martes, 4 de julio de 2017

MI PUEBLO FUE DESTRUIDO PORQUE LE FALTO CONOCIMIENTO

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La frase: “Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento” (Oseas 4:6) ha tomado actualidad. Hay analfabetismo espiritual, la inmensa mayoría de creyentes ignoran lo que dice la palabra de Dios. Usted los oye repetir lo que les enseñan sus líderes espirituales,  los cuales enseñan lo que a la vez les enseñaron a ellos. El patrón se repite generación tras generación, las masas están ciegas, los líderes son “ciegos guías de ciegos, y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo” (Mateo 15:14).

Juan 16:13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.

El que nos guía a toda la verdad es el Espíritu Santo porque él no habla por su propia cuenta, sino que nos hace saber lo que oye del Padre.
El Espíritu Santo nos abre los ojos para poder entender su palabra, pero la mayoría de líderes evangélicos no la entienden porque no han recibido el Espíritu, ya que ni siquiera saben cómo recibirlo.
Pregúntale a un pastor cómo ser salvo. Te dirá que al creer en Cristo ¿Qué dijo Jesús? Que además de creer debemos bautizarnos (Marcos 16:16).
Pregúntale a un pastor como recibir el Espíritu Santo y te dirá que al creer en Cristo ¿Qué dijo el apóstol Pedro? “El dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38).  Como ves, Pedro dijo que había que bautizarse para recibir el Espíritu Santo. ¿Cómo creerle a un guía espiritual que desconoce la verdad del evangelio?
Es triste escuchar a un creyente decir que tiene que ganarse el perdón de Dios a través de su comportamiento. Eso lo aprendió de su guía espiritual y es algo que nunca podrá suceder, porque la salvación es por gracia, no por obras para que nadie se gloríe (Efesios 2:8-9).

Juan 14:6 Jesús les dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida.

Jesús es el único camino al cielo, si mediante algún esfuerzo humano pudiéramos avanzar un paso en la escalera hacia el cielo, entonces por demás murió Cristo (Gálatas 2:21).
La falta de conocimiento abunda en el cristianismo, y esa falta de conocimiento está enviando a los creyentes al infierno.

1 Timoteo 2:5 Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre,

¿Por qué millones de creyentes le piden a los santos  católicos y a las vírgenes? Porque eso fue lo que les enseñaron sus guías ciegos, no fue algo que leyeron en la palabra de Dios, porque ella dice que solamente hay un mediador y ese es Cristo Jesús.
La visión espiritual es un milagro del cielo que se obtiene por gracia. Esto significa que aquel “que ve la verdad” ha experimentado el milagro de recibir la vista, inmerecidamente y sin esfuerzo alguno.
La vida espiritual se inicia “viendo”. Cualquiera que enseña la palabra de Dios, tiene primero que haber recibido ese milagro. Y  su obra de edificación depende por completo de que ese mismo milagro se produzca en todo aquel que lo escuche.
Es aquí donde el “verdadero maestro” llega a ser tan “necio”, porque a no ser que este milagro se lleve a cabo, su enseñanza  será totalmente vana.
Por su parte, el que escucha debe pedirle al Espíritu Santo que le abra sus ojos y sus oídos espirituales, para  que pueda ver y escuchar lo que Dios tiene que decirle.

Marcos 8:23 Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo. 8:24 El, mirando, dijo: Veo los hombres como árboles, pero los veo que andan.

Todos somos ciegos espirituales de nacimiento. Cuando por gracia recibimos el milagro de la vista, significa que hemos sido lavados de todos nuestros pecados en las aguas del bautismo (Hechos 2:38). Solo y hasta entonces podemos ver, pero solamente un poquito, vemos a los “hombres como árboles que andan”.
Si queremos ver mejor, debemos alimentarnos diariamente de la palabra de Dios (Mateo 4:4).  Al principio sólo vemos un poco, tanto en profundidad como en alcance, y  de manera imperfecta. Se requiere uno y otro toque del cielo para que podamos ver las cosas un poco más claras.

Marcos 8:25 Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos.

Necesitamos santificarnos  a través de la lectura de la palabra de Dios (Juan 17:17) para que el Señor ponga sus manos nuevamente sobre nosotros, y que de esa manera nuestra vista sea restablecida totalmente y podamos ver de lejos y  claramente.
Si las personas no fueran analfabetas, se darían cuenta que Dios considera que darle gloria a las imágenes es maldad y él castiga esa maldad hasta en cuatro generaciones (Éxodo 20:4-5).
Si no fueran analfabetas, se darían cuenta que solamente hay un mediador entre Dios y los hombres y ese mediador no es Buda, no es Mahoma, no es la Virgen María, ni ningún santo católico, que ese único mediador es Nuestro Señor Jesucristo.
Si no fueran analfabetas, se darían cuenta que la salvación no se logra a  través del comportamiento personal, se logra por gracia, por medio de la fe; y esto no es algo que  podemos lograr, es un regalo de Dios, no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9).
Si no fueran analfabetas, se darían cuenta que nadie puede considerarse salvo por tan solo creer en Cristo; que además de creer en Cristo, debe ser sepultado con Cristo en el bautismo para  ser perdonado de sus pecados y deshacerse de su naturaleza pecaminosa (Marcos 16:16, Romanos 6:3-5, Hechos 2:38, Colosenses 2:11-12).
Si no fueran analfabetas se darían cuenta que no todos los creyentes bautizados serán parte del arrebato de la iglesia, sino solamente aquellos que viven para Cristo (2 Corintios 5:15),  que los no producen fruto serán pasados por fuego (1 Corintios 3:15), es decir se quedarán a la gran tribulación.
Si no fueran analfabetas, se darían cuenta que Jesús no edificó ninguna religión, que lo que Jesús edificó fue su iglesia y la iglesia no es una religión ni tampoco un templo, la iglesia es el cuerpo de Cristo (Efesios 4:12) y el cuerpo de Cristo son todos los creyentes salvos.
Si no fueran analfabetas se darían cuenta que el evangelio de la prosperidad es una estafa de los mercaderes de la religión, se darían cuenta que Jesús nos mandó a hacer riquezas en el cielo, no a hacer riquezas en la tierra (Mateo 6:19-20), se darían cuenta que el mandato divino es que estemos conformes con sustento y abrigo (1 Timoteo 6:8).
Si no fueran analfabetas, se darían cuenta que para bautizarnos no necesitamos pertenecer a ninguna religión ni llevar ningún curso especial, que lo diga el etíope eunuco (Hechos 8:26-40).
No hay conocimiento espiritual, todos aquellos que  no estudian la palabra de Dios, sino que se dejan llevar por lo que les enseñan sus líderes espirituales, sin comprobar si lo que les enseñan es una verdad serán destruidos.
Hace poco una persona escribió en el Facebook: “soy católico, seguiré católico y moriré católico, así que sepan que no recibo a los de ninguna otra religión”, en otras palabras heredó una religión y morirá con ella sin investigar si esa religión es falsa o verdadera. Lo mismo ocurre con los protestantes: “soy bautista y nadie me saca de allí”, o “soy mormón y nadie me hará cambiar de idea”.
No se han dado cuenta que lo que está en juego es la salvación. Yo puedo seguir a un equipo de futbol, a un equipo de baloncesto o de cualquier deporte y eso no va a afectar mi salvación, pero si estoy siguiendo una enseñanza equivocada en cuanto a mi salvación, eso sí es peligroso, no solamente para mí, sino para aquellos que van a heredar mi mentira.
Millones de personas van al infierno luego de dejar esta vida, porque su orgullo religioso les impidió abrir los ojos a la verdad.  Pero no sucedía así con los de Berea:

Hechos 17:10 Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. 17:11 Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.

Pablo y Silas llegaron a Berea a predicar el evangelio en la sinagoga de los judíos. Y los presentes recibieron la palabra con toda solicitud, no sin antes escrudiñar las escrituras para ver si lo que les enseñaban era la verdad.

Hechos 7:12 Así que creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de distinción, y no pocos hombres.

Los de Berea no aceptaron ni tampoco rechazaron el mensaje del apóstol Pablo a primera vista, sino que, luego de escucharlo, se aseguraron de que lo que les enseñaba estaba escrito en la palabra de Dios. Eso produjo que muchos hombres y muchas mujeres griegas de distinción creyeran el evangelio.

1ª Pedro 3:15 santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;

Todo aquel que se diga cristiano, debería ser como los de Berea, escrudiñando las escrituras todos los días, para poder defender el evangelio.

Apocalipsis 3:18 Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.

También hay muchos creyentes que veían, pero han perdido su visión espiritual. Estos poseyeron visión alguna vez, pero ahora están ciegos, su vanidad los cegó. Lo peor de todo es que  creen que ven correctamente.  Esta era la tragedia de la iglesia de Laodicea y es la tragedia de la mayoría de iglesias cristianas de la actualidad.

Jeremías 17:5 Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová.

Las iglesias como la de Laodicea están compuestas por creyentes y dirigentes tibios (Apocalipsis 3:15), que creen en la palabra de Dios, pero también creen en la palabra del hombre. Y Dios ha dicho “maldito aquel que confía en el hombre”. Los que creen en la palabra del hombre son los que se dejan engañar por los pervertidores del evangelio y le creen más al hombre que a Dios.

Números 22:23 Y el asna vio al ángel de Jehová, que estaba en el camino con su espada desnuda en su mano; y se apartó el asna del camino, e iba por el campo. Entonces azotó Balaam al asna para hacerla volver al camino.

Hay profetas como Balaam, quien cegado por la ganancia, o la perspectiva de ganancia, fue incapaz de ver al ángel en el camino, y estuvo  a punto de quedar tirado en él.
Como Balaam hay muchos profetas en el cristianismo,  que no se conforman a las palabras de Jesús (1 Timoteo 6:3), y cegados por la vanidad cambian la palabra de Dios por la palabra del hombre enseñando un evangelio adulterado.

Hechos 9:8 Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco, 9:9 donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.

Saulo de Tarso tenía  una ceguera ocasionada  por la tradición y por lo establecido en el mundo religioso. Hay muchos creyentes como Saulo, unos se hacen llamar católicos y otros evangélicos. Si usted le advierte a un católico que no debe venerar imágenes, inmediatamente se molesta, y defiende celosamente su tradición religiosa, porque padece de ceguera espiritual y no puede ver la verdad.  Era lo que sucedía con Pablo, que hasta llegó a matar por ese celo religioso acerca del cual tuvo que decir más adelante: “Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret(Hechos 26:9).
Qué tremendo giro tuvo la vida de Pablo cuando “pudo ver”; entonces tuvo conocimiento y descubrió que lo que defendía apasionadamente para agradar a Dios, cumplía un efecto totalmente inverso y no era al camino de la verdad.
Dios quiera que todos aquellos que están ciegos por la religión, “puedan ver”. La historia de Saulo de Tarso está descrita con detalle, como una permanente advertencia para todos aquellos que defienden celosamente las doctrinas religiosas que vienen del hombre y no de Dios.
Para que los ojos espirituales de Pablo fueran abiertos, Dios tuvo que cegar sus ojos naturales. Esto nos enseña que es necesario que muchos de nosotros seamos cegados de nuestros ojos naturales, lo que implica pasar por un proceso disciplinario y doloroso de parte del Señor.

Hechos 26:15 Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. 26:16 Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti,26:17 librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío,26:18 para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.

Note usted que la comisión que Dios le dio a Pablo, estaba enteramente relacionada con los ojos. Dios lo envió para que  a través de su predicación, los ojos de los gentiles fueran abiertos y se convirtieran de las tinieblas a la luz  y de la potestad de Satanás a Dios, para que recibieran perdón de pecados y herencia entre los santificados.
Perder la visión espiritual es perder el carácter sobrenatural de la vida espiritual y ello conduce al estado de Laodicea.
Si eres tibio y le crees tanto o menos a Dios como al hombre,  Jesús te vomitará. Y  que Jesús te vomite solo una cosa lo explica, que has dejado tu lugar celestial para descender a la tierra, por culpa de la religiosidad.

Apocalipsis 3:18 Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.

El consejo del Señor es que los creyentes tibios compren de él oro refinado y vestiduras blancas para vestirse. La religiosidad los ha dejado desnudos, pero aún tienen oportunidad.
Hay falta de conocimiento, hay demasiada ceguera espiritual y la necesidad de ver es tan grande y terrible, que no habrá ninguna esperanza hasta tanto no se supla esa necesidad.
La esperanza depende de se levanten creyentes que puedan llevar el colirio, para que los que han perdido la visión,  puedan adquirir de Jesús el oro refinado y las vestiduras blancas, y pueden decir “ahora veo”.
El oro refinado hace referencia a la verdad absoluta de Dios y las vestiduras blancas a la salvación. Los creyentes que han perdido la visión, deben recuperarla a través del colirio de la palabra de Dios. No estamos hablando de una nueva enseñanza, sino de volver a la verdadera enseñanza que se encuentra en la palabra de Dios, sin agregarle ni quitarle una sola coma.

2 Corintios 4:3 Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; 4:4 en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. 4:5 Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús. 4:6 Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.


Satanás ha usado la religión para  cegar a los incrédulos y éstos no son necesariamente los que no creen en Cristo, sino los creyentes en Cristo que no creen en la palabra de Dios.  Hay muchos creyentes incrédulos que creen más en la palabra del hombre que en la palabra de Dios. Eva le creyó al diablo y no a Dios y las consecuencias han sido funestas. De igual manera, millones de creyentes siguen creyéndole al hombre y no a Dios y su falta de conocimiento los destruirá a su tiempo. El motivo  de este mensaje es ofrecerles el colirio de la palabra de Dios a la mayor cantidad de personas  posibles para intentar evitar que eso les suceda.



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