miércoles, 18 de abril de 2018

QUE ES UN ESTADO LAICO?




¿QUÉ ES UN ESTADO LAICO?
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En las pasadas elecciones a presidente, efectuadas en Costa Rica, el tema del “estado laico” fue usado en los debates, pero ninguno de los candidatos supo explicar lo que eso significaba realmente.

El candidato oficialista,  se manifestó a favor del estado laico, y dijo que un estado laico no era un estado ateo como lo quería hacer ver el candidato opositor, lo que sería su postura. Y agregó que más bien un estado laico es un estado en donde hay libertad religiosa e “igualdad para todos”.

El estribillo “igualdad para todos” fue lo que hizo ganador al candidato oficial, porque ese estribillo señalaba como “homofóbico y peligroso” al candidato opositor. Dieron a entender que el candidato opositor iba a acabar con los derechos humanos que tanto gozamos los ticos.

¿Pero cuál es la verdad? Lo primero, que el candidato opositor no estaba pensando en acabar con los derechos humanos, lo único que estaba haciendo era defender sus creencias religiosas.

Lo segundo es,  que un Estado laico es el de una nación que supone “la nula injerencia de cualquier organización o confesión religiosa” en los poderes del estado, llámense ejecutivo, legislativo o  judicial.

En un sentido laxo, un Estado laico es aquel que “supuestamente es neutral” en materia de religión, pero en la realidad no lo es, porque un estado neutral no prohíbe nada, y el estado laico prohíbe tajantemente hablar de religión en las instituciones del Estado.

Para entenderlo mejor, pongamos el ejemplo de la FIFA. Podríamos decir que la FIFA aplica algunos de los principios del estado laico al prohibir que los jugadores utilicen insignias religiosas dentro del campo de juego.

Los jugadores pueden seguir la religión que quieran, tienen supuesta libertad religiosa pero no pueden ejercer esa libertad en la cancha, porque les han  puesto un bozal que les impide expresarse.

Los gobiernos laicos empiezan por impedir que se hable de religión en las instituciones del Estado (sus campos de juego), pero poco a poco se van extendiendo fuera de las instituciones estatales (fuera del estadio) para convertir el estado laico en  una persecución religiosa,  como sucede en muchos países.

El estado confesional es aquel que reconoce como oficial alguna religión en concreto, pero a la vez permite libremente la existencia y la expresión libre de otras religiones, tal y como sucede en Costa Rica.

El artículo 75 de la Constitución Política de Costa Rica dice: "La Religión Católica, Apostólica, Romana, es la del Estado, el cual contribuye a su mantenimiento, sin impedir el libre ejercicio en la República de otros cultos que no se opongan a la moral universal ni a las buenas costumbres".

Por su parte, la diferencia entre los estados laicos y los estados ateos, es que en los estados ateos se prohíbe totalmente cualquier creencia y práctica religiosa.

Sin embargo, los estados laicos casi siempre terminan siendo ateos  porque en todas sus instituciones se prohíbe las religiones y se toman medidas y castigos para aquellos que se atrevan a hablar de sus creencias, es decir, siempre hay persecución religiosa en las instituciones del Estado.

En un estado laico usted no podrá cumplir libremente con la voluntad de Dios de llevar el conocimiento de la verdad a toda criatura (1 Timoteo 2:3-4) porque perdería su trabajo.

Un ejemplo de ello lo vivimos en las pasadas elecciones. Aunque en Costa Rica la Constitución nos garantiza la libertad de religión, el Tribunal Electoral la violentó, prohibiendo, amenazando y persiguiendo al candidato cristiano por mencionar la palabra de Dios en sus discursos y debates, utilizando argumentos que no iban al caso, de los cuales podremos hablar en otra ocasión.

Al candidato cristiano le pusieron un tapabocas para que no pudiera hablar contra el matrimonio homosexual, contra el aborto, o contra la ideología de género fundamentado en la palabra de Dios.

Para decirlo de una manera clara, en los estados laicos la palabra del hombre está por encima de la palabra de Dios.

Un diputado no podría oponerse jamás a una ley que permita el aborto, argumentando creencias bíblicas porque le estaría prohibido.

Para el ateo o para el incrédulo lo mejor es un estado laico. Pero para el verdadero creyente, un estado laico es lo peor que puede suceder, porque un gobierno sin Dios es un gobierno que lo rechaza y por lo tanto es un gobierno sin la protección Divina; es un gobierno en las manos del diablo.

Un gobierno sin Dios es un gobierno en donde no se respetan los derechos humanos, es un gobierno en donde se confunde el libertinaje con la igualdad de derechos.

En un mundo lleno de terror, en un mundo lleno de odio, necesitamos un gobierno  que confiese que Jesús es el Rey de reyes y Señor de señores.

Voy a decirlo claramente, un gobierno laico que no confiese que Jesús es el Señor es un gobierno con el espíritu del anticristo (2 Juan 7) y eso traerá la ira de Dios en el país que lo implante; eso ya lo vemos en muchos países del istmo.

En las escuelas de los gobiernos confesionales se enseña religión. Por lo menos los niños son enseñados que deben creer en la Biblia, son enseñados que hay un Dios creador todopoderoso; que hay un infierno y una condenación para el que rechace al Hijo de Dios.

El diablo no quiere que eso suceda, y por ello usa los gobiernos laicos en los cuales las clases de religión son sustituidas por la enseñanza de la ideología de género para confundir a los niños y dirigirlos a un libertinaje desenfrenado y a la condenación eterna.

Detrás de los gobiernos laicos está el Nuevo Orden Mundial y detrás del Nuevo Orden Mundial está el anticristo, que debe estarse preparando para asumir su rol.

Y la iglesia católica dejará de recibir el porcentaje designado en el presupuesto nacional para ella. Posiblemente se verá obligada a implementar el diezmo.

No está de más decirles a los empleados públicos que si se aprueba el gobierno laico, ya no gozarán de tantos feriados, tendrán que decirle adiós a la semana santa y al feriado del dos de agosto para visitar a la “negrita”.

Yo no soy católico, pero el hecho de que la Constitución declare que Costa Rica es un estado confesional donde la religión católica es la oficial,  no nos afecta en nada a los que no somos católicos, porque ese estado confesional nos garantiza ejercer libremente y sin afectación alguna nuestras creencias, lo que no sucedería en un estado laico.






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