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Nos quedamos sin trabajo, nos viene una enfermedad, todo parece
estar mal, entonces nos preguntamos ¿Por qué suceden esas cosas? ¿Eso viene de
Dios o del diablo? En muchas ocasiones la respuesta es: “viene de los dos”.
Cuando te alejas de Dios y te olvidas de él, o cuando tomas el
camino equivocado y te hundes en el pecado, Dios va hacer que vuelvas a él, te
va a disciplinar y en muchas de esas ocasiones puede usar al diablo como una herramienta. Es decir, Dios puede entregar
a uno de sus hijos desobedientes al diablo para llevarlo al arrepentimiento.
El ejemplo del hijo prodigo
(Lucas 15: 14-19) nos enseña que las
dificultades y la calamidad nos llevan al arrepentimiento. En el Antiguo
Testamento, encontramos ejemplos de que Dios usa a Satanás o espíritus malignos
para provocar su disciplina o juicio en la vida de las personas.
Jueces 9:22
Después que Abimelec hubo dominado sobre Israel tres años, 9:23 envió Dios un
mal espíritu entre Abimelec y los hombres de Siquem, y los de Siquem se
levantaron contra Abimelec; 9:24 para que la violencia hecha a los setenta
hijos de Jerobaal, y la sangre de ellos, recayera sobre Abimelec su hermano que
los mató, y sobre los hombres de Siquem que fortalecieron las manos de él para
matar a sus hermanos.
Aquí vemos que “Dios envió
un espíritu malo entre Abimelec y los hombres de Siquen” para juzgarlo, por
haber matado a setenta de sus hermanos.
Jueces
9:52 Y vino Abimelec a la torre, y combatiéndola, llegó hasta la
puerta de la torre para prenderle fuego. 9:53 Mas una mujer dejó caer un pedazo
de una rueda de molino sobre la cabeza de Abimelec, y le rompió el cráneo. 9:54
Entonces llamó apresuradamente a su escudero, y le dijo: Saca tu espada y
mátame, para que no se diga de mí: Una mujer lo mató. Y su escudero le
atravesó, y murió. 9:55 Y cuando los israelitas vieron muerto a Abimelec, se
fueron cada uno a su casa. 9:56 Así pagó Dios a Abimelec el mal que hizo contra
su padre, matando a sus setenta hermanos. 9:57 Y todo el mal de los hombres de
Siquem lo hizo Dios volver sobre sus cabezas, y vino sobre ellos la maldición
de Jotam hijo de Jerobaal.
Como leemos, el espíritu malo entró en los hombres de Siquen e
hizo que se levantaran contra Abimelec, quien al final encontró la muerte de
manos de una mujer la cual le dejó caer una rueda de molino sobre la cabeza.
El verso 56 dice que así pagó Dios a Abimelec el mal que
hizo al matar a sus setenta hermanos. Sin embargo Dios no le provocó ningún
mal, lo que hizo fue permitir que el espíritu malo que venía de parte de Satanás
hiciera su trabajo. Como vemos en este caso, Dios usa a Satanás como un instrumento para castigar o disciplinar.
1 Samuel
16:14 El Espíritu de Jehová se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu
malo de parte de Jehová. 16:15 Y los criados de Saúl le dijeron: He aquí ahora,
un espíritu malo de parte de Dios te atormenta.
En este otro pasaje se nos dice que Dios se apartó de Saúl y
"un espíritu malo de su parte lo
afligió" para llevarlo al arrepentimiento. Y volvemos a lo mismo, Dios
no tiene espíritus malos que mandar. Lo que hizo fue que se apartó de Saúl y lo dejó en manos del diablo.
1 Samuel 6:23
Y cuando el espíritu malo de parte de Dios venía sobre Saúl, David tomaba el
arpa y tocaba con su mano; y Saúl tenía alivio y estaba mejor, y el espíritu
malo se apartaba de él.
Lo que Saúl hizo fue mandar a traer a David para que tocara
alabanzas a Dios con el arpa y cuando esto sucedía el espíritu malo se
apartaba, pero cuando David dejaba de tocar el arpa, el espíritu volvía a
atormentarlo.
Voy a repetirlo, aunque en ambos ejemplos, las Escrituras dicen
que los espíritus malignos fueron "enviados por Dios", eso no es
cierto, Dios no tiene espíritus malos en el cielo que esperan servirle. Lo
que sucede es que Dios quita su protección e inmediatamente los espíritus
malignos de Satanás hacen el daño que siempre quien hacer. Dios lo permite con
la esperanza de que los pecadores se arrepientan bajo su aflicción. Saúl, al
igual que Abimelec nunca se arrepintió, y eventualmente murió en batalla debido a su
rebelión.
Hebreos 5:8
Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; 5:9 y habiendo
sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le
obedecen;
La palabra de Dios nos dice que el Señor Jesús aprendió la obediencia por lo que
padeció, y por causa de ese padecimiento fue perfeccionado. Una vez perfeccionado
vino a ser autor de eterna salvación para los que obedecen.
1
Corintios 4:9 Porque según pienso, Dios nos ha exhibido a nosotros los
apóstoles como postreros, como a sentenciados a muerte; pues hemos llegado a
ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres.
Al igual que Jesús, los apóstoles fueron
perfeccionados a través del sufrimiento. Si Jesús tuvo que sufrir para ser
perfeccionado, lo mismo que los apóstoles, con mayor razón, nosotros tendremos
que ser afligidos para que podamos compartir su santidad. El sufrimiento ya sea
económico o de otro tipo nos va a obligar a depender totalmente de Dios, y eso va a afirmar nuestra fe y nos va a perfeccionar.
Diariamente vemos en la televisión que son jóvenes menores de 25 años los que andan metidos en la droga, en el
homicidio, y en toda clase de maldades. Eso es así porque no fueron disciplinados debidamente por sus padres.
Los verdaderos hombres de bien
son aquellos que son disciplinados por los padres y los verdaderos hombres de Dios son aquellos que han
sido disciplinados por el Padre Celestial.
Hebreos 12:3
Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo,
para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. 12:4 Porque aún no habéis
resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado; 12:5 y habéis ya
olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no
menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por
él; 12:6 Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe
por hijo. 12:7 Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque
¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? 12:8 Pero si se os deja sin
disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y
no hijos.
Bendita sea esa disciplina que soportamos, porque eso significa
que Dios nos está tratando como verdaderos hijos. Porque ¿Qué hijo hay allí a
quien su padre no disciplina? Pero usted si no tiene disciplina, de la
cual todos los creyentes son partícipes, entonces usted no es un hijo de Dios, no lo digo yo, lo dice la palabra de Dios.
Romanos 8:16
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
8:17 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo,
si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos
glorificados. 8:18 Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo
presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de
manifestarse.
La
seguridad de la salvación y la seguridad de que somos verdaderos hijos de Dios, nos la da
el hecho de que padecemos por servir
en el reino de Dios.
Los verdaderos hijos de Dios son los que más sufren porque son los
que el diablo más ataca. Pero esas aflicciones no son comparables con la gloria venidera que en ellos ha de
manifestarse.
Hay personas que no trabajan por la edificación del cuerpo de
Cristo y no son afligidas por el diablo, pero tampoco verán la gloria de Dios
manifestarse en sus vidas.
Hebreos 12:9 Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos
disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre
de los espíritus, y viviremos? 12:10 Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos
disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es
provechoso, para que participemos de su santidad.
Teníamos o tenemos padres terrenales para disciplinarnos, y los veneramos; ¿No
deberíamos estar más bien sujetos al padre de los espíritus y vivir? Porque
ellos nos disciplinaban por un corto tiempo como les parecía mejor a ellos,
pero Dios nos disciplina para lo que nos es provecho, para que podamos
compartir su santidad.
Hebreos 12:11
Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de
tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido
ejercitados.
Toda disciplina nunca parece darnos gozo, sino tristeza; aún
para aquellos que han sido entrenados para eso, pero, luego produce paz y
justicia en nuestros corazones.
Hebreos 12:12
Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; 12:13 y
haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del
camino, sino que sea sanado.
¿Qué tenemos que hacer para no ser disciplinados? Levantarnos del
suelo para continuar nuestro camino por la senda correcta, sin salirnos del
camino, obedeciendo la palabra de Dios, para que lo malo en nosotros sea sanado.
Si nunca
somos disciplinados
por el Padre Celestial, eso significa; 1)
que somos perfectos o 2) que no somos hijos de Dios. Lo
primero es muy improbable, y lo segundo es lo más probable.
Algunos cristianos, cuyo único enfoque son las bendiciones y la
bondad de Dios, interpretan todas las circunstancias negativas como ataques del
demonio sin ningún propósito divino. Esto
puede ser un gran error, porque no van a arrepentirse y van a perderse.
Los buenos padres terrenales disciplinan a sus hijos con la
esperanza de que sus hijos aprendan, maduren y estén preparados para una vida
adulta responsable.
Dios nos disciplina para que crezcamos espiritualmente, nos
volvamos más útiles en su servicio y estemos preparados para comparecer ante su
tribunal.
Él nos disciplina porque Él nos ama, y porque Él
desea que compartamos Su santidad. Nuestro amoroso Padre celestial
está
dedicado a nuestro crecimiento espiritual.
Filipenses 1:3 Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de
vosotros, 1:4 siempre en todas mis oraciones rogando con gozo por todos
vosotros, 1:5 por vuestra comunión en el evangelio, desde el primer día hasta
ahora; 1:6 estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena
obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;
Si Dios comenzó la buena obra en nosotros, entonces la perfeccionará
hasta el día que Cristo venga, aunque para ello tenga que disciplinarnos de una
o de otra manera.
Ningún niño disfruta las palizas de sus padres, y cuando Dios nos
disciplina, la experiencia no es "alegre
sino triste", como acabamos de leer. Al final, sin embargo, somos
mejores porque la disciplina produce "el
fruto apacible de la justicia".
1
Corintios 10:11 Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas
para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos. 10:12
Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.
La historia del pueblo hebreo y la manera en que Dios lo ha disciplinado, permitiendo
que sufran por muchos siglos, está escrita para amonestarnos a nosotros, para
que estemos firmes y no caigamos. Esa es una advertencia de que si Dios fue
duro con ellos, también lo será con nosotros.
En el Viejo Testamento leemos como Dios con frecuencia disciplinó
a su pueblo, permitiendo que pasaran hambres o que fueran dominados y
esclavizados por otros pueblos para que se arrepintieran y se volvieran a él.
Cuando se arrepentían, Dios los liberaba inmediatamente, pero si
se negaban a arrepentirse después de un tiempo de advertencias, Dios permitía
que un poder extranjero los venciera por completo y los expulsara de sus
tierras como exiliados.
De igual manera, en estos tiempos, Dios pueda disciplinar a Sus hijos
desobedientes al permitir problemas en sus vidas y permitiendo que otros los
aflijan.
Salmo 30:5
Porque un momento será su ira, Pero su favor dura toda la vida. Por la noche
durará el lloro, Y a la mañana vendrá la alegría.
Que hermosa es esta escritura, si bien la ira de Dios es por un
momento, su gracia es por toda la vida, por la noche lloraremos, pero al día
siguiente él nos llenará de alegría.
Podemos considerar
ligeramente la disciplina del Señor o podemos desmayar cuando somos reprobados por Él. Si consideramos con
ligereza la disciplina de Dios, eso significa que no la reconocemos, o
ignoramos su advertencia. Por lo tanto renunciamos a hacer su voluntad porque
creemos que su disciplina es demasiado severa. Cualquiera de las
reacciones es incorrecta.
Debemos reconocer que Dios nos ama y que Él nos disciplina para
nuestro bien. Cuando reconocemos su amorosa mano de disciplina, debemos
arrepentirnos y recibir su perdón. Dios
responde a un espíritu humilde y contrito (Isaías 66: 2)
Una vez que nos hayamos arrepentido, debemos esperar un alivio de
la disciplina de Dios. Pero no te engañes, Dios no puede ser burlado, lo que siembras es lo que segarás (Gálatas 6.7). lo que esto quiere decir
es que no debemos esperar el alivio de las consecuencias
inevitables de nuestro pecado.
2 Samuel 12:9
¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante
de sus ojos? A Urías heteo heriste a espada, y tomaste por mujer a su mujer, y
a él lo mataste con la espada de los hijos de Amón. 12:10 Por lo cual ahora no
se apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste, y tomaste
la mujer de Urías heteo para que fuese tu mujer. 12:11 Así ha dicho Jehová: He
aquí yo haré levantar el mal sobre ti de tu misma casa, y tomaré tus mujeres
delante de tus ojos, y las daré a tu prójimo, el cual yacerá con tus mujeres a
la vista del sol. 12:12 Porque tú lo hiciste en secreto; mas yo haré esto
delante de todo Israel y a pleno sol. 12:13 Entonces dijo David a Natán: Pequé
contra Jehová. Y Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no
morirás.
Veamos el caso del rey David quien mandó a matar a Urías, un
subalterno para quedarse con Betsabé, su mujer. Dios lo perdonó, en el verso 12 vemos que Jehová remitió su pecado, pero David tuvo que
pagar durante toda su vida por esa maldad.
Dios le dijo a través del profeta que la espada no se apartaría jamás de su casa, que haría levantar el mal
sobre él y sobre su casa, y que además sus mujeres serían dadas a otro,
como realmente sucedió. “Lo que hiciste en
secreto, yo lo haré a pleno sol”, dijo el Señor.
Si Dios permitió que David pagara las consecuencias de su pecado, siendo
un hombre que Dios amaba porque era un hombre conforme a su corazón, no creas
que tú escaparás; pagarás por todo el daño que hagas, aunque Dios perdone tus
pecados. Si robas debes pagar, si matas debes pagar, si humillas serás
avergonzado. Y lo que hagas en secreto, Dios lo sacará a la luz para avergonzarte.
EL TAL
SEA ENTREGADO A SATANÁS
1
Corintios 5:1 De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal
fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles; tanto que alguno tiene la
mujer de su padre. 5:2 Y vosotros estáis envanecidos. ¿No debierais más bien
haberos lamentado, para que fuese quitado de en medio de vosotros el que
cometió tal acción?5:3 Ciertamente yo, como ausente en cuerpo, pero presente en
espíritu, ya como presente he juzgado al que tal cosa ha hecho. 5:4 En el
nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi espíritu, con el
poder de nuestro Señor Jesucristo, 5:5 el tal sea entregado a Satanás para
destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor
Jesús.5:6 No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura
leuda toda la masa?
Este pasaje bíblico nos confirma lo venimos diciendo, que Dios usa
a Satanás como un instrumento para nuestro bien. En este caso, un miembro de la
iglesia de Corinto estaba teniendo relaciones sexuales con la mujer de su
padre. Los miembros de la congregación se envanecían en lugar de
lamentarse. Era como decir: “que machote tenemos en la congregación”.
Pablo les envía una carta y les dice que no pueden pasar por alto
semejante pecado, que deben entregar a ese miembro a Satanás, no para hacerle
ningún mal, sino para la destrucción de la carne, a fin de que se pueda salvar.
Sucede que cuando nos convertimos en hijos de Dios, tenemos una
protección especial del Señor, el diablo no puede tocarnos. También tenemos una
protección especial de la congregación a la que pertenecemos. Y Dios le dio a
su iglesia toda su autoridad.
El tal
debe ser entregado a Satanás. ¿En qué consiste ese castigo? En echarlo de la congregación y dejarlo sin la protección divina, a
merced del diablo, el cual puede incluso quitarle la vida.
Usted no puede dejar que un hijo de su casa se drogue, porque los
demás hijos pueden hacer lo mismo y usted no tendría entonces autoridad para
evitarlo. Usted debe imponer su disciplina, ordenando a su hijo que se aparte
de su mal camino y lo echa de la casa, quitándole toda protección.
Lo mismo deben hacer los miembros de una congregación. Si uno de
sus miembros vive en el pecado, deben pedirle que se arrepienta o lo echan de
la congregación, entregándolo a Satanás para la salvación de su alma. Podríamos comparar eso con el catolicismo
romano cuando excomulga a alguien.
Mateo
18:15 Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él
solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. 18:16 Mas si no te oyere, toma aún
contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda
palabra. 18:17 Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la
iglesia, tenle por gentil y publicano. 18:18 De cierto os digo que todo lo que
atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la
tierra, será desatado en el cielo.18:19 Otra vez os digo, que si dos de
vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que
pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.18:20 Porque donde
están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
Primero se reprende al infractor de manera personal y privada. Si
no reacciona, se habla con esa persona nuevamente, esta vez con la presencia de
dos o tres testigos. Si aún así no reacciona, entonces se pone el asunto en
manos de toda la congregación y viene el juicio. Y la congregación tiene todo
el derecho de atar y desatar.
Efesios
5:31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer,
y los dos serán una sola carne. 5:32 Grande es este misterio; mas yo digo esto
respecto de Cristo y de la iglesia.
Cuando recibimos la salvación, nos unimos a Cristo y somos una
sola carne con él. Quedamos unidos o atados a él, para siempre. El diablo no puede
tocarnos. Sin embargo, Dios le dio a la congregación el poder de atar y desatar
y Dios acepta lo que la congregación decida.
En el caso de Corinto, la congregación desató al fornicario, lo
desunió de Cristo. Y el fornicario pasó a estar en manos de Satanás como
cualquier gentil o publicano. Este es el verdadero significado de atar y
desatar.
Podemos ver un ejemplo de esto en 1Timoteo 1:20 donde dice que Pablo entrego a Himeneo y Alejandro a
Satanás, para que aprendan a no blasfemar. Su blasfemia consistía en enseñar
mentiras y medias verdades.
Pablo tenía la esperanza, que estas personas, una vez entregadas a
Satanás, reflexionaran acerca de su mal proceder, se arrepintieran y alcanzaran
misericordia para salvación.
2
Corintios 2:6 Le basta a tal persona esta reprensión hecha por muchos; 2:7 así
que, al contrario, vosotros más bien debéis perdonarle y consolarle, para que
no sea consumido de demasiada tristeza. 2:8 Por lo cual os ruego que confirméis
el amor para con él. 2:9 Porque también para este fin os escribí, para tener la
prueba de si vosotros sois obedientes en todo. 2:10 Y al que vosotros
perdonáis, yo también; porque también yo lo que he perdonado, si algo he
perdonado, por vosotros lo he hecho en presencia de Cristo, 2:11 para que
Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus
maquinaciones.
Como podemos ver en la segunda carta a los Corintios, el
fornicario se había arrepentido y Pablo ordena que lo perdonen, lo consuelen y confirmen su amor por él. Ellos debían atarlo nuevamente.
Para millones de creyentes, los intereses de Dios no son sus
intereses. La búsqueda del Reino no es su prioridad. Creen que con asistir una
vez a la semana al culto y dar una limosna ya cumplieron con Dios. Un partido
de futbol es más importante que el estudio bíblico. Cualquier cosa puede
desviarles su atención hacia las cosas de Dios.
No están obedeciendo a Dios, no están cumpliendo con sus
obligaciones dentro del Reino de Dios, se olvidaron que Cristo murió por ellos para que ellos vivan para Cristo (2 Corintios 5:20) y en cualquier
momento les puede venir la disciplina del Señor.
La disciplina del Señor nos alcanza por causa del pecado o por causa del reino de Dios. El no Evangelizar
a otros, el no ofrendar debidamente, el no congregarse ni participar en la Cena
del Señor podrían ser la causa por la cual nos puede llegar la disciplina. Lo
peor que nos puede pasar es ser entregados en manos de Satanás y eso podría
suceder, porque como lo vimos, Dios usa al diablo como un instrumento para
nuestro arrepentimiento. Tómalo muy en cuenta!
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