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El costarricense
Rony Chaves tiene una Universidad en la cual ofrece cursos para obtener el
título de profeta. El hondureño Guillermo Maldonado también ofrece cursos en
ese sentido. Otros en diferentes lugares del mundo hacen lo mismo.
Por una cómoda mensualidad de dinero, en un
pequeño periodo de tiempo, cualquier persona puede convertirse en “profeta”. ¿Es bíblica esta práctica? La respuesta
es un NO grandotote. Claro que los
estudiantes salen de esos cursos con el título de profetas, pero son profetas
falsos.
2 Pedro 2:1 Pero hubo también falsos profetas entre
el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán
encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató,
atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. 2:2 Y muchos seguirán sus
disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, 2:3
y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los
tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se
duerme.
El
apóstol Pedro dice que hubo falsos profetas entre el pueblo de Israel, como los
hay en la iglesia de Cristo, y atraerán sobre ellos destrucción repentina. Desdichadamente muchos seguirán sus
disoluciones y el camino de la verdad será blasfemado. ¿Por qué cree usted que
hay tantas denominaciones religiosas? Por estos falsos profetas, cada uno de
ellos dio a luz a una denominación.
Pero es
mejor estar dividido por la verdad, que
estar unidos por el error. Estos falsos profetas hacen mercadería con los creyentes con
palabras fingidas, han tomado la piedad como fuente de ganancia
(1 Timoteo 6:5) ofreciendo dones
espirituales por una suma de dinero. Pero la condenación no se tarda sobre
ellos y su perdición no se duerme.
2 Corintios 11:13 Porque éstos son falsos
apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. 11:14
Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. 11:15
Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de
justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.
Estos
falsos apóstoles se disfrazan como apóstoles de Cristo y no es maravilla porque
el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Ellos son simpáticos,
persuasivos, carismáticos y hasta simpáticos, pero son hipócritas santulones.
Nuestro
Señor Jesús nos advirtió al respecto, él dijo “que muchos falsos profetas se
levantarán y engañarán a muchos” (Mateo
24:11).
1 Corintios 12:8 Porque a éste es dada por el Espíritu
palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; 12:9
a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo
Espíritu. 12:10 A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro,
discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro,
interpretación de lenguas. 12:11 Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo
Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.
La profecía
es un don espiritual, y la palabra de Dios nos enseña que los dones
espirituales, cualesquiera que sean, los reparte
el Espíritu Santo a
cada uno en particular como él quiere, no es algo que se puede aprender o se puede obtener en una falsa
escuela profética.
Es Dios el que escoge a las personas para darles un don de acuerdo a su propósito divino, nadie
puede decidir que quiere ser profeta y nadie, absolutamente nadie puede vender
títulos de profeta, eso es la peor herejía que se la levantado en los últimos tiempos.
Hechos 8:18-22 Cuando vio Simón que por la
imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció
dinero, diciendo: Dadme también a mí
este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba el
Espíritu Santo. Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has
pensado que el don de Dios se obtiene con dinero. No tienes tú parte ni suerte en este asunto,
porque tu corazón no es recto delante de Dios. Arrepiéntete, pues, de esta tu
maldad, y ruega a Dios, si quizás te sea perdonado el pensamiento de tu
corazón;
En este
pasaje podemos ver que Simón el mago quiso comprar los dones espirituales, y el
apóstol Pedro le dijo que los dones de
Dios no se adquieren con dinero.
Si los
dones se pudieran adquirir, matriculándose en los falsos cursos que Chaves y
Maldonado ofrecen, no necesitaríamos médicos, porque todos podrían, también, adquirir
el don de sanidad.
Tampoco
se necesitarían institutos de idiomas, porque todos los creyentes podrían
adquirir el don de diversos géneros de lenguas o de interpretación de lenguas.
Así como
no se puede adquirir el don de sanidad ni el de diversos géneros de lenguas,
tampoco se puede adquirir el don de profecía. Desde el punto de vista humano, esos cursos son una
estafa y desde el punto de vista espiritual es una afrenta al Espíritu
Santo.
Note
usted la siguiente pregunta que le hace Pablo a los corintios: “¿Son todos apóstoles? ¿son todos profetas?
¿todos maestros? ¿hacen todos milagros?” (1 Corintios 12:29)
La
pregunta es muy irónica y la respuesta es no, no todos son apóstoles no todos son profetas y no todos son
maestros, es Dios quien escoge a quien le
quiere otorgar un don.
1 Corintios 12:15 Si dijere el pie: Porque no soy
mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? 12:16 Y si dijere la
oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? 12:17
Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde
estaría el olfato? 12:18 Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de
ellos en el cuerpo, como él quiso.
El verso
18 del anterior pasaje dice que es Dios el que coloca a los miembros del cuerpo
de Cristo y les da dones a cada uno de ellos como él quiere, esa es una labor
exclusiva de Dios.
En el
cuerpo de Cristo, tal vez yo sea la boca y otro el oído y otro las manos y otro
los ojos, o mejor dicho, uno es maestro, otro evangelista y otro profeta, ninguna persona puede ser todo el cuerpo
sino que todos los miembros son el cuerpo. Así que no todos son profetas si no los que Dios escoge como tales.
¿EN QUE CONSISTE LA PROFECIA?
Hebreos 1:1 Dios, habiendo hablado muchas veces y
de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el
Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el
universo;
Podemos
resumirlo en pocas palabras: la profecía
es Dios hablando a través de los hombres, es
Dios revelándose a los hombres. Ahora, note usted que un periodo de un poco más de 400
años, Dios utilizó únicamente 18
profetas, estos son Noé, Joel, Jonás, Amos, Oseas, Isaías, Miqueas, Nahum,
Sofonías, Jeremías, Ezequiel, Abdías, Daniel, Habacuc, Hageo, Zacarías, Malaquías y Moisés.
Luego
habló a través de su hijo Jesucristo.
Posteriormente se reveló únicamente a Pablo
para que aclarara la doctrina del evangelio de Cristo. Y al apóstol Juan para
que escribiera el Apocalipsis.
Durante los siguientes dos mil años no hubo un solo
profeta, sin embargo en el siglo 20 comenzaron
a proliferar los profetas y en este siglo 21 se comenzaron a multiplicar por miles.
Nadie dijo que fueran profetas, ellos se autonombraron profetas y comenzaron a
vender títulos de profetas a otros.
Ahora los
pastores son profetas, sus esposas también lo son y hasta sus hijos, hay
familias completas que supuestamente tienen el don de profecía.
Ccomo
dijimos al principio ahora cualquiera puede ser profeta, pero no son profetas
de Dios sino profeta falsos que hablan por su propia cuenta.
Jeremías 23:16 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: No
escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan; os alimentan con
vanas esperanzas; hablan visión de su propio corazón, no de la boca de Jehová. 23:17
Dicen atrevidamente a los que me irritan: Jehová dijo: Paz tendréis; y a
cualquiera que anda tras la obstinación de su corazón, dicen: No vendrá mal
sobre vosotros. 23:18 Porque ¿quién estuvo en el secreto de Jehová, y vio, y
oyó su palabra? ¿Quién estuvo atento a su palabra, y la oyó? 23:19 He aquí que
la tempestad de Jehová saldrá con furor; y la tempestad que está preparada
caerá sobre la cabeza de los malos. 23:20 No se apartará el furor de Jehová
hasta que lo haya hecho, y hasta que haya cumplido los pensamientos de su
corazón; en los postreros días lo entenderéis cumplidamente. 23:21 No envié yo
aquellos profetas, pero ellos corrían; yo no les hablé, mas ellos profetizaban.
23:22 Pero si ellos hubieran estado en mi secreto, habrían hecho oír mis
palabras a mi pueblo, y lo habrían hecho volver de su mal camino, y de la
maldad de sus obras. 23:23 ¿Soy yo Dios de cerca solamente, dice Jehová, y no
Dios desde muy lejos? 23:24 ¿Se ocultará alguno, dice Jehová, en escondrijos
que yo no lo vea? ¿No lleno yo, dice Jehová, el cielo y la tierra? 23:25 Yo he
oído lo que aquellos profetas dijeron, profetizando mentira en mi nombre,
diciendo: Soñé, soñé. 23:26 ¿Hasta cuándo estará esto en el corazón de los
profetas que profetizan mentira, y que profetizan el engaño de su corazón? 23:27
¿No piensan cómo hacen que mi pueblo se olvide de mi nombre con sus sueños que
cada uno cuenta a su compañero, al modo que sus padres se olvidaron de mi
nombre por Baal? 23:28 El profeta que tuviere un sueño, cuente el sueño; y
aquel a quien fuere mi palabra, cuente mi palabra verdadera. ¿Qué tiene que ver
la paja con el trigo? dice Jehová.
Hoy en
día ocurre como en los tiempos de Jeremías, cuando el pueblo judío pensaba, engañado
por los falsos profetas de entonces, que iban a prosperar como en los días de
Salomón, cuando en realidad, lo que se avecinaba era la inmediata destrucción
de Jerusalén, y la deportación de muchos a Babilonia. “No los escuchen”, dice el Señor.
Jeremías 23:29 ¿No es mi palabra como fuego, dice
Jehová, y como martillo que quebranta la piedra? 23:30 Por tanto, he aquí que yo estoy contra
los profetas, dice Jehová, que hurtan mis palabras cada uno de su más cercano. 23:31
Dice Jehová: He aquí que yo estoy contra los profetas que endulzan sus lenguas
y dicen: El ha dicho. 23:32 He aquí, dice Jehová, yo estoy contra los que
profetizan sueños mentirosos, y los cuentan, y hacen errar a mi pueblo con sus
mentiras y con sus lisonjas, y yo no los envié ni les mandé; y ningún provecho
hicieron a este pueblo, dice Jehová.
Mientras
hoy en día se predica incesantemente desde tantos púlpitos que es la hora en la
que el creyente ha de recibir la abundancia material de las naciones, y a
disfrutar de su herencia aquí y ahora, esto mismo ya ocurría en tiempos de
Jeremías con aquellos falsos profetas denunciados por la misma Palabra de Dios.
Hacen que el creyente se olvide de Dios
con sus falsos sueños.
Estos falsos
profetas de la actualidad, incitan al pueblo de Dios a ser ya y de facto reyes; y reyes que posean las
riquezas de este mundo. Tal y como sucedió con los falsos profetas en los
tiempos de Jeremías sucede ahora.
¿Cómo sabemos que sus profecías son falsas? Porque son siempre positivas: “Yo profetizo que tendrás un gran ministerio”,
“yo profetizo que el Señor bendecirá esta nación este año como nunca”, “yo
profetizo que debes casarte con fulana y fulana te hará muy feliz”.
Ese tipo
de profecías que endulzan sus lenguas
son profecías falsas, no vienen de
Dios y con sus mentiras y lisonjas hacen errar al creyente.
“¿No es
mi palabra como fuego, como martillo que quebranta la piedra? (v29). Lo que Dios quiere decir es que
sus palabras son una advertencia para el arrepentimiento.
La profecía siempre fue para prevenir al pueblo que
se arrepintiera de su maldad, que se
arrepintiera de su idolatría y se volviera al único Dios verdadero, para que no
fuera castigado.
Las verdaderas
profecías han revelado y siguen revelando lo que pasaría con el pueblo de
Israel y lógicamente con toda la humanidad incrédula.
Prácticamente,
todo el mensaje de los falsos profetas radica en la dirección del materialismo y la búsqueda del poder y del dinero. Es
simple codicia, y entre otras cosas, un escándalo para los oídos de cualquiera.
Han llegado a ser piedra de tropiezo para muchos, y excusa para que se rechace
el Evangelio por parte de muchos.
La última profecía de Dios se encuentra en el Apocalipsis,
y en ella Dios revela todo el castigo
que vendrá sobre aquellos que rechacen a nuestro Señor Jesús, pero también habla de una esperanza para el que crea en él, porque
el
testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía (Apocalipsis 19:10).
¿Qué es el espíritu de la profecía? Para
poderlo entender y a manera de ilustración, hablemos de las leyes de cualquier
país. Éstas poseen una letra, que es lo que está
escrito en ellas y un espíritu,
que es la intención, motivación o propósito de las leyes.
De la
misma forma, la palabra de Dios tiene una letra y hay un espíritu detrás de la
letra, ese espíritu es la intención o el
propósito de la profecía que es a la vez el propósito de Dios.
Romanos 10:4 porque el fin de la ley es Cristo,
para justicia a todo aquel que cree.
En este
versículo, se nos dice que el fin de la
ley, es llevarnos a Cristo para ser
justificados al creer en él. En otras palabras que el espíritu o propósito de la
ley es llevarnos a Cristo para ser justificados.
Dios dio
la ley, para que el hombre se diera
cuenta de lo pecador que era, se diera cuenta que estaba condenado, así que necesita
a Cristo, para obtener su perdón.
Ese es el
espíritu de la ley y ese es el mismo espíritu de la profecía. “El
testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía” o “el espíritu de la profecía es el testimonio de Jesús”.
La
profecía es para que testimoniemos de Jesús, es para llevar a los incrédulos a Jesús,
no tiene ningún otro fin.
Ese es el
espíritu de todas las profecías, tanto del antiguo como del nuevo Testamento. Por
ejemplo, si en el Viejo Testamento, usted lee la profecía de las 70 semanas de
Daniel (Daniel 9:24-27), se dará cuenta que termina hablando del Mesías y del reino de Dios. El espíritu de
esta profecía es llevarnos a Cristo.
De igual
manera, si lees las profecías del libro del Apocalipsis, en el Nuevo
Testamento, te darás cuenta que terminan hablando del reino de Cristo y de quienes
reinarán y quienes no reinarán con él. El espíritu de esta profecía es
llevarnos a Cristo.
El
espíritu de toda profecía es el testimonio de Cristo, sin embargo, su espíritu ha sido pervertido. Ahora
profetizan acerca del futuro de las personas, de lo que Dios tiene para ellos y
hasta con quien se casarán. Esas profecías no vienen de Dios, porque ese no es el espíritu de la profecía. Son
lenguas
que endulzan con mentiras, ha dicho el Señor.
¿Entonces
qué es lo que deben profetizar los profetas actuales? Por ejemplo, un creyente
anda por el camino errado, o quizás tiene algún pecado oculto que lo está
desviando de Jesús, entonces Dios le revelará el secreto al profeta para que
hable con esa persona y ésta se salve.
En otro
sentido no hay nada que profetizar, porque
todo ha sido revelado.
Los pastores
que se han autodenominado profetas deben pedirle perdón a Dios y dedicarse a
enseñar la verdad y no sus mentiras.
¿CÓMO IDENTIFICAR LOS FALSOS PROFETAS?
En primer lugar, cuando profetizan lisonjas y endulzan a los demás
como en el tiempo de Jeremías. La profecía ha sido y será siempre una advertencia de destrucción y muerte,
acompañada de una esperanza, para el
creyente obediente. Usted no encontrará una sola profecía en la Biblia que
hable de esperanzas sin hablar primero de destrucción.
La segunda
pista para identificar un profeta falso, es la fuente de su enseñanza. Si profetizan cosas que contradicen la palabra de Dios o no se encuentran en la palabra de
Dios, son profetas falsos.
Isaías 8:20 ¡A la ley y al testimonio! Si no
dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido.
El profeta
tiene que apegarse a la palabra de Dios y dar testimonio de Jesús. Si no es
así, son profetas falsos a los que no les ha amanecido.
Por
ejemplo, cuando yo estuve en Asambleas de Dios o en el Ministerio de Jimmy
Swaggard, me enseñaron que para una
persona fuera salva, lo que tenía que hacer era únicamente confesar públicamente que Jesús era el Señor.
A toda
iglesia que asistía escuchaba la misma enseñanza, pero escrudiñando las
escrituras, podemos ver que para ser
salvo, no solamente se necesita creer y confesar a Jesús (Romanos 10:9), sino que hay que
bautizarse (Marcos 16:16), porque
para ser salvos y andar en vida nueva tenemos que ser sepultados con Cristo en
el bautismo (Romanos 6:4) con el fin
de deshacernos de nuestra naturaleza pecaminosa (Colosenses 2:11-12) y que de esa manera se nos perdonen los pecados
(Hechos 2:38) o mejor dicho se haga
efectivo el perdón que Jesús otorgó en la cruz hace más de dos mil años.
Y debe
quedarnos claro, que andar en nueva vida
significa que en el bautismo adquirimos el compromiso de corazón de dejar de vivir para nosotros mismos, y
empezar a vivir para aquel que murió por todos nosotros (2 Corintios 5:15)
Yo me
preguntaba, por qué enseñan que el bautismo no es necesario, si la palabra de
Dios es tan clara. Entonces un amigo me consiguió una entrevista con uno de los
grandes líderes de la Alianza Evangélica de este país. Cuándo le hice la
pregunta, me dijo que no tenía base bíblica para contradecir lo del bautismo, pero, que Dios le había revelado a uno
de los grandes profetas de la Alianza Evangélica, que el bautismo ya no era necesario para
la salvación.
Este
señor nos reveló de donde había salido la media verdad que la Alianza Evangélica
enseña en cuanto a la salvación, el origen era de un profeta de la misma
Alianza, lógicamente un profeta falso,
porque esa profecía contradice totalmente la palabra de Dios. A este profeta no
le había amanecido ni le ha amanecido a ninguno de los pastores de esta Alianza
Evangélica.
2 Timoteo 3:13 Mas los malos hombres y los
engañadores, irán de mal en peor, engañando y siendo engañados.
La palabra
de Dios no se equivoca nunca. Ella dice que los malos hombres y los engañadores
irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. Ellos son engañados, no
estudian, no investigan el origen de sus malas enseñanzas y de engañados pasan
a engañadores. Allí va la mentira de pastor en pastor, de generación en
generación.
1 Timoteo 6:3
Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro
Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, 6:4 está
envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras,
de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, 6:5
disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad,
que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales.
A la ley
y el testimonio, si un profeta habla acerca de algo que no está escrito en la
palabra de Dios, o algo que no es el testimonio de Jesús, no le ha amanecido.
Si un
profeta no se conforma a las palabras de
Jesús, no le ha amanecido, no es un
profeta de Dios, es un corrupto de entendimiento, un privado de la verdad que
toma el evangelio como fuente de ganancia.
23:29 ¿No es mi palabra como
fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?
, es lo
que Dios nos ordena.
Juan 15:6 El que en mí no permanece, será echado
fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y
arden. 15:7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid
todo lo que queréis, y os será hecho.
El que no
permanece en las palabras de Jesús será echado al fuego porque no ha sido fiel
a su testimonio.
Mateo 7:21-23 No todo el que me dice: Señor, Señor,
entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que
está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no
profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu
nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí;
apartaos de mí, hacedores de maldad.
No todo
el que habla en nombre del Señor es del Señor. No todo el que profetiza en el
nombre del Señor, es enviado por el Señor ni su profecía es verdadera.
La voluntad de Dios es que el espíritu de la profecía sea el testimonio de Jesús, lo que
significa conformarse a las palabras de
Jesús, esa es su voluntad, no hay otra.
Nadie
puede profetizar lo que se le ocurra, esas profecías no vienen de Dios, son
ocasionadas por la vanidad de la mente. Esos
profetas, son hombres vanidosos que deliran acerca de cuestiones que
desconocen.
1 Corintios 4:6 Pero esto, hermanos, lo he
presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en
nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea que por causa
de uno, os envanezcáis unos contra otros.
Nadie puede
pensar más allá de lo que está escrito y menos enseñar eso que piensa como una
profecía, porque ya todo está revelado, ya todo está escrito, tómalo muy en
cuenta e identifica a esos falsos profetas que andan por allí.
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