dice
es que nuestra fe será probada por fuego aquí en la tierra. Como usted
puede leer, el fuego hace
referencia a las pruebas que
debemos de padecer los creyentes para demostrar nuestra fidelidad al Señor. El verso 6 lo dice claramente. Y
no tiene ninguna relación con el invento
del purgatorio.
El catecismo
católico continúa diciendo:
“Respecto a ciertas faltas
ligeras, es necesario creer que, antes del juicio, existe un fuego purificador,
según lo que afirma Aquél que es la Verdad, al decir que si alguno ha
pronunciado una blasfemia contra el Espíritu Santo, esto no le será perdonado
ni en este siglo, ni en el futuro (Mt 12,31). En esta frase podemos entender
que algunas faltas pueden ser perdonadas en este siglo, pero otras en el siglo
futuro (San Gregorio Magno, dial. 4, 39)”.
Dice el catecismo
que vamos al infierno únicamente si blasfemamos contra el Espíritu Santo, el
único pecado imperdonable según la Biblia y de lo que estamos totalmente de
acuerdo. Lo malo es que sigue diciendo que algunos otros pecados que quedaron
sin perdonar no nos envían al infierno sino al purgatorio. Como se contradicen,
decir que algunos pecados quedaron sin personar es blasfemar contra el Espíritu
Santo, porque es tener por inmunda la sangre de Cristo, como ya lo dijimos unas
líneas atrás.
Veamos que más
tiene que decir la religión:
“Esta enseñanza se apoya también
en la práctica de la oración por los difuntos, de la que ya habla la Escritura:
"Por eso mandó [Judas Macabeo] hacer este sacrificio expiatorio en favor de
los muertos, para que quedaran liberados del pecado" (2 M 12, 46). Desde
los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha
ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico (cf. DS
856), para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de
Dios. La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras
de penitencia en favor de los difuntos: Llevémosles socorros y hagamos su
conmemoración….”
La doctrina del
purgatorio continúa diciendo, que debemos orar por los muertos y ofrecer
sufragios a su favor. Dice que si ofrecemos misas, limosnas, indulgencias, y obras de penitencia,
podemos sacar a un muerto del purgatorio para enviarlo al cielo. Aquí es donde
viene la promoción.
Como ya lo mencionamos, hace unos siglos, las
personas pagaban grandes sumas de dinero al Vaticano para sacar a sus muertos
del supuesto purgatorio. En el presente pagan misas para sacar de allí a sus difuntos.
Quiero que te quede
claro que puedes hacer mil misas, que si tu pariente muerto no creyó, ninguna
misa lo sacará del infierno. Y si creyó y no se bautizó, igual, está en el
infierno porque no fue limpiado de sus pecados. Si creyó y se bautizó entonces
está en el cielo.
El que se murió se
fue para el infierno o para el cielo, no se fue a ningún purgatorio y no
podemos hacer nada.
“Si los hijos de Job fueron
purificados por el sacrificio de su Padre (cf. Job 1, 5), ¿por qué habríamos de
dudar de que nuestras ofrendas por los muertos les lleven un cierto consuelo?
No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras
plegarias por ellos (San Juan Crisóstomo, hom. in 1 Cor 41, 5)” (Numeral 1032
del Catecismo)”
Si seguimos leyendo
el texto del catecismo, vemos que el Vaticano sigue usando versículos aislados
para confundir a los creyentes. En este caso se apoya en Job 1:5 para decir que los sacrificios de Job purificaron a sus
hijos, lo que es otra gran mentira.
En primer lugar,
Job hizo sacrificios por sus hijos cuando éstos estaban vivos, no cuando estaban
muertos. Y la Biblia no dice que Dios aceptara esos sacrificios. De
hecho, Satanás provocó la muerte de los diez hijos de Job y Dios lo permitió.
Si hubiesen sido santificados por los sacrificios de Job, Dios no hubiera
permitido su muerte, así como no permitió la muerte de Job.
El Catecismo
continúa diciendo, que Judas Macabeo
mandó hacer sacrificios por los muertos para que se les perdonaran los pecados.
Eso fue lo que ordenó Judas Macabeo como lo afirma el Vaticano, fue una
ocurrencia de Judas Macabeo, no es algo que Dios haya ordenado.
Dice el mismo texto
del catecismo, que desde los primeros años la iglesia ha honrado la memoria de
los difuntos ofreciendo sufragios (sacrificios e indulgencias) a su favor. Eso sí es cierto, pero no se
refiere a la iglesia de Cristo, no se refiere a la iglesia primitiva de los
apóstoles. Usted no encontrará en el
libro de los Hechos, que la iglesia primitiva hiciera semejante cosa. El
texto se refiere a la iglesia católica, a
la religión que nació 1.400 años después de Cristo.
Lo cierto es que ninguna persona que haya
creído en Cristo y se haya bautizado debe ir a purgar ningún pecado, porque
Jesús purgó por todos ellos y santificó
a los pecadores para siempre. Tal vez tú no te veas santo, pero si estás en
Cristo, para Dios eres perfecto, santo, sabio, justo y redimido (1 Corintios 1:30)
Romanos 8:1: Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están
en Cristo Jesús
¿Qué más claro que
esto? Si has creído y te has bautizado, estás en Cristo y si estás en Cristo, no
hay ninguna condenación para ti.
1ª Pedro 2:24: quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo
sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la
justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.
Jesús cargó con
nuestros pecados en la cruz. No cargo con una parte de ellos. La preciosa
sangre de Jesús borró cada uno de nuestros pecados y los clavó en la cruz. (Colosenses 2:14). Dios no hace nada
incompleto, todo lo hace perfecto.
Hebreos 9:12 y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino
por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo,
habiendo obtenido eterna redención.
Jesús obtuvo eterna
redención, no obtuvo media redención. Jesús perdonó todos nuestros
pecados, no perdonó una parte de ellos. No tenemos que ir a pagar ningún
pecado a ningún purgatorio porque ya Cristo hizo el pago.
Hebreos 10:9 y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer
tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último. 10:10 En esa
voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha
una vez para siempre.
Jesús le dijo a
Dios que quitara lo primero para hacer su voluntad y establecer lo último. Lo
primero eran los sacrificios de animales que hacían los sacerdotes y las obras
de la ley. Lo segundo era su sacrificio en la cruz por la salvación de todos
los hombres. En esa voluntad cumplida por Cristo en la cruz, somos santificados una vez y para siempre.
Dios no hace nada a
medias, él no nos da su gracia a medias, sino que de la plenitud de Jesús tomamos todos,
gracia sobre gracia (Juan
1:16), es decir gracia que no puede ser medida. Y cuando sobreabundó el pecado, sobreabundo la gracia (Romanos 5:20), no hay pecado que no sea
cubierto por la gracia de Dios ¿Qué es la gracia? El perdón inmerecido que Dios nos da. Ahora, usted no necesita
cierta cantidad de santidad para ingresar al cielo, como dice el catecismo, lo
que necesita es santidad.
Apocalipsis 3:15 Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente.
¡Ojalá fueses frío o caliente! 3:16 Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni
caliente, te vomitaré de mi boca.
Jesús dijo que él
vomitará a los tibios ¿Qué es un tibio? Para saber lo que es un tibio, primero
sepamos lo que es un caliente o un frío. Caliente
es aquel creyente que solamente cree lo que dice la palabra de Dios. Frío es el que no cree para
nada en la palabra de Dios. Y tibio es el que cree en la
palabra de Dios pero también cree en las tradiciones y filosofías religiosas y mezcla ambas creencias.
Como usted puede
ver, la doctrina del purgatorio es una doctrina
tibia y todo aquel que la crea, será considerado tibio, por tal razón
Cristo lo vomitará y le impedirá la entrada al reino de los cielos ¿A quién le
cree usted, al Espíritu Santo o al Vaticano? Yo le creo al Espíritu Santo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario