viernes, 9 de junio de 2017

LIBRE, LIBRE, LIBRE,,,

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Muchos cristianos no salen a bailar con sus  esposas, no cantan karaoke, no van al cine, no se divierten de manera alguna porque ven pecado y condenación en todo lo que hacen. El legalismo religioso ha puesto una venda en ellos para que no gocen de su libertad en Cristo.
Jesús dijo: “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:31-38) ¿Libres de qué? Libres de la condenación, libres del cumplimiento de la Ley, libres del pecado y de todo sacrificio por obtener el favor de Dios.
Ayer, siete de junio del 2017, una linda persona se dio cuenta de esa libertad que tenía y lo proclamó ante mí con gran alegría: “soy libre, libre, libre, de aquí en adelante viviré en libertad”. Eso me motivó para escribir este mensaje, con el propósito de que alguien más, aunque sea uno solo, pueda ver la verdad y vivir en libertad.
Y es que millones de creyentes creen que agradan a Dios esforzándose por “abstenerse” de esto o de aquello, pero en lugar de agradarlo lo desagradan porque lo único que agrada a Dios es la fe (Hebreos 11:6).
Esos creyentes ven satanismo en la música, en los juegos electrónicos y hasta en la comida. Hacen un gran esfuerzo para cumplir con los mandamientos de la ley de Moisés y con los mandamientos humanos de su religión. Como no pueden cumplir, en sus vidas abunda la amargura, la hipocresía, la  crítica y el señalamiento. 
Pero eso no es nuevo, viene desde los tiempos de la iglesia primitiva. Esa es la razón por la cual apóstol Pablo escribió la carta a los Gálatas, la cual es considerada como la “Proclama de emancipación” para el creyente.

Gálatas 1:6 Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. 1:7 No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo.

El apóstol Pablo estaba maravillado de lo que sucedía en la actual Francia. Él les había enseñado el evangelio de la libertad, pero alguien los perturbaba, enseñándoles otro evangelio.  En realidad no era otro evangelio, era el mismo evangelio de Jesús, pero mezclado con las exigencias del Viejo Pacto, como “guardar la ley de Moisés”.
No era un evangelio que de manera directa negara la gracia, pero si lo hacía de manera indirecta al colocarla en un segundo plano, porque lo más importante para este evangelio “manoseado” era cumplir la ley.  Y ese evangelio adulterado es el que se enseña en miles de congregaciones cristianas en el mundo.

Gálatas 1:8 Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. 1:9 Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.

El apóstol Pablo levanta la voz y expresa una y otra vez que tanto el que enseña como el que practica ese evangelio adulterado será maldecido por Dios.

Gálatas 3:10 Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.

Aquí se aclara el concepto, todos los que se tratan de justificar cumpliendo la ley, si no la cumplen se ponen bajo maldición porque la ley bendice al que la cumple (Deuteronomio 28:1-14) pero maldice al que la incumple (Deuteronomio 28:15-68)

Gálatas 1:10 Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.

Pablo aclara que no hay que buscar quedar bien con nadie cuando se trata de defender la verdad del evangelio. El que haga eso no es un verdadero siervo de Dios. Pablo se moriría de pena o de rabia si viviera en nuestra época, porque en el  99% de las iglesias cristianas lo que se enseña actualmente es la palabra del hombre adornada con algunos pocos versículos de la biblia y nadie hace nada al respecto.

Gálatas 2:14 Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar?

Pablo no se anduvo por las ramas y enfrentó apóstol Pedro, porque Pedro vivía en  la libertad del evangelio de Cristo, pero por temor a los judíos enseñaba a los gentiles a cumplir con la ley de Moisés.

Gálatas 2:16 sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.

Pablo se lo dijo claro: “el hombre no es justificado por las obras de la ley sino únicamente por la fe en Jesús”. En otras palabras: el hombre es justificado por lo que Jesús hizo en la cruz, no por lo que el hombre pueda hacer o dejar de hacer.
Imagine a usted a un desconocido como Pablo reprendiendo a  una de las columnas de la Iglesia”. Al escribir esto recuerdo a un pastor amigo, el cual  enseña que la salvación se recibe por fe, pero hay que hacer obras de justicia para mantenerse salvo. Un día lo encaré como hizo Pablo con Pedro y se molestó y me dijo  que le mostrara cuál mandamiento de la ley de Moisés él enseñaba que había que cumplir. Su vanidad no le permitía ver que el legalismo no se resume en cumplir con algún mandamiento de la ley de Moisés sino que el legalismo se manifiesta cada vez que hacemos cualquier cosa para justificarnos ante Dios. El legalismo procura hacer algo que ya Cristo hizo y es por lo tanto es el gran enemigo de la gracia.
Al igual que Pablo, cuando alguien esté ocultando alguna verdad del evangelio, no puedes quedarte callado, no importa que ese alguien tenga “prestigio” o que sea considerado “columna de la iglesia”, debes ir con la Biblia en la mano a confróntalo. No puedes ignorarlo o tolerarlo, no puedes permitir que alguien continúe su obra destructora, es como que una enfermedad infecciosa comience a matar a tu familia sin que hagas nada al respecto.

Gálatas 2:20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

Está gran verdad no se enseña en las iglesias, la verdad de que el “viejo hombre” ha sido crucificado con Cristo, que ya no vive, sino que ahora es Cristo el que vive por él.
¿Cómo entender esto? Existen dos hombres: 1) el hijo del hombre, este es el “viejo hombre” descendiente del hombre Adán, y 2) el hijo de Dios, o sea la nueva criatura en Cristo” (2 Corintios 5:17).
En el reino de Dios solamente ingresan sus hijos, de tal manera que si queremos entrar a su reino, tenemos que darle muerte al viejo hombre y darle vida a la nueva criatura en Cristo, es lo que Jesús llamó “nuevo nacimiento” (Juan 3:3). Esto no significa que nos vamos a suicidar, Dios ideó una manera más sencilla: el bautismo.

Romanos 6:3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? 6:4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.

Para los efectos del cielo, al ingresar a las aguas del bautismo sepultamos al hijo del hombre, al viejo hombre,  y al salir de las aguas el que emerge ya no es el hijo del hombre, sino el hijo de Dios o nueva criatura.

Colosenses 2:11 En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; 2:12 sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos.

Al bautizarnos nos deshacemos de la naturaleza pecaminosa y la nueva naturaleza divina toma su lugar, por eso Pablo dice “ya no vivo yo, sino que ahora vive Cristo en mi” porque Cristo en la persona del Espíritu Santo viene a morar en nuestro Espíritu para tomar el control de nuestra vida.

Ezequiel 36:26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. 36:27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.

Esta profecía se cumple en nosotros el día en que nos bautizamos. Dios nos quita el espíritu, aquel en que moraba un espíritu de pecado y que nos hacía pecar de manera espontánea (Romanos 7:17). Y en su lugar nos da un espíritu nuevo con su Espíritu morando dentro de ese espíritu nuevo.
Ahora, note usted que el que se encarga de que podamos andar en los estatutos de Dios, guardar sus preceptos y ponerlos por obra es el Espíritu Santo y no usted. Así como el espíritu de pecado nos hacía pecar, ahora el Espíritu Santo hace que cada vez pequemos menos y nos da el poder para enfrentar la tentación.
Si usted no sabe eso, nunca será libre, pero no solamente debe saberlo, una vez que lo sepa, debe considerarse como muerto (Romanos 6:11) ¿Qué hace un muerto? Nada, pues precisamente es lo que Dios quiere, que usted no haga nada, sino que solamente le entregue su cuerpo para que él ejerza el control sobre ese cuerpo (Romanos 12:1). Eso es lo que se conoce como consagración.
Usted es libre, no tiene que hacer nada para mantenerse salvo, no tiene que hacer nada para dejar de pecar, no tiene que hacer nada contra la tentación porque está muerto y un muerto no hace nada. Cristo vive por usted y Cristo se encarga ¡Viva la libertad en Cristo Jesús!
Si usted hace algo al respecto, estaría negando que su viejo hombre está muerto y con ello desechando la gracia de Dios. Entonces por demás murió Cristo (Gálatas 2:21).
Debe entender que eres hijo de Dios y el hijo de Dios  no vive por su propio esfuerzo, sino que  vive por la fe en Cristo, creyendo que ya Jesús lo hizo todo.

Hebreos 10:16 Este es el pacto que haré con ellos Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré,

Los del viejo pacto tenían leyes escritas en piedra que no podían cumplir. Nosotros no tenemos ninguna ley externa que no podemos cumplir, sino que el Espíritu Santo escribe sus leyes en nuestros corazones y en nuestras mentes,  es una labor interna, un trabajo que el Espíritu Santo hace en nuestro espíritu. Antes pecábamos de manera espontánea, sin ningún esfuerzo y ahora dejamos de pecar de manera espontánea, también sin ningún esfuerzo.

Hebreos 10:17 añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. 10:18 Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado.

Bajo el Nuevo pacto Dios prometió no acordarse nunca más (por toda la eternidad)  de nuestros pecados. A mucha gente le cuesta entender por qué pecamos y Dios no nos toma en cuenta ese pecado. Bueno, suponga que usted tiene una deuda conmigo y un amigo suyo viene y me cancela, ya no puedo cobrarle la deuda a usted  porque su amigo la canceló.
Eso es el evangelio, Cristo es nuestro amigo que canceló la deuda que teníamos con Dios, por eso Dios no puede cobrarla. Pero debes enseñarle el recibo de pago y ese recibo te lo dan el día de tu bautismo.

Romanos 1:17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.

Esta fue la gran verdad que descubrió Martín Lutero. Este sacerdote católico  vivía estresado porque por más que intentaba vivir de acuerdo a la Ley, no lo lograba. Pero cuando descubrió este versículo gritó lleno de júbilo: “soy libre”, y se fue directamente al Papa católico para reclamarle el por qué no enseñaban la verdad. La reacción del Papa fue descomulgarlo y ordenar su muerte. Esa es la reacción de aquellos que no pueden contradecir la palabra de Dios.

Gálatas 3:1 ¡Oh gálatas insensatos! ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado? 3:2 Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? 3:3 3:3 ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?

Ustedes son unos insensatos, son unos necios” les dijo Pablo a los gálatas “¿Quién los fascinó para que no obedezcan la verdad?” Y Seguidamente hace la pregunta del millón. “¿Recibieron el Espíritu Santo por sus obras o por la fe? ¿Comenzaron por el Espíritu y ahora acaban por la carne?”. Lo que les está diciendo es: “Ustedes empezaron por recibir el Espíritu Santo y la salvación por gracia, mediante la fe y ahora quieren acabar haciendo las cosas por ustedes mismos ¿Qué les pasa?

Gálatas 3:11 Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá; 3:12 y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas.

El justo por la fe vivirá”; Pablo repite la frase de Romanos 1:17. El justo no es aquel que no comete injusticias o que no peca, el justo es aquel que tiene la fe y a través de esa fe obtiene la vida eterna.
Y la ley no es de fe sino que dice “el que haga estas cosas vivirá”. La ley exige cumplir sus mandamientos y condena al que no los cumple. Mientras que la gracia lo único que exige es fe en la obra de Cristo y no te condena sino que te justifica.

Romanos 8:1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 8:2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
Grítalo a los cuatro vientos: “Ya no hay ninguna condenación para los que están en Cristo Jesús” ¿Quiénes están en Cristo?  Los que se convirtieron en hijos de Dios. Y ellos  no andan conforme a la carne, no andan guiados por sí mismos, sino que andan conforme al Espíritu,  le entregaron sus cuerpos al Espíritu Santo para que tome el control . Ellos viven por fe, porque la ley del Espíritu de vida en Cristo (la ley de la fe) los ha librado de la ley del pecado y de la muerte (la ley de Moisés) que los acusaba y los condenaba ¡Viva la ley de Vida en Cristo Jesús! Ahora puedes vivir con toda libertad sin temor a ser condenado. Libre, libre, libre…

Romanos 8:33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. 8:34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.

El único que nos puede acusar es Dios y Dios no nos acusa sino que nos justifica por la fe. El único que nos puede condenar es Cristo pero en lugar de condenarnos intercede por nosotros para nuestro perdón. Eres libre, libre, libre, gózate, vive la vida, no permitas que nada ni nadie te señale ni te condene.

Gálatas 3:13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero),3:14 para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.

Cristo cumplió la ley por nosotros y nos redimió de las maldiciones de la misma. Pero, si tratas de cumplir la ley, todas las maldiciones te alcanzarán. Por eso es que el legalismo trae tanto dolor y sufrimiento, porque niega y revierte las cosas que Cristo hizo.

Gálatas 3:19 Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador.

La ley fue añadida por causa del pecado, pero era una medida temporal, hasta que viniese Cristo.

Gálatas 3:24 De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.

El hombre pecaba aún sin ley. Lo que la ley hizo fue tipificar los pecados para que el hombre se diera cuenta de lo pecador que era y buscara una solución a sus pecados. Esa solución es Cristo y la ley es la guía (ayo) que lo lleva a Cristo en procura del perdón, el cual alcanza por medio de la fe.

Gálatas 3:25 Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo, 3:26 pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; 3:27 porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.

Venida la fe, ya no se necesita la ley, porque al creer y bautizarnos,  somos liberados de la ley, del pecado, y de la condenación, porque todos los que hemos sido bautizados, hemos sido envueltos  con las vestiduras blancas de Cristo.  Ya Dios no ve nuestros pecados porque nos ve en Cristo y Cristo no tiene pecado.
Esta verdad fue la que liberó el alma de Lutero y lo llevó a desafiar el sistema de indulgencias y el resto de los conceptos legalistas del Catolicismo romano, e hizo que clavase 90 tesis o argumentos en contra de las enseñanzas del Vaticano.
Todas las religiones conocidas dependen de las obras humanas para la salvación. Pero nosotros no creemos en las religiones, no creemos en la palabra del hombre, creemos únicamente en la palabra de Dios, que enseña que ya Cristo lo hizo todo por nosotros. Lo único que tenemos que hacer es creerlo. En eso se resume el evangelio de la libertad.

Gálatas 4:21 Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley? 4:22 Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la libre. 4:23 Pero el de la esclava nació según la carne; mas el de la libre, por la promesa. 4:24 Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar. 4:25 Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud. 4:26 Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre. 4:27 Porque está escrito: Regocíjate, oh estéril, tú que no das a luz; Prorrumpe en júbilo y clama, tú que no tienes dolores de parto; Porque más son los hijos de las desolada, que de la que tiene marido. 4:28 Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa. 4:29 Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora. 4:30 Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre. 4:31 De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.

“¿Quieren estar bajo la ley, entonces les voy a contar una historia”, dice Pablo.  Es la historia de los dos hijos de Abraham, el que tuvo con la esclava Agar,  y el que tuvo con su esposa Sara. Agar la esclava simboliza la ley de Moisés, por lo tanto su hijo es esclavo de la ley.  En cambio Sara simboliza la gracia, y su hijo es libre de la ley. El hijo de la esclava no podía heredar con el hijo de la libre, razón por la cual Agar y su hijo fueron echados fuera.
Esta alegoría de Pablo  nos revela que el que mezcla la gracia con la ley no heredará el reino de Dios.

Gálatas 5:4 De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.

Y viene la advertencia, el que quiere justificarse a través del cumplimiento de la ley, cae de la gracia porque la está desechando.

Gálatas 5:12 ¡Ojalá se mutilasen los que os perturban! 5:13 Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros.

Hemos sido llamados a ser libres, no a ser esclavos, eso sí, no usemos la libertad para el mal, porque la ley se resume en amar al prójimo, y el que ama al prójimo no le hace ningún daño.
 "Ojalá se mutilasen los que os perturban", dice Pablo, aquellos que con sus malas enseñanzas nos pueden quitar la libertad que tenemos en Cristo para que caigamos de la gracia. No los escuches, no te dejes engañar, vive la libertad que Cristo te ha dado y goza de la vida.
Resumimos entonces, que somos libres de cumplir la ley, en primer lugar porque Cristo la cumplió por nosotros y en segundo lugar porque estamos muertos para ella (fuimos sepultados en el bautismo).
Para que lo entiendas, suponga que usted mata a una persona, entonces la ley viene con todo el peso para condenarlo, pero antes que lo apresen usted se suicida. La ley no puede hacerle nada porque usted está muerto, nunca un juez ha juzgado un muerto. Eso es el evangelio, estamos muertos para la ley y ella no puede condenarnos. Porque el que ha muerto ha sido justificado del pecado (Romanos 6:7)

No hay ninguna condenación, no hay ningún pecado que te condene porque Jesús pagó por todos ellos.  Lo único que tienes que hacer es levantar las manos hacia el cielo para dar gracias y decir:!soy libre, libre, libre para siempre!



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