viernes, 30 de junio de 2017

EL DIOS DE ABRAHAM, DE ISAAC Y DE JACOB

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Dios le enfatizó a Moisés que Él quiere que lo recordemos “por todos los siglos con el nombre de” Yo Soy el Dios de Abraham, de Jacob y de Isaac” (Éxodo 3:6-15)  ¿Se ha preguntado usted por qué?
Solamente se me ocurre una respuesta, Dios quiere que a través de la experiencia de estos tres personajes, aprendamos la manera en que él se relaciona con el hombre. No es suficiente que conozcamos su relación con Abraham, o su relación con Jacob, o su relación con Isaac; necesitamos conocer la relación que tuvo con los tres.
De Abraham podemos aprender entre otras cosas, que sin fe es imposible agradar a Dios; de Jacob aprendemos que Dios al que ama disciplina, como el padre a su hijo; y de Isaac aprendemos que todo lo recibimos por gracia, sin merecimiento y sin obras de por medio.

ISAAC

Al estudiar sus vidas podemos darnos cuenta que mientras que Abraham luchó duro por obtener lo que tenía, lo mismo que Jacob, Isaac no hizo nada, solamente recibió su heredad sin esfuerzo alguno. Isaac ni siquiera cavó pozos,  solamente abrió los pozos que había cavado su padre, y vivió de lo que su padre hizo.
¿Cuál es la lección que nos enseña Isaac? Que en nuestra vida espiritual no nos hemos ganado nada, que todo lo hemos recibido por gracia, por lo que hizo nuestro Señor Jesucristo:

Efesios 2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 2:9 no por obras, para que nadie se gloríe.

El llamado, la salvación, el Espíritu Santo, el conocimiento, los dones, todo absolutamente todo nos ha llegado por gracia, sin merecimiento y sin esfuerzo alguno de nuestra parte.

Efesios 1:3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo.

Lo segundo que aprendemos es que ya Dios nos dio todo lo que tenía que darnos, al igual que hizo Abraham con Isaac. La mayoría de creyentes viven constantemente pidiéndole a Dios que los bendiga. Sin embargo el versículo anterior nos revela que ya Dios nos bendijo con toda bendición espiritual.
No hay más bendiciones que Dios pueda darnos porque ya nos dio todas las bendiciones, de tal manera que pedirle a Dios que nos bendiga es un contrasentido.
No tenemos que pedir lo que ya tenemos, lo que necesitamos es apropiarnos de lo que ya hemos recibido, tal y como lo  hizo Isaac. Y es que en general, no somos como Isaac, más bien somos como Jacob:

Génesis 28:15 He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho.

En este pasaje vemos como Dios le prometió a Jacob guardarlo y bendecirlo de regreso a su casa. Ahora, veamos lo que hizo Jacob luego de que Dios le hiciera esa promesa:

Génesis 28:20 E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, 28:21 y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. 28:22 Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti.

Jacob no solo se olvidó de que Dios le había prometido guardarlo y bendecirlo, sino que trató de pactar o negociar con Dios para que le diera lo que ya Dios le había prometido. Jacob no escuchó a Dios, o su mente de comerciante y “engañador” le impidió escucharlo.
Desdichadamente en miles de iglesias abunda el espíritu de Jacob en sus pastores, los cuales viven engañando a los fieles, “vendiéndoles” un evangelio al estilo de Jacob (los pactos)  y “negando la gracia” que Dios ya les ha dado.
Para comprenderlo mejor, pongamos de ejemplo, que usted necesita un dinero para pagar su casa. Yo le doy ese dinero y una vez que lo tienes en la mano, me pides que te preste dinero para el pago de la casa. Yo no tendría una respuesta que darte, lo que pensaría es que eres un demente.
Igual debe pensar Dios, que estamos dementes cuando le hacemos ciertas peticiones, él no tiene que perdonarnos, no tiene que bendecirnos, no tiene que sanarnos, porque ya todo eso lo hizo en Cristo Jesús.

1 Pedro 2:24 quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.

Este pasaje dice que Cristo llevó nuestros pecados al madero. Él clavó el acta de los decretos que nos acusaba en la cruz (Colosenses 2:14).  Allí obtuvo eterna redención (Hebreos 9:12) para nosotros los pecadores.
Jesús no obtuvo un perdón temporal sino un perdón eterno de todos nuestros pecados pasados, presentes y futuros. No es algo que va a suceder, es algo que ya sucedió.
En cierta ocasión, un pastor evangélico me dijo que Jesús perdonó los pecados hasta su bautismo, de allí en adelante él tenía que estar pidiendo perdón cada vez que pecaba. Yo le pregunté “¿Dónde estaba usted cuando Jesús fue crucificado?” Me respondió que no había nacido. Entonces le dije: “Jesús no pudo perdonar tus pecados pasados porque no habías nacido, lo que perdonó fueron todos tus pecados futuros ¿No es cierto?” me dijo: “ahora puedo ver la verdad”.
El perdón de todos tus pecados se hizo realidad en ti cuando te bautizaste (Hechos 2:38) y no necesitas pedirle a  Dios que te perdone, no necesitas pedirle a Dios que haga algo que ya hizo. Al bautizarte te apropiaste de ese perdón eterno. 
Dice Pedro  que por la herida de Jesús fuimos sanados. La sanidad es algo que ya Jesús efectuó. No necesitamos estar orando por sanidad, porque ya Dios nos otorgó la sanidad en Cristo Jesús, lo que necesitamos es apropiarnos de esa sanidad.

Gálatas 2:21 No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.

Si nosotros tratamos de conseguir lo que ya se nos dio en Cristo, lo que podemos recibir es la ira de Dios, porque estaríamos desechando su gracia, entonces por demás murió Cristo.

Gálatas 5:4 De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.

Lea con mucho cuidado lo que dice este versículo. El que busca justificarse cae de la gracia porque ya ha sido justificado y está desechando lo que Cristo hizo.
Isaac vivió de lo que hizo su padre. Aprendamos de él y vivamos por lo que ya hizo Cristo. Toma tu herencia y vive de ella, eres libre de la ley, libre del pecado, libre de la condenación, has recibido toda bendición espiritual y sanidad. No te esfuerces por tratar de conseguir algo que ya tienes.
Ni siquiera tienes que tratar de vencer el pecado y la tentación porque eso es obra del Espíritu Santo, y esto es algo que la gran mayoría de creyentes no han entendido.
El apóstol Pablo dice que nosotros pecamos por ley (Romanos 7:21), es la ley del pecado la que nos hace pecar y en nuestra humanidad no podemos hacer nada contra esa ley.  Eso sería como luchar contra la ley de la gravedad, la cual hace que todas las cosas caigan.
Nosotros podemos sostener una piedra por un rato y ganarle por ese rato a la ley de la gravedad, pero habrá un momento en que nuestra mano se cansará y tendremos que dejar caer la piedra, de tal manera que la ley de la gravedad siempre terminará ganando. Así es la ley del pecado, por más esfuerzo que hagamos, siempre terminará venciéndonos.
La única manera de vencer la ley de la gravedad es con otra ley que haga que las cosas suban y así fue como Dios resolvió el problema del pecado:

Romanos 8:2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.

Dios estableció una nueva ley que vence la ley del pecado  y nos libera de ella, esa ley es la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús. Y esa ley se resume en que Dios pone su Espíritu dentro de nuestro espíritu para vencer el pecado y la tentación, no es la ley de la carne, es la ley del Espíritu Santo en tu vida:

Ezequiel 36:26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. 36:27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. 36:28 Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios.

Esta promesa de Dios se cumple en nosotros el día de nuestro bautismo. Dios quita nuestro corazón de piedra y pone en su lugar un corazón de carne. También quita nuestro espíritu y nos da un espíritu nuevo y pone su Espíritu dentro de nuestro espíritu con el propósito de que podamos guardar los preceptos de Dios y ponerlos por obra. Esa es la ley de vida en Cristo Jesús.
Es el Espíritu Santo el que hace que podamos guardar los preceptos de Dios y ponerlos por obra, es el Espíritu Santo el que hace la obra de santificación en nosotros, no es nuestra obra, para que no nos gloriemos. Lo único que tenemos que hacer es entregarle a Dios nuestros cuerpos en sacrificio vivo para que él tome el control de los mismos (Romanos 12:1). Aprende eso de Isaac.

ABRAHAM

Génesis 12:1 Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.  12:2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. 12:3 Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.  12:4 Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán.

De Abraham aprendemos el llamado y la obediencia. No fue idea de  Abraham dejar su tierra, fue Dios el que le ordenó dejar la tierra de sus padres para ir a una tierra que él le estaba prometiendo,
Esto nos enseña que el llamado es de Dios. No somos nosotros los que decidimos ser pastores o evangelistas, es Dios quien nos escoge y nos llama.
Muchos estudian en los institutos bíblicos para ser pastores como si  eso fuese una profesión más,  humanizando los dones de Dios y pasando por alto que es el Espíritu Santo el que reparte según le parece.
Los títulos de pastor, de profeta, de apóstol que entregan en muchos institutos bíblicos no son aprobados por Dios, los que entregan esos títulos le están quitando la autoridad al Espíritu Santo y pecando contra él.

Josué 24:2 Y dijo Josué a todo el pueblo: Así dice Jehová, Dios de Israel: Vuestros padres habitaron antiguamente al otro lado del río, esto es, Taré, padre de Abraham y de Nacor; y servían a dioses extraños. 24:3 Y yo tomé a vuestro padre Abraham del otro lado del río, y lo traje por toda la tierra de Canaán, y aumenté su descendencia, y le di Isaac.

Muchos creyentes discriminan o ven con malos ojos a los incrédulos. Ellos son los buenos y los incrédulos los malos de la película. Hay congregaciones en que prohíben que compartas con los incrédulos, si no compartes con ellos ¿Cómo los vas a ganar para Cristo?
¿Era creyente Abraham? No lo era, Abraham era idólatra, pero eso no fue un impedimento para su llamamiento, Dios lo transformaría con su gracia en el más fiel de los creyentes. Es Dios el que escoge y es Dios el que hace la obra de santificación en nosotros. No te creas más santo que nadie, porque es por gracia que ya no estás revolcándote en el lodo.

1 Corintios 1:27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 1:28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 1:29 a fin de que nadie se jacte en su presencia.

Lo necio del mundo, lo débil, lo vil y lo menospreciado es lo que Dios escoge para deshacer lo que es y para que nadie se jacte en su presencia. Y es que Dios no ve apariencias, Dios ve los corazones, aprendamos eso del llamamiento de Abraham.

Hebreos 11:8 Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. 11:9 Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; 11:10 porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. 11:11 Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido. 11:12 Por lo cual también, de uno, y ése ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar.

Por la fe Abraham le creyó a Dios que le daría un hijo, siendo su mujer estéril y estando él como muerto. Por la fe Abraham fue justificado, “porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá” (Romanos 1:17).
De Abraham aprendemos que “sin fe es imposible agradar a Dios” (Hebreos 11:6). Por la fe Abraham obedeció para salir sin saber a dónde iba, lo que nos enseña que la fe siempre va acompañada de una acción, la acción confirma la fe, la acción es la obediencia a la fe.
Esa es la razón por la cual el apóstol Santiago dice:la fe sin obras es muerta. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras” (Santiago 2:17-18).
Muchos creyentes se jactan de tener fe y nunca han llevado el conocimiento de la verdad a otros para que sean salvos (1 Timoteo 2:4), “nunca” han movido un dedo con ese propósito. “Nunca” han puesto las manos sobre sus hijos enfermos para que sanen (Marcos 16:18), mejor los llevan al médico sin intentar la fe. “Nunca” ofrendan debidamente porque no creen de que Dios hará que abunde en ellos para que no les falte nada  (2 Corintios 9:7).
El “nunca” es lo que domina sus vidas, entonces  ¿Dónde está su fe? La fe requiere acción y obediencia, y es lo que nos enseña la vida de este gran hombre llamado Abraham.

Hebreos 11:17 Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, 11:18 habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; 11:19 pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir.

Por la fe Abraham siempre hizo algo, siempre hubo una acción que ratificó su fe. Abraham estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo, sabiendo que Dios lo resucitaría si fuera necesario para cumplir su promesa de hacer de él una nación tan grande como la arena del mar. Por algo es llamado el padre de la fe y eso es lo mejor que nos enseña la experiencia de su vida.

JACOB

Mucho aprendemos de este personaje bíblico. Jacob era un tramposo, un engañador, creía que la gracia de Dios se podía comprar o ganar a través de la astucia humana.
A muchos les repugna lo que Jacob hizo y sin embargo la mayoría de los creyentes no somos ni como Abraham ni como Isaac, sino que somos una copia exacta de Jacob.
Aunque aceptamos en teoría que Dios es la fuente de todo y que al igual que Isaac, solo nos resta tomar la herencia, procuramos obtenerla por nuestras propias fuerzas. Actuamos así porque nos domina el principio de la fuerza natural que dominaba a Jacob, creemos que por nuestro propio esfuerzo seremos justificados, perdonados y redimidos.  Ese principio es el principio religioso que impera en la mayoría de las iglesias cristianas y que manda a los fieles a lograr con su comportamiento lo que ya obtuvieron en Cristo Jesús.
Jacob era un hombre hábil e inteligente, no había nada que no pudiera hacer. Engañó a su propio padre, haciéndose pasar por su hermano Esaú, robándole la bendición (Génesis capítulo 27). Ya antes se había aprovechado de que su hermano tenía hambre y le compró la primogenitura por un plato de lentejas (Génesis 25:30-34). También engañó a su tío Labán para quitarle sus posesiones. Pero esa inteligencia, ese talento no tenía lugar en la voluntad de Dios y su propósito para con él. Todas esas habilidades naturales  debían ser desechadas a través de la disciplina del Espíritu Santo.
Jacob procuró con  astucia asegurarse la primogenitura y la bendición de su padre, pero de hecho tuvo que dejar su hogar y huir lejos de su familia. Procuró a Raquel por esposa, pero fue engañado y terminó casándose con Lea. Salió de de Padan-aram lleno de riqueza, pero estuvo dispuesto a entregarle todo a su hermano para salvar su propia vida.  Entonces ideó un plan para apaciguar a Esaú y salvar su vida.  Pero una noche antes del encuentro con su hermano se le apareció el ángel de Jehová.

Génesis 32:24 Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba. 32:25 Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba.32:26 Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices.32:27 Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. 32:28 Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.

Algunas veces, Dios convierte una fortaleza en debilidad para podernos usar. Aquella noche inolvidable,  mientras Jacob luchaba con el ángel de Dios, dijo: “No voy a dejarte hasta que me bendigas”. El ángel le respondió: “Está bien”, pero entonces le agarró el muslo a Jacob y se lo descoyuntó. ¿Por qué el muslo? Porque el muslo es el músculo más fuerte del cuerpo.
El ángel dislocó el muslo de Jacob para quitarle la fuerza. Lo que eso significa es que de ese día en adelante Jacob no podría ya apoyarse en sí mismo, Dios transformó su fortaleza en debilidad.
Jacob significa “suplantador” o “el que reina”. Dios le cambió el nombre por Israel que significa “Dios reina”. Después de eso, Jacob quedó renco para siempre y dejó de hacer las cosas por sí mismo, comenzó a apoyarse en Dios.  Y Dios pudo usar a Jacob, solamente después de que convirtiera su fortaleza en debilidad.
La escritura dice que Jesús aprendió la obediencia por lo que padeció (Hebreos 5:8). Si así fue con Jesús, así será con nosotros si no obedecemos voluntariamente, viviremos mucho padecimiento.
Jacob atrasó los planes de Dios por muchos años y fueron años de sufrimiento para él. Dios no pudo usar a Jacob sino hasta después de que fue quebrantado en su fuerza natural.
Abraham vio a Dios como Padre, probó que Dios era la fuente de todas las cosas. Isaac recibió la herencia como hijo. Pero podemos tomar y arruinar lo que hemos recibido como lo hizo Jacob. Entonces vendrá la disciplina.
La característica de aquellos que verdaderamente conocen a Dios es que no tienen  fe en sus habilidades. Hasta que Jacob aprendió esta lección, entonces en verdad Dios pudo reinar en él y Jacob comenzó a ser Israel, el príncipe de Dios.
A menos que nos rindamos a Dios, de igual manera, vamos a ser quebrantados. Dios va a dislocar nuestros muslos para que podamos servirle. Esa es la disciplina del Espíritu Santo:

Hebreos 12 2:5 y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él; 12:6 Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo. 12:7 Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? 12:8 Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. 12:9 Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos?

Muchos creyentes se quedan sin trabajo, les viene una enfermedad o viven circunstancias negativas, entonces se preguntan ¿Por qué Señor? La respuesta es una; están siendo disciplinados porque no obedecen al Señor. Dios nos disciplina porque somos sus hijos, si no nos disciplina es porque somos bastardos.
Hay creyentes que están apartados de Dios, son disciplinados y entonces buscan a Dios, pero una vez que las circunstancias mejoran se olvidan otra vez del Señor. Entonces volverán a aparecer las circunstancias negativas.
Jesús dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará (Mateo 16:24-25).
Si usted quiere vivir su propia vida, terminará perdiendo la vida eterna o será salvado a través de mucho  sufrimiento.
Jacob quiso vivir su propia vida y casi la pierde. No la perdió porque Dios le había prometido a Abraham hacer de él una nación tan grande como la arena del mar. Y Dios siempre cumple sus promesas.

2 Corintios 5:15 y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.

Cristo dio su vida por ti, para que tú vivas para él. Si continúas viviendo tu propia vida, en vano murió Cristo por ti. Que vivas para Cristo no significa que no puedes estudiar o trabajar, lo que significa es que todo lo que hagas debe ser para la gloria de Dios y que las prioridades de Dios deben ser las prioridades de tu vida.
Efesios 5:31-32 dice que somos una sola carne con Cristo, él es la cabeza y nosotros somos su cuerpo (Efesios 1:21-22). Jesús dijo: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.” (Juan 15:5).
¿Sabe usted dónde acaba la rama y comienza la vid? No hay forma de saberlo porque ambas son partes de una sola planta y comparten la misma vida.
¿Ha examinado usted su cuerpo? Éste no es independiente de la cabeza, sino que está unido a la cabeza. Sus brazos, sus piernas, su tórax, todo está unido como una sola pieza con la cabeza, y todos comparten la misma vida.
Que seamos una sola carne con Cristo, es la manera figurativa en que la palabra de Dios nos muestra la manera íntima en que estamos unidos con Jesucristo, para que entendamos que Él es nuestra vida y fuera de él no podemos hacer nada.
La cabeza es la que manda el cuerpo. Si un miembro del cuerpo no obedece a la cabeza es porque está enfermo. Entonces debe ser sanado,  amputado o dislocado (como el muslo de Jacob). Esa operación es la disciplina del Espíritu Santo y eso es lo que aprendemos de la vida de Jacob.
Espero que haya comprendido estas verdades para la gloria y honra de Dios.






lunes, 26 de junio de 2017

SABES POR QUÉ?

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El verdadero evangelio ha sido ocultado al mundo durante siglos y se ha enseñado y se continúa enseñando un evangelio adulterado (Gálatas 1:7). ¿Sabes por qué? Porque el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios (2 Corintios 4:4).
Mientras que el evangelio de Cristo es un evangelio de perdón, los  evangelios de los católicos y de los evangélicos, son evangelios de condenación. Tanto en el catolicismo romano como en el cristianismo evangélico nos están vendiendo la imagen de un Dios duro y cruel, que está esperando que hagamos algo malo para castigarnos.
El evangelio de los católicos enseña que para poder ser salvos, debemos ser católicos, cumplir con los diez mandamientos de la ley de Moisés, estar confesándonos ante un cura, para que la muerte nos agarre santificados. Si morimos sin ser lo suficientemente “santos  como para ir al cielo, ni lo suficientemente “malos” como para ir al infierno, entonces nos vamos al  purgatorio” y los que se quedan en este mundo, tienen que sacarnos de allí, a punta de misas ¿Sabes por qué enseñan esas cosas? Porque no les ha resplandecido la luz del evangelio de Cristo.
El evangelio de los evangélicos enseña que no puedes tomar esto o aquello, no puedes ir a cantar a un karaoke, ni escuchar música del mundo y muchos menos darte una escapadita a bailar. También debes estar confesando los pecados, no sea que te mueras sin confesar alguno porque te condenas. Los pecados aumentan o disminuyen según el falso evangelio de cada denominación ¿Sabes por qué? Porque no les ha resplandecido la luz del evangelio de Cristo.
Entre los mismos hermanos de la congregación  se vigilan, para ver quién es más santo y quién menos pecador. La hipocresía es la reina de las iglesias ¿Sabes por qué? Porque no les ha resplandecido la luz del evangelio de Cristo.
Yo los reto a unos y a otros a que me digan ¿En qué lugar del evangelio están escritas esas cosas que enseñan?

Romanos 8:1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús…

¿Qué dice el verdadero evangelio de Cristo? Que no hay ninguna condenación para los que están en Cristo Jesús ¿Entonces por qué me condenas hermano? ¿Sabes por qué? Porque el evangelio está encubierto para ti, no te ha resplandecido la luz de Cristo. Crees en Cristo pero no crees en el evangelio de Cristo y eres tan incrédulo como los que no creen en Cristo.

Hebreos 10:17 añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones.

¿Qué dice el evangelio de Cristo? Que a Dios le dio amnesia espiritual y no se va a acordar nunca, o sea, por toda la eternidad, de nuestros pecados. Si Dios no se va a acordar de mis pecados ¿Sabes por qué tú si te acuerdas y me los vives recordando? Porque no te ha resplandecido la luz del evangelio de Cristo.
¿Sabes por qué  Dios no se va a acordar nunca de mis pecados? Porque  ya Cristo pagó por todos ellos y Dios no puede cobrar dos veces la misma deuda. 


Hebreos 10:18 Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado.

¿Sabes porque ya no hay más ofrenda por el pecado? Porque Jesús ofrendó su preciosa sangre por nosotros y esa sangre fue suficiente para cubrir cada uno de nuestros pecados. Si creemos que debemos hacer algo para que Dios perdone nuestros pecados, estaríamos negando que Cristo pagó por todos ellos, entonces por demás murió Cristo y estaríamos desechando su gracia (Gálatas 2:21).
El evangelio de Cristo es el evangelio de la gracia ¿Sabes por qué? Porque gracia es lo que Dios nos da de manera gratuita e inmerecida, es lo que Dios y su hijo hacen por ti,  es lo que viene del cielo a la tierra, no es lo que tú haces.

Juan 3:17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.

Jesús no vino a condenar al mundo, vino a salvarlo ¿Sabes por qué? Porque el mundo está condenado y no se puede salvar por sí mismo.

Romanos 5:19 Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.

Aunque nunca hayas cometido pecados, ya estás condenado, porque fuiste constituido pecador por la desobediencia de Adán. Pero, gracias a la obediencia de Cristo tú eres constituido justo. No fue algo de ti el ser constituido pecador ni es algo de ti el ser constituido justo.
Suponga que para Dios hay dos cajas, en una caja están los constituidos pecadores. A esta caja la llamaremos “la caja de Adán”. En la otra caja están los constituidos justos y a esta caja la llamaremos “la caja de Cristo”. Los que están en la caja de Cristo son llevados al cielo al morir, y los que están en la caja de Adán son llevados al infierno al morir. Ir al cielo o al infierno no depende de lo bueno o malo que eres sino de la caja en que te encuentres, es un asunto de posición.
Para entenderlo mejor,  vayamos al Éxodo. Dios ordenó a Moisés que sacrificaran un cordero y pusieran la sangre de ese cordero en los postes y los dinteles de las casas (Éxodo 12:7) para que el ángel de la muerte pudiera distinguir las casas de los judíos de las de los egipcios y no matara a sus primogénitos. Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros” (Éxodo 12:13) dijo el Señor.
Al Señor no le importaba lo que las personas estaban haciendo dentro de sus casas, solamente diferenciaba unas de otras por la sangre. Así es hoy con nosotros, Dios solamente ve si la caja está manchada o no con la sangre de Cristo.  
Todos nacemos dentro de la caja de Adán porque todos somos hijos de Adán, pero ¿Sabes que dice el Evangelio? Que Jesús vino a dar su sangre para que seamos perdonados de nuestros pecados y podamos cambiar de caja, convirtiéndonos así en hijos de Dios. Lo único que nos pide es que seamos sepultados y resucitados con él a través del bautismo (Romanos 6:3-5, Marcos 16:16, Hechos 2.38, Hechos 22:16). Cualquier otra enseñanza no es el evangelio.

Romanos 5:20 Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia;

La ley de Moisés vino a tipificar los pecados y al tipificarlos, sobreabundó el pecado. Lo que eso quiere decir es que antes de la ley no era pecado mentir ni matar porque no había ninguna ley que lo dijera. Cuando la ley lo tipificó, es decir, dijo que eso era pecado, entonces eso fue pecado. Al tipificar tantos pecados, sobreabundó el pecado.
Es igual con las leyes humanas; el código penal dice que nadie puede ser juzgado por un delito que no esté tipificado en la ley. Antes no podían condenar a nadie por narcotráfico porque no estaba tipificado el delito de narcotráfico. Cuando se tipificó el delito de narcotráfico en la ley, entonces sobreabundaron los narcotraficantes.

Romanos 5:20 Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia; 5:21 para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro.

Pero ¿Sabes qué dice el evangelio? Que cuando sobreabundó el pecado, entonces sobreabundó la gracia. Suponga que un presidente viene y le ordena a su hijo morir por todos los delincuentes. Entonces emite una ley mediante la cual los perdona a todos porque su hijo pagó con su sangre por los delitos de todos ellos.
Eso es gracia y es lo que hizo Dios con su hijo Jesucristo. Por más grande que sean tus pecados, mayor es la gracia. Si no hubiera pecados no habría gracia ni perdón, pero al sobreabundar los pecados, sobreabundo la gracia. Eso es lo que dice el evangelio y es lo que se ha ocultado por los siglos.

Efesios 2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 2:9 no por obras, para que nadie se gloríe.

No es dejando de hacer esto o aquello que recibimos el perdón, no es por obras, es por gracia,  para que nadie se gloríe. La salvación no es un don de nosotros, no es algo que va de la tierra al cielo, es don de Dios, es algo que viene del cielo a la tierra.

Juan 1:17 Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
Por medio de Moisés vino la ley de Moisés para acusar y condenar. Ese fue el viejo pacto que rigió hasta Jesucristo. Pero por medio de Jesucristo vino la gracia y la verdad, vino el nuevo pacto que ordenó perdonar los pecados de todos los hombres, porque Cristo había pagado por todos ellos, dejando sin eficacia el viejo pacto que contenía la ley.

Juan 1:18 A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.

Al Padre nadie lo vio jamás, pero Jesús le ha dado a conocer, porque él representa la imagen misma de Dios y esa imagen no es la de un fariseo acusador, sino la de un Dios perdonador. Por favor, quítate la venda religiosa para que puedas ver la luz del evangelio.
Muchos falsos hermanos se han introducido en el cristianismo para espiar la libertad que tenemos en Cristo y reducirnos a esclavitud (Gálatas 2:4) enseñando mandamientos de hombres  (Colosenses 2:22) en lugar del evangelio de Cristo.

Mateo 23:27 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. 23:28 Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad.

Jesús le daba permiso a la gente para celebrar la vida, a diferencia de los fariseos, doctores en la ley, religiosos, que aparentaban ser santos, pero por dentro estaban llenos de hipocresía e iniquidad.
Eso se sigue dando, las iglesias, están llenas de fariseos que enseñan su propio evangelio. ¿Qué había en el Señor Jesús, que no permitió que el evangelio de los fariseos lo contaminara? Jesús no señalaba a los pecadores, sino que comía y bebía con ellos. Estaba tan lleno de gracia y de verdad que no tenía lugar para acusaciones ni señalamientos ¿Y qué hacían los fariseos? Ellos lo señalaban de comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores (Lucas 7:34) ¿Sabes por qué? Porque la luz del evangelio de Cristo no les había resplandecido.
Juan 1:14- Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. 1:15 Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo. 1:16 Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia.

Jesús estaba lleno de gracia y de verdad y de su plenitud tomamos todos, gracia sobre gracia, o sea, gracia sin límites. No tenemos que vivir de acuerdo a los falsos evangelios de los religiosos, sino de acuerdo al evangelio de la gracia, libres de todo tipo de acusaciones y señalamientos.
Usted no es salvo porque va más a misa o a los cultos que otros, o porque ore más que otros, ni porque ya no toma o no fuma. Usted es salvo porque Dios ha depositado su gracia y Cristo lo ha lavado con su sangre.
Jesús no condenó a la mujer adúltera como hicieron los escribas y fariseos, sino que la perdonó (Juan 8:3-11). Los falsos evangelios como el de los escribas y fariseos se siguen enseñando hoy en día dentro del cristianismo, creando en el hombre una mentalidad dual de ley y gracia. Estos falsos evangelios enseñan tenemos que hacer algo para ser salvos o para mantenernos salvos,  pero eso no es gracia, esas son obras, y las obras y la gracia no caminan juntas:

Romanos 11:6 Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra.

O es por gracia o es por obras, si hay obras de por medio, entonces no es gracia y si es por gracia no hay obras ¿Qué más claro que esto? O estás en la caja de la gracia o estás en la caja de las obras, no puedes estar en ambas cajas a la vez.
La ley te bendecía si hacías algo bueno, pero te maldecía y te castigaba si hacías algo malo, la ley dependía de ti. Pero la gracia no depende de ti, depende de Dios, es lo que Él te la da de manera gratuita y sin condiciones.
Los falsos evangelios enseñan a obedecer a Dios por temor, pero el verdadero evangelio enseña, que obedecemos por amor a aquel que nos perdonó.

Juan 8:32 Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.

¿Cuál es esa verdad? Que ya no hay ninguna condenación para los que están en Cristo Jesús (Romanos 8:1). Al conocer esa verdad, te liberas de la religión, te liberas de la culpa y te liberas del pecado.
Debes tener en claro, que en el evangelio de la gracia, la fe vino a sustituir la ley. La ley nos demandaba a cumplir con una larga lista de requisitos. La gracia nos demanda a tener fe, aunque sea del tamaño de una semilla de mostaza.

Romanos 10:4 porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.

La ley se cumple en Cristo. En Él somos justificados por la fe, no por las obras que exigía la ley. Hay gracia suficiente, para que usted sea transportado del legalismo farisaico a  la gracia maravillosa.
Los falsos evangelios han encubierto al verdadero evangelio, haciendo que las personas vivan inseguras de su salvación. El verdadero evangelio enseña, que ya Dios lo ha provisto todo, a través de la persona de Jesucristo.
Muchos falsos maestros viven pregonando que hay que pactar con Dios. Le ofrecen dinero a Dios para que les de la gracia. Esto solo lo puede enseñar un falso evangelio, porque el verdadero evangelio enseña, que la gracia no se compra ni se negocia. Si lo haces, estás dándole una patada a la gracia.
Los religiosos, al igual que los fariseos se alimentan de la inseguridad de la gente. Por esa razón, Cristo confrontó a los segundos, llamándolos «Tumbas blanqueadas, nubes sin agua, hipócritas, serpientes», porque el resultado de su servicio era motivado por la culpa y la vergüenza, y no por el fluir de un corazón agradecido por lo que Dios había hecho por ellos. Los satisfacía el orgullo farisaico que se concentraba en la constante vigilancia del bien y del mal.
El sistema religioso siempre señala, mide su espiritualidad con la del otro. Si oras más que otro y vas al culto más que otro, entonces eres más espiritual, porque estás haciendo más. O si pecas menos que otro, entonces eres más espiritual.
Eso no es el evangelio porque nuestra medida es Cristo y si nos medimos con él, nos damos cuenta que jamás podríamos alcanzarlo. No tenemos que tratar de ser como Cristo, sino comprender que ya somos todo lo que él es (1 Corintios 1:30), eso sí es el evangelio.

Gálatas 3:27 porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.

Cuando nos bautizamos, Dios nos cambia de caja, nos quita la ropa de Adán y nos reviste con la ropa de Cristo. No tienes que hacer nada, solamente creer el evangelio y bautizarte (Marcos 16:16). Muchos no se bautizan porque no creen el evangelio.
Muchas familias han sido destruidas, matrimonios quebrados, hijos reprimidos que hoy están en el mundo, como consecuencia de un falso evangelio que impide disfrutar la vida. Dios quiere que usted disfrute tanto de su familia como de su vida.

Juan 10:10 El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

Jesús no vino a reprimirnos ni a quitarnos la vida, por el contrario vino da darnos vida y vida en abundancia, lo que significa calidad de vida y larga vida. Es el diablo el que nos quiere matar, el que nos quiere destruir, el que nos quiere limitar a que tengamos calidad de vida.
Si yo preguntara: ¿Por qué crees que Dios los ama? Muchos responderían: “Yo creo que me ama porque voy a la iglesia”, o “Yo creo que me ama porque lo busco”, o “Yo creo que Dios me ama porque doy mucho dinero a la iglesia”.
Todas esas respuestas vienen de personas que no han visto la luz del evangelio de Cristo. Dios no te ama por lo que haces o dejas de hacer, Dios te ama porque te ama, su amor es tan grande que mandó a su hijo a morir por ti. Eso se llama amor ágape, que es amar sin esperar nada a cambio.
Los que creen que la salvación depende de todo lo que hacen o no hacen, es porque que la luz del evangelio no les ha resplandecido y que está encubierto para ellos.
Si usted va a la iglesia por temor a ser castigado, no sirve que haya ido. No se congregue para cubrir su cuota. Pero si usted va porque siente la necesidad en su corazón de ir a expresarle a Dios su amor, bien hace.
El amor de Dios es tan grande que nos ama siempre. Nos ama cuando tenemos dinero para ofrendar y cuando no tenemos. Nos ama cuando estamos gozosos y cuando estamos deprimidos.
Hay personas que creen que cometieron tantos pecados,  que no es posible que queden perdonados en un segundo. Pero cuando lleguen ante la presencia de Dios y le pregunten: “Señor, ¿te acuerdas del pecado que cometí en aquella oportunidad?”. Él le dirá: “¿De qué pecado me hablas? Yo prometí que nunca más me acodaría de ellos
Lamentablemente, tenemos la capacidad de guardar el recuerdo de nuestros propios pecados con fecha, les ponemos anotaciones, y sabemos quién estaba y quién no. Recordamos la hora del día en que pecamos y qué era lo que estaba sucediendo en nuestra vida en esos momentos.
Si eres parte de un sistema religioso donde no puedes ser tú mismo, sal corriendo de ese lugar.

Juan 1:12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;

Este versículo comienza diciendo: «a los que le recibieron», para dejar bien en claro que para ser hechos hijos de Dios, no hay nada que dar. El único requisito es recibir.
Imagine a Cristo cuando llamó a los discípulos y les dijo: «Síganme». No les pidió ninguna condición para calificarlos, los llamó por gracia.
El término bíblico de la palabra «gracia», expresa la idea de «favor condescendiente». Quizás podemos comprender mejor la idea al pensar en un hombre que se encuentra en el camino con el carruaje de un Rey. Éste se detiene y sale de su carruaje para bendecirlo, eso es gracia. Es extenderle favor a uno que no se lo merece y que nunca podrá ganárselo. Nunca se pedirá que le pague. Aun si tratara, no podría. Es más, tratar de pagarla es un insulto al que la da.

Gálatas 5:4 De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.

Este versículo debería ser puesto en la puerta de todas las iglesias, para que sus falsos evangelios queden al descubierto. Este versículo dice claramente que si tratamos de justificarnos por la ley, es decir, por tratar de cumplirla, entonces nos desligamos de Cristo y caemos de la gracia, regresamos a la caja de Adán.
En las iglesias enseñan todo lo contrario ¿Sabes por qué? Porque a sus pastores no les ha resplandecido la luz del evangelio, sino que sigue encubierto entre ellos por incrédulos.

2 Corintios 5:21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

Nadie se puede salvar por sí mismo porque todos pecamos y todos estamos destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23). No hay excepciones. Pecó Pedro, pecó Pablo, pecó María, pecó José, pecó Moisés, pecó David, todos absolutamente todos pecaron. Pero un día, en el eterno pasado, en la corte celestial, el Hijo se levantó y dijo: «Yo ocuparé el lugar de los pecadores». Jesús no cometió pecado pero pagó por los míos y los tuyos en la cruz del Calvario.

Efesios 2:6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 2:7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 2:8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 2:9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 2:10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; 2:11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

Nosotros éramos los que debíamos ser castigados, los que tendríamos que haber pagado por nuestros pecados y haber sido enjuiciados,  pero allí estaba el Hijo. Él tomó nuestro lugar, Él fue la propiciación por nuestros pecados. Y después que resucitó al tercer día, introdujo la gracia maravillosa.
Porque el amor y la misericordia no podrían operar en gracia hasta que hubiera una completa provisión por el pecado, que solo se encuentra en Cristo.
El secreto de una vida santa, gozosa, libre y productiva, descansa en el conocimiento de la gracia. Si no conoces la gracia ni tu posición en Cristo, vivirás inseguro y condenado.
Debes saber que tu salvación es eterna, de lo contrario Cristo tendría que volver a morir en la cruz una y otra vez. Si eres salvo, lo eres para siempre, al menos que renuncies a la gracia.
Espero que este pequeño estudio te haya llevado la luz suficiente para que te resplandezca el evangelio de Cristo y puedas gozar la vida de Gracia que Dios te ha dado.








jueves, 22 de junio de 2017

COMO EN LOS TIEMPOS DE NOÉ

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Jesús dijo que su segunda venida sería como en los tiempos de Noé, en aquel entonces las personas estaban comiendo, bebiendo y dándose en casamiento y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos (Mateo 24:37-39).
Las personas estaban tan ocupadas en las cosas de este mundo que no atendieron el mensaje de Noé ni vieron las señales de lo que se avecinaba.
Eso está pasando exactamente ahora, se acerca el fin y las personas están tan ocupadas en sus cosas que no ven las señales.  Lo peor de todo, van a las iglesias y nadie les habla del tema, porque sus pastores están tan concentrados en hacer dinero que se olvidaron de la palabra de Dios, son “ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo” (Mateo 15:14).
El otro día vi en la televisión una entrevista que le hicieron a Joel Osteen, pastor de la iglesia más grande de los Estados Unidos. Le preguntaron sobre el éxito de una membresía tan abundante en su comunidad religiosa y su respuesta fue: “Yo les hablo sobre lo que quieren oír”.
El señor Osteen no está interesado en enseñar la palabra de Dios, él solamente motiva a su público para que le aplaudan y depositen los diezmos que le produce sus ingresos millonarios.
Soy consciente de que lo que aquí escribo no es muy agradable, pero, ninguna profecía lo es, y lo que yo hago es transcribir lo que está escrito ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo (Gálatas 1:10).

2 Corintios 4:3 Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; 4:4 en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.

El evangelio de Dios está encubierto, el diablo les tiene cegado el entendimiento a los incrédulos para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo.
Los incrédulos no son solamente los que no creen en Dios o en Cristo, son los cristianos incrédulos  que no creen lo que está escrito y pronto a suceder. Si los pastores creyeran lo que está escrito no perderían el tiempo en sus bonitos mensajes de motivación.
En Apocalipsis 10:9-10 leemos que un ángel le dio al apóstol Juan un librito para que se lo comiera, él se lo comió y al principio era dulce como la miel, pero luego que lo hubo comido se le amargó el vientre.
Ese librito es la profecía de lo que está a punto de suceder, que Juan se lo haya comido es que entendió la profecía y la guardo en su corazón.

Mateo 4:3 Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. 4:4 Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

Jesús no había comido durante 40 días y el diablo lo tentó a que convirtiera las piedras en pan para que se alimentara. Jesús le contestó que no solo hay que alimentar el cuerpo sino también el espíritu.

Juan 4:31 Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come. 4:32 El les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis. 4:33 Entonces los discípulos decían unos a otros: ¿Le habrá traído alguien de comer? 4:34 Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra. 4:35 ¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.

En otra ocasión los discípulos le ofrecieron comida a Jesús y él dijo que  su comida era hacer la voluntad del Padre que consiste en llevar el mensaje de salvación. Luego dijo que los campos ya estaban listos para la siega, así que había que ir a trabajar.
Ese es el meollo del asunto, las personas dedican mucho tiempo en procurar su comida y su bebida, en adquirir lo que el mundo les ofrece. Pero no están interesados en llevar el evangelio a otras personas. Y los demás, no están interesados en escuchar el mensaje. Para ellos, son más importantes las cosas de este mundo.
Jesús dijo que debíamos alimentarnos de su palabra, para crecer espiritualmente y estar preparados para su segunda venida. Sin embargo, las personas no atienden el mensaje de Jesús y no se alimentan espiritualmente, solamente alimentan su estómago. Pueden amanecer en un bar, pero, si asisten a un estudio bíblico, están deseando que éste termine.  Pueden gastar miles en un bar pero en la iglesia dan limosnas. “Los  billetes son para la fiesta” y “las monedas para Dios.
Que la comida espiritual que se comió Juan sea dulce como la miel, es porque trae un mensaje de advertencia de  parte de Dios para evitarnos dolor, sufrimiento y muerte. Pero, es amarga para los que no atiendan el mensaje.
Lo cierto de la realidad,  es que hay un planeta llamado Nibiru que se acerca a la tierra y está alterando la gravedad y  ocasionando desastres naturales, entre ellos que los volcanes se activen. Es parte de la gran tribulación que está profetizada en la palabra de Dios. Pregúntele a un cristiano que es Nibiru o qué es la gran tribulación y le dirá que no sabe de lo que le están hablando.
Hay un imperio mundial que se está preparando para gobernar al mundo, es el imperio romano que renació bajo el tratado de Roma en el año 1957 y se hizo llamar Unión Europea. Eso también está profetizado en el libro de Daniel, pero los creyentes lo ignoran y no ven la realidad.
Jesús dijo: “De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca” (Mateo 24:32-34).
La higuera es Israel, esa higuera reverdeció en el año 1948 cuando la ONU la declaró como nación y le dio parte de la tierra prometida para que los judíos iniciaran su migración a su patria. Y no pasará la generación del 48 sin que se cumplan las palabras de Jesús, pero la gran mayoría de creyentes no saben de lo que estoy hablando porque nunca han oído hablar de lo que la higuera simboliza o ni siquiera han oído hablar de la higuera.
La gran tribulación se acerca, una tercera parte de la población mundial morirá por las guerras, los desastres naturales y la persecución religiosa.
Sin embargo las personas solamente piensan en su selección de futbol porque están ajenas a las cosas de Dios y no captan la realidad.
Antes de que eso suceda, unos pocos escaparan como sucedió en el diluvio, en aquel entonces solamente ocho escaparon, y todos de una misma familia.

Mateo 24:40 Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. 24:41 Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada. 24:42 Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.

Los que escaparán esta vez, los que serán tomados en el arrebato, son también de una misma familia: de la familia de Dios. Pero, no todos los de la familia de Dios escaparán, sino solamente aquellos que estén con las velas encendidas Todos los demás se enfrentarán con la muerte. “Pero, todos somos de la familia de Dios, somos sus hijos”, dirán los habitantes del mundo. Mentira, todos somos criaturas de Dios. Los Hijos de Dios son únicamente aquellos que han sido adoptados por Dios como sus hijos.

Efesios 1:4 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, 1:5 en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por  medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad.

Dios nos escogió a todos, para ser adoptados como sus hijos, pero para ello  debemos aceptar esa adopción. Eso se da cuando creemos el evangelio y nos bautizamos (Marcos 16:16, Hechos 2:38, Colosenses 2:12, Hechos 22:16, Romanos 6:3-5).  Solo entonces, podremos decir que somos de la familia de Dios.

Génesis 19:14 Entonces salió Lot y habló a sus yernos, los que habían de tomar sus hijas, y les dijo: Levantaos, salid de este lugar;  porque Jehová va a destruir esta ciudad. Más pareció a sus yernos como que se burlaba.

Ni los yernos de Lot entendieron lo que vendría, más bien creían que Lot se burlaba de ellos. Y al igual que en aquellos tiempos, las personas de hoy se burlarán del mensaje.
Algunos Dirán que las biblia fue escrita por el hombre. Otros dirán que todo eso es simbólico y no real, que nada sucederá porque Dios es misericordioso, dirán que ya pasó o no pasará.
Las personas no entienden que el Señor está dando tiempo a que muchos atiendan el mensaje de salvación. Dios está esperando que muchos sean parte de su familia y que puedan escapar de lo que viene. Él está esperando que la iglesia haga su trabajo:

Mateo 24:14 Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.

Una vez que el mensaje se haya esparcido por todo el mundo, algo que prácticamente ya ha sucedido, entonces vendrá el fin. Y Jesús vendrá como ladrón en la noche por “su familia” y los demás no  escaparán de del juicio.
Hoy en día, todos quieren comprar el mejor apartamento, todos quieren el mejor automóvil, la mejor computadora, el mejor video juego, la mejor tele, hacer el mejor negocio, pero nadie o casi nadie está interesado en invertir en el reino de Dios.
Pregúntese usted ¿Cuántas Biblias has comprado para regalar? O ¿Cuántos miles has dado para que haya un buen local para su congregación?
La palabra de Dios dice en 1 Corintios 3:10-13 que la edificación del edificio de Dios es responsabilidad de todos. Sin embargo, todos quieren edificar su casa o su negocio, pero nadie o casi nadie está interesado en edificar el edificio de Dios. Con ir una vez a la semana al culto y dar una limosna, creen que ya edificaron.  NO han entendido.
Jesús dijo que comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento y por eso no atendieron el mensaje de salvación.
No hay nada de malo en  comer, beber o casarse; lo malo es que estas cosas nos distraigan y nos alejen del propósito de Dios en nuestras vidas.
En la actualidad hay una suplantación de Dios por el bienestar y la comodidad. Las personas se dejan gobernar por la vida en este mundo y se olvidan de la vida eterna, entonces el comer, el beber y el darse en casamiento se convierten en un impedimento para escapar del juicio de Dios.
Los castigos de Dios como el diluvio, la quema de Sodoma y Gomorra y la gran tribulación que se avecina, no se dan porque las personas comen, beben o se dan en casamiento. Se dan porque esas cosas ocupan el lugar que le corresponde a Jesús en sus vidas.
Dios envió el diluvio porque unos ángeles  bajaron a la tierra y procrearon hijos con las mujeres (Génesis 6:1-6). Tanto esos ángeles malvados,  como sus hijos, quienes eran gigantes, aumentaron la maldad sobre la tierra.
A Noé le tocó predicar cuando los ángeles caídos tenían al hombre bajo su sometimiento e influencia. Fue un tiempo en el cual los hombres menospreciaron la palabra de Dios, se toleraba y se permitía todo, las personas eran liberales y abiertas para todo. Eso fue lo que les enseñaron los ángeles caídos.
Dios debió acabar con esa raza mitad ángeles, mitad humanos. El mundo fue advertido a través de Noé que eso sucedería, pero ni siquiera una persona atendió el mensaje.
Judas 6 Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día;

Dios trajo el diluvio y acabó con aquella generación. Los ángeles caídos que se mezclaron con las hijas de los hombres fueron encarcelados, fueron enviados al abismo.
La quema de Sodoma y Gomorra vino por causa de la maldad de los hombres, por su idolatría y por su homosexualidad.  Tal era su perversión, que todos los varones de Sodoma, desde el más joven hasta el más viejo, quisieron  conocer” (sexualmente) a los ángeles de Dios (Génesis 19:1-5).
Hoy no tenemos nada que envidiar a los habitantes de Sodoma y Gomorra. La idolatría está por todas partes. No solo en otras religiones, sino en el mismo cristianismo. Han creado miles de santos y vírgenes a las cuales se les manda a venerar.
El Papa Francisco ha ofrecido dos nuevos dioses a sus fieles, dos nuevos santos: los dos últimos papas fallecidos a los cuales venerar,  aumentado la idolatría prohibida en la palabra de Dios (Éxodo 20:3-6). Además dijo que los incrédulos también irán al cielo, contradiciendo totalmente a Jesús, quien dijo que el que no creyere ya está condenado (Marcos 16:16).  Ya otro papa católico había dicho que no hay cielo ni infierno.
La iglesia evangélica no se queda atrás. En el año 2010, la iglesia Evangélica Luterana de Estados Unidos, tomó la decisión de aceptar pastores homosexuales, a sabiendas de que la homosexualidad es abominación para Dios.
El pastor Ronny Chaves, junto con los grandes líderes de la iglesia evangélica mundial han dicho que la palabra profética está por encima de la palabra de Dios y que no habrá arrebatamiento. Ahora enseñan la doctrina del REINO AHORA que es la plataforma del nuevo orden mundial que será liderado por un anticristo.
La falsa doctrina de la prosperidad se apoderó de los púlpitos, en donde se enseña que podemos obligar a Dios a pactar con nosotros. La palabra de Dios ha sido adulterada y eso es un indicativo que los demonios han tomado las iglesias.
No sé si usted ha oído hablar de los “trabajadores de luz”. Éstos dicen ser médiums para “supuestos ángeles, seres de luz o hermanos extraterrestres de luz”. Con lo que estos señores median o tienen contacto es con ángeles pero con ángeles caídos o demonios.
Todo se vale,  ya no hay valores ni temor de Dios. Si no aceptamos la homosexualidad y el aborto como algo normal, somos unos inadaptados, unos irrespetuosos de los derechos humanos o unos homofóbicos.
Satanás y sus ángeles siguen ejerciendo su influencia y su sometimiento sobre el hombre. Los caídos que hacen caer, no cesan de trabajar. Si detrás de cada sindicato hay un demonio que resiste a la autoridad de Dios (Romanos 13:1-2), imagine lo que hay detrás de cada organización que defiende ese tipo de “derechos”.
Definitivamente el tiempo de Noé y de Lot, es un retrato de nuestra sociedad actual. Aquellas generaciones alcanzaron un punto,  donde lo malo pasó a ser bueno y beneficioso, mientras que lo bueno fue declarado como malo y rechazado y esta generación ha llegado al mismo punto.

Efesios 6:12 dice que no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

Estamos en guerra, es una guerra espiritual, es la influencia al pecado y a la maldad de parte de estos ángeles caídos. Y Satanás está sacando ventaja.  Y viene lo peor: los ángeles corruptos de Génesis 6, que se mezclaron con las mujeres, serán excarcelados:

Apocalipsis 9:1 El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo. 9:2 Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como humo de un gran horno; y se oscureció el sol y el aire por el humo del pozo.  9:3 Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio poder, como tienen poder los escorpiones de la tierra. 9:4 Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes. 9 :5 Y les fue dado, no que los matasen, sino que los atormentasen cinco meses; y su tormento era como tormento de escorpión cuando hiere al hombre. 9:6 Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; y ansiarán morir, pero la muerte huirá de ellos.

Estos ángeles caídos saldrán a atormentar a las personas, a influenciarlas y por supuesto a fomentar la idolatría y el homosexualismo. Al igual que los escorpiones, arrasaran con toda la cosecha de personas que estaba para Dios, y harán que millones se pierdan. Ellos provocaran una oscuridad como la hubo en el pasado, un oscurantismo que no dejará que las personas vean la verdad.
NO es un ataque físico sino mental y espiritual, es un tormento. Solamente los creyentes que han sido adoptados por Dios se verán libres de esta influencia demoniaca porque Dios les ha prohibido a los demonios que toquen a los que tengan su sello.
Se dice que este ataque demoniaco, es dirigido personalmente, por el ángel del abismo, cuyo nombre es Abadón o Apolión (verso 11), términos  que significan destructor” y hacen referencia al rey del abismo, que puede ser otro ángel o el mismísimo Satanás.
Será el tiempo de mayor influencia y posesión demoniaca de la historia. Será semejante a lo que sucedió en los tiempos de Noé. Los hombres al servicio de los demonios. Es posible que se dé un aumento notable en la idolatría hacia nuevos dioses y santos católicos.

Apocalipsis 9:13 El sexto ángel tocó la trompeta, y oí una voz de entre los cuatro cuernos del altar de oro que estaba delante de Dios, 9:14 diciendo al sexto ángel que tenía la trompeta: Desata a los cuatro ángeles que están atados junto al gran río Eufrates. 9:15 Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban preparados para la hora, día, mes y año, a fin de matar a la tercera parte de los hombres. 9:16 Y el número de los ejércitos de los jinetes era doscientos millones. Yo oí su número.

Cuando se toque la sexta trompeta, cuatro ángeles caídos que han estado atados serán desatados e irán a influenciar a los líderes mundiales para provocar una tercera guerra mundial que producirá la muerte de la tercera parte de los hombres que habitan la tierra. Estamos hablando de muchos millones de personas.
Solamente se verán librados los que son de la familia de Dios y tienen su sello (el Espíritu Santo), los demás serán arrastrados a la perdición eterna. Pero antes de que eso suceda, vendrá un diluvio, no de agua sino de  granizo y fuego mezclados con sangre:

Apocalipsis 8:7 El primer  ángel tocó la trompeta, y hubo granizo y fuego mezclados con sangre, que fueron lanzados sobre la tierra; y la tercera parte de los árboles se quemó, y se quemó toda la hierba verde. 8:8 El segundo ángel tocó la trompeta, y como una gran montaña ardiendo en fuego fue precipitada en el mar; y la tercera parte del mar se convirtió en sangre. 8:9 Y murió la tercera parte de los seres vivientes que estaban en el mar, y la tercera parte de las naves fue  destruida. 8:10 El  tercer ángel tocó la trompeta, y cayó del cielo una gran estrella, ardiendo como una antorcha, y cayó sobre la tercera parte de los ríos, y sobre las fuentes de las aguas. 8:11 Y el nombre de la estrella es Ajenjo. Y la tercera parte de las aguas se convirtió en ajenjo; y muchos hombres murieron a causa de esas aguas, porque se hicieron amargas.

Al toque de la primera trompeta habrá lluvia de granizo y fuego mezclados con sangre sobre la tierra. Luego, con la segunda trompeta, una montaña ardiendo caerá del cielo. Lo que sucedió en Sodoma, volverá a suceder, pero a mayor escala.  
Se dice que la tercera parte de los seres vivientes morirán. Al toque de la tercera trompeta una estrella caerá y amargará las aguas y la tercera parte de los hombres y de los animales morirá. Pero esa estrella no solamente es un astro que caerá sino que es también un ángel caído cuyo nombre es Ajenjo porque vendrá a amargar y a producir la muerte espiritual   de   las   personas.  Los ríos  y  las   aguas  simbolizan   personas, muchedumbres, naciones y lenguas (Apocalipsis 17:15). Ellos prepararán a la humanidad no para el bien sino para el mal, no para recibir a Cristo sino para rechazarlo.

Apocalipsis 8:12 El cuarto ángel tocó la trompeta, y fue  herida  la tercera parte del sol, y la tercera parte de la luna, y la tercera parte de las estrellas, para que se oscureciese la tercera parte de ellos, y no hubiese luz en la tercera parte del día, y asimismo de la noche. 8:13 Y miré, y oí a un ángel volar por en medio del cielo, diciendo a gran voz: ¡Ay, ay, ay, de los que moran en la tierra, a causa de los otros toques de trompeta que están para sonar los tres ángeles!

Al toque de la cuarta trompeta tanto el sol como la luna disminuirán su luz en una tercera parte. Esto puede ser literal pero también simboliza la oscuridad espiritual ocasionada por la influencia de los ángeles caídos.

1 Corintios 5:51 He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, 15:52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. 15:53 Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.
Cuando se toque la sétima trompeta, el Señor vendrá por su familia (1 Tesalonicenses 4:16-17), para evitar que pase por la gran tribulación ocasionada por las copas de la ira que Dios derramará sobre la tierra.
Luego de ello, ya no habrá escape. Y debemos sumarle que un anticristo, un maniático y asesino gobernará el mundo. Será el último imperio mundial del hombre sobre la tierra. Solamente la familia de Dios logrará escapar a lo que se avecina.
Espero mi querido hermano que ya usted forme  parte de la familia de Dios y sea tomado en cuenta en el arrebato.  Si ya eres de la familia de Dios, hay algo que Dios espera de ti: Él quiere que todos los hombres sean salvos llegando al conocimiento de la verdad (1Timoteo 2:4). Él  no quiere que ninguna persona tenga que pasar por la gran tribulación. Y espera que usted y yo seamos pregoneros de justicia, que en medio de esa influencia demoniaca, llevemos el mensaje de salvación a los demás.
El día de salvación no es mañana, el día de salvación es hoy. El ayer ya pasó y el  mañana no ha llegado. Si no hacemos nuestro trabajo, aunque no perdamos la salvación, es posible que nos quedemos a la gran tribulación.

Efesios 5:15 Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, 5:16 aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. 5:17 Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.

Se diligente y no negligente y aprovecha bien el tiempo porque los días son malos. No seas insensato sino sabio y haz la voluntad del Señor.  La mayoría no entiende y en aquel momento, menos entenderán. Estarán ocupados comiendo, bebiendo, casándose y dándose en casamiento…