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“Si quieres ser salvo debes aceptar a Cristo”
¿Ya aceptaste a Cristo? Es posible que hayas escuchado estas frase muchas
veces ¿Será cierto que al aceptar a Cristo somos salvos? ¿Mito o realidad?
Lo
contrario de aceptar a Cristo es negarlo
o rechazarlo ¿Y qué es negar a Cristo? Negar a
Cristo es negar que Jesús es el
Mesías que vino a morir por los pecados de la humanidad.
Rechazar a Cristo, es rechazarlo como el único salvador, por eso el apóstol Juan dice que el que niega que Jesús es el Cristo es
un mentiroso y la vez es un anticristo
(1 Juan 2:22, 2 Juan 7).
El
punto es, que en la mayoría de las denominaciones evangélicas enseñan que
debemos aceptar a Cristo para ser perdonados de todos los pecados y alcanzar la
vida eterna y para ello te invitan a hacer una oración basada en Romanos 10:9-10 que dice literalmente:
“Que si confesares con tu boca que Jesús es
el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás
salvo.
10:10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero
con la boca se confiesa para salvación.”
Cuando
alguien hace la oración, entonces lo
felicitan y le dicen que Jesús en la
persona del Espíritu Santo vino a morar a su corazón ¿Será cierto? ¿Verdad o
mito?
Si
bien es cierto que negar que Jesús es el Cristo, es un impedimento para
alcanzar la salvación, aceptar que lo es, no
nos da la salvación, es tan solo un
paso hacia la salvación.
Debo
recordarles que el salmo 119:160
dice que “la suma de la palabra de Dios
es la verdad” ¿Qué quiere decir eso? Que debemos sumar varios versiculos
para encontrar la verdad. He dicho muchas veces que la palabra de Dios es como
un rompecabezas. La pieza de un
rompecabezas no es la figura, debes unir todas las piezas para poder armar la
figura.
Así
es la palabra de Dios, es como un rompecabezas, debes unir varias piezas para poder ver la verdad. Confesar que Jesús es el Señor y creer que
Dios lo levantó de los muertos es solamente una pieza del rompecabezas.
En
otras iglesias no hablan de aceptar a
Cristo, sino de recibir a Cristo,
pero, es lo mismo pero con otras
palabras. Sin embargo, usted se puede leer todo el libro de los Hechos y no encontrará que los
apóstoles hablaran en algún momento de aceptar o de recibir a Cristo como una
fórmula para la salvación porque con esa fórmula no se alcanza la salvación.
En
realidad, usted no encontrará ni a un solo católico ni a un solo evangélico que no crea y que no confiese que Jesús es el Señor. Pregúntele a cualquier
católico si cree que Jesús es el Cristo y la respuesta será “sí”. Haga lo mismo con algún evangélico
y la respuesta será la misma.
No
necesitan aceptar a Cristo porque ya lo hicieron en su corazón.
Si
los católicos o los evangélicos no creyeran en Cristo, no serían cristianos,
porque cristianos son todos aquellos que creen que Jesús es el Cristo. Y el
hecho de que crean que Jesús es el Cristo no
significa que sean salvos, si fuera así, todos los evangélicos y todos los
católicos serían salvos, pero no lo son. Para que una persona sea salva no
necesita solamente creer y confesar a Cristo, eso es un engaño del diablo, necesita algo más:
Juan 3:1 Había un hombre de los fariseos que se llamaba
Nicodemo, un principal entre los judíos. 3:2 Este vino a Jesús de noche, y le
dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede
hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.
Usted
puede leer aquí que Nicodemo, un fariseo creyó que Jesús era el hijo de Dios y
lo confesó publicamente. Pero eso no era suficiente para entrar al reino de Dios,
sigamos la conversación para enterarnos:
Respondió
Jesús y le dijo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede
ver el reino de Dios”. Nicodemo le dijo: “¿Cómo puede un hombre nacer
siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y
nacer?” Respondió Jesús: “De cierto, de cierto te digo, que el que no
naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es
nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No
te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo”. Respondió Nicodemo y le dijo: “¿Cómo puede hacerse esto?” Respondió Jesús y le dijo: “¿Eres
tú maestro de Israel, y no sabes esto?” (Juan 3:3-9).
La
respuesta de Jesús para Nicodemo: “¿Eres tu maestro de Isrtael y no sabes esto?”,
se hace extensiva para todos aquellos “maestros de la Biblia” que enseñan que únicamente hay que aceptar a
Cristo para ser salvos
Como
usted lo puede leer, Jesús le dijo clara y repetidamente al fariseo Nicodemo,
que si quería ser salvo y entrar al Reino de Dios debía nacer de nuevo y que ese nuevo nacimiento era a través 1) del agua
y 2) del Espíritu Santo ¿Y qué significa eso de nacer del agua y del
Espíritu? Jesús nos da una luz:
Marcos 16:15 Y les dijo: Id por todo el mundo y
predicad el evangelio a toda criatura 16:16 El que creyere y fuere bautizado,
será salvo; mas el que no creyere, será condenado.
Estás
fueron las últimas palabras de Jesús antes de ascender a los cielos. Él les
dijo a los apóstoles que predicaran el evangelio, que el que creyere y fuere
bautizado sería salvo, el que no creyere estaría condenado.
Jesús
no dijo que el que creyere sería salvo, eso sería enseñar la mitad de la verdad, lo que Jesús dijo fue que había que creer
y bautizarse para ser salvo, enseñando la verdad completa.
Romanos 10
dice que hay que creer y confesar a Cristo, mientras que Marcos 16,dice que hay que creer
y bautizarse, o sea que a “creer” hay que sumarle “bautizarse”. Romanos 10 es una pieza del rompecabezas y
Marcos 16 es otra pieza del mismo.
La
palabra bautismo viene del griego baptism que significa sepultura. Si relacionamos lo que dijo
Jesús acerca de nacer de nuevo, comprendemos que para nacer de nuevo debemos
bautizarnos, es decir, debemos ser sepultados
para morir en el agua y volver a nacer del agua. Nacer del agua es nacer del
agua del bautismo. El bautismo está siempre relacionado con el agua, no hay
bautismos en seco. El apóstol Pablo lo explica de la siguiente manera:
Romanos 6:3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido
bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? 6:4 Porque
somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que
como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también
nosotros andemos en vida nueva. 6:5 Porque si fuimos plantados juntamente con
él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección;
Pablo
dice que tenemos que ser sepultados y resucitos con Cristo en el bautismo: así
se nace nuevo. Entienda que para obtener nuestra redención, nuestro Señor Jesús
tuvo que ser crucificado, muerto,
sepultado y resucitado de entre los muertos. Fue un proceso de muerte y resurrección, sin el cual no se hubiera
efectuado la redención.
Pues
bien, todos los creyentes debemos pasar por el mismo proceso de muerte y
resurrección. Ese proceso se da cuando somos
bautizados y no cuando creemos.
Es en el bautismo, para los efectos del
cielo, que somos somos sepultados y resucitados con Cristo para andar en nueva vida. El bautismo significa muerte pero también significa resurrección.
Debemos
entender que todos somos hijos de Adán, si
queremos ir al cielo al morir, debemos convertirnos en hijos de Dios.
Cuando
nos sumergimos en las aguas del bautismo, allí ahogamos y sepultamos al hijo de
Adán. Luego, el emerger de las aguas, ya no emerge el hijo de Adán, sino que
emerge un hijo de Dios, una nueva
criatura en Cristo (2 Corintios 5:17).
Romanos 6:7
dice que el que ha muerto ha sido
justificado del pecado. ¿Cómo se muere? En el Bautismo. Esto nos dice de
manera irrefutable que el que se ha bautizado ha sido justificado, no así el
que no lo ha hecho.
Jesús
dijo que lo que es nacido de la carne, carne
es y lo que es nacido del Espíritu (Santo), espíritu es. O sea que usted
y yo tuvimos un nacimiento en la carne cuando fuimos engendrados por nuestra
madre eterrenal. Y tenemos un nacimiento en el espíritu cuando somos engendrados por el Espíritu Santo ¿Cuándo sucede eso? En el bautismo, allí
nacemos del agua porque es en el agua que somos engendrados y nacemos del
Espíritu porque somos engendrados por el Espíritu Santo en esa agua.
Juan 1:12 Mas a todos los que le recibieron, a los que
creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 1:13 los
cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de
varón, sino de Dios.
Mira
lo que dice aquí, dice que a los que lo recibieron, es decir a los que creyeron
en que Jesús es el Cristo, se les dio el
derecho de convertirse en hijos de Dios. No dice que al creer se convierten
en hijos de Dios, sino que adquieren el derecho de convertirse en sus hijos, adquieren
el derecho de llegar a ser engendrados
por Dios.
Lo
que eso significa es que el Espíritu
Santo nos embaraza como lo hizo con María. La diferencia es que no deposita
al Jesús de carne y hueso en nuestro
vientre como lo hizo con María, sino que deposita al Jesús espíritu en nuestro espíritu.
1 Juan 5:11 Y este es el testimonio: que Dios nos ha
dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. 5:12 El que tiene al Hijo, tiene
la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.
La
vida eterna no la adquirimos al creer en Cristo, la adquirimos en el momento en
que somos engendrados por el Espíritu
Santo en el bautismo. La vida eterna está en Cristo, el que tiene a Cristo
tiene la vida eterna, el que no tiene a Cristo no tiene la vida eterna, así de
sencillo.
Hechos 2:36 Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de
Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho
Señor y Cristo. 2:37 Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro
y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? 2:38 Pedro les dijo:
Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros
en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del
Espíritu Santo. 2:39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos,
y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.
El
apóstol Pedro nunca había predicado, pero el día de Pentecostés fue lleno del
Espíritu Santo y lo hizo por primera vez. En esa predica, acusó a los judíos de
crucificar al Mesías. Los judíos creyeron y compungidos le preguntaron ¿qué
hacer para ser salvos? Pedro les dijo,
arrepiéntanse y bautícense para que reciban el perdón de pecados al Espíritu
Santo.
El
apóstol Pedro ratificó las palabras de Jesús en el sentido que debían
bautizarse para ser salvos. No bastaba creer, y además dejó claro que el
bautismo era para recibir a Cristo en la persona del Espíritu Santo.
Hechos 2:41 Así que, los que recibieron su palabra
fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.
Como
consecuencia de la enseñanza completa acerca de la salvación que hiciera Pedro
el día de Pentecostés, 3.000 personas se bautizaron, obtuvieron la vida eterna
y fueron añadidas al reino de Dios.
Jesús
había dicho: “En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros
en mí, y yo en vosotros”. (Juan
14:20), en otras palabras: “cuando
reciban el Espíritu, me reciben a mí”.
“El que tiene al
Hijo de Dios tiene la vida” y el Hijo se
recibe cuando nos bautizamos, no cuando creemos.
En
el capítulo 8 del libro de Hechos versos
26 a 40 se cuenta la historia de un etíope eunuco que venía leyendo el
libro de Isaías en el capítulo 53, pero
no entendía de quién hablaba ese capítulo. Entonces el Espíritu Santo envío a
Felipe para que le predicara. Felipe le dijo que Isaías hablaba de Jesucristo, entonces
le enseñó el evangelio y dijo que debía creer y bautizarse para poder ser
salvo. El resultado de la enseñanza fue el siguiente:
Hechos 8:36 Y yendo por el camino, llegaron a cierta
agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? 8:37
Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo
que Jesucristo es el Hijo de Dios. 8:38 Y mandó parar el carro; y descendieron
ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó.
Cuando
pasaron por un lugar donde había agua, posiblemente un río, el eunuco le
pregunto a Felipe qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si
crees de todo corazón, bien puedes. El eunuco dijo: Creo
que Jesucristo es el Hijo de Dios. En ese momento confesó a Cristo,
entonces Felipe lo bautizó para que se completara su salvación. El eunuco debió creer con el corazón y confesar
que Jesús fue levantado de los muertos, como un requisito previo para ser bautizado. Al hacerlo, fue engendrado por el Espíritu Santo, obteniendo
de esa manera la vida eterna.
Felipe
no le enseñó una media verdad al eunuco, como
lo hacen la mayoría de pastores actuales, no le dijo que sería salvo al aceptar a Cristo,
sino que sería salvo al creer y bautizarse,
de allí la premura del eunuco en ser bautizado. Si el eunuco no se hubiera
bautizado, entonces no hubiera sido perdonado de sus pecados ni hubiera
recibido la vida divina.
¿Ha
creído en Cristo y ha confesado públicamente que Él es el Señor y te has
bautizado? De ser así, usted es realmente salvo; Si Dios lo dice es un hecho
establecido. Pero si solo tienes una media verdad, esa media verdad es una
mentira en cuando a tu salvación.
El que tiene al Hijo de Dios tiene la vida eterna, el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. Así
de simple. Si usted tiene al Hijo de Dios, tiene vida eterna y es salvo, si no
tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida eterna y no es salvo e irá al infierno al morir. ¿Cómo tener
al Hijo? Al creer y bautizarse. Aquí es en donde las religiones o
denominaciones evangélicas han distorsionado la verdad, utilizando versículos
aislados para dar una respuesta inexacta.
¿QUÉ DEL LADRON PERDONADO EN LA CRUZ?
El
argumento más corriente que usa el enemigo, para decir que no necesitamos
bautizarnos para ser salvos, es que el ladrón perdonado por Jesús en la cruz no
necesitó bautizarse.
La
respuesta a esto es que existen dos
Pactos. Uno antes de la resurrección de Cristo, que es el Viejo Pacto o la
ley. Este pacto era para los judíos.
Génesis 17:10 Este es mi pacto, que guardaréis entre mí
y vosotros y tu descendencia después de ti: Será circuncidado todo varón de
entre vosotros. 17:11 Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y
será por señal del pacto entre mí y vosotros. 17:12 Y de edad de ocho días será
circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras generaciones; el nacido en
casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu
linaje.
Los
judíos debían ser circuncidados a los ocho días de nacidos para ser parte del
pueblo de Dios. Era una exigencia del viejo pacto. El ladrón era judío y por lo tanto debió ser circuncidado a los 8
días de nacido.
El nuevo pacto da inicio después de la
resurrección de Cristo, es el Pacto que
Jesús selló en la última cena (Mateo
28:26). Este Nuevo Pacto no es para los judíos sino para todos los creyentes. El nuevo Pacto no tiene Ley sino que se
rige por la gracia y este nuevo
pacto no exige que nos circuncidemos,
sino que nos bauticemos.
Colosenses 2:11 En él también fuisteis circuncidados
con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso
carnal, en la circuncisión de Cristo; 2:12 sepultados con él en el bautismo, en
el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios
que le levantó de los muertos. 2:13 Y a vosotros, estando muertos en pecados y
en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él,
perdonándoos todos los pecados.
Los
judíos eran circuncidados para ser parte del pueblo de Dios, nosotros no somos
circuncidados sino bautizados. La circuncisión es un despojo de la carne.
El bautismo es una circuncisión espiritual,
mediante la cual y para los efectos de Dios, nos despojamos del cuerpo
pecaminoso carnal, nos explica el apóstol Pablo.
Si
no te circuncidas a través del bautismo, no has sido perdonado de tus pecados y
no tienes al Hijo ni la vida eterna porque no te has despojado del cuerpo
pecaminoso carnal.
El
ladrón perdonado en la cruz no necesitaba ser bautizado pues estaba bajo el viejo pacto y lo que necesita era
estar circuncidado y de hecho lo estaba porque era judío.
Cuando
muchos creyentes católicos escuchan este mensaje de salvación, se alegran y
dicen que son salvos porque fueron bautizados
de niños. No quiero ser aguafiestas, pero debo decirles que no lo son. El
bautismo a infantes no tiene ninguna
validez.
Jesús
dijo: “el que creyere y se bautizare
será salvo”. Primero debemos creer y luego ser sepultados en el bautismo,
no al revés. Hay miles de personas que fueron bautizados de niños y actualmemte
no creen en Cristo, Su bautismo no los
salvó porque tampoco creyeron nada cuando fueron bautizados.
Debemos
primero creer en el evangelio de Cristo. Ese es algo que tiene que suceder
primero, antes de ser bautizado y eso no sucede con los niños. La iglesia
católica bautiza los infantes porque dice que si mueren sin bautizar van al
infierno porque vienen con el pecado de sus padres. Pero eso no es cierto, los
niños no tienen pecado:
Ezequiel 18:20 El alma que pecare, esa morirá; el hijo
no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la
justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él.
Vea usted
que la palabra de Dios dice que el alma que pecare, esa llevará el castigo, el
hijo no llevará el castigo por los pecados del padre ni el padre los pecados
del hijo. Que los niños carguen con los pecados de sus padres, eso es otro mito, no es una realidad.
El
asunto del bautismo es redundante una y otra vez en la palabra de Dios. En
todas las conversiones que se mencionan en el libro de los Hechos, se habla
claramente que el que creía, se bautizaba inmediatamente, porque esa era la
verdad absoluta de Dios que enseñó Jesús. Es en ese momento que se da el nuevo nacimiento.
CONCLUSIÓN
Al aceptar
a Cristo somos salvos ¿Mito o realidad? Solamente hay una respuesta: es un mito. Nadie se salva por aceptar a
Cristo, además de creer en Cristo se necesita el bautismo para que el proceso
de salvación se complete.
Recuerda
que al igual que Cristo, debemos ser sepultados y resucitados a través del
bautismo, para que la salvación se cumpla en nosotros, no te dejes
engañar.
Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y
bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre (Hechos 22:16).
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