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Y en la
Unión Europea no esconden su propósito,
el edificio de su parlamento nos dice claramente que pretenden dominar el mundo
entero. Lo dicen en la forma de su edificio y lo dicen en sus logos, en los
cuales han puesto la imagen antigua de la torre de Babel y le han agregado una
grúa, indicando con ello, que lo que
quedó pendiente en Babel, se terminará con la Unión Europea.
Al igual que muchas personas, yo llegué a dudar
de que la Biblia fuera la palabra de Dios. Cuanto ingresas a la universidad y
llevas cursos de filosofía, te vuelves incrédulo. No en vano la palabra de Dios
dice: “Mirad que nadie os engañe por
medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres,
conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo” (Colosenses 2:8).
Pero la duda desapareció de mi cabeza y de mi
corazón al conocer la historia del pueblo de Israel. Su historia es una prueba
fidedigna de que la Biblia es la Palabra de Dios y de eso les voy a compartir
hoy.
Todo lo que le ha sucedido al pueblo de Israel y
lo que le sucederá está profetizado en la Biblia y todo lo que sucederá con ese
pueblo afecta a TODA la humanidad.
Hace muchos siglos el pueblo de Israel fue
llevado cautivo a Babilonia, entonces Daniel le pidió revelación a Dios acerca
del futuro de su pueblo. Dios le contestó de la siguiente manera:
Daniel
9:24 Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa
ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la
iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía,
y ungir al Santo de los santos.
Dios le hizo ver a Daniel que 70 semanas determinarían el futuro de
Israel. Al final de esas 70 semanas se terminará la prevaricación, se pondría
fin al pecado, se expiaría la iniquidad, se traería la justicia perdurable, se sellaría
la visión y se ungiría al Santo de los Santos. Setenta
semanas de años es el plazo que Dios determinó sobre el pueblo judío para
acabar con sus angustias.
Daniel
9:25 Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar
a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos
semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos.
“Sabe pues
y entiende” le dice Dios a Daniel, que desde la salida de la orden para
reconstruir Jerusalén hasta el Mesías
príncipe deberían pasar “siete semanas” más “sesenta y dos semanas” en tiempos
angustiosos, o sea un total de sesenta y
nueve semanas.
Dios dividió en dos periodos las sesenta y nueve
semanas para informarnos que durante las primeras siete semanas se
reconstruiría el tiemplo.
Lo cierto es que desde el momento en que se
diera la orden para reconstruir el templo hasta el Mesías (Jesucristo),
pasarían sesenta y nueve semanas,
pero no eran semanas de siete días, eran semanas de años, lo sabemos porque la
historia nos lo confirma.
El decreto para la reconstrucción lo emitió el rey Artarjerjes
(Nehemías 2:1-8) en el año 444 A.C., en el mes de Nisán, que es el
primer mes en el calendario Judío y equivale a Marzo/Abril. Según los
entendidos, el decreto se dio el 5 de
marzo del año 444 A.C.
La reconstrucción se inició unos días después de
emitido el decreto y se terminó 49 años después, cumpliéndose lo dicho por Dios
de que la reconstrucción duraría siete semanas.
Pero ¿Qué sucedió 483 años después de firmado
ese decreto? Tomemos en cuenta que en
aquella época los años eran años lunares de 360 días. Si multiplicamos esos 483 años (69 semanas por 360 días que
tiene un año, el resultado es de 173.880 días. De acuerdo con los científicos, esto nos lleva al día 30 de marzo del año 33 d.C. ¿Qué
sucedió ese día? Ese día, nuestro señor Jesucristo entró a Jerusalén, montado
sobre un asno y los judíos lo aclamaron como “el Mesías” (Juan 12:12-16).
Esto nos dice que “Hasta el Mesías príncipe”, de la profecía, no apuntaba ni al
nacimiento ni a la muerte de Jesús, sino al día en que nuestro Señor fue
aclamado por los judíos como su Mesías.
Como podemos ver, la profecía se cumplió ese día
de manera exacta e inequívoca. Al suceder lo profetizado de manera tan cabal,
no podemos sino admitir que la biblia es
la palabra de Dios. Pero hay más…
Daniel
9:26 Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas
no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el
santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán
las devastaciones.
La profecía
continúa diciendo que después de que se cumplieran esos 483 sucedería algo
más. No especifica un tiempo, solamente relata lo que sucedería, dice que: 1)
se le quitaría la vida al Mesías y 2)
y la ciudad y el santuario serían nuevamente destruidos por el pueblo de un
príncipe que ha de venir.
A Jesús le
quitaran la vida, el 3 de abril del año 33 D.C, cuatro días después de que
fue aclamado como el Mesías. Y Jerusalén y el templo fueron destruidos 37 años
después, en el año 70 D.C. cumpliéndose
la profecía de manera exacta ¿Cómo no
creer que la biblia es la palabra de Dios?
Y hay un pequeño detallito, la profecía dice que
esa destrucción sería ocasionada por el pueblo de “un príncipe que ha de venir”; y eso de que ha de venir no habla de
un suceso futuro.
Lo cierto es que Jerusalén y el santuario fueron
destruidos por los romanos, lo que
nos dice que ese príncipe que habrá de venir es romano, o sea que el imperio
romano volverá a resurgir.
La profecía nos dice algo más, que ese príncipe
“tendrá un fin con inundación” y “hasta el fin de la guerra durarán sus
devastaciones”. Lo que nos está revelando es que ese futuro gobernante y
ese futuro imperio ocasionarán la guerra con Israel y serán devastadores, pero
al final ellos también serán devastados.
Daniel
9:27 Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana
hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las
abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que
está determinado se derrame sobre el desolador.
La profecía no se queda allí, la profecía habla
de una semana más, o sea de siete años
más en los cuales se firmará la paz con Israel y a la mitad de esos siete años
se hará cesar el sacrificio y la ofrenda.
Esos siete años no son un suceso pasado sino un suceso futuro, ya que se habla de firmar la paz con Israel ¿Porqué con
Israel? Porque la profecía viene hablando del futuro de Israel, este pueblo es
el protagonista.
Resulta que Israel desapareció del mapa en el
año 70 tal y como estaba profetizado y
en ese año fue destruido el templo, el cual a la fecha no ha sido reconstruido,
y no puede haber sacrificio y ofrenda si no hay templo y no puede haber firma
de paz si no hay un país con el nombre de Israel. Definitivamente la profecía
está hablando de un suceso futuro.
La aparición de ese gobernante romano que
confirmará un pacto con Israel es lo que dará inicio a esa semana de la profecía, y es de lo que
habla con detalle el apóstol Juan en el libro de Apocalipsis. El jinete del
caballo blanco que se presenta como un pacifista (Apocalipsis 6:2) no es otro sino ese príncipe que ha de venir.
De acuerdo a la profecía “ese príncipe” intermediará para que los enemigos de Israel
confirmen un pacto de siete años de paz con ese país. Ese pacto permitirá que
Israel reconstruya el templo e inicie los sacrificios sacerdotales. Sin embargo, dice la profecía que a la
mitad de esos siete años este príncipe romperá el pacto y hará cesar el
sacrificio. Y serán muchas las abominaciones que plantará hasta que él mismo
sea desolado.
La profecía de esta semana es futura porque la profecía es sobre
Israel y como ya lo dijimos, este pueblo había dejado de existir como nación en
el año 70 después de Cristo, año en que sus habitantes fueron esparcidos por el
mundo. Por lo tanto no se podía firmar ninguna paz con un país inexistente.
No fue sino hasta el 18 de mayo
de 1948, luego del
holocausto nazi, que las Naciones Unidas
declararon a Israel como nación y le
otorgaron parte de Palestina como territorio.
Note usted que la biblia tiene que ser la
palabra de Dios porque todo se ha cumplido y se viene cumpliendo con increíble
exactitud.
En el año 1948 renació
Israel y la profecía de los siete años puede dar inicio en cualquier
momento, específicamente “cuando se firme
ese anunciado pacto de paz” ¿Qué lo detiene? Israel ya existe, pero se
necesita al príncipe intermediario,
y para que exista el príncipe, se necesita un imperio para ese príncipe.
El imperio
también existe, es el imperio romano renovado, que no se hace llamar
imperio pero lo es de manera solapada, no se le llama imperio romano, se le
llama “nuevo orden mundial”.
Este imperio romano tiene dos historias: 1) La historia pasada que hace referencia al
imperio romano que gobernó el mundo del
año 100 antes de Cristo al año 476 después de
Cristo, el mismo que destruyó
la ciudad santa y el santuario en el año 70 después de Cristo. Y 2) La historia futura, que hace referencia al resurgimiento de este
imperio a partir del año 1957 con el nombre de la UNION EUROPEA.
Recordemos que imperio romano abarcó muchos
países pero su domicilio fue Roma. De igual manera, este imperio renovado,
aunque esté compuesto de muchos países, tiene su origen en Roma. Fue mediante
el “tratado de Roma” que resurgió
este imperio y lo hizo bajo el nombre de “la Unión Europea” ¿Le parece casual que se llame “tratado de Roma”?
Se inició con 6 países y luego se unieron otros países hasta llegar a 10 países en el
año 1981. Con el tiempo, se han ido uniendo más países, hasta sumar 28, y hoy
en día hay otros países tratando de unirse a este gran imperio.
En la actualidad
la Unión Europea abarca el
territorio que ocupaba el antiguo imperio romano y un poco más.
Para confirmar las cosas, la Biblia también nos cuenta que el Rey Nabucodonosor tuvo un sueño y que
fue precisamente el
profeta Daniel el único
en todo el imperio babilónico que pudo descifrar el sueño
porque Dios se lo reveló.
Este rey vio una gran estatua con la imagen de un hombre, cuya cabeza
era de oro; sus brazos y pecho de
plata; su vientre y muslos de bronce;
sus piernas de hierro y una parte de sus pies de hierro y la otra
de barro.
Mientras la imagen seguía en pie, se desprendió
una piedra de un monte e hirió a la imagen en los pies, entonces la imagen se
desmenuzó y se la llevó el viento. Entonces, la piedra que hirió a la imagen se
hizo un gran monte que llenó toda la tierra. (Daniel 2:31-35). Daniel explica el significado del sueño de la
siguiente manera:
Daniel
2:37 Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino,
poder, fuerza y majestad. 2:38 Y dondequiera que habitan hijos de hombres,
bestias del campo y aves del cielo, él los ha entregado en tu mano, y te ha
dado el dominio sobre todo; tú eres aquella cabeza de oro.
Daniel explica que la gran imagen simboliza a
cuatro imperios. El primer imperio está representado por la cabeza de oro y es
el imperio babilónico de Nabucodonosor.
Daniel le dice “tú eres esa cabeza”. Debemos subrayar que no es casualidad que la cabeza sea de oro, porque este imperio
se destacó por cobrar los impuestos en
oro.
Daniel
2:39 Y después de ti se levantará otro reino inferior al tuyo; y luego un
tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la tierra.
Lo que relata la historia coincide perfectamente
con la profecía. El segundo imperio, el de la plata que siguió al imperio
babilónico, fue el imperio medo persa.
Cabe notar que este imperio se destacó por cobrar los tributos en plata y no en oro como en el imperio babilónico, de
allí que sea simbolizado por la plata ¿Casualidad?
Claro que no, una prueba más de que la biblia es la palabra de Dios.
Y la historia sigue dándole la razón a la
palabra de Dios. El tercer imperio, el
de bronce, fue el imperio griego de Alejandro
Magno. Este imperio es simbolizado
por el bronce porque este fue el material por excelencia que emplearon los
griegos. De bronce eran sus instrumentos musicales, sus carruajes, sus vasijas,
sus herramientas de trabajo, las puertas, sus armas de guerra, las estatuas,
los utensilios de cocina, las armaduras, los muebles y accesorios.
Daniel
2:40 Y el cuarto reino será fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y
rompe todas las cosas, desmenuzará y quebrantará todo.
Y la historia vuelve a darle la razón a la
palabra de Dios. El cuarto imperio, el
de hierro, fue el imperio romano.
Ningún imperio se mantuvo tanto en el poder como el romano. Todos sucumbían
a sus tropas y su fuerza fue temida en buena parte de Asia y Europa
durante cientos de años. Este férreo imperio que fuera considerado invencible
durante tantos siglos es identificado con
la durabilidad del hierro.
Además del hierro, no es coincidencia que sean las piernas de la estatua la que
lo representen, porque el ejército romano fue famoso por sus caminatas, es el
imperio que más caminatas ha realizado en toda la historia.
Además, en el año 395 D.C. el emperador Teodosio decidió repartir el imperio entre
sus dos hijos, Arcadio y Honorio, razón por la cual el Imperio Romano se dividió en dos partes: El Imperio
Romano de Oriente y el Imperio Romano de Occidente: las dos piernas de la imagen. Como vemos lo profetizado
coincidió exactamente con la historia ¿Qué más dice la profecía?
Daniel
2:41 Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de
alfarero y en parte de hierro, será un reino dividido; mas habrá en él algo de
la fuerza del hierro, así como viste hierro mezclado con barro cocido. 2:42 Y
por ser los dedos de los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido, el
reino será en parte fuerte, y en parte frágil. 2:43 Así como viste el hierro
mezclado con barro, se mezclarán por medio de alianzas humanas; pero no se
unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro. 2:44 Y en
los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás
destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a
todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre.
La profecía habla enseguida de los pies de la estatua. Si bien es
cierto, las piernas hacen referencia a la
historia pasada del imperio romano, los
pies se refieren a la historia futura
de ese imperio en aquel momento.
Mientras que las piernas son de puro hierro, los
pies son una mezcla de barro cocido y de hierro. Esto es así porque el hierro simboliza la
fortaleza de Roma, mientras que el barro cocido simboliza a países débiles, que se mezclaron con Roma.
Esa debilidad hizo que el imperio romano se
dividiera, lo que sucedió en el año 476
D.C. En ese entonces, los bárbaros atacaron el imperio romano hasta dividirlo
en diez reinos: 1) los alemanes (Alemania), 2)
los francos (Francia), 3) los
burgundios (Suiza), 4) los suevos
(Portugal), 5) los vándalos
(África), 6) los visigodos (España), 7) los sajones (Gran Bretaña), 8) los lombardos (Italia), 9) los ostrogodos (Italia) y 10) los hérulos (Italia). Diez pueblos
como diez dedos son los dedos de los pies.
Daniel
7:23 Dijo así: La cuarta bestia será un cuarto reino en la tierra, el cual será
diferente de todos los otros reinos, y a toda la tierra devorará, trillará y
despedazará. 7:24 Y los diez cuernos significan que de aquel reino se
levantarán diez reyes; y tras ellos se levantará otro, el cual será diferente
de los primeros, y a tres reyes derribará.
Daniel tuvo otro sueño, en el mismo vio cuatro bestias que simbolizan los
cuatro imperios de la estatua del sueño de Nabucodonosor. Y la cuarta bestia es el imperio romano.
Este imperio renace de los 10 “cuernos” o
reinos en que antiguamente fue dividido el imperio romano.
Se nos dice que uno de esos diez reinos derriba
a tres para ser uno. Esto ya sucedió: el emperador Justiniano se unió al Papa, dando
origen a un nuevo poder, que era diferente de los otros reinos; era el "césaro papista". De esta manera,
el ejército de Justiniano, en cooperación con el papa, vencieron primero a los Hérulos, en 439 D.C., luego a los Vándalos en 533-534 D.C., y finalmente
a los Ostrogodos, en 538 D.C. para
convertirse en un solo reino: la Italia
de hoy. Como vemos, la historia confirma que la biblia es la palabra de
Dios.
La profecía nos revela, que estos antiguos 10 reinos
se aliarían futuramente para tener un
imperio dominante. Eso ya sucedió, esos
siete países ya se mezclaron para
conformar la Unión Europea.
Daniel
2:44 Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no
será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y
consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre.
En el sueño de Nabucodonosor, se menciona un
último reino que jamás será destruido,
un reino que permanecerá para siempre, ese reino es el reino de nuestro Señor Jesús, quien vendrá por segunda vez a la
tierra, ya no como un humilde hombre que fue humillado y crucificado, sino como
el Rey de reyes, el hijo de Dios todopoderoso que vendrá a gobernar la tierra
para siempre.
Este reino dará inicio luego de finalizada la
semana de la profecía, y es la piedra que cortó la imagen por los
pies.
Tomemos en cuenta, que la unión europea tiene un
congreso, un tribunal propio, una burocracia y una estructura de control sobre
todos los estados miembros.
El Euro se convirtió en moneda
oficial el 1 de enero de 2002 y el Franco francés, el marco alemán y otras
divisas desaparecieron de la historia. Hay un pasaporte único en esta unión
europea, que ya tiene su propio ejército. Además tiene su parlamento en
Francia, Estrasburgo y el edificio del parlamento es una semejanza de la antigua torre de babel.
Recordemos que los babilónicos tenían una sola
lengua y quisieron tener un control
sobre toda la población existente y quisieron hacer una torre para llegar al cielo. Debido a eso, Dios confundió sus
lenguas para acabar con esa unión.
La unión
Europea pretende que todos los habitantes del planeta vuelvan a tener una sola lengua, es la lengua
espiritual, es una sola religión. Esa nueva y única religión es el ecumenismo religioso que el papa
Francisco promueve con todas sus fuerzas. Ese ecumenismo es la torre falsa que
pretende llevarnos al cielo.
Este Nuevo Orden Mundial afirma la existencia de
un plan diseñado con el fin de imponer un
gobierno único, con una única religión, controlado por sectores elitistas y
plutocráticos a nivel mundial.
Este nuevo orden mundial se inició con 6 países,
pero los demás países de la ONU se la han ido uniendo, algunos públicamente y
otros lo han hecho de manera solapada sin que los ciudadanos lo sepan, firmando
compromisos de adhesión. Los gobiernos han sido obligados a unirse, porque si
no lo hacen, no se les concederán créditos a través del banco mundial.
El rompecabezas está casi completo, tenemos a
Israel y tenemos el imperio romano renovado ¿Qué nos
falta? Nos falta el
príncipe: pero no tardará en aparecer, la crisis económica mundial y
el crecimiento de armas nucleares, hacen necesario la aparición de este líder
para que logre estabilizar la economía mundial, el desarme y la unión religiosa
o ecumenismo que divide a los pueblos.
Este líder mundial es que se conoce como el ANTICRISTO no necesita haber nacido en
Roma, lo que necesita es que él o sus
ascendientes hayan nacido en uno de los países que formaron el Imperio romano,
podría incluso nacer en Israel.
Algunos dicen que es Obama, otros que es el Papa
Francisco, otros que es el Príncipe de Gales. Lo cierto es que no lo sabremos
hasta que se firme el pacto de paz con Israel.
Ahora, tome en cuenta, que en julio del 2013, mediante la mediación
de Obama, se inició el acuerdo de paz con Israel, el cual, según los términos
de Obama, debe ratificarse pronto.
Recordemos que durante casi todo el 2014, Israel
estuvo en guerra con Palestina, pero de pronto se llegó a la calma. Esto es así
porque hay un pre acuerdo de paz que fue conseguido por la intervención de
Obama y el Papa Francisco.
Así como en diciembre 2014 nos sorprendieron con
la reanudación de relaciones entre USA y
Cuba, algo que nadie sabía que se estaba gestando, así seremos sorprendidos con
la firma pública de paz entre Israel y sus enemigos. Es algo que ya está conversado,
que ya está gestado, solamente falta la
confirmación, se está trabajando en
los ajustes. Israel debe ceder en
algunos puntos y Palestina en otros, es todo lo que falta.
Es posible, que el pacto permita a Israel
reconstruir el Templo de Salomón, a cambio de un desarme nuclear, porque la
profecía dice que a la mitad de los siete años (Daniel 9:27), el anticristo romperá el pacto y pondrá fin al culto
y al sacrificio que se habrá reiniciado en el Templo por los judíos.
Lo que viene después, es un periodo de horror
y destrucción sin precedentes en la
historia de la humanidad, es lo que se
conoce como la gran tribulación, que
finalizaría con la segunda venida de Cristo, lo que está muy bien detallado en
el libro del Apocalipsis.
Jesús dijo: “De
la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las
hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis
todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. De cierto os digo,
que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. El cielo y la
tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mateo 24:32-35).
Lo que Jesús nos está diciendo es que pongamos
los ojos en Israel porque Israel es la
higuera y lo que suceda con Israel es la señal de que el final está cerca. El
escudo de Israel es un candelabro rodeado por una higuera, lo que nos confirma
que Jesús estaba hablando de Israel. La higuera reverdeció y el final está muy
cerca, no pasará esta generación dijo Jesús ¿Cuál generación? La generación de la higuera que reverdeció en el
año 1948.
Jesús termina de confirmar que Israel es la
prueba viviente de que la biblia es la
palabra de Dios porque se ha venido sucediendo todo lo que en ella está escrito
¿Cómo entender que un país más pequeño que Costa Rica no ha podido ser
destruido por potencias que lo han atacado durante todos estos años? ¿Cómo es
posible que Papas católicos y Adolfo Hitler intentaran acabar con los judíos y
no lo lograran? ¿Por qué las grandes potencias la respetan? Solamente hay una
respuesta: Israel es una prueba de que
la Biblia es la palabra de Dios.
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