martes, 14 de junio de 2016

LA CENA DE BODAS DEL CORDERO

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Las parábolas son historias reales que sirven de comparación. El Señor Jesús las usó para enseñarnos las verdades del reino de Dios. En la primera de ellas, nos enseña que habrá una Gran Cena al final de los tiempos, es la cena de las bodas del Cordero, pero a pesar de que todos hemos sido invitados, solamente unos pocos gozarán de ella. Los demás se estarán lamentando, ¡ese será el lloro y el crujir de dientes!

Mateo 22:2 El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo; 22:3 y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas estos no quisieron venir. 22:4 Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas. 22:5 Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios; 22:6 y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron. 22:7 Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyo a aquellos homicidas, y quemo su ciudad.

El Señor Jesús dijo que el reino de los cielos, era semejante a un rey que hizo una fiesta de bodas a su hijo.  Lógicamente que el Rey es el Padre celestial, el hijo es Cristo y los primeros invitados son el pueblo judío. Sin embargo, los judíos no solamente rechazaron la invitación sino que  terminaron matando a los siervos (profetas) que el Señor envió (1 Tesalonicenses 2:15).

Lucas 14:17 Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado. 14:18 Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que me excuses. 14:19 Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses. 14:20 Y otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir.

Por una u otra razón, los invitados empezaron a excusarse. Las excusas ofrecidas son de dos clases; la primera tiene que ver con las posesiones materiales: Uno dijo: “Acabo de comprar un terreno y tengo que ir a verlo. Te ruego que me disculpes”;  el otro dijo: “Acabo de comprar cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlas. Te ruego que me disculpes”. Estaban tan apegados a los bienes materiales, que rechazaron la invitación.

Lucas 12:16 También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. 12:17 Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? 12:18 Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; 12:19 y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. 12:20 Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?12:21 Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.

Mediante otra parábola, nuestro Señor Jesús explicó el problema de los ricos. Las riquezas no son el problema, el problema es que los ricos están tan ocupados cuidando sus bienes  o disfrutando sus tesoros en la tierra, que se olvidan de  hacer tesoros en el cielo (Mateo 6:19-20), se olvidan que hay otra vida después de la muerte. Y es que la gran mayoría de ellos ponen su fe en su cuenta bancaria  y no en Dios, y el dinero termina convirtiéndose en su dios.
La segunda excusa que dieron los invitados fueron los lazos terrenales, aquel dijo: “Acabo de casarme y por eso no puedo ir”. Nuestra esposa, nuestros padres y nuestros hijos  son las bendiciones más grandes que Dios nos ha podido conceder y debemos amarlos; pero ellos pueden ser un impedimento para nuestra salvación.

Lucas 14:26 Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo.
      
Cristo Jesús quiere ocupar el primer lugar en nuestros corazones, por encima de nuestros seres queridos. Jesús ha dicho: “Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor”, por lo tanto arrepiéntete (Apocalipsis 2:4).
No es que debemos aborrecer a nuestros parientes, pero ellos no deben ser un obstáculo en nuestra vida espiritual.  Muchos de nosotros nacemos en hogares que profesan una religión y se vuelve todo un conflicto cuando nos convertimos a Cristo. Muchos familiares dejan de hablarnos y por esa razón algunos rechazan el evangelio con tal de quedar bien con sus parientes y no con Cristo.  Si una persona ama más a su esposa, a sus padres o a sus hijos más que a Cristo, no es digno del reino de Dios.
El amor por el Señor  no acepta rivales de ninguna índole. Razón por la cual, Jesús nos enseña que el amor a su persona debe ser tomado como prioridad sobre el amor a los familiares; inclusive, nuestra propia vida no puede estar en competición con el amor de Cristo.

Lucas 14:21 Vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Ve pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos.

Ante el rechazo de los primeros invitados, el amo se molestó y envió al siervo a invitar a los que estaban en las plazas, en las calles, ya fueran mancos, pobres, cojos o ciegos.
Esto ha sido una realidad, el pueblo de Israel rechazó a Jesús y entonces la invitación se extendió a los gentiles. No obstante, muchos de los gentiles también han rechazado la invitación.

Lucas 14:24 Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustará mi cena.

Aquí vemos el pago de rechazar a Cristo. Todo el que lo rechace no gustará de la cena de las bodas del Cordero, no ingresará jamás al cielo.

Lucas 14:27 Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.

Este pasaje  muestra la verdadera sinceridad de Jesús al llamar a sus seguidores. Mientras que el mundo ofrece el oro y el moro, y los falsos maestros ofrecen riquezas materiales y una vida sin problemas,  el Señor no oculta que el camino del creyente está lleno de espinas, pero “las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse” (Romanos 8:18).
Debemos  tener claro que la vida en este mundo es transitoria y efímera, mientras que lo que sigue después de la muerte es una vida eterna al lado de Dios, o una vida eterna en el infierno. Y, no habrá otra oportunidad. Muchos rechazan la invitación, y otros se tomarán su tiempo para aceptarla. Siendo la vida tan corta, esa podría ser la última oportunidad.

2 Corintios 6:2 Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, Y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.

Los creyentes dicen que  todo es en el tiempo de Dios ¿Y cuándo es ese tiempo? La palabra de Dios nos enseña que el tiempo de Dios es ahora,  ella dice: “¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece” (Santiago 4:13-14. El tiempo de Dios no es mañana, el mañana no existe,  el tiempo de Dios es ahora porque nuestra vida es como neblina que aparece y de pronto se desvanece.

Mateo 22:11 Y entro el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda. 22:12 Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas el enmudeció. 22:13 Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. 22:14 Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.

Pero no solamente estarán presentes en la boda los que acepten la invitación, sino aquellos que  estén vestidos con el vestido de boda. Los que no lo porten serán echados fuera y esto es algo que tenemos que tomar muy en cuenta, porque allí será el lloro y el crujir de dientes.

Apocalipsis 19:7 Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. 19:8 Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.

La esposa del Cordero es la iglesia y la iglesia está compuesta por todos los creyentes salvos. Solamente los que forman parte de la iglesia podrán estar en la boda y para ello deben portar el traje bodas, que es de “lino fino” y está confeccionado con  las acciones justas de los santos”. ¿En qué consisten esas acciones? Lo veremos más adelante. Por el momento concentrémonos en la boda:

En la época de Jesús, la costumbre respecto a las bodas constaba de tres etapas: La primera etapa consistía en hacer un contrato de matrimonio; era el periodo de los esponsales o de compromiso. En la actualidad, cuando creemos y nos bautizamos (Marcos 16:16), nos comprometemos con Cristo y cumplimos así la primera fase.
La segunda etapa ocurría un año después, cuando el novio en un desfile, acompañado por sus invitados, iba a la casa de la novia a media noche. La novia debía tener la lámpara encendida y unirse al desfile que terminaba en una cena en la casa del novio. Si no estaba preparada, eso se consideraba un desaire y la novia podía ser desechada.
Esa segunda fase es la cena de las bodas del Cordero. Es un evento futuro que se describe en Apocalipsis 19. Esta cena ocurrirá durante la gran tribulación, poco antes del milenio. Mientras en la tierra se sufre, los escogidos serán arrebatados e irán a la casa del novio en el cielo a celebrar la cena de las bodas del Cordero (1 Tesalonicenses 4:16-17; 1 Corintios 15:51-52).
La tercera fase es la boda misma, y también es un evento futuro, ocurrirá cuando la novia que es iglesia se complete. Esto sucederá después del gobierno milenario de Cristo. En estos momentos la novia, se encuentra en una fase de preparación y espera:

Mateo 25:1 Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. 25:2 Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. 25:3 Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; 25:4 mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. 25:5 Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. 25:6 Y a la medianoche se oyó un clamor: Aquí viene el esposo; salid a recibirle! 25:7 Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. 25:8 Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. 25:9 Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id mas bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. 25:10 Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. 25:11 Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: Señor, Señor, ábrenos! 25:12 Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. 25:13 Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.
Las diez vírgenes, representan a todos los creyentes que se han comprometido con Cristo. El 50% serán prudentes y estarán preparados. El otro cincuenta por ciento lo componen los insensatos.

Mateo 24:40 Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. 24:41 Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada. 24:42 Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.

Jesús vendrá por los “invitados”, pero los que tengan “la lámpara sin aceite”, “no serán escogidos”. Uno será tomado, el otro será dejado. Aquí podemos ver que hay una relación directa entre las lámparas y el vestido de boda. Únicamente el que tenga la lámpara encendida será vestido con el vestido de bodas.

Éxodo 27:20-21 Y mandaras a los hijos de Israel que te traigan aceite puro de olivas machacadas, para el alumbrado, para hacer arder continuamente las lámparas. En el tabernáculo de reunión, afuera del velo que está delante del testimonio, las pondrá en orden Aarón y sus hijos para que ardan delante de Jehová, desde la tarde hasta la mañana, como estatuto perpetuo de los hijos de Israel por sus generaciones.

Dios ordenó a Moisés, que la lámpara del tabernáculo de reunión, ardiera constantemente como estatuto perpetuo. La lámpara no se debía apagar bajo ninguna circunstancia. Y entre las lámparas y el lugar santísimo había un velo. La lámpara debía estar encendida para que cuando el velo se rompiera, se pudiese ver claramente el camino al lugar santísimo. El aceite que mantiene la lámpara encendida simboliza al Espíritu Santo y  su palabra.

Lucas 23:45 Y el sol se oscureció,  y el velo del templo se rasgó por la mitad.

Hebreos 10:19 Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, 10:20 por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne.

Lo que impedía la entrada al lugar Santísimo era el velo. Cuando Jesús murió, el velo, que simbolizaba su carne, se rompió, dándonos libre acceso al lugar Santísimo,  en donde se encuentra el Padre.

2 Corintios 3:14 Pero el entendimiento de ellos se emboto; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado. 3:15 Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo esta puesto sobre el corazón de ellos.

El camino al lugar Santísimo está abierto; sin embargo los judíos y muchos que no son judíos, no pueden ver el camino hacia el lugar santísimo porque tienen el entendimiento embotado, en otras palabras, tienen ceguera espiritual.

2 Corintios 4:3 Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden esta encubierto; 4:4 en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.

El evangelio esta encubierto entre los que se pierden porque el diablo les tiene cegado el entendimiento y los mantiene a oscuras. Para ello, hace uso de las religiones, las cuales enseñan un evangelio pervertido (Gálatas 1:7). Ese velo será quitado, cuando resplandezca en ellos la verdadera luz del evangelio.
Los creyentes salvos son los encargados de cargar las lámparas encendidas para alumbrar a los que no encuentran el camino al lugar santísimo; ellos cargan la lámpara y el Espíritu Santo es el aceite que da la luz.
En 1 Samuel 4:2-11 se relata que los filisteos invadieron Israel. Cuatro mil hombres habían muerto; entonces los judíos recordaron que cuando llevaban el Arca a la batalla ganaban, así que la mandaron traer, pero siempre perdieron la batalla, porque la lámpara se había apagado.  En 1 Samuel 3:1 se dan las razones por las cuales la lámpara de Dios se apagó: 1) “la palabra de Jehová escaseaba”,  2) No había visión y 3) menospreciaban las ofrendas (1 Samuel 2:17).
Desgraciadamente, esa es una realidad actual. En la mayoría de las iglesias hay escases de la palabra de Dios, los cultos dejaron de ser cultos de enseñanza y se convirtieron en cultos de motivación. Tampoco hay visión de parte de Dios, sino falsa profecía. Y nadie toma en serio las ofrendas.
Juan 8:12 Otra vez Jesus les hablo, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

Jesus es el velo que se rompió para que se abriera el camino al lugar santísimo, y es también la luz que se encendió para alumbrar ese camino. Desde entonces, los creyentes debemos mantener las lámparas encendidas hasta que él venga nuevamente, no podemos permitir que las lámparas se apaguen.
Si queremos estar en la cena de las bodas, debemos andar con las lámparas encendidas, llevando el evangelio a toda criatura, como fue ordenado  (1 Timoteo 2:3-4).

Romanos 10:13 porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.  10:14 ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?

Las personas necesitan invocar al Señor para ser salvos, pero ¿cómo lo harán sino les llevamos el mensaje de salvación? ¿Cómo se van a salvar si nuestras lámparas están apagadas y ellos no pueden ver el camino al lugar santísimo? La luz de una lámpara solo puede brillar mientras ésta permanezca encendida. El evangelio se detendrá cuando la lámpara se apague.
Cristo vendrá por su novia (la iglesia) para llevarla a la cena de bodas. Y la novia está compuesta por todos los que visten el traje de bodas, aquellos que tengan las lámparas encendidas.

Apocalipsis 3:3 Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti… 3:5 El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.

Jesus dice que nos acordemos de lo que hemos recibido, dice que si no velamos y permitimos que las lámparas se apaguen, no nos daremos cuenta de su venida. Y agrega, que únicamente el que venciere, se ganara el derecho de ser vestido con las vestiduras blancas de las bodas. Si todos nos fuésemos en el arrebato, no estaría esta advertencia. Aquí vemos claramente la relación entre las lámparas y los trajes de boda. Se dice que únicamente el que tenga la lámpara encendida será vestido con vestiduras blancas. Incluso, Jesús amenaza con borrar del libro de la vida, los nombres de los que no tengan las lámparas encendidas. Lo que quiere decir que muchos no irán a la cena y que otros muchos tampoco irán a la boda, esto es algo serio.
Dice Apocalipsis 19:8 que el vestido de lino fino que se usa en la cena de las bodas del Cordero simboliza las acciones justas de los santos. Que sean acciones, nos hablan de actividad, nos hablan de hacer algo, no de permanecer inactivos.

2 Corintios 5:19 que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. 5:20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.

Dios nos encargó la palabra de reconciliación, somos embajadores en nombre de Cristo y debemos salir con las lámparas encendidas para alumbrar a muchos, llevándoles la palabra de verdad acerca de la salvación. Esas son las acciones justas de los santos.
Son “justas”, porque a través de ellas, las personas podrán ser “justificados de sus pecados” y alcanzar la salvación.
Muchos hacen milagros, echan fuera demonios, profetizan, hacen obras de misericordia, y aun así son llamados “hacedores de maldad” (Mateo 7:21-23). ¿Por qué?  Porque enseñan un evangelio pervertido. Esas son acciones de maldad que favorecen al maligno ¿De qué le sirve a una persona que saquen un demonio si después se le van a meter diez?  ¿O de que le sirve a una persona que la levanten de una silla de ruedas, si al morir va para el infierno? 

Gálatas 3:27 porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.

La Biblia menciona dos vestiduras blancas. Cuando creemos y nos bautizamos, somos revestidos de Cristo. Ese es un vestido de lana que simboliza nuestra salvación. Es de lana porque es el vestido de Cristo y él es el Cordero que fue trasquilado para nuestra salvación (Isaías 53:7). Ese vestido simboliza la gracia y la gracia es lo que Cristo hace por nosotros. Todos los creyentes bautizados han sido vestidos con el vestido de lana de Cristo.
El otro vestido no es de lana sino de lino fino y simboliza el fruto del creyente, es lo que el creyente hace por Cristo. Ese vestido no lo gana Cristo para ti, sino que tú tienes que ganarlo y tiene como accesorio una corona.

Salmo 45:13 Toda gloriosa es la hija del rey en su morada; De brocado de oro es su vestido. 45:14 Con vestidos bordados será llevada al rey.

En el salmo 45 se mencionan los dos vestidos. En el verso 13 se dice que la hija del Rey tiene un vestido con brocado de oro. El oro simboliza a Jesús. Todos los hijos de Dios llevamos puestos el vestido de lana con brocado de oro. El verso 14 nos habla de otro vestido, del que hay que ponerse para ser llevado ante el Rey. Este vestido es bordado punto a punto. Cada persona que llevamos a Cristo es un punto de bordado en el vestido. No todos los creyentes salvos se pondrán ese vestido sino únicamente los que participen en las acciones justas de los santos.

Efesios 2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 2:9 no por obras, para que nadie se gloríe. 2:10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesus para buenas obras, las cuales Dios preparo de antemano para que anduviésemos en ellas.

Los versos 8 y 9 del anterior pasaje indican que  somos salvos por gracia, por medio de la fe, no por obras, porque el vestido de lana con brocado de oro, es el que recibimos por gracia, sin obras de justicia. Pero el verso 10 menciona otro tipo de obras, las cuales Dios preparo de antemano para que andemos en ellas,  son las acciones justas de los santos, las obras que hacemos como embajadores del reino de Dios y que simbolizan el vestido de lino fino.
Podemos concluir que todos los creyentes bautizados somos revestidos con el vestido de lana, que nos garantiza que no iremos al infierno, pero que no nos garantiza que seremos arrebatados.
En cambio, el vestido de lino finonos garantiza que seremos arrebatados para participar en la cena de las bodas del Cordero. Este vestido lo portarán únicamente aquellos que han ido bordando con sus acciones justas.
Los demás, aunque salvos, serán pasados por fuego (1 Corintios 3:15) y se quedarán a la gran tribulación porque se durmieron y dejaron que la lámpara se quedara sin aceite. Recuerden que Jesús dijo que “muchos serán llamados, mas pocos escogidos” (Mateo 20:16). La recomendación es que mantengas la lámpara encendida.




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