lunes, 3 de abril de 2017

LA FE MUERTA

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El apóstol Pablo afirma en Romanos 4:3 y en Gálatas 3:6 que Abraham fue justificado únicamente por la fe, mientras que el apóstol Santiago afirma en su epístola que Abraham fue justificado no solamente por la fe sino también por las obras  y que una fe sin obras es una fe muerta (Santiago 2:21-26), lo que pareciera una gran contradicción.
Algunos piensan entonces que la fe no es suficiente, que se necesitan obras, que  Pablo habló de la fe en sus epístolas, pero que se le olvidó hablar de las obras, entonces Santiago se vio obligado a complementar lo dicho por Pablo en el sentido de que la fe no es suficiente, que además de la fe se necesitan obras.
Este argumento no parece tener sentido, en primer lugar, porque Santiago escribió su epístola muchos años antes que Pablo escribiera las suyas, y en este caso, sería Pablo el que estaría corrigiendo a Santiago. Y en segundo lugar, porque Pablo concluyó de manera definitiva en Romanos 3:28 que el hombre es justificado por la fe sin las obras de la ley.  
Pablo no dejó lugar a dudas, dijo claramente que la fe no necesita de obras. En otro lugar dijo que la salvación era por gracia, por medio de la fe, no por obras para que nadie se gloriara (Efesios 2:8-9)
Pablo lo dejó claro, si hubiera obras el hombre se gloriaría y Dios no quiere que el hombre se gloríe porque Dios no comparte su gloria con nadie.
Cuando les señalas estos versículos, a los que defienden las obras (los legalistas), ellos argumentan que si bien es cierto que la salvación se obtiene por la fe, se necesitan las obras del hombre para mantener esa salvación.
Entonces enseñan, que la fe que justifica es la fe obediente, y que la fe obediente es la que hace obras, por lo tanto hay que hacer obras para mantenerse salvo y se apoyan en el siguiente texto de Pablo: 

Hebreos 1:8 Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba.

Abraham fue justificado por creerle a Dios, no por haber hecho obra alguna. Abraham obedeció porque creyó, si no hubiera creído no hubiera obedecido. Lo que sucede es que los legalistas no han entendido que existen varios tipos de obras o confunden un tipo de obra con otro tipo de obra.
Existen tres tipos de obras: las malas obras, aquellas que cuando las cometemos dañamos a nuestros semejantes o que ofenden a Dios, como los pecados.
Las buenas obras, aquellas que hacemos para ayudar a nuestros semejantes no solamente materialmente sino también espiritualmente.  Y las obras de justicia, aquellas que algunos hacen con la intención de ser justificados por Dios para mantenerse salvos.

Romanos 10:16 Mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? 10:17 Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.

Pablo dice que “no todos obedecen el evangelio” ¿Porque no hacen obras?  No, no lo obedecen porque “no creen”. Lo que está diciendo es que obedecer el evangelio es creer el evangelio.
Los legalistas enseñan que debemos congregarnos, dar ofrendas, participar en la cena del Señor, de los cantos y las oraciones para mantenernos salvos. Pero afirmar eso es contradecir totalmente la palabra de Dios.
La fe viene por el oír la palabra de Dios. Si la oímos y la creemos obedecemos el evangelio. Si la oímos y no la creemos, desobedecemos el evangelio.

Gálatas 3:1 ¡Oh gálatas insensatos! ¿Quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado?3:2 Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? 3:3 ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne? 3:4 ¿Tantas cosas habéis padecido en vano? si es que realmente fue en vano?

Los legalistas afirman que debemos obedecer el evangelio, haciendo obras que los mantengan salvos. Pero, Pablo les llama insensatos a los gálatas que hacían obras para mantenerse salvos y les pregunta ¿Quién los fascinó a no obedecer la verdad? La verdad es que no hay que hacer obras para mantenerse salvos.
Pablo les preguntó a los gálatas si recibieron el Espíritu Santo por hacer obras o por la fe. Les dice “necios, no ven claramente que Cristo fue crucificado para que fueran justificados; empezando por el Espíritu, ahora van a acabar en la carne.  Acabar en la carne” no “es pecar”, sino “hacer obras para ser justificados”.  ¿Qué más claro que esto?
Pablo dice en cuanto a los judíos, que Dios extendió sus manos a un pueblo desobediente y contradictor (Romanos 10:21) ¿En que fueron desobedientes y contradictores?  En que rechazaron a Cristo y  el evangelio.
Más bien, Pablo afirma que podemos caer de la gracia por mezclarla con las obras (Gálatas 5:4). Eso es lo que el diablo quiere y usa los legalistas con ese propósito.
Ellos enseñan que la fe no es solamente creer, que la fe es cumplir con el conjunto de normativas del nuevo Testamento. Pero esos son conceptos puramente humanos, la única definición de fe que se encuentra en la Biblia establece claramente que “la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1), no un conjunto de normas que cumplir.
Los legalistas son felices diciendo que Santiago afirma que hay que hacer obras para ser salvos o para mantenerse salvos ¿Será cierto?  

Santiago 2:18 Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.

 Lo que Santiago dice es: “Muéstrame tu fe por tus obras”, él no dice “sálvate por tus obras”. Lo que Santiago está tratando de dar a entender es que cuando nuestra fe es verdadera, entonces hacemos buenas obras, no obras para ser justificados o para mantenernos salvos.

Efesios 2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 2:9 no por obras, para que nadie se gloríe. 2:10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

El apóstol Pablo insiste en enseñar que somos justificados por la fe, Pablo temía que se pensáramos que además de creer se necesitaba hacer algo. Entonces dice claramente que somos salvos por gracia, es decir inmerecidamente, a través de la fe, no por obras,  para que nadie se gloríe. Pero inmediatamente dice que somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
Ni Santiago ni Pablo están hablando de hacer obras para ser salvos, de hecho Pablo lo niega, lo que están diciendo es que una vez salvos, debemos hacer las buenas obras que Dios preparó de antemano.
Puesto que empezamos por el Espíritu, es decir si la salvación es algo espiritual, es algo de fe ¿Cómo podríamos acabar en la carne? (Gálatas 3:3), es decir en las obras de la carne.

Santiago 2:14 Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?


¿Qué quiso decir Santiago? ¿Qué se necesitan obras para ser salvos? Claro que no, Santiago se estaba refiriendo  a los que no hacen las buenas obras  pero que afirman tener fe.  ¿Podrá ese tipo de fe salvarlo? Se cuestiona Santiago. Lo que Santiago está haciendo, es poniendo en duda la salvación de aquellos que dicen ser salvos pero no hacen buenas obras y en seguida da el ejemplo:

Santiago 2:15 Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día,  y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?  Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.

¿Cómo puede decir alguien que tiene fe si no ayuda al necesitado cuando tiene como ayudarlo? ¿Dónde está su fe?  Se pregunta Santiago, quien afirma que la fe sin obras es una fe muerta.

2 Corintios 5:14 Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; 5:15 y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.

Pasemos a Pablo. Él dice que el amor de Cristo nos presiona para que pensemos que Cristo  murió por todos con el propósito de que vivamos para él ¿Cómo vivimos para Cristo? Llevando el evangelio a los demás y ayudándolos en sus necesidades. También dice que cuando somos salvos, el amor de Dios es derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos es dado (Romanos 5:5). Ese amor tan grande es lo que hace que nos veamos presionados y sintamos la necesidad de llevar el evangelio a los demás y en ayudar a los más necesitados. Si no sentimos esa necesidad, nuestra salvación es dudosa porque viene de una fe muerta. Una fe muerta es una fe inactiva, una fe que no produce resultados, una fe mental, no es una fe del corazón ¿Podrá esa fe salvarnos? Es lo que se cuestiona Santiago. Él no dice que las obras nos salvan, lo que dice es que una fe sin obras pone en duda nuestra salvación.
Si nuestra fe es verdadera, es una fe viva, una fe activa, una fe que tiene acción, una fe que nos inclina a efectuar las buenas obras que Dios preparó de antemano.
Para entenderlo mejor, suponga que estamos a mitad de quincena y usted tiene que pagar el alquiler de su casa a fin de mes. Usted tiene ahorrado el dinero para ello. Pero, una vecina viene a pedirle ayuda para comprar comida porque no tiene nada que darles de comer a sus hijos. Si su fe es verdadera, usted no tendrá problemas para deshacerse del dinero del alquiler y dárselo a la vecina, porque sabrá que Dios se lo devolverá. Pero si su fe no es verdadera, usted no le dará ninguna ayuda, a eso se refiere Santiago.

Santiago 2:18 Pero alguno dirá: tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.

Tú tienes fe y yo obras, muéstrame tu fe sin obra y yo te mostraré mi fe a través de las obras. Lo que Santiago hace es refutar a aquellos que se ufanan de tener fe pero no la expresan con sus actitudes. Usted puede hablar mucho de fe, pero es actuando que demuestra que su fe es verdadera. Si en medio de las dificultades no se atreve a sacrificar ni siquiera un poco para ayudar a los demás. ¿Dónde está tu fe?
Usted quiere que los demás piensen que usted tiene fe, pero en realidad carece de ella porque no ayuda a nadie. Si la tuviera, lo daría todo a los que carecen de ropa y no tienen nada qué comer ni beber. Usted, por lo menos, tiene abrigo y alimento, ¿Por qué no les da a ellos todo lo que tiene? Porque no tiene fe, si la tuviera lo demostraría a través de las buenas obra.
Esa es la fe muerta de la cual habla Santiago, una fe que no sirve de nada a los que la necesitan.

Santiago 2:19 crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan

Podemos creer que hay un solo Dios, lo cual es muy bueno, pero el diablo también cree que hay un Dios y sin embargo, sigue siendo el diablo. La fe sin obras es una fe de demonios, los demonios aunque creen en Dios, siguen siendo demonios.

Santiago 2.20 ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?”

Santiago vuelve a insistir en que la fe sin obras es muerta y llama hombre vano al que tiene ese tipo de fe. Esa clase de personas realmente no tienen fe, porque la fe sin obras es la fe de los demonios.
A que primero viene la fe, y luego las obras que dan testimonio de que nuestra fe es verdadera. La fe auténtica debe ir siempre acompañada de obras. Aquel que afirma vanamente tener fe, su corazón no es franco, y su fe tampoco lo es.

Santiago 2:21 ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac  sobre el altar?

Si Santiago no hubiera mencionado este evento de la vida de Abraham, uno podría haber pensado, después de haber leído a Pablo, que Santiago estaba equivocado.
Indudablemente que Abraham fue justificado por la fe, pero también fue justificado por las obras afirma Santiago, porque sus obras demostraron la validez de su fe.

Hebreos 11:17 Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, 11:18 habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; 11:19 pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir.

Dice Pablo que Abraham ofreció a su hijo por fe, pensando que Dios lo levantaría de los muertos, porque debía cumplir la promesa que le había hecho, de darle una descendencia en Isaac.
Abraham tenía claro que Dios no es hombre para que mienta (Números 23:19), sino que sus promesas son en  él sí y en él amén (2 Corintios 1:20).
Teniendo esas cosas claras, ofreció a Isaac, lo ató al altar y tomó el cuchillo, dispuesto a sacrificarle. Entonces e l ángel del Señor le llamó y le dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada”. En ese momento en sentido figurado Abraham lo volvió a recibir”.
La disposición de Abraham en cuanto a ofrecer su hijo unigénito fue un acto de fe. En esto consiste la justificación por las obras de que habla Santigo.

Santiago 2:22 Ya ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras.

Lo que Santiago dice es que deben existir ambas cosas, fe y obras porque las obras perfeccionan la fe.  La perfección de la fe no es inmediata, nadie tiene una fe perfecta de un día para otro, es un proceso que se obtiene con las pruebas, a eso se refiere Santiago.

Romanos 4:2 Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios. 4:3 Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. 4:4 Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; 4:5 mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.

Cualquier mala interpretación que se haga de la epístola de Santiago es aclarada aquí por Pablo, quien nos dice que “Abraham fue justificado por creer, no por obrar”.
Abraham fue justificado en el capítulo 15 del Génesis, cuando le creyó a Dios que le daría un hijo de una mujer estéril. En el capítulo 21 Abraham es probado con sacrificar a su hijo y él pasó la prueba, porque su fe se había perfeccionado. Sabía que si Dios le había dado un hijo con una mujer estéril y anciana, de la misma manera podía resucitar su hijo si él lo sacrificaba.
Abraham no fue justificado por pasar esta prueba, pero Dios confirmó con eso que su fe era verdadera y se había perfeccionado, y es de lo que habla Santiago.
Las obras de fe son para probar nuestra fe pero no para justificarnos, no debemos confundir las palabras de Santiago.
El sacrificio que Abraham hizo en el altar lo justifica por las obras; en consecuencia, podemos ver que la fe y las obras operan juntamente; la acción que Abraham llevó a cabo procedía de la fe, la cual, a su vez, se perfeccionó por las obras.
No se puede depender de una fe que no ha sido probada, pero al ofrecer Abraham a Isaac, su fe fue probada y perfeccionada.

Santiago 2:23 Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios.

Santiago le da la razón a Pablo cuando afirma que Abraham le creyó a Dios, y le fue contado por justicia. Santiago sostiene que la justificación por las obras se cumple mediante la justificación por la fe; es como decir que la justificación por la fe es una profecía y la justificación por las obras es el cumplimiento de la misma.  El que tiene fe, debe tener obras porque ellas demuestran la realidad de la fe, a eso se refiere Santiago.
Abraham creyó en Dios, y Dios lo consideró justo y le llamó amigo Suyo; por consiguiente, Abraham ofreció a Isaac y al hacerlo, su acción vino a ser el cumplimiento de su fe en Dios. En otras palabras, la ofrenda de Abraham demostró su fe.

Santiago 2:24 Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe. 2:25 Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino?

Santiago dice que el hombre es justificado por las obras y no solamente por la fe y pone otro ejemplo, el de Rahab la ramera, la cual según Santiago, fue justificada por obras cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino. ¿Qué tiene Pablo que decir al respecto?

Hebreos 11:31 Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz.

Pablo dice que Rahab no pereció por la fe Rahab, no por haber recibido a los espías. Rahab creyó y como creyó por eso recibió a los espías en paz. Ella no fue justificada por recibir a los espías en paz, fue justificada por creer, y esa fe hizo que recibiera a los espías en paz.
Pablo no contradice a Santiago, son diferentes maneras de decir las cosas. Lo que Santiago nos está tratando de decir es que las obras son la evidencia de la fe, y por supuesto que la fe es el origen de las obras. Y eso mismo es lo que dice Pablo.

Santiago 2:26 Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.

Santiago cierra el tema insistiendo que así como el cuerpo sin espíritu está muerto, la fe sin obras también está muerta. Viéndolo a la inversa,  la prueba de que un hombre está vivo es porque  tiene espíritu y la prueba de que  tenemos fe son las obras.
Tanto Santiago como Pablo mencionan a Abraham y a Rahab como personas que no solamente creyeron sino que probaron su fe actuando, porque las obras prueban y perfeccionan la fe.
Santiago tiene toda la razón, una fe viva debe tener obras, porque la fe sin obras está muerta como lo está el cuerpo sin espíritu. Esas afirmaciones de Santiago no contradicen a Pablo en el sentido de que somos justificados por fe, lo que hacen es reafirmar las palabras de Pablo  somos justificados por gracia a través de la fe, no por obras,  para que nadie se gloríe, pero que una vez salvos debemos hacer las buenas obras que Dios preparó de antemano. Esas buenas obras no nos salvan, si no las hacemos no perderemos la salvación, aunque esa salvación está dudosa. Pero si las hacemos, seremos recompensados en la segunda venida de Cristo. ¿Cómo es tu fe? Revísate.




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