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¿Si al estar en Cristo, somos nuevas criaturas, todas las cosas pasaron y son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17), por qué el homosexual sigue siendo homosexual? Es la pregunta que me han formulado.
Para empezar debo decir, que no solamente el
homosexual sigue siendo homosexual, también el drogadicto sigue siendo
drogadicto, el alcohólico sigue siendo alcohólico y muchos siguen siendo lo que
eran.
Aunque tengan un nuevo
nacimiento, seguirán siendo lo que eran hasta que dejen de ser esclavos de su mente.
Un alcohólico dice que no
puede dejar de ser alcohólico, un drogadicto dice que no puede dejar la droga y
un homosexual dice que nació homosexual y no puede dejar de serlo. Claro que se
puede, “todo lo podemos en Cristo que
nos fortalece” (Filipenses 4: 13),
fuera de Cristo es otra cosa.
Somos lo que creemos para
bien o para mal, es el tremendo poder de
la mente. He conocido muchos homosexuales y una gran mayoría de ellos me confesaron
que terminaron siendo homosexuales después de ser violados por otro hombre. Esa
violación fue como una sombra que los perseguía, los acusaba, los señalaba, y
se convirtió en una fortaleza mental que los convirtió en esclavos de su mente. Llegaron a creer que ellos eran homosexuales
sin serlo.
Otros nacen siendo homosexuales, atraídos por las personas del mismo
sexto. No es que tienen hormonas
femeninas o algún problema en el ADN, eso está descartado por los médicos. Nacieron con una atracción hacia las personas
del mismo sexo y el problema está en sus
mentes.
En el capítulo 1 de Romanos, del verso
19 al 32, se explica que la creación es una muestra visible de que existe un
Dios creador, que no hay excusa para no creer en Dios. Es evidente y lógico que un Dios todopoderoso tiene que haber creado tanta
perfección. Sin embargo, el hombre se negó a creer en un dios que no veía. En lugar de glorificar
a Dios y darle gracias por la creación, se envaneció, se creyó sabio y se hizo
necio, y le dio la gloria a las criaturas creadas. Peor aún, hizo imágenes de esas criaturas para darles
toda honra ¿Muy sabio no?
El hombre cambió la realidad de Dios por la
mentira de su mente, honrando y dando culto a las criaturas antes que al
Creador. Y ya que el hombre creó una mentira en su mente al darle la gloria a las imágenes, entonces
Dios hizo que en su mente creyera que
le gustaban las personas del mismo sexo, entregándolo a pasiones vergonzosas,
haciendo que las mujeres tuvieran relaciones entre ellas y los hombres entre
ellos, recibiendo de esa manera el pago
a su extravío mental.
Como no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los
entregó a una mente reprobada, para
hacer cosas que no convienen. Una mente reprobada es una mente esclava de sus propias mentiras, es una
mente que cree que una mentira es su
realidad.
Fueron atestados de toda
injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia,
homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de
Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los
padres, necios, desleales, sin afecto
natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios,
que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino
que también se complacen con los que las practican.
Éxodo 20:4 No
te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni
abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. 20:5 No te inclinarás
a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que
visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta
generación de los que me aborrecen,.
Dios lo dejó claro, si
hacen imágenes y se inclinan ante ellas para darles honra, entonces yo visitaré la maldad sobre los hijos
hasta la tercera y cuarta generación. En otras palabras, Dios haría que esas
generaciones fuesen atestadas de maldad y nacieren con una mente reprobada.
Como vemos, la
homosexualidad y muchas otras malas prácticas del hombre, son una esclavitud mental con la que muchos
nacen por culpa de la idolatría de sus antecesores. Como quien dice, Dios
castiga donde más duele. Pero pueden
liberarse en Cristo Jesús.
Para entender un poco mejor
las cosas, recordemos que el hombre es espíritu,
alma y cuerpo (1 Tesalonicenses 5:23),
ese es el orden correcto, primero espíritu, luego alma y por último cuerpo. Están
enumerados en ese orden porque Dios quiere que el espíritu domine el alma y que
el alma domine el cuerpo. Si eso sucediera, nadie haría nada incorrecto.
Así era en el jardín del
Edén, pero con la caída del hombre, las cosas cambiaron. Al comer del fruto
prohibido, un espíritu de pecado se introdujo en el hombre (Romanos 7:20) y lo indujo a pecar
e hizo que el orden se invirtiera: los deseos del cuerpo pasaron a dominar el
alma y el alma pasó a dominar el
espíritu:
Romanos 7:22 Porque según el hombre interior, me
deleito en la ley de Dios; 7:23 pero veo otra ley en mis miembros, que se
rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado
que está en mis miembros.
Observe que aunque el hombre, en su espíritu quiere agradar a Dios, no
puede porque son más poderosos los deseos del cuerpo y de la mente que los
deseos del espíritu. Por algo Jesús dijo: “el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”
(Mateo 26:41).
En el jardín del Edén, Dios tenía comunicación con el hombre a través de
su espíritu. Esa comunicación era con el espíritu y no en el alma. Pero cuando
el hombre cayó, esa comunicación se perdió porque el alma que era dominada por
el espíritu pasó a ser dominante y el espíritu pasó a ser dominado o anulado.
El diablo le dijo a Eva que si comía del fruto prohibido, serían abiertos sus ojos y sería como Dios
sabiendo el bien y el mal (Génesis 3:5). No era que iba a
convertirse en Dios, que quizás fue lo que entendió Eva, sino que le serían
abiertos los ojos de su alma, y que tendría su propio concepto de lo que era el
bien y el mal. Es decir, sería su propio dios y haría su voluntad y no la
voluntad de Dios.
Al comer del fruto prohibido, el alma tomó el control del espíritu y cortó
todo contacto espiritual con Dios. De allí en adelante, el hombre viviría
conforme a su voluntad y a su justicia.
Por otro lado, ya el hombre no tendría los alimentos en su mano como en
el jardín del Edén, esos beneficios fueron cancelados, ahora sería expulsado y se
ganaría la comida con el sudor de su frente (Génesis 3:19).
Cuando la Biblia dice que “busquemos
el reino de Dios y su justicia y
que las cosas que necesitamos serán añadidas” (Mateo 6:33), lo que nos está diciendo es que dejemos que el espíritu de Dios que mora en nuestro
espíritu tome el control sobre el alma y el cuerpo, para que hagamos la voluntad
de Dios y no la nuestra. Al hacerlo, Dios se encargará de nuestras necesidades, tal y como sucedía en el Edén.
Ezequiel 36:26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de
vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón
de carne. 36:27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en
mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.
Dios prometió poner su Espíritu en nuestro espíritu. Esta promesa se
cumple el día de nuestro bautismo. Ese día, Dios nos cambia el corazón y el
espíritu y pone su Espíritu en nuestro espíritu, nos convertimos en la morada
de Dios, y restablecemos la comunicación con Él. De esa manera podemos
andar en sus estatutos y guardar sus preceptos.
Pero note usted, que Dios no nos cambia el alma, porque el alma,
además de contener la mente, contiene la voluntad y Dios no
quiere que hagamos algo contra nuestra voluntad.
Ahora, mientras no estábamos en Cristo, el alma que es como un disco
duro almacenó ideas, tradiciones, mañas y quizás traía el malware del
homosexualismo.
Aunque estemos en Cristo, todo eso continúa allí, por eso Dios nos dice
que tenemos que renovar voluntariamente nuestra mente (Romanos 12:2,
Efesios 4:23), y cambiar la mentira por la realidad.
Dios dijo en Génesis 6:3 que acortaría la edad del hombre, porque
no iba a contender su espíritu con el hombre para siempre, ya que este
es carne. Es decir, Dios no puede
tener una relación con aquel que es dominado por la carne porque no se van a
entender. Y es que después de la caída, la carne tomó el poder y subyugó a la
mente y al espíritu.
La palabra de Dios dice que las
obras de la carne son: adulterio, fornicación, inmundicia,
lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras,
contiendas, disensiones, herejías,
envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas
(Gálatas 5:19-20), lo que nos está
diciendo es que la carne siempre, de una y otra forma nos guía al pecado. Por
eso la Biblia dice que el hombre tiene una naturaleza pecaminosa:
Colosenses 2:11 En él también
fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros
el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; 2:12 sepultados con
él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la
fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos.
Si una persona quiere tener comunicación con Dios y ser salvo por él,
debe deshacerse inmediatamente de esa naturaleza pecaminosa. Esto sucede al bautizarse (Marcos 16:16, Hechos 2:38). El bautismo es una circuncisión
espiritual mediante la cual nos deshacemos de esa naturaleza pecaminosa (lea
también Romanos 3:3.5).
Solamente deshaciéndonos de la naturaleza pecaminosa y recibiendo el
Espíritu Santo, es que el espíritu puede
tomar nuevamente el control del alma y del cuerpo y hacer la voluntad de Dios.
Satanás usa el alma humana como un instrumento para sus actividades
haciendo que ésta se sujete a la carne. También
usa el poder la mente para
esclavizar al hombre haciendo que
subyugue el espíritu. En muchos casos, el
diablo usa el poder de la mente como
una falsificación del poder del Espíritu
Santo.
Los incrédulos no son incrédulos, simplemente le creen las mentiras a su mente,
en lugar de creer la verdad de Dios que se encuentra en su palabra. Ellos no
pueden percibir a Dios porque el alma usa el razonamiento para impedírselos.
La mente es tan poderosa que no solamente puede hacer
cosas negativas como impedir la comunicación con Dios, sino que también puede curar
enfermedades.
Tanto en el budismo, como en el taoísmo, y en el cristianismo,
el poder de la mente está disponible
en la cura de muchas dolencias.
No es de admirarse que muchas
cosas milagrosas hayan acontecido, como en el caso de Gautama Sidharta mejor conocido como Buda que era un ateo milagroso.
En la religión budista, algunos monjes de alto grado pueden regresar al pasado desconocido y hasta
predecir el futuro, gracias al poder de la mente.
La «Ciencia Cristiana» fue fundada por la señora Mary Baker Eddy,
quien negaba la existencia
de las enfermedades y del sufrimiento. Ella sólo necesitaba ejercitar su mente
contra cualquier reconocimiento de dolor, y se daba la curación. Ella decía, que si creemos en nuestra mente que no existe la
enfermedad, ésta desaparece y es cierto.
Yo llevé un curso de bio-programación
para los animadores de vida, de
hecho tengo un título de técnico en bio-programación.
Como su nombre lo dice, este curso enseña a programar la mente,
sometiendo el cuerpo. Tuvimos que hacer algunas prácticas como el programar la
mente para no sentir dolor y luego introducirnos una aguja como prueba de que el
dolor es un problema mental.
Muchas personas que llevaron este curso se salvaron de morir al programar su mente en momentos difíciles.
Se dio el caso de un señor que le dio un infarto en un avión y no había ningún
médico. El señor aplicó las enseñanzas y programó su mente para pensar en
momentos bonitos de su vida y no en lo que estaba pasando. El infarto se detuvo
porque su mente sometió al cuerpo.
Cuando surgió la enseñanza de la ciencia cristiana, muchas personas se opusieron, en especial los médicos, pues si eso era verdad,
no habría más necesidad de ellos. Aun así, al proseguir sus exámenes
en las personas que habían sido
curadas, los médicos no pudieron repudiarla como falsa. Por consiguiente,
más y más personas
creen, y más médicos y científicos famosos
abrazan esta enseñanza.
Muchos fenómenos milagrosos
son obtenidos a través
de la liberación del poder de la mente, sujetando a la carne. Si el
poder del alma es activado,
muchos otros fenómenos notables
serían manifestados en nuestras vidas.
La telepatía es la comunicación entre mente y mente, ella capacita a una persona para
usar su mente a fin de determinar
el pensamiento de otros, sin necesidad de hablarse.
El Hipnotismo es una condición de sueño artificialmente inducido en la mente de un individuo que queda sensible
y dispuesto a las sugestiones hechas por el hipnotizador. No sólo los hombres, sino también
los animales pueden ser hipnotizados.
Para los practicantes de esa ciencia,
estos fenómenos son bastante naturales. Para nosotros
deben serlo, porque sabemos que son simplemente las consecuencias de la
liberación del poder de la mente.
Los sicólogos afirman que en la mente
del hombre existe un tremendo
ejército de poderes: el poder de autocontrol, el poder creativo, el poder reconstructivo, el poder de la fe, el poder de estimular y el poder de revivificar,
y es cierto, ya que la palabra de Dios dice que es necesario creer con la mente
para ser salvos (Romanos 10:9) y para
poder vivir una vida en abundancia.
La mente
está involucrada en todos los milagros. Antes de creer con el corazón o con
el espíritu, primero creemos con la mente, pero para los que estamos en Cristo,
la mente debe sujetarse al espíritu.
Un sicólogo llegó a proclamar que todos los hombres son dioses, solamente
que ese dios está aprisionado. Al ser liberado, todos nos volvemos
dioses, en el sentido de que pueden
ocurrir cosas que parecen sobrenaturales pero en realidad son naturales. A eso
se refería satanás cuando dijo: serás como Dios porque la mente del hombre tomó el control.
Sea en China o en los países
occidentales, todas las prácticas de respiración, hipnotismo
y predicciones son la liberación del poder de la mente. Lo mismo
sucede con los magos e ilusionistas. Aunque no faltan
evidencias de engaño
y satanismo en todo esto.
Lo que Dios quiere es que sea el
espíritu el que se libere, eso sí, dirigido por el Espíritu Santo y únicamente
para su propósito. Al liberase el
espíritu, la mente se sujeta y obedece al espíritu.
Satanás ha dirigido a muchas personas para que
descubran los poderes de la mente, y para que crean en sí mismos y no en Dios.
Ya hablamos de Buda, quien
era ateo y sin embargo, en él sucedían muchos fenómenos extraordinarios, tan
grandes que dio origen a una secta que lo venera como un dios.
El deseo de Satanás es desenvolver esta capacidad de liberar la mente, a fin de hacer que el hombre se sienta como Dios, así el hombre se adorará a sí mismo, aunque
indirectamente sea una
adoración a Satanás.
Por eso Satanás está detrás de muchas
investigaciones síquicas. Él está haciendo
su mejor esfuerzo para que el hombre sea controlado por la mente y alcanzar
su objetivo.
Por esta razón, todos los que a base de mucho entrenamiento logran someter la
carne a la mente, no pueden evitar la comunicación con el espíritu maligno,
y ser usados por él.
Mateo 7:21 No todo el que me
dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad
de mi Padre que está en los cielos. 7:22 Muchos me dirán en aquel día: Señor,
Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y
en tu nombre hicimos muchos milagros? 7:23 Y entonces les declararé: Nunca os
conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
No nos dejemos impresionar por los milagros, profecías y expulsiones de
demonios que se están dando en muchos púlpitos, en el nombre de Jesús. Jesús dice
que no los conoce, que él no los mandó, que no hacen su voluntad, porque lo que
están haciendo es usando el poder de la
mente y siendo sus propios dioses.
Los hombres pueden hacer todas estas cosas a través de dos métodos. El primero consiste en no pensar en otra cosa más que en lo que
quieren hacer, sometiendo totalmente la carne a la mente, y por supuesto al
espíritu.
El segundo método
es por medio de una sumisión pasiva al control del diablo.
La razón por la cual, no todos podemos hacer milagros, es
porque se necesita mucha práctica si lo que vamos a hacer es usar el poder de la mente, o porque no tenemos
ninguna relación con el maligno. Lo otro
sería nuestra falta de fe, es decir
nuestro espíritu opacado por nuestra mente que dice: “no es posible”.
El otro método, el correcto, sería creerle a
Dios y todo lo que pidamos será hecho (Marcos 11:23)
El Señor Wild, Pember, en su
libro Dinámicas espirituales, por su
propia experiencia, escribió que un practicante puede
leer las
mentes de los demás, obrar a través del poder de la mente sobre espíritus externos, acelerar el crecimiento de plantas,
apagar el fuego, y someter animales salvajes y feroces y ordenar a cualquier objeto físico que venga a su presencia.
Estos fenómenos milagrosos
en la religión y en la ciencia son sólo la manifestación del poder de la mente, el cual, a su vez, es usado por el diablo.
Dios nunca opera con el poder de la mente,
pues no es de utilidad
para Él. Dios
opera por nuestro espíritu renovado. Él no tiene ningún deseo de usar el poder de la mente. Por esa razón el Señor Jesús
declaró que necesitamos perder nuestra vida
(Mateo 16:25), es
decir, renunciar a nuestra mente y a
nuestra voluntad. Dios quiere que sometamos nuestra voluntad
a la suya, así que tanto nuestra voluntad como nuestra mente deben someterse a
su Espíritu.
No podemos decir que todas las maravillas realizadas en el mundo son falsas; hemos de admitir
que muchas de ellas son reales. Sin embargo, muchos
de estos fenómenos son producidos por el poder
de la mente y por el mismo diablo.
LA SOLUCION
Romanos 12:2
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de
vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta.
Lo que Dios quiere es que el disco duro de tu
mente sea formateado y le cambies el
sistema operativo del mundo por el sistema operativo del cielo, para que
compruebes cuál es su buena voluntad, agradable y perfecta.
Recuerda que la homosexualidad es un problema
espiritual, que se cura espiritualmente. Tú naciste en un cuerpo de hombre para
ser heterosexual, no para ser homosexual, no tienes ni un solo gen de mujer, y no
existe el gen homosexual.
Efesios 4:23
y renovaos en el espíritu de vuestra mente, 4:24 y vestíos del nuevo hombre,
creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. 4:25 Por lo cual,
desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos
miembros los unos de los otros.
La palabra de Dios dice que debemos renovar el espíritu
de nuestra mente y vestirnos del nuevo hombre creado según Dios en la justicia
y santidad de la verdad. Desecha esa mentira de la homosexualidad y habla la
verdad, es lo que Dios ordena.
Eso sí, para que la renovación de la mente se lleve a cabo, tienes
que hacer una cosa: introducir
información nueva en la PC de tu mente que sustituya a la vieja información.
Si antes pensabas: no lo voy a lograr, ahora debes pensar; todo lo puedo en Cristo que me
fortalece. Si antes pensabas “soy
homosexual”, ahora piensa “ya no soy
homosexual, soy una nueva criatura en Cristo, mi pasado quedó en las aguas del
bautismo, he sido liberado.
Para ello, debes alimentarte diariamente de la
palabra de Dios. Jesús dijo que no
solamente de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de
Dios (Mateo 4:4).
Si un niño no es alimentado no crece y morirá
prematuramente. De igual manera, si un hijo de Dios no se alimenta de la
palabra de Dios, la mente continuará teniendo el control de su vida y el espíritu
no será liberado porque su mente no es renovada. Jesús le dijo al Padre: Santifícalos en tu verdad; tu palabra es
verdad (Juan 17:17).
Ser santificados
es ser liberados de toda mentira que
está en nuestra mente. Ser santificados es que la mente reprobada se vuelva
aprobada. Pero, no podemos ser santificados al menos que nos alimentemos
diariamente de la palabra de Dios.
Muchas personas creen el evangelio y se bautizan,
pero no se alimentan debidamente, por eso la mentira, la lujuria, la
drogadicción, el alcoholismo, el mal carácter y todas esas cosas negativas aún
son parte de sus vidas.
Como ellos no se alimentan de la palabra de
Dios, el Espíritu Santo no puede santificarlos y continúan esclavos de sus mentes.
Jesús dijo:
y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Juan 8:32).
Ya conoces la verdad, aplícala a tu vida y
libérate de toda mentira que ha sido sembrada en tu mente.
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