¿QUIÉNES
SERÁN ARREBATADOS?
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Se acerca los siete años más terribles en la historia de la humanidad.
La alianza de varios países con Roma han conformado un nuevo orden mundial que
gobernará el mundo muy pronto. Esa coalición será liderada por un ser
despiadado que se conoce como el anticristo, el cual perseguirá a los creyentes
para matarlos.
No solamente eso, terremotos de gran intensidad, lluvia de asteroides,
huracanes plagas, sunnamis solares y la mayor influencia demoniaca se dará en aquellos
días.
Mientras en la tierra suceden
esas cosas, en el cielo se celebran las bodas del Cordero ¿Quiénes participaran de esta cena? Únicamente los creyentes que han
sido arrebatados en medio de esa gran tribulación. No son todos los creyentes,
sino únicamente los creyentes que se han vestido de lino fino y resplandeciente que son las acciones justas de los santos:
Apocalipsis 19:6 Y oí como la voz
de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de
grandes truenos, que decía: Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso
reina! 19:7 Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las
bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. 19:8 Y a ella se le ha
concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino
fino es las acciones justas de los santos.
Se escucha la voz de una gran multitud alabando a Dios porque la cena de
las bodas del Cordero está por comenzar. Como en un cuento de hadas, el esposo
(Cristo) “raptó”
a la novia (la iglesia) y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino
para esa gran celebración
Apocalipsis 19:9 Y el ángel me
dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del
Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios.
Bienaventurados los que son llamados a la cena
de las bodas del Cordero porque no todos los creyentes serán llamados como parte de la iglesia;
estas son palabras verdaderas de Dios. Para entender mejor las cosas, veamos lo
que dijo Jesús.
Mateo 22:2 El reino de los cielos
es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo; 22:3 y envió a sus
siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas estos no quisieron venir.
22:4 Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí,
he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y
todo está dispuesto; venid a las bodas. 22:5 Mas ellos, sin hacer caso, se
fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios; 22:6 y otros, tomando a los
siervos, los afrentaron y los mataron. 22:7 Al oírlo el rey, se enojó; y
enviando sus ejércitos, destruyo a aquellos homicidas, y quemo su ciudad.
El Señor Jesús dijo que el reino de los cielos, era semejante a un rey
que hizo una fiesta de bodas a su hijo.
El Rey es
el Padre celestial, el hijo es Cristo y los primeros invitados
son el pueblo judío.
Sin embargo, los judíos no solamente rechazaron la invitación sino que mataron
a los siervos (profetas) que Dios
mandó (1 Tesalonicenses 2:15).
Mateo 22:8 Entonces dijo a sus
siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; mas los que fueron convidados
no eran dignos. 22:9 Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las
bodas a cuantos halléis. 22:10 Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron
a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas
de convidados.
Como consecuencia del rechazo de Israel, Dios decidió invitar a los gentiles.
Romanos 9:24 a los cuales también
ha llamado, esto es, a nosotros, no solo de los judíos, sino también de los
gentiles 9:25 Como también en Oseas dice: Llamaré pueblo mío al que no era mi
pueblo, Y a la no amada, amada. 9:26 Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros
no sois pueblo mío, Allí serán llamados hijos del Dios viviente.
La invitación se ha extendido para los gentiles, los que acepten la invitación, serán llamados hijos de
Dios.
Mateo 22:11 Y entro el rey para ver
a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda. 22:12 Y
le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas el enmudeció.
22:13 Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle
en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. 22:14
Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.
Pero a pesar de que todos los gentiles están invitados, únicamente podrán
estar presentes en la cena de bodas los
que lleven el vestido de boda para no ser echados fuera.
Como leímos antes, ese traje de boda es de lino fino y está confeccionado con las acciones justas de los
santos (Apocalipsis 19:8) ¿En
qué consisten esas acciones? Lo veremos más adelante. Por el momento concentrémonos
en la boda:
LA BODA Y SUS ETAPAS
En la época de Jesús, la costumbre respecto a las bodas
constaba de tres etapas: La primera etapa consistía en hacer un contrato de matrimonio que era firmado por
los padres de los novios. Este era el periodo de los esponsales o de compromiso.
La segunda etapa ocurría un año después, cuando el novio en
un desfile, acompañado por sus invitados, iba a la casa de la novia a media
noche. La novia debía tener la lámpara encendida y unirse al desfile que terminaba en una cena en la casa del
novio. Si no estaba preparada, eso se consideraba un desaire y la novia podía ser
desechada. La tercera fase, era la
boda misma.
Las mismas etapas se dan en la relación
entre Cristo y la iglesia. Cuando creemos y nos bautizamos (Marcos 16:16), nos comprometemos con Cristo, esa
es la primera fase.
La segunda fase es lógicamente la cena de las bodas. Es un evento futuro y es el que se describe en Apocalipsis 19, como
lo acabamos de leer.
La tercera
fase es la boda. También es un evento futuro. Esto sucederá después del gobierno milenario de Cristo.Hoy, la
novia, se encuentra en una fase de preparación y espera.
Mateo 25:1 Entonces el reino de
los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a
recibir al esposo. 25:2 Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. 25:3
Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; 25:4 mas las
prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. 25:5 Y
tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. 25:6 Y a la medianoche
se oyó un clamor: Aquí viene el esposo; salid a recibirle! 25:7 Entonces todas
aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. 25:8 Y las
insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras
lámparas se apagan. 25:9 Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no
nos falte a nosotras y a vosotras, id mas bien a los que venden, y comprad para
vosotras mismas. 25:10 Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y
las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta.
25:11 Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: Señor, Señor,
ábrenos! 25:12 Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os
conozco. 25:13 Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo
del Hombre ha de venir.
Las diez vírgenes de esta
parábola representan a todos los creyentes que se han comprometido con Cristo. El
50% serán prudentes y estarán
preparados. El otro cincuenta por ciento lo componen los insensatos.
Mateo 24:40 Entonces estarán dos en el campo; el
uno será tomado, y el otro será dejado. 24:41 Dos mujeres estarán moliendo en
un molino; la una será tomada, y la otra será dejada. 24:42 Velad, pues, porque
no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.
Jesús vendrá por los “llamados”, pero
los que tengan la lámpara sin aceite, “no serán escogidos”. Uno será tomado, el
otro será dejado. Únicamente el que tenga la
lámpara encendida con aceite se pondrá el vestido de lino fino que le permitirá
estar en la boda ¿Y qué simboliza el aceite que mantiene encendida las
lámparas?
Éxodo 27:20-21 Y mandaras a los
hijos de Israel que te traigan aceite puro de olivas machacadas, para el
alumbrado, para hacer arder continuamente las lámparas. En el tabernáculo de
reunión, afuera del velo que está delante del testimonio, las pondrá en orden
Aarón y sus hijos para que ardan delante de Jehová, desde la tarde hasta la
mañana, como estatuto perpetuo de los hijos de Israel por sus generaciones.
En el Viejo Testamento, Dios ordenó a Moisés que la lámpara del
tabernáculo de reunión debería arder constantemente, no se debía apagar nunca y
bajo ninguna circunstancia.
Entre las lámparas y el lugar santísimo había un velo.
La lámpara debía estar encendida, para que cuando el velo se rompiera, se pudiese ver claramente el camino al lugar santísimo. El aceite que mantiene
la lámpara encendida simboliza al Espíritu Santo y su palabra.
Hebreos 10:19 Así que, hermanos,
teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de
Jesucristo, 10:20 por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo,
esto es, de su carne.
Lo que impedía la entrada al lugar Santísimo era el velo. Cuando Jesús
murió, el velo, que simbolizaba su carne, se rompió, dándonos
libre acceso al lugar Santísimo, en
donde se encuentra el Padre.
2 Corintios 3:14 Pero el entendimiento
de ellos se emboto; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto,
les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado. 3:15 Y
aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo esta puesto sobre el
corazón de ellos.
El camino al lugar Santísimo está abierto; sin embargo los judíos y
muchos que no son judíos, no pueden ver
el camino hacia el lugar santísimo, porque tienen la lámpara sin aceite, lo que significa que tienen el entendimiento
embotado, en otras
palabras, tienen ojos pero no pueden ver.
2 Corintios 4:3 Pero si nuestro
evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden esta encubierto; 4:4 en
los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para
que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es
la imagen de Dios.
El evangelio esta encubierto entre los que se pierden porque el diablo
les tiene cegado el entendimiento. El
diablo los mantiene a oscuras. Para ello hace uso
de las religiones, las cuales enseñan un evangelio adulterado (Gálatas 1:7).
Aunque el velo del tabernáculo fue quitado, hay en ellos un velo que no les deja ver el camino
hacia al lugar santísimo. Ese velo será quitado, cuando resplandezca en ellos la verdadera luz del evangelio.
Los creyentes salvos son los encargados de cargar las lámparas encendidas para alumbrar a
muchos y que éstos puedan ver el camino al lugar santísimo. Ellos
cargan la lámpara y el Espíritu Santo es el aceite que da la luz.
En 1 Samuel 4:2-11 se relata que los
filisteos invadieron Israel. Cuatro mil hombres habían muerto; entonces los
judíos recordaron que cuando llevaban el Arca a la batalla ganaban, así que la
mandaron traer, pero perdieron la batalla, porque la lámpara se había apagado.
En 1 Samuel 3:1 se dan las
razones por las cuales la lámpara de Dios se apagó: 1) “la palabra de Jehová escaseaba”, 2) No había visión y 3)
menospreciaban las ofrendas (1 Samuel 2:17).
Desgraciadamente, esa es una realidad actual. En la mayoría de las
iglesias hay escases de la palabra de Dios. Por
eso hay personas que tienen años de ir a una iglesia
cristiana y sin embargo siguen con el velo, no les ha resplandecido el evangelio de salvación. Han escuchado por años la palabra del hombre
pero nunca la palabra de Dios. Los
cultos ya no son de enseñanza sino de motivación.
Hemos sido llamados, para que anunciemos a aquel
que nos llamó, no para que estemos
descansado en un sillón. Si queremos estar en la cena
de las bodas, debemos andar con las lámparas
encendidas, llevando el
evangelio a toda criatura, como fue ordenado (Marcos
16:15, 1 Timoteo 2:3-4).
Romanos 10:13 porque todo aquel
que invocare el nombre del Señor, será salvo.
10:14 ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo
creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les
predique?
Las personas necesitan invocar al Señor para ser salvos, pero ¿cómo lo
harán sino les llevamos el mensaje de salvación? ¿Cómo se van a salvar
si nuestras lámparas están apagadas y ellos no pueden ver el camino al lugar
santísimo? La luz de una lámpara solo puede brillar mientras ésta permanezca
encendida. El evangelio se
detendrá cuando la lámpara se apague.
1 Corintios 3:9 dice que somos
labranza de Dios, colaboradores de Dios y que cada uno de nosotros debemos colaborar
en la edificación de la iglesia, según el porcentaje de gracia que hayamos
recibido.
Hay tres tipos de creyentes: 1) los que sobre edifican
con oro, plata y piedras preciosas, 2) los que sobre
edifican con heno, hojarasca y madera (1 Corintios 3:12) y
3) los que no sobre edifican.
El oro, la plata y las piedras preciosas son materiales que el fuego no consume y que representan la verdad absoluta de la palabra de Dios. El que edifique de esta manera producirá fruto y verá
su obra levantarse.
Los que sobre edifican
con materiales que se queman como el heno, la hojarasca y la madera no producirán fruto,
su obra se quemará porque esos materiales son la palabra
del hombre que sustituye a la palabra de Dios.
Solamente el que edifique correctamente dará fruto y estará presente en la cena de las
bodas del Cordero. Los demás no lo
estarán, lo que significa que no serán arrebatados.
Cristo vendrá por su novia la iglesia, para llevarla a la cena de bodas
(1 Tesalonicenses 4:16-17. La novia
está compuesta por todos los comprometidos
con Cristo (las vírgenes). Pero de éstos, solo irán a la cena de bodas los que tengan
las lámparas encendidas, o sea, aquellos que fueron prudentes y sobre edificaron.
Apocalipsis 3:3 Acuérdate, pues,
de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas,
vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti…
3:5 El que venciere será vestido
de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré
su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.
Jesus dice que nos acordemos de lo que hemos recibido. Que si no velamos
y tenemos las lámparas apagadas, no nos daremos cuenta de su venida. Y agrega, que únicamente el que venciere, se
ganara el derecho de ser vestido con las vestiduras blancas que le permitirá
estar en la cena de las bodas.
Si todos nos fuésemos en el arrebato, Jesús no haría esta advertencia. Únicamente
el que vela y tenga la lámpara encendida será vestido
con vestiduras blancas.
Incluso, Jesús amenaza con borrar del libro de la vida los nombres de
los que no tengan las lámparas encendidas. Lo que quiere decir que muchos no irán a la cena y que
otros muchos tampoco irán a la boda. Esto es algo serio.
Según leímos al principio en Apocalipsis 19:8, el vestido de lino fino que nos va a permitir
estar en la cena de las bodas del Cordero simbolizan las acciones justas de los santos ¿Cuáles son esas acciones? Que
sean acciones, nos hablan de actividad, nos hablan de hacer algo, nos hablan de no permanecer
inactivos.
2 Corintios 5:19 que Dios estaba
en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres
sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. 5:20 Así
que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de
nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.
Dios nos encargó la palabra de reconciliación, somos embajadores en
nombre de Cristo y debemos salir con las lámparas encendidas para alumbrar a
muchos. Esas son las acciones justas de
los santos.
Son “justas”, porque a través
de ellas, las personas podrán ser “justificados
de sus pecados” y alcanzar la salvación.
Yo puedo hacer muchas obras de misericordia, pero con esas obras las
personas no son justificadas. Pero si les llevo la palabra de Dios, sí lo serán,
esas son las
verdaderas acciones justas de los santos.
La gran mayoría de
pastores y evangelistas del mundo profetizan, echan fuera demonios, hacen milagros,
pero enseñan una media verdad que
termina convirtiéndose en mentira.
“El que creyere y se bautizare será salvo” (Marcos 16:16, Hechos 2:38, Romanos 6:3-5), esa es la verdad. Esos
pastores y evangelistas enseñan: “el que
creyere será salvo”, una media verdad.
Esas medias verdades son
acciones de maldad, porque favorecen
al maligno. Lo mismo hacen los que no sobre
edifican, cometen un grave pecado de
omisión. “El que no es conmigo,
contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama”, dijo Jesús (Mateo 12:30).
Cuando creemos y nos bautizamos, somos revestidos de Cristo: ese es el vestido de lana. Jesús es la oveja que
fue trasquilada para nuestra salvación (Isaías 53:7).
Ese vestido de lana lo recibimos por
gracia, por medio de la fe; no es algo
que nos hemos ganados, es un regalo de Dios para que nadie se gloríe (Efesios 2:8-9). Es
lo que Cristo hace por nosotros. Todos los creyentes bautizados han sido vestidos con el vestido de lana.
No debemos confundir el vestido de lana con el vestido de lino fino, porque el segundo simboliza
el fruto del creyente. Es lo que el creyente
hace por Cristo. Ese
vestido no lo gana Cristo para ti, sino que tú tienes que ganarlo y tiene como accesorio una corona.
Salmo 45:13 Toda gloriosa es la hija del rey en su morada; De brocado de
oro es su vestido. 45:14 Con vestidos bordados será llevada al rey
En el salmo 45 se mencionan los dos vestidos. En el verso 13 se dice que
la hija del Rey tiene un vestido con brocado de oro. El oro simboliza a Jesús.
Todos
los hijos de Dios llevamos puestos el vestido de lana con brocado de oro. El verso 14 nos habla de otro vestido, del que hay que ponerse para ser llevado
ante el Rey. Este vestido es
bordado punto a punto.
Cada persona que llevamos a Cristo es un punto de bordado en el vestido. No
todos los creyentes bautizados se pondrán ese vestido sino únicamente los que
participen en las acciones justas de los santos.
Efesios 2:8 Porque por gracia
sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 2:9
no por obras, para que nadie se gloríe. 2:10 Porque somos hechura suya, creados
en Cristo Jesus para buenas obras, las cuales Dios preparo de antemano para que
anduviésemos en ellas.
Por gracia somos salvos, por medio de la fe, no por obras. Eso dicen los
versos 8 y 9 de Efesios. Nadie será
justificado por sus obras. El vestido de lana, con brocado de oro, es que recibimos por gracia, sin obras de
justicia. Pero el verso 10 menciona otro tipo de obras, las cuales Dios preparo de antemano
para que andemos en ellas. Estas son las
acciones justas de los santos. Son las obras que hacemos
como embajadores del reino de Dios y que nos dan
el derecho de ponernos el vestido de lino fino.
Podemos concluir que todos los
creyentes bautizados portamos el vestido de lana, que nos garantiza que no
iremos al infierno.
Pero, el vestido de lino fino, el que garantiza que seremos arrebatados y estaremos
presentes en la cena de las bodas del Cordero, lo portarán únicamente aquellos
que han ido “bordando” con sus acciones justas.
Los demás, aunque salvos, serán pasados por el fuego (1
Corintios 3:15) de la gran tribulación
Unos, han velado y velarán hasta que el esposo venga. Mantendrán la lámpara
encendida. Otros, dormirán, dejarán que la lámpara se quede sin aceite y no estarán
preparados para la venida del Señor. Ese será el lloro y
crujir de dientes....
QUIENES NOS IREMOS EN EL RAPTO?
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