lunes, 15 de enero de 2018

MAYORDOMOS INFIELES

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¿Qué es un mayordomo?  Es alguien a quien un propietario le confía sus bienes para que los administre fielmente, y a quien se le pedirá cuenta periódica de ellos. Por lo tanto, un mayordomo infiel es aquel que no administra fielmente los bienes de su amo. Tú y yo somos mayordomos, y quizás infieles ¿Lo sabías?

Nada de lo que tenemos es nuestro, del Señor es la tierra y su plenitud (1 Corintios 10:26), “Mía es la plata, y mío es el oro”, ha dicho Jehová de los Ejércitos (Hageo 2:8).

1 Corintios 6:20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.

Ni siquiera nuestros cuerpos son nuestros, Dios los ha comprado con la sangre preciosa de Jesús. Dios nos ha dado un cuerpo y un espíritu en mayordomía, también talentos y bienes materiales, y de todo ello tendremos que dar cuenta.

Los que sean fieles oirán a su Señor decir: "Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor "(Mateo 25:21). Por su parte, el siervo inútil será echado en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes (Mateo 25:30).

En cierta ocasión, el Señor Jesús contó la historia de un mayordomo infiel, historia que nos sirve para ilustrar lo que es la mayordomía del creyente. Seamos sabios y prestemos atención a lo que Jesús enseñó:

Lucas 16:1 Dijo también a sus discípulos: Había un hombre rico que tenía un mayordomo, y éste fue acusado ante él como disipador de sus bienes. 16:2 Entonces le llamó, y le dijo: ¿Qué es esto que oigo acerca de tí? Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más ser mayordomo.

No conocemos los detalles exactos, pero de alguna manera el amo  despidió al mayordomo porque éste estaba "despilfarrando" o haciendo mal uso de las posesiones de su amo. A la vez, le solicitó un informe para saber cuál era la realidad financiera de sus posesiones.

En algún momento, estaremos ante el Señor y él, al igual que ese amo nos dirá “da cuenta de tu mayordomía”, toma muy en cuenta este mensaje ¿Estás preparado? ¿Estás cumpliendo correctamente con tus responsabilidades?

Lucas 16:3 Entonces el mayordomo dijo para sí: ¿Qué haré? Porque mi amo me quita la mayordomía. Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza.16:4 Ya sé lo que haré para que cuando se me quite de la mayordomía, me reciban en sus casas. 16:5 Y llamando a cada uno de los deudores de su amo, dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi amo? 16:6 El dijo: Cien barriles de aceite. Y le dijo: Toma tu cuenta, siéntate pronto, y escribe cincuenta. 16:7 Después dijo a otro: Y tú, ¿cuánto debes? Y él dijo: Cien medidas de trigo. El le dijo: Toma tu cuenta, y escribe ochenta.

El mayordomo de manera muy astuta llamó a los deudores de su amo para disminuirles la deuda a cada uno de ellos, con el propósito de que lo recibieran en sus casas en el momento de dejar su trabajo. Lo sorprendente es que el mayordomo era tan mal administrador, que ni siquiera sabía las cantidades que los deudores debían. Por eso les fue preguntando uno a uno la cantidad de la deuda.  

El mayordomo redujo significativamente las deudas de cada uno de los deudores de su amo, con la complicidad de ellos. Después de presentar la contabilidad falsa al maestro, el mayordomo desempleado silbó en su camino. 

Lucas 16:8 Y alabó el amo al mayordomo malo por haber hecho sagazmente; porque los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz.

Cuando el amo descubrió la astucia de su mayordomo, lo elogió, no por su infidelidad, sino por su astucia. Y es que los hijos de “este siglo” son más “sagaces” que los hijos “de luz” y lo son por causa de su maldad.

Los hijos de este siglo son aquellos, cuyo corazón está en donde están las riquezas materiales. Los hijos de Luz son aquellos cuyo corazón está puesto en las cosas espirituales y no en las cosas materiales.
Que los hijos de este siglo sean más sagaces que los hijos de Luz, es porque previenen lo que puede venir si son descubiertos, entonces se anticipan para de alguna manera ocultar sus robos y estafas.

¿Qué nos enseña esta historia? ¿Cuál es su aplicación para la iglesia de hoy día?

Y yo os digo: Ganad amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas. (Lucas 16: 9).

La primera enseñanza  de Jesús es que hagamos amigos por medio de las riquezas injustas, como hizo el mayordomo infiel.  Jesús no nos está alentando a pecar como el mayordomo infiel, ni a ganarnos el dinero deshonestamente, no lo malinterpretemos, lo que nos está diciendo es que hagamos un buen uso de las  riquezas injustas, ayudando al más necesitado.
De esa manera, cuando "falten las riquezas injustas", algo que sucederá el día de nuestra muerte (porque nada podremos sacar de este mundo), aquellos a quienes hemos asistido y que han ido al cielo antes que nosotros, pueden recibirnos en sus moradas eternas.

1 Timoteo 6:10 Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.

El amor al dinero y a las riquezas materiales, en general, pueden extraviarnos de la fe. “El justo por la fe vivirá”, dice Romanos 1:17, sin embargo las riquezas hacen que dejemos de vivir por la fe, esto es así porque ponemos nuestra confianza en ellas y no en nuestro Padre Celestial.

¿Cuáles son las riquezas injustas? Todas las riquezas materiales son injustas; en primer lugar porque nos roban la fe; y en segundo lugar porque casi siempre se obtienen injustamente.
Muchas riquezas vienen del narcotráfico, de la evasión de impuestos, de la estafa, o del abuso y maltrato de los patronos a sus empleados.  Lo cierto, es que son muy pocos los ricos que se han hecho ricos trabajando justamente.
Ahora, tome en cuenta que un  billete de mil colones que demos como ofrenda en la iglesia, puede ser el mismo billete que viene de la ganancia de un narcotraficante, de tal manera que el dinero no tiene moralidad.
Somos nosotros lo que le damos la moralidad al dinero, cuando hacemos buen uso del mismo, por lo tanto, cuando el Señor nos dice que hagamos amigos con las ganancias injustas, lo que nos está diciendo es que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe (Gálatas 6:10).
Lo que Jesús nos está diciendo es que ayudemos a los demás con las riquezas materiales, que de hecho son injustas, pero pueden ser utilizadas para una causa justa.

Lucas 16:10 El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto.

La confianza es algo que generalmente debe ganarse. Los padres observan cómo sus hijos manejan pequeñas responsabilidades antes de confiarles responsabilidades más grandes. 
Los patronos leen los currículos y las referencias para determinar si se puede confiar en un empleado potencial. 
Antes de que los bancos presten dinero, verifican el historial crediticio de una persona. Todos han aprendido que pueden predecir el futuro de alguien estudiando su pasado.

En la historia que contó Jesús, se descubrió que el mayordomo era infiel. Perdió así la confianza de su amo, quien se dio cuenta de que si continuaba empleando a su mayordomo, solo sufriría mayores pérdidas. Y el amo tenía razón en su suposición, su mayordomo demostró ser aún más infiel después de le hizo ver que sería despedido, robándole más al amo,  astuta e injustamente. 

"El que es injusto en lo muy poco, también es injusto en lo mucho".

Aunque todos sabemos esta verdad, lo cierto es que la gran mayoría de creyentes somos infieles a Dios en el mal uso que hacemos de lo poco que él nos da en administración aquí en la tierra.

Y es que nada de lo que recibamos aquí en la tierra, sea bueno o sea malo, es comparado con la gloria venidera que ha de manifestarse (Romanos 8:18).

Somos infieles en la administración de nuestro cuerpo, lo enfermamos comiendo lo que no debemos, lo embriagamos y lo llenamos de nicotina y otras drogas.
A veces veces acumulamos ropa que nos usamos, pero preferimos mantenerla en el closet que regalarla.
Se nos puede podrir la comida, pero no la compartimos con nadie. Criticamos  a los ricos avaros y nuestra avaricia es igual que la de ellos.

No estamos administrando correctamente los bienes de Dios. Nos alegramos que nos digan que ya no hay que diezmar, que solamente tenemos que ofrendar como proponemos en nuestro corazón, pero, la propuesta de nuestro corazón no llega ni a un uno por ciento ¿Por qué? Porque nuestro corazón está apegado a las cosas materiales.  
NO damos y si damos, lo hacemos con tristeza y por necesidad, porque no somos dadores alegres (2 Corintios 9:7) y no lo somos, porque creemos en Dios pero no le creemos a Dios.

Se nos olvida que todo lo que tenemos no es nuestro, que todo es de Dios, que nosotros solamente somos administradores, y ya tendremos que dar cuenta.

 ¿Qué nos hace pensar que seremos fieles a Dios en el Cielo o en el Reino milenario de Cristo?  No nos engañemos, somos infieles en lo poco y si somos infieles en lo poco, seremos infieles en lo mucho. Y Dios lo sabe!

Santiago 4:2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. 4:3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. 4:4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.

Codiciamos y no tenemos, somos envidiosos y no tenemos lo que queremos, entonces se lo pedimos a Dios, pero Dios no contesta nuestras oraciones porque son codiciosas. Somos amigos del mundo porque amamos las cosas del mundo y por lo tanto, sin quererlo nos constituimos en enemigos de Dios.  

Santiago 4:5 ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? 4:6 Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. 4:7 Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.

El Espíritu Santo que mora en nosotros nos anhela celosamente, pero nosotros no lo escuchamos, no lo consultamos, es un Dios ignorado. Pero, recuerda que Dios resiste a los soberbios y da gracia a los que se humillan.
Sométanse a Dios, resistan al diablo para que huya de vosotros, nos dice el apóstol Santiago y en el contexto no está hablando de otros pecados que no sean la codicia y la avaricia, pecados  que nos llevan administrar de mala manera los bienes de Dios.

Lucas 16:11 Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero?

¿Qué es lo verdadero? Las riquezas de la gloria de Dios que ha de manifestarse ¿Qué más podrían ser las "verdaderas riquezas" sino las riquezas de la Gloria de Dios? Si no le somos fieles a Dios en el uso de "riquezas injustas", Él no nos confiará las "verdaderas riquezas"

Lucas 6:12 Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro?

En el caso nuestro, lo ajeno es lo que es de Dios, y todo lo que es de Dios es todo lo que poseemos, incluyendo nuestro cuerpo. Nosotros solamente somos administradores de los bienes de Dios, no lo olvides.
Si somos infieles en la administración de los bienes de Dios, Dios no nos dará ninguna herencia, que es lo nuestro, porque sabe que haríamos mal uso de ella.

Efesios 5:5 dice que ningún avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.

La avaricia y la codicia impedirán que tengamos herencia en el reino de Dios. El amor a las cosas del mundo nos convierten en avaros, en personas que no compartimos lo que Dios nos da.

Lucas 6:13 Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.

Finalmente, con una frase, Jesús resumió todo lo que estaba tratando de transmitir sobre la administración: “nadie puede  servir a dos amos; porque o aborrecerá a uno y amará al otro,  no puedes servir a Dios y a las riquezas”.

Nuestras acciones revelan a quien le servimos; aunque la mayoría de nosotros afirmamos servir y amar a Dios, nuestro diario vivir revela realmente a quien estamos sirviendo.  

Difícilmente un creyente, esté dispuesto a compartir sus riquezas materiales para hacer riquezas en el cielo, como Jesús se lo ordenó al joven rico (Lucas 18:22).

Apocalipsis 3:17 Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.

Podemos ver reflejada la iglesia de Laodicea en miles de congregaciones, en donde se creen ricos porque tienen bienes materiales, pero son unos desventurados, pobres ciegos y desnudos, hablando espiritualmente.
Ese es el problema de la mayoría de los que tiene mucho, creen que no tiene necesidad de nada, porque su vida depende de los bienes que poseen.

Apocalipsis 3:18 Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.

De mi” compren oro y vestiduras blancas que simbolizan la salvación, les dice el Señor, para que no se descubra la vergüenza de su desnudez.
Y unjan sus ojos colirio para que puedan ver” ¿Qué necesitan ver? Que la vida no depende de las cosas materiales.

El dinero es realmente nuestro amo y como Jesús lo declaró, nadie puede servir a dos amos, o amaremos a uno y odiaremos al otro o viceversa. El mejor ejemplo lo podemos ver en el Rey Salomón:

Dios había ordenado que “los reyes no debían aumentar los caballos, tampoco debían tomar para sí muchas mujeres, para que sus corazones no se desviara; ni amontonar ni plata ni oro para sí en abundancia” (Deuteronomio 17:14-20).

Dios le dijo a Salomón que lo haría rico porque Salomón no le pidió riquezas, sino sabiduría  para servir al pueblo de Dios (2 Crónicas 1:11-12). 
Dios quería que Salomón usara su riqueza para servirlo a Él y a los demás, pero una vez que Salomón se enriqueció, hizo todo lo contrario, se hizo codicioso y su codicia lo llevó a tener 40.000 caballos y 12.000 jinetes (1 Reyes 10:26-27), 700 esposas reinas y trescientas concubinas (1 Reyes 11:1-3), que finalmente alejaron su corazón de Dios para terminar siendo  idólatra (1 Reyes 11: 4-10). 

Salomón no podría haber tenido tantas mujeres si no hubiera sido tan rico, y entonces se puede decir que su riqueza fue su perdición. Él no utilizó su riqueza para amar a su prójimo como a sí mismo. Por el contrario, se amaba a sí mismo y efectivamente robó a mil hombres la alegría del matrimonio. El hombre más sabio del mundo se convirtió en el tonto más grande del mundo, gracias a su amor por las cosas de este mundo.

1 Reyes 11:11 Y dijo Jehová a Salomón: Por cuanto ha habido esto en ti, y no has guardado mi pacto y mis estatutos que yo te mandé, romperé de ti el reino, y lo entregaré a tu siervo.

Salomón no administró los bienes de Dios y por su causa el reino llegó a su fin, Dios hizo las cuentas y cobró la factura, si el reino no fue bien administrado, entonces que deje de existir.

Lucas 16:14 Y oían también todas estas cosas los fariseos, que eran avaros, y se burlaban de él.

Los fariseos que escucharon la parábola de Jesús y su aplicación se burlaron porque eran avaros y no estaban dispuestos a compartir nada de lo que tenían.

Lucas 16:15 Entonces les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación.

"Ustedes se justifican a los ojos de los hombres, pero Dios conoce sus corazones". El mundo admira a aquellos que "llegan a la cima", embobados por sus lujosas posesiones y costosos estilos de vida. Felicitan a sus amigos cuando "ascienden" o exhiben su última adquisición. 

Posición, poder, prestigio y riqueza: esto es lo que los hombres valoran y anhelan.  Pero Dios contempla en esos hombres el egoísmo, el orgullo, la envidia, la codicia y la ambición.  Lo que para los hombres es una mansión, para Dios es una pocilga de cerdos. 
Lo que los  hombres tienen por sublime, esto es el apego a las cosas materiales, para Dios es abominación, por eso ningún avaro que es idólatra tiene herencia en el reino de Dios.  Concluyo preguntándote ¿Estás cumpliendo a cabalidad con tu mayordomía?





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