martes, 24 de abril de 2018

REVESTIDOS DE CRISTO



REVESTIDOS DE CRISTO
_______________________

Dice la escritura que todos los que hemos sido bautizados en Cristo, de Cristo estamos revestidos (Gálatas 3:27) ¿Qué es lo que esto significa?

La palabra "bautismo" es la traducción de la palabra griega “baptizo” que  significa “sumergir o sepultar”. El uso figurado de la palabra es asumir una nueva identificación.

Después de que yo sumerjo una camisa blanca en un tinte rojo, la camisa blanca deja de existir, lo que tengo ahora es una camisa roja; igual sucede con nosotros, tenemos un cambio de identidad.

El apóstol Pablo escribió: "¿No sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús hemos sido bautizados en su muerte?" (Romanos 6:3).

Lo que el apóstol Pablo está diciendo es que al bautizarnos, la naturaleza pecaminosa es echada fuera (Colosenses 2:11-12) y la naturaleza divina  es implantada en su lugar (Ezequiel 36:26-27, 2 Pedro 1:4).

El creyente deja de ser “el viejo hombre” en Adán, para convertirse en la “nueva criatura” en Cristo Jesús". Lo que sucede es que Dios “nos coloca” en Cristo para nos identifiquemos con él.

Para entenderlo, suponga por un momento que usted entra a un supermercado. Allí ve dos cajas, una etiqueta dice que una caja contiene confites y otra etiqueta dice que la otra caja contiene galletas. Usted no ve el contenido de las cajas, solamente ve las etiquetas que identifican a una caja con confites y a la otra con galletas.

Pues bien,  Dios ve a la humanidad de igual manera, él ve una caja que dice “Adán” y otra que dice “Cristo”. Todos los seres humanos estamos en una de las dos cajas.  Si estamos en la caja de Adán, estamos condenados, pero si estamos en la Caja de Cristo, estamos salvados. No es un asunto de comportamiento, es un asunto de posición.
Recordemos las plagas en Egipto, cuando el ángel de la muerte llegó para acabar con los primogénitos, si veía que en una casa estaba la señal de la sangre, entonces pasaba.

Porque Jehová pasará hiriendo a los egipcios; y cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes, pasará Jehová aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en vuestras casas para herir” (Éxodo 12:23)

A Dios no le importaba lo que estaban haciendo los moradores de ninguna casa, lo que lo que les importaba es que la casa estuviera identificada con la sangre del cordero

Hoy sucede lo mismo, a Dios no le importa lo que usted está haciendo, a Dios lo que le importa es en la caja en la que te encuentras y con la que te identificas.  Así que necesitamos estar en la caja de Cristo, y eso se logra al creer el evangelio y bautizarnos (Marcos 16:16). En ese momento somos revestidos de Cristo.

Todos nacemos siendo parte de la caja de Adán. Así que Cuando estábamos en Adán, aunque no pecáramos, éramos constituidos pecadores (Romanos 5:19) porque éramos identificados con Adán.

Ahora, al estar en Cristo, aunque pequemos somos constituidos justos porque Dios nos identifica con Cristo.  Nuestra condición es cambiada de un pecador a la de un santo, en Cristo Jesús. Entonces somos  considerados por Dios como sabios, justos, santos y redimidos (1 Corintios 1:30), porque estamos revestidos de Cristo.

“Revestirse” significa nada más y nada menos que quitarse un vestido para ponerse otro. Cuando estábamos en Adán nos vestíamos con unas ropas sucias por el pecado.

Pero,  ahora que estamos en Cristo, nos hemos quitado las vestiduras sucias para ponernos unas vestiduras blancas, que han sido lavadas y emblanquecido con la sangre del Cordero (Apocalipsis 7:13-14).

Eso  significa, en primer lugar,  que Dios nunca se acordará de los pecados (Hebreos 10:17-18) de los que se han revestido de vestiduras blancas,  porque Dios no ve la suciedad, él solamente ve la sangre que te limpia de todo pecado (1 Juan 1:7) y pasa.

El Espíritu Santo nos colocó en Cristo para que podamos compartir su resurrección y tener su vida divina impartida en nosotros. Se trata de una nueva fuente de vida que Dios nos imparte.
Es sólo a través de esta nueva fuente de vida que tenemos la energía ética y espiritual para enfrentar las tentaciones y el pecado.

"Porque somos sepultados juntamente con él para muerte con el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos para vida nueva" (Romanos 6:4).

El bautismo en agua simboliza que hemos sido liberados permanentemente del poder condenatorio del pecado. Se trata de una resurrección que restaura la imagen perdida de Dios, en la cual nosotros fuimos creados para hacernos conscientes en la semejanza de Cristo.

Un día, cuando Cristo venga por todos los que hemos sido revestidos con vestiduras blancas, (1 Tesalonicenses 4:16-17), estaremos de pie con Él, disfrutando de la gloria incorruptible de los cuerpos redimidos.

“En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria”. (1 Corintios 15: 52-54).

BENEFICIOS

Al ser revestidos de Cristo, Dios no solamente se olvidó de nuestros pecados para siempre, sino que, como un bono adicional nos bendijo con toda bendición espiritual, y nos sentó junto a Cristo Jesús en los lugares celestiales (Efesios 1:3, 2:6).

No es cualquier bendición, no es un poquito de bendición, es toda bendición, es la gracia ilimitada de Dios.

Y es que Jesús nos redimió de la maldición de la ley para que en él la bendición de Abraham nos alcanzara a nosotros los gentiles (Gálatas 3:13).

Ya no hay maldición alguna que te alcance, la bendición obtenida en Cristo vino a anular toda maldición para los que están en él.

Esos lugares celestiales en que has sido sentado, son lugares de poder, son un ascenso espiritual de gran magnitud. Esos lugares significan que usted está por encima de todo principado, autoridad, poder y señorío de maldad (Efesios 1:21).

Esos seres de maldad ya no tienen ninguna autoridad sobre ti, sino que tú tienes toda autoridad sobre ellos.  

Muchos demonios andan por el mundo, pero si tú estás revestido de Cristo, los demonios ven la sangre de Cristo en ti  y pasan de largo. Ellos no pueden tocarte porque estás protegido por la sangre preciosa del Señor.

En un día muy cercano miles de demonios serán liberados del abismo y van a ir a atormentar a las naciones, pero a los que están revestidos de Cristo no podrán tocarlos, Dios no lo permitirá (Apocalipsis 9:3-4).

La mayoría de creyentes bautizados no se da cuenta de cuál es su herencia, de cuál es su esperanza, de cuáles son las riquezas de su gloria y cuál la supereminente grandeza del poder de Dios en ti (Efesios 1:11,18-19).

La herencia es principalmente nuestra participación de la luz, es  haber sido librados de la potestad de las tinieblas y trasladados al reino del amado Hijo de Dios (Colosenses 1:12-13).

¿Qué heredamos? Todo lo que Adán había perdido. Adán fue destituido de la gloria de Dios y nosotros somos restituidos a esa gloria. Esa herencia está “reservada para nosotros en el cielo, es una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible,  donde somos guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero” (1 Pedro 1:4-5).

En otras palabras, la herencia espiritual es la salvación de la condenación para gozar de la vida eterna (Apocalipsis 2:1). Y la herencia material es todo lo que es del Padre porque todo lo que es del Padre es de sus hijos ¿Y qué es el Padre? Toda la creación.

La esperanza es que cuando mueras irás directamente al cielo a gozar de las riquezas de la gloria de Cristo.

Las riquezas de la gloria de Cristo es algo que no podríamos describir con palabras, es algo que podremos entender únicamente cuando estemos en la presencia de Cristo. Pero sabemos que tendremos vida eterna, sin enfermedades, sin limitaciones, sin sufrimientos y con toda abundancia.

La inmensa mayoría de creyentes bautizados no se dan cuenta que han sido revestidos de Cristo, que tienen dentro de sí el mismo poder que levantó a Cristo de entre los muertos, porque Cristo vive en ellos (Efesios 1:16-20 Gálatas 2:20).

Si eres bautizado, piensa en eso por un momento, piensa lo que significa que el poder que levantó a Cristo de los muertos está en ti.

El apóstol Pablo escribió que no cesaba de dar gracias por los efesios y hacer memoria de ellos en sus oraciones  para que Dios les diera  espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, y alumbrara los ojos de su entendimiento, para que supieran lo que era estar revestidos de Cristo.

Bueno, ya tú lo sabes. Deja el temor a un lado, deja de quejarte, eres un privilegiado. Es cierto que eres un vaso de barro pero dentro de ti hay un gran tesoro (2 Corintios 4:7) con un poder ilimitado. Cree en la palabra de Dios y deja que ese poder fluya de ti.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario