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Los científicos ven la tierra como un punto
insignificante en una galaxia. Sin embargo, la tierra es el planeta más
importante del universo y está ubicado en el centro del mismo. Pensamos que el
destino final del hombre es el cielo con Dios. Pero no es así, el destino final
del hombre es la tierra. Dios tiene planificado morar en la tierra con los
hombres (Apocalipsis 21:3) y
establecer su trono en la ciudad de Jerusalén en Israel (Apocalipsis 22:3). Por eso, la guerra entre los palestinos e
israelitas es en realidad la guerra entre Dios y el diablo.
Génesis
1:26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra
semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las
bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.
1:27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y
hembra los creó.
Este pasaje nos revela que la creación del
hombre por parte de Dios era algo muy especial. Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme
a nuestra semejanza”.
Que Dios quisiera crear al hombre a su imagen y
semejanza nos muestra “la clase de hombre”
que Dios quería crear. La Biblia nos indica que Adán fue creado hace un poco
más de seis mil años, sin embargo la ciencia ha probado que existían hombres
mucho tiempo antes de Adán. Esto nos indica que Adán no fue el primer hombre
creado por Dios, Adán fue el primer hombre creado a “imagen y semejanza de Dios”.
En Adán, Dios estaba diseñando un “modelo” para el hombre que había de
crear. No era un hombre cualquiera, era un hombre a su imagen y semejanza que reinara,
que gobernara sobre la tierra; entonces todo “sería bueno”.
Es evidente que la posición que el hombre ocupa
en la obra creadora de Dios es absolutamente única, pues entre todas las
criaturas de Dios, sólo el hombre fue creado a la imagen de Dios. El hombre en
el cual Dios había fijado su corazón era completamente diferente de todos los
demás seres creados; él era un hombre a Su propia imagen.
Que Dios haya creado a Adán a su semejanza es porque lo creo
como un espíritu, ya que “Dios es Espíritu” (Juan 4:24). El hombre adámico es un
espíritu que tiene un alma y que vive en un cuerpo (1 Tesalonicenses 5:23), no así el hombre pre-adámico que solamente
era cuerpo y alma.
Cuando el hombre pre-adámico moría, allí acababa
todo para él. No sucede así con el hombre adámico que tiene vida después de la
muerte por causa de su espíritu que no muere, sino que al lugar que Dios le tiene
preparado cuando el cuerpo muere.
Ahora, note que Génesis 1:26 dice: “Hagamos
al hombre a nuestra imagen” en plural, pero el versículo 27 dice: “Y creó Dios al hombre a su imagen” en singular ¿Cómo podemos explicar
eso? Simplemente porque son tres los que constituyen la Deidad: el Padre, el
Hijo, y el Espíritu; no obstante, sólo a través del Hijo tenemos la imagen de
la Deidad, lo que nos revela que el hombre adámico fue hecho a la imagen del Señor Jesús; hay un pasaje que así lo confirma:
Romanos 8:29
Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos
conformes a la imagen de Su Hijo, para que sea el Primogénito entre muchos
hermanos.
Aquí vemos que Dios predestinó al hombre para
que fuese hecho conforme a la imagen de Jesús para que él sea el primogénito
entre muchos hermanos.
Cuando Dios creó al hombre a su imagen y
semejanza, no lo creó para que cayera ni para que fuera redimido. Lo creó para
que tuviera dominio sobre toda la
tierra ¿Por qué Dios tiene tal propósito? La razón es la siguiente: un ángel llamado Lucero se rebeló contra Dios antes de
la creación del hombre y se convirtió en el diablo, y el diablo vino a ser el enemigo de Dios, por
consiguiente, Dios retiró de diablo su
autoridad y la puso en las manos del hombre.
Dios creó al hombre para que gobernara en lugar de Satanás. Dios
desea que el hombre gobierne, y le indica un área específica para su dominio: la tierra.
Génesis 1:1
En el principio creó Dios los cielos y la tierra. 1:2 Y la tierra estaba desordenada
y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios
se movía sobre la faz de las aguas.
Estos dos versículos quedan claros cuando los
traducimos directamente del hebreo. Leamos el versículo 1 conforme al idioma
original: “En el principio creó Dios los
cielos y la tierra”. Leamos la traducción
del versículo 2: “Y la tierra
quedó desordenada y vacía y las
tinieblas estaban sobre la faz del abismo”.
En el hebreo, original no dice que la tierra
estaba desordenada y vacía sino que quedó desordenada y vacía”. Entre el verso
1 y 2 algo sucedió para que la tierra quedara desordenada y vacía.
En un principio Dios creó los cielos y la
tierra, y el cielo y la tierra fueron llenos y ordenados, pero “la tierra quedó desordenada y vacía”, no
así los cielos.
La gran mayoría de estudiosos bíblicos coinciden
en que Dios envió un juicio sobre la
tierra que la dejó desordenada y vacía. Este fue un juicio pre-adámico por
causa de los ángeles, como lo veremos más adelante.
Luego vino el juicio adámico por causa del
hombre (Génesis 6:5-7) caído. Y por
causa del hombre vendrá un juicio más sobre la tierra, antes de que Cristo
venga a establecer su reino milenario y que se detalla en el libro de
Apocalipsis con la apertura de seis sellos, el sonido de siete trompetas y el
derrame de las siete copas de la ira de
Dios.
Mateo 6:9
Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado
sea tu nombre. 6:10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así
también en la tierra.
La oración que Jesús nos dejó es muy reveladora.
Jesús quiere que oremos para que en la tierra se haga la misma voluntad de Dios
que se hace en el cielo. Para ello, Dios debe establecer su reino. Por el dominio
del diablo sobre el hombre es que no se hace la voluntad de Dios en la tierra.
Dios le dijo a la serpiente: “Sobre
tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida” (Génesis 3:14). Esto nos revela que la serpiente que es el
diablo (Apocalipsis 12:9) tendría
como su esfera la tierra y se alimentaría de los hombres, es decir, los sometería. Los hombres son simbolizados por el polvo del que Satanás se alimenta, porque
el cuerpo del hombre fue formado del polvo (Génesis 2:7).
Si el reino de Dios ha de establecerse en la
tierra y en ella debe hacerse la voluntad de Dios, entonces Satanás debe ser puesto
bajo el dominio del hombre.
Génesis
1:28 Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la
tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los
cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
Este pasaje contiene una palabra muy
significativa: “sojuzgar” que también
se puede traducir “conquistar”. Esta
palabra, conjuntamente con “guardar” de Génesis 2:15 nos muestran que Dios predeterminó que el hombre conquistara y guardara la tierra.
La
intención original de Dios consistía en dar la tierra al hombre como
lugar donde moraría. Dios no tenía la intención de que la tierra se volviese
desolada nuevamente.
Dios desea que el hombre someta a Satanás “¿Por
qué Dios mismo no lo somete ya y lo envía al lago de fuego? Porque Dios espera que el hombre haga su voluntad voluntariamente, valga
la redundancia, y cumpla con el propósito
por el cual fue creado de tener al diablo bajo su autoridad. El desea que su
criatura “el hombre” tenga bajo su
dominio a su otra criatura “el diablo”.
Cuando cierta cantidad de hombres hayan vencido
al diablo, “por medio de la sangre de
Cristo, por medio de su testimonio y porque estén dispuestos a menospreciar su
vida hasta la muerte” (Apocalipsis
12:11), solo entonces, Satanás será atado para que Cristo gobierne por mil
años.
Leamos nuevamente Génesis 1:26: “Hagamos al
hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces
del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra...”.
Aparentemente la frase se acaba aquí, pero sigue otra frase: “...y en
todo animal que se arrastra sobre la tierra”, en clara referencia a
Satanás.
Lucas
10:19 He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda
fuerza del enemigo, y nada os dañará.
Las serpientes y los escorpiones son los
animales que se arrastran sobre la tierra, pero Jesús estaba hablando en
sentido espiritual. La serpiente
representa a Satanás, y los escorpiones representan a los espíritus
malignos (Apocalipsis 9:3), llenos
de pecados e inmundicia. Entonces Dios creó al hombre con el propósito de que “señoreara sobre la tierra” y la cuidara de
la serpiente y los escorpiones, pero el hombre falló y le entregó el dominio de
la misma a la serpiente antigua que se llama diablo y Satanás (Apocalipsis 12:9).
Lucas 4:5
Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los
reinos de la tierra. 4:6 Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad,
y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la
doy. 4:7 Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos.
En este pasaje podemos ver como el diablo le
ofreció a Jesús toda potestad y la gloria de los reinos de la tierra que a él
le habían sido entregados.
El diablo se había convertido en el “príncipe de este mundo” (Juan 12:31) ¿Por qué Dios permitió eso?
Porque Adán tenía voluntad propia y toda potestad para hacer lo que hizo.
Juan 10:10
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que
tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
Satanás produce destrucción, es el autor de la
enfermedad y la guerra. Tiene el derecho de hacer lo que hace porque Adán le
entregó ese dominio. Dios no intervino porque él dio esa potestad a Adán.
Mateo
28:18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el
cielo y en la tierra.
El hombre se convirtió en esclavo del diablo,
pero, con su sangre, Jesús compró su
libertad y recuperó la potestad sobre la tierra para devolvérsela al hombre. El
hombre tiene voluntad y sabe si toma o no esa libertad y ese dominio sobre el
diablo, el cual luchará para evitarlo.
Efesios
2:4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,
2:5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo
(por gracia sois salvos), 2:6 y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos
hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús.
Dios nos perdona en Cristo y nos da vida eterna
en él. No solo eso, también nos sienta en lugares
celestiales con Cristo ¿Qué son los lugares celestiales? Son lugares de privilegio y autoridad sobre
el diablo y sus ángeles, lugares en donde el diablo no puede someter al hombre
sino que es el hombre el que somete al diablo.
Lo que sucedió entre el verso 1 y 2 del Génesis
fue un juicio de Dios sobre la tierra ¿Por
qué Dios ejecutaría Dios ese juicio? No fue por causa del hombre sino por
causa de los ángeles.
Dios creó a los ángeles como príncipes
gobernantes y con libre voluntad de tomar decisiones, esa es la razón por la
cual un ángel llamado Lucero se pudo
rebelar, porque tenía voluntad y poder
de decisión.
Algunas religiones insisten en decir que el
Señor Jesús y Lucero eran ángeles hermanos. Tienen ese concepto porque en el Viejo
Testamento el Hijo unigénito de Dios tomaba forma de ángel, pero, el hecho de
que tomara forma de ángel no significa que fuera un ángel más ¿“Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios
jamás: Mi Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a él
Padre, Y él me será a mí hijo? 1:6 Y otra vez, cuando introduce al Primogénito
en el mundo, dice: Adórenle todos los ángeles de Dios” (Hebreos 1:5-6).
Jesús no es un ángel más, él es el hijo de Dios.
En el Antiguo Testamento, el Señor tomaba temporalmente
forma de ángel con el propósito de manifestarse al hombre, pero la forma de hombre la conservará por toda la
eternidad.
En el Nuevo Testamento, el Señor no sólo tomó
forma de hombre, sino que se hizo hombre.
Por lo tanto, la relación que existe entre el Señor y el hombre es mucho más
íntima que la relación que el Señor tiene con los ángeles.
En el plan de Dios, el Hijo de Dios se une con
el hombre cuando viene a morar a su espíritu y de esa manera darle vida eterna,
por eso es que el apóstol Juan dice: “El
que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la
vida”. (Juan 5:12)
Apocalipsis
12:4
nos dice que cuando Satanás se rebeló contra Dios, una tercera parte de los
ángeles lo siguió y se unió a su rebelión. En el idioma griego, la palabra Satanás significa “el opositor”.
¿Cómo llegó Satanás a ser lo que es? ¿Por qué se rebeló contra Dios? ¿Cuál es
la historia de esa rebelión?
Ezequiel
28:12 Hijo de hombre, levanta endechas sobre el
rey de Tiro, y dile: Así ha dicho Jehová el Señor: Tú eras el sello de la
perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura.
Satanás era un ícono de la perfección, estaba “lleno de sabiduría” y utilizó esa
sabiduría en un principio para entender la voluntad de Dios, era una especie de
apóstol.
Ezequiel
28:13 28:13 En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa
era tu vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de
zafiro, carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas
estuvieron preparados para ti en el día de tu creación..
Las piedras preciosas denotan la luz de Dios, y
el oro representa Su gloria, y Satanás poseía todo eso. Si comparamos las
piedras preciosas de su vestidura con las de las vestiduras de Aarón, vemos que
Dios probablemente lo había designado como “sacerdote” (Éxodo 25:7;
28:9-14).
Dice el pasaje que “Los primores de sus tamboriles y flautas estuvieron preparados para él
en día de su creación”. Los instrumentos musicales siempre se vinculan con
los reyes (1 Samuel 16:23; Isaías. 14:11),
lo cual indica que Satanás era un príncipe
al que se le había asignado el gobierno de un territorio. Estas escrituras
revelan que Satanás era apóstol, era sacerdote
y también era rey.
Ezequiel 28:14 Tú,
querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí
estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas.
Como vemos, Satanás no era un ángel cualquiera,
era un querubín “grande”, que había
sido apartado para recibir una comisión especial de Dios, y la expresión “protector” indica que este querubín protegía
los bienes de Dios.
Además los querubines tienen la responsabilidad
de conducir la adoración a Dios (Apocalipsis
4:9-10; 5:11-14) así que Satanás había recibido la comisión de conducir a
las huestes creadas a adorar a Dios.
Dice el versículo que “Dios lo puso en el santo monte de Dios”. En las Escrituras, los
montes representan centros
administrativos. Satanás estaba en la administración de Dios y gobernaba sobre todas las cosas de este planeta.
Dice que “en
medio de las piedras de fuego se paseaba”, y las piedras de fuego se
refieren a los ángeles querubines que
se hallan debajo del trono de Dios (Ezequiel 1:26). Satanás era un adorador que se mantenía muy cerca de
Dios.
Ezequiel
28:15 Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta
que se halló en ti maldad.
Todo lo que Dios ha creado es perfecto y Lucero
era perfecto. La palabra “hasta”
denota un período de tiempo. Dios no creó a Satanás, Dios creó un querubín,
pero, el querubín se rebeló y llegó a ser Satanás, y la iniquidad que cometió introdujo el pecado en el universo.
Ezequiel
28:16 A causa de la multitud de tus
contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del
monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín
protector.
Algunos estudiosos de la Biblia afirman que la
palabra “contrataciones” puede
traducirse como “contratos engañosos”
que Satanás realiza, tal y como lo hizo con Jesús cuando le ofreció todos los
reinos de este mundo a cambio de que lo adorara. Y como lo ha hecho con
innumerables personajes famosos que han aceptado que le han vendido su vida al
diablo.
Satanás fue echado como alguien que “se sobrepasa”, es decir, uno que va más allá del lugar que le
corresponde. Por esta razón, Dios lo echó y lo despojó de su dominio.
Dios lo arrojó de entre las piedras del fuego, y
Lucero dejó de ser un ángel de Dios. Eso
no significa que Satanás ya no puede ir a Dios, sino que ya no es parte de los
ángeles de Dios ni el tercer cielo es su habitación.
Satanás fue
despojado de su puesto administrativo, y ya no podía regir el planeta. La
expresión “oh querubín protector”
tiene un tono sarcástico y denota que
Satanás ya no tiene su puesto dentro de la administración Divina.
Ezequiel
28:17 Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría
a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te
pondré para que miren en ti.
El corazón de Lucero se enalteció a causa de su
hermosura, corrompió su sabiduría a causa de su esplendor y Dios lo arrojó por tierra.
Debido a su hermosura, él se había llenado de soberbia y sobrepasó su límite. Y
por causa de su esplendor, corrompió su sabiduría. Como resultado, Satanás fue
arrojado a la tierra. Inicialmente, su esfera era el universo, ahora se
encuentra limitado a la tierra.
El versículo añade que Lucero sería puesto delante de los reyes para que
miren en él”. Estos reyes son los ángeles que gobernaban el mundo junto con
Lucero; los vigilantes como dice Enoc; dioses como dice el Salmo 82.
Estos ángeles no son los caídos, sino los que se
mantuvieron firmes y aún rigen el universo. Dios pone a Satanás delante de los
ángeles como un ejemplo de lo que les pasaría si se revelaran al igual que él.
Ezequiel 28:18
Con la multitud de tus maldades y con la iniquidad de tus contrataciones
profanaste tu santuario; yo, pues, saqué fuego de en medio de ti, el cual te
consumió, y te puse en ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te
miran.
Satanás fue quemado con fuego que salió de él
mismo y consumió su hermosura.
Ezequiel
28:19 Todos los que te conocieron de entre los pueblos se maravillarán sobre
ti; espanto serás, y para siempre dejarás de ser.
Todos los que
conocieron a Lucero de entre “los
pueblos” se maravillarán sobre él porque se convirtió en un espanto, esa
debe ser la razón por la que no se deja ver. Los pueblos pueden hacer
referencia a las comunidades de ángeles pero también a las comunidades de los
hombres pre-adámicos.
Isaías 14:12
¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por
tierra, tú que debilitabas a las naciones.
Este pasaje describe el pasado de Lucero. “¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de
la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones”.
“Lucero”
es una alusión a las estrellas del alba que se mencionan en Job 38:7. La expresión “hijo de la mañana” alude al hecho de que
es posible que Lucero fuera el primer ser creado en el universo. En muchos
pasajes bíblicos los ángeles son simbolizados como estrechas porque son seres brillantes que brillan como tales.
Isaías 14:13 Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a
las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me
sentaré, a los lados del norte; 14:14 sobre las alturas de las nubes subiré, y
seré semejante al Altísimo.
Lucero dijo: “Yo subiré, en lo alto, junto a las estrellas de Dios levantaré mi trono
y me sentaré en el monte del testimonio para ser semejante al Altísimo”,
esa fue la causa principal de su caída.
La meta de Lucero era ser semejante a Dios para recibir toda gloria
y adoración. Su posición era mucho más elevada que la de todos los arcángeles;
sin embargo, esto no lo satisfizo.
Satanás se encargó de dañar la tierra, de contaminar la creación y Dios tomó la decisión de enviar un juicio
sobre ella, dejándola desordenada y vacía.
Posteriormente Dios la restauraría y crearía al
hombre a su semejanza porque solamente un hombre que tuviera un espíritu y que
Dios pusiera su Espíritu en su espíritu sería capaz de gobernar la tierra y
cuidarla de Satanás.
Entonces Dios sembró dos árboles especiales: 1) el árbol de la vida y 2) el árbol de la ciencia del bien y del mal
(Génesis 2:9). El árbol de la vida
simbolizaba que el hombre estaba dispuesto a someterse a la autoridad de Dios,
a cambio recibiría el Espíritu de Dios y la vida eterna. El árbol de la ciencia
del bien y del mal simbolizaba que el hombre no estaba dispuesto a someterse a
la autoridad de Dios, sino que sería su propio Dios (Génesis 3:5). El hombre escogió comer del árbol de la ciencia del
bien y del mal y cayó en las garras del maligno, trayendo maldición sobre la
tierra.
Jesús vino a poner las cosas en orden, él trajo perdón y restauración para el hombre y
le devolvió la potestad sobre la tierra. El hombre está aquí para luchar contra
Satanás (Efesios 6:12) por la obra
de Dios y Dios le ha dado las armas.
Desdichadamente, en las iglesias evangélicas
solo hablan de redención, pero se olvidaron de la obra de Dios, y eso es un gran error, porque debemos distinguir
claramente que el propósito de Dios está
en la creación y no en la redención. La redención vino por causa de la
caída del hombre, pero no era el propósito de Dios.
Salvar
almas soluciona el problema del hombre, pero la
obra de Dios exige que el hombre ejerza autoridad sobre Satanás
y sus ángeles.
Dios necesita una autoridad en su creación, y ha
escogido al hombre para ser esta autoridad. No podemos conformarnos con ser
salvos, debemos actuar para tener a Satanás bajo autoridad.
Dios
quiere ganar almas para tener el dominio sobre la tierra. Lógicamente que Satanás
pretende lo mismo. Dios quiere establecer su trono sobre la tierra y Satanás quiere
evitarlo para establecer su propio trono.
No estamos en esta tierra para satisfacer
nuestras necesidades, sino para satisfacer las necesidades de Dios. Debemos
quitar la vista del mundo, de las posesiones y las cosas materiales y ponerla
en las cosas de arriba, en los propósitos de Dios.
Cuando Dios creó al hombre, reveló su necesidad:
que el hombre reinara y tuviese dominio
sobre toda Su creación y proclamara su triunfo.
Gobernar
para Dios
no es poca cosa; es algo grande. Dios necesita hombres fieles en los cuales
pueda confiar y quienes no le fallen. Esta es la obra de Dios, y es lo que Dios
desea conseguir.
Si el hombre no ha recuperado la tierra de la mano
de Satanás, no ha cumplido todavía el propósito por el cual Dios lo ha creado. Cuando un demonio nos ve, ¿huirá de nosotros o
nos hará huir a nosotros?
Lo que quiero decir es que hay personas salvas
que viven en depresión, que viven en temor, que viven en pecado, que están
siendo sometidas por Satanás, cuando
debería ser todo lo contrario.
Unas minorías están presentando lo bueno como
malo y lo malo como bueno y muchos creyentes salvos lo aceptan sin oposición
¿Podrá su fe salvarlos? No enfrentan a Satanás sino que huyen de él, ceden el
dominio y Satanás tiene ese dominio en sus trabajos y hasta en sus casas.
El nuevo orden mundial se levanta ante nuestras
narices y la gran mayoría de creyentes o lo ignoran o callan ante lo que ven,
cediéndole terreno al diablo. El pago por su negligencia será quedarse a
enfrentar la gran tribulación.
Que Dios nos abra los ojos para que veamos que su
propósito requiere que seamos completamente para él. Una persona de doble
sentir jamás podrá vencer a Satanás.
Estamos en guerra, guerra por el planeta. En
esta guerra, o estamos con Dios o estamos con Satanás, no hay término medio. El
que no hace nada por la obra de Dios, está beneficiando al reino de las tinieblas
y recibirá su pago ¿Qué estás haciendo tú?
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