miércoles, 18 de abril de 2018

QUIEN MOVIO LA PIEDRA?




                    ¿QUIÉN MOVIÓ LA PIEDRA?
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Frank Morrison, un periodista inglés, creía que la resurrección de Jesús era una superstición o un invento, entonces empezó a investigar los hechos para escribir su famoso libro:“¿Quién movió la piedra?

La tumba estaba vacía y existen tres teorías al respecto: 1) que Jesús no haya muerto en la cruz, sino que estuvo en un estado de desvanecimiento, 2) que su cuerpo fue robado, o 3) que Jesús resucitó.  Analicemos cada una de las tres posibles posibilidades:

1.     UN DESVANECIMIENTO

Desde el punto de vista médico, esta teoría de que Jesús no murió sino que tuvo un desvanecimiento no tiene ningún fundamento. Un artículo en la revista American Medical Association explica que esta “teoría del desvanecimiento” es insostenible:

Pilatos condenó a Jesús a muerte y se lo entregó a los soldados. Antes de ser clavado en la cruz, a Jesús le pusieron una corona de espinas en la cabeza, luego fue escupido y brutalmente golpeado hasta rasgarle la carne (Mateo 27:27-30, Marcos 15:19-20)

Después, utilizando mazos, los verdugos romanos lo clavaron en la cruz y finalmente dejaron caer la cruz en un agujero en la tierra entre otras dos cruces que cargaban a ladrones condenados. 

Jesús colgó en la cruz  por aproximadamente seis horas. Luego, a las 3 de la tarde, cuando hubo tomado el vinagre que le dieron para supuestamente apaciguar su sed, Jesús dijo: “Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu” (Juan 19:30).

De acuerdo con las escrituras, Jesús fue desangrado; además la lanza, hundida entre su costilla derecha (Juan 19:34) fue para asegurar su muerte. Ésta, probablemente perforó no solo su pulmón derecho, sino también el pericardio y el corazón, lo que terminó de asegurar su muerte.

Entonces, desde el punto de vista médico, es imposible asegurar que Jesús haya sobrevivido y permaneciera en un estado de desvanecimiento, esa teoría es totalmente falsa.

Debido a esa falta de fundamento, entonces los opositores a la resurrección de Jesús se van por otro lado y le quitan autoridad a las escrituras afirmando que los evangelios fueron escritos por los apóstoles de Jesús y que ellos escribieron convenientemente una mentira.

Sin embargo, Josefo, un historiador contemporáneo con Jesús, que no fue su apóstol ni siquiera su seguidor, escribió: “En este tiempo apareció Jesús, un hombre sabio, porque él era un emprendedor de obras asombrosas. Cuando Pilatos lo condenó a la cruz, los principales hombres entre nosotros, lo habían acusado, aquellos que lo amaron no cesaron de hacerlo.”

Tácito, otro escritor contemporáneo con Jesús y que tampoco fue su seguidor, escribió: “Christus, de quien el nombre tuvo su origen, sufrió la extrema sanción en las manos de nuestro procurador, Poncio Pilatos.”

Lucas quien tampoco era ni apóstol ni seguidor de Jesús, sino un médico e historiador, escribió:

Lucas 1:1 Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, 1:2 tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, 1:3 me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo, 1:4 para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido.

Por orden de Teófilo, el historiador Lucas investigó todos los hechos y convencido de la verdad, terminó siendo cristiano.

Lo cierto es que no hay un solo historiador de la época de Jesus que haya negado su muerte y sepultura.

Crossan, uno de los grandes “opositores” de la resurrección de Jesús, aceptó que Jesús murió: “Que él fue crucificado es tan seguro como cualquier hecho histórico puede llegar a ser.”

A la luz de tal evidencia, podemos declarar con toda seguridad que Jesús fue crucificado, muerto y sepultado,  esos son “hechos probados” que no tienen discusión.

Tampoco, ningún historiador ha negado el hecho de al tercer día de su muerte, la tumba de Jesús estaba vacía.

2.   UNA CONSPIRACIÓN

Dice Morrison que la tumba pertenecía a José de Arimatea, un miembro del Concilio de Sanedrín, y para  ser parte de ese concilio había que ser alguien de mucho peso, y su tumba habría estado en un lugar conocido y fácilmente identificable, entonces cualquier pensamiento de que Jesús se haya “perdido en el cementerio” necesitaría ser descartado.

Si los fariseos acusaron a los discípulos de Jesús de robarse el cuerpo, con esa acusación estaban sosteniendo que la tumba estaba vacía, lo que es un hecho probado por sus mismas afirmaciones, sostiene Morrison.

Los principales sacerdotes querían asegurarse de que el cuerpo de Jesús no fuese robado por sus discípulos, entonces  hablaron con Pilatos para que les diese una guardia.  Y así fue,  los romanos asignaron una unidad de guardias entrenados (de 4 a 12 soldados) para vigilar la tumba de Jesús las 24 horas del día durante los siguientes tres días  (Mateo 26:62-66).

Entonces me pregunto, dice Morrison: “¿Cómo podrían estos guardias haber dejado que el cuerpo de Jesús fuera objeto de vandalismo?”

Habría sido imposible para cualquiera haber movido una piedra de dos toneladas y que los guardias no se dieran cuenta o que no hicieran nada al respecto.

Sin embargo la piedra fue movida y el cuerpo de Jesús había desaparecido. Sí el cuerpo hubiese estado, la resurrección sería un fraude, pero el cuerpo no estaba y esa es una prueba irrefutable de que Jesús resucitó, afirma Morrison ¿Un Robo de la Tumba? Jamás, imposible.

El historiador Paul Johnson, en el libro “Historia de los Judíos”, escribió, “Lo importante no son las circunstancias de su muerte sino el hecho obstinadamente creído por un creciente circulo de personas, de que Jesús se haya levantado de nuevo.”

La tumba estaba vacía, pero no era la mera ausencia del cuerpo que habría impulsado a los seguidores de Jesús (especialmente si ellos habían sido los que lo habían robado), lo que los impulsó a que cesaran el duelo, dejaran de esconderse, y empezaran sin miedo a proclamar a Jesús como Mesías, era el hecho de que ellos habían visto a Jesús resucitado.

¿Por qué iban a arriesgar sus vidas? Lo hacían porque el hecho de ver vivo a Jesús nuevamente les aseguraba también a ellos la resurrección que Jesús les había prometido. Definitivamente, no hubo conspiración alguna.

Morrison se pregunta por qué los conspiradores habrían puesto a las mujeres como las principales sospechosas de una conspiración, si en esa época las mujeres casi no tenían derechos, personalidad, o estatus.

Si la conspiración habría de tener éxito, Morrison razonó: los conspiradores habrían retratado a hombres, no mujeres, como los primeros en ver a Jesús vivo.  Pero no, fueron las mujeres las primeras en encontrar la tumba vacía y en afirmar que vieron a Jesús resucitado (Juan 20:11-18).

De tal manera que la teoría de la conspiración tampoco tiene fundamento alguno y es totalmente falsa.

3.   RESUCITÓ

Todos los discípulos vieron a Jesús resucitado en varias ocasiones.  Ellos escribieron que él les mostró sus manos y pies y les dijo que lo tocaran (Juan 20:19-22).

El apóstol Tomás no creyó sino hasta que pudo ver la manos y el costado de Jesús con sus propios ojos (Juan 20:24-29).

El apóstol Pablo escribió: “Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen, Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles (2 Corintios 15:6-7.

Si Pablo era un soldado romano que perseguía a los cristianos para matarlos ¿Por qué renunciará a esa vida para convertirse en un perseguido? Solamente hay una explicación: porque él mismo vio a Jesús resucitado tal y como lo escribió: “y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí” (1 Corintios 15:8).

El abogadol John Warwick Montgomery declaró: “En el 56 d.C el apóstol Pablo escribió que más de 500 personas habían visto al Jesús resucitado y que la mayoría de ellos seguían con vida. Se pasa de los límites de credibilidad que los primeros cristianos podrían haber fabricado tal cuento y entonces predicado entre aquellos quienes podían fácilmente haberlo refutado.”

Los estudiosos de la Biblia Geisler y Turek están de acuerdo. “Si la resurrección no ha ocurrido, ¿Por qué habría dado el apóstol Pablo tal lista de supuestos testigos? El habría inmediatamente perdido toda credibilidad de sus lectores de Corintios por mentir tan descaradamente.

El apóstol Pedro afirmó ante una multitud en Cesarea, que él y los otros discípulos fueron testigos de la resurrección de Jesús, que ellos comieron y bebieron con él después de muerto (Hechos 10:39-41).

El británico estudioso en Biblia Michael Green observó: “Las apariciones de Jesús son tan auténticas como nada en la antigüedad. No puede haber duda racional de que ellas ocurrieron.”

Como si los informes de los testigos no fueran suficientes para Morrison, él estaba también desconcertado por el comportamiento de los discípulos.

Un hecho de la historia que ha dejado perplejo a historiadores, psicólogos, y escépticos por igual, es que estos once cobardes estaban de repente dispuestos a sufrir humillación, tortura, y muerte. Todos menos uno de los discípulos de Jesús fueron asesinados como mártires. ¿Quién haría eso por una mentira? Se preguntó Morrison.

Paul Little escribió, “Los hombres morirán por lo que ellos creen que es verdad, aunque en realidad sea falso. Sin embargo, ellos no morirían por lo que creen que es una mentira.”

Nadie ha explicado por qué los discípulos habrían estado dispuestos a morir por una mentira conocida ¿Por qué? Porque no era mentira, era verdad ¿Y cómo pudieron ellos haber mantenido la mentira por décadas sin que al menos uno se desdijera por dinero o por temor a morir? Se cuestiona Morrison.

Moreland escribió, “Aquellos que mienten por una ganancia personal no se quedan juntos mucho tiempo, especialmente cuando las dificultades disminuyen los beneficios.”

Chuck Colson, implicado con el escándalo Watergate, remarcó la dificultad de que varias personas mantengan una mentira un periodo extenso de tiempo.

El dijo: “Yo sé que la resurrección es un hecho, y Watergate lo demostró para mí ¿Cómo? Porque doce hombres testificaron haber visto a Jesús levantarse de la muerte, y después ellos proclamaron la verdad por 40 años, sin negarlo una sola vez.  Cada uno fue torturado y puesto en prisión. Ellos no habrían resistido eso si no fuera verdad. Watergate implicaba doce de los más poderosos hombres en el mundo y ellos no pudieron mantener una mentira por tres semanas ¿Usted me está diciendo que 12 apóstoles pudieron mantener una mentira por 40 años? Absolutamente imposible.”

Morison reconoció: “el hecho es que una convicción profunda vino a un grupo pequeño de personas, atestigua al hecho de que Jesús se había levantado de la tumba.”

Ninguna persona en la tierra, por más escéptico que sea, puede negar que la tumba estaba vacía. Tampoco puede refutar a más de quinientos testigos, que afirmaron que Jesús resucitó.

Morison se convenció de que su juicio preconcebido de la resurrección de Jesucristo había estado errado. Él simplemente siguió  pista por pista, hasta que la verdad del caso le parecía clara. Su sorpresa fue que la evidencia lo llevó a creer en la resurrección.

En su primer capítulo de “El Libro que se negó a ser escrito” explica como la evidencia lo convenció de que la resurrección de Jesús fue un acontecimiento histórico real:

Fue como si un hombre se dispuso a cruzar un bosque por un familiar y bien retirado caminó y salió de repente por donde él no esperaba salir.

Morrison no está sólo, otros incontables escépticos han examinado la evidencia de la resurrección de Jesús, y lo han aceptado como el más sorprendente hecho en toda la historia de la humanidad: Jesús resucitó.

Que Jesús haya resucitado es la única doctrina cierta, más bien, no es una doctrina, es una realidad.

El Señor resucitó y creer en ello nos abre el camino a la salvación y a la vida eterna. Aleluya, bienaventurados los que creen sin haber visto (Juan 20:29).

¿Quién movió la piedra? Un ángel del Señor ¿Quién otro podría haberlo hecho? Solo el mismo Jesús. 


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