martes, 19 de diciembre de 2017

A LOS FIELES CATOLICOS

Descargar pdf


A LOS FIELES CATÓLICOS
Parte 1
______________________

¿Por qué existen diferencias entre católicos y evangélicos, si ambos creen en el mismo Dios y en la misma Biblia? La respuesta que la mayoría dan a esta pregunta, es que los evangélicos interpretan la Biblia de una forma y la Iglesia Católica de otra.

Pero, eso no es cierto, no es que unos interpretan diferente de otros, es que los católicos, además de la Biblia, tienen otras fuentes,  es decir, para ellos la Biblia no es la única fuente de la verdad. Un sacerdote católico lo resumió muy bien cuando con disgusto y señalando la Biblia, nos dijo a un grupo de compañeros: “Ustedes los evangélicos solo se fundamentan en ese libro
Para la Iglesia Católica, la Biblia no es la palabra final de Dios, es solo un libro más. A ella hay que sumarle la palabra del hombre, o sea, las declaraciones de los “papas” y las tradiciones para hacer un todo. Es allí donde la palabra de Dios es adulterada y es allí donde se inician las diferencias. Bien dice la misma palabra de Dios:

Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó para no obedecer a la verdad? Esta persuasión no procede de aquel que os llama. Un poco de levadura leuda toda la masa” (Gálatas 5:7).

La masa es la palabra de Dios y la levadura es la palabra del hombre que leuda toda la masa. Ponga mucha atención lo que les dijo nuestro Señor Jesús a los líderes religiosos de su tiempo:

Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, Mas su corazón está lejos de mí.  Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres. Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres: los lavamientos de los jarros y de los vasos de beber; y hacéis otras muchas cosas semejantes. Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición” (Mateo 7:6-9)

Jesús lo dijo claro, la palabra que viene de un “escriba”, de un “fariseo”, de un “pastor”, de un “evangelista” o de un “papa”, es la palabra del hombre, no es la palabra de Dios. Esa palabra se convierte en una tradición y esa tradición  invalida la palabra de Dios porque se opone a ella.
En la iglesia evangélica está sucediendo lo mismo, allí han proliferado muchos “profetas”, falsos por supuesto, que  están leudando la masa del evangelio con sus doctrinas humanas.
La iglesia católica no enseña lo que está escrito en la Biblia, enseña lo que está escrito en elCatecismo”, un manual que toma fragmentos de la Biblia, “le agrega” manifestaciones papales, le quita a conveniencia y usa el catecismo como si fuera la palabra de Dios; veamos:

FUERA DE LA IGLESIA CATÓLICA NO HAY SALVACIÓN

“Fuera de la Iglesia no hay salvación”
846  ¿Cómo entender esta afirmación tantas veces repetida por los Padres de la Iglesia? Formulada de modo positivo significa que toda salvación viene de Cristo-Cabeza por la Iglesia que es su Cuerpo: El santo Sínodo... basado en la Sagrada Escritura y en la Tradición, enseña que esta Iglesia peregrina es necesaria para la salvación. Cristo, en efecto, es el único Mediador y camino de salvación que se nos hace presente en su Cuerpo, en la Iglesia. Él, al inculcar con palabras, bien explícitas, la necesidad de la fe y del bautismo, confirmó al mismo tiempo la necesidad de la Iglesia, en la que entran los hombres por el bautismo como por una puerta. Por eso, no podrían salvarse los que sabiendo que Dios fundó, por medio de Jesucristo, la Iglesia católica como necesaria para la salvación, sin embargo, no hubiesen querido entrar o perseverar en ella (LG 14).

En este pequeño texto del catecismo católico podemos notar que la iglesia católica afirma que tiene dos fuentes de información para sostener sus enseñanzas: 1) las Sagradas Escrituras y 2) la tradición. 
De las escrituras (palabra de Dios) se fundamentan para decir una verdad: “que toda salvación viene de Cristo, que él es la cabeza de la iglesia y que él es único mediador y camino de la salvación”.
De la palabra del hombre (tradición)  se fundamentan para decir dos mentiras: 1)  que Jesús fundó la iglesia católica y 2) que no hay salvación fuera de la iglesia católica.  

Con base en esas mentiras,  enseñan que “no podrían salvarse los que sabiendo que Dios fundó la iglesia por medio de Jesucristo como necesaria para la salvación, se han negado a ser parte de ella o a permanecer en ella”.
Lo que están diciendo es los que no somos católicos o dejamos de ser católicos, estamos condenados al infierno. Dichosamente, eso es lo que  dice la mentirosa tradición, no lo que dicen las sagradas escrituras. No existe un solo versículo en la biblia que diga que tenemos que pertenecer a la iglesia católica o a alguna religión para evitar ser condenados. Yo pregunto ¿A cuál religión pertenecía el etíope eunuco que Felipe bautizó (Hechos 8:26-40) y que fue salvo? No pertenecía a ninguna religión.  
¿Por qué estoy escribiendo esto? Porque me preocupan mis amigos y familiares católicos, que son muchos, y que se pueden condenar por seguir las tradiciones mentirosas de los hombres.

Mateo 16:18 Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.

Las palabras literales de Jesús para Pedro fueron: “fundaré mi iglesia”. Jesus no fundó la iglesia de Pedro, ni la iglesia católica, Jesús fundo su iglesia, la iglesia de Dios. En las palabras de Jesús usted no encontrará la palabra “católica”, esa palabra no existe en la Biblia.
Ahora,  la iglesia de Dios no es ninguna religión. En la época de Jesús existían religiones pero no existía la iglesia. Usted no encontrará la palabra iglesia en el Viejo Testamento, Jesús fue el primero en usar la palabra “iglesia”. La palabra iglesia hace referencia al reino de Dios.

Colosenses 1:13 el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, 1:14 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.

Los creyentes “salvos” han  sido librados de la potestad de la tinieblas o reino de este mundo el cual está gobernado por Satanás, su príncipe y han sido trasladados al Reino de Dios.

Lucas 4:43 Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado.

Satanás tiene su reino espiritual establecido en la tierra desde que Adán pecó. Jesús vino a establecer el reino de Dios, para eso fue enviado. Jesús comisionó a Pedro para que inaugurara la iglesia y la iglesia es el reino de Dios en la tierra. La llave que Jesús le entregó a Pedro fue la palabra de Salvación.
Pedro hizo la inauguración el día de Pentecostés. Ese día predicó por primera vez y acusó a los judíos de haber matado al hijo de Dios. Ellos le creyeron y compungidos preguntaron ¿Que haremos?

“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38)

Ya que habían creído, Pedro les dijo que se arrepintieran de haber matado al Señor y se bautizaran para que sus pecados fueran perdonados y recibieran el Espíritu Santo.
Pedro hizo uso de la llave (la palabra de Dios), y como 3.000 personas se bautizaron y ese día fueron añadidas a la iglesia o reino de Dios (Hechos 2:41).
Todos los seres humanos somos parte del reino de este mundo, y debemos dejar ese reino y ser trasladados al reino de Dios, si es que queremos ir al cielo al morir.  La iglesia de Dios la conforman todos aquellos que han sido rescatados del reino de las tinieblas y se han añadido al reino de Dios.  Las últimas palabras de Jesús antes de ascender a los cielos fueron:

Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:15-16)

Lo que Pedro hizo el día de Pentecostés fue repetir las palabras de Jesús. Tome en cuenta que Jesús no dijo el que se hiciere católico sería salvo, sino el que creyere el evangelio y se bautizare.  
Jesús no fundó la iglesia católica, ni Pedro la inauguró, esa es una tradición mentirosa. Si estudiamos la historia, podemos darnos cuenta que durante los primeros 300 años de la era cristiana, solo existió “la iglesia de Dios”.  
No existe un solo documento histórico que diga que la iglesia primitiva era llamada la iglesia católica. Durante trescientos años, la iglesia primitiva, o sea los miembros del Reino de Dios, fueron perseguidos y asesinados sin ninguna compasión.
Pero, en el año 312 D.C. sucedió algo que cambió las cosas. Constantino, el emperador romano dijo que había recibido un mensaje divino y declaro el “cristianismo” como la religión oficial del imperio
A partir de ese momento, se acabó la persecución cristiana. Las circunstancias se invirtieron y más bien se ordenó la muerte de todos aquellos que no fueran cristianos. Lógicamente que los paganos “se bautizaron sin haber creído”,  con el único propósito de evitar su muerte.
De esta manera, se mezclaron con el cristianismo las formas, ritos, adoración de imágenes y cultos que trajeron los paganos y de esa mezcla nació la religión cristiana.
Hasta ese momento, los líderes cristianos se llamaban “obispos, pastores o ancianos”.  En el año 370, el obispo de Constantinopla, se nombró “Patriarca” y el de roma se hizo llamar “Papa”. Se inició entonces una rivalidad entre los líderes cristianos de los dos grandes centros metropolitanos. El obispo de roma, ahora “Papa”, gozaba de cierto prestigio por estar en la capital del Imperio y sus partidarios, comenzaron a enseñar que su obispo, tenía preeminencia sobre los obispos de otros lugares. Inventaron que Pedro había establecido en Roma la primera Iglesia, y que había sido el primer “papa”.
En el año 500 D.C. el papa Inocencio 1, que de inocente no tenía nada, porque era un corrupto, según se menciona en los mismos archivos del propio Vaticano, fue declarado jefe supremo de la iglesia occidental y la resistencia a su autoridad era considerada una ofensa. En el año 510, declaró que el papa solo podía ser juzgado por Dios, y que no estaba sujeto a ningún gobierno terrenal.
En el año 741 D.C., se declaró la infabilidad del “papa” y en 1870 se aceptó como un dogma cristiano, por el Concilio Vaticano.  Lo de infalible significa que la palabra del “papa” era la palabra de Dios y no podía objetarse.
Los que no aceptaron ese dogma, formaron su propia iglesia llamada “viejos católicos”, que no reconocieron el papado, por considerarlo un abuso y una barbaridad, y que además no estaba contemplado en las Santas Escrituras.
El papado se degeneró, de tal manera que para ser “papa” el único requisito era tener dinero. De esta manera hubo un “papa” de tan solo 12 años, una “mujer papa” llamada Juana y por supuesto “papas” ladrones, pervertidos y asesinos. La historia no miente.
Entre el año 1045 al 1047, “tres papas” se combatieron por las armas, estas son las famosas “cruzadas”. Se agravó la tirantez entre las iglesias y en el año 1054 se separaron del todo, la iglesia oriental se llamó “ortodoxa” que significa “doctrina correcta” y la occidental se llamó “católica” que significa “universal”. Fue en ese momento que nació la iglesia católica romana que conocemos actualmente.
Hoy en día, la verdadera iglesia de Dios sigue conformada por todos aquellos creyentes que creen en Cristo y se  bautizan, y eso no tiene que ver con ninguna religión.
A mí me han preguntado muchas veces ¿Usted es católico o evangélico? ¿A cuál denominación pertenece? Mi respuesta ha sido y sigue siendo: “no pertenezco a ninguna religión ni denominación, soy cristiano (porque creo en Cristo) e hijo de Dios” (porque creí y me bauticé).

LA SALVACION POR MEDIO DEL CUMPLIMIENTO DE LA LEY

La tradición católica enseña que para ser salvos, además de ser católicos, debemos cumplir los mandamientos de la ley.

Los diez mandamientos, por expresar los deberes fundamentales del hombre hacia Dios y hacia su prójimo, revelan en su contenido primordial obligaciones graves. Son básicamente inmutables y su obligación vale siempre y en todas partes. Nadie podría dispensar de ellos. Los diez mandamientos están grabados por Dios en el corazón del ser humano. Numeral 2072 catecismo católico. La obediencia a los mandamientos implica también obligaciones cuya materia es, en sí misma, leve. Así, la injuria de palabra está prohibida por el quinto mandamiento, pero sólo podría ser una falta grave en razón de las circunstancias o de la intención del que la profiere. Numeral 2073 catecismo católico.

Nadie podrá dispensar de los mandamientos de Dios, dice el catecismo católico. En otras palabras, el catolicismo romano declara que la salvación depende de nuestro comportamiento, de nuestras obras.
Un día le pregunté a un sacerdote católico: ¿Cómo puedo ser salvo? Él no me dijo, “arrepiéntase y bautícese para el perdón de sus pecados”. Lo que me dijo fue: “Sea bueno. no peque, viva de acuerdo a los mandamientos de Dios para que sea aprobado por Él”. Pero eso no es lo que enseña la Biblia.
Muchos católicos odian a Martín Lutero sin saber exactamente qué fue lo que pasó con él. Este señor era un sacerdote católico, maestro experto en la enseñanza del catecismo. Él nunca había leído el Nuevo Testamento,  solamente había leído el catecismo y lo que la iglesia católica le había enseñado. Y él enseñaba precisamente que había que ganarse el cielo por méritos propios.
Resulta que un día fue comisionado para traducir los textos bíblicos al idioma alemán. Cuando comenzó a traducir el Nuevo Testamento se encontró entre otras cosas que Romanos 1:17 decía:

Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá”.

Lutero se dio cuenta que lo que él enseñaba no concordaba con lo que enseñaban los textos bíblicos. Se molestó, pidió audiencia con su obispo, luego con el papa y ambos le ordenaron callar bajo pena de muerte.  No calló y tuvo que huir a Alemania, donde fue protegido, para no ser asesinado por los agentes del papa.
A partir de ese momento, el oscurantismo con que la iglesia católica había mantenido a la humanidad comenzó a desaparecer y comenzaron a surgir las denominaciones evangélicas con el propósito único de llevar la verdad bíblica que había sido oculta o distorsionada por el Vaticano ¿Qué dice la Biblia?

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 2:9 no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9).

La Biblia dice que somos salvos “por gracia”,  la gracia significa regalo inmerecido. “Esto no es de vosotros”, la gracia es algo que no podemos ganar o comprar, es algo que Dios nos da por amor.
Nadie hace suficientes méritos para obtener la salvación, además Dios no quiere que sea por méritos para que “nadie se gloríe”.  Dios quiere toda la gloria para su hijo Jesucristo.
Es por fe, lo único que Dios quiere es que creamos que su hijo murió por el pecado de todos nosotros y nos bauticemos, es el método que Dios ideó para que podamos ser salvos.

sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado”. (Gálatas 2:16).

La Biblia dice que nadie es justificado por sus obras,  sino por la fe de Jesucristo. Si fuésemos justificados por guardar la ley, entonces por demás murió Cristo (Gálatas 2:21); si fuera así, entonces no habría existido razón alguna para que Cristo muriera por nosotros.
Tal vez digas que crees en Cristo y que fuiste bautizado de niño, por lo tanto eres salvo. Debo decirte que ese bautismo no tiene ninguna validez.
Jesús dijo que el que creyere y se bautizare será salvo y los niños no creen nada y nadie puede creer por ellos. Nos bautizamos cuando creemos, no al revés.
La iglesia católica enseña que hay que bautizar a los niños porque vienen con el pecado original y si mueren irían al infierno, pero esa es otra tradición que no tiene sustento bíblico. Mira lo que dice la Biblia:

El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo” (Ezequiel 18:20)

Los hijos no heredan los pecados de sus padres, esa enseñanza es una tradición que viene del hombre. Lo que la palabra de Dios enseña es que los hijos no llevaran los pecados del Padre. Los niños que mueran irán al cielo, por eso Jesús dijo que “de los niños es el reino de los cielos” (Mateo 19:14).

EL PURGATORIO

Catecismo 1030 Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo. 1031 La Iglesia llama Purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de los condenados. La Iglesia ha formulado la doctrina de la fe relativa al Purgatorio sobre todo en los Concilios de Florencia (cf. DS 1304) y de Trento (cf. DS 1820: 1580). La tradición de la Iglesia, haciendo referencia a ciertos textos de la Escritura (por ejemplo 1 Co 3, 15; 1 P 1, 7) habla de un fuego purificador: Respecto a ciertas faltas ligeras, es necesario creer que, antes del juicio, existe un fuego purificador, según lo que afirma Aquél que es la Verdad, al decir que si alguno ha pronunciado una blasfemia contra el Espíritu Santo, esto no le será perdonado ni en este siglo, ni en el futuro (Mt 12,31). En esta frase podemos entender que algunas faltas pueden ser perdonadas en este siglo, pero otras en el siglo futuro (San Gregorio Magno, dial. 4, 39).

La tradición del purgatorio, es una doctrina que afirma, que algunas personas “mueren en la gracia de Dios”, pero mueren “imperfectamente purificados”, sin haber alcanzado la santidad. Esto hace que al morir, deban ir a expiar sus pecados al fuego del purgatorio.
Podríamos decir, que “los imperfectamente purificados” son personas “no muy malas” para ir al infierno pero “tampoco muy buenas” para ir al cielo.
Con lo que hemos estudiado hasta el momento, podemos concluir fácilmente que esta doctrina es anti bíblica, porque somos salvos por gracia, por medio de la fe, no por obras.
Además, en la biblia se habla de “santificados” o de “condenados” Esta tercera nominación de los “imperfectamente purificados” o “medianamente santificados” no está en la Biblia.
Como podemos leer en el catecismo católico, la doctrina del purgatorio, se señala a sí misma como una tradición, que viene de los concilios de Florencia y de Trento; es  una  vieja  tradición  que  data  del   año 1580 hasta nuestra época.
En la ambigua redacción del texto, la iglesia católica reconoce que no hay ningún texto bíblico que hable del purgatorio (de hecho, esa palabra no existe en la Biblia). Pero, que los textos de  1  Pedro  1:7  y  1  Corintios 3:15 pueden servir de referencia para creer en el purgatorio. Lo que sí dice sin lugar a dudas, es que esa doctrina es una tradición, si es una tradición no es bíblica y si es bíblica no es una tradición.
Jesús enseñó que existían dos opciones: 1) salvación y 2) condenación. Jesús no habló de una tercera opción.
El que creyere y se bautizaré, será salvo, esa es la primera opción. El que no creyere será condenado, esa es la segunda opción.  Ambas opciones son eternas, no son temporales.
No obstante, la iglesia católica nos ofrece una tercera opción: la purificación del purgatorio, una opción temporal. Te fuiste de este mundo, no estás condenado, tampoco estás salvo, estás en el medio, eres un  imperfecto purificado”, pero con una ayudita de los que quedaron en casa, podrías adquirir la salvación y convertirte en salvo.

Catecismo 1032 Esta enseñanza se apoya también en la práctica de la oración por los difuntos, de la que ya habla la Escritura: “Por eso mandó [Judas Macabeo] hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado” (2 M 12, 46). Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico (cf. DS 856), para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de  Dios. La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos: Llevémosles socorros y hagamos su conmemoración. Si los hijos de Job fueron purificados por el sacrificio de su Padre (cf. Job 1, 5), ¿por qué habríamos de dudar de que nuestras ofrendas por los muertos les lleven un cierto consuelo? No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos (San Juan Crisóstomo, hom. in 1 Cor 41, 5).

La doctrina del purgatorio continúa diciendo, que debemos orar por los muertos y ofrecer sufragios a su favor. Que si ofrecemos misas, limosnas e indulgencias, podemos sacar a un muerto del purgatorio para enviarlo al cielo.
No hay fundamento en la palabra de Dios para afirmar semejante barbaridad. Lutero también se opuso a esa doctrina y fue lo que más molestó al Vaticano porque atentaba contra sus ingresos.
Si seguimos leyendo el texto, vemos que el Vaticano se apoya en Job 1:5 para decir que los sacrificios de Job purificaron a sus hijos. Eso es totalmente falso porque  Job hizo sacrificios por sus hijos en vida, no cuando estaban muertos. Y la Biblia no dice que Dios aceptara esos sacrificios. De hecho, Satanás provocó la muerte de los diez hijos de Job y Dios lo permitió. Si hubiesen sido santificados por los sacrificios de Job, Dios no hubiera permitido su muerte, así como no permitió la muerte de Job.
El Catecismo continúa diciendo, que Judas Macabeo mandó hacer sacrificios por los muertos para que se les perdonaran los pecados. Eso fue lo que ordenó Judas Macabeo, como lo afirma el Vaticano, no fue lo que ordenó Dios ni Cristo.

Hebreos 10:14 porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.

Jesús tuvo que venir a ofrecerse él mismo como sacrificio, una vez para siempre, por el perdón de todos los pecados de la humanidad. Dice la escritura, que con esa sola ofrenda, que es su sangre, nos santificó para siempre. No dice que nos santificó por un tiempo o nos santificó a medias, sino que nos santificó para siempre. Cuando nos bautizamos, ese perdón y esa santificación se hacen una realidad en nosotros. No hay que ir a santificarse a ningún purgatorio. Esta escritura echa por tierra la mentirosa tradición del purgatorio.
Lo cierto es, que de acuerdo con la Palabra de Dios, ninguna persona que haya creído en Cristo y se haya bautizado debe ir a purgar ningún pecado, porque Jesús purgó por todos ellos y  santificó a los pecadores para siempre.  Tal vez tú no te veas santo, pero si estás en Cristo, para Dios eres perfecto, santo, sabio, justo y redimido (1 Corintios 1:30)

Hebreos   10:17   añade:   Y   nunca   más   me   acordaré   de   sus   pecados  y transgresiones. 10:18 Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado.

Dios prometió no acordarse nunca de nuestros pecados y nunca significa por toda la eternidad.  Y no se acordará de nuestros pecados porque le caemos bien o porque no quiere hacerlo, sino porque no puede, ya que Jesús pagó por todos ellos, esa es la gracia, el perdón inmerecido.

Romanos 8:1: Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.

¿Qué más claro que esto? Si has creído y te has bautizado, estás en Cristo y si estás en Cristo, no hay ninguna condenación para ti.

1ª Pedro 2:24: quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.

Jesús cargó con nuestros pecados en la cruz, no cargó con una parte de ellos. Como vemos la palabra de Dios contradice totalmente la tradición del purgatorio. Pero veamos los dos versículos que la Iglesia católica menciona como referencia para creer que puede haber purgatorio.

1 Corintios 3:15 Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.

¿Encuentra usted en ese versículo la palabra purgatorio? La Biblia menciona muchas veces la palabra infierno y muchas la palabra cielo. ¿Por qué no iba a mencionar la palabra purgatorio? Simplemente, porque el purgatorio no existe y este versículo no se refiere a él.
Este versículo dice que si la obra de alguno se quemare, el mismo será salvo, aunque así como por fuego. ¿De qué está hablando? ¿Qué quiere decir? Veamos el texto completo:

1 Corintios 3:11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. 3:12 Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, 3:13 la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. 3:14 Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.  3:15 Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.

Pablo está hablando de la edificación de la iglesia.  Dice que la iglesia (no se refiere a    la  iglesia  o reino de Dios), es como un  edificio, cuyo fundamento es Cristo. Nadie puede poner otro fundamento, pero sí puede sobreedificar sobre ese mismo fundamento.
Edificar es evangelizar para que el edificio llamado iglesia crezca o sea que más personas sean libradas del reino de las tinieblas y trasladas al reino de Dios.
El que edifica, escoge los materiales; si usted hace una edificación con materiales como “el oro, la plata o las piedras preciosas”, su edificación permanece para siempre. Pero si usted edifica con materiales como la “madera, el heno y la hojarasca”, su edificación no pasará la prueba del fuego y se quemará.
Imaginemos por un momento a dos personas evangelizando. Una enseña  que hay que creer en Cristo y bautizarse. Esta es una verdad absoluta. Eso es edificar con oro, plata y piedras preciosas. Si las personas creen y se bautizan, serán salvas para siempre. No habrá nada que queme esa obra.
Veamos al otro evangelizador. Éste enseña que con solo creer en Cristo serán salvas. Esta es una media verdad o una verdad relativa. Eso es edificar con heno, madera y hojarasca. Las personas creen pero no se bautizan y su salvación no se completa de tal manera que esa obra se quemará.
Aunque el evangelizador, mantenga su salvación, las personas que evangelizó no se salvarán. Él sufrirá perdida porque el diablo le ganó la batalla y perdió a sus hijos espirituales y no será recompensado sino avergonzado. El que edificó correctamente, no sufrirá perdida, porque le ganó las almas al diablo, para Cristo, éste será recompensado. Puedes darte cuenta que este pasaje bíblico no tiene nada que ver con el purgatorio. Ahora vemos el otro versículo:

1ª Pedro 1:6 En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, 1:7 para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.

El versículo en mención, tampoco insinúa la existencia de un purgatorio ni de un suceso posterior a la muerte. Lo que el versículo dice, es que nuestra fe será probada por fuego aquí en la tierra.
El fuego hace referencia a las pruebas que debemos de padecer los salvos para demostrar nuestra fidelidad al Señor, el verso 6 lo dice claramente.
No tenemos que ir a purgar ningún pecado a un supuesto purgatorio, porque ya fuimos santificados una vez y para siempre. La preciosa  sangre de Jesús borró cada uno de nuestros pecados y los clavó en la cruz (Colosenses 2:14). Dios no hace nada incompleto, todo lo hace perfecto.





No hay comentarios.:

Publicar un comentario