¿QUÉ ES UN ESTADO LAICO?
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En las pasadas
elecciones a presidente, efectuadas en Costa Rica, el tema del “estado laico” fue usado en los debates,
pero ninguno de los candidatos supo explicar lo que eso significaba realmente.
El candidato oficialista,
se manifestó a favor del estado laico, y
dijo que un estado laico no era un estado
ateo como lo quería hacer ver el candidato opositor, lo que sería su
postura. Y agregó que más bien un estado laico es un estado en donde hay libertad religiosa e “igualdad para todos”.
El estribillo “igualdad para todos” fue lo que hizo
ganador al candidato oficial, porque ese estribillo señalaba como “homofóbico y peligroso” al candidato
opositor. Dieron a entender que el candidato opositor iba a acabar con los
derechos humanos que tanto gozamos los ticos.
¿Pero cuál es
la verdad? Lo primero, que el candidato opositor no estaba pensando en acabar
con los derechos humanos, lo único que estaba haciendo era defender sus creencias religiosas.
Lo segundo
es, que un Estado laico es el de
una nación que supone “la nula injerencia
de cualquier organización o confesión religiosa” en los poderes del estado, llámense ejecutivo, legislativo o judicial.
En un sentido
laxo, un Estado laico es aquel que “supuestamente
es neutral” en materia de religión, pero en la realidad no lo es, porque
un estado neutral no prohíbe nada, y el estado laico prohíbe tajantemente hablar
de religión en las instituciones del Estado.
Para entenderlo
mejor, pongamos el ejemplo de la FIFA. Podríamos decir que la FIFA aplica
algunos de los principios del estado laico
al prohibir que los jugadores utilicen insignias religiosas dentro del campo de
juego.
Los jugadores
pueden seguir la religión que quieran, tienen supuesta libertad religiosa pero
no pueden ejercer esa libertad en la cancha, porque les han puesto un bozal que les impide expresarse.
Los gobiernos
laicos empiezan por impedir que se hable de religión en las instituciones del
Estado (sus campos de juego), pero poco a poco se van extendiendo fuera de las
instituciones estatales (fuera del estadio) para convertir el estado laico en una
persecución religiosa, como sucede
en muchos países.
El estado confesional es
aquel que reconoce como oficial alguna
religión en concreto, pero a la vez permite
libremente la existencia y la expresión libre de otras religiones, tal y
como sucede en Costa Rica.
El artículo 75
de la Constitución Política de Costa Rica dice: "La Religión Católica, Apostólica, Romana, es la del Estado, el cual
contribuye a su mantenimiento, sin impedir el libre ejercicio en la República
de otros cultos que no se opongan a la moral universal ni a las buenas
costumbres".
Por su parte, la
diferencia entre los estados laicos y los estados ateos,
es que en los estados ateos se prohíbe totalmente cualquier creencia y
práctica religiosa.
Sin embargo, los estados laicos casi siempre terminan siendo
ateos porque en todas sus
instituciones se prohíbe las religiones y se toman medidas y castigos para
aquellos que se atrevan a hablar de sus creencias, es decir, siempre hay persecución religiosa en las
instituciones del Estado.
En un estado laico
usted no podrá cumplir libremente con la voluntad de Dios de llevar el conocimiento de la verdad a toda
criatura (1 Timoteo 2:3-4)
porque perdería su trabajo.
Un ejemplo de ello
lo vivimos en las pasadas elecciones. Aunque en Costa Rica la Constitución nos
garantiza la libertad de religión, el Tribunal Electoral la violentó, prohibiendo,
amenazando y persiguiendo al candidato cristiano por mencionar la palabra de
Dios en sus discursos y debates, utilizando argumentos que no iban al caso, de
los cuales podremos hablar en otra ocasión.
Al candidato
cristiano le pusieron un tapabocas para que no pudiera hablar contra el
matrimonio homosexual, contra el aborto, o contra la ideología de género fundamentado
en la palabra de Dios.
Para decirlo de
una manera clara, en los estados laicos
la palabra del hombre está por encima de la palabra de Dios.
Un diputado no
podría oponerse jamás a una ley que permita el aborto, argumentando creencias
bíblicas porque le estaría prohibido.
Para el ateo o
para el incrédulo lo mejor es un estado laico. Pero para el verdadero creyente,
un estado laico es lo peor que puede suceder, porque un gobierno sin Dios es un
gobierno que lo rechaza y por lo tanto es
un gobierno sin la protección Divina; es un gobierno en las manos del
diablo.
Un gobierno sin
Dios es un gobierno en donde no se respetan los derechos humanos, es un
gobierno en donde se confunde el libertinaje con la igualdad de derechos.
En un mundo lleno
de terror, en un mundo lleno de odio, necesitamos un gobierno que confiese que Jesús es el Rey de reyes y
Señor de señores.
Voy a decirlo
claramente, un gobierno laico que no confiese que Jesús es el Señor es un
gobierno con el espíritu del anticristo
(2 Juan 7) y eso traerá la ira de
Dios en el país que lo implante; eso ya lo vemos en muchos países del istmo.
En las escuelas de
los gobiernos confesionales se enseña religión. Por lo menos los niños son
enseñados que deben creer en la Biblia, son enseñados que hay un Dios creador todopoderoso;
que hay un infierno y una condenación para el que rechace al Hijo de Dios.
El diablo no
quiere que eso suceda, y por ello usa los gobiernos laicos en los cuales las clases de religión son sustituidas por
la enseñanza de la ideología de género para confundir a los niños y dirigirlos
a un libertinaje desenfrenado y a la condenación eterna.
Detrás de los
gobiernos laicos está el Nuevo Orden Mundial y detrás del Nuevo Orden Mundial
está el anticristo, que debe estarse preparando para asumir su rol.
Y la iglesia
católica dejará de recibir el porcentaje designado en el presupuesto nacional
para ella. Posiblemente se verá obligada a implementar el diezmo.
No está de más
decirles a los empleados públicos que si se aprueba el gobierno laico, ya no
gozarán de tantos feriados, tendrán que decirle adiós a la semana santa y al
feriado del dos de agosto para visitar a la “negrita”.
Yo no soy
católico, pero el hecho de que la Constitución declare que Costa Rica es un
estado confesional donde la religión católica es la oficial, no nos afecta en nada a los que no somos
católicos, porque ese estado confesional nos garantiza ejercer libremente y sin
afectación alguna nuestras creencias, lo que no sucedería en un estado laico.
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