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La frase: “Mi pueblo fue destruido porque le faltó
conocimiento” (Oseas 4:6) ha
tomado actualidad. Hay analfabetismo
espiritual, la inmensa mayoría de creyentes ignoran lo que dice la palabra
de Dios. Usted los oye repetir
lo que les enseñan sus líderes espirituales, los cuales enseñan lo que a la vez les
enseñaron a ellos. El patrón se repite generación tras generación, las masas
están ciegas, los líderes son “ciegos guías
de ciegos, y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo” (Mateo 15:14).
Juan 16:13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda
la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que
oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.
El que nos guía a toda
la verdad es el Espíritu Santo porque él no habla por su propia cuenta, sino
que nos hace saber lo que oye del Padre.
El Espíritu Santo nos
abre los ojos para poder entender su palabra, pero la mayoría de líderes evangélicos
no la entienden porque no han recibido el
Espíritu, ya que ni siquiera saben cómo
recibirlo.
Pregúntale a un pastor
cómo ser salvo. Te dirá que al creer
en Cristo ¿Qué dijo Jesús? Que además de
creer debemos bautizarnos (Marcos
16:16).
Pregúntale a un pastor
como recibir el Espíritu Santo y te dirá que al creer en Cristo ¿Qué dijo el apóstol
Pedro? “El dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de
Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”
(Hechos 2:38). Como ves, Pedro dijo que había que bautizarse
para recibir el Espíritu Santo. ¿Cómo creerle a un guía espiritual que
desconoce la verdad del evangelio?
Es triste escuchar a un
creyente decir que tiene que ganarse el perdón de Dios a través de su
comportamiento. Eso lo aprendió de su guía espiritual y es algo que nunca podrá
suceder, porque la salvación es por gracia, no por obras para que nadie se
gloríe (Efesios 2:8-9).
Juan
14:6 Jesús les dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida.
Jesús es el único camino
al cielo, si mediante algún esfuerzo humano pudiéramos avanzar un paso en la
escalera hacia el cielo, entonces por demás murió Cristo (Gálatas 2:21).
La falta de conocimiento abunda en el
cristianismo, y esa falta de conocimiento está enviando a los creyentes al
infierno.
1 Timoteo 2:5 Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y
los hombres, Jesucristo hombre,
¿Por qué millones de creyentes le piden a los santos católicos y a las vírgenes? Porque eso fue
lo que les enseñaron sus guías ciegos, no fue algo que leyeron en la palabra de
Dios, porque ella dice que solamente hay un mediador y ese es Cristo Jesús.
La visión espiritual es un milagro del cielo que se
obtiene por gracia. Esto significa
que aquel “que ve la verdad” ha
experimentado el milagro de recibir la vista, inmerecidamente y sin esfuerzo
alguno.
La vida espiritual se
inicia “viendo”. Cualquiera que enseña
la palabra de Dios, tiene primero que haber recibido ese milagro. Y su obra de edificación depende por completo
de que ese mismo milagro se produzca en todo aquel que lo escuche.
Es aquí donde el “verdadero maestro” llega a ser tan “necio”, porque a no ser que este milagro
se lleve a cabo, su enseñanza será
totalmente vana.
Por su parte, el que
escucha debe pedirle al Espíritu Santo que le abra sus ojos y sus oídos
espirituales, para que pueda ver y
escuchar lo que Dios tiene que decirle.
Marcos 8:23 Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la
aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si
veía algo. 8:24 El, mirando, dijo:
Veo los hombres como árboles, pero los veo que andan.
Todos somos ciegos espirituales
de nacimiento. Cuando por gracia recibimos el milagro de la vista, significa
que hemos sido lavados de todos nuestros pecados en las aguas del bautismo (Hechos 2:38). Solo y hasta entonces podemos
ver, pero solamente un poquito, vemos a los “hombres como árboles que andan”.
Si queremos ver mejor,
debemos alimentarnos diariamente de la palabra de Dios (Mateo 4:4). Al principio
sólo vemos un poco, tanto en profundidad como en alcance, y de manera imperfecta. Se requiere uno y otro
toque del cielo para que podamos ver las cosas un poco más claras.
Marcos
8:25 Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase; y
fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos.
Necesitamos santificarnos
a través de la lectura de la palabra de
Dios (Juan 17:17) para que el Señor
ponga sus manos nuevamente sobre nosotros, y que de esa manera nuestra vista
sea restablecida totalmente y podamos ver de lejos y claramente.
Si las personas no
fueran analfabetas, se darían cuenta que Dios considera que darle gloria a las
imágenes es maldad y él castiga esa maldad hasta en cuatro generaciones (Éxodo 20:4-5).
Si no fueran
analfabetas, se darían cuenta que
solamente hay un mediador entre Dios y los hombres y ese mediador no es
Buda, no es Mahoma, no es la Virgen María, ni ningún santo católico, que ese
único mediador es Nuestro Señor Jesucristo.
Si no fueran
analfabetas, se darían cuenta que la salvación no se logra a través del comportamiento personal, se logra
por gracia, por medio de la fe; y
esto no es algo que podemos lograr, es
un regalo de Dios, no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9).
Si no fueran
analfabetas, se darían cuenta que nadie puede considerarse salvo por tan solo
creer en Cristo; que además de creer en Cristo, debe ser sepultado con Cristo en el bautismo para ser perdonado de sus pecados y deshacerse de
su naturaleza pecaminosa (Marcos 16:16,
Romanos 6:3-5, Hechos 2:38, Colosenses 2:11-12).
Si no fueran analfabetas
se darían cuenta que no todos los
creyentes bautizados serán parte del arrebato de la iglesia, sino solamente
aquellos que viven para Cristo (2
Corintios 5:15), que los no producen
fruto serán pasados por fuego (1
Corintios 3:15), es decir se quedarán a la gran tribulación.
Si no fueran
analfabetas, se darían cuenta que Jesús no edificó ninguna religión, que lo que
Jesús edificó fue su iglesia y la iglesia no es una religión ni tampoco un
templo, la iglesia es el cuerpo de
Cristo (Efesios 4:12) y el cuerpo de Cristo son todos los creyentes
salvos.
Si no fueran analfabetas
se darían cuenta que el evangelio de la
prosperidad es una estafa de los mercaderes de la religión, se darían
cuenta que Jesús nos mandó a hacer
riquezas en el cielo, no a hacer riquezas en la tierra (Mateo 6:19-20), se darían cuenta que el
mandato divino es que estemos conformes
con sustento y abrigo (1 Timoteo 6:8).
Si no fueran
analfabetas, se darían cuenta que para bautizarnos no necesitamos pertenecer a
ninguna religión ni llevar ningún curso especial, que lo diga el etíope eunuco (Hechos 8:26-40).
No hay conocimiento espiritual, todos aquellos que no estudian la palabra de Dios, sino que se
dejan llevar por lo que les enseñan sus líderes espirituales, sin comprobar si
lo que les enseñan es una verdad serán destruidos.
Hace poco una persona
escribió en el Facebook: “soy católico,
seguiré católico y moriré católico, así que sepan que no recibo a los de
ninguna otra religión”, en otras palabras heredó una religión y morirá con
ella sin investigar si esa religión es falsa o verdadera. Lo mismo ocurre con
los protestantes: “soy bautista y nadie
me saca de allí”, o “soy mormón y
nadie me hará cambiar de idea”.
No se han dado cuenta
que lo que está en juego es la salvación.
Yo puedo seguir a un equipo de futbol, a un equipo de baloncesto o de cualquier
deporte y eso no va a afectar mi salvación, pero si estoy siguiendo una
enseñanza equivocada en cuanto a mi salvación, eso sí es peligroso, no
solamente para mí, sino para aquellos que van a heredar mi mentira.
Millones de personas van
al infierno luego de dejar esta vida, porque su orgullo religioso les impidió
abrir los ojos a la verdad. Pero no
sucedía así con los de Berea:
Hechos 17:10 Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a
Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los
judíos. 17:11 Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues
recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras
para ver si estas cosas eran así.
Pablo y Silas llegaron a
Berea a predicar el evangelio en la sinagoga de los judíos. Y los presentes
recibieron la palabra con toda solicitud, no
sin antes escrudiñar las escrituras para ver si lo que les enseñaban era la
verdad.
Hechos 7:12 Así que creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de
distinción, y no pocos hombres.
Los de Berea no
aceptaron ni tampoco rechazaron el mensaje del apóstol Pablo a primera vista,
sino que, luego de escucharlo, se aseguraron de que lo que les enseñaba estaba
escrito en la palabra de Dios. Eso produjo que muchos hombres y muchas mujeres
griegas de distinción creyeran el evangelio.
1ª Pedro 3:15 santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad
siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante
todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;
Todo aquel que se diga
cristiano, debería ser como los de Berea, escrudiñando las escrituras todos los
días, para poder defender el evangelio.
Apocalipsis 3:18 Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado
en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se
descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que
veas.
También hay muchos
creyentes que veían, pero han perdido su visión espiritual. Estos poseyeron
visión alguna vez, pero ahora están ciegos, su vanidad los cegó. Lo peor de
todo es que creen que ven
correctamente. Esta era la tragedia de
la iglesia de Laodicea y es la
tragedia de la mayoría de iglesias cristianas de la actualidad.
Jeremías 17:5 Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el
hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová.
Las iglesias como la de
Laodicea están compuestas por creyentes y dirigentes tibios (Apocalipsis 3:15), que creen en la
palabra de Dios, pero también creen en la palabra del hombre. Y Dios ha dicho “maldito aquel que confía en el hombre”. Los
que creen en la palabra del hombre son los que se dejan engañar por los
pervertidores del evangelio y le creen más al hombre que a Dios.
Números 22:23 Y el asna vio al ángel de Jehová, que estaba en el camino
con su espada desnuda en su mano; y se apartó el asna del camino, e iba por el
campo. Entonces azotó Balaam al asna para hacerla volver al camino.
Hay profetas como Balaam,
quien cegado por la ganancia, o la perspectiva de ganancia, fue incapaz de ver
al ángel en el camino, y estuvo a punto
de quedar tirado en él.
Como Balaam hay muchos
profetas en el cristianismo, que no se
conforman a las palabras de Jesús (1
Timoteo 6:3), y cegados por la vanidad cambian la palabra de Dios por la
palabra del hombre enseñando un evangelio adulterado.
Hechos 9:8 Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no
veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco, 9:9
donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.
Saulo de Tarso tenía una ceguera ocasionada por la tradición y por lo establecido en el
mundo religioso. Hay muchos creyentes como Saulo, unos se hacen llamar
católicos y otros evangélicos. Si usted le advierte a un católico que no debe
venerar imágenes, inmediatamente se molesta, y defiende celosamente su
tradición religiosa, porque padece de ceguera espiritual y no puede ver la
verdad. Era lo que sucedía con Pablo,
que hasta llegó a matar por ese celo religioso acerca del cual tuvo que decir
más adelante: “Yo ciertamente había
creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret” (Hechos 26:9).
Qué tremendo giro tuvo
la vida de Pablo cuando “pudo ver”;
entonces tuvo conocimiento y descubrió
que lo que defendía apasionadamente para agradar a Dios, cumplía un efecto
totalmente inverso y no era al camino de la verdad.
Dios quiera que todos
aquellos que están ciegos por la religión, “puedan
ver”. La historia de Saulo de Tarso está descrita con detalle, como una
permanente advertencia para todos aquellos que defienden celosamente las
doctrinas religiosas que vienen del hombre y no de Dios.
Para que los ojos
espirituales de Pablo fueran abiertos,
Dios tuvo que cegar sus ojos naturales. Esto nos enseña que es necesario
que muchos de nosotros seamos cegados de nuestros ojos naturales, lo que implica
pasar por un proceso disciplinario y doloroso de parte del Señor.
Hechos 26:15 Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo
soy Jesús, a quien tú persigues. 26:16 Pero levántate, y ponte sobre tus pies;
porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las
cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti,26:17 librándote de
tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío,26:18 para que abras sus
ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de
Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y
herencia entre los santificados.
Note usted que la
comisión que Dios le dio a Pablo, estaba enteramente relacionada con los ojos.
Dios lo envió para que a través de su
predicación, los ojos de los gentiles fueran abiertos y se convirtieran de las
tinieblas a la luz y de la potestad de
Satanás a Dios, para que recibieran perdón de pecados y herencia entre los
santificados.
Perder la visión
espiritual es perder el carácter sobrenatural de la vida espiritual y ello
conduce al estado de Laodicea.
Si eres tibio y le crees
tanto o menos a Dios como al hombre,
Jesús te vomitará. Y que Jesús te
vomite solo una cosa lo explica, que has dejado tu lugar celestial para
descender a la tierra, por culpa de la religiosidad.
Apocalipsis 3:18 Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro
refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y
que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio,
para que veas.
El consejo del Señor es
que los creyentes tibios compren de él oro refinado y vestiduras blancas para
vestirse. La religiosidad los ha dejado desnudos, pero aún tienen oportunidad.
Hay falta de
conocimiento, hay demasiada ceguera espiritual y la necesidad de ver es tan
grande y terrible, que no habrá ninguna esperanza hasta tanto no se supla esa
necesidad.
La esperanza depende de
se levanten creyentes que puedan llevar el colirio, para que los que han
perdido la visión, puedan adquirir de
Jesús el oro refinado y las vestiduras blancas, y pueden decir “ahora veo”.
El oro refinado hace referencia a la verdad absoluta de Dios y las
vestiduras blancas a la salvación. Los creyentes que han perdido la visión,
deben recuperarla a través del colirio de la palabra de Dios. No estamos
hablando de una nueva enseñanza, sino de volver a la verdadera enseñanza que se
encuentra en la palabra de Dios, sin agregarle ni quitarle una sola coma.
2 Corintios 4:3 Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los
que se pierden está encubierto; 4:4 en los cuales el dios de este siglo cegó el
entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del
evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. 4:5 Porque no
nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros
como vuestros siervos por amor de Jesús. 4:6 Porque Dios, que mandó que de las
tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones,
para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.
Satanás ha usado la
religión para cegar a los incrédulos y
éstos no son necesariamente los que no creen en Cristo, sino los creyentes en Cristo
que no creen en la palabra de Dios. Hay
muchos creyentes incrédulos que creen más en la palabra del hombre que en la
palabra de Dios. Eva le creyó al diablo y no a Dios y las consecuencias han
sido funestas. De igual manera, millones de creyentes siguen creyéndole al hombre
y no a Dios y su falta de conocimiento
los destruirá a su tiempo. El motivo
de este mensaje es ofrecerles el colirio de la palabra de Dios a la
mayor cantidad de personas posibles para
intentar evitar que eso les suceda.
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