sábado, 19 de agosto de 2017

LA GUERRA POR EL PLANETA

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Los científicos ven la tierra como un punto insignificante en una galaxia. Sin embargo, la tierra es el planeta más importante del universo y está ubicado en el centro del mismo. Pensamos que el destino final del hombre es el cielo con Dios. Pero no es así, el destino final del hombre es la tierra. Dios tiene planificado morar en la tierra con los hombres (Apocalipsis 21:3) y establecer su trono en la ciudad de Jerusalén en Israel (Apocalipsis 22:3). Por eso, la guerra entre los palestinos e israelitas es en realidad la guerra entre Dios y el diablo.

Génesis 1:26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. 1:27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.

Este pasaje nos revela que la creación del hombre por parte de Dios era algo muy especial. Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”.
Que Dios quisiera crear al hombre a su imagen y semejanza nos muestra “la clase de hombre” que Dios quería crear. La Biblia nos indica que Adán fue creado hace un poco más de seis mil años, sin embargo la ciencia ha probado que existían hombres mucho tiempo antes de Adán. Esto nos indica que Adán no fue el primer hombre creado por Dios, Adán fue el primer hombre creado a “imagen y semejanza de Dios”.
En Adán, Dios estaba diseñando un “modelo” para el hombre que había de crear. No era un hombre cualquiera, era un hombre a su imagen y semejanza que reinara, que gobernara sobre la tierra; entonces todo “sería bueno”.
Es evidente que la posición que el hombre ocupa en la obra creadora de Dios es absolutamente única, pues entre todas las criaturas de Dios, sólo el hombre fue creado a la imagen de Dios. El hombre en el cual Dios había fijado su corazón era completamente diferente de todos los demás seres creados; él era un hombre a Su propia imagen.
Que Dios haya creado a Adán a su semejanza es porque lo creo como un espíritu, ya que “Dios es Espíritu” (Juan 4:24). El hombre adámico es un espíritu que tiene un alma y que vive en un cuerpo (1 Tesalonicenses 5:23), no así el hombre pre-adámico que solamente era cuerpo y alma.
Cuando el hombre pre-adámico moría, allí acababa todo para él. No sucede así con el hombre adámico que tiene vida después de la muerte por causa de su espíritu que no muere, sino que al lugar que Dios le tiene preparado cuando el cuerpo muere.
Ahora, note que Génesis 1:26 dice: “Hagamos al hombre a nuestra imagen” en plural, pero el versículo 27 dice: “Y creó Dios al hombre a su imagen” en singular ¿Cómo podemos explicar eso? Simplemente porque son tres los que constituyen la Deidad: el Padre, el Hijo, y el Espíritu; no obstante, sólo a través del Hijo tenemos la imagen de la Deidad, lo que nos revela que el hombre adámico fue hecho a la imagen del Señor Jesús; hay un pasaje que así lo confirma:

Romanos 8:29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de Su Hijo, para que sea el Primogénito entre muchos hermanos.

Aquí vemos que Dios predestinó al hombre para que fuese hecho conforme a la imagen de Jesús para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
Cuando Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, no lo creó para que cayera ni para que fuera redimido. Lo creó para que tuviera dominio sobre toda la tierra ¿Por qué Dios tiene tal propósito?  La razón es la siguiente: un ángel llamado Lucero se rebeló contra Dios antes de la creación del hombre y se convirtió en el diablo, y el diablo  vino a ser el enemigo de Dios, por consiguiente, Dios retiró de diablo su autoridad y la puso en las manos del hombre.
Dios creó al hombre para que gobernara en lugar de Satanás. Dios desea que el hombre gobierne, y le indica un área específica para su dominio: la tierra.

Génesis 1:1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra. 1:2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.

Estos dos versículos quedan claros cuando los traducimos directamente del hebreo. Leamos el versículo 1 conforme al idioma original: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. Leamos la traducción  del versículo 2: “Y la tierra quedó desordenada y vacía y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo”.
En el hebreo, original no dice que la tierra estaba desordenada y vacía sino que quedó desordenada y vacía”. Entre el verso 1 y 2 algo sucedió para que la tierra quedara desordenada y vacía.
En un principio Dios creó los cielos y la tierra, y el cielo y la tierra fueron llenos y ordenados, pero “la tierra quedó desordenada y vacía”, no así los cielos.
La gran mayoría de estudiosos bíblicos coinciden en que Dios envió un juicio sobre la tierra que la dejó desordenada y vacía. Este fue un juicio pre-adámico por causa de los ángeles, como lo veremos más adelante.
Luego vino el juicio adámico por causa del hombre (Génesis 6:5-7) caído. Y por causa del hombre vendrá un juicio más sobre la tierra, antes de que Cristo venga a establecer su reino milenario y que se detalla en el libro de Apocalipsis con la apertura de seis sellos, el sonido de siete trompetas y el derrame de las siete copas de la ira de  Dios.

Mateo 6:9 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. 6:10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

La oración que Jesús nos dejó es muy reveladora. Jesús quiere que oremos para que en la tierra se haga la misma voluntad de Dios que se hace en el cielo. Para ello, Dios debe establecer su reino. Por el dominio del diablo sobre el hombre es que no se hace la voluntad de Dios en la tierra.
Dios le dijo a la serpiente: “Sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida” (Génesis 3:14).  Esto nos revela que la serpiente que es el diablo (Apocalipsis 12:9) tendría como su esfera la tierra y se alimentaría de los hombres, es decir, los sometería. Los hombres son simbolizados por el polvo del que Satanás se alimenta, porque el cuerpo del hombre fue formado del polvo (Génesis 2:7).
Si el reino de Dios ha de establecerse en la tierra y en ella debe hacerse la voluntad de Dios, entonces Satanás debe ser puesto bajo el dominio del hombre.

Génesis 1:28 Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.

Este pasaje contiene una palabra muy significativa: “sojuzgar” que también se puede traducir “conquistar”. Esta palabra, conjuntamente con  guardar” de Génesis 2:15 nos muestran que Dios predeterminó que el hombre conquistara  y guardara la tierra.
La  intención original de Dios consistía en dar la tierra al hombre como lugar donde moraría. Dios no tenía la intención de que la tierra se volviese desolada nuevamente.
Dios desea que el hombre someta a Satanás “¿Por qué Dios mismo no lo somete ya y lo envía al lago de fuego?  Porque Dios espera que el hombre haga su voluntad voluntariamente, valga la redundancia, y cumpla con el propósito por el cual fue creado de tener al diablo bajo su autoridad. El desea que su criatura “el hombre” tenga bajo su dominio a su otra criatura “el diablo”.
Cuando cierta cantidad de hombres hayan vencido al diablo, “por medio de la sangre de Cristo, por medio de su testimonio y porque estén dispuestos a menospreciar su vida hasta la muerte” (Apocalipsis 12:11), solo entonces, Satanás será atado para que Cristo gobierne por mil años.
Leamos nuevamente Génesis 1:26: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra...”. Aparentemente la frase se acaba aquí, pero sigue otra frase: “...y en todo animal que se arrastra sobre la tierra”, en clara referencia a Satanás.

Lucas 10:19 He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.

Las serpientes y los escorpiones son los animales que se arrastran sobre la tierra, pero Jesús estaba hablando en sentido espiritual. La serpiente  representa a Satanás, y los escorpiones representan a los espíritus malignos (Apocalipsis 9:3), llenos de pecados e inmundicia. Entonces Dios creó al hombre con el propósito de que “señoreara sobre la tierra” y la cuidara de la serpiente y los escorpiones, pero el hombre falló y le entregó el dominio de la misma a la serpiente antigua que se llama  diablo y Satanás (Apocalipsis 12:9).

Lucas 4:5 Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. 4:6 Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. 4:7 Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos.

En este pasaje podemos ver como el diablo le ofreció a Jesús toda potestad y la gloria de los reinos de la tierra que a él le habían sido entregados.
El diablo se había convertido en el “príncipe de este mundo” (Juan 12:31) ¿Por qué Dios permitió eso? Porque Adán tenía voluntad propia y toda potestad para hacer lo que hizo.

Juan 10:10 El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

Satanás produce destrucción, es el autor de la enfermedad y la guerra. Tiene el derecho de hacer lo que hace porque Adán le entregó ese dominio.  Dios no intervino porque él dio esa potestad a Adán.

Mateo 28:18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.

El hombre se convirtió en esclavo del diablo, pero, con su sangre,  Jesús compró su libertad y recuperó la potestad sobre la tierra para devolvérsela al hombre. El hombre tiene voluntad y sabe si toma o no esa libertad y ese dominio sobre el diablo, el cual luchará para evitarlo.

Efesios 2:4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, 2:5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), 2:6 y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús.

Dios nos perdona en Cristo y nos da vida eterna en él. No solo eso, también nos sienta en lugares celestiales con Cristo ¿Qué son los lugares celestiales? Son lugares de privilegio y autoridad sobre el diablo y sus ángeles, lugares en donde el diablo no puede someter al hombre sino que es el hombre el que somete al diablo.
Lo que sucedió entre el verso 1 y 2 del Génesis fue un juicio de Dios sobre la tierra ¿Por qué Dios ejecutaría Dios ese juicio? No fue por causa del hombre sino por causa de los ángeles.
Dios creó a los ángeles como príncipes gobernantes y con libre voluntad de tomar decisiones, esa es la razón por la cual un ángel llamado Lucero se pudo rebelar, porque tenía voluntad  y poder de decisión.  
Algunas religiones insisten en decir que el Señor Jesús y Lucero eran ángeles hermanos.  Tienen ese concepto porque en el Viejo Testamento el Hijo unigénito de Dios tomaba forma de ángel, pero, el hecho de que tomara forma de ángel no significa que fuera un ángel más ¿“Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a él Padre, Y él me será a mí hijo? 1:6 Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo, dice: Adórenle todos los ángeles de Dios” (Hebreos 1:5-6).
Jesús no es un ángel más, él es el hijo de Dios. En el Antiguo Testamento, el Señor tomaba temporalmente forma de ángel con el propósito de manifestarse al hombre, pero la forma de hombre la conservará por toda la eternidad.
En el Nuevo Testamento, el Señor no sólo tomó forma de hombre, sino que se hizo hombre. Por lo tanto, la relación que existe entre el Señor y el hombre es mucho más íntima que la relación que el Señor tiene con los ángeles.  
En el plan de Dios, el Hijo de Dios se une con el hombre cuando viene a morar a su espíritu y de esa manera darle vida eterna, por eso es que el apóstol Juan dice: “El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida”. (Juan 5:12)
Apocalipsis 12:4 nos dice que cuando Satanás se rebeló contra Dios, una tercera parte de los ángeles lo siguió y se unió a su rebelión. En el idioma griego, la palabra Satanás significa “el opositor”. ¿Cómo llegó Satanás a ser lo que es? ¿Por qué se rebeló contra Dios? ¿Cuál es la historia de esa rebelión?

Ezequiel 28:12 Hijo de hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro, y dile: Así ha dicho Jehová el Señor: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura.

Satanás era un ícono de la perfección, estaba “lleno de sabiduría” y utilizó esa sabiduría en un principio para entender la voluntad de Dios, era una especie de apóstol.

Ezequiel 28:13 28:13 En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación..

Las piedras preciosas denotan la luz de Dios, y el oro representa Su gloria, y Satanás poseía todo eso. Si comparamos las piedras preciosas de su vestidura con las de las vestiduras de Aarón, vemos que Dios probablemente lo había designado como “sacerdote” (Éxodo 25:7; 28:9-14).
Dice el pasaje que “Los primores de sus tamboriles y flautas estuvieron preparados para él en día de su creación”. Los instrumentos musicales siempre se vinculan con los reyes (1 Samuel 16:23; Isaías. 14:11), lo cual indica que Satanás era un príncipe al que se le había asignado el gobierno de un territorio. Estas escrituras revelan que Satanás era apóstol, era sacerdote y también era rey.

 Ezequiel 28:14  Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas.

Como vemos, Satanás no era un ángel cualquiera, era un querubín “grande”, que había sido apartado para recibir una comisión especial de Dios, y la expresión “protector” indica que este querubín protegía los bienes de Dios.  
Además los querubines tienen la responsabilidad de conducir la adoración a Dios (Apocalipsis 4:9-10; 5:11-14) así que Satanás había recibido la comisión de conducir a las huestes creadas a adorar a Dios.
Dice el versículo que “Dios lo puso en el santo monte de Dios”. En las Escrituras, los montes representan centros administrativos. Satanás estaba en la administración de Dios y gobernaba sobre todas las cosas de este planeta.
Dice que “en medio de las piedras de fuego se paseaba”, y las piedras de fuego se refieren a los ángeles querubines que se hallan debajo del trono de Dios (Ezequiel 1:26). Satanás era un adorador que se mantenía muy cerca de Dios.

Ezequiel 28:15 Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad.

Todo lo que Dios ha creado es perfecto y Lucero era perfecto. La palabra “hasta” denota un período de tiempo. Dios no creó a Satanás, Dios creó un querubín, pero, el querubín se rebeló y llegó a ser Satanás, y la iniquidad que cometió introdujo el pecado en el universo.

Ezequiel 28:16 A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector.

Algunos estudiosos de la Biblia afirman que la palabra “contrataciones” puede traducirse como “contratos engañosos” que Satanás realiza, tal y como lo hizo con Jesús cuando le ofreció todos los reinos de este mundo a cambio de que lo adorara. Y como lo ha hecho con innumerables personajes famosos que han aceptado que le han vendido su vida al diablo.
Satanás fue echado  como alguien que “se sobrepasa”, es decir, uno que va más allá del lugar que le corresponde. Por esta razón, Dios lo echó y lo despojó de su dominio.
Dios lo arrojó de entre las piedras del fuego, y Lucero dejó de ser un ángel de Dios.  Eso no significa que Satanás ya no puede ir a Dios, sino que ya no es parte de los ángeles de Dios ni el tercer cielo es su habitación.
Satanás  fue despojado de su puesto administrativo, y ya no podía regir el planeta. La expresión “oh querubín protector” tiene un tono sarcástico y  denota que Satanás ya no tiene su puesto dentro de la administración Divina.

Ezequiel 28:17 Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti.

El corazón de Lucero se enalteció a causa de su hermosura, corrompió su sabiduría a causa de su esplendor y Dios lo arrojó por tierra. Debido a su hermosura, él se había llenado de soberbia y sobrepasó su límite. Y por causa de su esplendor, corrompió su sabiduría. Como resultado, Satanás fue arrojado a la tierra. Inicialmente, su esfera era el universo, ahora se encuentra limitado a la tierra.
El versículo añade que Lucero sería puesto delante de los reyes para que miren en él”. Estos reyes son los ángeles que gobernaban el mundo junto con Lucero; los vigilantes como dice Enoc; dioses como dice el Salmo 82.
Estos ángeles no son los caídos, sino los que se mantuvieron firmes y aún rigen el universo. Dios pone a Satanás delante de los ángeles como un ejemplo de lo que les pasaría si se revelaran al igual que él.

Ezequiel 28:18 Con la multitud de tus maldades y con la iniquidad de tus contrataciones profanaste tu santuario; yo, pues, saqué fuego de en medio de ti, el cual te consumió, y te puse en ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran.

Satanás fue quemado con fuego que salió de él mismo y consumió su hermosura.

Ezequiel 28:19 Todos los que te conocieron de entre los pueblos se maravillarán sobre ti; espanto serás, y para siempre dejarás de ser.

Todos los que  conocieron a Lucero de entre “los pueblos” se maravillarán sobre él porque se convirtió en un espanto, esa debe ser la razón por la que no se deja ver. Los pueblos pueden hacer referencia a las comunidades de ángeles pero también a las comunidades de los hombres pre-adámicos.

Isaías 14:12 ¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones.

Este pasaje describe el pasado de Lucero.   “¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones”.
Lucero” es una alusión a las estrellas del alba que se mencionan en Job 38:7. La expresión “hijo de la mañana” alude al hecho de que es posible que Lucero fuera el primer ser creado en el universo. En muchos pasajes bíblicos los ángeles son simbolizados como estrechas porque son seres brillantes que brillan como tales.

Isaías 14:13 Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; 14:14 sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo.

Lucero dijo: “Yo subiré, en lo alto, junto a las estrellas de Dios levantaré mi trono y me sentaré en el monte del testimonio para ser semejante al Altísimo”, esa fue la causa principal de su caída.
La meta de Lucero era  ser semejante a Dios para recibir toda gloria y adoración. Su posición era mucho más elevada que la de todos los arcángeles; sin embargo, esto no lo satisfizo.
Satanás se encargó de dañar la tierra, de contaminar la creación  y Dios tomó la decisión de enviar un juicio sobre ella, dejándola desordenada y vacía.
Posteriormente Dios la restauraría y crearía al hombre a su semejanza porque solamente un hombre que tuviera un espíritu y que Dios pusiera su Espíritu en su espíritu sería capaz de gobernar la tierra y cuidarla de Satanás.
Entonces Dios sembró dos árboles especiales: 1) el árbol de la vida y 2) el árbol de la ciencia del bien y del mal (Génesis 2:9). El árbol de la vida simbolizaba que el hombre estaba dispuesto a someterse a la autoridad de Dios, a cambio recibiría el Espíritu de Dios y la vida eterna. El árbol de la ciencia del bien y del mal simbolizaba que el hombre no estaba dispuesto a someterse a la autoridad de Dios, sino que sería su propio Dios (Génesis 3:5). El hombre escogió comer del árbol de la ciencia del bien y del mal y cayó en las garras del maligno, trayendo maldición sobre la tierra.
Jesús vino a poner las cosas en orden, él trajo perdón y restauración para el hombre y le devolvió la potestad sobre la tierra. El hombre está aquí para luchar contra Satanás (Efesios 6:12) por la obra de Dios y Dios le ha dado las armas.
Desdichadamente, en las iglesias evangélicas solo hablan de redención, pero se olvidaron de la obra de Dios, y eso es un gran error, porque debemos distinguir claramente que el propósito de Dios está en la creación y no en la redención. La redención vino por causa de la caída del hombre, pero no era el propósito de Dios.  
Salvar almas soluciona el problema del hombre, pero la obra de Dios exige que el hombre ejerza autoridad sobre Satanás y sus ángeles.
Dios necesita una autoridad en su creación, y ha escogido al hombre para ser esta autoridad. No podemos conformarnos con ser salvos, debemos actuar para tener a Satanás bajo autoridad.
Dios quiere ganar almas para tener el dominio sobre la tierra. Lógicamente que Satanás pretende lo mismo.  Dios quiere establecer su trono sobre la tierra y Satanás quiere evitarlo para establecer su propio trono.
No estamos en esta tierra para satisfacer nuestras necesidades, sino para satisfacer las necesidades de Dios. Debemos quitar la vista del mundo, de las posesiones y las cosas materiales y ponerla en las cosas de arriba, en los propósitos de Dios.
Cuando Dios creó al hombre, reveló su necesidad: que el hombre reinara y tuviese dominio sobre toda Su creación y proclamara su triunfo.
Gobernar para Dios no es poca cosa; es algo grande. Dios necesita hombres fieles en los cuales pueda confiar y quienes no le fallen. Esta es la obra de Dios, y es lo que Dios desea conseguir.
Si el hombre no ha recuperado la tierra de la mano de Satanás, no ha cumplido todavía el propósito por el cual Dios lo ha creado.  Cuando un demonio nos ve, ¿huirá de nosotros o nos hará huir a nosotros?
Lo que quiero decir es que hay personas salvas que viven en depresión, que viven en temor, que viven en pecado, que están siendo sometidas por Satanás, cuando debería ser todo lo contrario.
Unas minorías están presentando lo bueno como malo y lo malo como bueno y muchos creyentes salvos lo aceptan sin oposición ¿Podrá su fe salvarlos? No enfrentan a Satanás sino que huyen de él, ceden el dominio y Satanás tiene ese dominio en sus trabajos y hasta en sus casas.
El nuevo orden mundial se levanta ante nuestras narices y la gran mayoría de creyentes o lo ignoran o callan ante lo que ven, cediéndole terreno al diablo. El pago por su negligencia será quedarse a enfrentar la gran tribulación.
Que Dios nos abra los ojos para que veamos que su propósito requiere que seamos completamente para él. Una persona de doble sentir jamás podrá vencer a Satanás.

Estamos en guerra, guerra por el planeta. En esta guerra, o estamos con Dios o estamos con Satanás, no hay término medio. El que no hace nada por la obra de Dios, está beneficiando al reino de las tinieblas y recibirá su pago ¿Qué estás haciendo tú?



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