miércoles, 14 de septiembre de 2016

LA IGLESIA EN LAS CASAS

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Por todo lado encontramos “iglesias evangélicas” pero de iglesias no tienen nada, más bien son “comercios evangélicos” en donde debes comprar hasta los sermones. En esos comercios obligan a los fieles a “pagar diezmos”, a “hacer pactos económicos” y muchas otras cosas que contradicen la palabra de Dios. Las charlas motivacionales han reemplazado la predicación del evangelio. No se enseña sobre el rapto ni sobre las profecías que están por cumplirse. Tampoco se celebra la cena del Señor  y menos se bautiza a nadie.
Si quieres aprender algo, entonces debes pagar un curso  en las Escuelas o Universidades Bíblicas que pertenecen a las mismas iglesias, y de hecho vas a salir mal aprendido, porque lo que enseñan son medias verdades o mentiras disfrazadas de verdad. Todo eso es así, porque “la verdadera iglesia”, que se congregaba en las casas ha desaparecido para darle campo a esos “comercios evangélicos”.

1 Corintios 16:19 Las iglesias de Asia os saludan. Aquila y Priscila, con la iglesia que está en su casa, os saludan mucho en el Señor.

Colosenses 4:15  Saludad a los hermanos que están en Laodicea, y a Ninfas y a la iglesia que está en su casa.

Romanos 16:5  Saludad también a la iglesia de su casa. Saludad a Epeneto, amado mío, que es el primer fruto de Acaya para Cristo.

Filemon 2  y a la amada hermana Apia, y a Arquipo nuestro compañero de milicia, y a la iglesia que está en tu casa:

Como podemos observar en los anteriores pasajes de la Biblia, la iglesia primitiva (y verdadera) se reunía en las casas. Pero, la iglesia dejó las casas para reunirse en edificios que albergan a cientos y a miles de personas, perdiendo el objetivo divino y también su identidad.  

Hechos 2:42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.

La iglesia primitiva le da énfasis a tres cosas: 1) la doctrina de los apóstoles, 2) la comunión unos con otros, 3) en el partimiento del pan y  las oraciones, porque esos tres puntos son el objetivo de la congregación de la iglesia. Pero ese objetivo ha sido cambiado, como lo vamos a analizar a continuación: 

LA DOCTRINA DE LOS APOSTOLES

Ya no se enseña la doctrina de los apóstoles, o sea la palabra de Dios escrita, lo que se enseña es “la doctrina particular de cada pastor”, lo que se enseña es lo que cree el pastor aunque sus creencias no concuerden con la palabra de Dios.
De acuerdo a esas falsas creencias, ya no hay que bautizarse para ser salvo, tal como lo enseñó nuestro Señor Jesús (Marcos 16:16), como lo corroboró Pedro (Hechos 2:38) y como lo confirmó Pablo (Romanos 6:3.5, Colosenses 2:11-12).  Pareciera que los pastores de estas iglesias saben más que Jesús, más que Pedro, más que Pablo y más que el Espíritu Santo.
Si la enseñanza en cuanto a la salvación no es correcta, imagine cómo es el resto de sus enseñanzas. En esos comercios evangélicos la palabra del hombre está por encima de la palabra de Dios, ya la gracia no es gracia, sino que es algo que se puede negociar con Dios mediante una suma de dinero. No hay la menor duda que el diablo disfrazado de ángel de luz  y sus ministros disfrazados de ministros de justicia (2 Corintios 11:14-15) se han apoderados de los púlpitos.  

LA COMUNION UNOS CON OTROS

Ya no se estudia la palabra de Dios en comunión unos con otros, sino que el pastor recita una predica y los demás solamente escuchan, Nadie puede participar con sus opiniones ni contender acerca de la verdad. Y  casi nunca esa predica es una enseñanza bíblica, sino más bien una palabra de motivación.

Hebreos 10:24 Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; 10:25 no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.

El congregarse, además de tener como fin primordial el aprendizaje de la palabra de Dios, tiene como fin secundario estimular el amor, las buenas obras que Dios preparó de antemano (Efesios 2:10), y el exhortarnos  en la palabra, sabiendo que la segunda venida de Cristo se acerca.

Hechos 4:32 Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. 4:33 Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos. 4:34 Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, 4:35 y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad.

Como podemos ver en el anterior pasaje, “no había en la iglesia primitiva ningún necesitado”, ni uno solo. Todo lo que poseían un creyente era de todos. Eran iglesias en las casas en donde todos se conocían y todos sabían la necesidad de los demás. Además de compartir el estudio de la palabra, compartían todo lo que tenían.
Esto no se da en las congregaciones actuales porque hay tanta gente que nadie se conoce, además ningún pastor estimula las buenas obras.
En cuanto a la enseñanza, además de la mala enseñanza en cuanto a la salvación, hay una total contradicción en cuanto a las profecías relacionadas con la venida de Cristo y el rapto de la Iglesia. Hay pastores como Cash Luna que dicen que no hay que perder el tiempo en esas enseñanzas porque no habrá rapto.
La idolatría, la apostasía y el ecumenismo retumban como un eco en casi todas esas denominaciones religiosas, llámense católicas o evangélicas. Lo peor de todo, es que los creyentes caen en el engaño.
Y en cuanto a la exhortación. Nadie se exhorta porque nadie se conoce y no hay tiempo para eso, hay que escuchar el sermón y punto.
Y el pastor tampoco exhorta porque no quiere que se vayan los clientes.  Predican únicamente acerca de lo que las personas quieren escuchar, ya lo dijo el pastor Joel Osteen, “si quieres tener la iglesia llena, habla únicamente lo que quieren escuchar”.
Nadie quiere escuchar que debe vivir para Cristo, nadie quiere escuchar que debe hacer la voluntad de Dios por encima de su voluntad, nadie quiere escuchar que debe negarse a sí mismo, entonces no les hablan dse esas cosas.


EL PARTIMIENTO DEL PAN

1 Corintios 11:23 Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; 11:24 y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. 11:25 Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre;  haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí. 11:26 Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.

La celebración de la cena del Señor no es una opción, es un mandato divino. Al participar en ella recordamos la muerte de Cristo y su resurrección, sucedo que nos da la oportunidad de obtener la vida eterna, Ese recordatorio lo debemos llevar a cabo cada vez que nos congregamos, hasta que él venga.
No debemos nunca dejar de participar de la cena, porque en ella anunciamos el evangelio a aquellos nuevos fieles, y se lo recordamos a los viejos. Además, aprovechamos para celebrar con alegría, que Jesús destruyó por medio de su muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo (Hebreos 2:14)
En esos comercios evangélicos, tal vez celebran la Cena del Señor una vez al año. Quizás piensan ¿Para qué ese recordatorio? ¿Qué importancia tiene?

LAS ORACIONES

Ya no se ora en comunión, tampoco hay testimonios ni peticiones personales.  Nadie sabe las necesidades espirituales ni materiales de los demás. No hay tiempo para esas cosas.

Mateo 18:19 Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. 18:20 Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.

Jesús dijo que para atar y desatar se necesitan dos, nadie puede atar ni desatar de manera individual, ese es un trabajo de la congregación. ¿Si no hay oración en comunión, el atar y desatar no se lleva a cabo, y con ello se le otorga ventaja al enemigo ¿Es eso lo que quieren?
¿Y qué de los bautismos? Enseñan que el bautismo no es un requisito para la salvación, tal y como lo enseñó, sino que es una simple ordenanza, que al igual que la cena del señor se puede  llevar a cabo una vez al año.
Lea usted el libro de los hechos y se dará cuenta  que cuando una persona se convertía, inmediatamente la bautizaban, no le decían asista a un curso para que a fin de año sea bautizado. No eso no era así, el bautismo era inmediata, porque en la iglesia primitiva entendían la importancia del bautismo con respecto a la salvación.
El diablo ha tomado los púlpitos, ya lo dijimos, para enseñar que el bautismo ni es importante, ni es necesario, ni es prioritario. La palabra del hombre contra la palabra de Dios, eso es lo que encontramos en esas denominaciones evangélicas que se hacen llamar iglesias.
Si tu iglesia está en una casa, entonces la llaman “célula”, no la llaman iglesia, porque para los nuevos líderes evangélicos cuando hay pocas personas reunidas, eso no es una congregación, contradiciendo totalmente las palabras de Jesús que dijo: “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:20).
Obviamente que ellos imponen el modelo jerárquico institucional para no perder los ingresos millonarios que reciben por diezmos y ofrendas. Y hacen lo posible para desacreditar a las congregaciones en las casas. Sin embargo, una de las verdades ineludibles que las religiones no quieren admitir es el hecho de que la Iglesia del Señor Jesucristo nació en el aposento alto, que era la casa de varios de los apóstoles (Hechos 1:13).

1 Corintios 12:27  Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular

Todo hijo de Dios debe saber y comprender una gran verdad, que todos los creyentes bautizados somos parte del cuerpo de Cristo, que todos somos la iglesia que se reúne en todo tiempo y todo lugar.
El problema radica en que muchos creyentes confunden iglesia con los edificios religiosos, porque eso es lo que les han metido en sus cabezas.
Si consideramos los motivos que hemos señalado y por la cual, bíblicamente, los cristianos deben congregarse, lamentablemente vemos que las congregaciones en los edificios se han extraviado de los objetivos, para irse detrás de objetivos mundanos,  haciendo de las reuniones un centro de espectáculos y convirtiéndolas en un mercado de indulgencias moderno.

Apocalipsis Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas; 18:5 porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades.

La voz que sale del cielo no nos ordena quedarnos en esas instituciones religiosas, todo lo contrario, nos ordena salir de ellas para no ser parte de sus pecados y para no recibir parte de sus plagas, porque sus pecados han llegado hasta el cielo, Dios se ha acordado de sus maldades y el castigo viene pronto.
A muchos les agrada la institución religiosa con su formato jerárquico, y se aferran fuertemente a ella, hasta que son defraudados o estafados y obviamente la decepción no solo los aleja de la institución sino que también dejan de lado la vida cristiana, con el riesgo de perder su fe y por lo tanto su salvación. Y les agrada su congregación, porque no tienen que vivir para Cristo:

2 Corintios y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.

El propósito por el que Cristo murió y resucitó,  es para que vivamos para él. Lo que eso significa es que nuestros propósitos  deben ocupar un segundo plano para que los propósitos de Dios ocupen el primer lugar, eso lo hemos dicho hasta el cansancio.
Raramente, eso no se enseña en esas denominaciones religiosas. Y los creyentes no sienten esa necesidad de vivir para Cristo porque el 90% de ellos no tienen el Espíritu Santo que es quien nos da sed de Dios.
Han sido engañados que con una pequeña oración “aceptando a Cristo”, van a recibir el Espíritu Santo, pero esa es una mentira del diablo.  Ni reciben el Espíritu Santo ni son lavados de sus pecados a menos que se bauticen (Hechos 2:38, 22:16). Y que se bauticen, eso sí, con ese propósito, no con el propósito de cumplir con una ordenanza.
Es notorio, que la congregación según las Escrituras difiere ampliamente de lo que hoy se ve en todas las religiones evangélicas.
Debemos aprender en primer lugar a diferenciar la “Iglesia” de la “congregación”, porque no son sinónimos, sino que una es consecuencia de la otra.
El vocablo “Iglesia” es un vocablo, que de mala manera, comúnmente es utilizado por la religión para asignarlo a un espacio físico donde se practican reuniones o cultos cristianos.
En el viejo Testamento existían templos, existían religiones, pero no existía la iglesia. El termino iglesia fue usado por primera vez por Jesús en el nuevo Testamento (Mateo 16:18) cuando le dijo a Pedro que edificaría la iglesia y que a él le daría las llaves del reino de los cielos.
Cuando Pedro y los apóstoles recibieron el Espíritu Santo, ese día Pedro predicó por primera vez y se inauguró la iglesia.  No se inauguró ningún edificio, lo que se inauguró fue la iglesia,  y ese día fueron agregadas más de 3.000 personas a la misma (Hechos 2:41). De hecho, esas 3.000 personas también fueron agregadas al reino de los Cielos.  Al creer y bautizarse (Hechos 2:38) fueron trasladas en sentido espiritual del reino de las tinieblas al reino del amado hijo de Dios (Colosenses 1:13).
La Iglesia es el fruto de la predicación del Evangelio en las congregaciones o fuera de ellas.  Muchas personas dicen: “vamos a la casa de Dios” para referirse al lugar de reunión, como si la casa de Dios fuese ese edificio. ¿Qué dice la Biblia?

Hechos 17: 24 El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierrano habita en templos hechos por manos humanas, 25 ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.

Dios no habita en los templos o edificios hechos por los hombres, el habita en el espíritu de cada miembro del cuerpo de Cristo que es la iglesia ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? (1 Corintios 3:16).
La Iglesia es una y las religiones muchas, cada una con sus doctrinas humanas, sus preceptos, sus dogmas, sus declaraciones de fe y sus rudimentos.
Jamás debemos llamar Iglesia a las religiones, jamás diga “iglesia católica” o “iglesia evangélica” o “iglesia mormona” o “iglesia de los testigos de Jehová”, porque eso es una blasfemia.
Los hijos de Dios, los que han nacido de nuevo (Juan 3:3-5) son la Iglesia, no las religiones, no los edificios, no las doctrinas humanas, no la cizaña, no el ecumenismo.



LA EDIFICACION DE LA IGLESIA

1 Corintios 3:9 Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.3:10 Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica.

El apóstol Pablo dice que todos estamos en la obligación de cooperar en la edificación de la iglesia, siendo la iglesia un edificio espiritual (no material).
En un edificio en construcción los albañiles se dedican a edificar ¿Qué  pasaría si los albañiles dejaran de trabajar y se dedicaran a cantar canciones o dedicaran el tiempo a otras cosas?  La construcción se detendría y eso es lo que está sucediendo, la edificación de la iglesia está en suspenso porque no hay albañiles trabajando.
Penosamente los cristianos están tan llenos de preceptos, dogmas y doctrinas religiosas preconcebidas, han perdido los parámetros bíblicos de cómo hacer y conducir una congregación.
Hoy la única diferencia entre la mayoría de los los cristianos y los mundanos, es que los cristianos se reúnen un par de horas los fines de semana, ya sea para conseguir algo de Dios o para según ellos, cumplir con sus responsabilidades en la edificación del cuerpo de Cristo.  Eso es un engaño del diablo.
Extrañamos sobremanera las Iglesias en las casas, aquellas que tenían el mismo sentir. Extrañamos las primeras obras, la sana doctrina, y el alejarse de los ruidos para adorar en Espíritu y en verdad con los hermanos en Cristo.
La Iglesia está dormida, debido a ello tenemos como resultado al núcleo familiar destrozado, familias cristianas particionadas por el divorcio, cristianos sumidos en las actividades del mundo, justificando un esfuerzo humano por sostener una familia y olvidando por completo que si trabajan para Cristo, Dios les suple todas sus necesidades (Mateo 6:33).
Se ve a la juventud cristiana viciada del mundo, del alcohol y de las drogas, eso es lo que deja la religión. Es lo que sucede cuando no tenemos el Espíritu de Dios, porque se ha dejado de lado la enseñanza que se fundamenta en la palabra de Dios.

Apocalipsis 2:4 Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor 2:5 Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.

El Señor nos pide que “volvamos a las primeras obras”, ¿Cuál fueron las primeras obras? “las Iglesias en casas” y el “vivir para Cristo”. La mayoría de los creyentes al igual que los miembros de la iglesia de Efeso son producto del despojo religioso.
Se necesita regresar a las iglesias en las casas, porque  con la participación de todos en el estudio de la palabra de Dios es que podremos ver la verdad, podremos despojarnos de la religiosidad y ser la verdadera iglesia que vive para Cristo.
A pesar de las grandes dificultades y del trabajo y del compromiso que esto significa tenemos que buscar lo mismo que buscaban los primeros cristianos, perseverar en la sana doctrina, perseverar en la oración, “volver al primer amor”, al amor mutuo por suplir la necesidad de los demás, , amar al hermano como a uno mismo, buscar la unidad, la convivencia Espiritual, fortalecer espiritualmente a las familias, enseñarles a despegarse de la religión, enseñarles a que hay un camino que es Cristo.
¿Cómo se hace? Se comienza con la familia, luego se invitan otros familiares, amigos y vecinos. No hay que ir a otras comunidades, cada vecindad debe tener su propia iglesia, si la congregación va más allá de los límites de esa vecindad, eso sería volver a la religión y a lo que no se debe hacer.

Apocalipsis 3:20  He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.

Obviamente no es fácil, se requiere mucho esfuerzo, compromiso, pero una cosa tengo por cierta, que el Señor Jesús responde, si realmente le buscamos.
Dispongámonos en tiempo y en amor, tengamos iniciativa, esforcémonos para atraer miembros a nuestra pequeña iglesia en casa.
Hay mucho que corregir, prácticamente todo, vivimos en un período de  ignorancia en las Escrituras y de una la falta tremenda de oración.  Eso se debe al hecho de que las denominaciones religiosas están dirigidas por hombres que no se conforman a las palabras de Jesús, hombres que no saben nada, envanecidos, corruptos de entendimiento, privados de la verdad, que han tomado el evangelio como fuente de ganancia, apártate de los tales (1 Timoteo 6:3-5) que enseñan la doctrina de la prosperidad para vivir a costa de los fieles.
La orden del Señor es que nos apartemos de los tales, que salgamos de esos edificios de buena apariencia, pero llenos de demonios por dentro, son como sepulcros blanqueados.
Debemos salir de esas denominaciones religiosas, debemos limpiarnos de toda religiosidad y volver a las casas. 
La Iglesia no debe reunirse solo los fines de semana, sino varios días a la semana, en familia, no importa si solamente hay dos o tres reunidos, recordemos que Jesús estará en medio de ellos.
La verdadera Iglesia debe edificarse sobre el fundamento de los apóstoles y de los profetas del antiguo testamento, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo (Efesios 2:20), y no sobre la palabra del hombre y sus falsas profecías. 
Tenemos que volver al inicio, la iglesia tiene que regresar a las casas, ese es el propósito de Embajadas del Reino, y ese es el mensaje que hoy tengo para ti.




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