martes, 11 de julio de 2017

SALVOS AL CREER?

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Me han consultado ¿es cierto que somos salvos al creer en Cristo? Hemos hablado del tema varias veces, “pero a mí no me es molesto el escribir las mismas cosas, y para ustedes es seguro” (Filipenses 3:1). La respuesta es una: no somos salvos al creer en Cristo, esa es una “media verdad”.
Esa es la gran estrategia del diablo, él usa todas las religiones y denominaciones evangélicas para que enseñen trozos de la palabra de Dios y la enseñen como si fuera la verdad absoluta.

Salmo 119:160 La suma de tu palabra es la verdad

El salmo 119 dice que “la suma” de la palabra de Dios es la verdad. No dice que la verdad está un versículo aislado sino en la suma de todos los versículos que se refieran al mismo tema. Pongamos un ejemplo para entender bien las cosas.
En Mateo 4:6-7 se narra que  Jesús fue tentado por Satanás. Satanás le dijo: “Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti,  y, En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra” ¿Dónde está escrito eso? En el Salmo 91:11-12. Inmediatamente, Jesús  le contestó: “Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios” ¿Dónde está escrito lo que Jesús le respondió? En Deuteronomio 6:16.  
Jesús no negó que lo que Satanás le dijo que estaba escrito en la palabra de Dios era cierto, pero le hizo ver que estaba usando un versículo aislado para distorsionar la verdad.
El salmo 91 es solo una pieza del rompecabezas bíblico, había que sumarle Deuteronomio 6 para que el rompecabezas se fuera completando.
Si bien es cierto que el Salmo 91 dice que Dios mandará a los ángeles para que nos sostengan y nos salven de caer en un precipicio por accidente, también es cierto que el que se lance al precipicio voluntariamente no será sostenido por los ángeles, porque eso es tentar a Dios. Sume mi querido hermano, sume para que llegue a la verdad.
El apóstol Pablo lo dijo claramente: “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo”. (Gálatas 1:7)
Satanás no usa otro evangelio, él usa el mismo evangelio, pero le quita o le agrega para adulterar el contenido original con el propósito de desviarnos de la verdad.
Satanás se viste de ángel de luz y no es extraño, si sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (2 Corintios 11:14-15).
Aunque usted no lo crea, Satanás usa los púlpitos cristianos para engañar. De tal manera que en la mayoría de los púlpitos se enseña que al creer con el corazón que Jesús es el Señor y confesar públicamente que Dios lo levantó de los muertos, entonces somos salvos (Romanos 10:9), pero esa es una media verdad que se convierte en mentira.

Juan 5:11 Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. 5:12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.

No es creyendo en Cristo ni confesándolo que obtenemos la vida eterna, la vida eterna la obtenemos cuando el hijo de Dios viene a morar a nuestro espíritu. “Si tienes al Hijo de Dios morando en tu espíritu”, entonces tienes la vida eterna y eres salvo, de lo contrario, no lo eres.

Juan 14:20 En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros.

Jesús dijo que en aquel día, sabríamos que él estaba en el Padre y nosotros en él y él en nosotros. Él estaría en nosotros porque moraría en nuestro Espíritu y nosotros estaríamos en él porque seríamos parte de su cuerpo:

Efesios 1:22 y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, 1:23 la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.

La iglesia no es un templo, no es un edificio ni tampoco una religión, la iglesia es el cuerpo de Cristo y la componen “todos los creyentes del mundo que tienen a Cristo morando en su espíritu”.
Usted puede ser parte de una denominación religiosa, pero si no tiene a Cristo morando en su espíritu, no es parte de la iglesia de Cristo. O puede tener a Cristo morando en su espíritu sin ser parte de ninguna denominación religiosa.

Efesios 5:31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. 5:32 Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia.

Dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán una  sola carne. Eso mismo es lo que sucede con Cristo y su iglesia. Cuando tú eres parte de la iglesia de Cristo eres una sola carne con él porque eres parte de su cuerpo.

Corintios 6:17 Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él.

Cuando tienes a Cristo en tu espíritu, entonces te unes a él y eres un espíritu con él.  La pregunta que sigue es ¿Cómo tener a Cristo en nuestro espíritu?
Aquí es en donde las religiones o denominaciones religiosas han distorsionado la verdad, convirtiendo la verdad relativa de Romanos 10:9 en una mentira ¿Por qué? Porque el hijo de Dios no va a venir a morar en el Espíritu de los creyentes cuando crean en Cristo y lo confiesen. Hay que sumarle algo más a esa “verdad relativa o “media verdad” para que sea la “verdad absoluta” de Dios.

Marcos 16:15 Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. 16:16 El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.

Estas fueron las últimas palabras de Jesús antes de ascender a los cielos. Él dijo a sus discípulos: “vayan prediquen el evangelio, el que crea y se bautice será salvo” ¿Qué es creer el evangelio? Es  creer de corazón que Jesús es el Señor y que Dios lo levantó de los muertos tal y como lo enseña Romanos 10:9.
Pero Jesús dijo que además de creer había que “bautizarse”. Jesús no dijo que el que creyere sería salvo, eso sería enseñar la mitad de la verdad, que terminaría convirtiéndose en una mentira. Lo que dijo fue que había que  creer y bautizarse para ser salvo, enseñando la verdad completa. Por su parte, el que no cree, ya está condenado.
Si Jesús dijo que además de creer, debemos bautizarnos, entonces debemos bautizarnos. Yo no estoy inventado nada, estoy defendiendo la verdad absoluta de Dios para que asegures tu salvación.

Hechos 2:36 Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. 2:37 Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? 2:38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese  cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. 2:39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.

El apóstol Pedro nunca había predicado, pero el día de Pentecostés fue lleno del Espíritu Santo y lo hizo por primera vez. En esa predica, acusó a los judíos de crucificar al Mesías. Los judíos creyeron y compungidos le preguntaron ¿qué hacer para ser salvos? Pedro les dijo: “arrepiéntanse y bautícense para que reciban el perdón de pecados y reciban el don del Espíritu Santo”, es decir, para que reciban a Cristo en la persona del Espíritu Santo en sus espíritus.
El apóstol Pedro ratificó las palabras de Jesús en el sentido que debían bautizarse para ser salvos. No bastaba creer. Y además dejó claro que el bautismo era para recibir el perdón de pecados otorgado por Cristo en la cruz y para recibir al Espíritu Santo.

Hechos 2:41 Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.

Como consecuencia de la enseñanza completa acerca de la salvación que hiciera el apóstol Pedro, como tres mil personas se bautizaron y se “añadieron” a la iglesia (cuerpo de Cristo) y obtuvieron la vida eterna.
Jesús había dicho: “En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros”, en otras palabras: “cuando reciban el Espíritu, me reciben a mí”. “El que tiene al Hijo de Dios tiene la vida” y el Hijo se recibe cuando nos bautizamos, no cuando creemos. Ahora, veamos lo que sucedió en la conversión de Saulo de Tarso:

Hechos 22:14 Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca. 22:15 Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído. 22:16 Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre.

Pablo había creído en Cristo, entonces  Ananías le dijo que debía bautizarse para lavar sus pecados. El asunto del bautismo es redundante una y otra vez en la palabra de Dios. En todas las conversiones que se mencionan en el libro de los Hechos, se habla claramente que el que creía se bautizaba inmediatamente, porque esa era la verdad absoluta de Dios que enseñó Jesús.
En Hechos 8:26-40 se cuenta la historia de un etíope eunuco que venía leyendo el libro de Isaías en el capítulo 53 pero no entendía de quién hablaba. Entonces el Espíritu Santo envío a Felipe para que le predicara. Felipe le dijo que se trataba de Jesús, entonces le enseñó el evangelio y le agregó que debía bautizarse para poder ser salvo. El resultado de la enseñanza fue el siguiente:

Hechos 8:36 Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? 8:37 Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. 8:38 Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó.

Cuando pasaron por un lugar donde había agua, posiblemente un río, el eunuco le pregunto a Felipe: ¿Qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: “Si crees de todo corazón, bien puedes”. El eunuco dijo: “Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios”. En ese momento confesó a Cristo, entonces Felipe lo bautizó para que se completara su  salvación.
El eunuco debió creer con el corazón  y confesar  que Jesús fue levantado de los muertos, como un requisito previo para ser bautizado y obtener su salvación.
Felipe no le enseñó una media verdad al eunuco, no le dijo que sería salvo al creer, sino que sería salvo al creer y bautizarse, de allí la premura del eunuco en ser bautizado.
El creer y confesar a Cristo es un requisito previo para ser salvo, pero al creer y confesar no viene Cristo a nosotros ni obtenemos la vida eterna.
Si el eunuco no se hubiera bautizado, entonces no hubiera sido perdonado de sus pecados ni hubiera recibido la vida divina.
¿Ha creído en Cristo y ha confesado públicamente que Él es el Señor y te has bautizado? De ser así, usted es realmente salvo; Si Dios lo dice es un hecho establecido. Pero si solo tienes una media verdad, esa media verdad es una mentira en cuando a tu salvación.

Juan 3:2 Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.

Nicodemo un maestro de la ley, confesó públicamente que Jesús venía de Dios. Él había creído y confesado al Hijo de Dios, sin embargo Jesús le respondió: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”. Nicodemo le dijo: “¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?” Respondió Jesús: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:3-5).
Jesús le dijo a Nicodemo que nadie vería el reino de Dios si no tenía un nuevo nacimiento y le dijo que ese nuevo nacimiento era a través del agua y del Espíritu. Jesús no le dijo que ese nuevo nacimiento se daba al creer en él y confesarlo, sino que se  daba a través del nacimiento del agua y del Espíritu.
Al sumar Marcos 16:16 con Juan 3.3-5, entendemos claramente que cuando  Jesús dice que debemos nacer del agua, estaba hablando del agua del bautismo. Y cuando dice que debemos nacer  del Espíritu Santo, se refiere a que somos engendrados por el Espíritu Santo, el cual deposita la vida de Cristo en nosotros, a través del bautismo en agua.
El punto es que Cristo tuvo que pasar por un proceso de muerte y resurrección para que nosotros podamos ser salvos. Pero, para que esa salvación que Jesús obtuvo a través de su muerte y resurrección se cumpla, nosotros también tenemos que pasar por un proceso de muerte y resurrección, y es lo que Jesús llamó nuevo nacimiento.  
No es que tenemos que suicidarnos para que Dios nos resucite; el Padre celestial ideó una manera “a semejanza de muerte y resurrección” y esa manera es el bautismo. El apóstol Pablo lo explica de la siguiente manera:

Romanos 6:3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? 6:4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida  nueva...  6:6  sabiendo  esto,  que  nuestro  viejo  hombre  fue     crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.

Pablo dice que para los efectos del cielo, en el bautismo somos sepultados y resucitados con Cristo para andar en nueva vida. El bautismo significa muerte pero también significa resurrección.
Cuando nos sumergimos en las aguas del bautismo, allí ahogamos y sepultamos al viejo hombre pecador, el cual no puede entrar al cielo. Luego, el emerger de las aguas, ya no emerge el viejo hombre sino que emerge una nueva criatura en Cristo, libre de todo pecado y con Cristo morando en su espíritu.

2 Corintios 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

Si alguno está en Cristo, Cristo está en él y es una nueva criatura, las cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas.

Romanos 6:7 Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado.

El que ha muerto ha sido justificado del pecado. ¿Cómo se muere? En el Bautismo. Esto nos dice de manera irrefutable que el que se ha bautizado ha sido justificado, no así el que no lo ha hecho.
Lógicamente que Satanás no quiere que sepas esta verdad, entonces la distorsiona, usando argumentos humanos para que no te bautices o lo hagas con otro propósito, para que no tengas un nuevo nacimiento. 
El argumento más corriente y barato que usa Satanás es que el ladrón perdonado por Jesús en la cruz no necesitó bautizarse.
Eso es muy cierto, pero no cambia en nada la verdad. Existen dos Pactos: 1) el viejo pacto que tuvo vigencia hasta la resurrección de Jesús y  2) el nuevo pacto que se inició con la resurrección de Jesús. El viejo pacto era para el pueblo de Dios del viejo testamento que son los judíos:

Génesis 17:10 Este es mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti: Será circuncidado todo varón de entre vosotros. 17:11 Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros. 17:12 Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras generaciones; el nacido en casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu linaje.

Los judíos debían ser circuncidados a los ocho días de nacidos  para ser parte del pueblo de Dios. Era una exigencia de la ley que contenía el viejo pacto. El ladrón era judío y por lo tanto debió ser circuncidado a los 8 días de nacido.
El nuevo pacto es el que Jesús selló en la última cena (Mateo 28:26). Este Nuevo Pacto no es para los judíos sino para todos los creyentes. No contiene la Ley sino que se la Ley que exigía la circuncisión fue reemplazada por la GRACIA y la gracia no exige que nos circuncidemos, sino que nos bauticemos.

Colosenses 2:11 En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; 2:12 sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. 2:13 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados.

Los judíos eran circuncidados para ser parte del pueblo de Dios, nosotros no somos circuncidados sino bautizados para ser parte del cuerpo de Cristo.
La circuncisión es un despojo de la carne. Y el bautismo es una circuncisión espiritual, mediante la cual y para los efectos de Dios, nos despojamos del cuerpo pecaminoso carnal.
Al tener esa circuncisión espiritual, Dios nos perdona todos los pecados. Si no te circuncidas espiritualmente a través del bautismo, no has sido perdonado de tus pecados y no tienes al Hijo ni la vida eterna porque no te has despojado del cuerpo pecaminoso carnal.
Concluimos entonces que el ladrón perdonado en la cruz no necesitaba ser bautizado pues estaba  bajo el viejo pacto y lo que necesita era estar circuncidado.
Podríamos seguir analizando  cada uno de los argumentos que usa Satanás para oponerse al bautismo y podríamos debatir cada uno de ellos, pero mejor te muestro el siguiente versículo:

1 Timoteo 6:3 Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, 6:4 está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, 6:5 disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales.

La Palabra de Dios dice que el que enseña otra cosa y no se conforma a las palabras de Jesús nada sabe, porque Jesús es la única verdad. El que no se conforma a las palabras de Jesús no sabe un poquito, sino que no sabe nada, es un envanecido, un corrupto de entendimiento, alguien que no entiende nada, un privado de la verdad, que toma el evangelio como fuente de ganancia, del cual debemos apartarnos.
Entonces si Jesús enseñó que debemos creer y bautizarnos, el que enseñe otra cosa no sabe nada, tiene el entendimiento corrupto, no ha entendido la palabra de Dios, no hay verdad en él y solamente predica para obtener ganancias. Esos son la mayoría. Apártate de los tales. Yo le creo a Jesús. ¿Usted a quien le cree?

UN CASO PARTICULAR

¿Si una persona que está a punto de morir en el hospital, cree en Cristo, lo confiesa y luego muere, se salvó o no? Es una pregunta que me han hecho muchas veces. Y solamente hay una respuesta: NO SE SALVÓ.
Si bien es cierto que Dios es un Dios misericordioso que entiende que esa persona no estaba en condiciones de ir a bautizarse, es más cierto, que la justicia de Dios está por encima de su misericordia.
Tú eres justificado si mueres en el bautismo (Romanos 6:7). Si no cumples con los requisitos de su justicia y no mueres en el bautismo no eres justificado. Si Dios te perdona sin que mueras en el bautismo, estaría violando su propia justicia y se caería de su trono, esa es la razón.
Entiende que Jesús tuvo que venir a morir para que Dios pudiera justificarte. Él quería justificarte, pero su justicia no lo permitía,  se necesitaba que alguien sin pecado muriera en la cruz, para que hiciera el pago de todos los pecados de la humanidad.
De igual manera, tú tienes que morir al igual que lo hizo Jesús, eso es lo que exige su justicia. Nadie puede, ni siquiera Dios, violar su propia justicia.
Lo cierto es que esa persona que falleció sin poder bautizarse, tuvo toda una vida por delante para hacerlo, tuvo la posibilidad de estudiar la Biblia y conocer la verdad, pero no lo hizo. Es por eso que la palabra de Dios dice que el día de salvación es hoy, no es mañana, mañana puede ser tarde.
Es posible que muchos creyentes católicos lean este mensaje de salvación, entonces se alegren y digan que son salvos porque fueron bautizados de niños. No quiero ser aguafiestas, pero debo decirles que no lo son. El bautismo a infantes no tiene ninguna validez.
Jesús dijo: “el que creyere y se bautizare será salvo”. Primero debemos creer y luego ser sepultados en el bautismo, no al revés. Hay miles de personas que fueron bautizados de niños y no creen en Cristo o creen en otra cosa. Su bautismo no los salvó. Deben primero creer en el evangelio de Cristo. Ese es algo que tiene que suceder primero, antes de ser bautizado y eso no sucede con los niños.

Espero que hayas comprendido esta gran verdad, porque tu vida eterna está en juego. Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre (Hechos 22:16)







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