martes, 7 de junio de 2016

LA PUERTA AL DIABLO

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Una vez que nos convertimos en hijos de Dios, gozamos de una protección  especial y el diablo no puede tocarnos. Dios sella nuestra casa con candados. Sin embargo, en innumerables ocasiones vivimos situaciones angustiosas, una tras otra; pareciera que el diablo  está metido en nuestra casa. Nos preguntamos ¿Qué está pasando? Lo cierto es que hay una puerta invisible, que por descuido la podríamos dejar abierta o mal cerrada. Si eso sucede,  Satanás y sus séquitos podrían entrar para robar, matar y destruir (Juan 10:10).  
Desafortunadamente, la mayoría de los creyentes, ignoran la existencia de esa puerta, por tal razón no la cierran, o la dejan entreabierta; y allá afuera, el ladrón se mueve sigilosamente en espera de su oportunidad.

1 Pedro 5:8 El diablo,  como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar

La palabra de Dios dice que el diablo, como león rugiente, anda alrededor,  asechando, buscando una puerta mal cerrada para hacerte daño y muchos de nosotros dejamos las llaves pegadas en el llavín para que el diablo entre sin problema.  Veamos algunas de esas llaves:

LA FALTA DE PERDON

La ofensa es una de las  estrategias de Satanás, para que te descuides y dejes las llaves pegadas en el llavín. Aunque una persona no haya hecho nada para merecer una ofensa, aun así,  si no perdona a su ofensor, es como dejar la puerta entreabierta al diablo, o dejarle las llaves en el llavín o en la alfombra, para que ingrese sin problema.

Efesios 4:26 Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, 4:27 ni deis lugar al diablo.

Si no perdonamos, le damos lugar al diablo, para que ingrese a efectuar su obra de destrucción. La falta de perdón es la llave que usará, para ingresar tranquilamente.
Mateo 6:14 Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; 6:15 mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensa

Si no perdonas, Dios no te perdona y si Dios no te perdona, estás en manos del diablo, el cual entrará a tu casa, invitará a sus demonios y se robará tu salud, tus bienes y hasta tu vida.

Mateo 5:23 Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, 5:24 deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.

Si traes tu ofrenda, pero no te has reconciliado con aquel que tiene algo contra ti, tu ofrenda será rechazada y tu oración no será escuchada. Si no nos reconciliamos, estamos dejando la puerta entreabierta para que Satanás penetre fácilmente.

EL TEMOR

Otra de las maneras de dejar la puerta mal cerrada es a través del temor. El temor intimida y paraliza a los creyentes, haciendo que la fe se cancele o se ponga en pausa. En la Biblia encontramos más de 360 veces la expresión: “No temas” o “No tengas temor”, porque el temor es llave que le abre la puerta al diablo para que nos robe la libertad.

2 Timoteo 1:7 Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.

Dios no nos ha dado espíritu de cobardía; ese espíritu viene del diablo. El diablo ataca nuestra mente con el espíritu de temor y cuando tenemos temor le abrimos la puerta.  Cuando el temor invade la vida del creyente, le quita el poder y lo lleva a una vida inútil; la persona se convierte en cobarde y se deja destruir por cualquier problema o dificultad.  Hay personas que tienen temor al fracaso y no emprenden un negocio por temor a perder su inversión.

Job 31:34 Porque tuve temor de la gran multitud, Y el menosprecio de las familias me atemorizó, Y callé, y no salí de mi puerta

El temor puede hacer que una persona sea incapaz de enfrentar la vida. Hay personas que pierden su trabajo, sus bienes o su posición social, y por temor al menosprecio o el hazme reír de los demás, se suicidan o se encierran en sus casas. Algunos terminan en un asilo de enfermos mentales o pierden su vida por un paro cardiaco ocasionado por el estrés.

Job 3:25 Porque el temor que me espantaba me ha venido, Y me ha acontecido lo que yo temía. 3:26 No he tenido paz, no me aseguré, ni estuve reposado; No obstante, me vino turbación.

El temor de Job le abrió la puerta al diablo, y lo que temía, le sucedió.  Si confiesas el temor, terminas haciéndolo realidad. Confiesas: “Tengo miedo de perder el trabajo” y lo terminas perdiendo. Confiesas: “temo que mi esposa me traicione” y terminas traicionado.
Está escrito: Lo que confieses con tu boca, será hecho (Marcos 11:23).  El temor es la llave que le abre la puerta al diablo para que ejecute lo que tú temes.

LA DESOBEDIENCIA

Usted tiene una casa con puertas de doble cerradura. Afuera, hay un acosador peligroso, invisible, que está esperando que dejes una puerta abierta para escurrirse adentro y sorprenderte. Él desea saquear sus posesiones y mutilar a los que usted ama. Quizás hasta asesine a alguien. Sabiendo esto, ¿Olvidaría usted pasarle los seguros al cerrojo de tu puerta? Por supuesto que no, pero, lo absurdo es que la mayoría de los hijos de Dios hacen exactamente eso, a través de la rebelión.  
Lucero, era la mano derecha de Dios, era el ángel más bello y perfecto de la creación. Por su rebelión lo perdió todo y fue convertido en un espanto (Ezequiel 28:14-19). Y Lucero quiere que te suceda lo mismo.  Así, que usa la llave de la rebelión para ingresar y acabar contigo, esa es su llave maestra.
Es posible que al llegar a este punto, estés diciendo: “eso no es conmigo”. Espérate, que sin darte cuenta, nadas diariamente en las aguas de la rebelión, ya que la rebelión no es otra cosa que la desobediencia a Dios. Satanás te engaña sutilmente, para que te rebeles y seas desobediente. Te voy a hacer algunas preguntas y espero que las contestes con sinceridad: 1) ¿te congregas debidamente?  2) ¿Ofrendas alegremente? 3) ¿Oras por la  salvación de los demás? 4) ¿Buscas el reino de Dios diariamente? 5) ¿Cooperas en la edificación del cuerpo de Cristo?  6) ¿Amas a los enemigos?  7)  ¿Perdonas hasta 70 veces siete? 8) ¿Tomas la cruz diariamente y vives para Cristo, 9) ¿Te conformas con sustento y abrigo?  
De esas preguntas, ¿Cuántas contestaste “no”? Con un solo no, ya eres rebelde y desobediente, razón suficiente para que le abras la puerta al diablo.

2 Corintios 11:2 Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo. 11:3 Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo.

En este pasaje, el apóstol Pablo nos dice que el diablo usa con nosotros la misma estrategia de engaño que usó con Eva, así que veamos cuál fue esa estrategia.

Génesis 2:16 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; 2:17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.

A Adán y Eva no les faltaba nada, todo lo tenían en abundancia y  Dios no les dio diez mandamientos ni muchos mandatos que cumplir.  Solamente les dio una prohibición: no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal para ver si eran capaces de obedecer.

Génesis 3: 4 Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 3:5 sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.

Apareció la serpiente antigua que se llama diablo y Satanás y le dijo que no moriría, sino que sería igual a Dios. Eva se puso a razonar. ¿Tendrá razón la serpiente? ¿Será que Dios no quiere que seamos como él? ¿Qué otras cosas estará Dios ocultando? Esa es la gran estrategia del diablo, ponernos a razonar contra Dios. Entonces Eva miró al árbol, pero esta vez, desde otra perspectiva.

Génesis Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.

La mujer no vio lo negativo del árbol, sino lo positivo,  vio que el fruto era bueno para comer, que era agradable a los ojos y que era codiciable para  alcanzar sabiduría. Eva creyó que Dios mentía o escondía algo, tal y como se lo hizo ver el diablo, entonces no quedaba ninguna razón para obedecerle. Por ello,  comió el fruto prohibido y le dio también a su marido.
Este acto de desobediencia produjo destrucción, pecado y enfermedad, una lista que se ha multiplicado y empeorado hasta nuestros días. La rebelión de Adán y Eva le abrieron la puerta al dominio y a la destrucción de Satanás.
Hoy en día, Satanás sigue usando esa misma estrategia. Hoy te dice: “¿para qué te vas a congregar, eso es para los fanáticos religiosos”; ¿Para qué ofrendas, para que se haga rico el pastor?; ¿Por qué te vas a conformar con sustento y abrigo, si puedes enriquecerte y darte una buena vida?; “disfruta tu tiempo, vive tu vida, no pierdas el tiempo en las cosas de Dios, recuerda que la vida es corta”;  “Sobre qué vas a perdonar a ese que habla tan mal de ti, demándalo por injurias y difamación”; “Por qué oras por ese, si ese no quiere que ores por él, está feliz con su vida?”.
El diablo te cambia la perspectiva, para que no veas lo malo de las cosas del mundo sino lo bueno. Dios dice: “no hagas yugo desigual con esa incrédula”, pero Satanás te dice: “mira que linda, mira que simpática, no la dejes ir”.
Dios nos dice que debemos adquirir conocimiento en la palabra de Dios, Satanás te dice que debes adquirir conocimiento de los hombres. Siempre está cambiándonos la manera de ver las cosas.  Dios dice que sigamos sus propósitos, el diablo dice que sigamos los nuestros, esa siempre será su estrategia.

Filipenses 2:5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 2:6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 2:7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;  2:8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz 2:9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,

El apóstol Pablo nos  manda a ser obedientes como Jesús, él no estimó el ser igual a Dios, como algo a lo que había que aferrarse, por el contrario, renunció a su divinidad, se hizo hombre y se humilló  así mismo, haciéndose obediente hasta la muerte.
¿Cómo es que aprendemos a obedecer? De la misma manera que lo hizo Jesús, a través de la cruz.  Jesús fue obediente hasta la muerte. Este tipo de obediencia y sumisión bloqueó todas las incursiones del enemigo a su vida. Satanás no tenía acceso o entrada, la puerta permaneció cerrada y Jesús recibió luego su recompensa.

Mateo 16:24 si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame

Satanás nos hace ver la cruz como una vida de sufrimiento, como una negación de todo lo que produce gozo y felicidad. Pero eso no es lo que significa la cruz.  Lo que la cruz significa se resume en una palabra: obediencia.

Mateo 26:39 Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.

Jesús no quería tomar la cruz, pero no hizo lo que él quería sino lo que Dios quería. Dios no te pide nada que te haga daño ni nada que no puedas hacer.  Usted puede vivir una vida de gozo y felicidad y estar en obediencia a Dios. Podemos resumir que la cruz solamente es la muerte a nuestras propias agendas, a nuestras propias prioridades, no es otra cosa.
Existen dos principios bíblicos inmutables: 1) la obediencia, que  mantiene la puerta cerrada y o 2) la desobediencia, que abre las puertas de par en par al diablo.
Estos principios son fáciles de aceptar aunque difíciles de vivir, sobre todo en el cristianismo acomodadizo en el que vivimos. Debemos entender que con Dios no hay términos medios, o le obedecemos o le desobedecemos.

1 Samuel 15:3 Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos.

Dios le ordenó a Saúl que destruyera a los amalecitas, que acabara con todos sus bienes y con toda vida humana o animal. Pero Satanás usó su estrategia para con él, lo tentó a dejarse parte del botín.

1 Samuel 5:9 Y Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas y del ganado mayor, de los animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno, y no lo quisieron destruir; mas todo lo que era vil y despreciable destruyeron.

Saúl perdonó a su  Agag, Rey de los amalecitas, y a lo mejor de los animales. Al presentarse con lo mejor del ganado y con el rey de los Amalecitas como parte del botín, Saúl se enalteció, para que lo señalaran como un héroe. Su vanidad por encima de la orden divina.

1 Samuel 15:13 Vino, pues, Samuel a Saúl, y Saúl le dijo: Bendito seas tú de Jehová; yo he cumplido la palabra de Jehová. 15:14 Samuel entonces dijo: ¿Pues qué balido de ovejas y bramido de vacas es este que yo oigo con mis oídos? 15:15 Y Saúl respondió: De Amalec los han traído; porque el pueblo perdonó lo mejor de las ovejas y de las vacas, para sacrificarlas a Jehová tu Dios, pero lo demás lo destruimos.

Dios envió al profeta Samuel, para decirle que había sido desechado como Rey porque había desobedecido el mandato de Dios. Cuando Saúl vio a Samuel, le dijo que “había cumplido la palabra de Jehová”, lo que no era cierto, por eso el profeta le respondió: “¿Pues qué balido de ovejas y bramido de vacas es este que yo oigo con mis oídos?"
Saúl se sacudió y culpó al pueblo, dijo que el pueblo perdonó lo mejor del ganado para sacrificarlo a Dios. Esa es la modalidad de rebelión más común, la que va acompañada de una excusa conveniente.
Eso lo vemos en nuestros días, por ejemplo, en la cena del Señor, algunos cambian el  vino por “Fanta uva”  o cambian el pan sin levadura por una tortirica, y buscan una excusa.  Otro ejemplo es que Dios no permite que la mujer  tenga un ministerio de enseñanza (1 Timoteo 2:12), sin embargo, en miles de  iglesias, permiten mujeres “maestras”, “mujeres pastoras” y hasta “mujeres evangelistas”. Su excusa es: “estamos en otros tiempos” o “los judíos eran machistas, pero nosotros no lo somos”. Y las puertas se abren para que el diablo pase adelante.

1 Samuel 15:23 Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey.

Para Dios, la rebelión es como la idolatría,  porque le creemos a Satanás y no a él, tal y como lo hizo Eva, le damos el lugar de Dios al diablo.
La desobediencia es también es como la adivinación, porque el propósito de la adivinación es controlar circunstancias, situaciones y personas. Un adivino le dice al consultante, lo que va a ser de su futuro y de esa manera lo controla. De esta manera, el consultante le da derechos legales al diablo para que actúe, éste hará lo imposible para que lo que el adivino dijo, se cumpla. Y el querer tomar el control del futuro es quitar a Dios de su trono para poner a Satanás en su lugar.
Al desobedecer, le abrimos la puerta al diablo y le damos derechos legales para que haga lo que quiera con nosotros. Como en la adivinación, el desobediente termina controlado por el diablo.
Tome en cuenta que la escritura dice que como el pecado de idolatría es la obstinación. El obstinado es el desobediente que hace lo las cosas como él quiere y no como Dios quiere, su pecado de desobediencia es como el pecado de idolatría porque se pone por encima de Dios y se convierte en su propio Dios. Si yo no obedezco a Dios ¿A quién obedezco? Me obedezco a mí mismo convirtiéndome en mi propio Dios u obedezco al diablo y lo convierto en mi dios. Eso es idolatría.
Cuando somos desobedientes, le decimos a Dios, que sabemos más que él. Qué tonto es pensar que podemos ser más sabios que Aquel que se sienta sobre el trono de la gloria.
Cuando Moisés llevó a los hijos de Israel a través del desierto, después de cuarenta años de vagar,  llegaron a un lugar llamado Kadesh, donde la gente se quejó de la falta de agua. Esa no fue la primera vez que se quedaban sin agua, cuarenta años antes, en Refidim, había sucedido lo mismo. En aquella ocasión  Dios le dijo a Moisés  que golpeara una roca para que saliera agua de ella, como en efecto sucedió (Éxodo 17:6). Esta vez, en Kadesh, Dios instruyó a Moisés de manera diferente:

Números 20:8 Toma la vara, y reúne la congregación, tú y Aarón tu hermano, y hablad a la peña a vista de ellos; y ella dará su agua, y les sacarás aguas de la peña, y darás de beber a la congregación y a sus bestias.

Dios le dijo a Moisés que le hablara a la roca para que diera agua. Pero en vez de hablarle a la roca,  Moisés la golpeó, hizo como le dio la gana y no como Dios le había ordenado.

Números 20:12 Y Jehová dijo a Moisés y a Aarón: Por cuanto no creísteis en mí, para santificarme delante de los hijos de Israel, por tanto, no meteréis esta congregación en la tierra que les he dado.

Este acto de desobediencia le costó a Moisés la entrada a la Tierra Prometida. Dios le dijo “Porque no creíste en mi”.  ¿Por qué Dios le dijo eso? Porque la desobediencia significa que no creemos en Dios. Moisés no creyó que si le hablaba a la peña, esta daría agua, pero si creía que la daría si la golpeaba, como había sucedido en Refidim.
Con su actuación, no santificó a Dios, se santificó a sí mismo, dio a entender que el agua no salió por obra de Dios sino por obra de él mismo. Moisés se dejó tentar por el diablo, se rebeló y al igual que Saúl, fue desechado. No solamente fue desechado, sino que Dios le ordenó subir al monte a morir.  Durante 40 años había soñado con la tierra prometida, y en un instante de rebelión, su sueño se perdió. Si Dios no pasó por alto la desobediencia de Moisés, ¿por qué crees que lo va a hacer contigo?

RESUMEN

Hay una puerta invisible, no la vemos pero allí está. Es la puerta que comunica con el infierno. Esa puerta está cerrada, pero se puede abrir ante la falta de perdón y ante el temor. Esas son llaves que dejas en la alfombra para que el diablo penetre. Además, hay una llave especial, es la llave que abre todas las puertas, esa llave es la desobediencia.
La desobediencia a la palabra de Dios, abre las puertas para que el diablo nos dañe inmisericordemente. Dios lo va a permitir porque es lo que queremos. Si desobedeces, te conviertes en adivino, en idólatra y en tu propio dios. Satanás usará su estrategia, que consiste en que razonemos nuestra desobediencia, no te dejes engañar y obedece al único Dios verdadero.

Hechos 13:22 Quitado éste, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero.


Dios desechó a Saúl y levanto a David como rey en su lugar. ¿Qué tenía David de especial? David era tan pecador como usted y yo, pero era obediente a los mandatos de Dios. Era alguien que haría lo que Dios quería que hiciera, tenía un corazón obediente un corazón conforme al corazón de  Dios. Que hermoso poder decir, que tenemos un corazón  conforme al corazón de Dios. Dios quiera que algún día podamos decirlo.

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