miércoles, 18 de abril de 2018

ES EL DIEZMO PARA NUESTRO TIEMPO?



¿ES EL DIEZMO PARA NUESTRO TIEMPO
____________________________________

Un creyente me ha consultado “¿Es cierto que si no diezmo Dios me va a maldecir; pero si diezmo, Dios va a abrir las ventanas de los cielos para llenarme de bendiciones? 

Son muchas las congregaciones donde se afirma tal cosa. El fundamento para ello lo encontramos en el siguiente pasaje bíblico:

Malaquías 3:8 ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. 3:9 Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. 3:10 Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.

Lo primero que debemos tener en claro es: ¿Quiénes le están robando a Dios? ¿Somos parte de ese grupo de personas? Para ello debemos leer el contexto, así que retrocedamos en la lectura: 

Malaquías 3:6 Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos. 3:7 Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos?

Notemos que el mensaje está dirigido exclusivamente “a los hijos de Jacob”, o sea a los israelitas, Dios trata de ladrones a su “pueblo escogido”,  no a los demás pueblos de la tierra;  usted y yo no tenemos vela en  este entierro.

Si bien, los creyentes somos el pueblo de Dios, tenemos que hacer una diferencia entre el Viejo y el Nuevo testamento. En el viejo Testamento el pueblo de Dios eran únicamente los judíos, y ellos estaban sometidos bajo la Ley de Moisés.
En el Nuevo testamento, el pueblo de Dios somos todos los creyentes, pero no estamos sometidos bajo ninguna ley, nosotros vivimos bajo la gracia y no bajo la ley.

Cuando Dios les dio la Ley a los judíos, sabedor de que no la iban a cumplir, y que se iban a condenar; entonces, además de la ley, les dio el sacerdocio.

Los sacerdotes eran intermediarios ante Dios, y debían ofrecer sacrificios por los pecados de los judíos.  Dios estableció, que de las 12 tribus de Israel, la tribu de Leví sería consagrada para el sacerdocio.

Dios le dijo a Moisés que hiciera un censo de los israelitas, para repartir la tierra prometida, pero le dijo, que no tomaran en cuenta a los levitas, porque éstos estaban apartados para el sacerdocio (Números 1:48-51) ¿Y cómo subsistirían sino tenían tierras para cultivar? Dios nos da la respuesta:

Jehová dijo a Aarón, quien era el sumo sacerdote: “De la tierra de ellos no tendrás heredad, ni entre ellos tendrás parte. Yo soy tu parte y tu heredad en medio de los hijos de Israel. Y he aquí yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por heredad, por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión” (Números 18:21).

Dios le dijo a Aarón que ni él ni ningún levita tendrían la tierra prometida por heredad porque la parte de la tierra que les correspondía sería repartida entre las otras 11 tribus de Israel; “su heredad serían los diezmos de Israel”.

Lo que Dios le estaba diciendo a Aarón es que las otras tribus se quedarían con las tierras que les correspondían a ellos los levitas, pero esas once tribus estaban en la obligación de darles a ellos “el diezmo de las cosechas” de esas tierras, en justa compensación.

Suponga por un momento que su padre es dueño de un edificio de apartamentos. Él muere y deja escrito en su testamento que ese edificio le pertenece por partes iguales a tus hermanos, a ti te deja fuera, no serás copropietario del edificio. Pero tu padre deja escrito que tus hermanos, los copropietarios del edificio, como compensación por haberse quedado con tu parte, deben darte la décima parte de los alquileres de ese edificio.

Eso fue exactamente lo que sucedió con los levitas y lo que dio origen al pago del diezmo. Si tus hermanos no te dan la décima parte de los alquileres te estarían robando. Eso fue exactamente lo que sucedió con el diezmo de los judíos.

Las once tribus le estaban robando a los Levitas, y siendo ellos los  intermediarios humanos de Dios en la tierra, Dios dice que le están robando a él.

Pero, los demás pueblos no le estaban robando a los levitas ni a Dios porque ellos no habían recibido ninguna parte de la tierra prometida.

Pues bien, ni usted ni yo le estamos robando a los levitas ni a Dios porque no fuimos parte de esa repartición de tierras.

Dios no nos va a exigir a los creyentes que demos un diezmo, por dos razones: 1) no recibimos parte de la tierra prometida, y 2) ya no hay sacerdotes levitas que mantener.

El sacerdocio levítico fue abolido (Hebreos 7:18). Ahora existe un único sacerdote, no según la orden de Leví, sino según la orden de Melquisedec y ese sacerdote es Cristo Jesús (Hebreos 7:17):

Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre,  el cual se dio a sí mismo en rescate por todos” (1 Timoteo 2:5-6).

EL DIEZMO DE ABRAHAM

Los defensores del diezmo, argumentan que el diezmo es “para todos”, pues Abraham le dio los diezmos a Melquisedec, (Génesis 14:17-23) antes de que se estableciera el sacerdocio levítico.

Posiblemente muchos se cuestionaron mucho antes el por qué Abraham le dio los diezmos a Melquisedec y quién era ese personaje. Entonces el apóstol Pablo, revelado por Dios,  nos da la respuesta:

Hebreos 7:6 Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas. 7:7 Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor. 7:8 Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí, uno de quien se da testimonio de que vive. 7:9 Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe los diezmos; 7:10 porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro.

El apóstol Pablo dice que Melquisedec  no tiene principio ni  tiene fin y permanece sacerdote para siempre ¿Quién no tiene principio ni fin y es sacerdote para siempre. Ese es Cristo (Hebreos 7:3, 5:6, salmo 110:4), Melquisedec es Cristo que se le apareció a Abraham en aquel tiempo.

Esas apariciones de Cristo en el Viejo Testamento se conocen como Cristofanías, es cuando el hijo de Dios adoptaba una forma humana antes de ser encarnado como Jesús.

Lo cierto del caso es que los sacerdotes levitas también debían dar un diezmo a un sacerdote superior. Ese sacerdote superior es Cristo Jesús.

Lo que hizo Abraham fue pagar los diezmos levitas por adelantado a ese sacerdote superior que es Cristo Jesús o Melquisedec (Hebreos 7:9).

EL DIEZMO DE JACOB

Los defensores del pago del diezmo también hacen alusión al siguiente pasaje bíblico para decir que Jacob también pagó los diezmos antes de que existiera el sacerdocio levítico, por lo tanto “todos debemos pagarlo”:

Génesis 28:20 E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este  viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, 28:21 y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. 28:22 Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti.

Los defensores del diezmo toman unos versículos aislados  de la Biblia para manipular y engañar a las personas, y con ello obtener el beneficio del diezmo.

No te dejes engañar, Jacob  hizo un voto unilateral a Dios, diciéndole que si lo  guardaba en el viaje y lo llevaba con bien a su destino, él le daría los diezmos y Dios sería su dios.

Observe la manera del voto, si Dios lo guardaba y lo llevaba con bien, Jacob haría de Dios su dios y le daría los diezmos. Si Dios no lo guardaba, no lo haría su dios ni le daría los diezmos. Un poco tonto el señor Jacob ¿No les parece?

Hay varios aspectos a tomar en cuenta en este relato. El primero de ellos es el hecho de que Jacob le haya  ofrecido el diez por ciento a Dios  es casualidad, le pudo ofrecer un quince o un veinte por ciento.  

Lo otro, es que nadie puede pactar con Dios, es Dios quien pacta con el hombre, ese pacto de Jacob no tiene ninguna validez.

Lo tercero a tomar en cuenta es que la escritura no dice si Jacob pagó los diezmos.

Pero hay algo más y es lo más importante, Dios llevó a Jacob con bien porque Dios se lo había prometido antes de que Jacob se lo pidiera.

Génesis 28:15 He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho

Dios protegió a Jacob y lo llevó con bien porque antes de que Jacob hiciera ese voto con Dios, ya Dios le había prometido bendecirlo por gracia, a cambio de nada.

La promesa  de Dios está en el verso 15 y el voto de Jacob en los versos 20 a 22. Dios cumplió su promesa, porque “las promesas de Dios siempre son en él sí y en él amén” (2 Corintios 1:20, ) no por lo que le ofreció Jacob; no te dejes engañar.

EL DIEZMO DE JESUS

Mateo 23:23 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.

El otro argumento, que usan los defensores del diezmo, es que  Jesús les dijo a los  escribas y fariseos que debían hacer justicia, misericordia y fe, sin dejar de diezmar, o sea que había que dar el diezmo.

Pues claro que los escribas y fariseos debían de dar el diezmo, lo mismo que Jesús, pues todos eran judíos y debían cumplir con el pago del diezmo para mantener a los sacerdotes levitas, tal y como Dios lo había establecido, de no hacerlo le estarían robando.

PERO, EL DIEZMO FUE ABOLIDO

Pero, hay pero, valga la redundancia. Ya no hay sacerdotes levitas que mantener, el sacerdocio levítico fue abolido y sustituido por el sacerdocio de Melquisedec, y el único sacerdote según la orden de Melquisedec es Cristo Jesús:

Hebreos 7:17 Pues se da testimonio de él: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec. 7:18 Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia.

 Jesús es el único sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec, su sacerdocio es divino y no humano. Queda pues abrogado el mandamiento anterior ¿Cuál mandamiento? El del sacerdocio levítico.

En la era de la gracia en la cual nos encontramos,  el pago del diezmo no existe como tal, porque tanto el sacerdocio levítico como el pago del diezmo fueron abolidos.

En el nuevo Testamento no se nos exige un diezmo, ni se nos amenaza con maldición alguna por no diezmar.  Esto es así porque además Jesús nos redimió de las maldiciones de la ley. Jesús se hizo maldito, para que nosotros fuésemos alcanzados por las bendiciones de Abraham (Gálatas 3:13-14)

Efesios 1:3 dice que “fuimos bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo Jesús”.  

No puede haber bendición y maldición a la vez, o estamos bendecidos o estamos maldecidos.

La escritura no dice que hemos sido maldecidos, lo que dice es que hemos sido bendecidos. Y dice que hemos sido bendecidos en los lugares celestiales en Cristo, lugares donde las maldiciones no pueden alcanzarnos.

Concluimos entonces que el diezmo era un pago obligatorio para los judíos, no era para ti ni para mí que no somos judíos. Pero además de ello, hoy en día ni siquiera los judíos deben pagar el diezmo porque el sacerdocio levítico fue abolido y no hay sacerdotes levitas que mantener.

A nuestros pastores no tenemos que darles el diezmo, lo que debemos es darles una ofrenda para que se dediquen por entero a la enseñanza del evangelio.

Dios espera que no demos por necesidad ni con tristeza porque el ama al dador alegre y espera que des con el corazón (1 Corintios 9:7).

Si no das, le estarías poniendo bozal al buey que trilla, porque digno es el obrero de su salario (1 Corintios 5:18).

Dios no te va a maldecir si no ofrendas, pero si ofrendas él va a hacer que abunde en ti toda gracia para que siempre tengas suficiente y te abunde para toda buena obra (2 Corintios 9:8).



No hay comentarios.:

Publicar un comentario