jueves, 3 de agosto de 2017

LA SEGURIDAD DE LA SALVACIÓN parte 1

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¿Cómo estar seguros de nuestra salvación? Si tenemos la epistemología correcta. La epistemología, es la ciencia de los fundamentos y los métodos del conocimiento; en otras palabras, ¿Cómo sabemos lo que sabemos?  Preguntémonos por un momento ¿Cuál fue la epistemología de Jesús?

Juan 17:7 Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti; 17:8 porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.

La epistemología de Jesús vino del Padre Celestial, lo que él enseñó lo aprendió del Padre. Y ¿De dónde obtuvieron el conocimiento los apóstoles?

Juan 1:1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. 1:2 Este era en el principio con Dios. 1:3 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. 1:4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

1 Juan 1:1 Lo que ha era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y palparon nuestras manos, tocante  al Verbo de Vida, lo que  hemos tocado con las manos, esto les anunciamos.

La enseñanza de los apóstoles vino del Verbo. El Evangelio de Juan nos habla que en el principio era el Verbo y el verbo es el hijo de Dios. Pero en su primera epístola, el apóstol Juan nos habla de algo tocante al Verbo, era algo que existía con él desde el principio, algo que los apóstoles contemplaron y palparon:

1 Juan 1:2 (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); 1:3 lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. 1:4 Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido.

Los versos 2 y 3 aclaran que eso tocante al Verbo, que ellos vieron, testificaron y anunciaron es la vida eterna, la cual estaba con el Padre, se manifestó y nos fue dada a través del Verbo y es lo que los apóstoles anunciaron para que también nosotros tengamos comunión unos con otros, y con el Padre y con el Hijo.
¿Qué es tener comunión? La palabra comunión viene del latín “Communio” que significa “participación en lo común”. Comunión es cuando varias personas están de acuerdo con algo, por lo tanto participan en común de ese algo. Para entenderlo mejor veamos el siguiente versículo:

2 Corintios 6:14 No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?

Si siendo creyentes nos uniéramos a una persona incrédula, eso traería disolución, porque “no pensaríamos igual” y nunca “estaríamos de acuerdo”.
Con el ejemplo podemos entender que comunión es tener un mismo pensar, es participar de una misma creencia. Cuando Juan dice que tengamos comunión unos con otros y que tengamos también esa comunión con el Padre y con el hijo, lo que nos está diciendo es nuestro pensamiento debe estar de acuerdo con el pensamiento de Dios y el de su hijo Jesucristo.
Solo hay una verdad, la verdad absoluta de Dios, esa verdad fue la que el Padre le comunicó a Jesús, luego Jesús se la comunicó a los apóstoles; a la vez los apóstoles nos la comunicaron a nosotros y nosotros debemos comunicársela a todos los  hombres para que todos los hombres sean salvos (1 Timoteo 2:4-5), porque esa verdad contiene la vida eterna.

1 Juan 1:4 Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido. Dios es luz 1:5 Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.

Al tener conocimiento de la verdad, eso nos da comunión con Dios porque hemos oído y creído a su mensaje,  entonces nos da gozo y lo anunciamos a otros ¿Cuál es el mensaje?
“Que Dios es luz”. En la luz hay cero oscuridad, en Dios no hay oscuridad porque él no tiene comunión con las tinieblas. La luz viene y la oscuridad se va, la presencia de la una elimina la otra, ambas, no pueden ocupar un territorio común. La palabra de Dios es la luz, cualquier otra palabra no es luz sino tinieblas. Ningún falso profeta puede cambiar la verdad que viene de Dios.

1 Juan 1:6 Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;

Si afirmamos que tenemos comunión con él, pero vivimos en tinieblas,  mentimos y no practicamos la verdad. Dicho con otras palabras, si no creemos la verdad de Dios, vivimos en tinieblas y no podemos decir que andamos en comunión con Cristo, porque mentiríamos ya que la única manera de andar en comunión con él es creyendo la verdad de Dios y manteniéndose en esa verdad.

1 Juan 1:7  Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.

Si nos mantenemos en la luz, o sea en la verdad, tenemos comunión unos con otros y la sangre de Jesús nos limpia de todo pecado. Si no nos mantenemos en la verdad la sangre de Jesús no puede limpiar nuestros pecados.  
Tener comunión con Dios no es sinónimo de santidad, tampoco lo es andar en la luz, usted y yo al igual que los apóstoles, tenemos pecado y lo tendremos hasta el día de nuestra muerte. Los apóstoles eran pecadores pero tenían comunión con Dios porque guardaban su palabra  y guardar la palabra Dios no es ser una persona sin pecado, sino mantenerse en la verdad absoluta de Dios, en el modelo de Dios.
Algunos religiosos enseñan que si morimos con algún pecado, no seremos salvos, pero eso es absolutamente falso porque no hay una sola persona que no muera con algún pecado. 

1 Juan 1:8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 1:9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 1:10 Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.

Si nosotros afirmamos que no tenemos pecado, la verdad no esta en nosotros, no tenemos comunión con Dios y andamos en tinieblas porque la verdad absoluta de Dios afirma que todos tenemos pecado y esa verdad no tiene discusión.
El versículo utiliza el verbo tenemos, en un presente eterno, no dice “tuvimos”, porque somos pecadores asiduos y pecaremos mientras estemos en la tierra.
Entonces, o andamos en la luz o andamos en tinieblas. El que anda en la luz afirma que peca, el que anda en tinieblas niega que peca. Conozco un pastor evangélico que dice que tiene 15 años de no pecar. Este pastor es un mentiroso que no anda en la verdad.
Andar es un modelo de vida, una práctica constante; tiene una dirección, una continuidad y un destino. Por ejemplo, si una persona va hacia el sur no va a llegar al norte; si se dirige a una dirección no va a llegar a otra; además va a caminar de manera continua siguiendo esa dirección hasta llegar a su destino.
La acción de caminar lleva en sí misma una separación; por lo tanto, mientras más caminas, más separado estarás de donde estabas al principio. Si tenemos la vida eterna como destino, no podemos llegar a ella tomando la dirección equivocada.
Si afirmamos que no pecamos, no podemos alcanzar la vida eterna, porque no andamos en la luz sino en la oscuridad. No debemos negar que tenemos pecados, sino confesarlos, lo que significa aceptar que los tenemos y eso es un sinónimo de arrepentimiento, entonces la sangre de Jesús cumple su cometido de limpiarnos porque andamos en comunión con él. La persona que no se siente pecador es porque no tiene arrepentimiento en su corazón por las cosas malas que hace.
Si negamos que pecamos, caminamos en la oscuridad y tenemos comunión con Satanás y no con Dios, entonces la sangre de Jesús no tiene ningún efecto en nosotros.
Somos llamados mentirosos, al negar que pecamos, pero si aceptamos que pecamos, entonces andamos en luz, tenemos comunión unos con otros y la sangre de Jesús nos limpia de todo pecado.
Consideremos Lucas 18:9: -“A algunos que, confiando en sí mismos, se creían justos y que despreciaban a los demás...”.
Jesús relata la parábola de dos hombres que subieron al templo a adorar, uno era fariseo y el otro publicano. El fariseo confiaba en sí mismo creyéndose justo, decía no soy como el publicano que es un pecador. Como vemos el fariseo niega que peca, creyendo que anda en luz y en realidad anda en tinieblas y no es justificado.
En cambio, el publicano reconoce que es un pecador, está arrepentido de sus pecados y por ello es justificado.
Nosotros caminamos en la luz usando la moralidad de Dios como modelo,  esto significa que en cada paso que damos vamos a reconocer que estamos bajo su modelo.
Dios quiere que lo aceptemos a Él como nuestro estándar, que midamos cada acción o cada pensamiento de acuerdo a su estándar. Nuestras acciones no van a ser perfectas, pero de acuerdo a nuestro conocimiento y sinceridad estamos tratando de usar su estándar perfecto. Vamos a fallar aquí y allá, pero la sangre de Cristo nos cubre, entonces nuestro pecado no rompe la comunión con Dios porque estamos dentro de la sangre.
Hay un concepto erróneo en muchas sectas religiosas  con respecto a lo que significa la comunión con Dios. Entonces, para esas sectas, cuando pecamos se rompe la comunión con Dios. Están totalmente equivocados, lo que rompe la comunión con Dios no es pecar, sino negar que pecamos.

Hebreos 10:17 Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. 10:18 Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado.

Cuando creemos el evangelio y nos bautizamos recibimos el perdón de pecados para “toda la vida” (Romanos 16:16, Hechos 2:38, Colosenses 2:14, Hechos 22:16), porque Dios prometió no acordarse nunca más de nuestros pecados. Eso es así porque Jesús hizo el pago por todos ellos.
Si creemos que algún pecado nos condena, entonces no andamos en la verdad, y perdemos la comunión con Dios.

Colosenses 2:14 Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz,

Jesus tomó el acta de donde están los pecados de todos los que siguen el modelo divino y se mantienen firmes en él y los clavó en la cruz, los borró con su sangre.
¿Abraham fue pecador? Sí, pero él creía en Dios, y creía que el modelo de Dios no es por obras sino por fe, él estaba bajo la ley de Moisés pero se acogió al modelo divino.
David vivió bajo la ley y él sabía que caminar bajo la fe, quebraba la ley de Moisés. El dijo: “Dichoso aquel a quien se le perdonan sus trasgresiones, a quien se le borran sus pecados. Dichoso aquel a quien el Señor no toma en cuenta su maldad y en cuyo espíritu no hay engaño (Salmos 32:1-2).
Dichoso el hombre que se le han perdonado los pecados y cuando peca, Dios no registra su pecado, eso fue lo que dijo y creyó David viviendo bajo la ley y fue perdonado.
Nosotros somos gente de fe, usamos el estándar de Dios en nuestro caminar, caminamos en la fe de los pasos de Abraham,  caminamos en la fe de los pasos de David; ellos tuvieron muchos pecados; pero fueron perdonados, y fue la sangre de Jesucristo la que limpió el pecado de David y Abraham, y esa misma sangre es la que constantemente nos está limpiando de nuestros pecados.
Así que, el fariseo dice que no hay modelo, el publicano dice sí hay modelo y trata de caminar en él. Si decimos que no tenemos pecado, es porque no entendemos que hay un modelo.
Ahora somos justificados por fe en Jesucristo y el pecado no tiene que ser un hábito en la vida del cristiano.
Dios no está de acuerdo con la persona que  dice que no ha cometido pecado pues crea su propio modelo y no usa el modelo de Dios. Dios dice que la verdad no esta en el que está usando un estándar equivocado.
Cuando confesamos o reconocemos que somos pecadores, cumplimos con el modelo divino, reconocemos la violación de su estándar y pedimos su ayuda.
Hay dos cosas que necesitamos saber de Dios: a) que Dios es fiel y b) que Dios es justo. Estas son dos cualidades de Dios, fidelidad y justicia. Él ha hecho un pacto y lo mantiene, él prometió no acordarse de nuestros pecados y Él no puede mentir, es imposible que mienta, su fidelidad es importante.  
Dios es justo y fiel para perdonar, su fidelidad y justicia vienen a nosotros en el momento de ser perdonados. Estas dos cualidades no están aisladas de Dios, estas son el motivo o factor principal por lo cual Dios nos perdona.
¿Qué significa que Dios es justo? Significa que puedes depender de Él, pues Dios es fiel para mantener sus promesas.

Hebreos 10:23 Mantengamos firme la esperanza que profesamos, porque fiel es el que hizo la promesa.

Dios no sólo es fiel y defendible sino que es confiable. Él es justo, es fiel para perdonar y justo para perdonar y su perdón no viola su justicia ¿Por qué? Por la sangre de Jesucristo. Así que, ¿Cuál es ahora nuestra condición espiritual? Somos justos al igual que Dios es justo.
¿Qué es lo necesitamos entender? Lo que entendimos al momento del bautismo. ¿Cuántos de ustedes se sintieron espiritualmente limpios después que salieron del bautismo? ¿Qué fue lo que limpió su pecado? ¿El agua o la Sangre de Jesucristo? Ahora, ¿cuántos de ustedes se sienten igualmente limpios como el día que salieron del baptisterio? ¿Acaso la sangre de Cristo perdió su poder, al momento de salir del baptisterio?
La sangre de Cristo que te limpió en el momento del bautismo es la misma sangre que te mantiene limpio de pecado  y mantiene tus pecados lejos de ser escritos en el libro de los registros de Dios. Esto es lo que llamamos el Evangelio, las buenas noticias.
El mensaje es claro, podemos sentirnos limpios ahora mismo, al igual que nos sentimos el día que salimos de las aguas del bautismo, porque hay poder en la sangre y es un poder de Redención.
La sangre ha cubierto el pecado, y esto crea en nosotros un sentido de confianza en nuestra salvación. Tú eres justo así como Dios es justo. ¿Cómo puede ser esto? Si yo tengo buena memoria he cometido muchos pecados; pero ahora todos los pecados han sido cubiertos. Entonces, por ello no tengo pecado. ¿Qué tan justo soy? Justo así como lo es Dios.
Ahora, permítanme preguntarles de nuevo, ¿ustedes creen lo que Juan dice? Esta es una pregunta importante, ¿cuántos de ustedes se sienten justos? Usted es justo, pero no le está permitido sentirse justo. Hay quienes sienten que están bien, pero esto no es un problema que es determinado por sentimientos, sino un asunto que se determina por Revelación.
¿Cuál es su Epistemología? Si son los sentimientos no tiene fundamento. El problema comienza cuando la gente decide creer a sus sentimientos en vez de basarse en el  conocimiento de la Palabra de Dios. Nosotros tenemos que dejar que nuestro conocimiento  de la verdad absoluta de Dios determine nuestras emociones.
Si Juan dice que somos justos como Dios es justo, ¿Creemos en ello? Esto es conocimiento, el mismo que debe regir nuestras emociones. ¿Cómo nos sentimos justos o sucios? Generalmente nos sentimos sucios y esto es porque sabemos que volveremos a cometer pecado.
Cuando nuestras emociones dictan los hechos estamos en problemas. Esta es la razón por la que Juan dice que nosotros sabemos estas cosas las cuales son por revelación.
Dios es justo para perdonar. Él no ve la imperfección moral cuando perdona nuestros pecados.

Deuteronomio. 25:1 Si hubiere pleito entre algunos, y acudieren al tribunal para que los jueces los juzguen, éstos absolverán al justo, y condenarán al culpable. 25:2 Y si el delincuente mereciere ser azotado, entonces el juez le hará echar en tierra, y le hará azotar en su presencia; según su delito será el número de azotes.

Vemos que aquí se condena al injusto que cometió la falta. Entonces, si tú y yo cometemos pecados  ¿Por qué no vamos a ser condenados? Porque nuestro pecado fue pagado por Jesucristo en la Cruz, sobre su espalda fue toda nuestra culpa y pagó toda nuestra deuda.
Entonces, nuestro pecado no se fue sin castigo. Jesús tuvo un gran sufrimiento y un gran sacrificio al morir en la cruz, pero su sacrificio máximo fue dejar el cielo para encarnarse en un hombre.
Si yo doy todo lo que soy, mi sacrificio tendría un valor, pero cuando Dios da todo lo que es, su sacrificio es infinitamente superior.
El punto es que Jesucristo dio estas dos medidas, ahora les aseguro que si Dios ha perdonado nuestro pecado, ese pecado no se va a ir sin castigo.
Los versículos 6, 8 y 10 de la primera epístola de Juan,  identifican a aquellos que no tienen comunión con Dios; en cambio, los versículos 7 y 9, identifican a los que tienen comunión con Dios.
Ahora, el hecho de que Dios nos limpia de todo pecado e injusticia, tiene que crear un deseo en nosotros de practicar la justicia, en vez de injusticia. Debemos tener un sentido de agradecimiento a Jesús, debemos tratar diligentemente de no pecar.

1 Juan 2:1 Mis queridos hijos, les escribo estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos ante el Padre a un intercesor, a Jesucristo, el Justo
No estoy escribiendo estas cosas para motivarles a que pequen, estoy escribiendo estas cosas para que no pequen, pues han sido limpiados por la sangre de Cristo
Dios puso nuestro pecado sobre Jesucristo, esta es la  primera mitad de la historia de la salvación, la segunda mitad es que Dios tomó a Jesucristo, quien fue justo y esa justicia la puso en nosotros. Nosotros tenemos Su justicia y Él tiene nuestro pecado.

Gálatas 3:13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero),.

Jesús tuvo la maldición y nosotros la bendición. Esto es la redención, significa ser rescatado por un precio. Espero que lo comprenda y ande en la luz.
La manera de estar seguros de nuestra salvación es porque  andamos en el modelo divino, porque tenemos comunión con Dios creyendo en su Palabra. Si creemos que el pecado nos quita la salvación o creemos que no pecamos, entonces no hemos sido salvos.
¿Cuál es tu epistemología? Tu epistemología debe venir de la Biblia, sabemos lo que sabemos por lo que Jesús enseñó y los apóstoles lo escribieron en la Biblia para que nosotros lo conociéramos. No podemos tener otra epistemología. Cualquier otra enseñanza que contradiga las palabras de Jesús no tiene valor alguno. La seguridad de la salvación está en la fe en la sangre de Jesús, no lo olvides.





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