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La gran mayoría de creyentes no saben distinguir claramente entre el
Nuevo Pacto y el Viejo Pacto. Por
esa razón viven en temor y en derrota, tratan de cumplir la ley de Moisés y se
esfuerzan inútilmente para ser justificados de sus pecados y en agradar a Dios.
Podríamos decir que su vida cristiana es anormal, es como tener electricidad y
continuar alumbrándose con candelas. Es indispensable por lo tanto, que un
cristiano conozca ambos pactos y sepa diferenciarlos para que viva en victoria
y sea de utilidad en el cuerpo de Cristo, ese es el propósito de este estudio.
Génesis
15:3 Dijo también Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi
heredero un esclavo nacido en mi casa. 15:4 Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te
heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará. 15:5 Y lo llevó
fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes
contar. Y le dijo: Así será tu descendencia.
15:6 Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.
Siendo Abraham de 80 años y con una esposa
estéril, había perdido la esperanza de tener hijos; pero Dios le hizo una
promesa; le aseguró que le daría un hijo y que su descendencia sería como las
estrellas del cielo. Abraham le creyó y Dios lo consideró un hombre justo.
Nadie es justo, sin embargo Dios
declara justo al que cree en su
palabra.
Pero aunque Abraham le creyó a Dios, al pasar
los años sin que llegara ese hijo, entonces Abraham, a pedido de su esposa,
embarazó a una esclava. Al igual que Abraham, a todos nos cuesta esperar en
Dios.
Abraham no
tenía que hacer nada, sino únicamente creerle a Dios; eso es gracia, es lo que Dios le da al
hombre sin que el hombre intervenga; pero Abraham se procuró un hijo en la
carne, esto es con su participación.
Génesis 16:4
Y él se llegó a Agar, la cual concibió; y cuando vio que había concebido,
miraba con desprecio a su señora.
Ese hijo en la carne es Ismael (Génesis 16:15). Lo
cierto es que se complicaron las cosas, porque la esclava se creyó con derechos
y dolorosamente Abraham terminó echando a la esclava y a su hijo de la casa.
Génesis 21:1
Visitó Jehová a Sara, como había
dicho, e hizo Jehová con Sara como había hablado. 21:2 Y Sara
concibió y dio a Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios le había
dicho. 21:3 Y llamó Abraham el nombre de su hijo que le nació, que le dio a luz
Sara, Isaac.
Posteriormente Dios cumplió su promesa y Abraham
tuvo un hijo de su esposa Sara, la estéril. Este es Isaac y no fue un hijo en la carne porque Sara no podía concebir, porque
Abraham no tuvo participación, es el hijo
de la gracia, el hijo de la promesa.
EL VIEJO
PACTO
Génesis
15:18 En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia
daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eúfrates.
Dios no solamente hizo una promesa con Abraham,
de darle una gran descendencia, sino que también hizo un pacto, y un pacto es mayor que
una promesa.
Dios sabía que Abraham tenía muy poca fe y que la herencia de la tierra prometida excedía
su capacidad de creer. Por eso Dios tuvo
que aumentar la fe de Abraham pactando con él. Y es que una vez que Dios
hace un pacto, no tiene más que cumplirlo.
El apóstol Pablo dijo que “La gracia de Dios reina por la justicia” (Romanos 5:21), lo que quiere decir que la gracia de Dios llega a nosotros porque él ha hecho un pacto y debe
cumplirlo, esa es la justicia;
si no lo cumpliera, Dios no estaría reinado por su justicia.
Génesis
12:3 Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y
serán benditas en ti todas las familias de la tierra.
La promesa que Dios había hecho a Abraham iba más allá de otorgarles una tierra
a sus descendientes, esa promesa decía que en
su simiente serían benditas todas las familias de la tierra. Y la promesa
fue ratificada mediante un pacto. Si Dios no hubiera hecho un pacto, podría actuar
según le pareciera, pero Él se limitó y se ató por un pacto y
no puede tomar ninguna decisión que lo
transgreda.
Gálatas
3:16 Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No
dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu
simiente, la cual es Cristo.
Esa simiente es Cristo, es en Cristo Jesús que Dios prometió bendecir a la humanidad y esa
bendición se resume en otorgar vida eterna a los creyentes y convertirlos en
sus hijos,
Romanos
9:8 Esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino
que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes.
Se acostumbra decir que todos somos hijos de Dios,
pero eso no es cierto, todos somos criaturas de Dios, pero podemos convertirnos
en hijos de Dios gracias a la promesa.
Gálatas 3:6
Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. 3:7 Sabed, por tanto,
que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham. 3:8 Y la Escritura,
previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de
antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las
naciones. 3:9 De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham..
Dios dejó previsto que habría de justificar por la fe a los gentiles.
¿Quiénes son los gentiles? Los que no son hijos de Abraham según la carne.
Génesis 5:13
Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra
ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años. 15:14 Mas
también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán
con gran riqueza. 15:15 Y tú vendrás a
tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez.
Cuando Dios hizo el pacto con Abraham,
conociendo su infidelidad, le advirtió que sus descendientes serían esclavos
por cuatrocientos años, pero prometió que los regresaría a la tierra prometida.
Dios permitió que fueran esclavos porque ellos
lo traicionaron adorando dioses ajenos. Y
Dios los libró de la esclavitud de Egipto, por una única razón, porque debía
cumplir su pacto de llevarlos de regreso a la tierra prometida.
Los descendientes de Abraham no tuvieron ley por
cuatrocientos años, pero una vez que Dios los liberó de la esclavitud, les dio
la ley (Exodo 20). Dios prometió bendecirlos si cumplían con la ley
(Deuteronomio 28:1-14) pero de igual
manera prometió maldecirlos sino la cumplían
(Deuteronomio 28:15- 68).
La ley
simboliza el castigo y simboliza la muerte. Esa ley fue añadida al viejo pacto y contenía maldiciones por su
incumplimiento. Y Dios, a sabiendas de que la incumplirían, le dijo a Moisés
que hiciera una copia del Tabernáculo,
una copia de su morada en el cielo, en donde él pudiese bajar a perdonar
momentáneamente el pecado del pueblo.
Para ello estableció el
sacerdocio y el sacrificio de sangre.
Hebreos
9:1 Ahora bien, aun el primer pacto tenía ordenanzas de culto y un santuario
terrenal. 9:2 Porque el tabernáculo estaba dispuesto así: en la primera parte,
llamada el Lugar Santo, estaban el candelabro, la mesa y los panes de la
proposición. 9:3 Tras el segundo velo estaba la parte del tabernáculo llamada
el Lugar Santísimo, 9:4 el cual tenía un incensario de oro y el arca del pacto
cubierta de oro por todas partes, en la que estaba una urna de oro que contenía
el maná, la vara de Aarón que reverdeció, y las tablas del pacto; 9:5 y sobre
ella los querubines de gloria que cubrían el propiciatorio; de las cuales cosas
no se puede ahora hablar en detalle. 9:6 Y así dispuestas estas cosas, en la
primera parte del tabernáculo entran los sacerdotes continuamente para cumplir
los oficios del culto; 9:7 pero en la segunda parte, sólo el sumo sacerdote una
vez al año, no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados de
ignorancia del pueblo;
El tabernáculo estaba dividido en dos partes, el
lugar santo y el lugar santísimo que es el lugar a donde Dios
descendía. Los sacerdotes ofrecían cultos todos los días en el lugar Santo pero
al lugar santísimo, entraba únicamente el sumo sacerdote una vez al año, a la presencia de Dios, a ofrecerle la sangre de un
cordero por el perdón momentáneo de los pecados de la gente.
Ese cordero
simbolizaba a Cristo, quien daría su sangre por los pecados de la
humanidad. Al leer el libro a los Hebreos nos damos cuenta que
fue escrito con el único fin de hablarnos
del viejo y del nuevo pacto y enseñarnos las diferencias entre ambos.
Gálatas 3:17
Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la
ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar
la promesa. 3:18 Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa;
pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa.
El nuevo
pacto
es en realidad una ratificación de la promesa del primer pacto. Y la ley que fue añadida a ese primer
pacto, no invalida la
promesa, porque la promesa fue hecha cuando no había ley. Esta vino cuatrocientos treinta años después. Si la
bendición fuese por el cumplimiento de la ley, entonces ya no sería promesa.
Gálatas 3:19
Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones,
hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por
medio de ángeles en mano de un mediador.
Lo que la ley hizo fue tipificar los pecados, fue
añadida para que el hombre hiciera conciencia de lo pecador que era y que
necesitaba un salvador.
Gálatas
3:21 ¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera;
porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por
la ley.
La ley no contradice la promesa porque no somos
justificados por cumplir la ley si no por la fe. En Gálatas, Hebreos y Romanos,
los tres libros más importantes del Nuevo Testamento encontramos esta frase: «el justo por la fe vivirá». No es justo
el que cumple la ley o hace buenas obras, justo
es el que cree.
Gálatas 3:23
Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para
aquella fe que iba a ser revelada. 3:24 De manera que la ley ha sido nuestro
ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.
3:25 Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo.
Antes que viniese la fe, la gente estaba
confinada, presionada acusada por la Ley. Dios usó la ley como un ayo para
llevarnos a Cristo. La ley nos enseña que somos unos pecadores, incapaces de
hacer el bien y que estamos condenados. Al estar condenados, debemos buscar una manera de ser justificados y esa manera es Cristo. Una vez que
vino Cristo ya no estamos bajo la ley sino bajo la gracia.
Romanos 8:3 Porque
lo que era imposible
para la ley,
por cuanto era débil por la
carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del
pecado, condenó al pecado en la carne.
Por la debilidad de la carne, era imposible que
el hombre pudiese cumplir la ley, entonces Dios envió a su hijo para que
condenara al pecado en su carne,
estableciendo un nuevo pacto. “Que condenara el pecado”, significa que
el pecado ha sido deshabilitado, y que
ya no tiene el poder de condenar al que
está en Cristo Jesús.
Romanos
8:1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús,
los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 8:2 Porque la
ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y
de la muerte.
La ley del viejo pacto nos condenaba por
nuestros pecados y nos llevaba a la muerte porque «la paga del pecado es muerte» (Romanos
6:23). Entonces Dios envió a su hijo con un nuevo pacto y una nueva ley: «la ley del Espíritu de vida en Cristo»,
la «ley de la fe» que nos libra de
la ley del pecado y de la muerte eterna.
EL NUEVO
PACTO
Mateo 26:26
Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus
discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. 26:27 Y tomando la copa, y
habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; 26:28 porque
esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de
los pecados.
La noche en que Jesús fue entregado, habló del nuevo pacto y brindó por él. En ese
brindis dijo que el pan simbolizaba
su cuerpo y el vino su sangre que sería derramada para el perdón de los
pecados. Jesús derramó su sangre y
entregó su cuerpo para: 1) cumplir
la promesa del viejo pacto y 2) darnos un nuevo pacto.
Hebreos
9:15 Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo
muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto,
los llamados reciban la promesa de la herencia eterna.
Moisés fue
el mediador de la ley del primer pacto que nos condenaba, pero Jesús es el mediador del
Nuevo pacto, el cual no nos condena, sino que nos libera de la condenación y
nos otorga la herencia de la vida eterna.
Hebreos 12:22
sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo,
Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, 12:23 a la
congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el
Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos,12:24 a Jesús el
Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.
Aquí se nos dice que no nos hemos acercado al
monte Sinaí aquí en la tierra, en donde se le dio la ley a Moisés, la ley que
nos acusaba, sino al monte de Sion en
los cielos, a la Jerusalén celestial, de
donde procede la gracia y el perdón otorgado por la sangre de Jesús.
Debido a la fidelidad y la justicia de Dios, este pacto nunca podrá ser revocado o anulado y por el poder de la resurrección de Cristo, estará vigente para
siempre.
CARACTERISTICAS
DEL NUEVO PACTO
Hebreos 8:10
Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel Después de
aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, Y sobre su
corazón las escribiré; Y seré a ellos por Dios, Y ellos me serán a mí por
pueblo; 8:11 Y ninguno enseñará a su prójimo, Ni ninguno a su hermano,
diciendo: Conoce al Señor; Porque todos me conocerán, Desde el menor hasta el
mayor de ellos.8:12 Porque seré propicio a sus injusticias, Y nunca más me
acordaré de sus pecados y de sus iniquidades. 8:13 Al decir: Nuevo pacto, ha
dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo
a desaparecer.
El Viejo
pacto es externo, fuera del hombre, contiene
La ley de Moisés escrita en tablas de
piedra, pertenece al mundo físico y natural. Y nadie pudo
cumplirlo, excepto Jesús.
El Nuevo
Pacto es interno, no pertenece al
mundo natural sino al espiritual. No son leyes escritas en piedra,
fuera del hombre, son leyes puestas en la
mente y escritas en el corazón del hombre. Dios pone su Espíritu Santo dentro del espíritu del hombre, para que pueda
andar en sus estatutos,
guardar sus preceptos, y ponerlos por obra (Ezequiel 36:26). Solamente así Dios puede ser nuestro Dios y nosotros
podemos ser su pueblo, todo es por fe y
por gracia, nada es obra nuestra, todo es obra del Señor.
En segundo
lugar,
de acuerdo con el nuevo pacto, nadie nos debe enseñar nada pues el Espíritu Santo nos guiará a toda la verdad
(Juan 16:13) a través de la palabra
escrita y hablando a nuestros corazones y a nuestra mente.
En tercer
lugar no necesitamos de un sacerdote que esté
pidiendo por el perdón de nuestros pecados porque Cristo es el sacerdote que intervino para que se nos perdonaran los pecados eternamente.
Hebreos 10:11
Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas
veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; 10:12 pero
Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los
pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, 10:13 de ahí en adelante esperando
hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; 10:14 porque con
una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
Los sacerdotes debían estar ministrando y
ofreciendo sacrificios para el perdón de los pecados, pero Jesús se ofreció una única vez para siempre como
sacrificio por todos los pecados. Algunas religiones enseñan que si hemos
pecado, debemos pagar con algún sacrificio hasta que los pecados nos sean
perdonados, pero esto es un absurdo que
contradice la palabra de Dios.
Ponga mucha atención al verso 14, allí dice que con una sola ofrenda, la cual es Cristo, Dios
hizo perfectos para siempre a los
santificados. Con la ofrenda de Cristo,
Dios nos santificó y nos hizo perfectos para siempre, o sea por toda la eternidad.
Hebreos 10:15
Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: 10:16
Este es el pacto que haré con ellos Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré
mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré, 10:17 añade: Y nunca
más me acordaré de sus pecados y transgresiones. 10:18 Pues donde hay remisión
de éstos, no hay más ofrenda por el pecado.
Dios prometió que no se acordaría nunca más de
nuestros pecados, porque ya Jesús pagó por todos ellos, ya no hay nada que
ofrendar, Jesús fue suficiente ofrenda.
En el viejo pacto había una ley que nos
condenaba por nuestros pecados, pero Jesús
tomó todos esos pecados y los envió a la cruz. De no ser así no podríamos
recibir la herencia de la salvación. El
Espíritu Santo da testimonio que el sacrificio de Jesús es el nuevo pacto
que nos libra de toda condenación y de toda obra de la ley.
Hebreos 10:8
Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el
pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley),
10:9 y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad;
quita lo primero, para establecer esto último. 10:10 En esa voluntad somos santificados
mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.
El Señor no se agradaba de los sacrificios y de
las ofrendas de la ley, por eso Jesús hizo la voluntad de Dios de morir por
nosotros, quitando la ley y
estableciendo la gracia.
Hebreos 8:7
Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera
procurado lugar para el segundo.
El viejo pacto era defectuoso en el sentido de
que nadie podía cumplir la ley. Por eso era necesario un nuevo pacto y su gracia. En realidad es el mismo viejo pacto, pero sin la ley de Moisés que lo hacía
defectuoso.
Hebreos 7:12
Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley;
7:13 y aquel de quien se dice esto, es de otra tribu, de la cual nadie sirvió
al altar.7:14 Porque manifiesto es que nuestro Señor vino de la tribu de Judá,
de la cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio. 7:15 Y esto es aun más
manifiesto, si a semejanza de Melquisedec se levanta un sacerdote distinto,7:16
no constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de la descendencia,
sino según el poder de una vida indestructible. 7:17 Pues se da testimonio de
él: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec.
Los sacerdotes del viejo pacto debían ser de la
Tribu de Leví, era un sacerdocio
terrenal, pero este sacerdocio fue sustituido por el sacerdocio de Jesús,
no según el orden de Leví o el orden de Aarón que fue el primer sacerdote, sino
según el orden de Melquisedec, no un sacerdocio terrenal y temporal, sino uno celestial y eterno, no
constituido conforme a la ley del viejo pacto sino conforme a la ley de vida en
Cristo Jesús, esto es a la ley de la fe.
Hebreos 7:18 Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su
debilidad e ineficacia.
El sacerdocio
y la ley
llegaron a su fin, fueron abrogados
por el Nuevo Pacto, pues nada
perfeccionó la ley.
Hebreos 10:19
Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la
sangre de Jesucristo, 10:20 por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a
través del velo, esto es, de su carne,10:21 y teniendo un gran sacerdote sobre
la casa de Dios,10:22 acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de
fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con
agua pura. 10:23 Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra
esperanza, porque fiel es el que prometió.
Bajo el viejo
pacto, solamente el sumo sacerdote
podría entrar al lugar santísimo, a la presencia de Dios, al tabernáculo
terrenal una vez al año. Pero bajo el nuevo
pacto, usted y yo podemos entrar directamente al lugar Santísimo, no al
terrenal sino al tabernáculo celestial, a la presencia del Padre. Esto gracias
a la sangre de nuestro único y gran sacerdote: Jesús. Porque fiel es el que
prometió.
Romanos
8:1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús,
los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Bajo el nuevo pacto, no hay ninguna condenación para los que andan conforme al Espíritu,
esto es para los que viven en fe y
no hacen nada para ser justificados, sino únicamente creen, que viven según la promesa.
La condenación
es para los que procuran
justificarse por sí mismos, a través de
su comportamiento y el cumplimiento de una ley que ya no está vigente. La condenación
es para los que continúan aferrados al viejo pacto, como el caso del pueblo de Israel.
Romanos
9:31 mas Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó. 9:32 ¿Por
qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, pues
tropezaron en la piedra de tropiezo.
Israel se quedó bajo el viejo pacto y procuró
ser justificado por cumplir la ley, pero no lo logró, nadie puede, tropezaron
en la piedra de tropiezo que es Cristo. Y es que Cristo es la piedra de salvación para el que cree en
la gracia y la piedra de tropiezo
para el que no cree en el evangelio de la gracia.
Gálatas
4:21 Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley? 4:22
Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de
la libre. 4:23 Pero el de la esclava nació según la carne; mas el de la libre,
por la promesa. 4:24 Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el
uno proviene del monte
Sinaí, el cual
da
hijos para
esclavitud; éste es Agar. 4:25 Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y
corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en
esclavitud. 4:26 Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos
nosotros, es libre. 4:27 Porque está escrito: Regocíjate, oh estéril, tú que no
das a luz; Prorrumpe en júbilo y clama, tú que no tienes dolores de parto;
Porque más son los hijos de las desolada, que de la que
tiene marido.
El apóstol Pablo dice que las dos mujeres que le dieron hijos a Abraham simbolizan los dos pactos. La esclava Agar simboliza el viejo pacto que contiene la ley, porque
los que están bajo la ley dependen de sí mismos y eso los convierte en esclavos
de la ley.
Por su parte Sara simboliza el Nuevo
pacto, mediante el cual las personas no son esclavas de la ley sino que viven
son liberadas de la carga de la ley, no dependen de sí mismos, sino que se aferran a la
gracia.
Gálatas
4:30 Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no
heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre. 4:31 De manera,
hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.
O somos de un pacto o somos del otro, no podemos
mezclarlos ambos. No heredará el hijo de la esclava con el de la libre. Si
mezclas los pactos, no recibirás la herencia de la vida eterna, por el
contrario caerás de la gracia (Gálatas
5:4)
Gálatas 3:13
Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición
(porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), 3:14 para
que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de
que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.
La ley del viejo
pacto contenía maldiciones, pero
el Nuevo Pacto no contiene maldición
alguna sino únicamente bendiciones. Jesús nos redimió de la maldición de la ley, haciéndose maldición
por nosotros para que la bendición de Abraham nos alcanzase y recibiésemos la promesa del Espíritu Santo.
Bajo el nuevo pacto hemos sido bendecidos con toda bendición espiritual en
los lugares celestiales en Cristo Jesús (Efesios 1:3).
Lo primero
que se estipula en el nuevo pacto es la purificación
o perdón de pecados que tiene que
ver con la salvación. Lo segundo es
el conocimiento, que se relaciona
con nuestro entendimiento de Dios; y lo tercero es la vida y el poder, relacionado con nuestra victoria (Hebreos 10:16-18).
Algunas religiones enseñan que la ley continúa
en el Nuevo Pacto; esto es así porque no han entendido que bajo el Nuevo la ley fue sustituida por la gracia; que la ley y la gracia son dos líneas paralelas que nunca se
unen.
Romanos
10:5 Porque de la justicia que es por la ley Moisés escribe así: El hombre que
haga estas cosas, vivirá por ellas.
La ley
exige que el hombre haga algo para Dios. Es lo que se conoce como las obras de la ley. La
gracia es lo que el Dios hace para el
hombre.
Romanos
11:6 Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es
gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra.
¿Qué más claro que esto? O es por gracia o es
por las obras de la ley. Si es por obras, entonces no es gracia y si es por
gracia, no es obra.
Gálatas
2:21 No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia,
entonces por demás murió Cristo.
Si fuésemos justificados por la ley, entonces
estaríamos desechando la gracia y por demás murió Cristo.
COMO
ASIRNOS AL PACTO
En el Viejo pacto, las personas debían de circuncidarseo (Lea Génesis 17:10-12), y dependían de los sacerdotes para su perdón,
el cual era temporal.
Marcos
16:16 El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será
condenado.
Mediante el nuevo pacto, no tenemos que
circuncidarnos, lo que necesitamos es bautizarnos
luego de creer el evangelio. El que no creyere será condenado, pero el que
cree debe bautizarse porque es en el
bautismo que recibimos el perdón de pecados que Jesús efectuó en la cruz y también
en el bautismo recibimos el Espíritu Santo en nuestro espíritu (Hechos 2:38).
Y bajo el nuevo pacto no necesitamos ningún sacerdote terrenal, porque el perdón de
pecados otorgado por Jesús es eterno.
Esa es la otra diferencia entre el nuevo y el viejo pacto.
Colosenses
2:11-13 En él también fuisteis circuncidados
con circuncisión no
hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la
circuncisión de Cristo; sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis
también resucitados con él, mediante la fe en el poder
de Dios que le levantó de los muertos. Y a vosotros, estando muertos
en pecados y en la incircuncisión de
vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados.
En Colosenses se nos dice que en el bautismo somos circuncidados
espiritualmente. En el bautismo se nos perdonan todos ellos y se nos da la
vida eterna. ¿Qué fue lo que tuvo que
hacer Abraham? Creer y circuncidarse. ¿Qué tenemos que hacer nosotros? Creer y
bautizarnos.
¿Por qué
uno de los ladrones que murió junto a
Jesús fue perdonado sin necesidad de bautizarse? Porque estaba bajo el viejo Pacto. Recordemos
que el nuevo pacto entró en vigencia
hasta después de la muerte y resurrección de Cristo. El ladrón no necesitaba bautizarse, lo que
necesitaba era circuncidarse y como judío que era, debió ser circuncidado a los 8 días de nacido. No queda
más que decir, sino que el Espíritu Santo pueda revelarles toda la verdad.
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