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El pasado domingo 24 personas fueron asesinadas en
un condado de Texas y otro tanto fueron heridas gravemente mientras se
congregaban en una iglesia cristiana. ¿Por qué Dios permite que sucedan estas cosas?
Es la gran interrogante que la humanidad se ha hecho a través de los siglos.
Esto me recuerda que la Biblia menciona a un
profeta llamado Habacuc. Este profeta escribió un pequeño libro y al
leer el mismo usted descubrirá que él tuvo que buscar la respuesta a la
interrogante que nos acabamos de hacer.
Habacuc vivió en Judá y esta ciudad vivía en un
tiempo de gran aflicción, la nación estaba llena de violencia, de odio y de
estallidos de maldad y su aflicción se ve reflejada en las primeras frases del
libro:
Habacuc
1:1 La profecía que vio el profeta Habacuc. 1:2 ¿Hasta cuándo, oh Jehová,
clamaré, y no oirás; y daré voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás?
1:3 ¿Por qué me haces ver iniquidad, y haces que vea molestia? Destrucción y
violencia están delante de mí, y pleito y contienda se levantan. 1:4 Por lo
cual la ley es debilitada, y el juicio no sale según la verdad; por cuanto el
impío asedia al justo, por eso sale torcida la justicia.
¿Tenemos aquí el caso de un hombre que está
preocupado por la violencia que está viviendo, que clama al señor en busca de
una respuesta por la violencia, la injusticia y la opresión que percibe a su
alrededor, pero pareciera que Dios está de vacaciones.
Había tanta corrupción que la misma llegaba a
las cortes, pero las mismas cortes
también estaban corruptas y los corruptos no eran castigados, tal y como está sucediendo actualmente en
nuestro país. Cualquier semejanza con el “cementazo”
es pura coincidencia.
Habacuc sabe que la única manera era acudir ante
el Justo de los justos, por lo tanto ha estado orando repetidamente pero no ha
obtenido ninguna respuesta. De modo que su perplejo corazón clama confuso: “¿Hasta cuándo clamaré y no oirás, hasta
cuando daré voces por causa de la violencia y no salvarás?”
Habacuc ha estado esperando un cambio, ha estado
esperando para ver si se producía un avivamiento, pero no sucedía nada ¿Se siente usted igual
que el profeta? ¿Se siente que ora en vano?
Mire a su alrededor, no hay valores, la
corrupción se ha introducido no solamente en el
poder ejecutivo, sino también en el poder legislativo y en el judicial.
Se ha perdido la confianza en las instituciones estatales. ¿Ha estado usted
orando por los políticos esperando que Dios los toque pero no sucede nada, tal
y como le sucedió a Habacuc. Pero, de
pronto Dios se le revela a Habacuc:
Habacuc 1:5 Mirad entre las naciones, y ved, y asombraos; porque haré una obra en vuestros días, que aun cuando se os contare, no la creeréis.
Habacuc 1:5 Mirad entre las naciones, y ved, y asombraos; porque haré una obra en vuestros días, que aun cuando se os contare, no la creeréis.
Dios le dice a Habacuc que él no está ignorando
nada, que está trabajando en ello, la solución viene pronto, solo que esa
solución no es lo Habacuc espera ni creería:
Habacuc
1:6 Porque he aquí, yo levanto a los caldeos, nación cruel y presurosa, que
camina por la anchura de la tierra para poseer las moradas ajenas. 1:7
Formidable es y terrible; de ella misma procede su justicia y su dignidad. 1:8
Sus caballos serán más ligeros que leopardos, y más feroces que lobos
nocturnos, y sus jinetes se multiplicarán; vendrán de lejos sus jinetes, y volarán
como águilas que se apresuran a devorar. 1:9 Toda ella vendrá a la presa; el
terror va delante de ella, y recogerá cautivos como arena. 1:10 Escarnecerá a
los reyes, y de los príncipes hará burla; se reirá de toda fortaleza, y
levantará terraplén y la tomará. 1:11 Luego pasará como el huracán, y ofenderá
atribuyendo su fuerza a su dios.
Dios dice que está preparándose para levantar a los caldeos (babilonios). En
aquel momento los caldeos no eran una nación importante, eran los asirios los que tenían asustadas y
sometidas al resto de las naciones.
Pero Dios dice que esa pequeña nación se
levantará para cambiar la historia del mundo y afirma que Él está detrás
de todo eso.
El pueblo caldeo es un pueblo hostil, implacable
y sanguinario y va a ser tan poderoso como lo han sido otras naciones de la
tierra, arrasará y conquistará todo, y dará la impresión de que nada lo puede
detener.
Y este pueblo le atribuirá su poder a su dios,
ofendiendo de esa manera al único Dios verdadero, que es el que realmente lo levantará
para cumplir con sus propósitos.
Es evidente que esa respuesta sorprende a Habacuc.
Si para comenzar creyó tener un problema, ahora tendrá que enfrentarse a uno de
grandes dimensiones. ¿Cómo es posible que Dios resuelva las cosas de esa
manera?, se habrá preguntado.
¿Cómo es
posible que un Dios justo y amoroso permita que los malos les hagan daño a los creyentes? Esa es la pregunta que le
hacen los incrédulos a los creyentes. Y los mismos creyentes se preguntan ¿Por
qué Dios permite que personas que se congregan para adorarlo sean exterminadas
en un segundo?, tal y como sucedió en Texas.
¿No era
cierto que Dios enviaría sus ángeles para protegerlos? Por cosas como
estas, la fe de muchos se debilita y comienzan a dudar de la existencia de
Dios.
¿Nos hemos
estando engañado al imaginar una imagen paterna que le llamados Dios y que en
realidad no existe? El motivo por el que decimos esto es por la aparente inactividad de Dios.
1
Corintios 1:27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los
sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 1:28 y
lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer
lo que es, 1:29 a fin de que nadie se jacte en su presencia.
Al leer el anterior pasaje tenemos que reconocer
que Dios hace las cosas de manera muy diferente a la que nosotros la haríamos.
Siempre está escogiendo a las personas equivocadas según nuestro pensar y
haciendo las cosas del modo más sorprendente.
Y no es que lo haga así para confundirnos, sino
porque simplemente “sus caminos no son nuestros caminos ni sus pensamientos son nuestros
pensamientos” (Isaías 55:8), y
nuestra limitada mente humana no acierta a entender que él hace lo correcto.
¿Qué es lo
que hay que hacer cuando nos encontramos ante estos cuestionamientos que amenazan
nuestra fe? Lo primero que hay que hacer es detenerse
a pensar en Dios, sin carne tal y como lo hizo Habacuc.
Habacuc
1:12 ¿No eres tú desde el principio, oh Jehová, Dios mío, Santo mío? No
moriremos. Oh Jehová, para juicio lo pusiste; y tú, oh Roca, lo fundaste para
castigar.
Habacuc expresa lo que conoce de Dios, que es un Dios eterno que está por encima de la historia y el tiempo, que
no tiene principio ni fin. Piensa en un Dios que creó el universo y al hombre, pero no con el propósito de castigarlo y destruirlo.
Cuando aparezcan los caldeos, ellos confiarán en
sí mismos o en su dios ocasional (Habacuc
1:11, pero Dios no es una de esas deidades ocasionales que el hombre
inventa), sino que Dios abarca toda la historia y gobierna estos acontecimientos.
El profeta dice:"¿Acaso no eres tú desde el principio, oh JEHOVA, Dios mío?" Mientras
muchos iban por ahí afirmando que Dios no existe, Habacuc se recuerda que Dios existe
por sí mismo y es eterno.
Luego hace memora de la santidad de Dios: "Santo mío”. ¿Qué significa Santo mío?
Hebreos
1:10 Y: Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, Y los cielos son obra
de tus manos. 1:11 Ellos perecerán, mas tú permaneces; Y todos ellos se
envejecerán como una vestidura, 1:12 Y como un vestido los envolverás, y serán
mudados; Pero tú eres el mismo, Y tus años no acabarán.
Santiago
1:17 Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de
las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.
Estos versículos describen la santidad de Dios,
Ser santo es ser apartado. Dios es
un aparte de nosotros, él no es igual a nosotros. Mientras que nosotros somos
impuros, él es puro. Mientras que nosotros somos falsos, él es la única verdad,
en él no hay falsificación ni tiene mezclas ni cambia ni deja de ser y lo
gobierna todo. Y a diferencia de nosotros, él es eterno.
Juan 1:14
Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria,
gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.
Jesús era el reflejo del Padre, y estaba lleno
de gracia y de verdad, dos elementos de la santidad de Dios. La única verdad
está en él y sin la gracia de él nada somos, todo procede de él.
"No
moriremos” afirma el profeta. ¿Qué quiere decir? Que Dios hizo un pacto con
Abraham mediante el cual le prometió levantar una nación y bendecir en ella a
todos los pueblos de la tierra, así que no va a permitir que sean exterminados
para siempre.
"Oh Jehová, para juicio pusiste a los caldeos;
tú, oh Roca, los has establecido para castigar" ¿Hay alguna duda
de que Dios hace esto en la historia? Dios ha permitido a través de la historia
que diversos pueblos azoten a Israel cuando este pueblo le ha dado la espalda. No hay duda alguna de que ese
es el motivo por el que se les permitió a los
nazis hacerse tan rápidamente con el poder y matar luego a millones de
judíos.
Habacuc
1:13 Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio; ¿Por
qué ves a los menospreciadores, y callas cuando destruye el impío al más justo
que él, 1:14 y haces que sean los hombres como los peces del mar, como reptiles
que no tienen quien los gobierne? 1:15 Sacará a todos con anzuelo, los recogerá
con su red, y los juntará en sus mallas; por lo cual se alegrará y se
regocijará. 1:16 Por esto hará sacrificios a su red, y ofrecerá sahumerios a
sus mallas; porque con ellas engordó su porción, y engrasó su comida. 1:17
¿Vaciará por eso su red, y no tendrá piedad de aniquilar naciones
continuamente?
Habacuc ve que Dios está levantando a los
caldeos con el propósito de disciplinar a Israel, pero es algo que no
entiende ¿Por qué permitir que un pueblo incrédulo y más malvado que el suyo les
va a pasar por encima.
Hebreos
Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres
reprendido por él; 12:6 Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo
el que recibe por hijo.
La respuesta la encontramos en el libro a los Hebreos.
Dios disciplina y azota a los que ama para que no se pierdan. Dios nos quiere
mostrar con el castigo sobre Israel su manera de actuar. Alaba a Dios cuando
eres disciplinado, porque Dios te está diciendo que te ama.
Ante su confusión Habacuc cree que lo mejor es dejarle
el problema a Dios y esperar en él:
Habacuc
2:1 Sobre mi guarda estaré, y sobre la fortaleza afirmaré el pie, y velaré para
ver lo que se me dirá, y qué he de responder tocante a mi queja.
¿Puede usted hacer esto? Cuando tiene un
problema, ha orado y no recibe respuesta, está dispuesto a esperar confiando en
Dios. Eso es lo que nos derrota con
frecuencia, pero el profeta no se deja vencer y afirma que continuará esperando
la respuesta.
Habacuc
2:2 Y Jehová me respondió, y dijo: Escribe la visión, y declárala en tablas,
para que corra el que leyere en ella.
Entonces Dios le responde y le dice que escriba
esa respuesta en unas tablas porque quiere que todo aquel que la lea corra a
transmitir el mensaje.
Habacuc
2:3 Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y
no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará.
Dios le deja claro que no será algo que sucederá
de inmediato, pero sucederá porque todas
las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la
gloria de Dios (2 Corintios 1:20)
Habacuc
2:4 He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por
su fe vivirá.
Estas palabras que se citan en el Nuevo
Testamento, tanto en Romanos, como en
Gálatas y en Hebreos, fueron precisamente las que abrieron los ojos de Martín
Lutero y dieron origen a la reforma evangélica: "El
justo por la fe vivirá”, no por sus obras, para que no se enorgullezca o
gloríe. Los que confían en mí
sobrevivirán, los que no confían morirán, es lo que Dios le está diciendo a
Habacuc.
Mediante estas palabras Dios nos está diciendo
también a nosotros, que solamente
podemos enfrentar la vida de dos maneras: 1)
por medio de la fe, dependiendo únicamente de Dios, y/o 2) con una actitud de incredulidad, dependiendo de nuestros propios medios
o habilidades.
Eso es lo que simbolizaban los dos árboles del edén, el árbol de la
vida simboliza el confiar en Dios y el árbol de la ciencia del bien y del mal
simboliza el confiar en nosotros mismos. Dios puso ambos árboles ante el primer hombre
y los sigue poniendo hoy en día, está en nosotros escoger de cuál árbol comer.
Cada uno de los seres humanos sobre la faz de la
tierra encaja en una de estas dos
categorías. O bien confían en su propia sabiduría para hallar las
soluciones a los problemas, o confían en que Dios lo hará por ellos.
Sin embargo, existe una mayoría de creyentes que
creen que hay una tercera categoría, mediante
la cual se puede mezclar las obras con la gracia, pero esto no
es así:
Romanos 11:6
Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia.
Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra.
Si es por gracia no es por obras, de otra manera
la gracia ya no es gracia. Y viceversa. Yo no puedo orar a Dios por sanidad y
luego irme al médico. O hago una cosa o hago la otra. Si oro por sanidad y
luego voy al médico estoy demostrando incredulidad y mezclando la gracia con las
obras.
Eche un vistazo a los relatos de los hombres y
las mujeres que se mencionan en el capítulo
11 de Hebreos. ¿De qué manera cambiaron el mundo de su época? Nos dice que soportaron como viendo al que era invisible,
sin esperar que el hombre hiciese nada.
Estaban esperando que Dios obrase y así lo hizo
siempre. Al obrar Dios, las cosas empezaron a cambiar y la historia de esa
clase de obra es la asombrosa historia del éxito de hombres y mujeres que
fueron capaces de cerrarle la boca a los leones, subyugaron reinos, derrocaron
tronos, ganaron imperios y cambiaron el curso de la historia por medio de la fe, no contando con lo
que pudiera hacer ellos.
Habacuc
2:5 Y también, el que es dado al vino es traicionero, hombre soberbio, que no
permanecerá; ensanchó como el Seol su alma, y es como la muerte, que no se
saciará; antes reunió para sí todas las gentes, y juntó para sí todos los
pueblos. 2:6 ¿No han de levantar todos éstos refrán sobre él, y sarcasmos
contra él? Dirán: ¡Ay del que multiplicó lo que no era suyo! ¿Hasta cuándo
había de acumular sobre sí prenda tras prenda? 2:7 ¿No se levantarán de repente
tus deudores, y se despertarán los que te harán temblar, y serás despojo para
ellos? 2:8 Por cuanto tú has despojado a muchas naciones, todos los otros
pueblos te despojarán, a causa de la sangre de los hombres, y de los robos de
la tierra, de las ciudades y de todos los que habitan en ellas.
Ponga atención lo que Dios le dice al profeta: "Ay del hombre que vive para acumular bienes
materiales”, De repente serán despojados, el momento tarde o temprano
llegará, Dios lo ha prometido. O vivimos para obtener las cosas del mundo o vivimos para Cristo (2 Corintios 5:15), no hay término
medio.
Habacuc
2:9 ¡Ay del que codicia injusta ganancia para su casa, para poner en alto su
nido, para escaparse del poder del mal! :10 Tomaste consejo vergonzoso para tu
casa, asolaste muchos pueblos, y has pecado contra tu vida. 2:11 Porque la
piedra clamará desde el muro, y la tabla del enmaderado le responderá.
2:12 ¡Ay
del que edifica la ciudad con sangre, y del que funda una ciudad con iniquidad!
2:13 ¿No es esto de Jehová de los ejércitos? Los pueblos, pues, trabajarán para
el fuego, y las naciones se fatigarán en vano. 2:14 Porque la tierra será llena
del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar. 2:15 ¡Ay
del que da de beber a su prójimo! ¡Ay de ti, que le acercas tu hiel, y le
embriagas para mirar su desnudez! 2:16 Te has llenado de deshonra más que de
honra; bebe tú también, y serás descubierto; el cáliz de la mano derecha de
Jehová vendrá hasta ti, y vómito de afrenta sobre tu gloria. 2:17 Porque la
rapiña del Líbano caerá sobre ti, y la destrucción de las fieras te
quebrantará, a causa de la sangre de los hombres, y del robo de la tierra, de
las ciudades y de todos los que en ellas habitaban. 2:18 ¿De qué sirve la
escultura que esculpió el que la hizo? ¿la estatua de fundición que enseña
mentira, para que haciendo imágenes mudas confíe el hacedor en su obra?
"¡Ay del que codicia injusta ganancia para
su casa, poniendo en alto su nido para escaparse de mano de la calamidad! Ay de
aquel que dedica todos sus esfuerzos a sentirse seguro y a salvo cuando llegue
a viejo. Dios dice que se encontrará con que los fundamentos sobre los que se
ha apoyado le serán arrebatados y todo aquello en lo que ha invertido le será
quitado. ¡Ay del que edifica la ciudad con sangre y del que establece la aldea
con iniquidad! Ay de aquellos que confían en la violencia para obtener lo que
quieren. ¡Ay del que da de beber a su compañero del cáliz de su ira y lo
embriaga para mirar su desnudez!
Ay del
hombre que crea temor en los que le rodean con el fin de gobernarles y de
aprovecharse de ellos. Ay del político que se aferra al poder y quiere más y
más poder sobre las gentes, como Maduro
en Venezuela, Castro en Cuba y Ortega en Nicaragua. Ya les llegará su
tiempo y su pago.
Habacuc 2:19 ¡Ay del que dice al palo: Despiértate; y a la piedra muda:
Levántate! ¿Podrá él enseñar? He aquí está cubierto de oro y plata, y no hay
espíritu dentro de él.
Y ay del hombre que confía en los falsos ídolos, ay del que confía en
las imágenes hechas por los hombres pues no tienen vida. Como cuesta que las
personas entiendan que solamente debemos adorar al único Dios verdadero, porque
si le damos honra a los falsos ídolos, tarde o temprano vendrá su pago, sino
aquí, en la otra vida.
Habacuc 2:20
Mas Jehová está en su santo templo; calle delante de él toda la tierra.
Finalmente, el profeta ha encontrado su
respuesta. Dios es el Dios de su historia, se está moviendo, está sentado en su
trono y lo tiene todo bajo control. Lo
mejor es callar, porque no sabemos lo que hablamos, es la gran conclusión del
profeta.
Habacuc
3:2 Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí. Oh Jehová, aviva tu obra en medio de
los tiempos, En medio de los tiempos hazla conocer; En la ira acuérdate de la
misericordia.
Habacuc comenzó diciendo: "¿Señor, ¿por qué no haces algo?” Y ahora termina diciendo: "Señor, aviva tu obra en medio de los
tiempos, pero hazla conocer, y en tu ira no olvides la misericordia”.
No hay más filosofía, ni teología, ni más
argumentar con Dios. Esta oración es una de las más hermosas que podemos
encontrar en las santas Escrituras.
Habacuc
3:3 Dios vendrá de Temán, Y el Santo desde el monte de Parán. Selah Su gloria
cubrió los cielos, Y la tierra se llenó de su alabanza. 3:4 Y el resplandor fue
como la luz; Rayos brillantes salían de su mano, Y allí estaba escondido su
poder.
Lo que Dios ha hecho en el pasado es lo que
convence a Habacuc de que puede confiar en él. Se basa en los acontecimientos
pasados, mediante los cuales Dios ha demostrado su fidelidad.
Y es que nuestra
fe no es totalmente ciega, se apoya en los hechos de Dios que están escritos en la Biblia. Basta con recordar la
manera en que Dios liberó a los judíos de la esclavitud de Egipto. Basta en
recordar los milagros de Jesús para que nuestra fe se avive y nos recuerde que Dios es el mismo ayer, hoy y por los siglos.
Habacuc
3:5 Delante de su rostro iba mortandad, Y a sus pies salían carbones
encendidos. 3:6 Se levantó, y midió la tierra; Miró, e hizo temblar las gentes;
Los montes antiguos fueron desmenuzados, Los collados antiguos se humillaron,
sus caminos son eternos. :7 He visto las tiendas de Cusán en aflicción; Las
tiendas de la tierra de Madián temblaron. 3:8 ¿Te airaste, oh Jehová, contra
los ríos? ¿Contra los ríos te airaste? ¿Fue tu ira contra el mar. Cuando
montaste en tus caballos, Y en tus carros de victoria? 3:9 Se descubrió
enteramente tu arco; Los juramentos a las tribus fueron palabra segura. Selah Hendiste
la tierra con ríos.
El profeta recuerda que el pueblo de Israel se
vio afligido en el desierto y como temblaron en medio de Madian. Luego piensa
en cuando cruzaron el Mar Rojo y de qué modo Dios les abrió camino en medio de
las aguas y se acuerda de cómo el Río Jordán se abrió y pudieron llegar a
tierra firme.
Habacuc
3:10 Te vieron y tuvieron temor los montes; Pasó la inundación de las aguas; El
abismo dio su voz, A lo alto alzó sus manos. 3:11 El sol y la luna se pararon
en su lugar; A la luz de tus saetas anduvieron, Y al resplandor de tu fulgente
lanza.
El sol y la luna se detuvieron en su cenit. Esta
es la clase de Dios que tenemos. El Dios que, de hecho, interviene en la
historia humana para realizar acontecimientos que nadie puede duplicar. Al
pensar el profeta en todo ello, su mente medita en la grandeza de Dios y así es
como concluye:
Habacuc
3:16 Oí, y se conmovieron mis entrañas; A la voz temblaron mis labios;
Pudrición entró en mis huesos, y dentro de mí me estremecí; Si bien estaré
quieto en el día de la angustia, Cuando suba al pueblo el que lo invadirá con
sus tropas. 3:17 Aunque la higuera
no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y
los labrados 2 no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y
no haya vacas en los corrales; 3:18 Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me
gozaré en el Dios de mi salvación. 3:19 Jehová el Señor es mi fortaleza, El
cual hace mis pies como de ciervas, Y en mis alturas me hace andar.
El profeta ve el problema y sabe que viene. Lo
temible del problema se apodera de él y siente la presión, pero con todo, él se
alegrará en Jehová y se gozará en su salvación porque Dios es su fortaleza que
lo hace andar en las alturas.
El Señor
es mi fortaleza,
esa es la verdad del Nuevo Testamento y es la solución a todos los problemas.
Juan 16:33
16:33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo
tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.
Jesús no prometió que no habría aflicción, pero
nos dijo que tuviéramos paz ante la aflicción porque él venció al mundo, y nosotros
somos más que vencedores en Cristo Jesús (Romanos 8:37), no en nuestras fuerzas, sino en Cristo Jesús.
No importa lo que esté pasando, no tenemos que
cuestionar a Dios, solo tenemos que recordar que somos vencedores en Cristo
Jesús, que Dios está sentado en el trono, que aún tiene el control y que está
preparando la solución. Tal vez no entendamos por qué permite que sucedan
algunas cosas, pero si lo permite es por algún motivo que solamente él conoce. Ese
es el mensaje de Dios en Habacuc para el mundo.
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