Descargar pdf
Me han consultado ¿es cierto que somos salvos al
creer en Cristo? Hemos hablado del tema varias veces, “pero a mí no me es molesto el escribir las mismas cosas, y para ustedes
es seguro” (Filipenses 3:1). La respuesta
es una: no somos salvos al creer en Cristo, esa es una “media verdad”.
Esa es la gran estrategia del diablo, él usa todas
las religiones y denominaciones evangélicas para que enseñen trozos de la
palabra de Dios y la enseñen como si fuera la verdad absoluta.
Salmo
119:160 La suma de tu palabra es la verdad
El salmo 119 dice que “la suma” de la palabra de
Dios es la verdad. No dice que la verdad está un versículo aislado sino en la
suma de todos los versículos que se refieran al mismo tema. Pongamos un ejemplo
para entender bien las cosas.
En Mateo 4:6-7
se narra que Jesús fue tentado por Satanás. Satanás le
dijo: “Si eres Hijo de Dios, échate
abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, En sus manos te sostendrán, Para que no
tropieces con tu pie en piedra” ¿Dónde está escrito eso? En el Salmo 91:11-12. Inmediatamente, Jesús le contestó: “Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios” ¿Dónde está
escrito lo que Jesús le respondió? En Deuteronomio
6:16.
Jesús no negó que lo que Satanás le dijo que estaba
escrito en la palabra de Dios era cierto, pero le hizo ver que estaba usando un
versículo aislado para distorsionar la verdad.
El salmo 91 es solo una pieza del rompecabezas bíblico,
había que sumarle Deuteronomio 6 para que el rompecabezas se fuera completando.
Si bien es cierto que el Salmo 91 dice que Dios mandará
a los ángeles para que nos sostengan y nos salven de caer en un precipicio por
accidente, también es cierto que el que se lance al precipicio voluntariamente
no será sostenido por los ángeles, porque eso es tentar a Dios. Sume mi querido
hermano, sume para que llegue a la verdad.
El apóstol Pablo lo dijo claramente: “Estoy maravillado de que tan pronto os
hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un
evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y
quieren pervertir el evangelio de Cristo”. (Gálatas 1:7)
Satanás no usa otro evangelio, él usa el mismo
evangelio, pero le quita o le agrega para adulterar el contenido original con el
propósito de desviarnos de la verdad.
“Satanás
se viste de ángel de luz y no es extraño, si sus ministros se disfrazan como
ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (2 Corintios 11:14-15).
Aunque usted no lo crea, Satanás usa los púlpitos
cristianos para engañar. De tal manera que en la mayoría de los púlpitos se enseña
que al creer con el corazón que Jesús es
el Señor y confesar públicamente que Dios lo levantó de los muertos, entonces
somos salvos (Romanos 10:9),
pero esa es una media verdad que se convierte en mentira.
Juan 5:11
Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en
su Hijo. 5:12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de
Dios no tiene la vida.
No es creyendo en Cristo ni confesándolo que
obtenemos la vida eterna, la vida eterna la obtenemos cuando el hijo de Dios
viene a morar a nuestro espíritu. “Si tienes
al Hijo de Dios morando en tu espíritu”, entonces tienes la vida eterna y
eres salvo, de lo contrario, no lo eres.
Juan 14:20
En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y
yo en vosotros.
Jesús dijo que en aquel día, sabríamos que él
estaba en el Padre y nosotros en él y él en nosotros. Él estaría en nosotros
porque moraría en nuestro Espíritu y nosotros estaríamos en él porque seríamos parte
de su cuerpo:
Efesios
1:22 y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas
las cosas a la iglesia, 1:23 la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que
todo lo llena en todo.
La iglesia
no es un
templo, no es un edificio ni tampoco una religión, la iglesia es el cuerpo de
Cristo y la componen “todos los creyentes
del mundo que tienen a Cristo morando en su espíritu”.
Usted puede ser parte de una denominación
religiosa, pero si no tiene a Cristo morando en su espíritu, no es parte de la
iglesia de Cristo. O puede tener a Cristo morando en su espíritu sin ser parte
de ninguna denominación religiosa.
Efesios
5:31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer,
y los dos serán una sola carne. 5:32 Grande es este misterio; mas yo digo esto
respecto de Cristo y de la iglesia.
Dejará el hombre a su padre y a su madre y se
unirá a su mujer y serán una sola carne.
Eso mismo es lo que sucede con Cristo y su iglesia. Cuando tú eres parte de la
iglesia de Cristo eres una sola carne con él porque eres parte de su cuerpo.
Corintios
6:17 Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él.
Cuando tienes a Cristo en tu espíritu, entonces
te unes a él y eres un espíritu con él. La pregunta que sigue es ¿Cómo tener a Cristo en nuestro
espíritu?
Aquí es en donde las religiones o denominaciones
religiosas han distorsionado la verdad, convirtiendo la verdad relativa de Romanos 10:9 en una mentira ¿Por qué? Porque
el hijo de Dios no va a venir a morar en el Espíritu de los creyentes cuando crean
en Cristo y lo confiesen. Hay que sumarle algo más a esa “verdad relativa” o “media verdad” para que sea la “verdad absoluta” de Dios.
Marcos
16:15 Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
16:16 El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será
condenado.
Estas fueron las últimas palabras de Jesús antes
de ascender a los cielos. Él dijo a sus discípulos: “vayan prediquen el evangelio, el que crea y se bautice será salvo”
¿Qué es creer el evangelio? Es creer de
corazón que Jesús es el Señor y que Dios lo levantó de los muertos tal y como
lo enseña Romanos 10:9.
Pero Jesús dijo que además de creer había que “bautizarse”.
Jesús no dijo que el que creyere sería salvo, eso sería enseñar la mitad de la
verdad, que terminaría convirtiéndose en una mentira. Lo que dijo fue que había
que creer y bautizarse para ser salvo,
enseñando la verdad completa. Por su parte, el
que no cree, ya está condenado.
Si Jesús dijo que además de creer, debemos
bautizarnos, entonces debemos bautizarnos. Yo no estoy inventado nada, estoy
defendiendo la verdad absoluta de Dios para que asegures tu salvación.
Hechos
2:36 Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a
quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. 2:37 Al oír
esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles:
Varones hermanos, ¿qué haremos? 2:38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y
bautícese cada uno de vosotros en el
nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del
Espíritu Santo. 2:39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos,
y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.
El apóstol Pedro nunca había predicado, pero el
día de Pentecostés fue lleno del Espíritu Santo y lo hizo por primera vez. En
esa predica, acusó a los judíos de crucificar al Mesías. Los judíos creyeron y
compungidos le preguntaron ¿qué hacer
para ser salvos? Pedro les dijo: “arrepiéntanse
y bautícense para que reciban el perdón de pecados y reciban el don del
Espíritu Santo”, es decir, para que reciban a Cristo en la persona del
Espíritu Santo en sus espíritus.
El apóstol Pedro ratificó las palabras de Jesús
en el sentido que debían bautizarse para ser salvos. No bastaba creer. Y además
dejó claro que el bautismo era para recibir el perdón de pecados otorgado por
Cristo en la cruz y para recibir al Espíritu Santo.
Hechos
2:41 Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron
aquel día como tres mil personas.
Como consecuencia de la enseñanza completa
acerca de la salvación que hiciera el apóstol Pedro, como tres mil personas se
bautizaron y se “añadieron” a la
iglesia (cuerpo de Cristo) y obtuvieron la vida eterna.
Jesús había dicho: “En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros
en mí, y yo en vosotros”, en otras palabras: “cuando reciban el Espíritu, me reciben a mí”. “El que tiene al Hijo de Dios tiene la vida” y el Hijo se recibe
cuando nos bautizamos, no cuando creemos. Ahora, veamos lo que sucedió en la
conversión de Saulo de Tarso:
Hechos
22:14 Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su
voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca. 22:15 Porque serás
testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído. 22:16 Ahora,
pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados,
invocando su nombre.
Pablo había creído en Cristo, entonces Ananías le dijo que debía bautizarse para
lavar sus pecados. El asunto del bautismo es redundante una y otra vez en la
palabra de Dios. En todas las conversiones que se mencionan en el libro de los
Hechos, se habla claramente que el que creía se bautizaba inmediatamente,
porque esa era la verdad absoluta de Dios que enseñó Jesús.
En Hechos
8:26-40 se cuenta la historia de un etíope eunuco que venía leyendo el libro
de Isaías en el capítulo 53 pero no entendía de quién hablaba. Entonces el
Espíritu Santo envío a Felipe para que le predicara. Felipe le dijo que se
trataba de Jesús, entonces le enseñó el evangelio y le agregó que debía bautizarse
para poder ser salvo. El resultado de la enseñanza fue el siguiente:
Hechos
8:36 Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay
agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? 8:37 Felipe dijo: Si crees de todo
corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de
Dios. 8:38 Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el
eunuco, y le bautizó.
Cuando pasaron por un lugar donde había agua,
posiblemente un río, el eunuco le pregunto a Felipe: ¿Qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: “Si crees de todo corazón, bien puedes”. El eunuco dijo: “Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios”.
En ese momento confesó a Cristo, entonces Felipe
lo bautizó para que se completara su
salvación.
El eunuco debió creer con el corazón y confesar
que Jesús fue levantado de los muertos, como un requisito previo para ser bautizado y obtener su salvación.
Felipe no le enseñó una media verdad al eunuco,
no le dijo que sería salvo al creer, sino que sería salvo al creer y bautizarse, de allí la premura
del eunuco en ser bautizado.
El creer y
confesar a Cristo es un requisito
previo para ser salvo, pero al creer y confesar no viene Cristo a nosotros
ni obtenemos la vida eterna.
Si el eunuco no se hubiera bautizado, entonces
no hubiera sido perdonado de sus pecados ni hubiera recibido la vida divina.
¿Ha creído en Cristo y ha confesado públicamente
que Él es el Señor y te has bautizado? De ser así, usted es realmente salvo; Si
Dios lo dice es un hecho establecido. Pero si solo tienes una media verdad, esa
media verdad es una mentira en cuando a tu salvación.
Juan 3:2
Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios
como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está
Dios con él.
Nicodemo un maestro de la ley, confesó públicamente
que Jesús venía de Dios. Él había creído y confesado al Hijo de Dios, sin
embargo Jesús le respondió: “De cierto,
de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de
Dios”. Nicodemo le dijo: “¿Cómo puede
un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre
de su madre, y nacer?” Respondió Jesús: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del
Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:3-5).
Jesús le dijo a Nicodemo que nadie vería el
reino de Dios si no tenía un nuevo nacimiento y le dijo que ese
nuevo nacimiento era a través del agua y del Espíritu. Jesús no le
dijo que ese nuevo nacimiento se daba al creer en él y confesarlo, sino que
se daba a través del nacimiento del agua
y del Espíritu.
Al sumar Marcos
16:16 con Juan 3.3-5, entendemos
claramente que cuando Jesús dice que
debemos nacer del agua, estaba hablando del agua
del bautismo. Y cuando dice que debemos nacer del Espíritu Santo, se refiere a que somos engendrados por el Espíritu Santo, el
cual deposita la vida de Cristo en nosotros, a través del bautismo en agua.
El punto es que Cristo tuvo que pasar por un proceso
de muerte y resurrección para que nosotros podamos ser salvos. Pero, para
que esa salvación que Jesús obtuvo a través de su muerte y resurrección se
cumpla, nosotros también tenemos que pasar por un proceso de muerte y
resurrección, y es lo que Jesús llamó nuevo
nacimiento.
No es que tenemos que suicidarnos para que Dios
nos resucite; el Padre celestial ideó una
manera “a semejanza de muerte y resurrección” y esa manera es el bautismo. El apóstol Pablo lo explica de
la siguiente manera:
Romanos
6:3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos
sido bautizados en su muerte? 6:4 Porque somos sepultados juntamente con él
para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos
por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva...
6:6 sabiendo esto,
que nuestro viejo
hombre fue crucificado juntamente con él, para que el
cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.
Pablo dice que para los efectos del cielo, en el
bautismo somos sepultados y resucitados con Cristo para andar en nueva vida. El
bautismo significa muerte pero también significa resurrección.
Cuando nos sumergimos en las aguas del bautismo,
allí ahogamos y sepultamos al viejo hombre pecador, el cual no puede entrar al
cielo. Luego, el emerger de las aguas, ya no emerge el viejo hombre sino que
emerge una nueva criatura en Cristo, libre de todo pecado y con Cristo morando
en su espíritu.
2
Corintios 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las
cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
Si alguno está en Cristo, Cristo está en él y es
una nueva criatura, las cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas.
Romanos
6:7 Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado.
El que ha muerto ha sido justificado del pecado.
¿Cómo se muere? En el Bautismo. Esto nos dice de manera irrefutable que el que
se ha bautizado ha sido justificado, no así el que no lo ha hecho.
Lógicamente que Satanás no quiere que sepas esta
verdad, entonces la distorsiona, usando argumentos humanos para que no te
bautices o lo hagas con otro propósito, para que no tengas un nuevo
nacimiento.
El argumento más corriente y barato que usa Satanás
es que el ladrón perdonado por Jesús
en la cruz no necesitó bautizarse.
Eso es muy cierto, pero no cambia en nada la
verdad. Existen dos Pactos: 1) el viejo pacto que tuvo vigencia hasta la resurrección de Jesús y 2) el
nuevo pacto que se inició con la
resurrección de Jesús. El viejo pacto era para el pueblo de Dios del viejo
testamento que son los judíos:
Génesis 17:10
Este es mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después
de ti: Será circuncidado todo varón de entre vosotros. 17:11 Circuncidaréis, pues,
la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros.
17:12 Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros por
vuestras generaciones; el nacido en casa, y el comprado por dinero a cualquier
extranjero, que no fuere de tu linaje.
Los judíos debían ser circuncidados a los ocho días de nacidos para ser parte del pueblo de Dios. Era una
exigencia de la ley que contenía el viejo pacto. El ladrón era judío y por lo tanto debió ser circuncidado a los 8
días de nacido.
El nuevo pacto es el que Jesús selló en la
última cena (Mateo 28:26). Este
Nuevo Pacto no es para los judíos sino para todos
los creyentes. No contiene la Ley
sino que se la Ley que exigía la circuncisión fue reemplazada por la GRACIA y la gracia no exige que nos
circuncidemos, sino que nos bauticemos.
Colosenses
2:11 En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al
echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo;
2:12 sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados
con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. 2:13
Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra
carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados.
Los judíos eran circuncidados para ser parte del
pueblo de Dios, nosotros no somos circuncidados sino bautizados para ser parte del cuerpo de Cristo.
La circuncisión es un despojo de la carne. Y el bautismo es una circuncisión espiritual, mediante la cual y para los efectos de
Dios, nos despojamos del cuerpo pecaminoso carnal.
Al tener esa circuncisión espiritual, Dios nos
perdona todos los pecados. Si no te circuncidas espiritualmente a través del
bautismo, no has sido perdonado de tus pecados y no tienes al Hijo ni la vida
eterna porque no te has despojado del cuerpo pecaminoso carnal.
Concluimos entonces que el ladrón perdonado en
la cruz no necesitaba ser bautizado pues estaba
bajo el viejo pacto y lo que necesita era estar circuncidado.
Podríamos seguir analizando cada uno de los argumentos que usa Satanás
para oponerse al bautismo y podríamos debatir cada uno de ellos, pero mejor te
muestro el siguiente versículo:
1 Timoteo
6:3 Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de
nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, 6:4 está
envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras,
de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, 6:5
disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad,
que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales.
La Palabra de Dios dice que el que enseña otra
cosa y no se conforma a las palabras de Jesús nada sabe, porque Jesús es la
única verdad. El que no se conforma a las palabras de Jesús no sabe un poquito,
sino que no sabe nada, es un envanecido, un corrupto de entendimiento, alguien
que no entiende nada, un privado de la verdad, que toma el evangelio como
fuente de ganancia, del cual debemos apartarnos.
Entonces si Jesús enseñó que debemos creer y
bautizarnos, el que enseñe otra cosa no sabe nada, tiene el entendimiento
corrupto, no ha entendido la palabra de Dios, no hay verdad en él y solamente
predica para obtener ganancias. Esos son la mayoría. Apártate de los tales. Yo le creo a Jesús. ¿Usted a quien le cree?
UN CASO
PARTICULAR
¿Si una persona que está a punto de morir en el
hospital, cree en Cristo, lo confiesa y luego muere, se salvó o no? Es una
pregunta que me han hecho muchas veces. Y solamente hay una respuesta: NO SE
SALVÓ.
Si bien es cierto que Dios es un Dios
misericordioso que entiende que esa persona no estaba en condiciones de ir a
bautizarse, es más cierto, que la
justicia de Dios está por encima de su misericordia.
Tú eres justificado si mueres en el bautismo (Romanos 6:7). Si no cumples con los
requisitos de su justicia y no mueres en el bautismo no eres justificado. Si
Dios te perdona sin que mueras en el bautismo, estaría violando su propia
justicia y se caería de su trono, esa es la razón.
Entiende que Jesús tuvo que venir a morir para
que Dios pudiera justificarte. Él quería justificarte, pero su justicia no lo
permitía, se necesitaba que alguien sin
pecado muriera en la cruz, para que hiciera el pago de todos los pecados de la
humanidad.
De igual manera, tú tienes que morir al igual
que lo hizo Jesús, eso es lo que exige su justicia. Nadie puede, ni siquiera
Dios, violar su propia justicia.
Lo cierto es que esa persona que falleció sin
poder bautizarse, tuvo toda una vida por delante para hacerlo, tuvo la
posibilidad de estudiar la Biblia y conocer la verdad, pero no lo hizo. Es por
eso que la palabra de Dios dice que el
día de salvación es hoy, no es mañana, mañana puede ser tarde.
Es posible que muchos creyentes católicos lean
este mensaje de salvación, entonces se alegren y digan que son salvos porque
fueron bautizados de niños. No quiero ser aguafiestas, pero debo decirles que
no lo son. El bautismo a infantes no
tiene ninguna validez.
Jesús dijo: “el
que creyere y se bautizare será salvo”. Primero debemos creer y luego ser
sepultados en el bautismo, no al revés. Hay miles de personas que fueron
bautizados de niños y no creen en Cristo o creen en otra cosa. Su bautismo no
los salvó. Deben primero creer en el evangelio de Cristo. Ese es algo que tiene
que suceder primero, antes de ser bautizado y eso no sucede con los niños.
Espero que hayas comprendido esta gran verdad,
porque tu vida eterna está en juego. Ahora, pues, ¿por qué te detienes?
Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre (Hechos 22:16)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario