jueves, 15 de diciembre de 2016

¿CATÓLICOS, EVANGÉLICOS O HIJOS DE DIOS?

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¿CATÓLICOS, EVANGÉLICOS O HIJOS DE DIOS?
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En innumerables ocasiones me han preguntado que a cuál denominación cristiana pertenezco, y cuando les digo que a ninguna, los preguntones se asombran y hasta me tildan de sectario ¿Será que tenemos que pertenecer a alguna religión o a alguna denominación religiosa para ser salvos? Eso es lo que enseñan las religiones, en especial la religión católica y los Testigos de jehová,  pero esa enseñanza no tiene ningún fundamento bíblico.
Los católicos creen son salvos y que los evangélicos los pueden hacer caer de la salvación.  Los evangélicos creen lo mismo de los católicos, todo por culpa de las religiones y por su propia ignorancia bíblica. Suena feo, pero es cierto, los católicos defienden sus doctrinas sin comprobar si esas doctrinas tienen sustento bíblico y lo mismo hacen la mayoría de los evangélicos.
¿Qué es un católico? Es una persona, que cree fielmente en las enseñanzas de la religión católica.
¿Qué es un evangélico? Una persona que cree fielmente, en las enseñanzas de alguna denominación cristiana, llámese: “pentecostal”, “Asamblea de Dios”, “bautista”, “adventista del sétimo día” o alguna otra.
No importa si eres católico o evangélico, o incluso, sino no tienes ninguna religión, si crees en Cristo, entonces eres cristiano. Pero ojo, eso no significa que eres hijo de Dios y si no eres hijo de Dios, no irás al cielo al morir.
El hecho de que pertenezcamos a alguna religión o denominación, no nos convierte en hijos de Dios. De hecho, casi que nos aleja de esa posibilidad. ¿Por qué? Porque las religiones no enseñan la verdad absoluta de Dios, enseñan medias verdades o mentiras disfrazadas de verdad, las religiones adulteran la palabra de Dios.

Gálatas 1:6 Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. 1:7 No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. 1:8 Mas si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.

Desde el momento mismo, en que el apóstol Pablo, comenzó a predicar el evangelio de Cristo, desde ese mismo momento, otras personas se encargaron de pervertir o adulterar el evangelio y enseñarlo cargando eso sí, la bandera del cristianismo.
El apóstol Pablo se maravilló y dijo que el que aunque fuera un ángel bajado del cielo, el que estuviera enseñando un evangelio diferente, no le creyeran, porque era un anatema.

2 Corintios 11:14 Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. 11:15 Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.

Satanás es el rey de la mentira y del engaño, y se disfraza de ángel de luz. Sus ministros se disfrazan de ministros de justicia para tomar los púlpitos y enseñar un evangelio adulterado, con el propósito de que las personas sigan el engaño, y no sean salvas.
¿Por qué hay católicos y evangélicos? Por culpa de falsos maestros que adulteraron el evangelio de Cristo, tanto el catolicismo romano, como cada denominación religiosa, enseñan un evangelio adulterado en alguna parte, unas le quitan, otras le agregan, cada una la acomoda a su conveniencia, para alejarnos de la verdad y llevarnos a la mentira.
La palabra religión tiene su origen en el término latino “religĭo”, que significa “ligarse” a Dios, a través de vínculos o intermediarios humanos.

1 Timoteo 2:5 Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.

La palabra de Dios enseña que solamente hay un mediador entre Dios y los hombres y ese mediador es Jesucristo. De tal manera, que yo no necesito ligarme a ninguna religión, para alcanzar la salvación.
No te creas la historia, de que Jesús fundo la iglesia católica en el apóstol Pedro. La palabra católica no existe en la Biblia. Lo que Jesús fundó fue su iglesia (Mateo 16:18), no una religión.
La iglesia no es una religión, ni ninguna denominación religiosa, tampoco es un edificio o templo. La iglesia es la parte del reino de Dios en la tierra, compuesta, por todos los cristianos que se han convertido en hijos de Dios. Y un cristiano no es un católico o un evangélico, un cristiano es una persona que cree en Cristo.
La iglesia católica enseña, que para ser salvo hay que ser católico. No he escuchado una mentira más grande que esa. ¿De qué biblia sacaron esa idea? Por su parte, los evangélicos enseñan, que para salvarse, hay que convertirse. ¿Convertirse en qué? ¿En Evangélico? Claro que no. Para ser salvos, no necesitamos convertirnos evangélicos, lo que necesitamos es convertirnos en hijos de Dios.
El término “cristiano” abarca a todos los millones de hombres y mujeres en el mundo, que creen en Cristo, pero no todos esos millones de cristianos son hijos de Dios, sino que son solamente: cristianos nominales.
Según el diccionario de la Real Academia Española, la palabra “nominal” significa: que tiene nombre de algo y le falta la realidad de ello en todo o en parte. De acuerdo con esa definición, un cristiano nominal, es un individuo que se hace llamar cristiano, pero le falta lo que lo califica como tal, es decir, es un  cristiano incompleto.

Apocalipsis 3:1 Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto.

Jesús define al cristiano nominal, como el que tiene nombre de que vive (porque tiene la etiqueta de cristiano), pero en realidad está muerto, porque le falta la vida.

Juan 5:12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.

La vida está en Jesús y se refiere a la vida eterna. Él dijo: “yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene el Padre sino es por mi” (Juan 14:6).
El cristiano nominal, no tiene a Jesús, y como no lo tiene, tampoco tiene la vida. ¿Qué significa que no tiene la vida? Que no ha sido engendrado por el Espíritu Santo; que Jesús no mora en su espíritu.

Juan 14: 16-18 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.

Jesús dijo que él se iría al cielo, pero enviaría en su lugar al Espíritu Santo, para que morara en los creyentes. E identificó al Espíritu con él mismo. Él dijo: “vendré a vosotros”.
En otras palabras, el que tiene la vida, es porque tiene a Jesús, en la persona del Espíritu Santo, morando en su espíritu. Es algo que tal vez no entendamos, aunque no necesitamos entenderlo; lo que necesitamos es creerlo.
Jesús le dijo a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:3-5 )
Jesús dijo, que lo que nos permite entrar al reino de los cielos, y obtener la vida eterna, es el nuevo nacimiento que se da a través del agua y del Espíritu. El agua hace referencia al bautismo y el Espíritu a ser engendrados por el Espíritu Santo.
No todos somos hijos de Dios, todos somos criaturas de Dios. Al obtener la vida que está en Jesús, nos convertimos en hijos de Dios.

Juan 1:12-13 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

Todo el que cree en Jesús, o sea todo cristiano adquiere el derecho, ser engendrado por Dios y convertirse en su hijo. No es engendrado al ser cristiano, porque todos los creyentes nominales serían hijos de Dios, sino que únicamente adquiere el derecho de serlo. Las últimas palabras de Jesús antes de ascender a los cielos fueron las siguientes:

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:15-16).

Jesús aclaró que la salvación se obtiene al creer en el Evangelio de Jesús y bautizarse. Al creer en Jesús, adquirimos el derecho de convertirnos en hijos de Dios, en otras palabras, quedamos preseleccionados. No es sino al bautizarnos,  que somos engendrados por el Espíritu Santo y es hasta en ese momento, que nos convertimos en hijos de Dios.
Ser engendrados, significa que Dios pone su ADN en el creyente. Ese ADN es Cristo en la persona del Espíritu Santo. Es un embarazo espiritual, mediante el cual se da a luz a una nueva criatura:

2 Corintios 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

Al creer en Cristo y bautizarnos, nos convertimos en nuevas criaturas. Las cosas viejas pasaron, todo es hecho nuevo. El día del bautismo, tenemos un nuevo nacimiento. Éramos hijos de Adán. Ese día dejamos de ser hijos de Adán, para convertirnos en hijos de Dios.

Ezequiel 36:26-27 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.

Al creer y bautizarnos, Dios nos quita el corazón de piedra y pone en su lugar un corazón de carne, dispuesto a obedecer a Dios. Además nos quita el espíritu que contenía el espíritu de pecado (Romanos 7:17), y pone en su lugar un nuevo espíritu, que contiene la vida: el Espíritu Santo.

Romanos 10:9 Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.

Entonces, lo primero que necesitamos es creer en el Evangelio de Jesús. Creer en el evangelio no es otra cosa que creer que Jesús es el Señor y que Dios lo levantó de los muertos.
Al creer debemos hacerlo de corazón y también confesarlo con la boca. No es un convencimiento mental, una simple creencia, sino un convencimiento de corazón. Si nuestro convencimiento es mental únicamente, es como si no creyésemos.
Hechos 2:38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.

Al creer y bautizarnos suceden dos cosas: 1) recibimos el perdón de pecados, que Jesús otorgó en la cruz hace más de dos mil años y 2) el Espíritu Santo viene a morar a nuestro espíritu.

FUI BAUTIZADO DE NIÑO

Si eres católico, es posible que estés pensando: “bueno yo soy hijo de Dios, en primer lugar, porque creo en Cristo, y en segundo lugar porque fui bautizado de niño”.
No quiero ser aguafiestas, pero tengo que decirte, que no eres hijo de Dios. El bautismo a infantes no tiene ninguna validez. Jesús dijo: “el que creyere y se bautizare será salvo”. Primero debemos creer y luego ser bautizados, no al revés.
Hay millones de personas, que fueron bautizados de niños y siendo adultos no creen en Cristo. Su bautismo no los salvó, porque no creyeron cuando fueron bautizados. Deben primero creer en el evangelio de Cristo. Eso es algo que tiene que suceder primero, antes de ser bautizado y eso no sucede con los niños.
La iglesia católica, bautiza los infantes, porque dice que si mueren sin bautizar van al infierno, ya que vienen con el pecado de sus padres. Pero eso no es cierto, los niños no tienen pecado:

Ezequiel 18:20 El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él. El alma que pecare, esa llevará el castigo, el hijo no llevará el castigo por los pecados del padre ni el padre los pecados del hijo. El alma que pecare, esa morirá.

Todos los niños nacen con una naturaleza pecaminosa, es decir con una predisposición a pecar, pero no arrastran la culpa del pecado de sus padres.
El hijo no llevará el pecado del padre, dice la escritura. Si un niño muere va al cielo, porque de ellos es el Reino de los cielos. Ellos son inocentes y no tienen culpa del pecado de sus padres.

¿QUÉ DEL LADRON PERDONADO EN LA CRUZ?

El argumento más usado para afirmar que no necesitamos bautizarnos para ser salvos, es que el ladrón perdonado por Jesús en la cruz, no necesitó bautizarse.
La respuesta a esto es, que existen dos Pactos. Uno, antes de la resurrección de Cristo, que es el Viejo Pacto o la ley. Este pacto era para el pueblo de Dios del viejo testamento, que son los judíos.

Génesis 17:10 Este es mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti: Será circuncidado todo varón de entre vosotros. 17:11 Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros. 17:12 Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras generaciones; el nacido en casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu linaje.

Los judíos debían ser circuncidados a los ocho días de nacidos, para ser parte del pueblo de Dios. Era una exigencia del viejo pacto. El ladrón era judío y por lo tanto debió ser circuncidado a los ocho días de nacido.
El segundo pacto da inicio después de la resurrección de Cristo y es el Nuevo Pacto que Jesús selló en la última cena (Mateo 28:26). Este Nuevo Pacto no es para los judíos sino para todos los creyentes.
El nuevo Pacto no tiene Ley sino que se rige por la GRACIA y este nuevo pacto no exige que nos circuncidemos, sino que nos bauticemos:

Colosenses 2:11 En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; 2:12 sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. 2:13 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados.

Los judíos eran circuncidados para ser parte del pueblo de Dios, nosotros no somos circuncidados sino bautizados para ser parte del pueblo de Dios o sea la iglesia. La circuncisión es un despojo de la carne. Y el bautismo es una circuncisión espiritual, mediante la cual y para los efectos de Dios, nos despojamos del cuerpo pecaminoso carnal, es decir de la naturaleza pecaminosa. Al tener esa circuncisión espiritual, Dios nos perdona todos los pecados.
Si no te has circuncidado espiritualmente, a través del bautismo, no has sido perdonado de tus pecados, y no tienes al Hijo, ni la vida eterna.
El ladrón perdonado en la cruz no necesitaba ser bautizado, pues estaba bajo el viejo pacto, y lo que necesitaba era estar circuncidado.
Qué le dijo el hombre Ananías a Pablo? ¿Qué esperas? Anda y lava todos sus pecados en las aguas del bautismo (Hechos 22:16).
Aquí podríamos analizar, cada uno de los argumentos que usa Satanás, para enseñar, que no necesitamos el bautismo, pero mejor les enseño el siguiente pasaje de la Biblia:

1 Timoteo 6:3 Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, 6:4 está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, 6:5 disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales.

La Palabra de Dios dice, que el que enseña otra cosa, y no se conforma a las palabras de Jesús, no sabe un poquito, sino que no sabe nada, es un envanecido, un corrupto de entendimiento, alguien que no entiende nada, un privado de la verdad, que toma el evangelio como fuente de ganancia, del cual debemos apartarnos.
Entonces si Jesús enseñó que debemos creer y bautizarnos, el que enseñe otra cosa no sabe nada, tiene el entendimiento corrupto, no ha entendido la palabra de Dios, no hay verdad en él y solamente predica para obtener ganancias. Esos son la mayoría. Apártate de los tales. Yo le creo a Jesús. ¿Usted a quien le cree?

UN CASO PARTICULAR

¿Si una persona que está a punto de morir en el hospital, cree en Cristo, lo confiesa y luego muere, se salvó o no? Es una pregunta que me han hecho muchas veces. Y solamente hay una respuesta: NO.
Si bien es cierto que Dios es un Dios misericordioso, que entiende que esa persona, no estaba en condiciones de ir a bautizarse, es más cierto, que la justicia de Dios, está por encima de su misericordia. Esa persona, tuvo toda una vida para bautizarse. Si no lo hizo, eso no es culpa de Dios. Si Dios la perdona sin que se bautice, estaría violando su propia justicia y se caería de su trono, esa es la razón.

RESUMEN

Hay cristianos, católicos y evangélicos, y hay hijos de Dios. No todos los católicos son hijos de Dios, no todos los evangélicos son hijos de Dios, ni todos los cristianos son hijos de Dios.
Hijos de Dios, son aquellos, que han creído en el evangelio de Cristo y se han bautizado. Para ello, no necesitan ni se católicos ni evangélicos. Para comprobarlo, quiero mencionarles la historia del etíope eunuco, que se menciona en el capítulo 8 del libro de los Hechos. Cuenta el pasaje que el etíope venía leyendo el libro de Isaías, capítulo 53, donde se habla de una persona que es llevada a la cruz como oveja al matadero, pero no entendía de quién se trataba. Entonces se le aparece Felipe y le dice que la escritura está hablando de Jesucristo. Seguidamente Felipe le habló acerca del  evangelio de la salvación, lo mismo que yo estoy haciendo aquí. El etíope creyó y veamos lo que sucedió más adelante:

Hechos 8:36 Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? 8:37 Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. 8:38 Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó.

De este pasaje podemos obtener varias enseñanzas: La primera es: que lo que Felipe le enseñó al etíope, es que si quería ser salvo, debía creer y bautizarse, ¿Cómo lo sabemos? Porque apenas el etíope vio el agua, pidió ser bautizado. “Si crees de todo corazón, bien puedes ser bautizado”, le dijo Felipe.
Felipe fue claro, que primero debía creer. Lo segundo era bautizarse. Creer y bautizarse van de la mano. El eunuco le dijo que creía de todo corazón y entonces Felipe lo bautizó.
Esa es la única verdad en cuanto a la salvación. Cualquier otra enseñanza, no se conforma a las palabras de Jesús y es falsa. Si te dices que solamente debes creer, te enseñan una media verdad y no toda la verdad.
La segunda enseñanza es: que para ser salvo, no necesitamos ni ser católicos ni evangélicos ni pertenecer a ninguna religión. El etíope no era judío, así que no pertenecía al judaísmo, tampoco era católico ni evangélico, porque esos términos no existían.
El etíope no tuvo que convertirse a ninguna religión, lo único que tuvo que hacer, fue creer y bautizarse, e inmediatamente se convirtió ¿En qué? en hijo de Dios.
No sé si eres católico, o si eres evangélico. Eso no te salva, así que no pelees por tu religión, porque sea la que sea, está equivocada. No tienes que convertirte en evangélico, ni en católico, lo que tienes que hacer, es convertirte en hijo de Dios. Y aquí te dijimos como hacerlo, de ti depende.
Despréndete de toda religiosidad y de todo prejuicio religioso, no necesitas de eso, lo que necesitas es la palabra de Dios, estúdiala y pídele al Espíritu Santo que te de sabiduría para que puedas comprenderla. Y Si aún un ángel del cielo te aparece para predicarte otro evangelio, no le creas (Gálatas 1:8), es un ángel caído.

¿Católico, evangélico o hijo de Dios? ¿Qué escoges?

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