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Apocalipsis 19:6 Y oí como la voz
de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes
truenos, que decía: Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!
19:7 Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del
Cordero, y su esposa se ha preparado. 19:8 Y a ella se le ha concedido que se
vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las
acciones justas de los santos.
Este pasaje de la Biblia nos
presenta una escena grandiosa. Se escucha la voz de una gran multitud alabando
a Dios porque la cena de las bodas del Cordero está por comenzar. Como en un
cuento de hadas, el esposo (Cristo) “raptó”
a la novia (la iglesia) y se la llevó a su casa para celebrar la cena de bodas.
Apocalipsis 19:9 Y el ángel me
dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del
Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios.
Bienaventurados los que son llamados a la cena
de las bodas del Cordero. Desdichadamente no todos los creyentes son bienaventurados.
Mateo 22:2 El reino de los cielos
es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo; 22:3 y envió a sus
siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas estos no quisieron venir.
22:4 Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí,
he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y
todo está dispuesto; venid a las bodas. 22:5 Mas ellos, sin hacer caso, se
fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios; 22:6 y otros, tomando a los
siervos, los afrentaron y los mataron. 22:7 Al oírlo el rey, se enojó; y
enviando sus ejércitos, destruyo a aquellos homicidas, y quemo su ciudad.
El Señor Jesús dijo que el reino de los cielos, era semejante a un rey
que hizo una fiesta de bodas a su hijo.
El Rey es el Padre celestial, el hijo es Cristo y los primeros invitados son el pueblo judío.
Sin embargo, los judíos no solamente rechazaron la invitación sino que mataron
a los siervos (1 Tesalonicenses 2:15).
Mateo 22:8 Entonces dijo a sus
siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; mas los que fueron convidados
no eran dignos. 22:9 Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las
bodas a cuantos halléis. 22:10 Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron
a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas
de convidados.
Como consecuencia del rechazo de Israel, Dios decidió invitar a los gentiles.
Romanos 9:24 a los cuales también
ha llamado, esto es, a nosotros, no solo de los judíos, sino también de los
gentiles 9:25 Como también en Oseas dice: Llamaré pueblo mío al que no era mi
pueblo, Y a la no amada, amada. 9:26 Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros
no sois pueblo mío, Allí serán llamados hijos del Dios viviente.
La invitación se ha extendido para los gentiles, los que
acepten la invitación, serán llamados hijos de Dios.
Mateo 22:11 Y entro el rey para ver
a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda. 22:12 Y
le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas el
enmudeció. 22:13 Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y
manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de
dientes. 22:14 Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.
Pero a pesar de que todos están invitados, únicamente podrán estar
presentes en la cena de bodas los que lleven el vestido de boda para no ser echados fuera. Ese traje
de boda es de lino fino y está
confeccionado con las
acciones justas de los santos (Apocalipsis 19:8). ¿En qué consisten esas acciones? Lo
veremos más adelante. Por el momento concentrémonos en la boda:
LA BODA Y SUS ETAPAS
En la época de Jesús, la costumbre respecto a las bodas
constaba de tres etapas: La primera etapa consistía en hacer un contrato de
matrimonio que era firmado por los padres de los novios. Este era el periodo de los
esponsales o de compromiso.
La segunda etapa ocurría un año después, cuando el novio en
un desfile, acompañado por sus invitados, iba a la casa de la novia a media
noche. La novia debía tener la lámpara encendida y unirse al desfile que terminaba en una cena en la casa del
novio. Si no estaba preparada, eso se consideraba un desaire y la novia podía ser
desechada. La tercera fase, era la
boda misma.
LA PRIMERA FASE
Las mismas etapas se dan en la relación
entre Cristo y la iglesia. Cuando
creemos y nos bautizamos (Marcos 16:16), nos comprometemos con Cristo.
LA SEGUNDA FASE
La segunda fase es la cena de las bodas del
Cordero. Es un evento futuro y es el que se
describe en Apocalipsis 19. Esta cena ocurrirá durante la gran
tribulación, poco antes del milenio. Mientras en la tierra se sufre, los escogidos
irán a la casa del novio en el cielo a celebrar la cena de las bodas del
Cordero.
La tercera fase es la boda misma. También es un
evento futuro, cuando la novia que es iglesia se
complete. Esto sucederá después del gobierno milenario de
Cristo.
El PERIODO ACTUAL
En estos momentos la novia, se encuentra en una
fase de preparación y espera.
Mateo 25:1 Entonces el reino de
los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a
recibir al esposo. 25:2 Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. 25:3
Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; 25:4 mas las
prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. 25:5 Y
tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. 25:6 Y a la medianoche
se oyó un clamor: Aquí viene el esposo; salid a recibirle! 25:7 Entonces todas
aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. 25:8 Y las
insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras
lámparas se apagan. 25:9 Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no
nos falte a nosotras y a vosotras, id mas bien a los que venden, y comprad para
vosotras mismas. 25:10 Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y
las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta.
25:11 Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: Señor, Señor,
ábrenos! 25:12 Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os
conozco. 25:13 Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo
del Hombre ha de venir.
Las diez vírgenes, representan a todos los creyentes que se han comprometido con Cristo. El 50% serán prudentes y estarán preparados.
El otro cincuenta por ciento lo componen las insensatos.
Mateo 24:40 Entonces estarán dos en el campo; el
uno será tomado, y el otro será dejado. 24:41 Dos mujeres estarán moliendo en
un molino; la una será tomada, y la otra será dejada. 24:42 Velad, pues, porque
no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.
Jesús vendrá por los “llamados”, pero
los que tengan la lámpara sin aceite, “no serán escogidos”. Uno será tomado,
el otro será dejado. Hay una relación directa entre las lámparas y el vestido
de boda. Únicamente el que tenga la lámpara encendida será
vestido con el vestido de bodas. De eso hablaremos más adelante.
Éxodo 27:20-21 Y mandaras a los
hijos de Israel que te traigan aceite puro de olivas machacadas, para el
alumbrado, para hacer arder continuamente las lámparas. En el tabernáculo de
reunión, afuera del velo que está delante del testimonio, las pondrá en orden
Aarón y sus hijos para que ardan delante de Jehová, desde la tarde hasta la
mañana, como estatuto perpetuo de los hijos de Israel por sus generaciones.
Dios ordenó a Moisés, que la lámpara del tabernáculo de reunión, ardiera
constantemente como estatuto perpetuo. La lámpara no se debía apagar nunca,
bajo ninguna circunstancia. Y entre las lámparas y el lugar santísimo había un velo.
La lámpara debía estar encendida, para que cuando el velo se rompiera, se pudiese ver claramente el camino al lugar santísimo
(testimonio). El aceite que mantiene la lámpara encendida
simboliza al Espíritu
Santo y su palabra.
Lucas 23:45 Y el sol se
oscureció, y el velo del templo se rasgó
por la mitad.
Hebreos 10:19 Así que, hermanos,
teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de
Jesucristo, 10:20 por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del
velo, esto es, de su carne.
Lo que impedía la entrada al lugar Santísimo era el velo. Cuando Jesús murió, el velo, que simbolizaba su carne, se rompió, dándonos
libre acceso al lugar Santísimo, en
donde se encuentra el Padre.
2 Corintios 3:14 Pero el
entendimiento de ellos se emboto; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo
pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado.
3:15 Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo esta puesto
sobre el corazón de ellos.
El camino al lugar Santísimo está abierto; sin embargo los judíos y
muchos que no son judíos, no pueden ver
el camino hacia el lugar santísimo, porque tienen la lámpara sin aceite, lo que significa que tienen el entendimiento
embotado, en otras palabras, tienen
ojos pero no pueden ver.
2 Corintios 4:3 Pero si nuestro evangelio
está aún encubierto, entre los que se pierden esta encubierto; 4:4 en los
cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que
no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la
imagen de Dios.
El evangelio esta encubierto entre los que se pierden porque el diablo
les tiene cegado el entendimiento. El
diablo los mantiene a oscuras. Para ello, hace uso de las religiones, las cuales
enseñan un evangelio adulterado (Gálatas 1:7).
Aunque el velo del tabernáculo fue quitado, hay en ellos un velo
que no les deja ver el camino hacia al lugar santísimo. Ese velo será quitado, cuando
resplandezca
en ellos la verdadera luz del evangelio.
Los creyentes salvos son los encargados de cargar las lámparas encendidas para alumbrar a
muchos y que estos puedan ver el camino al lugar santísimo. Ellos
cargan la lámpara y el Espíritu Santo, es el aceite que da la luz.
En 1 Samuel 4:2-11 se relata que los
filisteos invadieron Israel. Cuatro mil hombres habían muerto; entonces los
judíos recordaron que cuando llevaban el Arca a la batalla ganaban, así que la
mandaron traer, pero siempre perdieron la batalla, porque la lámpara
se había apagado.
En 1 Samuel 3:1 se dan las razones
por las cuales la lámpara de Dios se apagó: 1) “la palabra de Jehová escaseaba”, 2) No había visión y 3) menospreciaban las
ofrendas (1 Samuel 2:17).
Desgraciadamente, esa es una realidad actual. En la mayoría de las
iglesias hay escases de la palabra de Dios. Por
eso hay personas que tienen años de ir a una iglesia
cristiana y sin embargo siguen con el velo, no les ha resplandecido el evangelio de salvación. Han escuchado por años la palabra del hombre
pero nunca la palabra de Dios.
Tampoco
hay visión de parte de Dios,
sino falsa
profecía. Y nadie toma en serio las ofrendas. El enemigo esta ganado la batalla.
JESUS ES LA LUZ
Juan 8:12 Otra vez Jesus les hablo, diciendo: Yo soy la luz del mundo;
el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
Jesus es el
velo que se rompió para que se abriera el camino al lugar santísimo,
y es también la luz que se encendió, para
alumbrar ese camino. Desde
entonces, los creyentes debemos mantener las lámparas encendidas
hasta que él venga nuevamente. No podemos permitir
que las lámparas se apaguen.
1 Pedro 2:9 Mas vosotros sois
linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para
que anunciéis las virtudes de aquel que os llamo de las tinieblas a su luz
admirable;
Hemos
sido llamados, para que anunciemos a aquel que nos llamó, no para que estemos descansado en un sillón.
Muchos dicen ser linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pero no se
comportan como tales pues mantienen
la lámpara sin aceite.
Si queremos estar en la cena de las bodas, debemos andar con las lámparas
encendidas, llevando el
evangelio a toda criatura, como fue ordenado (Marcos
16:15, 1 Timoteo 2:3-4).
Romanos 10:13 porque todo aquel
que invocare el nombre del Señor, será salvo.
10:14 ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo
creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les
predique?
Las personas necesitan invocar al Señor para ser salvos, pero ¿cómo lo
harán sino les llevamos el mensaje de salvación? ¿Cómo se
van a salvar si nuestras lámparas están apagadas y ellos no pueden ver el
camino al lugar santísimo? La luz de una lámpara
solo puede brillar mientras ésta permanezca encendida. El
evangelio se detendrá cuando
la lámpara se apague.
1 Corintios 3:9 Porque nosotros
somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de
Dios. 3:10 Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito
arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire como
sobreedifica. 3:11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está
puesto, el cual es Jesucristo. 3:12 Y si sobre este fundamento alguno edificare
oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, 3:13 la obra de cada
uno se hará manifiesta; porque el día la declarara, pues por el fuego será
revelada; y la obra de cada uno cual sea, el fuego la probara. 3:14 Si
permaneciere la obra de alguno que sobreedifico, recibirá recompensa. 3:15 Si
la obra de alguno se quemare, el sufrirá perdida, si bien el mismo será salvo,
aunque así como por fuego.
La escritura dice que somos labranza de Dios, colaboradores de Dios y
cada uno debe colaborar en la edificación de la iglesia, según el porcentaje de
gracia que haya recibido. Hay tres tipos de creyentes: 1) los que sobreedifican con
oro,
plata y piedras preciosas,
materiales que el fuego no consume y
que representan la verdad absoluta de la palabra de Dios. El que edifique de
esta manera producirá fruto y verá su obra levantarse.
2) otros sobreedifican con materiales que se
queman como el heno, la hojarasca y la madera.
Esos materiales son la palabra del
hombre que sustituye la palabra de Dios. Las personas
que escuchan la palabra del hombre no alcanzarán la salvación y la obra se quemará.
El que edifique correctamente estará presente en la cena de las bodas del Cordero. El
que edifique incorrectamente no estará presente en la cena de las bodas del
Cordero.
3) Los que
no sobreedifican es el grupo mayoritario. Estos son los que tienen la lámpara
sin aceite, y tampoco estarán en la cena de las bodas del Cordero.
Cristo vendrá por su novia (la iglesia) para llevarla a la cena de bodas
(1 Tesalonicenses 4:16-17. La novia
está compuesta por todos los que comprometidos con Cristo. Pero de éstos, solo
irán a la cena de bodas los que tengan las lámparas encendidas.
Apocalipsis 3:3 Acuérdate, pues,
de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas,
vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti… 3:5 El que
venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro
de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus
ángeles.
Jesus dice que nos acordemos de lo que hemos recibido. Que si no velamos
y tenemos las lámparas apagadas, no nos
daremos cuenta de su venida. Y
agrega, que únicamente el que venciere,
se ganara el derecho de ser vestido con las vestiduras blancas de las bodas.
Si todos nos fuésemos en el arrebato, no estaría esta advertencia. Aquí vemos
claramente la relación de la cual
hablamos antes entre las lámparas y los trajes de boda. Se dice que únicamente el que tenga la lámpara encendida será vestido con vestiduras blancas. Incluso,
Jesús amenaza con borrar del libro de la vida, los nombres de los que no tengan
las lámparas encendidas. Lo que quiere decir que muchos no irán a la cena y que otros muchos tampoco
irán a la boda. Esto es algo serio.
Decía Apocalipsis 19:8 que el vestido de lino fino que se
usa en la cena de las bodas del Cordero simbolizan las acciones justas de los
santos. Que sean acciones, nos hablan de actividad, nos hablan de hacer algo, no de permanecer inactivos.
2 Corintios 5:19 que Dios estaba
en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres
sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. 5:20 Así
que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de
nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.
Dios nos encargó la palabra de reconciliación, somos embajadores en
nombre de Cristo y debemos salir con las lámparas encendidas para alumbrar a
muchos. Esas son las acciones justas de
los santos.
Son “justas”, porque a través
de ellas, las personas podrán ser “justificados
de sus pecados” y alcanzar la salvación. Yo puedo hacer muchas obras de
misericordia, pero con esas obras las personas no son justificadas. Pero si les
llevo la palabra de Dios, sí lo serán. Esas son las verdaderas acciones justas de los
santos.
La Biblia nos habla de dos vestiduras blancas.
Cuando creemos y nos bautizamos, somos revestidos de Cristo. Ese es un
vestido de lana que
simboliza
nuestra salvación.
El vestido
de lana indica que viene de Cristo. Jesús
es la oveja que fue trasquilada para nuestra salvación (Isaías 53:7). Ese
vestido simboliza la gracia. Es lo que
Cristo hace por nosotros. Todos los creyentes bautizados han sido
vestidos con el vestido
de lana.
El otro
vestido no es de lana sino de lino fino y simboliza el fruto del creyente. Es lo que el creyente hace por Cristo.
Ese vestido no lo gana Cristo para ti, sino que tú tienes que ganarlo y tiene como
accesorio una
corona.
Salmo 45:13 Toda gloriosa es la hija del rey en su morada; De brocado de
oro es su vestido. 45:14 Con vestidos bordados será llevada al rey
En el salmo 45 se mencionan los dos vestidos. En el verso 13 se dice que
la hija del Rey tiene un vestido con brocado de oro. El oro simboliza a Jesús. Todos los
hijos de Dios llevamos
puestos el vestido de lana con brocado de oro. El verso 14 nos habla de otro vestido,
del que hay que ponerse para ser llevado ante el Rey. Este vestido es
bordado punto a punto.
Cada persona que llevamos a Cristo es un
punto de bordado en el vestido. No
todos los creyentes bautizados se pondrán ese vestido sino únicamente los que
participen en las
acciones justas de los santos.
Efesios 2:8 Porque por gracia
sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 2:9
no por obras, para que nadie se gloríe. 2:10 Porque somos hechura suya, creados
en Cristo Jesus para buenas obras, las cuales Dios preparo de antemano para que
anduviésemos en ellas.
Por gracia somos salvos, por medio de la fe, no por obras. Eso dicen los
versos 8 y 9 de Efesios. Nadie será justificado por sus obras.
El vestido de lana, con brocado de oro, es que recibimos por gracia, sin obras
de justicia. Pero el verso 10 menciona otro tipo de obras, las cuales Dios preparo de antemano
para que andemos en ellas. Estas son las acciones justas de los santos. Son las obras
que hacemos como embajadores del reino de Dios. Es el vestido de lino
fino.
Podemos concluir que todos los
creyentes bautizados portamos el vestido de lana, que nos garantiza que
no iremos al infierno.
Pero, el vestido de lino fino, el que garantiza que serán arrebatados y participarán
en la cena de las bodas del Cordero, lo portarán únicamente aquellos que han
ido bordando con sus acciones justas.
Los demás, aunque salvos, serán
pasados por fuego y se quedarán a la gran tribulación.
Unos, han velado y velarán hasta que el esposo venga. Mantendrán la lámpara
encendida. Otros, dormirán, dejarán que la lámpara se quede sin aceite y no estarán
preparados para la venida del Señor. Ese será el lloro y
crujir de dientes....
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