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El diablo atacó con todo a
Job, primero acabó con todos sus bienes, luego le dio muerte a sus hijos y por
último lo hirió con una llaga en todo su cuerpo. Lo que extraña, es que todo lo
hizo con el permiso de Dios ¿Por qué
Dios lo permitió? Esa es la pregunta que todos se hacen, y es el gran dilema
que trataremos de descifrar:
Job 1:1 Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre
perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal. 1:2 Y le nacieron siete
hijos y tres hijas. 1:3 Su hacienda era siete mil ovejas, tres mil camellos,
quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas, y muchísimos criados; y era
aquel varón más grande que todos los orientales.
El libro de Job nos cuenta la
historia de un varón de la tierra de Uz, y nos dice que era un hombre perfecto
y recto, temeroso de Dios, apartado del mal y a la vez muy rico. Algunos dicen
que Job no existió, que el libro es una novela, sin embargo en Ezequiel 14:14, Dios reconoce que Job existió
y dice que si por culpa del pecado tuviera que raer a todos los hombres de la
tierra, únicamente tres se salvarían por su propia justicia y uno de ellos es
Job. Esto nos da una idea del concepto
que Dios tiene de este hombre.
Job 1:4 E iban sus hijos y hacían banquetes en sus casas, cada uno en
su día; y enviaban a llamar a sus tres hermanas para que comiesen y bebiesen
con ellos. 1:5 Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite,
Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos
conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis
hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones. De esta manera hacía
todos los días.
Los hijos de Job hacían
fiestas que duraban varios días, y Job vivía “temeroso” de que sus hijos hubiesen pecado contra Dios, así, que
una vez que pasaba la fiesta, ofrecía
holocaustos a Dios para el perdón de los pecados de sus hijos.
Job 1:8 Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job,
que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios
y apartado del mal? 1:9 Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a
Dios de balde? 1:10 ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo
que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes
han aumentado sobre la tierra. 1:11 Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo
que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia.
Mientras que en la tierra los hijos de Job se
enfiestaban y él ofrecía holocaustos a Dios para que perdonara sus pecados, en el cielo Dios recibía a Satanás y
sostenía una conversación con él. De esa conversación, podemos deducir que
Satanás le hizo ver a Dios, que el hombre
les es fiel únicamente por conveniencia. Su filosofía, en cuanto a
nosotros, es que nos hacemos creyentes
por temor de ir al infierno o para
obtener cosas de Dios, no por otra cosa.
Dios pone a Job de ejemplo
para hacerle ver a Satanás que está equivocado. Satanás mantiene su filosofía y
reta a Dios: “quítale lo que tiene a ver si no blasfema contra ti”.
Job 1:12 Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu
mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de
Jehová.
Dios tenía un vallado
alrededor de Job, pero se ve comprometido y quita el vallado para probarle a
Satanás, que Job no le es fiel por conveniencia. De pronto, Job pasó a ser el campo de pruebas entre el
bien y el mal.
Job 1:13 Y un día aconteció que sus hijos e hijas comían y bebían vino
en casa de su hermano el primogénito, 1:14 y vino un mensajero a Job, y le dijo:
Estaban arando los bueyes, y las asnas paciendo cerca de ellos, 1:15 y
acometieron los sabeos y los tomaron, y mataron a los criados a filo de espada;
solamente escapé yo para darte la noticia. 1:16 Aún estaba éste hablando,
cuando vino otro que dijo: Fuego de Dios cayó del cielo, que quemó las ovejas y
a los pastores, y los consumió; solamente escapé yo para darte la noticia. 1:17
Todavía estaba éste hablando, y vino otro que dijo: Los caldeos hicieron tres
escuadrones, y arremetieron contra los camellos y se los llevaron, y mataron a
los criados a filo de espada; y solamente escapé yo para darte la noticia. 1:18
Entre tanto que éste hablaba, vino otro que dijo: Tus hijos y tus hijas estaban
comiendo y bebiendo vino en casa de su hermano el primogénito; 1:19 y un gran
viento vino del lado del desierto y azotó las cuatro esquinas de la casa, la
cual cayó sobre los jóvenes, y murieron; y solamente escapé yo para darte la
noticia.
Satanás va con todo, primero usó a los sabeos para robar las asnas,
los bueyes y matar a los criados.
Seguidamente, hizo que cayera fuego del
cielo y acabó con las ovejas y los pastores. Posteriormente utilizó a los
caldeos para robar los camellos y matar a otros criados. Luego envió un viento que destruyó la casa del
primogénito y mató a todos los hijos de Job.
Aquí se revela que el diablo manipula a las personas para que nos
ataquen sin motivo. Pero no solo eso, también tiene poder para manipular la atmósfera haciendo que los vientos soplen
con mayor fuerza y en cierta dirección o que caiga quizás un aerolito del cielo.
Y los hombres culpan a Dios, tal y como lo hizo el mensajero de Job (Verso 16).
Pero, lo más importante de
todo es que Satanás necesita el permiso
de Dios para actuar sobre los creyentes. Sin el permiso de Dios Satanás no
hubiese podido causarle ningún daño a Job.
Y esa es la pregunta que se hace Job ¿Por qué Señor? ¿Por qué permites
que me ocurran estas cosas si yo trato de agradarte y no le hago mal a nadie?
Ya leímos, que Dios permitió que eso sucediera, para probar
la fidelidad de Job, para probarle al diablo que Job no era un simple creyente por
conveniencia.
Y la enseñanza que nos deja
este primer capítulo, es que en “cada prueba” a que nos veamos sometidos,
nuestra fidelidad glorifica a Dios,
pero nuestro fracaso le da razón a
Satanás.
En un momento, el rico Job se
volvió pobre, perdió a sus siete hijos varones y sus tres hijas hembras, lo que
fue una prueba de dimensiones enormes.
Job 1:20 Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza,
y se postró en tierra y adoró, 1:21 y dijo: Desnudo salí del vientre de mi
madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de
Jehová bendito.
Job pensó que Dios estaba
detrás de esos sucesos, lo sabemos porque dice “Jehová dio, Jehová quitó”, sin
embargo no blasfemó contra Dios, sino que lo bendijo, creyendo que había una razón para todo ello.
El comportamiento de Job debe
de haber desconcertado al diablo, es posible que no creyera lo que estaba viendo,
pero no se rindió, y le pidió a Dios una segunda oportunidad, que consistía en
atacar a Job en su cuerpo.
Job 2:6 Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas
guarda su vida.
Dios aceptó la segunda prueba,
pero le ordenó a Satanás que no tocara la
vida de Job.
Job 2:7 Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job
con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza.
Satanás atacó a Job
provocándole una sarna maligna, que le cubrió todo su cuerpo. Se nos revela que
además de manipular a las personas y la atmósfera, Satanás también puede causar
muchas enfermedades.
Algunas enfermedades son culpa
nuestra, por descuidos en la alimentación, en la salud o por el pecado. Pero
muchas enfermedades son ataques directos del diablo.
Es posible que Job orara por
su sanidad, pero esta no vino inmediatamente y eso lo tiene que haber
desesperado. Son muchas las veces, que oramos
por sanidad y ésta no viene de inmediato, entonces creemos que nos falta fe, o que Dios no nos escucha y nos llenamos de desesperanza. Sin embargo, al leer el libro de Job,
aprendemos que no es necesariamente eso, sino que Dios permite el alargue porque
quizás es estamos bajo prueba y debemos
dar tiempo que la prueba termine. ¿Cómo reaccionó Job a esta segunda
prueba? Mientras se escuchaba la risa burlona del infierno, Job continuó
aferrado al Señor:
Job 2:9 Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice
a Dios, y muérete. 2:10 Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las
mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo
recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.
Hasta ese momento la esposa de
Job lo había apoyado. Ella era lo único que le quedaba, pero el perder a sus
hijos, pasar en un momento de la riqueza a la pobreza y ver a su esposo
cubierto de sarna revolcándose en las cenizas, fue demasiado para ella ¿Qué hubiese hecho usted? La fe de
la mujer de Job se desmoronó y le pidió a su marido que maldijera a Dios. Pero ¿Qué
hizo Job? Le dijo que era una mujer fatua de las que hay muchas.
La fidelidad e integridad de
Job fue probada en todas las áreas de su vida, Satanás
pensó salir victorioso pero salió
con el rabo entre las piernas, pero Dios fue glorificado. Yo imagino
a Dios y
a los ángeles levantando las manos y celebrando la
victoria.
Los amigos y conocidos de
Job comenzaron a murmurar. Pensaban que
algo malo tenía que haber hecho Job para que le sucediera semejante desgracia.
¿Cuántas veces hemos escuchado esa frase o cuántas veces ha salido de nuestras
propias bocas?
Job 2:11 Y tres amigos de Job, Elifaz temanita, Bildad suhita, y Zofar
naamatita, luego que oyeron todo este mal que le había sobrevenido, vinieron
cada uno de su lugar; porque habían convenido en venir juntos para condolerse
de él y para consolarle. 2:12 Los cuales, alzando los ojos desde lejos, no lo
conocieron, y lloraron a gritos; y cada uno de ellos rasgó su manto, y los tres
esparcieron polvo sobre sus cabezas hacia el cielo. 2:13 Así se sentaron con él
en tierra por siete días y siete noches, y ninguno le hablaba palabra, porque
veían que su dolor era muy grande
Y tres “amigos” llegaron a
consolarlo, se sentaron con él por 7 días y 7 noches sin hablar palabra alguna.
Después de esos 7 días, Job irrumpe en lamento y maldijo el día en que nació (Capítulo
3). En ese momento, es que se inicia
el drama, es cuando el libro alcanza un contenido universal tremendo, porque desenmascara a la humanidad.
Sus supuestos amigos sueltan
las lenguas y queda al descubierto el verdadero
propósito de su visita: la crítica y
los señalamientos. La sabiduría humana sale a flote, porque el hombre cree
que todo lo sabe, y todo lo cuestiona.
Job 4:1 Entonces respondió Elifaz temanita, y dijo: 4:2 Si probáremos a
hablarte, te será molesto; Pero ¿quién podrá detener las palabras? 4:3 He aquí,
tú enseñabas a muchos, Y fortalecías las manos débiles; 4:4 Al que tropezaba
enderezaban tus palabras, Y esforzabas las rodillas que decaían. 4:5 Mas ahora
que el mal ha venido sobre ti, te desalientas; Y cuando ha llegado hasta ti, te
turbas. 4:6 ¿No es tu temor a Dios tu confianza? ¿No es tu esperanza la
integridad de tus caminos?
Job es criticado por su falta de fe. “¿Dónde
está tu confianza en Dios?”, Le dicen. “No
es cierto que fortalecías a los débiles y les hablabas de fe, pero ahora que es
tu turno, maldices”. Y Job se defiende: “¿Acaso
gime el asno montés junto a la hierba? O ¿Muge el buey junto a su pasto?” (Job 6:5). Lo que Job está diciendo, es
que nadie se queja cuando todo marcha bien y que hay que estar en los zapatos
del que sufre. Aunque, lo que hacemos generalmente es señalar y acusar al que sufre. “Se lo merece por pecador, se lo buscó”,
y cosas semejantes, es lo que sale de nuestra boca, la cual parece un caballo
desbocado.
Job 7:19 ¿Hasta cuándo no apartarás de mí tu mirada, Y no me soltarás
siquiera hasta que trague mi saliva? 7:20 Si he pecado, ¿qué puedo hacerte a
ti, oh Guarda de los hombres? ¿Por qué me pones por blanco tuyo, Hasta
convertirme en una carga para mí mismo? 7:21 ¿Y por qué no quitas mi rebelión,
y perdonas mi iniquidad? Porque ahora dormiré en el polvo, Y si me buscares de
mañana, ya no existiré.
Seguidamente, Job le reclama a Dios: ¿Por qué me pones de
blanco tuyo? ¿Si he pecado, por qué no me perdonas? La pregunta que millones de
creyentes se hacen todos los días.
Job 8:1 Respondió Bildad suhita, y dijo: 8:2 ¿Hasta cuándo hablarás
tales cosas, Y las palabras de tu boca serán como viento impetuoso? 8:3 ¿Acaso
torcerá Dios el derecho, O pervertirá el Todopoderoso la justicia? 8:4 Si tus
hijos pecaron contra él, El los echó en el lugar de su pecado. 8:5 Si tú de
mañana buscares a Dios, Y rogares al Todopoderoso; 8:6 Si fueres limpio y
recto, Ciertamente luego se despertará por ti, Y hará próspera la morada de tu
justicia.
Los “amigos” continúan con sus señalamientos e increpan a Job por
reclamarle a Dios. Ellos no tienen duda
que el castigo de Job es merecido, argumentando que Dios no comete
injusticias. Y están seguros de la causa:
el pecado de sus hijos.
Lo que sus amigos están
diciendo es que Job estaba pagando por su alcahuetería.
Entonces le dice que si buscara a Dios, él lo redimiría, dando a entender que
Job no lo busca sino que solamente le reclama.
En sus tres amigos, Job
experimentó, lo despiadada que es la
lengua de los hombres, y que la
verdadera amistad no existe porque el amigo te apoya, no te critica ni te
señala de esa manera.
Job 12:1 Respondió entonces Job, diciendo: 12:2 Ciertamente vosotros
sois el pueblo, Y con vosotros morirá la sabiduría. 12:3 También tengo yo
entendimiento como vosotros; No soy yo menos que vosotros; ¿Y quién habrá que
no pueda decir otro tanto? 12:4 Yo soy uno de quien su amigo se mofa, Que
invoca a Dios, y él le responde; Con todo, el justo y perfecto es escarnecido.
12:5 Aquel cuyos pies van a resbalar Es como una lámpara despreciada de aquel
que está a sus anchas. 12:6 Prosperan las tiendas de los ladrones, Y los que
provocan a Dios viven seguros, En cuyas manos él ha puesto cuanto tienen.
Pero Job replica: “Ustedes se creen los dueños de la verdad y
no saben nada. No se han dado cuenta que las tiendas de los ladrones prosperan
y los que provocan a Dios viven seguro”, les dice Job.
Que cierto lo que dice Job, constantemente
vemos a verdaderos hijos de Dios sufriendo penurias, mientras que los
narcotraficantes y delincuentes se
dan la gran vida. La respuesta está en el siguiente
pasaje de la Biblia:
Hebreos Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes
cuando eres reprendido por él; 12:6 Porque el Señor al que ama, disciplina, Y
azota a todo el que recibe por hijo. 12:7 Si soportáis la disciplina, Dios os
trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? 12:8
Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes,
entonces sois bastardos, y no hijos.
El Señor disciplina y prueba únicamente a sus hijos, él no se mete con los
bastardos, de hecho, éstos recibirán su pago
después de la muerte cuando sean enviados al infierno. Así que regocíjate y alaba a Dios cuando estés
pasando por una prueba, porque esa prueba es una garantía de que eres Hijo de
Dios. De hecho, Satanás no acudió a Dios para decirle que probara a un
incrédulo, sino a un hombre amado por Dios.
Romanos 8:18 Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo
presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de
manifestarse.
Las aflicciones del tiempo
presente no se comparan con la gloria venidera que ha de manifestarse en los
hijos de Dios, tómalo en cuenta y no te rindas cuando estés siendo probado.
Job 13:22 Llama luego, y yo responderé; O yo hablaré, y respóndeme tú.
13:23 ¿Cuántas iniquidades y pecados tengo yo? Hazme entender mi transgresión y
mi pecado. 13:24 ¿Por qué escondes tu rostro, Y me cuentas por tu enemigo?
Job les dice a “sus amigos”
que se callen, que ya no hablen porque ellos no saben las respuestas ,que el
único que sabe las respuesta es Dios y que lo que desea es hablar con él, pero Dios se esconde y no le da la cara.
Job 16:11 Me ha entregado Dios al mentiroso, Y en las manos de los
impíos me hizo caer. 16:12 Próspero estaba, y me desmenuzó; Me arrebató por la
cerviz y me despedazó, Y me puso por blanco suyo.
Luego, como revelado del
cielo, Job entiende que no es Dios
el que le ha ocasionado tanto, sino que todo es culpa del mentiroso diablo,
pero también tiene claro que Dios
se lo permitió.
Job 19:23 ¡Quién diese ahora que mis palabras fuesen escritas! ¡Quién
diese que se escribiesen en un libro; 19:24 Que con cincel de hierro y con
plomo. Fuesen esculpidas en piedra para siempre! 19:25 Yo sé que mi Redentor
vive, Y al fin se levantará sobre el polvo; 19:26 Y después de deshecha esta mi
piel, En mi carne he de ver a Dios.
Job quería que sus palabras se
escribieran en un libro para siempre. Y Así sucedió ¿Quién lo hizo? No lo
sabemos, pero sus palabras quedaron escritas para siempre y brillan para
nosotros como un rayo de luz en medio de las tinieblas.
Cuando ya Job no tenía nada ni
a nadie, cuando ya no podía decir "es
mío", entonces exclamó triunfante: "Yo sé que mi Redentor vive".
Job dejó de orar, dejó de quejarse para declarar su victoria en el Señor, a
sabiendas de que el Señor vive y tiene el control. Eso es lo que tenemos que
hacer, primero oramos y luego nos dedicamos a declarar la victoria
y a proferir alabanzas. Si seguimos orando por lo mismo, es porque no creemos
en que el Señor ya nos escuchó y que la victoria se avecina. Las alabanzas
son las trompetas de Dios que
anuncian la victoria y al sonido de las mismas, Satanás saldrá despavorido
y nos dejará en paz.
Job 32:1 Cesaron estos tres varones de responder a Job, por cuanto él
era justo a sus propios ojos. 32:2 Entonces Eliú hijo de Baraquel buzita, de la
familia de Ram, se encendió en ira contra Job; se encendió en ira, por cuanto
se justificaba a sí mismo más que a Dios. 32:3 Asimismo se encendió en ira
contra sus tres amigos, porque no hallaban qué responder, aunque habían
condenado a Job. 32:4 Y Eliú había esperado a Job en la disputa, porque los
otros eran más viejos que él. 32:5 Pero viendo Eliú que no había respuesta en
la boca de aquellos tres varones, se encendió en ira. 32:6 Y respondió Eliú
hijo de Baraquel buzita, y dijo: Yo soy joven, y vosotros ancianos; Por tanto,
he tenido miedo, y he temido declararos mi opinión. 32:7 Yo decía: Los días
hablarán, Y la muchedumbre de años declarará sabiduría. 32:8 Ciertamente
espíritu hay en el hombre, Y el soplo del Omnipotente le hace que entienda.
32:9 No son los sabios los de mucha edad, Ni los ancianos entienden el derecho.
32:10 Por tanto, yo dije: Escuchadme; Declararé yo también mi sabiduría. 32:11
He aquí yo he esperado a vuestras razones, He escuchado vuestros argumentos, En
tanto que buscabais palabras. 32:12 Os he prestado atención, Y he aquí que no
hay de vosotros quien redarguya a Job, Y responda a sus razones.
Al que no quiere caldo, cuatro
tazas. Después de que sus tres supuestos amigos habían juzgado a Job, aparece
en escena un joven llamado Eliú, que durante todo ese tiempo había estado
escuchando. “Como ustedes eran viejos y
yo joven, he estado callado, porque creía que tenían sabiduría, pero no hay
sabiduría en ustedes, no son los sabios los de mucha edad. Los he escuchado y
ninguno de ustedes ha encontrado una respuesta a las aflicciones de Job”,
dijo Eliú.
Entonces defiende a Job de sus
críticos pero lo censura por su queja. Y en su gran discurso concluye que Dios permite que las cosas
pasen por algo. Pero él tampoco sabe la respuesta.
Job 38:1 Entonces respondió Jehová a Job desde un torbellino, y dijo:
38:2 ¿Quién es ése que oscurece el consejo Con palabras sin sabiduría? 38:3
Ahora ciñe como varón tus lomos; Yo te preguntaré, y tú me contestarás. 38:4
¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? Házmelo saber, si tienes
inteligencia. 38:5 ¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes? ¿O quién extendió
sobre ella cordel? 38:6 ¿Sobre qué están fundadas sus bases? ¿O quién puso su
piedra angular, 38:7 Cuando alababan todas las estrellas del alba, Y se
regocijaban todos los hijos de Dios? 38:8 ¿Quién encerró con puertas el mar,
Cuando se derramaba saliéndose de su seno, 38:9 Cuando puse yo nubes por
vestidura suya, Y por su faja oscuridad, 38:10 Y establecí sobre él mi decreto,
Le puse puertas y cerrojo, 38:11 Y dije: Hasta aquí llegarás, y no pasarás
adelante, Y ahí parará el orgullo de tus olas? 38:12 ¿Has mandado tú a la
mañana en tus días? ¿Has mostrado al alba su lugar, 38:13 Para que ocupe los
fines de la tierra, Y para que sean sacudidos de ella los impíos? 38:14 Ella
muda luego de aspecto como barro bajo el sello, Y viene a estar como con
vestidura; 38:15 Mas la luz de los impíos es quitada de ellos, Y el brazo
enaltecido es quebrantado. 38:16 ¿Has entrado tú hasta las fuentes del mar, Y has
andado escudriñando el abismo? 38:17 ¿Te han sido descubiertas las puertas de
la muerte, Y has visto las puertas de la sombra de muerte? 38:18 ¿Has
considerado tú hasta las anchuras de la tierra? Declara si sabes todo esto.
De repente, en un torbellino aparece Dios y dice: "Has estado diciendo que me he estado
ocultando y que no he querido discutir contigo. ¿Quieres argumentar tu caso?
Está bien. Primero permíteme poner a prueba tu capacidad. Tengo aquí una lista
de preguntas que me gustaría hacerte. Si sabes las respuestas a estas preguntas
tan sencillas, entonces podemos discutir”.
Dios pregunta sobre cosas
inmensamente complejas: ¿Dónde estabas
cuando la creación? ¿Quién ordenó
las medidas de la tierra? ¿Por qué el mar no se sale? ¿Por qué el día dura lo
que dura? ¿Qué hay en el fondo del mar? Son
muchas las preguntas y Job no tiene las respuestas.
1 Corintios 3:19 Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para
con Dios; pues escrito está: El prende a los sabios en la astucia de ellos.
Si vemos el canal History
Channel, escuchamos a los sabios de este mundo, hablando acerca de la edad de
la tierra, que descendemos de extraterrestres, de cómo se formó el universo,
cientos de argumentos humanos que no son más que estupideces. No sabemos
absolutamente nada, al menos que Dios nos lo haya revelado.
1 Corintios 13:12 Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces
veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui
conocido.
Ahora vemos oscuramente, es
muy poco lo que nos revela la palabra de
Dios. Solamente cuando estemos cara a cara con el Padre, solo entonces,
comprenderemos muchas cosas que ahora no podemos comprender. La sabiduría humana es insensatez para Dios,
el hombre no está capacitado para responder una sola pregunta a Dios y Job así lo comprende:
Job 42:3 ¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento? Por
tanto, yo hablaba lo que no entendía; Cosas demasiado maravillosas para mí, que
yo no comprendía. 42:4 Oye, te ruego, y hablaré; Te preguntaré, y tú me
enseñarás. 42:5 De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven. 42:6 Por
tanto me aborrezco, Y me arrepiento en polvo y ceniza.
“Yo hablaba lo que no entendía, me aborrezco”, dice Job. “En un
futuro, “te preguntaré y tú me enseñarás”. Eso es lo que tenemos
que hacer, acudir ante el que tiene las respuestas con humildad de corazón, y
Él nos dará la salid.
Al final del libro, Dios les
dice a los amigos de Job, que ofrezcan holocaustos para perdonarlos, porque han
hablado lo que no saben. Que vayan a dónde Job para que él ore por ellos (Job 42:7-9). Y luego que hubieron
orado, Dios sanó a Job y le devolvió el doble de todo lo que tenía. Y vivió Job 140 años más y disfruto hasta de
sus tataranietos (Job 42:10-17).
CONCLUSIÓN
Algunos estudiosos enseñan que
Dios permitió el sufrimiento de Job debido
a dos cosas: al temor. Que él
mismo Job lo reconoce al decir: “el
temor que me espantaba me ha venido, Y me ha acontecido lo que yo temía. No he
tenido paz, no me aseguré, ni estuve reposado” (Job 3:25-26). También le achacan su alcahuetería, que en lugar de pedir perdón por los pecados de sus
hijos, Job debió reprenderlos.
Es muy cierto que el temor le abre la puerta al diablo y
que la alcahuetería también, porque el
que alcahuetea es tan culpable como el infractor. Pero, lo cierto del caso, es
que Dios permitió todo ese sufrimiento
para callarle la boca al diablo y glorificarse en Job. Job solamente fue el campo de prueba y no el causante de su
sufrimiento.
El libro nos enseña, que Dios
es soberano y tiene todo el derecho a usarnos para llevar a cabo sus
propósitos. En otras palabras, Dios no
existe para el hombre, sino que el hombre existe para Dios.
Desgraciadamente, en una gran mayoría de congregaciones, el “evangelio de los evangélicos” ha venido
a sustituir “el evangelio de Cristo”, entonces enseñan que los creyentes son
los señores y Cristo es, el siervo que debe venir corriendo cuando ellos chasquean
los dedos para complacer sus deseos. El evangelio de Cristo enseña otra cosa:
2 Corintios 5:14 Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto:
que si uno murió por todos, luego todos murieron; 5:15 y por todos murió, para
que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó
por ellos.
El evangelio de Cristo dice
que él murió por nosotros para que nosotros vivamos para él. Estamos en la
tierra para servir, no para ser servidos. Debemos orar por los propósitos de
Dios, no por los nuestros. Debemos buscar el reino de Dios, no que el reino de
Dios nos busque. Simplemente, somos los
instrumentos de Dios, para que él pueda llevar a cabo sus propósitos.
Los verdaderos hombres de
Dios, son aquellos que sufren calamidades porque Dios los usa como campo de prueba o el diablo los
ataca porque destruyen su obra. Podemos desconfiar
de aquellos “hombres de Dios” que todo les sale bien y que el diablo no los
toca.
De algo puedes estar seguro, el diablo no ataca al que no trabaja en el Ministerio
de la reconciliación, ataca solamente al que trabaja. Y el diablo no ataca
a aquel que enseña la palabra del hombre sino a aquel cuya enseñanza se
fundamenta exclusivamente en la palabra de Dios.
La gran enseñanza, es que cuando seamos afligidos, no cuestionemos
a Dios. Quizás estemos siendo usados como campos de prueba, y eso es motivo de
mucha alegría. Si eso te sucede, levanta los brazos y exclama “mi redentor vive”.
Como ya lo dijimos, si eres un
creyente fiel, vas a tener aflicción, pero esa aflicción no se compara con la
gloria venidera que ha de manifestarse.
Hermosa Reflexion y aprendizaje de la conducta, pruebas que debemos pasar y como afrontarlas, sabiendo que para dios vivimos y solo a El serviremos
ResponderBorrarMuchas gracias por esta excelente enseñanza. Dios bendiga grandemente.