domingo, 29 de mayo de 2016

¿SOMOS HIJOS DE DIOS?

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El  “Papa Francisco” ha afirmado que todos los seres humanos somos hijos de Dios.   Sin embargo eso no es cierto, la palabra de Dios dice que “a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre (nombre de Jesús), les dio la potestad (el derecho) de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12).  
Si “al creer en Jesús” obtenemos el derecho de convertirnos en hijos de Dios, es porque no somos sus hijos ¿No es cierto?  Y no nos convertimos en sus hijos al creer en Jesús, sino que al creer, solamente adquirimos el derecho de convertirnos en sus hijos.
Esto es de suma importancia porque únicamente los hijos de Dios podrán ingresar al reino de los Cielos, los demás serán enviados al infierno.
Los católicos creen que son hijos de Dios, los evangélicos creen lo mismo, pero están engañados, nadie es hijo de Dios por pertenecer a una religión o a una denominación religiosa.
No importa si eres católico, evangélico o de otra religión, o incluso, sino no tienes ninguna religión, si crees en Cristo, eres cristiano. Pero ser cristiano no te convierte en hijo de Dios, solamente te da el derecho de hacerlo.
A los discípulos de Jesús, se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía; esto fue durante el primer siglo de nuestra era, de allí en adelante se siguió llamando cristiano a todo aquel que cree en el Cristo resucitado.
Hay muchas otras religiones que no son cristianas, porque no creen en Cristo, un ejemplo es el judaísmo. Los judíos creen en Jesús, no pueden negarlo, porque lo vieron crecer, lo vieron hacer milagros, lo vieron morir en la cruz, era uno de ellos. Pero no creen en que Jesús resucitara y se convirtiera en Cristo.
Así que puedes creer en Jesús, pero si no crees en Cristo no eres cristiano, ni tienes el derecho de convertirte en hijo de Dios. La otra opción es que creas en Cristo, pero eso no te convierte en hijo de Dios, solo te da el derecho.
El hecho de que pertenezcamos a alguna religión o denominación, no nos convierte en hijos de Dios. De hecho, casi que nos aleja de esa posibilidad. ¿Por qué? Porque las religiones no enseñan la verdad absoluta de Dios, enseñan medias verdades, o mentiras disfrazadas de verdad; las religiones adulteran la palabra de Dios.

Gálatas 1:6 Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. 1:7 No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. 1:8 Mas si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.

Desde el momento mismo, en que el apóstol Pablo, comenzó a predicar el evangelio de Cristo, desde ese mismo momento, otras personas se encargaron de pervertir y adulterar el evangelio. El apóstol Pablo se maravilló y dijo que aunque fuera un ángel bajado del cielo el que estuviera enseñando un evangelio diferente,  no le creyeran, porque era un anatema.

2 Corintios 11:14 Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. 11:15 Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.

Satanás es el rey de la mentira y del engaño. Satanás se disfraza de ángel de luz y sus ministros de ministros de justicia, para enseñar un evangelio adulterado,  para que las personas sigan el engaño, y no sean salvas. Para llevar a cabo su propósito usa las religiones.
Todas las religiones con el título de “cristianas” fundamentan su enseñanza en la misma palabra de Dios, pero cada uno la enseña con sus modificaciones; unas le quitan, otras le agregan, cada una la acomoda a su conveniencia, para alejarnos de la verdad y llevarnos a la mentira.
La palabra religión tiene su origen en el término latino “religĭo”, que significa “ligarse”  a Dios, a través de  intermediarios humanos.

1 Timoteo 2:5 Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.

La palabra de Dios enseña que solamente hay un mediador entre Dios y los hombres y ese mediador es Jesucristo. De tal manera, que no necesitamos ligarnos a ninguna religión para convertirnos en hijos de Dios.
El título de “cristiano  lo porta todo aquel que creen en Cristo, pero eso no lo convierte en hijo de Dios, solamente lo convierte en un cristiano nominal más. Según el diccionario de la Real Academia Española, la palabra “nominal” significa “que tiene nombre de algo y le falta la realidad de ello en todo o en parte”.   De acuerdo con esa definición, un cristiano nominal es un individuo que cree en Cristo, pero  le falta lo que lo califica como hijo de Dios.

Apocalipsis 3: 1 Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto.

Jesús define al cristiano nominal, como el  que  tiene nombre de que vive (porque tiene la etiqueta de cristiano), pero en realidad está muerto, porque le falta la vida.

1 Juan 5:12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.

La vida está en Jesús. Él dijo: “yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene el Padre sino es por mi” (Juan 14:6). El cristiano nominal, no tiene a Jesús en su espíritu, y como no lo tiene, tampoco tiene la vida.

Juan 14:16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: 14:17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. 14:18 No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.

Jesús dijo que él se iría al cielo, pero enviaría en su lugar al Espíritu Santo para que morara en los creyentes. Luego identificó al Espíritu Santo con él mismo. Él dijo: “vendré a vosotros”.
Entonces, el que tiene la vida es porque tiene a Jesús, en la persona del Espíritu Santo morando en su espíritu. Es algo que tal vez no entendamos, aunque no necesitamos entenderlo; lo que necesitamos es creerlo.

 Juan 3:3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. 3:4 Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?3:5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.

Jesús le dijo a Nicodemo, uno de los fariseos, que para entrar al reino de Dios, debía nacer de nuevo y que ese nuevo nacimiento era a través del agua y del Espíritu.
Nicodemo creía que Jesús era el hijo de Dios, él dijo: “Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él” (Juan 3:2), sin embargo el creer en Jesús no lo convertía en hijo de Dios.
Nicodemo necesitaba algo más, necesitaba nacer del agua y del Espíritu. En el 99% de las denominaciones cristianas se enseña que para ser hijo de Dios y adquirir la salvación, lo único que se necesita es creer en que Jesús es el hijo de Dios que fue resucitado por el Padre y confesarlo con la boca (Romanos 10:9).
Eso no fue lo que Jesús le dijo a Nicodemo, lo que le dijo fue que debía nacer del agua y del Espíritu. El agua hace referencia al bautismo y el Espíritu a ser engendrado por el Espíritu Santo.

Hechos 2:38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.

Cuando el apóstol Pedro predicó por primera vez, acusó a los judíos de matar a Cristo. Éstos creyeron en que Jesús era el Cristo y compungidos le dijeron al apóstol ¿Qué haremos? El apóstol les dijo que se arrepintieran de haber matado a Cristo y se bautizaran. Al hacer eso, sucederían dos cosas: 1) recibirían el perdón de sus pecados y 2) el Espíritu Santo vendría a morar a sus espíritus.
Tome en cuenta, que además de creer, ellos debían nacer del agua y del Espíritu, tal y como Jesús lo había ordenado. “Así que los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas” (Hechos 2:41) ¿Adónde fueron añadidas?  Al reino de Dios, fueron liberadas de la potestad de las tinieblas  y trasladados al reino del amado hijo de Dios (Colosenses 1:13), porque ese día se convirtieron en hijos de Dios. Ellos no se quedaron con el creer, sino que además de creer nacieron del agua y del Espíritu.

Marcos 16:15 Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. 16:16 El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado..   

Las anteriores, fueron las últimas palabras de Jesús antes de ascender a los cielos. Jesús aclaró que la salvación se obtiene al creer en Cristo y bautizarnos.  Al creer en Cristo, adquirimos el derecho de convertirnos en hijos de Dios. Al creer somos preseleccionados, pero únicamente al bautizarnos, somos engendrados por el Espíritu Santo y es en ese momento, que nos convertimos en hijos de Dios. 
Ser engendrados, significa que Dios pone su ADN en el creyente. Ese ADN es el Espíritu Santo. Es un embarazo espiritual, mediante el cual se da a  luz a una nueva criatura.

2 Corintios 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

Al creer en Cristo y bautizarnos, nos convertimos en nuevas criaturas. Las cosas viejas pasaron, todo es hecho nuevo. El día del bautismo, tenemos un nuevo nacimiento. Éramos hijos de Adán, pero ese día dejamos de ser hijos de Adán, para convertirnos en hijos de Dios.
Algunos afirman que el versículo 16:15-16 de Marcos fue agregado, que no estaba en los rollos originales. Supongamos que es cierto, pero qué tenemos que decir a lo dicho por Pedro en Hechos 2:38 o a la gran explicación que da el apóstol Pablo al respecto:

Romanos 1:1 Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios, 1:2 que él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras,1:3 acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, 1:4 que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos,

Pablo enseña que Jesús fue  declarado hijo de Dios con poder, según el Espíritu Santo, por medio de su muerte y resurrección ¿No era hijo de Dios?

Filipenses 2:6-8 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a   mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

Jesús era Dios e hijo de Dios, pero no estimó el ser igual a Dios como algo a lo que había que aferrarse, sino que se despojó de su deidad y se hizo semejante a los hombres. Siendo humano, se convirtió en hijo de hombre y fue de la familia de David. A los 30 años inició su ministerio, y al final de tres años fue crucificado, muerto y sepultado. Tres días después fue resucitado y declarado hijo de Dios con poder en su humanidad.
Fue ascendido al cielo y Dios lo sentó a su diestra en lugares celestiales sobre todo principado y autoridad, poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no solo en este siglo, sino también en el venidero y sometió todas las cosas bajo sus pies (Efesios 1:21-22).
Jesús debió ser sepultado y resucitado para ser declarado hijo de Dios con poder en su humanidad. Si tú quieres ser declarado hijo de Dios, debes de pasar por el mismo proceso:

Romanos 6:3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? 6:4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva

Dichosamente no tenemos que ir a morir en una cruz, ya que en el bautismo somos sepultados con Cristo para resucitar seguidamente y andar en vida nueva.

Romanos 6:6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. 6:7 Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado.

Hay dos hombres: 1) el viejo hombre y 2) y el nuevo hombre o nueva criatura. El viejo hombre es el hijo de Adán y  tiene una naturaleza pecaminosa.  El nuevo hombre es el hijo de Dios y es participante de la naturaleza divina (2 Pedro 1:4) porque tiene el Espíritu Santo dentro de su espíritu.
Y ponga atención al verso 7: “el que ha muerto ha sido justificado del pecado”, lo que indica claramente que el que no ha muerto no ha sido justificado del pecado ¿Cómo se muere en vida? Mediante el bautismo en agua. Al bautizarnos le damos sepultura al viejo hombre y le damos nacimiento a la nueva criatura en Cristo Jesús.

Colosenses 2:11 En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; 2:12 sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. 2:13 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados.

Necesitamos bautizarnos para ser despojados de la naturaleza pecaminosa que heredamos de Adán. El bautismo es una circuncisión espiritual mediante la cual nos deshacemos de esa naturaleza y a partir de ese momento somos participantes de la naturaleza divina. Si no te despojas de la naturaleza pecaminosa, no podrás convertirte en hijo de Dios ni podrás ingresar al Reino de los cielos.

FUI BAUTIZADO DE NIÑO

Si eres católico, es posible que estés pensando: “bueno yo soy hijo de Dios, en primer lugar, porque creo en Cristo, y en segundo lugar porque fui bautizado de niño”.
No quiero ser aguafiestas, pero tengo que decirte, que no eres hijo de Dios. El bautismo a infantes no tiene ninguna validez. Jesús dijo: “el que creyere y se bautizare será salvo”. Primero debemos creer y luego ser bautizados,  no al revés.
Hay millones de personas, que fueron bautizados de niños y ya siendo adultos, no creen en Cristo. Su bautismo no los salvó, porque no creyeron cuando fueron bautizados. Deben primero creer en el evangelio de Cristo. Eso es algo que tiene que suceder primero, antes de ser bautizado y eso no sucede con los niños.

¿QUÉ DEL LADRON PERDONADO EN LA CRUZ?

El argumento más corriente que usa el enemigo, para decir que no necesitamos bautizarnos para ser salvos, es que el ladrón perdonado por Jesús en la cruz, no necesitó bautizarse.
La respuesta a esto es, que existen dos Pactos. Uno, antes de la resurrección de Cristo, que es el Viejo Pacto o la ley. Este pacto era para el pueblo de Dios del viejo testamento, que son los judíos.

Génesis 7:10 Este es mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti: Será circuncidado todo varón de entre vosotros. 17:11 Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros. 17:12 Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras generaciones; el nacido en casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu linaje.

Los judíos debían ser circuncidados a los ocho días de nacidos, para ser parte del pueblo de Dios. Era una exigencia del viejo pacto. El ladrón era judío y por lo tanto debió ser circuncidado a los ocho días de nacido.
El segundo pacto da inicio después de la resurrección de Cristo y es el Nuevo Pacto que Jesús selló en la última cena (Mateo 28:26). Este Nuevo Pacto no es para los judíos sino para todos los creyentes. El nuevo Pacto no tiene Ley sino que se rige por la GRACIA y este nuevo pacto no exige que nos circuncidemos, sino que nos bauticemos, como ya lo explicamos.
Los judíos eran circuncidados para ser parte del pueblo de Dios, nosotros no somos circuncidados sino bautizados. La circuncisión es un despojo de la carne. Y el bautismo es una circuncisión espiritual, mediante la cual y para los efectos de Dios, nos despojamos de la naturaleza pecaminosa. Al tener esa circuncisión espiritual, Dios nos perdona todos los pecados.
Si no te has circuncidado espiritualmente, a través del bautismo, no has sido perdonado de tus pecados, y no tienes al Hijo, ni la vida eterna. El ladrón perdonado en la cruz, no necesitaba ser bautizado, pues estaba bajo el viejo pacto, y lo que necesitaba era estar circuncidado.

CONCLUSIÓN

Todos los seres humanos somos hijos de Adán, tenemos una naturaleza pecaminosa y nuestro destino es el infierno. Pero podemos convertirnos en hijos de Dios e ir al cielo; para ello necesitamos creer en Cristo y bautizarnos.
 Ahora, debe quedarte claro que el bautismo implica algo más, implica que estás renunciado a tu vida como hijo de Adán, que ya no vas a vivir para ti, sino que en adelante vas a vivir para Cristo (2 Corintios 5:15), lo que se resume en que estás dispuesto a renunciar a tus prioridades y a hacer la voluntad de Dios y no la tuya. Si no estás dispuesto a eso, tu bautismo podría ser un engaño.
Resumimos entonces, que así como Jesús necesito ser sepultado y resucitado para ser declarado hijo de Dios, de igual manera, tú debes ser sepultado y resucitado mediante el bautismo para poder convertirte en hijo de Dios.
 ¿Qué esperas? Anda y lava todos sus pecados en las aguas del bautismo (Hechos 22:16) para que te conviertas en hijo de Dios y puedas ingresar al reino de Dios.







miércoles, 25 de mayo de 2016

CÓMO ES EL INFIERNO?

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¿Cómo es el infierno? ¿Existe realmente? ¿Dónde queda? ¿Quiénes va allí? Aquí te daremos las respuestas, respuestas necesarias porque muchas personas tienen la idea de que el infierno no existe, que sólo es un invento de las religiones para manipularlas. Esas personas dicen: “Dios es amor, Dios es bueno y no va a crear un lugar como el infierno ni va a enviar a nadie a ese lugar por toda la eternidad”. ¿Tienen razón estas personas? Claro que no, las Santas Escrituras, si bien es cierto, nos revelan que Dios es un dios de amor, también nos revelan que Dios es fuego consumidor (Hebreos 12:9), y esa es la razón por la cual hay un infierno.
El diablo quiere que creas que no hay infierno, para que no te intereses en tu salvación. Lo otro que quiere que creas, es que cuando estés en el lecho de muerte, puedes negociar con Dios diciéndole que “aceptan a Jesús como su salvador”, para que te permita ingresar al cielo.
No te dejes engañar, no podemos pensar lo que queramos, nuestros pensamientos no son los pensamientos de Dios (Isaías 55:8), tampoco son la verdad. Por eso el apóstol Pablo nos sugiere en 1 Corintios 4:6 a no pensar más allá de lo que está escrito, debemos conformarnos a la palabra de Dios, porque solo ella contiene toda la verdad. Y la palabra de Dios nos dice que el infierno es tan real como el cielo, tan real como la tierra, y ocupa más de setenta pasajes para hacértelo saber.

Mateo 10:28 Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.

Nuestro Señor Jesús dijo que le tuviéramos temor a aquel (a Dios) que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. Si Jesús dijo que hay infierno, eso no se discute, porque Jesús es el “verbo divino”,  Jesús es “la palabra de Dios”, Jesús es “el camino, la verdad y la vida” (Juan 14:6).
La palabra de Dios enseña que “los que no se conformen a las palabras de Jesús y enseñen que otra cosa, son personas envanecidas que no saben nada, son personas necias, corruptas de entendimiento, privadas de la verdad de los cuales debemos apartarnos (1 Timoteo 6:3-5). De tal manera que si Jesús dijo que hay infierno, entonces lo hay, el que enseñe otra cosa no sabe nada.

Marcos 9:43 Si tu mano te fuere ocasión de caer, córtala; mejor te es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser apagado, 9:44 donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.

En este otro pasaje podemos ver que Jesús dijo que era mejor entrar manco a la vida eterna, que con ambas manos al infierno. Jesús no pudo ser más claro y afirmó que el infierno era un lugar real en donde el fuego nunca de apaga y el gusano nunca muere.

¿ADÓNDE QUEDA?

Apocalipsis 9:1 El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo. 9:2 Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como humo de un gran horno; y se oscureció el sol y el aire por el humo del pozo. 9:3 Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio poder, como tienen poder los escorpiones de la tierra.

En el libro del Apocalipsis se dice, que al tocar la 5 trompeta, un  ángel (la estrella) descenderá del cielo a la tierra y abrirá el pozo del abismo o infierno para liberar a los demonios encarcelados.  Si el ángel desciende a la tierra es porque el infierno se encuentra en nuestro planeta.  Ahora, vea usted la revelación sorprendente que hizo Jesús cuando le pidieron señales acerca de la resurrección:

Mateo 12:40 Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.

Jesús dijo que él estaría tres días y tres noches en el corazón de la tierra y no se refería a que estaría enterrado porque Jesús no fue enterrado bajo tierra. Lo que quiso decir es que mientras su cuerpo permaneciera en la tumba durante tres días, su espíritu viajaría al corazón de la tierra.

Efesios 4:8 Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, Y dio dones a los hombres. 4:9 Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra?

En la epístola a los efesios, el apóstol Pablo dice que Jesús ascendió a los cielos, pero antes había descendido a las partes más bajas de la tierra, lo que  sucedió mientras estuvo muerto. Ahora veamos lo que dijo el apóstol Pedro:

1 Pedro Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; 3:19 en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, 3:20 los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.

El apóstol Pedro nos revela que al morir, el espíritu de Jesús estuvo en el infierno, predicando a los espíritus de todos aquellos que murieron en el diluvio sin la oportunidad de conocer el evangelio.
No hay la menor duda, las escrituras son coincidentes, Jesús estuvo en el infierno y éste se encuentra en el corazón de la tierra. ¿Y dónde queda el corazón de la tierra?
Según los científicos, la tierra se compone de varias capas; la primera capa es la corteza terrestre; la segunda capa es el manto superior; la tercera capa es el manto inferior y la cuarta capa es el núcleo, el cual se encuentra en el corazón de la tierra.
Según los científicos ese núcleo se ubica a unos 6.370 kilómetros de profundidad y está compuesto de hierro líquido cuya temperatura es de aproximadamente 6.000 grados centígrados. El sol tiene una temperatura de 5.600 grados centígrados, de tal manera que el núcleo de la tierra es más caliente que el sol.
En la década de los 80’, unos geólogos soviéticos hicieron una excavación en un lugar llamado Siberia en Rusia; en cierto momento el taladro  daba vueltas a toda velocidad como si no hubiera nada que taladrar; los científicos entendieron que había un hueco o vacío. Pero eso no es nada, los aparatos especiales que utilizaban en su trabajo,  señalaban una temperatura de más de 1.000 grados. Y para colmo de males, ellos comenzaron a escuchar sonidos horrorosos de personas, quejándose y pidiendo auxilio.
Los científicos creyeron que los aparatos se habían dañado, entonces los cambiaron por otros, y con los otros se siguieron escuchando los mismos sonidos. Los geólogos se espantaron y abandonaron el proyecto, convencidos de que habían encontrado una puerta al infierno.
Sucedió también en 1977, que unos científicos norteamericanos estuvieron en el mar en Galapos, a una profundidad de 4.000 metros, y encontraron fumarolas negras muy calientes con temperaturas tan altas que podían fundir el plomo, y que contenían grandes concentraciones de azufre. Lo más asombroso es que descubrieron unos gusanos gigantes que sobreviven en esas condiciones. Los gusanos fueron bautizados con el nombre de gusanos Riftias. Es posible que este tipo de gusanos habiten en el infierno y que los científicos estuvieron muy cerca del mismo.   Recordemos que Jesús dijo que en el infierno “el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga” (Marcos 9:44), posiblemente Jesús se estaba refiriendo a los gusanos riftias, que pueden subsistir en esas condiciones extremas.
Algunos pasajes de la Biblia sugieren que en las profundidades del mar existe alguna entrada al infierno.  Es posible también, que los volcanes tengan alguna comunicación con el infierno.

¿CÓMO ES EL INFIERNO?

Jesús dijo que el infierno es un lugar en donde el fuego nunca se apaga y donde los gusanos no mueren. Según los científicos el núcleo de la tierra, ubicado en el corazón de la misma, arde noche y día, allí el fuego nunca se apaga y en esas profundidades habitan gusanos que no mueren con el fuego. Podemos ver que la ciencia coincide con Jesús en el sentido que hay un lugar en el corazón de la tierra en donde el fuego nunca se apaga y los gusanos no mueren. Ese lugar es el núcleo de la tierra y en ese núcleo, de acuerdo a las palabras de Jesús, tiene que estar ubicado el infierno.

Lucas 16:22 Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. 16:23 Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. 16:24 Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama.

Fue precisamente nuestro Señor Jesús, el que mencionó la historia del hombre rico y el mendigo. Algunas personas piensan que Jesús hablaba en sentido figurado, que uso una parábola o ilustración, pero Jesús no dijo que fuera una parábola, sino que lo contó como un hecho real, tan real que dio el nombre del mendigo.  
En ese pasaje se mencionan tres cosas importantes: 1) El hombre rico estaba plenamente consciente en el infierno, 2) era capaz de sentir tal como sentía mientras estaba vivo, tan cierto es que percibía el dolor y 3) tenía sed y era atormentado en medio del fuego.
Jesús mencionó que Abraham lo escuchaba, también dio su nombre, para que nos percatemos de que la historia es verdadera. De hecho, el hombre rico todavía es capaz de sentir todo el dolor y el tormento del infierno, porque de acuerdo con la Biblia el hombre rico aún continúa allí, en este preciso momento, y jamás saldrá.
Este hombre dijo: “Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama". 
Póngase por un momento en el lugar de ese hombre; atormentado en un fuego, con dolor, llanto y crujir de dientes (Mateo 13:41,42).
El infierno es un lugar sin luz, un lugar de eterna oscuridad (Judas 1:13). Lo único que alumbra allí son las llamas de fuego que nunca se apagan, y los gusanos que no se mueren estarán en los cuerpos de los que están allí. Pero,  lo más aterrador del infierno es no hay esperanza, de allí no se puede salir nunca.

Mateo 25:41 Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.

Dios creó el infierno para enviar allí a Satanás y a todos los ángeles que se sublevaron con él. Aunque a algunas personas les pueda costar trabajo admitirlo, Dios creó todas las cosas, incluyendo el infierno:

 Apocalipsis 4:11 Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.

El infierno no estaba destinado para los seres humanos, sino únicamente para el diablo y sus ángeles.  Pero, recordemos que Dios les dijo a Adán  y a Eva que si comían del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, entonces morirían. Pero apareció Satanás y le dijo a Eva, que no morirían, que Dios sino que se convertirían en dioses (Génesis 3:5). Eva le creyó al diablo, entonces comió  y luego dio de comer a su marido. El gran pecado de ellos fue la incredulidad, ellos le creyeron al diablo y no a Dios.
A partir de ese momento, el infierno abrió sus puertas para todos aquellos incrédulos, es como si Dios dijera: “le creen al diablo y no a mí, entonces vayan a vivir al lugar que he preparado para él y sus ángeles”.
Al infierno no van las personas porque sean más malas que otras, ni al cielo van las que sean más buenas que otras. Al infierno van las personas que no le creen a Dios y al cielo van las personas que sí le creen.
Jesús murió para pagar por el pecado de Adán y de todos los hombres, pero para obtener ese perdón que el Señor nos ha regalado,  debemos creer en él.
La incredulidad nos envía al infierno, el creer nos envía al cielo. Eso sí, Jesús dijo que además de creer debemos bautizarnos (Marcos 16:16). ¿Por qué? Para deshacernos de la naturaleza pecaminosa en que se convirtió la naturaleza del hombre (Colosenses 2:11-12, Romanos 6:3-5)
El diablo te quiere en el infierno. A Eva le dijo: “no morirás si comes del fruto prohibido”. A ti te dice “mentira que necesitas bautizarte”. Eva le creyó al diablo. ¿A quién le crees tú? Yo le creo a Jesús.

EL LAGO DE FUEGO

El infierno es un lugar temporal en donde van todos los que no le creen a Jesús. Allí todos reciben el mismo castigo, todos son atormentados de la misma manera porque no han sido juzgados.

Apocalipsis 20:12 Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. 20:13 Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. 20:14 Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. 20:15 Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.

Al final de los tiempos y luego de que Cristo haya gobernado por un milenio en la tierra, los que estén en el infierno serán resucitados. Dios les devolverá sus cuerpos  para juzgarlos y  “los libros serán abiertos y el otro libro fue abierto”. 
Los libros contienen los pecados que estas personas cometieron mientras estuvieron en la tierra. El otro libro es el libro de la vida. Si una persona creyó y se bautizó, su nombre fue inscrito en el libro de la vida y el libro que contiene sus pecados fue destruido. Pero si la persona no creyó, su nombre no se encuentra inscrito en el libro de la vida; entonces será juzgada por todos los pecados que se encuentran en su libro personal y será enviada al lago de fuego que arde con azufre por toda la eternidad. Allí será el lloro y el crujir de dientes.
Así como habrá una nueva tierra y un nuevo cielo, también habrá un nuevo infierno, ese nuevo infierno es el LAGO DE FUEGO que arde con azufre. La Biblia no dice en qué lugar queda el lago de fuego ni la diferencia con el infierno, pero que será peor que estar en el infierno, lo será y eso ya es mucho.
El lago de fuego y azufre no es un lugar donde la gente muere y listo, no, la palabra de Dios es clara, dice que después de ser lanzados en el lago de fuego, serán atormentados de día y de noche por los siglos de los siglos (Apocalipsis 20:10), o sea por toda la eternidad.
Querido lector, lo del infierno no es una invención en la mente del hombre, el infierno es un lugar real, un lugar horroroso y de tormento, lo dice la palabra de Dios y yo lo creo. El diablo te dirá a través de las sectas religiosas que no hay infierno, que tampoco existió Cristo, el diablo negara todo lo que dice la palabra de Dios, lo hizo con Adán y Eva y lo hará contigo. Tú tienes que elegir si le crees al diablo o le crees a Dios.
Este estudio no es para condenación, es para salvación, Cristo sufrió el injusto castigo, azotado, abofeteado, despreciado, desechado, angustiado y afligido; fue molido por nuestros pecados, el castigo de nuestra paz fue sobre El  (Isaías 53). Jesús fue crucificado, todo eso lo sufrió para que todo aquel que crea no se pierda más tenga vida eterna (Juan 3:15).

Hechos 22:16 Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre.




martes, 24 de mayo de 2016

ANALFABETAS ESPIRITUALES

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Según el encuestador  George Gallup, Estados Unidos es una  nación bíblicamente analfabeta. Si esto sucede en una nación en donde la mayoría de sus habitantes son cristianos evangélicos ¿Cómo será en otras naciones? La respuesta es una: Todas las naciones son bíblicamente analfabetas. Esto lo podemos ver, en primer lugar, por la adoración a las imágenes que se da en absolutamente todos los países del mundo.
En algunos países  adoran las imágenes de Buda, en otros las imágenes de Mahoma, en otros adoran la imagen de una calavera a la que le llaman muerte, en otros  adoran las imágenes de santos católicos y hasta las imágenes de doctores fallecidos, como sucede en nuestro país con el doctor Moreno Cañas.
La adoración o veneración de imágenes es la primera señal de que hay analfabetismo, ya que una persona que conoce la palabra de Dios jamás le rezaría a una imagen, jamás le haría peticiones ni le prendería velas como si fuera un dios.

Romanos 1:21 Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. 1:22 Profesando ser sabios, se hicieron necios, 1:23 y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.

Si las personas no fueran analfabetas, se darían cuenta que Dios considera necios y no sabios  a todos aquellos que le dan gloria a las imágenes en lugar de dársela al creador.
Si no fueran analfabetas, se darían cuenta que Dios considera que eso es maldad y castiga esa maldad hasta en cuatro generaciones (Éxodo 20:4-5).
Si no fueran analfabetas, se darían cuenta que solamente hay un mediador entre Dios y los hombres y ese intermediario no es Buda, no es Mahoma, no es la Virgen María, que ese único mediador es Nuestro Señor Jesucristo.
Lo de las imágenes e la primera señal de que una persona padece de analfabetismo espiritual, pero hay muchas otras señales.
Si no fueran analfabetas, se darían cuenta que la salvación no se logra a  través del comportamiento personal, se darían cuenta que “somos salvos por gracia, por medio de la fe; y esto no es algo que  podemos lograr, es un regalo de Dios, no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9).
Si no fueran analfabetas, se darían cuenta que nadie puede considerarse salvo por tan solo creer en Cristo; que además de creer en Cristo, debe ser sepultado con Cristo en el bautismo para  ser perdonado de sus pecados y deshacerse de su naturaleza pecaminosa (Marcos 16:16, Romanos 6:3-5, Hechos 2:38, Colosenses 2:11-12).
Si no fueran analfabetas se darían cuenta que no todos los creyentes bautizados serán parte del arrebato de la iglesia, sino solamente aquellos que viven para Cristo (2 Corintios 5:15), aquellos en que Cristo es su primer amor (Apocalipsis 2:4). Se darían cuenta que aquellos que no producen fruto serán pasados por fuego (1 Corintios 3:15), es decir se quedarán a la gran tribulación.
Si no fueran analfabetas, no pertenecerían a ninguna religión o denominación religiosa, porque toda religión lejos de acercarnos a Dios nos desvía.
Si no fueran analfabetas, se darían cuenta que Jesús no edificó ninguna religión, que lo que Jesús edificó fue su iglesia y la iglesia no es una religión ni tampoco un templo; la iglesia es el cuerpo de Cristo (Efesios 4:12) y el cuerpo de Cristo son todos los creyentes salvos.
Si no fueran analfabetas se darían cuenta que el evangelio de la prosperidad es una estafa de los mercaderes de la religión, se darían cuenta que Jesús nos mandó a hacer riquezas en el cielo, no a hacer riquezas en la tierra (Mateo 6:19-20), se darían cuenta que el mandato divino es que estemos conformes con sustento y abrigo (1 Timoteo 6:8).
Si no fueran analfabetas, se darían cuenta que para bautizarnos no necesitamos pertenecer a ninguna religión ni llevar ningún curso especial ¡que lo diga el etíope eunuco¡ (Hechos 8:26-40).
Pero sí, es muy triste reconocerlo, hay analfabetismo espiritual o bíblico a nivel mundial. La razón: las personas no estudian la palabra de Dios, sino que se dejan llevar por lo que les enseñan sus líderes espirituales, sin comprobar si lo que les enseñan es una verdad, una media verdad o una mentira. Hace poco una persona escribió en el Facebook: “soy católico, seguiré católico y moriré católico, así que sepan que no recibo a los de ninguna otra religión”, en otras palabras heredó una religión y morirá con ella sin investigar si esa religión es falsa o verdadera. Lo mismo ocurre con los protestantes: “soy bautista y nadie me saca de allí”, o “soy mormón y nadie me hará cambiar de idea”.
No se han dado cuenta que lo que está en juego es la salvación. Yo puedo seguir a un equipo de futbol, a un equipo de baloncesto o de cualquier deporte y eso no va a afectar mi salvación, pero si estoy siguiendo una enseñanza equivocada en cuanto a mi salvación, eso sí es peligroso, no solamente para mí, sino para aquellos que van a heredar mi religión.
Millones de personas van al infierno luego de dejar esta vida, porque su orgullo religioso les impidió abrir los ojos a la verdad.  Pero no sucedía así con los de Berea:

Hechos 17:10 Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. 17:11 Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.

Todos deberíamos ser como los de  Berea; en este pasaje se dice que Pablo y Silas llegaron a Berea a predicar el evangelio en la sinagoga de los judíos. Y los presentes recibieron la palabra con toda solicitud, no sin antes escrudiñar las escrituras para ver si lo que les enseñaban era la verdad.
El capítulo 17 de los Hechos comienza narrando la llegada del apóstol Pablo y Silas a Tesalónica, donde como era de costumbre, Pablo entró en la sinagoga y  estuvo discutiendo con ellos.
Algunos judíos que no creían (y no creían porque eran analfabetas espirituales),  causaron un alboroto y acusaron a Pablo y a los discípulos, de trastornar al mundo (Hechos 17:6).
Es importante notar que cuando llevamos el evangelio a algún lugar, los analfabetas espirituales nos van a acusar de trastornar el mundo, porque  el evangelio se opone a sus tradiciones y malas enseñanzas.
Es muy recurrente, que los que siguen las mentiras y tradiciones de los hombres van a acusar a los que siguen la verdad.
Por ejemplo, cuando el profeta Elías se encontró con el impío y asesino rey Acab, éste le preguntó: “¿Eres tú el que le está causando problemas a Israel?” La respuesta de Elías fue: “No soy yo quien le está causando problemas a Israel. Quienes se los causan son tú y tu familia, porque han abandonado los mandamientos del Señor y se han ido tras los baales” (1ª Reyes 18:17-18). El analfabeta espiritual de Acab acusó a Elías.
Le sucedió a Jesús, fue crucificado por enseñar la verdad, los analfabetas espirituales lo acusaron de trastornar el mundo, lo acusaron de mentiroso, cuando eran ellos los que portaban las mentiras.
En nuestros días, los analfabetas espirituales nos va a acusar, nos van a señalar, se van a molestar cuando les decimos la verdad, esa es la estrategia para ocultar su ignorancia y defender su orgullo religioso.

Hechos 7:12 Así que creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de distinción, y no pocos hombres.

Si volvemos a los de Berea, nos damos cuenta que ellos no aceptaron ni tampoco rechazaron el mensaje del apóstol Pablo a primera vista, sino que, luego de escucharlo, se aseguraron de que lo que les enseñaba estaba escrito en la palabra de Dios. Eso produjo que muchos hombres y muchas mujeres griegas de distinción creyeran el evangelio.

1ª Pedro 3:15 santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;

Todo aquel que se diga cristiano, debería ser como los de Berea, escrudiñando las escrituras todos los días, para poder defender el evangelio.

Juan 5:39 Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;

Debemos escrudiñar las escrituras porque en ellas está la vida eterna y ellas dan testimonio de Cristo. No es el sacerdote o el pastor los que nos van a enseñar la verdad que da la vida eterna, sino las santas escrituras.

Mateo 15:7 Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: 15:8 Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí. 15:9 Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.

Jesús acusó a los fariseos de enseñar mandamientos de hombres como doctrinas,  y sustituyendo con ellos la palabra de Dios. Pero eso no era solamente en la época de Cristo.
En la actualidad, la religión católica romana enseña mandamientos de hombres en lugar de la verdadera palabra de Dios, y los católicos la aceptan porque no escrudiñan las escrituras.
Eso mismo hacen los budistas, los testigos de Jehová, los mormones, los islamitas, los pentecostales y todos los que pertenecen a las denominaciones religiosas. Y desdichadamente los fieles toman esas malas enseñanzas como ciertas porque tampoco escrudiñan las escrituras.
Jesús le dijo a los fariseos que eran  ciegos, guías de ciegos (Mateo 23:16) porque las tradiciones y los mandamientos de hombres les impedían ver la verdad que estaba en las Santas Escrituras. Eso se repite hoy en día en todas las denominaciones religiosas.

2 Timoteo 2:15 Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.


El creyente debe procurar presentarse a DIOS como un obrero aprobado que no tiene de que avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad ¿Es usted un obrero aprobado que puede defender la verdad de Dios con autoridad? ¿Es usted como los de Berea o es un analfabeto más?