sábado, 4 de febrero de 2017

LA MENTIRA DEL PURGATORIO

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¿Será cierto que existe un lugar llamado purgatorio? ¿Qué dice la Biblia? La palabra purgatorio ni siquiera existe en la Biblia, sino únicamente en el catecismo católico. Voy a decirlo claro, lo del purgatorio es una estafa que ideó el Vaticano con el único propósito de llenar sus arcas de dinero. Esa malévola idea la encontramos en el catecismo católico el cual dice literalmente:

“1030 Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo.
1031 La Iglesia llama Purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de los condenados”

Lo que esta doctrina dice es que hay personas que mueren en la gracia de Dios, es decir son salvos pero murieron con algunos pecados sin perdonar, no están totalmente santificados, razón por la cual deben ir a expiar esos pecados a un lugar que la iglesia católica le llama purgatorio. Éste es un lugar distinto al que van los condenados, es decir, es un lugar distinto al hades o infierno ¿De dónde sacaron esas ideas?
Es posible que la iglesia católica se refiera a  casos de creyentes que mueren sin confesar algunos pecados y por eso tienen que ir al mentado purgatorio.
  Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre” (Hechos 22:16), le dijo Ananías a Pablo.
Si bien es cierto que Jesús nos perdonó todos los pecados en la Cruz hace más de dos mil años, la palabra de Dios nos enseña que ese perdón se hace efectivo en el momento en que nos bautizamos (vea también Hechos 2:38), siendo ya mayores y conscientes de lo que hacemos.
El día del bautismo los creyentes pedimos perdón a Dios (no a un cura) por todos nuestros pecados pasados, presentes y futuros y ese día quedan perdonados para siempre:

Hebreos 10:17 añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. 10:18 Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado.

Dios prometió no acordarse nunca de nuestros pecados pasados, presentes y futuros. Nunca significa por toda la eternidad, Dios no nos perdona por un tiempo, nos perdona por siempre. Los pecados que usted vaya a cometer ya están perdonados.
En una ocasión un creyente me dijo que Dios perdona todos los pecados que hemos cometido hasta el día del bautismo, es decir los pecados pasados, y que luego tenemos que estar pidiendo perdón por los pecados futuros.  Yo le pregunté: “¿Dónde estaba usted cuando Cristo fue crucificado?” Me dijo que no había nacido. Entonces le dije: “Jesús no pudo perdonarte ningún pecado pasado sino todos futuros porque no habías nacido” ¿No es cierto? Jesús nos perdonó los pecados de este siglo y los del siglo venidero. Esa es la gracia sobre gracia, o sea gracia por siempre.

1 Corintios 6:11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.

Ya habéis sido “santificados”, ya habéis sido lavados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús y por el Espíritu Santo, le dijo Pablo a los creyentes de Corinto. No tenían que confesar ningún pecado ante ningún cura, tampoco irían a ningún purgatorio al morir, no tenían  que santificarse ni lavarse ni justificarse porque ya fueron lavados, santificados y justificados el día del bautismo.

Marcos 16:16 el que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.  
Jesús dijo que el que creyere y fuere bautizado sería salvo porque en ese momento sería justificado y santificado para siempre. El que no creyere seria condenado.
Note usted que el Señor Jesús habló de “salvos” y de “condenados”, no habló de los “medio santificados”.
Jesús enseñó que existían solamente  dos opciones: 1) salvación y 2) condenación. Jesús no habló de una tercera opción.  
El que creyere y se bautizaré, será salvo, y esa salvación es eterna, esa es la primera opción.  El que no creyere será condenado, y esa condenación también es eterna, esa es la segunda opción.
El Vaticano se inventó una tercera opción: la purificación del purgatorio. Esa tercera opción no sería eterna como la salvación y la condenación, sino que sería temporal. Es decir, te fuiste de este mundo, no estás condenado, pero algunos pecados no están perdonados,  estás medio santificado, entonces necesitas estar un tiempo en el fuego del purgatorio para que te pagues esos pecados, te santifiques totalmente y luego puedas salir de allí.
Lo que están diciendo esta doctrina es que Jesús no pagó por todos tus pecados sino solamente por una parte de ellos. Y eso es tener por inmunda la sangre de Cristo en la cual fuimos santificados (Hebreos 10:29).
Si tú vas donde un cura a confesarte para que te perdone los pecados, estás dando por un hecho que Jesús no te los perdonó todos los pecados el día del bautismo, estás diciendo que su sangre es inmunda, que no es lo suficientemente pura  y poderosa para limpiarte y con ello, en lugar de salir perdonado, estás saliendo condenado, porque estarías cometiendo el único pecado que no tiene perdón que consiste en blasfemar contra el Espíritu Santo, haciéndolo mentiroso (Marcos 3:29).

Hebreos 10:15 Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: 10:16 Este es el pacto que haré con ellos Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré, 10:17 añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. 10:18 Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado.

Dice el texto que el Espíritu Santo da testimonio de que Dios ha pactado con el hombre en el sentido de que nunca más se acordará de sus pecados. Esto es, para los que creen y se bautizan. Dios no se acordará de nuestros pecados, no puede hacerlo porque Jesús pagó por todo ellos.  
Eso es como si usted tuviera una deuda con Juanito y su amigo Carlos le paga esa deuda a Juanito. Juanito no te puede cobrar porque ya Carlos pagó. Los pecados fueron remitidos, ya no están. Ya no hay pecados que pagar ni en este siglo, ni en venidero, no hay que ir a ningún purgatorio porque Jesús pagó por absolutamente todos nuestros pecados. Jesús no hizo un abono, él pagó la deuda completa.

Hebreos 10:29 ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?

Los que acuden a confesar sus pecados ante un cura, están pisoteando al Hijo de Dios, están teniendo por inmunda la sangre del Pacto en la cual fueron santificados el día del bautismo y estarían blasfemando contra el Espíritu Santo, diciendo que es un mentiroso, que Jesús no pagó por todos nuestros pecados.
La pregunta del millón es ¿Por qué el Vaticano inventó lo del purgatorio? Para llenar sus arcas de dinero. Conjuntamente con la doctrina del purgatorio, el Vaticano ofreció una promoción: las indulgencias ¿Cómo funcionaban? Suponga que estabas muerto, El Vaticano le ofrecía a tus parientes vivos que hicieran un pago, al Vaticano por supuesto, de una alta suma de dinero y prometían que por ese pago Dios perdonaría esos supuestos pecados que faltaban por perdonar. Entre más alta era la suma, más pecados se perdonaban ¿Linda historia no?
Martín Lutero, un cura católico se opuso a las indulgencias, dijo que la salvación y el perdón eran otorgados por gracia, que no había nada que pagar. Que todo eso era un invento del Vaticano para enriquecerse más de la cuenta. Como el Vaticano no tenía argumentos para discutir con Lutero, lo más fácil fue ordenar su muerte. Eso hizo con todos aquellos que se opusieron a sus mentiras. Se calcula que el Vaticano ordenó matar a más de treinta millones de creyentes.  Martín Lutero tuvo que huir a Francia en donde fue protegido por un príncipe de ese país.

Efesios 2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 2:9 no por obras, para que nadie se gloríe.

Como usted puede leer, Lutero tenía toda la razón, la palabra de Dios dice que la salvación es por gracia, por medio de la fe, no es algo que nosotros nos podemos ganar o comprar, es un regalo de Dios, no por obras (por nuestro comportamiento) para que nadie se gloríe. Por la fe, Dios nos perdona todos los pecados, no nos perdona unos y otros no, nos perdona todos y ese perdón es eterno.

Lucas 16:19 Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. 16:20 Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, 16:21 y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. 16:22 Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. 16:23 Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. 16:24 Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. 16:25 Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. 16:26 Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. 16:27 Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, 16:28 porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. 16:29 Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos. 16:30 El entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. 16:31 Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos.

El señor Jesús puso de ejemplo la historia de dos personas que murieron. Uno era un rico llamado Lázaro y el otro era un mendigo. Al morir, el mendigo fue llevado al paraíso para ser consolado y Lázaro fue al hades o infierno para ser atormentado. No se menciona una tercera opción.
El condenado fue llevado al infierno y el salvo fue llevado al paraíso. Pero lo más importante a resaltar, es que no se podía pasar del infierno al paraíso ni viceversa.
El derecho para ir al paraíso se obtiene en vida. Una vez que estemos en uno de esos lugares, ya no se puede hacer nada. Ahora, vea lo que el catecismo católico continúa diciendo:

“La Iglesia ha formulado la doctrina de la fe relativa al Purgatorio sobre todo en los Concilios de Florencia (cf. DS 1304) y de Trento (cf. DS 1820: 1580) La tradición de la Iglesia, haciendo referencia a ciertos textos de la Escritura”.

Usted puede leer en el mismo catecismo que la doctrina del purgatorio fue formulada por la iglesia católica en los Concilios de Florencia y Trento, no es algo que se encuentra en la Biblia. Además  indica que esa doctrina es una tradición religiosa que data de los años 1820 y 1580 ¿Qué dice la palabra de Dios?

Colosenses 2:8 Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo.

La palabra de Dios dice que no nos dejemos engañar por medio de las tradiciones de los hombres, las cuales son filosofías y huecas sutilezas conforme a los rudimentos del mundo.
La doctrina del purgatorio es una de esas tradiciones de los hombres, es una hueca sutileza del mundo, vacía por dentro, como vacíos están los que la inventaron. Si es una tradición no es bíblica y si es bíblica no es una tradición. ¿Qué más dice el catecismo católico?

“La tradición de la Iglesia, haciendo referencia a ciertos textos de la Escritura… (por ejemplo 1 Co 3, 15; 1 P 1, 7) habla de un fuego purificador…”

Lo que podemos entender en la ambigüedad de la redacción del texto anterior es que esa tradición hace referencia por ejemploa los textos bíblicos de 1 Pedro 1:7 y a 1 Corintios 3:15.  No dice que se fundamenta en esos textos, sino que esos textos “por ejemplo” hablan de un fuego purificador que podría ser el purgatorio ¿Qué dicen esos textos?

1 Corintios 3:15  Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.

El primer texto dice que si la obra de alguno se quemare, el mismo será salvo, aunque así como por fuego. ¿De qué está hablando? ¿Qué quiere decir?  Veamos el texto completo:

1 Corintios 3:11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. 3:12 Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, 3:13 la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. 3:14 Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. 3:15 Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.

Pablo está hablando de la edificación de la iglesia. Dice que la iglesia (no se refiere a la iglesia católica, sino a congregación de los salvos), es como un edificio, cuyo fundamento es Cristo. Nadie puede poner otro fundamento, pero sí puede sobreedificar sobre ese mismo fundamento.
Edificar es evangelizar para que el edificio llamado iglesia crezca. El que edifica, escoge los materiales. Si usted hace una edificación con materiales como “el oro, la plata o las piedras preciosas", su edificación permanece para siempre. Eso sería edificar fundamentado exclusivamente en la palabra de Dios.
Pero si usted edifica con materiales como la “madera, el heno y la hojarasca”, su edificación no pasará la prueba del fuego y se quemará. Eso sería edificar basado en la palabra del hombre y en las tradiciones.
Imaginemos por un momento a dos personas evangelizando. Una enseña que hay que creer en Cristo y bautizarse. Esta es una verdad absoluta. Eso es edificar con oro, plata y piedras preciosas. Si las personas creen y se bautizan, serán salvas para siempre. No habrá nada que queme esa obra.
Veamos al otro evangelizador. Éste enseña que con solo creer en Cristo serán salvas. Esta es una media verdad o una verdad relativa que se convierte en mentira. Eso es edificar con heno, madera y hojarasca. Las personas creen pero no se bautizan y su salvación no se completa de tal manera que esa obra se quemará. Ese es el fuego a que se refiere este pasaje y nada tiene que ver con la mentira del purgatorio.
Aunque el evangelizador, mantenga su salvación, las personas que evangelizó no se salvarán. Él sufrirá perdida porque el diablo le ganó la batalla y perdió a sus hijos espirituales y no será recompensado sino avergonzado. El que edificó correctamente, no sufrirá perdida, porque le ganó las almas al diablo, para Cristo, éste será recompensado.
Veamos ahora el otro versículo:

1ª Pedro 1:6 En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, 1:7 para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.

Lo que el texto dice es que nuestra fe será probada por fuego aquí en la tierra. Como usted puede leer, el fuego hace referencia a las pruebas que debemos de padecer los creyentes para demostrar nuestra fidelidad al Señor. El verso 6 lo dice claramente. Y no tiene ninguna relación con el invento del purgatorio.
El catecismo católico continúa diciendo:

“Respecto a ciertas faltas ligeras, es necesario creer que, antes del juicio, existe un fuego purificador, según lo que afirma Aquél que es la Verdad, al decir que si alguno ha pronunciado una blasfemia contra el Espíritu Santo, esto no le será perdonado ni en este siglo, ni en el futuro (Mt 12,31). En esta frase podemos entender que algunas faltas pueden ser perdonadas en este siglo, pero otras en el siglo futuro (San Gregorio Magno, dial. 4, 39)”.

Dice el catecismo que vamos al infierno únicamente si blasfemamos contra el Espíritu Santo, el único pecado imperdonable según la Biblia y de lo que estamos totalmente de acuerdo. Lo malo es que sigue diciendo que algunos otros pecados que quedaron sin perdonar no nos envían al infierno sino al purgatorio. Como se contradicen, decir que algunos pecados quedaron sin personar es blasfemar contra el Espíritu Santo, porque es tener por inmunda la sangre de Cristo, como ya lo dijimos unas líneas atrás.
Veamos que más tiene que decir la religión:

Esta enseñanza se apoya también en la práctica de la oración por los difuntos, de la que ya habla la Escritura: "Por eso mandó [Judas Macabeo] hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado" (2 M 12, 46). Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico (cf. DS 856), para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios. La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos: Llevémosles socorros y hagamos su conmemoración….”

La doctrina del purgatorio continúa diciendo, que debemos orar por los muertos y ofrecer sufragios a su favor. Dice que si ofrecemos misas, limosnas, indulgencias, y obras de penitencia, podemos sacar a un muerto del purgatorio para enviarlo al cielo. Aquí es donde viene la promoción.
Como ya lo mencionamos, hace unos siglos, las personas pagaban grandes sumas de dinero al Vaticano para sacar a sus muertos del supuesto purgatorio. En el presente pagan misas para sacar de allí a sus difuntos.
Quiero que te quede claro que puedes hacer mil misas, que si tu pariente muerto no creyó, ninguna misa lo sacará del infierno. Y si creyó y no se bautizó, igual, está en el infierno porque no fue limpiado de sus pecados. Si creyó y se bautizó entonces está en el cielo.
El que se murió se fue para el infierno o para el cielo, no se fue a ningún purgatorio y no podemos hacer nada.

Si los hijos de Job fueron purificados por el sacrificio de su Padre (cf. Job 1, 5), ¿por qué habríamos de dudar de que nuestras ofrendas por los muertos les lleven un cierto consuelo? No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos (San Juan Crisóstomo, hom. in 1 Cor 41, 5)” (Numeral 1032 del Catecismo)”

Si seguimos leyendo el texto del catecismo, vemos que el Vaticano sigue usando versículos aislados para confundir a los creyentes. En este caso se apoya en Job 1:5 para decir que los sacrificios de Job purificaron a sus hijos, lo que es otra gran mentira.
En primer lugar, Job hizo sacrificios por sus hijos  cuando éstos estaban vivos, no cuando estaban muertos. Y la Biblia no dice que Dios aceptara esos sacrificios. De hecho, Satanás provocó la muerte de los diez hijos de Job y Dios lo permitió. Si hubiesen sido santificados por los sacrificios de Job, Dios no hubiera permitido su muerte, así como no permitió la muerte de Job.
El Catecismo continúa diciendo, que Judas Macabeo mandó hacer sacrificios por los muertos para que se les perdonaran los pecados. Eso fue lo que ordenó Judas Macabeo como lo afirma el Vaticano, fue una ocurrencia de Judas Macabeo, no es algo que Dios haya ordenado.
Dice el mismo texto del catecismo, que desde los primeros años la iglesia ha honrado la memoria de los difuntos ofreciendo sufragios (sacrificios e indulgencias)  a su favor. Eso sí es cierto, pero no se refiere  a la iglesia de Cristo, no se refiere a la iglesia primitiva de los apóstoles. Usted no encontrará en el libro de los Hechos, que la iglesia primitiva hiciera semejante cosa. El texto se refiere a la iglesia católica, a la religión que nació 1.400 años después de Cristo.
 Lo cierto es que ninguna persona que haya creído en Cristo y se haya bautizado debe ir a purgar ningún pecado, porque Jesús purgó por todos ellos y santificó a los pecadores para siempre. Tal vez tú no te veas santo, pero si estás en Cristo, para Dios eres perfecto, santo, sabio, justo y redimido (1 Corintios 1:30)

Romanos 8:1: Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús

¿Qué más claro que esto? Si has creído y te has bautizado, estás en Cristo y si estás en Cristo, no hay ninguna condenación para ti.

1ª Pedro 2:24: quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.

Jesús cargó con nuestros pecados en la cruz. No cargo con una parte de ellos. La preciosa sangre de Jesús borró cada uno de nuestros pecados y los clavó en la cruz. (Colosenses 2:14). Dios no hace nada incompleto, todo lo hace perfecto.

Hebreos 9:12 y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.

Jesús obtuvo eterna redención, no obtuvo media redención. Jesús perdonó todos nuestros pecados, no perdonó una parte de ellos. No tenemos que ir a pagar ningún pecado a ningún purgatorio porque ya Cristo hizo el pago.

Hebreos 10:9 y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último. 10:10 En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.

Jesús le dijo a Dios que quitara lo primero para hacer su voluntad y establecer lo último. Lo primero eran los sacrificios de animales que hacían los sacerdotes y las obras de la ley. Lo segundo era su sacrificio en la cruz por la salvación de todos los hombres. En esa voluntad cumplida por Cristo en la cruz, somos santificados una vez y para siempre.
Dios no hace nada a medias, él no nos da su gracia a medias, sino que de la plenitud de Jesús tomamos todos,  gracia sobre gracia (Juan 1:16),  es decir gracia que no puede ser medida. Y cuando sobreabundó el pecado, sobreabundo la gracia (Romanos 5:20), no hay pecado que no sea cubierto por la gracia de Dios ¿Qué es la gracia? El perdón inmerecido que Dios nos da. Ahora, usted no necesita cierta cantidad de santidad para ingresar al cielo, como dice el catecismo, lo que necesita es santidad.

Apocalipsis 3:15 Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! 3:16 Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.

Jesús dijo que él vomitará a los tibios ¿Qué es un tibio? Para saber lo que es un tibio, primero sepamos lo que es un caliente o un frío. Caliente es aquel creyente que solamente cree lo que dice la palabra de Dios. Frío es el que no cree para nada en la palabra de Dios. Y tibio es el que cree en la palabra de Dios pero también cree en las tradiciones y filosofías religiosas y mezcla ambas creencias.
Como usted puede ver, la doctrina del purgatorio es una doctrina tibia y todo aquel que la crea, será considerado tibio, por tal razón Cristo lo vomitará y le impedirá la entrada al reino de los cielos ¿A quién le cree usted, al Espíritu Santo o al Vaticano? Yo le creo al Espíritu Santo.




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