martes, 2 de mayo de 2017

ISRAEL PRUEBA QUE LA BIBLIA ES LA PALABRA DE DIOS

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Al igual que muchas personas, yo llegué a dudar de que la Biblia fuera la palabra de Dios. Cuanto ingresas a la universidad y llevas cursos de filosofía, te vuelves incrédulo. No en vano la palabra de Dios dice: “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo” (Colosenses 2:8).
Pero la duda desapareció de mi cabeza y de mi corazón al conocer la historia del pueblo de Israel. Su historia es una prueba fidedigna de que la Biblia es la Palabra de Dios y de eso les voy a compartir hoy.
Todo lo que le ha sucedido al pueblo de Israel y lo que le sucederá está profetizado en la Biblia y todo lo que sucederá con ese pueblo afecta a TODA la humanidad.
Hace muchos siglos el pueblo de Israel fue llevado cautivo a Babilonia, entonces Daniel le pidió revelación a Dios acerca del futuro de su pueblo. Dios le contestó de la siguiente manera:

Daniel 9:24 Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos.

Dios le hizo ver a Daniel que 70 semanas determinarían el futuro de Israel. Al final de esas 70 semanas se terminará la prevaricación, se pondría fin al pecado, se expiaría la iniquidad, se traería la justicia perdurable, se sellaría la visión y se ungiría al Santo de los Santos.  Setenta semanas de años es el plazo que Dios determinó sobre el pueblo judío para acabar con sus angustias.

Daniel 9:25 Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos.

Sabe pues y entiende” le dice Dios a Daniel, que desde la salida de la orden para reconstruir Jerusalén hasta el Mesías príncipe deberían pasar “siete semanas” más “sesenta y dos semanas” en tiempos angustiosos, o sea un total de sesenta y nueve semanas.
Dios dividió en dos periodos las sesenta y nueve semanas para informarnos que durante las primeras siete semanas se reconstruiría el tiemplo.
Lo cierto es que desde el momento en que se diera la orden para reconstruir el templo hasta el Mesías (Jesucristo), pasarían sesenta y nueve semanas, pero no eran semanas de siete días, eran semanas de años, lo sabemos porque la historia nos lo confirma.
El decreto para la reconstrucción lo emitió  el rey Artarjerjes (Nehemías 2:1-8) en el año 444 A.C., en el mes de Nisán, que es el primer mes en el calendario Judío y equivale a Marzo/Abril. Según los entendidos, el decreto se dio el 5 de marzo del año 444 A.C.
La reconstrucción se inició unos días después de emitido el decreto y se terminó 49 años después, cumpliéndose lo dicho por Dios de que la reconstrucción duraría siete semanas.
Pero ¿Qué sucedió 483 años después de firmado ese decreto?  Tomemos en cuenta que en aquella época los años eran años lunares de 360 días. Si multiplicamos  esos 483 años (69 semanas por 360 días que tiene un año, el resultado es de 173.880 días. De acuerdo con los científicos, esto nos lleva al día 30 de marzo del año 33 d.C. ¿Qué sucedió ese día? Ese día, nuestro señor Jesucristo entró a Jerusalén, montado sobre un asno y los judíos lo aclamaron como “el Mesías” (Juan 12:12-16).
Esto nos dice que “Hasta el Mesías príncipe”, de la profecía, no apuntaba ni al nacimiento ni a la muerte de Jesús, sino al día en que nuestro Señor fue aclamado por los judíos como su Mesías. 
Como podemos ver, la profecía se cumplió ese día de manera exacta e inequívoca. Al suceder lo profetizado de manera tan cabal, no podemos sino admitir que la biblia es la palabra de Dios. Pero hay más…

Daniel 9:26 Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.

La profecía continúa diciendo que después de que se cumplieran esos 483 sucedería algo más. No especifica un tiempo, solamente relata lo que sucedería,  dice que: 1) se le quitaría la vida al Mesías y 2) y la ciudad y el santuario serían nuevamente destruidos por el pueblo de un príncipe que ha de venir.
A Jesús le quitaran la vida, el 3 de abril del año 33 D.C, cuatro días después de que fue aclamado como el Mesías. Y Jerusalén y el templo fueron destruidos 37 años después, en el año 70 D.C. cumpliéndose la profecía de manera exacta ¿Cómo no creer que la biblia es la palabra de Dios? 
Y hay un pequeño detallito, la profecía dice que esa destrucción sería ocasionada por el pueblo de “un príncipe que ha de venir”; y eso de que ha de venir no habla de un suceso futuro.
Lo cierto es que Jerusalén y el santuario fueron destruidos por los romanos, lo que nos dice que ese príncipe que habrá de venir es romano, o sea que el imperio romano volverá a resurgir.
La profecía nos dice algo más, que ese príncipe “tendrá un fin con inundación” y “hasta el fin de la guerra durarán sus devastaciones”. Lo que nos está revelando es que ese futuro gobernante y ese futuro imperio ocasionarán la guerra con Israel y serán devastadores, pero al final ellos también serán devastados.

Daniel 9:27 Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.

La profecía no se queda allí, la profecía habla de una semana más, o sea de siete años más en los cuales se firmará la paz con Israel y a la mitad de esos siete años se hará cesar el sacrificio y la ofrenda. 
Esos siete años no son un suceso pasado sino un suceso futuro, ya que se habla de firmar la paz con Israel ¿Porqué con Israel? Porque la profecía viene hablando del futuro de Israel, este pueblo es el protagonista.
Resulta que Israel desapareció del mapa en el año 70  tal y como estaba profetizado y en ese año fue destruido el templo, el cual a la fecha no ha sido reconstruido, y no puede haber sacrificio y ofrenda si no hay templo y no puede haber firma de paz si no hay un país con el nombre de Israel. Definitivamente la profecía está hablando de un suceso futuro.
La aparición de ese gobernante romano que confirmará un pacto con Israel es lo que dará inicio  a esa semana de la profecía, y es de lo que habla con detalle el apóstol Juan en el libro de Apocalipsis. El jinete del caballo blanco que se presenta como un pacifista (Apocalipsis 6:2) no es otro sino ese príncipe que ha de venir.
De acuerdo a la profecía “ese príncipe” intermediará para que los enemigos de Israel confirmen un pacto de siete años de paz con ese país. Ese pacto permitirá que Israel reconstruya el templo e inicie los sacrificios sacerdotales.  Sin embargo, dice la profecía que  a la mitad de esos siete años este príncipe romperá el pacto y hará cesar el sacrificio. Y serán muchas las abominaciones que plantará hasta que él mismo sea desolado.
La profecía de esta semana es futura porque la profecía es sobre Israel y como ya lo dijimos, este pueblo había dejado de existir como nación en el año 70 después de Cristo, año en que sus habitantes fueron esparcidos por el mundo. Por lo tanto no se podía firmar ninguna paz con un país inexistente.
No fue sino hasta el 18   de   mayo   de   1948, luego del holocausto nazi,  que las Naciones Unidas declararon a Israel como nación y le otorgaron parte de Palestina como territorio.
Note usted que la biblia tiene que ser la palabra de Dios porque todo se ha cumplido y se viene cumpliendo con increíble exactitud.
En el año 1948  renació Israel y la profecía de los siete años puede dar inicio en cualquier momento, específicamente “cuando se firme ese anunciado pacto de paz” ¿Qué lo detiene? Israel ya existe, pero se necesita al príncipe intermediario, y para que exista el príncipe, se necesita un imperio para ese príncipe.
El imperio también existe, es el imperio romano renovado, que no se hace llamar imperio pero lo es de manera solapada, no se le llama imperio romano, se le llama  nuevo orden mundial”.
Este imperio romano tiene dos historias: 1) La historia pasada que hace referencia al imperio romano que gobernó el mundo del año 100 antes de Cristo al año 476 después de  Cristo, el mismo  que destruyó la ciudad santa y el santuario en el año 70 después de Cristo. Y 2) La historia futura, que hace referencia al resurgimiento de este imperio a partir del año 1957 con el nombre de la UNION EUROPEA.
Recordemos que imperio romano abarcó muchos países pero su domicilio fue Roma. De igual manera, este imperio renovado, aunque esté compuesto de muchos países, tiene su origen en Roma. Fue mediante el “tratado de Roma” que resurgió este imperio y lo hizo bajo el nombre de “la Unión Europea” ¿Le parece casual que se llame “tratado de Roma”?
Se inició con 6 países y luego se unieron  otros países hasta llegar a 10 países en el año 1981. Con el tiempo, se han ido uniendo más países, hasta sumar 28, y hoy en día hay otros países tratando de unirse a este gran  imperio.  En  la  actualidad  la  Unión Europea abarca el territorio que ocupaba el antiguo imperio romano y un poco más.
Para confirmar las cosas, la Biblia también nos cuenta que el Rey Nabucodonosor tuvo un sueño y que fue   precisamente   el   profeta   Daniel   el único   en   todo   el imperio babilónico que pudo descifrar el sueño porque Dios se lo reveló.
Este rey vio una gran estatua con la imagen de un hombre,  cuya cabeza era de oro; sus brazos y pecho de plata; su vientre y muslos de bronce; sus piernas de hierro y una parte de sus pies de hierro y la otra de barro.
Mientras la imagen seguía en pie, se desprendió una piedra de un monte e hirió a la imagen en los pies, entonces la imagen se desmenuzó y se la llevó el viento. Entonces, la piedra que hirió a la imagen se hizo un gran monte que llenó toda la tierra. (Daniel 2:31-35). Daniel explica el significado del sueño de la siguiente manera:

Daniel 2:37 Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad. 2:38 Y dondequiera que habitan hijos de hombres, bestias del campo y aves del cielo, él los ha entregado en tu mano, y te ha dado el dominio sobre todo; tú eres aquella cabeza de oro.

Daniel explica que la gran imagen simboliza a cuatro imperios. El primer imperio está representado por la cabeza de oro y es el imperio babilónico de Nabucodonosor. 
Daniel le dice “tú eres esa cabeza”. Debemos subrayar que no es casualidad que la cabeza sea de oro, porque este imperio se destacó por cobrar los impuestos en oro.

Daniel 2:39 Y después de ti se levantará otro reino inferior al tuyo; y luego un tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la tierra.

Lo que relata la historia coincide perfectamente con la profecía. El segundo imperio, el de la plata que siguió al imperio babilónico, fue el imperio medo persa. Cabe notar que este imperio se destacó por cobrar los tributos en plata y no en oro como en el imperio babilónico, de allí que sea simbolizado por la plata ¿Casualidad? Claro que no, una prueba más de que la biblia es la palabra de Dios.
Y la historia sigue dándole la razón a la palabra de Dios. El tercer imperio, el de bronce, fue el imperio griego de Alejandro Magno. Este imperio es simbolizado por el bronce porque este fue el material por excelencia que emplearon los griegos. De bronce eran sus instrumentos musicales, sus carruajes, sus vasijas, sus herramientas de trabajo, las puertas, sus armas de guerra, las estatuas, los utensilios de cocina, las armaduras, los muebles y accesorios.

Daniel 2:40 Y el cuarto reino será fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y rompe todas las cosas, desmenuzará y quebrantará todo.

Y la historia vuelve a darle la razón a la palabra de Dios. El cuarto imperio, el de hierro, fue el imperio romano. Ningún imperio se mantuvo tanto en el poder como el romano. Todos  sucumbían  a sus tropas y su fuerza fue temida en buena parte de Asia y Europa durante cientos de años. Este férreo imperio que fuera considerado invencible durante tantos siglos es identificado con  la durabilidad del hierro.
Además del hierro, no es coincidencia que sean las piernas de la estatua la que lo representen, porque el ejército romano fue famoso por sus caminatas, es el imperio que más caminatas ha realizado en toda la historia.
Además, en el año 395 D.C. el emperador Teodosio decidió repartir el imperio entre sus dos hijos, Arcadio y Honorio, razón por la cual el Imperio Romano se dividió en dos partes: El Imperio Romano de Oriente y el Imperio Romano de Occidente: las dos piernas de la imagen. Como vemos lo profetizado coincidió exactamente con la historia ¿Qué más dice la profecía?

Daniel 2:41 Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero y en parte de hierro, será un reino dividido; mas habrá en él algo de la fuerza del hierro, así como viste hierro mezclado con barro cocido. 2:42 Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido, el reino será en parte fuerte, y en parte frágil. 2:43 Así como viste el hierro mezclado con barro, se mezclarán por medio de alianzas humanas; pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro. 2:44 Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre.

La profecía habla enseguida de los pies de la estatua. Si bien es cierto, las piernas hacen referencia a la historia pasada del imperio romano, los pies se refieren a la historia futura de ese imperio en aquel momento.
Mientras que las piernas son de puro hierro, los pies son una mezcla de barro cocido y de hierro.  Esto es así porque el hierro simboliza la fortaleza de Roma, mientras que el barro cocido simboliza a países débiles, que se mezclaron con Roma.
Esa debilidad hizo que el imperio romano se dividiera, lo que sucedió en el año 476 D.C. En ese entonces, los bárbaros atacaron el imperio romano hasta dividirlo en diez reinos: 1) los alemanes (Alemania), 2) los francos (Francia), 3) los burgundios (Suiza), 4) los suevos (Portugal), 5) los vándalos (África), 6) los visigodos (España), 7) los sajones (Gran Bretaña), 8) los lombardos (Italia), 9) los ostrogodos (Italia) y 10) los hérulos (Italia). Diez pueblos como diez dedos son los dedos de los pies.

Daniel 7:23 Dijo así: La cuarta bestia será un cuarto reino en la tierra, el cual será diferente de todos los otros reinos, y a toda la tierra devorará, trillará y despedazará. 7:24 Y los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez reyes; y tras ellos se levantará otro, el cual será diferente de los primeros, y a tres reyes derribará.

Daniel tuvo otro sueño, en el mismo vio cuatro bestias que simbolizan los cuatro imperios de la estatua del sueño de Nabucodonosor. Y la cuarta bestia es el imperio romano. Este imperio renace de los 10 “cuernos” o reinos en que antiguamente fue dividido el imperio romano.
Se nos dice que uno de esos diez reinos derriba a tres para ser uno.  Esto ya sucedió: el emperador Justiniano se unió al Papa, dando origen a un nuevo poder, que era diferente de los otros reinos; era el "césaro papista". De esta manera, el ejército de Justiniano, en cooperación con el papa, vencieron primero a los Hérulos, en 439 D.C., luego a los Vándalos en 533-534 D.C., y finalmente a los Ostrogodos, en 538 D.C. para convertirse en un solo reino: la Italia de hoy. Como vemos, la historia confirma que la biblia es la palabra de Dios.
La profecía nos revela, que estos antiguos 10 reinos se aliarían futuramente para tener un imperio dominante. Eso ya sucedió, esos siete países ya se mezclaron para conformar la Unión Europea.

Daniel 2:44 Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre.

En el sueño de Nabucodonosor, se menciona un último reino que jamás será destruido, un reino que permanecerá para siempre, ese reino es el reino de nuestro Señor Jesús, quien vendrá por segunda vez a la tierra, ya no como un humilde hombre que fue humillado y crucificado, sino como el Rey de reyes, el hijo de Dios todopoderoso que vendrá a gobernar la tierra para siempre. 
Este reino dará inicio luego de finalizada la semana de la profecía, y  es la piedra que cortó la imagen por los pies.
Tomemos en cuenta, que la unión europea tiene un congreso, un tribunal propio, una burocracia y una estructura de control sobre todos los estados miembros.
El Euro se convirtió en moneda oficial el 1 de enero de 2002 y el Franco francés, el marco alemán y otras divisas desaparecieron de la historia. Hay un pasaporte único en esta unión europea, que ya tiene su propio ejército. Además tiene su parlamento en Francia, Estrasburgo y el edificio del parlamento es una  semejanza de la antigua torre de babel.
Recordemos que los babilónicos tenían una sola lengua y  quisieron tener un control sobre toda la población existente y quisieron hacer una torre para llegar al cielo. Debido a eso, Dios confundió sus lenguas para acabar con esa unión.
La unión Europea pretende que todos los habitantes del planeta vuelvan a tener una sola lengua, es la lengua espiritual, es una sola religión. Esa nueva y única religión es el ecumenismo religioso que el papa Francisco promueve con todas sus fuerzas. Ese ecumenismo es la torre falsa que pretende llevarnos al cielo.
Y en la Unión Europea no esconden su propósito, el edificio de su parlamento nos dice claramente que pretenden dominar el mundo entero. Lo dicen en la forma de su edificio y lo dicen en sus logos, en los cuales han puesto la imagen antigua de la torre de Babel y le han agregado una grúa, indicando  con ello, que lo que quedó pendiente en Babel, se terminará con la Unión Europea.
Este Nuevo Orden Mundial afirma la existencia de un plan diseñado con el fin de imponer un gobierno único, con una única religión, controlado por sectores elitistas y plutocráticos a nivel mundial.
Este nuevo orden mundial se inició con 6 países, pero los demás países de la ONU se la han ido uniendo, algunos públicamente y otros lo han hecho de manera solapada sin que los ciudadanos lo sepan, firmando compromisos de adhesión. Los gobiernos han sido obligados a unirse, porque si no lo hacen, no se les concederán créditos a través del banco mundial.
El rompecabezas está casi completo, tenemos a Israel y tenemos el imperio romano renovado ¿Qué  nos  falta?  Nos  falta  el  príncipe: pero no tardará en aparecer, la crisis económica mundial y el crecimiento de armas nucleares, hacen necesario la aparición de este líder para que logre estabilizar la economía mundial, el desarme y la unión religiosa o ecumenismo que divide a los pueblos. 
Este líder mundial es que se conoce como el ANTICRISTO no necesita haber nacido en Roma, lo que  necesita es que él o sus ascendientes hayan nacido en uno de los países que formaron el Imperio romano, podría incluso nacer en Israel.
Algunos dicen que es Obama, otros que es el Papa Francisco, otros que es el Príncipe de Gales. Lo cierto es que no lo sabremos hasta que se firme el pacto de paz con Israel.
Ahora, tome en cuenta, que en julio del 2013, mediante la mediación de Obama, se inició el acuerdo de paz con Israel, el cual, según los términos de Obama, debe ratificarse pronto.
Recordemos que durante casi todo el 2014, Israel estuvo en guerra con Palestina, pero de pronto se llegó a la calma. Esto es así porque hay un pre acuerdo de paz que fue conseguido por la intervención de Obama y el Papa Francisco.
Así como en diciembre 2014 nos sorprendieron con la reanudación de relaciones entre  USA y Cuba, algo que nadie sabía que se estaba gestando, así seremos sorprendidos con la firma pública de paz entre Israel y sus enemigos. Es algo que ya está conversado, que ya está gestado, solamente falta la confirmación,  se está trabajando en los ajustes.  Israel debe ceder en algunos puntos y Palestina en otros, es todo lo que falta.
Es posible, que el pacto permita a Israel reconstruir el Templo de Salomón, a cambio de un desarme nuclear, porque la profecía dice que a  la  mitad de los siete años (Daniel 9:27), el anticristo romperá el pacto y pondrá fin al culto y al sacrificio que se habrá reiniciado en el Templo por los judíos.
Lo que viene después, es un periodo de horror y  destrucción sin precedentes en la historia de  la humanidad, es lo que se conoce como la gran tribulación, que finalizaría con la segunda venida de Cristo, lo que está muy bien detallado en el libro del Apocalipsis.
Jesús dijo: “De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mateo 24:32-35).
Lo que Jesús nos está diciendo es que pongamos los ojos en Israel porque Israel es la higuera y lo que suceda con Israel es la señal de que el final está cerca. El escudo de Israel es un candelabro rodeado por una higuera, lo que nos confirma que Jesús estaba hablando de Israel. La higuera reverdeció y el final está muy cerca, no pasará esta generación dijo Jesús ¿Cuál generación? La generación de la higuera que reverdeció en el año 1948.
Jesús termina de confirmar que Israel es la prueba viviente de que la  biblia es la palabra de Dios porque se ha venido sucediendo todo lo que en ella está escrito ¿Cómo entender que un país más pequeño que Costa Rica no ha podido ser destruido por potencias que lo han atacado durante todos estos años? ¿Cómo es posible que Papas católicos y Adolfo Hitler intentaran acabar con los judíos y no lo lograran? ¿Por qué las grandes potencias la respetan? Solamente hay una respuesta: Israel es una prueba de que la Biblia es la palabra de Dios.








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