lunes, 29 de enero de 2018

EL PECADO FUE CONDENADO EN LA CRUZ

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Muchos predicadores enseñan que los creyentes no pecan ni tienen deseos pecaminosos, y que cualquier pecado nos condena. Hubo un tiempo, que por culpa de estos predicadores, yo sentía que no era salvo porque a pesar de mis esfuerzos seguía pecando y teniendo deseos pecaminosos. Pero el Señor me enseñó unas verdades que hoy quiero compartir con todos aquellos que sienten lo mismo.

La primera verdad es que por más que te esfuerces, nunca dejarás de pecar, no lo digo yo, lo dice la palabra de Dios en 1 Juan 1:7: “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros” (1 Juan 1:7).

Nadie, absolutamente nadie puede vencer el pecado ni dejar de tener malos deseos a “través de su propio esfuerzo”; los que han dicho que se puede, son unos mentirosos.

Pecamos porque nacemos con una “naturaleza pecaminosa” que heredamos de nuestros primeros padres Adán y Eva. Hay algo dentro de nosotros que nos incita a pecar y ese algo es el “pecado”. No debemos confundir “pecado” con “pecados”, el pecado es la fuente de los pecados, es la fábrica de pecados.

Romanos 7:19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. 7:20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.

Aunque queremos hacer el bien, hacemos el mal, porque el pecado mora en nosotros y nos hace pecar.

Romanos 7:21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. 7:22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; 7:23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.

Dice el apóstol Pablo que “pecamos por ley”, ya que el pecado es una ley ¿Qué es una ley? Algo que se repite constantemente aún en contra de nuestra voluntad. Ejemplo de ello es la ley de la gravedad, la cual hace que todo sea atraído hacia el suelo.

La única manera de vencer la ley de la gravedad es con una ley que anule esa ley de la gravedad y haga que las cosas sean atraídas hacia arriba.

Eso es lo mismo en cuanto a la ley del pecado, tiene que haber una ley que anule la ley del pecado, y  esa es la segunda verdad que quiero compartir contigo.  

Romanos 8:2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.

Si bien es cierto que hay una ley del pecado que nos hace pecar aun en contra de nuestra voluntad y no lleva a la muerte, también es cierto que Dios nos dio una nueva ley que también de manera involuntaria nos libra de la ley del pecado y la vence por nosotros.

Esa ley es la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús ¿En qué consiste? En que Dios pone su Espíritu dentro de nuestro espíritu para que pueda vencer el pecado y la tentación, y haga que andemos en sus estatutos, guardemos sus preceptos y los pongamos por obra (Ezequiel 36:27).

Romanos 8:3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne;

Dios le dio la ley a Moisés pero “nadie” pudo cumplirla, era imposible por la “debilidad de la carne”, entonces Dios envió a su hijo en “semejanza de carne de pecado”.

¿Qué significa en semejanza? Que Jesús no tenía una naturaleza pecaminosa como la nuestra porque Jesús no fue engendrado por ningún ser humano sino por el Espíritu Santo que no tiene pecado, su carne era semejante a la de los hombres pero no era igual, su naturaleza no era pecaminosa sino que era santa; Jesús no tenía “el pecado” morando dentro de sí, lo que tenía dentro de sí era el Espíritu Santo.

Lo cierto es que Jesús condenó al pecado en la cruz. Cuando Jesús fue condenado, el pecado fue condenado con él y perdió todo efecto de condenación sobre aquel que está en Cristo Jesús ¿Pero Jesús no tenía pecado? Cierto, pero Dios lo hizo pecado por nosotros:

2 Corintios 5:21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

¿Cuándo sucedió eso? Cuando Jesús se bautizó:  

Mateo 3:13 Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. 3:14 Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? 3:15 Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó.

Juan no quería bautizar a Jesús porque sabía que Jesús no tenía “pecado ni pecados”, pero Jesús le dijo a Juan que lo bautizara para que “se cumpliera toda justicia”, es decir, para que “todos los pecadores pudiéramos ser justificados”.

En ese momento Jesús tomó el lugar de los pecadores, se hizo pasar por pecador, aunque no lo fuera y cargó con todos los pecados de la humanidad.

Recordemos que Juan llamó a Jesús como el “Cordero de Diosque quita el pecado del mundo (Juan 1:29). Esto es así porque los sacerdotes levíticos sacrificaban un cordero “inocente”, el cual “tomaba el lugar de los pecadores” y era sacrificado por ellos.

El sacerdote ponía las manos sobre la cabeza del animal, simbolizando con ello que le transfería todos los pecados del pueblo, y decía algo así: "Yo he pecado y merezco morir, pero Dios ha permitido a este cordero que tome mi lugar." Luego el sacerdote sacrificaba al cordero.

Eso fue exactamente lo que sucedió con Jesús, cuando Juan el Bautista le puso las manos sobre la cabeza, en ese momento le transfirió todos los pecados pasados, presentes y futuros de todos los hombres, y Jesús cargó con ellos para llevarlos a la cruz ¿Por qué en el agua? Porque el agua simboliza a la humanidad (Apocalipsis 17:15).

Así como los corderos sacrificados tomaban el lugar de los pecadores, Jesús vino a tomar el lugar de los corderos de una vez y para siempre, obteniendo eterna redención  (Hebreos 9;12), por eso Jesús es el Cordero de Dios.

Y en la cruz no solamente fueron perdonados todos nuestros pecados, no solamente fuimos liberados de toda culpa, sino que Jesús condenó con él al pecado, lo que quiere decir que allí lo anuló, lo deshabilitó y lo dejó sin poder de condenación.

Romanos 8:1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.

¿Por qué no hay ninguna condenación para los que están en Cristo? Porque Jesús pagó por todos “los pecados” en la cruz, y porque el “pecado fue condenado” ¿Y quiénes son los que están en Cristo? Los que han creído en la obra de Jesús y se han bautizado (Marcos 16:16)

¿Por qué bautizarnos? Porque si bien es cierto que Jesús recogió todos los pecados en el agua, nosotros tenemos que depositar los nuestros en ella para que sean parte de ese paquete, de lo contrario, no seremos lavados de los mismos.

Mira lo que le dijo Ananías a Pablo: “Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre” (Hechos 22:16), lo mismo le dijo Pedro a los judíos (Hechos 2:38).

Además, es en el agua que nos deshacemos de la naturaleza pecaminosa que contiene el pecado y que nos hace pecar.

Romanos 6:6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. 6:7 Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado.

En el bautismo, no solo somos lavados de todos nuestros pecados sino que le damos muerte “a semejanza” (v5) al “viejo hombre”, lo crucificamos con Cristo, para que sea destruido y no sirvamos más al pecado.

¿Quién es el viejo hombre? El hombre pecador que contiene el pecado, del cual nos deshacemos en el bautismo. En Colosenses 2:11-12, Pablo lo llama el cuerpo pecaminoso carnal (naturaleza pecaminosa), el cual echamos fuera al bautizarnos.

De allí en adelante somos “nuevas criaturas” en Cristo Jesús (2 Corintios 2:17), participantes de la naturaleza divina (2 Pedro 1:4), es decir, con el Espíritu Santo en nuestro espíritu.

Gálatas 2:20 Con Cristo estoy juntamente crucificado y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

¿Qué significa que Cristo vive en nosotros? Antes de bautizarnos, estábamos gobernados por “el pecado”,  pero una vez bautizados, el pecado ya no está en nosotros.

Aunque todavía tenemos el mismo cuerpo, y las malas costumbres, Jesús vive en nosotros por medio del Espíritu Santo, él “ha tomado el lugar del pecado” para hacer todo lo contrario que hacía el pecado y cambiar poco a poco nuestras vidas.

Esa es la tercera verdad que quiero compartir contigo y es que lo que no podemos hacer con nuestras propias fuerzas, lo que es imposible para nosotros, Cristo lo hace por nosotros y la victoria sobre el pecado y las tentaciones comienzan a manifestarse en nuestras vidas.

Eso es lo que se conoce como la gracia de Dios, que es lo que Dios hace por nosotros, de manera gratuita e inmerecida. La gracia de Dios es la respuesta a cada lucha que enfrentemos.

Pero eso sí, Cristo no te va a obligar a nada, tú debes de entregarle el control de tu vida de manera voluntaria para que él pueda manifestarse en ti, y esa es la cuarta verdad:

Romanos 12:1 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.

Tenemos que presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo ante el altar de Dios. Recordemos que el altar significa sacrificio, era en el altar que se ofrecían los corderos para ser sacrificados por el perdón de los pecados.

Nosotros no vamos a ser sacrificados, no vamos a morir en la realidad, es “en semejanza”, debemos considerarnos como muertos (Romanos 6:11), es decir, no debemos intentar vencer el pecado ni las tentaciones por nuestras fuerzas, ni tratar de imponer nuestra voluntad, sino dejar que Cristo actúe por nosotros; esa es la clave de la vida cristiana verdadera.

Mientras intentemos hacer las cosas por nuestras propias fuerzas, Cristo no puede ayudarnos. O nuestra vida está descansando en las manos todopoderosas del Señor, o está descansando en las nuestras, no hay un término medio ni tampoco una mezcla.

Gálatas 5:17 Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.

Lea el anterior versículo con mucho cuidado. Allí se dice que “el deseo de la carne es contra el Espíritu”. Tome en cuenta que Espíritu está con mayúscula porque se refiere al “Espíritu Santo”. O sea que lo que el versículo dice es que “el deseo de la carne es contra el Espíritu Santo y los deseos del Espíritu Santo son contra la carne, y éstos se oponen entre sí para que no hagamos lo que queremos”.

En otras palabras, lo que dice el versículo, es que el Espíritu Santo nos ha sido dado para que venza los deseos de la carne, porque no es algo que nosotros podemos hacer.

Entonces, la primera verdad es que nadie puede dejar de pecar por más que tenga dispuesta su voluntad, la segunda verdad es que ya no hay ninguna condenación porque el pecado fue condenado; la tercera verdad es que el trabajo de vencer las tentaciones y el pecado no es tu trabajo, es el trabajo del Espíritu Santo. Y la cuarta verdad, es que te tienes que apartar para que el Espíritu Santo pueda hacer su trabajo, él no comparte su gloria con nadie. Él quiere que el día de mañana puedas decir: “ya no peco como antes, ya no hago lo que quiero, sino lo que Dios quiere, bendito sea el Señor, toda la gloria sea para Él”.

Esto nos lleva a una quinta verdad,  que la vida cristiana es una vida de gracia, o sea que dependemos totalmente del Espíritu Santo para poder hacer la voluntad de Dios porque aunque nuestra voluntad esté dispuesta, la carne es débil y siempre cede.

2 Corintios 2:9 Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. 12:10 Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.

El apóstol Pablo tenía una debilidad que no podía manejar, eso lo hacía sentirse muy mal y le rogó a Dios que se la quitara, pero Dios le respondió que se bastara a su gracia, en otras palabras que dejara que él manejara esa situación como él quería y que no hiciera nada al respecto.

Además Dios agregó que su poder se perfecciona en la debilidad. Dios se perfecciona en los débiles, no se perfecciona en los fuertes, él se perfecciona en aquellos que aceptan ser débiles, que aceptan ser pecadores, Dios se manifiesta en aquellos que son pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los Cielos (Mateo 5:3).

Sí no aceptas tus debilidades, el poder de Dios no Dios no puede reposar en ti, porque estarías rechazando la gracia de Dios.

En una ocasión, un pastor que fue invitado a nuestra pequeña congregación. Él dijo que hacía 15 años que había tomado la decisión de no pecar y que no había pecado en 15 años.

Este pastor es un mentiroso porque ya vimos que la palabra de Dios dice que el que niega que es pecador es un mentiroso y la verdad no está en él.
Además, Dios no  puede manifestar su gracia  en este pastor porque  él no acepta su pobreza espiritual, él parece no necesitar de la gracia de Dios, más bien parece no conocerla o no entenderla, al creer que puede vencer el pecado y la tentación por sí mismo, algo que nos pedía que hiciéramos.

Cuando escuches a un pastor enseñar que debes buscar la santificación a través de tu propio esfuerzo, entiende que ese pastor no ha entendido la gracia y mejor huye de él, porque puede hacer que caigas de ella.

Pero, cuando permitimos que Cristo gobierne en nosotros, nuestra manera de manejar las presiones de cada día cambiará. Aunque es posible que Dios permita que sigan las dificultades, Él nunca quiere que seamos aplastados por ellas.

Tal vez una buena manera para determinar si está dejando que Cristo viva a través de usted, es que examine su forma de manejar las cargas. ¿No cree que Jesús ya sabe todo lo que se necesita para vivir en este mundo, con todas sus responsabilidades y tensiones. Es por eso que nos invita a venir a Él y tomar su yugo, para hallar descanso para nuestras almas (Mateo 11.29).

Recuerde que la paz que usted necesita no depende de las circunstancias. Puesto que el Espíritu Santo vive dentro en cada creyente, la paz se tiene fácilmente si decidimos apropiarnos de ella por fe.

Cuando le rindes tu vida al Señor, el poder sin límites de Cristo fluye a través de ti, para que puedas lograr todo lo que Él te ha llamado a hacer. Ya sean humildes o importantes nuestras tareas, Él nos fortalecerá para llevarlas a cabo.

Desdichadamente, en vez de depender de Él, millones de creyentes viven confiados en sus capacidades y conocimientos. Pero todo lo que  logran viene a ser nada en la eternidad y al final será un fracazo.

Cada vez que usted piense que es capaz de hacer algo, sea humilde y confíe en el Señor. Y si una tarea le parece demasiado grande, láncese con fe a realizarla: pídale a Dios que Él actúe por medio de usted, y tenga fe en que lo hará.

Cada vez que Satanás te acusa, no le respondas esforzándote por no pecar, respóndele con la sangre de Jesús, dile : “Satanás, es cierto que soy un pecador, es cierto que todos los días me resbalo, pero es más cierto que Jesús pagó por todos mis pecados y ahora yo vivo por gracia”.

No hay nada que Satanás pueda lanzarle, que Jesús no pueda vencer. Al decidir usted dejar que Jesús maneje la tentación, experimentará la victoria del Señor.

El tratar de luchar en tus propias fuerzas terminará en derrota, pero si usted confía en Cristo, Él te dará la victoria sobre cualquier tentación que estés enfrentando.

Reconozca su insuficiencia; los creyentes que se han rendido al Señor Jesús, se dan cuenta de que no pueden experimentar la vida cristiana sin su ayuda.

Todos nuestros nuevos esfuerzos para cambiar y mejorar, resultarán en vano, la solución está dejar que Cristo viva en nosotros. Él es nuestra única esperanza para tener una vida fructífera y victoriosa.

Entréguele a Dios que las áreas de derrota continua. ¿Qué hábitos o prácticas controlan su vida? Dios quiere que usted tenga la victoria, y Él le ha dado todo lo que necesita para ser libre en Cristo. Si está luchando en un área particular hoy, deje de luchar y deje que Cristo luche por usted,  y muy pronto verá la victoria.


Recuerda que no estás solo, que Dios ha puesto su Espíritu Santo dentro de ti, y Él tiene un propósito, una función, un trabajo que consiste en santificarte y cambiar tu vida. Y no se te olvide, el pecado fue condenado en la cruz. 




martes, 23 de enero de 2018

EL ALA OESTE DE LA CASA BLANCA

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Hay una película con el nombre de “El ala oeste de la Casa Blanca”, y algunos de sus pasajes, en especial uno, ha sido tomado por algunos como caballo de batalla para atacar la Biblia y afirmar que la misma es la peor arma para los creyentes y a la vez, la razón principal para el ateísmo.

En ese pasaje (https://www.youtube.com/watch?v=ImOsjOwWmAw), el Presidente de los Estados Unidos se burla de una dama que basada en Levítico 18:21 sostiene que la homosexualidad es una abominación.

Si eso es así”, le dice el Presidente, “entonces yo puedo vender a mi hija como esclava porque así está permitido en Éxodo 21:7”.

Luego agrega que su Jefe de Personal insiste en que hay que trabajar los sábados, lo cual es una razón suficiente para matarlo porque así está establecido en Éxodo 35:2.

Seguidamente utiliza otros versículos de la biblia con el único propósito de ridiculizar la palabra de Dios y hacer ver que se contradice o que no es para nuestros tiempos.  

Se me ha pedido que me refiera a lo que se dice en ese película, en especial con   respecto a la homosexualidad.

Lo primero que quiero decirles a los de ala oeste es que La Biblia no se contradice y se aplica para todos los tiempos porque Dios es inmutable, ella misma nos enseña que “en Dios no hay mudanza ni sombra de variación” (Santiago 1:17).

Porque el Señor no cambia es que no hemos sido consumidos” (Malaquías 3:6), y “Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo” (Isaías 5:20).
Yo agrego: ay de los guionistas y productores del Ala oeste de la Casa Blanca, algún día estarán frente al Señor y tendrán que darle cuentas.

Como Dios es inmutable y su palabra es para siempre, tanto a las personas del Viejo Testamento como las del Nuevo Testamento se nos aplica la Ley de Dios, la cual está allí señalándonos, acusándonos y condenándonos. Pero hay una salida:

Romanos 7:2 Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido. 7:3 Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera. 7:4 Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios.

El apóstol Pablo  nos enseña que de acuerdo con la ley, la mujer está sujeta al marido hasta que éste fallezca, que si la mujer deja a su marido para irse con otro adultera. Pero, al morir el marido queda libre y puede ir a casarse con otro.

El apóstol explica, que de igual manera, nosotros estamos sujetos a la ley, que la única manera de liberarnos de la ley es que la ley muera pera como la ley es eterna, entonces Dios ideó que muriéramos nosotros para poder así liberarnos de la ley:

Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo para que seáis del que resucitó de los muertos

¿Cómo se muere mediante el cuerpo de Cristo?  Mediante el bautismo.  ¿Cómo entenderlo? Bueno, todos somos del maligno y del reino de este mundo, pero al bautizarnos Dios nos libra de la potestad de las tinieblas, y nos traslada al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados (Colosenses 1:13-14).

En Hechos 2:41 se narra que como 3.000 personas creyeron el evangelio y se bautizaron y fueron añadidas ¿Adónde?  Esas 3.00o personas fueron libradas de la potestad de las tinieblas y fueron trasladas al reino de Dios y añadidas al cuerpo de Cristo que es la iglesia (Efesios 4:15-16).
Romanos 6:3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? 6:4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.

Al bautizarnos (para los efectos del Cielo), somos sepultados con Cristo y al ser sepultados, somos justificados de nuestros pecados, “Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado” (Romanos 6:7).

Para entenderlo, suponga por un momento que usted mata a una persona. La policía va a venir a aprehenderlo para llevarlo ante la justicia para que le apliquen todo el peso de la ley ¿Pero qué sucede si usted se suicida antes que llegue la policía? Usted no puede ser juzgado porque nunca un juez ha juzgado a un muerto, porque el muerto está muerto para la ley.

El bautismo es como un suicidio espiritual, y al morir mediante el bautismo la ley no tiene ningún efecto en nosotros. Eso es lo que no han entendido los “del ala oeste de la Casa Blanca”; que se burlan de la palabra de Dios y la contradicen.

Por ejemplo, yo no soy condenado por trabajar los sábados porque estoy muerto para la ley y ésta no tiene ningún efecto en mi persona. Igual en todas las demás cosas que la ley exige. Pero si no te has bautizado, la ley te va a juzgar y te va a condenar.

Aclarado ese punto, vayamos a la Biblia para ver qué tiene que decirnos en cuanto al homosexualismo.

Levítico 18,22: No te acostarás con varón como con mujer; es abominación.

Levítico 20,13: Si alguien se acuesta con varón como se hace con mujer, ambos han cometido abominación: morirán sin remedio; su sangre caerá sobre ellos.

La ley es clara, para Dios el homosexualismo es una abominación, o sea algo que va contra la naturaleza y el castigo por ese pecado es la muerte eterna.

De aquí en adelante, voy a referirme a los defensores del homosexualismo como “Los del ala oeste”  porque se identifican con los argumentos de la película.

Ellos afirman que los cananeos participaban de rituales religiosos a sus dioses paganos, ofreciendo la unión carnal entre personas del mismo sexo.  Por eso los hebreos, ante cuyos asombrados ojos se desarrollaban estos rituales, asociaron la homosexualidad con la idolatría. Por lo tanto, afirman que lo que Levítico rechaza no es la homosexualidad, sino su relación de los actos homosexuales con la idolatría.

Además, agregan que Levítico castiga con la muerte los actos homosexuales entre hombres, pero no entre mujeres. La razón, según ellos, es porque Israel valorizaba la fecundidad familiar como una verdadera bendición de Dios y las prácticas homosexuales ocasionaban la pérdida del semen viril, principio fundamental de la fecundidad humana, era lo que castigaban; algo que no sucede en la homosexualidad entre mujeres.

Los del Ala oeste afirman que es un hecho que egipcios y cananeos solían realizar actos homosexuales con los vencidos en el combate, a manera de burla y escarnio, por lo cual los judíos consideraban denigrante esa práctica para los varones que habían de sufrirla pasivamente. ¿Qué les parece ese razonamiento?

A mí, me parecen muy interesantes las interpretaciones culturales que hacen los del ala oeste acerca del castigo por la homosexualidad que señala Levítico.  Pero, son solo eso: interpretaciones culturales de los sabios de este mundo, y la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; pues escrito está: El prende a los sabios en la astucia de ellos. (1 Corintios 3:19). 

Isaías 55:8 Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. 55:9 Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.

Dios piensa diferente a como pensamos los seres humanos, sus pensamientos parecen ilógicos para nosotros, pero son los pensamientos de Dios y son sabios y correctos, de tal manera que no debemos de “interpretar” humanamente sus pensamientos para acomodarlos a nuestros pensamientos.

Los el ala oeste acomodan las palabras de la Biblia a su gusto para justificarse, esto sale a la luz, cuando afirman que Levítico se escribió como una defensa cultural de los judíos ante las prácticas homosexuales de sus vecinos. Lo que están diciendo es que Levítico es la palabra del hombre.

Pero, Levítico no es la palabra ni la voluntad del hombre, Levítico es la Palabra y la voluntad de Dios. Levítico 18:1 dice: “Habló Dios a Moisés” o sea que  Moisés escribió y le leyó al pueblo lo que Dios le habló, no es nada cultural, ni es la voluntad de Moisés,  es la voluntad de Dios expresada a través de Moisés.

Los del ala oeste cuestionan el hecho de que Jesús nunca se refirió al tema del homosexualismo. Para ellos, llama la atención, la ausencia de cualquier referencia a la homosexualidad en los evangelios, de parte de Jesús, lo que significa que Jesús lo aprobaba, porque  el que calla, otorga”.

Nada más alejado de la realidad. No todo lo que Jesús hizo o habló se encuentra en los evangelios ¿Por qué creen que Dios levantó a Pablo como el apóstol abortivo? Para que aclarase muchas de las cosas que no están escritas en los evangelios y una de ella es el homosexualismo. 

Usted no encontrará en los evangelios detalles acerca del pecado, de la redención, del bautismo, de la salvación, de la santificación, de la ley, del nuevo pacto, del rapto de la iglesia, para ello debe acudir a las epístolas de Pablo.  

1 Corintios 6:9 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones.

Según los del ala oeste, este texto de Corintios no parece ser decisivo para la condena de las relaciones homosexuales ¿Qué decir al respecto? Que la escritura es clara, ella dice que los homosexuales no tendrán herencia en el reino de los Cielos, pero no solo ellos, tampoco los injustos ni los fornicarios, ni los adúlteros, ni los idólatras.

1 Corintios 6:11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.

Si seguimos leyendo vemos que Pablo aclara: Y esto erais algunos, pero ya han sido santificados y justificados en el nombre de Jesús ¿Cuándo sucedió eso? Cuando se bautizaron y dejaron esas prácticas.

Juan 3:9 Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.

De acuerdo a la palabra de Dios, todos pecamos, el que diga que no peca es un mentiroso (1 Juan 1:8), todos seguimos pecando aún después de bautizados, pero una cosa es pecar y otra es practicar el pecado. Es decir, yo puedo resbalarme y caer en un hueco, pero otra cosa  es vivir en el hueco.

Ahora, tome en cuenta que Pablo dejó claro que ni los afeminados ni los que se echan con varones heredarán el reino de Dios.

Según los del  ala oeste, los  afeminados” son los que tienen relaciones con otros hombres ocasionalmente (los que se resbalan), pero no son homosexuales;  que  los verdaderos  homosexuales son los que tienen un amante y una relación homosexual permanente (los que viven en el hueco).

Romanos 1:26 Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, 1:27 y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío.

Ya vimos que los del ala oeste dicen que Dios castiga la homosexualidad entre hombres, no así entre mujeres. Sin embargo, en este versículo el apóstol Pablo también dice que las mujeres cambiaron el uso natural que es contra naturaleza, al igual que los hombres, para referirse a  la homosexualidad entre mujeres.

Para algunos del ala oeste, que las mujeres cambien el uso natural contra naturaleza y lo mismo los hombres, no se refiere a la homosexualidad, sino a su posición en el coito, o sea, que es contra naturaleza que la mujer esté arriba durante el coito y es contra naturaleza que el hombre esté abajo, dándose en este caso una subordinación de la mujer al hombre, porque siendo el hombre la cabeza, debe estar arriba.

Otros afirman que cambiar el uso natural no se refiere a los verdaderos homosexuales, sino a los “bisexuales”, aquellos cuya naturaleza es ser heterosexuales pero que cambian de vez en cuando y van y tienen relaciones sexuales con personas del mismo sexo.

Lo que están diciendo, es que el anterior texto de  Romanos no estaría señalando a los "verdaderos homosexuales” y su razonamiento es el siguiente:

Cuando un heterosexual tiene sexo con una persona de su mismo sexo, actúa contra su propia naturaleza. Lo mismo haría un homosexual que tuviera sexo con una persona que no fuera de su mismo sexo.

Tal argumentación reconoce la diferencia que existe entre la homosexualidad de nacimiento (verdaderos homosexuales) y el hábito adquirido (heterosexuales que se meten con personas del mismo sexo). A esa argumentación, yo diría: “mejor no me defiendas compadre”. 

Judas 7 como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno.

El apóstol Judas habla sobre el castigo de Sodoma y Gomorra, y afirma que fueron destruidas por haber fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza. 

Judas no solamente afirma que los habitantes de Sodoma y Gomorra fornicaron de manera natural, sino que fornicaron yendo en vicios CONTRA NATURALEZA, la misma palabra que Pablo usa en Romanos, lo que nos confirma que Pablo está hablando de las relaciones homosexuales.

Génesis 1:27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.

Varón y hembra, Dios los creó, esa es la imagen natural que nos presenta el Génesis en el relato de la Creación. No dice: “varón y varón o hembra y hembra”.
A eso se refiere la escritura cuando habla de relaciones naturales y no tiene nada que ver con posiciones durante el coito. Las relaciones que van contra naturaleza son lógicamente las relaciones homosexuales.

Génesis 2:18 Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.

No es bueno que el hombre esté solo, le haré ayuda idónea para él”, dijo Dios. Entonces hizo dormir a Adán y de una costilla formó a la mujer. El relato de la formación de la mujer indica la necesidad de integración de los dos seres de diferente sexo,  para complementarse y para poder multiplicarse.

La imagen bíblica de la pareja heterosexual, en plena comunión de vida y amor, es la máxima expresión figurativa del amor humano, y por lo tanto, como Dios es Amor, es símbolo de la imagen de Dios en el hombre.

Todos los textos bíblicos,  en los cuales se habla de acciones homosexuales o intentos de las mismas, lo hacen para rechazarlas o condenarlas porque definitivamente, la Biblia condena la homosexualidad.

Por su parte, los defensores de la homosexualidad, reconocen que el valor de sus afirmaciones se basan en el razonamiento, o sea en la sabiduría humana, que como ya vimos, es insensatez para con Dios.

La imagen bíblica del hombre contenida en el relato de la creación da a mi juicio, la clave de lectura para todos los demás textos estudiados. Esa imagen tiene de suyo una validez normativa fundamental y absoluta para la ética sexual. Es una imagen unitaria, muy concreta y precisa, que no se puede escindir arbitrariamente en fragmentos separados sin que pierda al punto toda su nitidez simbólica.


No estoy juzgando a los homosexuales, no soy homofóbico, tengo parientes y muchos amigos homosexuales a los cuales quiero mucho, solamente estoy enseñando lo que dice la Biblia y diciéndole a “los del ala oeste” que la Biblia es la palabra de Dios, no se contradice y que tiene aplicación en nuestros días.  


lunes, 15 de enero de 2018

MAYORDOMOS INFIELES

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¿Qué es un mayordomo?  Es alguien a quien un propietario le confía sus bienes para que los administre fielmente, y a quien se le pedirá cuenta periódica de ellos. Por lo tanto, un mayordomo infiel es aquel que no administra fielmente los bienes de su amo. Tú y yo somos mayordomos, y quizás infieles ¿Lo sabías?

Nada de lo que tenemos es nuestro, del Señor es la tierra y su plenitud (1 Corintios 10:26), “Mía es la plata, y mío es el oro”, ha dicho Jehová de los Ejércitos (Hageo 2:8).

1 Corintios 6:20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.

Ni siquiera nuestros cuerpos son nuestros, Dios los ha comprado con la sangre preciosa de Jesús. Dios nos ha dado un cuerpo y un espíritu en mayordomía, también talentos y bienes materiales, y de todo ello tendremos que dar cuenta.

Los que sean fieles oirán a su Señor decir: "Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor "(Mateo 25:21). Por su parte, el siervo inútil será echado en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes (Mateo 25:30).

En cierta ocasión, el Señor Jesús contó la historia de un mayordomo infiel, historia que nos sirve para ilustrar lo que es la mayordomía del creyente. Seamos sabios y prestemos atención a lo que Jesús enseñó:

Lucas 16:1 Dijo también a sus discípulos: Había un hombre rico que tenía un mayordomo, y éste fue acusado ante él como disipador de sus bienes. 16:2 Entonces le llamó, y le dijo: ¿Qué es esto que oigo acerca de tí? Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más ser mayordomo.

No conocemos los detalles exactos, pero de alguna manera el amo  despidió al mayordomo porque éste estaba "despilfarrando" o haciendo mal uso de las posesiones de su amo. A la vez, le solicitó un informe para saber cuál era la realidad financiera de sus posesiones.

En algún momento, estaremos ante el Señor y él, al igual que ese amo nos dirá “da cuenta de tu mayordomía”, toma muy en cuenta este mensaje ¿Estás preparado? ¿Estás cumpliendo correctamente con tus responsabilidades?

Lucas 16:3 Entonces el mayordomo dijo para sí: ¿Qué haré? Porque mi amo me quita la mayordomía. Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza.16:4 Ya sé lo que haré para que cuando se me quite de la mayordomía, me reciban en sus casas. 16:5 Y llamando a cada uno de los deudores de su amo, dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi amo? 16:6 El dijo: Cien barriles de aceite. Y le dijo: Toma tu cuenta, siéntate pronto, y escribe cincuenta. 16:7 Después dijo a otro: Y tú, ¿cuánto debes? Y él dijo: Cien medidas de trigo. El le dijo: Toma tu cuenta, y escribe ochenta.

El mayordomo de manera muy astuta llamó a los deudores de su amo para disminuirles la deuda a cada uno de ellos, con el propósito de que lo recibieran en sus casas en el momento de dejar su trabajo. Lo sorprendente es que el mayordomo era tan mal administrador, que ni siquiera sabía las cantidades que los deudores debían. Por eso les fue preguntando uno a uno la cantidad de la deuda.  

El mayordomo redujo significativamente las deudas de cada uno de los deudores de su amo, con la complicidad de ellos. Después de presentar la contabilidad falsa al maestro, el mayordomo desempleado silbó en su camino. 

Lucas 16:8 Y alabó el amo al mayordomo malo por haber hecho sagazmente; porque los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz.

Cuando el amo descubrió la astucia de su mayordomo, lo elogió, no por su infidelidad, sino por su astucia. Y es que los hijos de “este siglo” son más “sagaces” que los hijos “de luz” y lo son por causa de su maldad.

Los hijos de este siglo son aquellos, cuyo corazón está en donde están las riquezas materiales. Los hijos de Luz son aquellos cuyo corazón está puesto en las cosas espirituales y no en las cosas materiales.
Que los hijos de este siglo sean más sagaces que los hijos de Luz, es porque previenen lo que puede venir si son descubiertos, entonces se anticipan para de alguna manera ocultar sus robos y estafas.

¿Qué nos enseña esta historia? ¿Cuál es su aplicación para la iglesia de hoy día?

Y yo os digo: Ganad amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas. (Lucas 16: 9).

La primera enseñanza  de Jesús es que hagamos amigos por medio de las riquezas injustas, como hizo el mayordomo infiel.  Jesús no nos está alentando a pecar como el mayordomo infiel, ni a ganarnos el dinero deshonestamente, no lo malinterpretemos, lo que nos está diciendo es que hagamos un buen uso de las  riquezas injustas, ayudando al más necesitado.
De esa manera, cuando "falten las riquezas injustas", algo que sucederá el día de nuestra muerte (porque nada podremos sacar de este mundo), aquellos a quienes hemos asistido y que han ido al cielo antes que nosotros, pueden recibirnos en sus moradas eternas.

1 Timoteo 6:10 Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.

El amor al dinero y a las riquezas materiales, en general, pueden extraviarnos de la fe. “El justo por la fe vivirá”, dice Romanos 1:17, sin embargo las riquezas hacen que dejemos de vivir por la fe, esto es así porque ponemos nuestra confianza en ellas y no en nuestro Padre Celestial.

¿Cuáles son las riquezas injustas? Todas las riquezas materiales son injustas; en primer lugar porque nos roban la fe; y en segundo lugar porque casi siempre se obtienen injustamente.
Muchas riquezas vienen del narcotráfico, de la evasión de impuestos, de la estafa, o del abuso y maltrato de los patronos a sus empleados.  Lo cierto, es que son muy pocos los ricos que se han hecho ricos trabajando justamente.
Ahora, tome en cuenta que un  billete de mil colones que demos como ofrenda en la iglesia, puede ser el mismo billete que viene de la ganancia de un narcotraficante, de tal manera que el dinero no tiene moralidad.
Somos nosotros lo que le damos la moralidad al dinero, cuando hacemos buen uso del mismo, por lo tanto, cuando el Señor nos dice que hagamos amigos con las ganancias injustas, lo que nos está diciendo es que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe (Gálatas 6:10).
Lo que Jesús nos está diciendo es que ayudemos a los demás con las riquezas materiales, que de hecho son injustas, pero pueden ser utilizadas para una causa justa.

Lucas 16:10 El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto.

La confianza es algo que generalmente debe ganarse. Los padres observan cómo sus hijos manejan pequeñas responsabilidades antes de confiarles responsabilidades más grandes. 
Los patronos leen los currículos y las referencias para determinar si se puede confiar en un empleado potencial. 
Antes de que los bancos presten dinero, verifican el historial crediticio de una persona. Todos han aprendido que pueden predecir el futuro de alguien estudiando su pasado.

En la historia que contó Jesús, se descubrió que el mayordomo era infiel. Perdió así la confianza de su amo, quien se dio cuenta de que si continuaba empleando a su mayordomo, solo sufriría mayores pérdidas. Y el amo tenía razón en su suposición, su mayordomo demostró ser aún más infiel después de le hizo ver que sería despedido, robándole más al amo,  astuta e injustamente. 

"El que es injusto en lo muy poco, también es injusto en lo mucho".

Aunque todos sabemos esta verdad, lo cierto es que la gran mayoría de creyentes somos infieles a Dios en el mal uso que hacemos de lo poco que él nos da en administración aquí en la tierra.

Y es que nada de lo que recibamos aquí en la tierra, sea bueno o sea malo, es comparado con la gloria venidera que ha de manifestarse (Romanos 8:18).

Somos infieles en la administración de nuestro cuerpo, lo enfermamos comiendo lo que no debemos, lo embriagamos y lo llenamos de nicotina y otras drogas.
A veces veces acumulamos ropa que nos usamos, pero preferimos mantenerla en el closet que regalarla.
Se nos puede podrir la comida, pero no la compartimos con nadie. Criticamos  a los ricos avaros y nuestra avaricia es igual que la de ellos.

No estamos administrando correctamente los bienes de Dios. Nos alegramos que nos digan que ya no hay que diezmar, que solamente tenemos que ofrendar como proponemos en nuestro corazón, pero, la propuesta de nuestro corazón no llega ni a un uno por ciento ¿Por qué? Porque nuestro corazón está apegado a las cosas materiales.  
NO damos y si damos, lo hacemos con tristeza y por necesidad, porque no somos dadores alegres (2 Corintios 9:7) y no lo somos, porque creemos en Dios pero no le creemos a Dios.

Se nos olvida que todo lo que tenemos no es nuestro, que todo es de Dios, que nosotros solamente somos administradores, y ya tendremos que dar cuenta.

 ¿Qué nos hace pensar que seremos fieles a Dios en el Cielo o en el Reino milenario de Cristo?  No nos engañemos, somos infieles en lo poco y si somos infieles en lo poco, seremos infieles en lo mucho. Y Dios lo sabe!

Santiago 4:2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. 4:3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. 4:4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.

Codiciamos y no tenemos, somos envidiosos y no tenemos lo que queremos, entonces se lo pedimos a Dios, pero Dios no contesta nuestras oraciones porque son codiciosas. Somos amigos del mundo porque amamos las cosas del mundo y por lo tanto, sin quererlo nos constituimos en enemigos de Dios.  

Santiago 4:5 ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? 4:6 Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. 4:7 Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.

El Espíritu Santo que mora en nosotros nos anhela celosamente, pero nosotros no lo escuchamos, no lo consultamos, es un Dios ignorado. Pero, recuerda que Dios resiste a los soberbios y da gracia a los que se humillan.
Sométanse a Dios, resistan al diablo para que huya de vosotros, nos dice el apóstol Santiago y en el contexto no está hablando de otros pecados que no sean la codicia y la avaricia, pecados  que nos llevan administrar de mala manera los bienes de Dios.

Lucas 16:11 Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero?

¿Qué es lo verdadero? Las riquezas de la gloria de Dios que ha de manifestarse ¿Qué más podrían ser las "verdaderas riquezas" sino las riquezas de la Gloria de Dios? Si no le somos fieles a Dios en el uso de "riquezas injustas", Él no nos confiará las "verdaderas riquezas"

Lucas 6:12 Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro?

En el caso nuestro, lo ajeno es lo que es de Dios, y todo lo que es de Dios es todo lo que poseemos, incluyendo nuestro cuerpo. Nosotros solamente somos administradores de los bienes de Dios, no lo olvides.
Si somos infieles en la administración de los bienes de Dios, Dios no nos dará ninguna herencia, que es lo nuestro, porque sabe que haríamos mal uso de ella.

Efesios 5:5 dice que ningún avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.

La avaricia y la codicia impedirán que tengamos herencia en el reino de Dios. El amor a las cosas del mundo nos convierten en avaros, en personas que no compartimos lo que Dios nos da.

Lucas 6:13 Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.

Finalmente, con una frase, Jesús resumió todo lo que estaba tratando de transmitir sobre la administración: “nadie puede  servir a dos amos; porque o aborrecerá a uno y amará al otro,  no puedes servir a Dios y a las riquezas”.

Nuestras acciones revelan a quien le servimos; aunque la mayoría de nosotros afirmamos servir y amar a Dios, nuestro diario vivir revela realmente a quien estamos sirviendo.  

Difícilmente un creyente, esté dispuesto a compartir sus riquezas materiales para hacer riquezas en el cielo, como Jesús se lo ordenó al joven rico (Lucas 18:22).

Apocalipsis 3:17 Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.

Podemos ver reflejada la iglesia de Laodicea en miles de congregaciones, en donde se creen ricos porque tienen bienes materiales, pero son unos desventurados, pobres ciegos y desnudos, hablando espiritualmente.
Ese es el problema de la mayoría de los que tiene mucho, creen que no tiene necesidad de nada, porque su vida depende de los bienes que poseen.

Apocalipsis 3:18 Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.

De mi” compren oro y vestiduras blancas que simbolizan la salvación, les dice el Señor, para que no se descubra la vergüenza de su desnudez.
Y unjan sus ojos colirio para que puedan ver” ¿Qué necesitan ver? Que la vida no depende de las cosas materiales.

El dinero es realmente nuestro amo y como Jesús lo declaró, nadie puede servir a dos amos, o amaremos a uno y odiaremos al otro o viceversa. El mejor ejemplo lo podemos ver en el Rey Salomón:

Dios había ordenado que “los reyes no debían aumentar los caballos, tampoco debían tomar para sí muchas mujeres, para que sus corazones no se desviara; ni amontonar ni plata ni oro para sí en abundancia” (Deuteronomio 17:14-20).

Dios le dijo a Salomón que lo haría rico porque Salomón no le pidió riquezas, sino sabiduría  para servir al pueblo de Dios (2 Crónicas 1:11-12). 
Dios quería que Salomón usara su riqueza para servirlo a Él y a los demás, pero una vez que Salomón se enriqueció, hizo todo lo contrario, se hizo codicioso y su codicia lo llevó a tener 40.000 caballos y 12.000 jinetes (1 Reyes 10:26-27), 700 esposas reinas y trescientas concubinas (1 Reyes 11:1-3), que finalmente alejaron su corazón de Dios para terminar siendo  idólatra (1 Reyes 11: 4-10). 

Salomón no podría haber tenido tantas mujeres si no hubiera sido tan rico, y entonces se puede decir que su riqueza fue su perdición. Él no utilizó su riqueza para amar a su prójimo como a sí mismo. Por el contrario, se amaba a sí mismo y efectivamente robó a mil hombres la alegría del matrimonio. El hombre más sabio del mundo se convirtió en el tonto más grande del mundo, gracias a su amor por las cosas de este mundo.

1 Reyes 11:11 Y dijo Jehová a Salomón: Por cuanto ha habido esto en ti, y no has guardado mi pacto y mis estatutos que yo te mandé, romperé de ti el reino, y lo entregaré a tu siervo.

Salomón no administró los bienes de Dios y por su causa el reino llegó a su fin, Dios hizo las cuentas y cobró la factura, si el reino no fue bien administrado, entonces que deje de existir.

Lucas 16:14 Y oían también todas estas cosas los fariseos, que eran avaros, y se burlaban de él.

Los fariseos que escucharon la parábola de Jesús y su aplicación se burlaron porque eran avaros y no estaban dispuestos a compartir nada de lo que tenían.

Lucas 16:15 Entonces les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación.

"Ustedes se justifican a los ojos de los hombres, pero Dios conoce sus corazones". El mundo admira a aquellos que "llegan a la cima", embobados por sus lujosas posesiones y costosos estilos de vida. Felicitan a sus amigos cuando "ascienden" o exhiben su última adquisición. 

Posición, poder, prestigio y riqueza: esto es lo que los hombres valoran y anhelan.  Pero Dios contempla en esos hombres el egoísmo, el orgullo, la envidia, la codicia y la ambición.  Lo que para los hombres es una mansión, para Dios es una pocilga de cerdos. 
Lo que los  hombres tienen por sublime, esto es el apego a las cosas materiales, para Dios es abominación, por eso ningún avaro que es idólatra tiene herencia en el reino de Dios.  Concluyo preguntándote ¿Estás cumpliendo a cabalidad con tu mayordomía?