lunes, 24 de abril de 2017

EN EL PRINCIPIO

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El libro del Génesis no es solamente la historia de la creación. Paralela a esa narrativa hay una serie de principios espirituales que Dios quiere enseñarte. El agua, la tierra, el sol, la luna, las estrellas, todo tiene un significado profundo, fascinante y espiritual, que todos los creyentes deberían saber.
  
Génesis 1:1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

La declaración “En el principio creo Dios” da por un hecho la existencia de Dios, en vez de tratar de probarlo. El escritor del Génesis,  suponiendo que cualquier persona con inteligencia media podría ver la existencia de Dios a través de la creación, no teniendo excusa para dudar (Romanos 1:20), no malgastó espacio en lo que debe ser evidente a todos. El Salmista escribe: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Salmo 19:1).
La creación es la prueba de que Dios existe, algo tan perfecto no pudo crearse al azar, no existe el big bang, “nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio”, dice Dios, “porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; pues escrito está: El prende a los sabios en la astucia de ellos. Y él conoce los pensamientos de los sabios, que son vanos
(1 Corintios 3:18-20).

Génesis 1:2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. 1:3 Y dijo Dios: Sea la luz;  y fue la luz. 1:4 Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. 1:5 Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.

El libro del Génesis nos relata, que la tierra estaba desordenada y vacía, que todo era un mar cubierto de oscuridad. Tome en cuenta que Dios solamente habló: “Dios dijo hágase la luz y la luz fue hecha. No debemos confundir la luz con el sol, se hizo la luz aunque no existía el sol.  Pero lo importante que debemos hacer notar es que  la luz se hizo por el poder creativo de la palabra de Dios.
Hebreos 11:3 dice que por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.
No existe explicación científica alguna para entender la creación, es por fe que creemos que por medio de la palabra de Dios, lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.

Marcos 11:23 Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.

Y hay algo sumamente trascendental,  y es que ese poder de la palabra de Dios nos ha sido transferido. Jesús dijo que todo lo que digamos será hecho, tal y como lo hizo Dios en el génesis. Cuando creemos y decimos cosas que están decretadas en la palabra de Dios, veremos lo que no se ve.

Génesis 1:6  Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. 1:7 E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así. 1:8 Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde y la mañana el día segundo.

En el segundo día, Dios hizo una división, para separar las aguas, dejando unas arriba y otras debajo de la bóveda celeste que llamó cielo. Las aguas que están arriba de esa división son las nubes de agua.
El agua se usa con mucha frecuencia en las Escrituras para referirse a los hombres y a la vida. En Apocalipsis 17 leemos que hay una gran ramera sentada sobre muchas aguas.  Esa ramera es la falsa religión que se hace pasar por la iglesia, y las aguas son los pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas (17:15) que son engañadas por esa falsa religión.
Lo que Dios está intentando decir es que hay una vida terrenal y una vida celestial arriba en los cielos. De la misma manera que las aguas sobre la tierra son llevadas hacia arriba y se hacen invisibles en el cielo, habrá un día en que muchos espíritus serán separados de sus cuerpos terrenales para ser llevados al cielo a llevar una vida espiritual. 

Génesis  1:9 Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así. 1:10 Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno.

En el tercer día Dios separó la tierra del agua que cubría el planeta, lo que hace suponer que toda la tierra estaba llena de agua; entonces a la parte de aguas le llamó “mares” y a la parte  seca le llamó  tierra”.
Durante este periodo tenemos la aparición de los continentes, la acción de los agentes atmosféricos sobre las rocas y el terreno que se forma gradualmente a fin de prepararse para la vida de las plantas que habría de aparecer a continuación.
Pero esa realidad física también contiene una enseñanza espiritual. Como ya lo dijimos, las aguas son una imagen de la vida humana. El profeta Isaías dice: “Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto y sus aguas arrojan cieno y lodo” (Isaías 57:20).
Esa agua que cubría la tierra y la envolvía ocasionando vacío y desorden simboliza la humanidad caída. De esa confusión surge la tierra, que simboliza al pueblo de Dios y los mares que simbolizan en este caso a los que rechazan la gracia de Dios. Con la llegada de Jesucristo se dio esa separación.

Génesis 1:11 Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. 1:12 Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. 1:13 Y fue la tarde y la mañana el día tercero.

Dios dio la orden, de que la tierra produjera hierba y la hierba semilla y luego árboles y frutos. La tierra produciría en primer lugar hierba, luego la hierba produciría semillas. Esas semillas, llegarían a ser árboles y cuando estos fueran adultos, producirían frutos. El hombre también fue plantado como una semilla que debía de germinar, de eso hablaremos adelante.

Génesis 1:14 Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, 1:15 y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. 1:16 E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas. 1:17 Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, 1:18 y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. 1:19 Y fue la tarde y la mañana el día cuarto.

En el tercer día no nació ninguna planta, porque Dios, todavía no había creado el sol, y para que la semilla germinara y se iniciara el proceso de la fotosíntesis, se necesitaba el sol. Dios dio la orden, de que la tierra produjera hierba, pero las plantas surgieron hasta en el cuarto día, porque no estaba el sol.
En el día cuarto,  con el poder de su palabra, Dios creó el sol y la luna y también las estrellas para llevar luz a la tierra de día y de noche. Fue entonces que las plantas dieron fruto.
El sol es un símbolo de Cristo, En Malaquías 4:2  se menciona al hijo de Dios que no tardaría en aparecer en su poder supremo como el Sol de Justicia.
Con el pecado de Adán y Eva, la humanidad quedó en oscuridad y sin esperanza y necesitaba de un sol que brillara y les diera esa esperanza. Si bien existía la luz, esa luz no es alumbraba, el sol apareció posteriormente para alumbrar a todas las naciones.
Por su parte, la luna simboliza a la iglesia. Recordemos que la luna no tiene luz propia, lo que hace es reflejar la luz del sol para llevar luz en la oscuridad y eso es lo que hace la iglesia, reflejar la luz de Cristo.
Las estrellas simbolizan a las tribus de Israel, la palabra de Dios dice que la salvación viene de los judíos (Juan 4:22) pues Jesús era judío. Además ellos son el pueblo escogido y fue a ellos que se les dio la ley. Sin el sol no podemos dar fruto, necesitamos de la luz del sol para que la semilla germine y esa luz del sol es el Señor Jesús.

Génesis 1:20 Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. 1:21 Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno. 1:22 Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra. 1:23 Y fue la tarde y la mañana el día quinto.

En el quinto día, Dios dio la orden, de que las aguas produjeran seres vivos y aves que volaran sobre la tierra. Aquí pareciera decir que las aguas producirían aves, algo así como que los peces se convertirían en aves. Pero  no es así, lo que Dios está diciendo es que las aguas produzcan seres marinos y que por su parte se produzcan aves que vuelen sobre los cielos. Eso lo sabemos porque en Génesis 2:19 se dice claramente que  de la tierra, es decir del barro es que Dios formó las bestias del campo y las aves de los cielos.
En Éxodo 9:4 leemos: “Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí”. Las aves que se elevan sobre la tierra simbolizan a los creyentes que nacen de nuevo. Ellos son elevados sobre toda potestad y sentados en lugares celestiales con Cristo Jesús (Efesios 2:6).

Génesis 1:24 Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así. 1:25 E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno.  

Ese mismo día fueron creados todos los seres vivientes, las bestias, las serpientes y animales de la tierra, lo mismo que el ganado. Como ya vimos, todos fueron creados del barro de la tierra. Este pasaje no parece tener ningún mensaje espiritual, pero sí lo tiene, Dios quiere que quede claro que todos esos animales fueron creados del polvo de la tierra, son polvo y nada más.

Génesis 1:26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. 1:27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.

Note que la escritura dice “Hagamos”, en singular, revelándonos desde el principio, que Dios es una trinidad santa: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.

Juan 1:1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. 1:2 Este era en el principio con Dios. 1:3 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.

Dios Padre y Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, siempre han  existido y no han sido creados, han existido por siempre, en  compañerismo entre ellos.  En el día sexto, se inicia entonces la creación del hombre.
Génesis 1:26 vemos que la intención de  Dios es crear al hombre a su imagen, conforme a su semejanza. Lo que primero que Dios quiere que nos quede claro es que el hombre fue creado a su imagen y semejanza.
Debemos destacar que ningún ser creado hasta ese momento lo fue a semejanza e imagen de Dios porque Dios no es de barro y todos los animales habían sido creados del barro.
El hombre es el único ser creado a la imagen, conforme a la semejanza de Dios ¿Qué es lo que eso significa? La respuesta la encontramos en Juan 4:24. Allí se dice que Dios es espíritu, lo  que significa que si somos creados conforme a su semejanza es que tenemos su misma naturaleza,  somos espíritus como él. Y que seamos creados a su imagen, es que  reflejamos a Dios en nosotros.
La palabra de Dios dice que el hombres es espíritu, alma y cuerpo (1 Tesalonicenses 5:23), es decir, el hombre es un espíritu que posee un alma y que mora en un cuerpo. El alma la componen la mente, la voluntad y las emociones y sentimientos.
El cuerpo es el vestido del hombre, es lo que vemos y es temporal, pero el espíritu no lo vemos, es invisible y es eterno. Cuando el vestido del hombre se deteriora y ya no sirve, entonces se da la muerte del cuerpo, el cual vuelve a ser polvo. Entonces es hora que el espíritu vaya  al lugar que Dios le tiene preparado (Eclesiastés 12:7).
Es aquí donde entra el evangelio y donde nos hacemos la pregunta ¿A dónde iremos cuando se muera nuestro cuerpo? Todos los hombres somos semejantes a Dios porque todos somos espíritus, pero no todos somos conforme a su imagen, porque no todos lo reflejamos a él. Ese reflejo se da únicamente cuando tenemos un nuevo nacimiento y su espíritu viene a morar a nuestro espíritu.

2 Corintios 3:18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.

Recuerde este versículo, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen de Dios por la acción del Espíritu del Señor. Ese es el proceso que restaura la imagen de Dios en los hombres. Sin el Espíritu Santo morando en nuestro espíritu es imposible que reflejemos la imagen de Dios.
La semejanza de Dios habla de su naturaleza, él es espíritu y nosotros somos espíritus porque tenemos su misma naturaleza. La imagen de Dios habla de su carácter, de su bondad, de su amor, de su perdón, etc. Esa imagen se forma en nosotros a partir del momento en que tenemos el nuevo nacimiento.
En Malaquías 3:2, se dice que Dios es como fuego purificador, y como jabón de lavadores ¿Qué es lo que Dios está buscando? El reflejo de su propia imagen.  ¿Por qué tenemos que pasar por pruebas y decepciones?  Para ser refinados como la plata hasta que reflejemos en nosotros la imagen de Dios.

Génesis 2:7 Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.

En el sexto día, la divinidad decidió crear al hombre, pero a un hombre a su imagen y semejanza, un ser diferente a todo lo creado hasta este momento.  Dios hizo al hombre del polvo de la tierra, en esta ocasión no dijo que la tierra produjera al hombre, como lo hizo con los animales, sino que de su propia mano, formó al hombre y  lo hizo a su imagen y semejanza. Ahora, ese hombre que formó del polvo al igual que los animales, solamente era el cuerpo.
Pero, Dios le sopló en su nariz aliento de vida, y ese aliento es su espíritu ¿Cómo lo sabemos? Porque en Juan 6:63  dice que el espíritu es el que da la vida.  El hombre es un espíritu, al que se le dio un cuerpo como el de los animales para que pudiera vivir en la tierra. Y Dios le introdujo el espíritu mediante un soplo para que fuera conforme a su semejanza.
Lo segundo que Dios quiere que nos quede claro en la creación del hombre, es que lo creó varón y hembra, es decir, el hombre está formado de dos partes: 1) el varón y 2) la hembra. Cuando la Biblia se refiere al hombre, se está refiriendo tanto al varón como a la mujer. Dios no concibe al varón sin la mujer. Un varón sin una mujer es un varón incompleto y una mujer sin un varón es una mujer incompleta. Dios no dijo que todo era bueno sino hasta que había creado a la mujer.

Génesis  2:18 Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él. 2:19 Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre. 2:20 Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él. 2:21 Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. 2:22 Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. 2:23 Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada.

Mientras Adán dormía, Dios lo operó y le quitó una costilla que convirtió milagrosamente en mujer. Eva no fue creada del barro, sino del mismo Adán.   Dios creo al hombre varón y hembra, Dios pudo darle al hombre, otro hombre, como ayuda, pero creyó conveniente, darle la mujer, no solo para que lo ayude, sino para que pueda procrearse, por eso la homosexualidad no cabe en la mente de Dios.
Dios no creó al hombre varón y varón, ni hembra y hembra, sino varón y hembra los creó, debe quedar claro. Eso no es homofobia, es una realidad natural y espiritual.
Note que Eva fue sacada de Adán, porque solo lo que fuera de su propia naturaleza podría ser su ayuda idónea. La compañía de los animales no llenó la soledad de Adán, solo la presencia de la mujer, la de un ser de su misma naturaleza, le abrió la posibilidad de diálogo y de encuentro personal.
Esa es la misma razón, por la que Dios le dio el espíritu al hombre, porque solo un ser espiritual puede tener un diálogo y un encuentro personal con Dios, que es espíritu. Para comprender a Dios, no nos basta el alma y la mente, necesitamos el espíritu.

Génesis 2:24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.

El hombre se unirá a su mujer y serán una sola carne, es decir un matrimonio, ya no serán dos sino solo uno, con un mismo objetivo. Esto tiene un gran significado espiritual:

Efesios 5:31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia.

Adán simboliza a Cristo y Eva simboliza a la iglesia, la cual está compuesta por todos los creyentes que han tenido un nuevo nacimiento. La iglesia es una sola carne con Cristo,  porque la iglesia es el cuerpo y Cristo es la cabeza de ese cuerpo.

Efesios 5:23 porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.

El hombre y la mujer deben ser una sola carne y  la iglesia debe ser una sola carne con Cristo, así como Cristo es una carne con el Padre: 

Juan 14:10 ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras.

Ser una sola carne, significa, estar identificados en pensamiento y en corazón.  Ser una carne con Cristo, significa estar identificados con el pensamiento y el corazón de Dios, significa tener la mente de Cristo.

Isaías 55:8 porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.

El hombre que no ha tenido un nuevo nacimiento no puede pensar como Dios, para ello necesita tener la mente de Cristo. Cuando una persona tiene un nuevo nacimiento, en ese momento, Cristo en la persona del Espíritu Santo viene a morar  a su espíritu (Hechos 2:38, 1 Corintios 3:16) y en ese momento pasa a tener la mente de Cristo (1 Corintios 2:16).
Es únicamente a partir de ese momento, que podemos empezar a pensar como Dios y a conocer su voluntad, porque Cristo toma el control de nuestra mente.

Génesis 1:28 Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, G y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.

Muchos se preguntan ¿Cuál fue el propósito de Dios al crearnos? La respuesta es muy sencilla, Dios nos creó para que enseñoreáramos sobre la creación. El creó la tierra para nosotros  y luego nos creó a nosotros para que la sometiéramos, para que la hiciéramos producir y la llenáramos  con nuestra descendencia.

Hebreos 2:6 pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo: ¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, O el hijo del hombre, para que le visites? 2:7 Le hiciste un poco menor que los ángeles, Le coronaste de gloria y de honra, Y le pusiste sobre las obras de tus manos; 2:8 Todo lo sujetaste bajo sus pies.

Dios creó al hombre un poco menor que los ángeles, lo coronó de gloria y de honra y lo puso sobre las obras de sus manos, y todo lo sujetó bajo sus pies. Ese fue el motivo de su creación. Que amor más grande  el de Dios,  para su creación especial: el hombre.

Génesis 1:29 Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. 1:30 Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así. 1:31 Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.

El punto de toda esta narrativa es que Dios ha hecho una provisión maravillosa y completa para Su creación. El mundo de la naturaleza está lleno de las más asombrosas evidencias del cuidado de Dios. Pero el mundo ha rechazado al creador y ha puesto la creación en las manos del diablo (Lucas 4:6), por eso el mundo está como está, pero de eso hablaremos en otra oportunidad.

Dios envió a su hijo para restaurarnos, para devolvernos el dominio sobre la tierra, pero allí como precarista se encuentra un ex arcángel llamado Lucero, conocido como Satanás, buscando robar, matar y destruir (Juan 10:19). Está en tus manos impedirlo, solamente debes seguir las instrucciones de Dios y cumplir con tu obligación para con él. Domina, fructifica, multiplícate, para eso has sido creado.  Espero que estas revelaciones te ayudan en tu crecimiento espiritual.

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