miércoles, 20 de septiembre de 2017

EL QUE PIERDA SU VIDA LA SALVARA

Descargar pdf


El Señor Jesús dijo que todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de él la salvará (Lucas 9:23-24) ¿Qué significa perder la vida para salvarla?
Empecemos por recordar que en la época de Jesús cuando condenaban a muerte a una persona, lo forzaban a cargar su cruz hasta el lugar de ejecución, tal y como lo hicieron con Jesús.  
El Señor Jesús no quería cargar la cruz ni perder su vida, él quería huir y esconderse, pero en lugar de hacer eso, se dirigió con sus discípulos al huerto de Getsemaní. Allí se postró sobre su rostro y oró tres veces: “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú”.
Esa es la primera enseñanza que nos deja Jesús, que antes de tomar cual decisión, primero debemos consultar con nuestro Padre Celestial para asegurarnos de que sea como él quiere y no como nosotros queremos.
A la tercera vez que oró, nuestro Señor fue revelado que la voluntad del Padre era que cargara esa cruz y muriera crucificado (Mateo 26-42-45), entonces él se quedó esperando que lo aprehendieran.
El Padre Celestial envió a Jesús a la tierra con el propósito de perdonar nuestros pecados y darnos la vida eterna a través de él. Ese propósito no podía cumplirse al menos que él entregara su vida, porque sin derramamiento de sangre no hay remisión (Hebreos 9:22).  
Jesús consultó con el Padre, él Padre le dijo: “es necesario que cargues la cruz”,  entonces Jesús tomó la cruz y la cargó hacia el Calvario.
De igual manera, todos nosotros estamos aquí con un propósito Divino y para que ese propósito se lleve a cabo debemos hacer la voluntad del Padre y esa voluntad no se va a cumplir si no cargamos nuestra cruz y entregamos nuestra vida.

Marcos 8:35 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará. 8:36 Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?

Lo que Jesús dijo es que para salvar nuestra alma, tendremos que dejar de lado nuestra historia en este mundo y comenzar a vivir una nueva historia.

Romanos 6:3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? 6:4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.

Dice el apóstol Pablo que todos los que hemos sido bautizados en Cristo hemos sido bautizados en su muerte. Esto es así porque la palabra bautismo viene del griego “baptizō.” que significa  sepultura.
El bautismo no es una simple ordenanza, el bautismo es algo más serio. Cuando nos bautizamos, estamos diciéndole a Dios que renunciamos a nuestra vida, que aceptamos ser sepultados con Cristo para poder vivir una nueva vida conforme a su voluntad.
En el bautismo se inicia el camino hacia la cruz. Una persona que no se ha bautizado no puede cargar la cruz y caminar hacia la muerte porque no tiene el poder para hacerlo.

Romanos 7:15 Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. 7:16 Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. 7:17 De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí.

Este versículo evidencia al creyente que no se ha bautizado. Éste quiere hacer el bien pero hace el mal porque el pecado mora en él y el pecado es más fuerte que su voluntad. El pecado es como un espíritu que nos hace cometer pecados.
Las aves vuelan, los peces nadan, los perros ladran, y los hombres pecan porque esa es su naturaleza. El hombre necesita bautizarse para deshacerse de esa naturaleza pecaminosa (Colosenses 2:11) y poder obedecer a Dios.

Ezequiel 36:26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. 36:27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.

Esta profecía se cumple cuando nos bautizamos. En ese momento Dios nos cambia el corazón y el espíritu y nos da un corazón y un espíritu nuevos, y pone su Espíritu en nuestro espíritu para que tengamos el poder de poder  hacer su  voluntad.
Voy a repetirlo, es en el bautismo que se inicia el camino de la cruz, si una persona no se ha bautizado no puede cargar la cruz porque no tiene el poder (El Espíritu Santo) para hacer la voluntad de Dios.

 2 Corintios 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

Generalmente leemos este versículo a la ligera y no le damos la importancia que requiere. Las palabras de ese versículo no son simples palabras, son una realidad espiritual, revelan que  un milagro ocurre en el creyente. 
Todo lo que habíamos vivido hasta el momento del bautismo quedó en las aguas, todos los pecados nos fueron perdonados y se nos dio el Espíritu Santo (Hechos 2:38), entonces podemos iniciar una nueva vida en Cristo Jesús.
Tome en cuenta que el versículo no dice que algunas cosas son hechas nuevas, lo que dice es que todas las cosas son hechas nuevas. Dios no hace nada a medias, él no te perdona a medias, él no te salva a medias, él no te da el Espíritu Santo a medias, pero tampoco quiere que pierdas tu vida a medias.
No podemos perder la vida a medias para salvar nuestra alma, tenemos que perder la vida en su totalidad, o no salvaremos el alma. La mayoría de creyentes van un día a la semana al culto o al estudio bíblico, dan una pequeña limosna y creen que eso es perder la vida; que equivocados están, la vida se pierde cada día.
El modelo de Dios consiste en perder el alma para salvar la vida, mientras que el modelo satánico consiste en salvar la vida en este mundo para que perdamos el alma.
Perder la vida es renunciar a lo que nos ofrece el mundo, es sentenciar a muerte nuestra voluntad para hacer la voluntad del Padre.
Desdichadamente la mayoría de cristianos son “cristianos nominales” que no cargan la cruz ni entregan su vida ¿Qué es un cristiano nominal? Todo el que cree en Jesús como el Cristo salvador de la humanidad es un cristiano. Esto es un término muy general que abarca a millones de personas en el mundo. Pero no todos esos millones de cristianos son cristianos verdaderos sino que son únicamente cristianos nominales que no están dispuestos a perder su vida.
Según el diccionario de la Real Academia Española, la palabra “nominal” significa que tiene nombre de algo y le falta la realidad de ello en todo o en parte.
De acuerdo con esa definición, “un cristiano nominal” es un individuo que se hace llamar cristiano pero le falta lo que lo califica como tal, es un cristiano incompleto, es un cristiano que no está dispuesto a renunciar a su vida para ganar su alma.
El cristiano nominal estuvo dispuesto a bautizarse para no ir al infierno, pero nunca tuvo la intención de renunciar a su vida.  El bautismo terminó siendo un engaño para él.
 Solamente hay una manera de salvar el alma y es renunciando a las cosas de este mundo, porque ¿Qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? (Marcos 8:36).

Mateo 16:24 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. 16:25 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. 16:26 Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?

"Si alguien quiere venir en pos de mí", dijo Jesús. “Alguien” es cualquier creyente o mejor dicho “todos los creyentes”. "Niéguese así mismo" significa hacer a un lado nuestra voluntad  en todas las cosas ¿Hace usted la voluntad de Dios en todas las cosas? Entonces "Tome su cruz, y sígame", continúo diciendo Jesús.
Tomar la cruz significa hacer lo que Dios quiere que hagamos aunque no queramos hacerlo. Eso nos puede causar algún sufrimiento aquí en la tierra, pero esa aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse (Romanos 8:18).
 "Sígame" es la solución para salvar el alma. Si en cada una de las circunstancias que se nos presentan, nos preguntáramos ¿Qué haría Jesús en nuestro lugar? obtendríamos muchas respuestas y estaríamos cargando la cruz debidamente. Si no obtenemos la respuesta, entonces tenemos que ir al huerto de Getsemaní a consultar con el Padre.
Si no estamos dispuestos a negarnos a nosotros mismos, a tomar la cruz y seguir a Jesús, entonces terminaremos perdiendo el alma, dijo Jesús. Pero si estamos dispuestos a perder la vida que llevamos en este mundo, entonces salvaremos el alma.
Como ya lo mencionamos, para poder tomar la cruz lo primero que necesitamos es darle muerte al viejo hombre a través de bautismo, es darle muerte a aquel hombre que es dominado por “el pecado” para que en adelante sea dominado por el Espíritu Santo.

Juan 12:24 12:24 De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. 12:25 El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará.

Si queremos dar fruto, tenemos que morir. Jesús tuvo que morir para dar fruto, y ese fruto es la iglesia. De igual manera, nosotros tenemos que morir para que la iglesia siga creciendo; debemos aborrecer nuestra vida en el mundo, debemos darnos cuenta que esa vida nos lleva por el camino incorrecto.

2 Corintios 5:15 y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.

Jesús murió para que los que vivamos ya no vivamos para nosotros mismos, sino para que vivamos para él. Si él murió para que nosotros continuemos viviendo la vida del mundo, entonces Jesús murió en vano ¿Está usted viviendo para Cristo?


Romanos 6:6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.

 Sabiendo esto” escribe el apóstol Pablo, “que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con Cristo”. Lo que sucede es que muchos creyentes “no saben” que han muerto y mientras no tengan consciencia de esa muerte son totalmente inútiles en el reino de Dios, porque siguen viviendo sus vidas como si estuviesen vivos.
Eso no significa que no pueden divertirse, que no pueden ver televisión, no significa que todo lo que hagan es pecado como enseñan los legalistas. Lo que significa es que “los propósitos cambian”, ya no viven para cumplir sus propósitos sino para hacer cumplir los propósitos de Dios y es aquí donde viene la siguiente pregunta ¿Estás tratando de cumplir tus propósitos o estás tratando de cumplir con los propósitos de Dios?

1 Corintios 10:31 Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.

Todo lo que comemos o no comemos, todo lo que bebemos o no bebemos, todo lo hacemos o dejamos de hacer, debe ser para la gloria de Dios, no debe ser para nuestra gloria. En otras palabras, debe ser para los propósitos de Dios y no para nuestros propósitos.
Veamos el ejemplo de un borracho. El borracho puede dejar de ser borracho por su salud, pero también puede dejar de ser borracho para servirle al Señor. En el primer caso está dejando de ser borracho para sus propios propósitos, pero en el segundo caso está dejando de ser borracho para los propósitos de Dios.
Entonces,  el primer paso para cumplir con la voluntad de Dios es darle muerte al viejo hombre. Pero no solamente debemos darle muerte, debemos “saber que estamos muertos”, debemos tener consciencia de esa muerte y saber lo que eso significa. Desdichadamente la mayoría de creyentes no “saben” que están muertos o no saben lo que eso significa, para ellos son simples palabras.

Colosenses 3:3 Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.

Hemos muerto en el bautismo y nuestra vida está escondida con Cristo en Dios, lo que eso significa es estamos bajo su protección y el maligno no puede tocarnos al menos que Dios lo autorice.

Romanos 6:11 Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.

Además de morir en el bautismo y saber que estamos muertos, necesitamos “considerarnos” como muertos, es decir, debemos comportarnos como tales ¿Qué hace un muerto? No hace nada, no tiene voluntad.
Lo que sucede es que hay millones de creyentes bautizados que tratan de cumplir la ley porque no se consideran muertos para  la ley (Romanos 7:4).
Suponga que usted mata a una persona, entonces los jueces le van a aplicar la ley con todo su peso, pero si usted se suicida antes que lo capturen, ningún juez lo puede condenar porque usted está muerto y los jueces no juzgan a los muertos. Eso es exactamente lo que sucede cuando morimos en el bautismo, morimos para la ley y la ley no puede acusarnos.
Es lo mismo con respecto al pecado, éste ya no tiene poder sobre nosotros porque hemos muerto para el pecado. Sin embargo, hay millones de creyentes que viven acusados de pecado porque no se consideran muertos al pecado (Romanos 6:2).

Romanos 12:1 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. 12:2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

Una vez que “sabemos” que estamos muertos y nos “consideramos” muertos, lo único que Dios nos pide es que “presentemos nuestros cuerpos” en sacrificio vivo ante su altar.
Eso es lo que se conoce como “consagración” y significa renunciar a nuestras vidas y ponerlas al servicio de Dios.  A eso se refería Jesús cuando dijo que “no debemos salvar nuestras vidas” para salvar nuestras almas.
No debemos conformarnos a este mundo, sino que debemos renovar nuestro entendimiento para darnos cuenta de cuál es la voluntad de Dios para nosotros, cuál su agradable voluntad y cuál su perfecta voluntad. Eso lo sabemos a través de la palabra escrita o a través de la revelación que Dios nos puede dar por medio de la oración.
Cuando decidimos entregar nuestras vidas, es cuando empezamos a comprender esa voluntad agradable y perfecta porque mientras queramos salvar nuestras vidas, entonces hacemos nuestra voluntad y no comprendemos la voluntad de Dios.
La inalterable base para que se nos abra el cielo es una tumba, y una crisis en la que uno ha llegado a su fin de su propia vida egoísta, es la crisis de una experiencia real de identificarse con Cristo en su muerte.

Efesios 5:31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. 5:32 Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia.

Pablo reveló el misterio: Cristo y la iglesia son una sola carne, es decir, son  como un matrimonio. Cuando la mujer se casa, pasa a pertenecer a su esposo, pero también él a ella y todo lo de él es de ella. Si él tiene un automóvil o dos, son de ella. Ella pierde su vida de soltera, pero gana el marido y todo lo que él tiene, ese es el significado de "el que pierde su vida la hallará".
En el pasado, nos hemos equivocado al no explicar a la gente la historia completa de la salvación. Les hemos dicho que todo lo que Jesús tiene pasa a ser de ellos, pero nos hemos olvidado de dejar bien en claro que su vida pasa a ser de Él, si no es así, no hubo casamiento.
¿Perdemos algo? Por el contrario, hemos ganado, no solamente tenemos una vida mejor aquí en la tierra, sino que hemos obtenido la vida eterna ¿Qué es algo más valioso que la vida eterna?
Cualquier sacrificio vale la pena. Y los que le entregan todo a Jesús, han notado que tienen la paz que no la tienen los más ricos de este mundo,

Gálatas 6:14 Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo. 6:15 Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación.

Hemos sido crucificados con Cristo, el viejo hombre está muerto, somos una nueva creación que vive para Cristo ¿Por qué te cuesta tanto darte cuenta de eso?
Jesús dijo que era necesario perder la vida a fin de salvarla. Sin embargo, son muchos los que acuden al Padre procurando salvar sus vidas. Es contradictorio escucharlos orar: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo", pero, enseguida continúan: “Padre, necesito ese empleo, Padre necesito esa casa, Padre necesito ese auto, Padre necesito esto y aquello”. Como vemos, le piden al Padre todo lo que el mundo les ofrece. 
Jesús dijo que buscáramos el reino de Dios y su justicia y nuestras necesidades serían suplidas (Mateo 6:33), sin embargo la mayoría de creyentes buscan las cosas de este mundo, inclusive a través de la oración, y en su ignorancia esperan el favor de Dios.

1 Timoteo 2:3 Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, 2:4 el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.

La voluntad prioritaria de Dios y que lo agrada grandemente, es que todos los hombres sean salvos llegando al conocimiento de la verdad. Lo que eso significa es que nuestras prioridades deben estar dirigidas a ese propósito. Debemos llevar el conocimiento de la verdad a todos los hombres que sea posible, renunciando a otras cosas de la vida que antes eran nuestra prioridad.
Eso no implica que todos tengamos que ser pastores o maestros, lo que implica es que tenemos que hacer uso de cualquier circunstancia para hacer llegar el evangelio a toda criatura posible.
En estos momentos abundan los pastores que solamente hablan de cosas materiales, ofrecen la seca y la meca a cambio de pactos económicos. Tienen los ojos puestos en el reino de este mundo y no en el Reino de Dios. Usted no los oirá hablar sobre morir en esta vida para salvar el alma, ellos no están interesados en que usted salve el alma ni que los hombres lleguen al conocimiento de la verdad.
Estamos en el final de los tiempos, las señales están por todo lado, pero difícilmente usted los escuchará hablar sobre el arrebato o  la gran tribulación.
He escuchado a muchos pastores pedir a los fieles que demuestren su fidelidad a Dios trayendo las llaves y las escrituras de sus casas, departamentos y autos para darlos a la iglesia. Pero esa no es la voluntad de Dios, esa es la voluntad de aquellos pastores que quieren hacerse ricos por medio del evangelio.
El Señor no quiere casas vacías, él quiere casas con gente viviendo en ellas, usándolas como congregaciones, para ganar a los vecinos para Cristo.

Termino preguntándote ¿Has renunciado a tu vida o la sigues viviendo como si aún fueras parte del mundo? ¿Cuántas almas has ganado para Cristo? ¿Has dejado tu trabajo por causa del evangelio? O ¿Has dejado algo o renunciado a algo por causa del evangelio? De no ser así, tu vida cristiana es un engaño y eres un cristiano nominal más. Recuerda, solamente el que pierda su vida salvará el alma. No puedes salvar tu vida y el alma a la vez.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario